29 junio, 2020

Chicho Sánchez Ferlosio - Canción de soldados (1964)





Dicen que la patria es
un fusil y una bandera.
Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.

Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra
mientras aquí nos enseñan
cómo se mata en la guerra.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Nos preparan a la lucha
en contra de los obreros
mal rayo me parta a mí
si ataco a mis compañeros.

La guerra que tanto temen
no viene del extranjero;
son luchas de proletarios
como los bravos mineros.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Cuando muere un general
lo llevan sobre un armón,
al que se mata en la mina
lo entierra el mismo carbón.

Al que se mata en la mina
lo llevan dos compañeros,
dolor de carbón de piedra,
luto de bravos mineros.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Si mi hermano se levanta
estando yo en el cuartel
cojo el fusil y la manta
y me echo al monte con él.

Oficiales, oficiales,
tenéis mucha valentía
veremos si sois valientes
cuando llegue nuestro día.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan al pueblo en sus manos.

Ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro, que no,
ay, que yo no tiro contra mis hermanos.
Ay, que yo tiraba, que sí,
ay, que yo tiraba, que sí,
contra los que ahogan a España en sus manos.

Chile. Bachelet contra las cuerdas frente a una mujer en Ginebra que le pregunta qué va a hacer por los presos mapuche



«Cuando yo puedo…cuando tengo tiempo, me meto a ver «El Mercurio» y no aparece nada de esto... porque yo veo los diarios chilenos, no tengo otra fuente de información»… Michelle Bachelet en Ginebra, sobre la extensa huelga de hambre que demanda la libertad de los prisioneros políticos Mapuche.


Michelle #Bachelet, fue presidenta de #Chile en dos periodos, dentro de los cuales fueron asesinados varios Mapuche, como Matías Catrileo, Jaime mendoza Collío, obreros como Rodrigo Cisternas y Nelson Quichillao, en manos de las fuerzas represivas del Estado, a estos asesinatos se suma el crimen impune de Macarena Valdés a manos del sicariato empresarial y la fallida operación de «inteligencia» de la «operación huracán», que resultó ser un burdo montaje del gobierno, la policía y la justicia, para encarcelar a dirigentes Mapuche. Hoy Bachelet está en el cargo de Alta comisionada para los #derechoshumanos en la ONU y no «sabe» de las graves violaciones a los derechos humanos que se cometen en Chile, porque «no aparecen» en los diarios, que son su «fuente», cuando en el mundo entero circulan noticias que la desmienten.


20 junio, 2020

Toitico Bien Empacao — Katie James





¿Qué tal su café?, ¿cómo estuvo su agua e' panela?
Qué buenas arepas las que prepara doña Rubiela
¿Qué tal el ajiaco, con el frío de la mañana?
Y el sabor de la papa que traje fresquita allí e' la sabana.

Discúlpeme, si interrumpo su desayuno,
pa' salir de las dudas es el momento más oportuno.
Dígame usted, si conoce la molienda,
¿o el azúcar es solo una bolsa que le compran en la tienda?

Y cuénteme, ¿qué sabe de su tierra?
Cuénteme, ¿qué sabe de su abuela?
Cuénteme, ¿qué sabe del maíz?
¿O acaso ha olvidado sus antepasados y su raíz?

Dibújeme el árbol del cacao,
mientras se toma ese chocolate con pan tosta'o.
Dígame su mercé, ¿qué sabe del azadón?
ese es el que le trae a usted la sopita hasta el cucharón.

Y cuénteme, ¿qué sabe de su tierra?
Cuénteme, ¿qué sabe de su abuela?
Cuénteme, ¿qué sabe del maíz?
¿O acaso ha olvidado sus antepasados y su raíz?

Venga, le cuento los cuentos del huerto y de la malanga,
la yuca, la yota, los chontaduros, la quinua, las habas y la guatila.
Le tengo el guandú, las arracachas y la calabaza,
le traigo guineos, también chachafrutos y unas papitas en la mochila.

