27 agosto, 2015

Estatismo: la religión más peligrosa.

Statism: The Most Dangerous Religion





Larken Rose. 

Dicho de manera breve y simple, estatista es alguien que cree en el Estado. Es alguien que quiere un Gobierno. Gobierno: es el ejercicio de la Autoridad sobre un pueblo o lugar, y eso es, básicamente, el "derecho a gobernar". No es sólo la capacidad para controlar a otras personas, pues la mayoría de la gente posee de una manera u otra esa capacidad. Es el derecho, la idea de que ciertas personas están legitimadas para controlar a otras por la fuerza. La creencia en el Gobierno es pura fe, creencia adoctrinada, que en realidad no tiene sentido alguno en términos prácticos, ni en evidencia o lógica.



Durante años pensé que era una excelente analogía comparar Gobierno y religión, finalmente me di cuenta que no era una analogía: ES UNA RELIGIÓN, en todos los sentidos. Deidad-gobernante sobrehumana, el Gobierno posee derechos que no tienen los gobernados. No está restringido por normas aplicables al común de los mortales. Emite mandamientos, y si los desobedeces eres un pecador y mereces ser castigado.

Los fieles, los verdaderos creyentes, tienen gran fe en estos rituales estrafalarios llamados Elecciones, Legislaciones y Nombramientos, y algunos de ellos se disfrazan y dicen: "Ahora, represento al Gobierno. Sé que tengo aspecto de persona, pero no sólo tengo los derechos de una persona, porque yo represento a la mágica deidad llamada Gobierno y, por tanto, se me permite exigirte tu dinero y mangonearte y violentarte si me desobedeces, porque estoy actuando en nombre del Gobierno y el Gobierno tiene mandamientos llamados leyes, y estas leyes no sólo son amenazas para los humanos, son decretos de algo sobrehumano. Así que, todos vosotros, gente común de ahí fuera, deberéis inclinaros ante esta deidad. Si queréis un Mundo ordenado, a esto habéis de rezarle. He aquí que os proporcionamos ciertos rituales e instrucciones de cuándo y cómo realizarlos. Rezar al 'dios' para que convierta el Mundo en lo que queréis que sea y para que os salve de todas las incertidumbres de la realidad".



La doctrina enseñada a la gente es simplemente absurda, ejemplo de ello es el “Consentimiento de los Gobernados", pues no existe tal cosa. Si es consentimiento, es voluntario; si es gobernado, no es consentido. La excusa dada es: “Nosotros tenemos el derecho a gobernaros porque vosotros decidisteis que así lo hiciéramos, incluso si no nos votasteis, e incluso si os oponéis a todo cuanto os hacemos”. En fin, ellos "nos representan". ¿Nos representan? ¿Haciendo cuanto nosotros no tenemos derecho a hacer y mangoneándonos y robándonos la vida y la hacienda? Estoy seguro de que, si acudiese a mi vecino y lo mangoneara y le quitara el dinero diciéndole "Te represento!", éste me diría –"¡Qué! ¿Que estupidez me estás diciendo?"

Un claro indicativo de que la creencia en el Gobierno es una cuestión de creencia religiosa, de fe ciega, es la manera en que responde la gente ante una sencilla línea de cuestionamiento:
–¿Puedes otorgarle a otro un derecho que tú no tienes?
Todos contestarán; Por supuesto que no.
¿Y tú y tu colega, podéis ambos otorgarle a un tercero un derecho del que ambos carecéis?
Pues no.
Sólo hacen falta un par de planteamientos más para llegar a... ¿Cómo puede el Congreso tener derechos que tú no tienes? 
Su reacción se vuelve entonces emocional, tornándose iracundos o poniéndose a la defensiva o huyendo. No llegaron a esta creencia mediante razonamiento, evidencias o lógica, llegaron a ella por tener una fe ciega insertada en sus cabezas desde antes incluso de que pudieran hablar. Es simplemente algo en lo que fueron enseñados a creer, a saber: que existe esta entidad llamada "Autoridad", la cual se permite hacer cosas que al común de los humanos no se les permite, y a la cual la gente tiene la obligación de obedecer.