Ay, perdón señor, por ser yo tan imprudente.
Es que a veces me llegan estos pensamientos irreverentes.
¿Pa' qué va usted querer saber sobre el ara'o?

Si allí en la esquina lo encuentra toitico bien empaca'o.


19 junio, 2020

Racismo y antirracismo para manipular‎ ————— Thierry Meyssan



RED VOLTAIRE - Damasco (Siria) – 16/06/2020

Las ideologías del antirracismo y del racismo se articulan alrededor de una misma falacia, ‎según la cual los humanos se dividen en razas diferentes que no pueden procrear ‎en común sin verse afectadas por problemas de salud. La estupidez de tal afirmación ‎salta a la vista. Pero al ser interrogados al respecto, los defensores de ambas tendencias ‎sostienen que sólo pueden hablar en sentido figurado… antes de caer de nuevo en su ‎interpretación racial de la humanidad y de su historia. Desplegando una pasión muy ‎similar, racistas y antirracistas han servido los intereses de las potencias dominantes. ‎

Las comunidades humanas tienden generalmente a sobreestimar su propio modo de vida y a ‎desconfiar del modo de vida de otras comunidades. Para mantener la cohesión de su grupo, ‎algunos miembros de las comunidades –cualquiera que sea esta– tienden, como reflejo, a ‎rechazar a los nuevos elementos que llegan del exterior. A veces, después de conocerlos mejor, ‎acaban entendiendo que los recién llegados son personas similares a ellos mismos y eso hace ‎disminuir las tensiones. ‎

Lo anterior es la descripción de un mecanismo etnológico. Pero en los siglos XIX y XX ‎se agregaron a ese mecanismo dos ideologías o tendencias: el racismo y el antirracismo. En el ‎contexto del imperialismo británico y del desarrollo de la biología y de la genética, esas teorías ‎permitían justificar la jerarquía de una población sobre otra o la igualdad de derechos entre ‎poblaciones diferentes.‎
El investigador francés Alexis Carrel, premio Nobel de medicina en 1912, ‎investigador de la Fundación Rockefeller y simpatizante de Hitler y del colaboracionista francés ‎Philippe Petain, opinaba que era conveniente eliminar las minorías étnicas, las personas con ‎problemas mentales y los criminales que se mostraban peligrosos. ‎

El racismo científico
Invocando las teorías de Charles Darwin (1809-1882) sobre la evolución de las especies, otro ‎británico, Herbert Spencer (1820-1903), planteó la existencia de razas humanas diferentes y afirmó ‎que la selección natural había llevado a la superioridad de los blancos. Era el inicio del ‎‎«darwinismo social». Un primo de Darwin, Francis Galton (1822-1911), estableció una serie de ‎comparaciones entre las razas y vinculó la tasa de fecundidad de las mujeres a la degeneración de ‎los individuos, lo cual le permitió “demostrar” la superioridad de los blancos sobre los individuos ‎con otros colores de piel… de paso también “demostró” la superioridad de los ricos sobre ‎los pobres. ‎

Un «consenso científico» estableció como premisa que de los contactos sexuales entre razas ‎diferentes nacían individuos con numerosos problemas o limitaciones. Por consiguiente, era ‎indispensable prohibir las relaciones sexuales entre individuos de razas diferentes, tan ‎indispensable como prohibir el incesto, en aras de preservar cada raza. Eso era el «eugenismo». ‎La aplicación de ese principio resultó ser extremadamente compleja ya que, sin importar cómo ‎se defina cada raza, no existen individuos racialmente “puros”, por consiguiente cada ‎situación está sujeta a discusión. En Estados Unidos, esa lógica llevó no sólo a la oposición a la ‎formación de parejas interraciales entre descendientes de europeos, miembros de los pueblos ‎originarios (los mal llamados «indios» o «pieles rojas»), negros y chinos sino incluso a ‎privilegiar a los blancos anglosajones por sobre los blancos no anglosajones (italianos, polacos, ‎serbios, griegos, etc.), lo cual se puso de manifiesto en la Immigration Act que estuvo en vigor ‎en Estados Unidos desde 1924 hasta 1965.‎

Por su parte, el Instituto Kaiser Wilhelm “demostró” que la preservación de la raza exigía no sólo ‎no reproducirse con individuos de razas diferentes sino que también había que abstenerse de toda ‎relación sexual de tipo interracial, aunque no se llegara a la reproducción. Supuestamente, aun en ‎el caso de la penetración anal, los genes de cada individuo se mezclan con los del otro, lo cual ‎‎“justificó” que los nazis prohibieran la homosexualidad. ‎

Hubo que esperar hasta la caída del nazismo y el inicio de la descolonización para que apareciera ‎un nuevo «consenso científico» y se tomara conciencia de la increíble diversidad existente en ‎cada una de las supuestas razas. Lo que tenemos en común con individuos de una raza ‎supuestamente diferente a la nuestra es mucho más importante que lo que nos diferencia de ‎individuos de nuestra misma raza supuesta. ‎

En julio de 1950, la UNESCO echó abajo las tesis del «darwinismo social» y del «eugenismo». ‎Simplemente, la humanidad surgió de varias razas diferentes de homo sapiens prehistóricos pero ‎se constituye de una sola raza cuyos individuos pueden reproducirse sin ningún peligro. ‎Por supuesto, no había que ser científico para darse cuenta de eso, pero las ideologías del ‎imperialismo y el colonialismo habían nublado temporalmente la claridad de los «sabios». ‎
A pesar de lo que todo el mundo cree saber, la abolición de la esclavitud ‎en Estados Unidos no fue un logro de los movimientos abolicionistas. Resultó del hecho que ‎los dos bandos enfrentados en la Guerra de Secesión necesitaban más soldados. Más tarde, ‎lo que puso fin a la segregación racial en Estados Unidos no fue la meritoria lucha de Martin ‎Luther King sino la urgente necesidad que tenía el Pentágono de enviar soldados a la guerra ‎contra Vietnam. Y el FBI no asesinó a Martin Luther King por su lucha en pro de los derechos ‎civiles sino porque el líder negro se oponía a aquella guerra. ‎

El racismo jurídico
Mientras los científicos recuperaban su unidad, los juristas se dividían en dos maneras diferentes ‎de abordar el mismo tema. En este caso, la división no estaba determinada por las ideologías ‎imperialista y colonial sino por concepciones diferentes de la Nación. Para los anglosajones, ‎la Nación es una unión étnica –en el sentido cultural– mientras que para los franceses la Nación ‎es resultado de una opción política.

El principal diccionario político estadounidense contiene la siguiente definición: «Nación: Gran ‎grupo de personas que tienen un origen, una lengua, una tradición y costumbres comunes que ‎conforman una entidad política.» (“Nation: A large group of people having a common origin, ‎language, and tradition and usu. constituting a political entity”, Black’s Law Dictionary, 2014).

Por el contrario, desde la Revolución Francesa, Francia adopta la siguiente definición: «Nación: ‎Personalidad jurídica constituida por el conjunto de individuos que componen el Estado» (Nation: ‎‎«Personne juridique constituée par l’ensemble des individus composant l’État» (Decreto del rey ‎Luis XVI, 23 de julio de 1789).‎

La noción francesa de Estado es hoy prácticamente universal mientras que la de los británicos ‎la defienden sólo los anglosajones y los grupos que ellos mismos crearon en función de sus ‎intereses coloniales: la Hermandad Musulmana [1] y, en la India, la ‎Rastriya Swayamsevak Sangh (RSS) [2]. ‎