La mayoría de la gente siente literalmente agobio físico y miedo ante la idea de desobedecer a alguien con “Autoridad”, no pueden decir "No, eso yo no lo hago," porque va en contra de sus muchos años de "programación y adoctrinamiento", aleccionados como han sido para creer que si obedeces eres bueno y si no lo haces eres malo, ese es el mensaje que transmite principalmente la escuela, y ese mensaje es machaconamente introducido en las tiernas cabezas de la gente.

En fin, toda esa bazofia de la aprobación y desaprobación que se aprende en la escuela, "si haces lo que se te dice obtendrás aprobación y recompensa, pero si no lo haces, tendrás desdén y condena". Quienes están "al mando" se asegurarán de que todos sepan lo mala persona que eres porque no hiciste lo que se te mandó.


La creencia en la Autoridad dirige todo y a todos, buenos, malos y medianos, a hacer y justificar cosas que de otro modo no harían. Incluyendo, por supuesto, a la policía, porque la policía cree real y verdaderamente que tiene el derecho a hacer cosas que tú y yo no tenemos derecho a hacer. La única razón por la que la mayoría de ellos hace lo que hace es debido a que creen en la "Autoridad" y porque realmente creen que la legislación les da una “exención moral”, pero cuando hacen algo criminal y alguien les dice: "Eh, eso que haces no está bien", contestan: "Yo no hago la ley, sólo la hago cumplir. Yo no soy responsable de mis acciones, sólo soy una herramienta de algo extraño en algún lugar llamado Gobierno. No me puedes culpar a mí por lo que yo hago personalmente porque realmente no lo estoy haciendo yo.”

Tan demencial como suena, eso es lo que dice la mayoría cuando alguien les advierte de que lo que hacen está mal. No está bien encerrar a alguien por fumar marihuana. No está bien echar por la fuerza de sus casas a personas indefensas en nombre de los bancos. No, no están bien todas esas maneras, en fin, con las que "las fuerzas del orden" actúan violentamente contra la gente. Pero si les planteas el tema te hablan literalmente como si no fueran ellos los que así proceden. La causa de dicha actitud es que fueron aleccionados junto a todos los demás en la falacia de la Autoridad, del Gobierno y de la ley. "Eres sólo una herramienta de esa cosa llamada ‘ley’, eso hace que tengas derechos que los demás no tienen, por ello no has de sentirte mal por agredir físicamente a la gente, porque la ley certifica que está bien".
Realmente, decir que tú tienes derechos que los demás no tienen es tan sólo una vil coartada, un permiso para ignorar tu conciencia.



¡No!, no tienes derecho a decirles a los demás cuales han de ser sus hábitos ni cómo han de vivir. No tienes derecho a extorsionar a la gente por tu cuenta, pero si perteneces a las "fuerzas del orden", entonces no sólo está bien, sino que es incluso noble y grandioso ir por ahí asaltando y mangoneando a la gente. Ese es el mayor peligro de la creencia en la Autoridad, que induce a gente común a hacer o a justificar cosas repugnantes y violentas porque, piensan, "si el Gobierno y la Autoridad lo hacen, está bien". Son educados e inducidos por sus padres, por la escuela, por el Gobierno, por la cultura, por todos los mensajes autoritarios incorporados en todo, a creer que la obediencia es una virtud. Erigid una cultura que induzca a pensar así y surgirá un sombrío psicópata en lo alto ordenando cosas insensatas y gente respondiendo “debo acatar órdenes, debo obedecer la ley, debo hacer lo que se me manda porque es una virtud”, y entonces se pondrán en marcha y harán cosas terribles.

No temo a los Maos, ni a los Stalins ni a los Hitlers. Temo a los millones de personas que, alucinadas por la Autoridad, se baten por ellos, pagan por sus imperios y ejecutan sus órdenes.


Me da igual que haya un pirado con un estúpido bigote. Él no es una amenaza siempre y cuando la gente no crea en la Autoridad. Algunos arguyen que habría que confiar en todo el mundo si no se quiere Gobierno, pero eso no es para nada cierto. Yo no confío en todo el mundo, pero sí en que la gente pueda dirigir sus propias vidas, ¿porqué diablos habría confiar en quienes propician que otros dirijan las suyas, la mía y las de los demás?
Esta idea se resume en lo siguiente:
-No confío en la gente.
-La gente es indigna de confianza.
-La gente es impredecible.
Por lo tanto mi solución es elegir a algunas de esas personas (de las más indignas de confianza que existen), y darles permiso para controlarnos a todos coactivamente, eso nos protegerá de la confianza indigna del resto de la humanidad. 
Vale, tanto te aterra la gente y tan agradecido estás al Gobierno... Pero, déjame preguntarte: ¿Quien te expolia fuerza y amenaza más, las personas comunes o los agentes de la Autoridad? ¿Cuantos asesinatos son cometidos por gente común, comparado con cuantos son cometidos por quienes actúan en nombre de la Autoridad? La cifra ni siquiera se aproxima. El número de crímenes cometidos en nombre de las fuerzas del orden, de Gobiernos y  de la Autoridad, empequeñece por completo al "crimen común", incluso el número de victimas causadas por los Gobiernos en otros países es muy inferior a las víctimas causadas a sus propias poblaciónes. En los últimos 100 años, más de 270 millones de seres humanos han sido asesinados por sus propios Gobiernos,  ello sin contar la guerra.

Esa gente instalada en el Poder no tiene derecho a gobernar. Sus amenazas no son leyes, son sólo amenazas. Sus exigencias no son impuestos, son sólo extorsión. Si para muchos esto es percibido como una herejía, es porque lo es. Es una herejía contra el dios llamado Gobierno.
Hay esperanza porque nadie que comprenda por qué la Autoridad es intrínsecamente fraudulenta se va a despertar un buen día diciendo: "Creo que debería hacer todo cuanto los políticos digan".

La humanidad no estaba destinada a ser una especie domesticada propiedad de una clase gobernante, y la mentira no se impondrá a la evidencia por siempre.

4 comentarios :

  1. Malditos limonistas! Por más trenzas y 14 años que tengan si están haciendo algo ilegal hay que detenerles y encerrarles. Como indica el vídeo todo es una cuestión de legitimidad.
    La pregunta es, si no hay estado qué proponene? En esto se queda el cojo el post.
    Muchos anarcocapitalistas=ultraliberales aprovechan el discurso antiestatista para hacer el agosto, lo que en su jerga se conoce por no pagar impuestos ni atenerse a regulaciones. La libertad sin socialismo es abuso. El abuso de las armas, los ranchos y los ejércitos privados al estilo cárteles mejicanos. Creo que lo que no se enfoque en una dirección confederalista irá en la mala dirección.
    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si el autor será o no limonista, es muy posible, y tienes toda la razón respecto a la evidente "cojera" de su discurso, así como en señalar que "la libertad sin socialismo es abuso". Sin embargo, también es evidente que ese abuso ya se está produciendo, que la diferencia entre las fuerzas armadas estatales y las privadas es ya prácticamente inexistente, y que son los cárteles, más o menos "institucionalizados" (como el de la industria bélica norteamericana, por ejemplo), los que finalmente determinan las políticas de los Estados. Ahí tenemos al OPUS o a la Iglesia misma -cárteles por más legalizados que estén- influyendo de manera decisiva en las cuestiones de Estado. En esto, al parecer, también hay clases, y mientras Pablo Escobar es considerado un peligroso delincuente, Donald Rumsfeld es recibido con honores por los gobiernos de todos los países. Escobar es un "pobre" advenedizo, Rumsfeld un hombre de Estado.

      Del discurso de Rose me ha parecido interesante su radical cuestionamiento del Estado y de la Autoridad (que no de la "autoridad" que cada cual pueda tener en lo que respecta a sus conocimientos), cosa poco usual en un país de exacerbado nacionalismo y en el que muy pocos cuestionan la Autoridad del Estado. Más allá de ello, no me parece que sea el paradigma de los paradigmas, ni mucho menos.

      Salud!

      (Por cierto, accedí a este vídeo a través de "Average America", suscriptor de Tarcoteca Counterinfo)

      Eliminar
  2. De libro, yo creo que más importante que el socialismo, es la destrucción del capitalismo, sin capital no hay estado moderno y sin estado moderno ya se organizaría la gente de otras muchas formas.

    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego, mientras el capitalismo impere no hay socialismo que valga. De modo que hay que atacar todas sus estructuras, empezando por el Estado, que su columna vertebral.

      Salud!

      Eliminar