En definitiva, a pesar de los progresos de la ciencia, los británicos de hoy siguen viviendo bajo la ‎‎Race Relations Act 1976, o sea la “Ley sobre las Relaciones Raciales de 1976”, y bajo el ‎arbitrio de la Commission for Racial Equality, la “Comisión por la Igualdad Racial”, mientras que ‎los textos oficiales franceses utilizan la expresión «supuesta raza». En la práctica, unos y otros ‎no establecen diferencias «raciales» sino de clase social, en el caso de los británicos, y de ‎nivel social, en el de los franceses. ‎
En Estados Unidos, los medios de difusión atribuyen los motines ‎antirracistas a las secuelas del esclavismo. Sin embargo, los primeros esclavos no fueron ‎africanos sino europeos –los “indentured servants”, literalmente “trabajadores ‎no retribuidos”– y Estados Unidos es un país de inmigrantes –la enorme mayoría de la ‎población estadounidense actual no tiene ancestros que hayan vivido en Estados Unidos ‎en tiempos del esclavismo. ‎

El antirracismo
En Occidente, hoy existe una confusión entre antirracismo y antifascismo, a pesar de que está ‎demostrado que las razas no existen y de que tampoco existen las situaciones económicas que ‎dieron lugar al surgimiento del fascismo. Los grupos que hoy provocan brotes de violencia ‎en nombre del antirracismo y del antifascismo se presentan como elementos de la ‎extrema izquierda anticapitalista… pero están subvencionados por el especulador George Soros, ‎trabajan para la OTAN –protectora armada del capitalismo– y cuentan con entrenamiento militar. ‎

El presidente turco Erdogan cuenta en la televisión turca su conversación ‎telefónica con el presidente Trump. Conforme a nuestras revelaciones, confirmadas por la inteligencia militar turca (MIT), Erdogan señala la implicación del Pentágono y la OTAN en las manifestaciones antirracistas que sacuden Estados Unidos y Europa.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se dio el lujo de señalar, en una conversación ‎telefónica con el presidente estadounidense Donald Trump, que la OTAN utilizó brigadas ‎internacionales “antifascistas” simultáneamente contra Siria y contra Turquía [3], precisamente los mismos «Antifas» que ahora coordinan los motines antirracistas en ‎Estados Unidos. ‎
El ya probable candidato del Partido Demócrata a la elección presidencial ‎estadounidense, Joe Biden, cuyos vínculos con el Pentágono le valieron ser vicepresidente en ‎los mandatos presidenciales de Barack Obama, interviene por videoconferencia en los funerales ‎de George Floyd. Los medios de difusión presentaron los funerales George Floyd como una ‎ceremonia “antirracista”. Pero la seguridad de la ceremonia cristiana estuvo en manos de la ‎organización Nation of Islam, una comunidad negra que prohíbe a sus miembros los matrimonios interraciales.
En realidad, lo que hoy nos presentan como racismo y “antirracismo” son las dos caras de una ‎misma moneda. Ambos se basan en el mito de las razas, aunque ya sabemos que las razas ‎no existen. En ambos casos, se trata de una forma de conformismo a la moda. Los racistas ‎surgieron del imperialismo y del colonialismo, los “antirracistas” de hoy son fruto de la ‎globalización financiera. Su única utilidad común es ocupar el terreno para eclipsar las verdaderas ‎luchas sociales. ‎

Notas
[1] «La Hermandad Musulmana, como ‎cofradía de asesinos» (6 partes), Thierry Meyssan, 29 de junio de 2019.
[2] La Rastriya Swayamsevak Sangh, generalmente designada ‎por las siglas RSS, es la Asociación de Voluntarios Nacionales o Asociación Patriótica ‎Nacional, ‎matriz ideológica del Partido ‎Popular Indio, actualmente en el poder. Nota de la Red Voltaire. ‎Ver «Déjà 10 mois de confinement du Jammu-et-Cachemire», por ‎Moin ul Haque, Dawn (Pakistán), Réseau Voltaire, 10 de junio de 2020.
[3] «Las brigadas anarquistas de la OTAN», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de ‎septiembre de 2017.

18 junio, 2020

¿Debemos condenar los saqueos? - Peter Gowan




"No, no deberíamos condenar los alzamientos y saqueos contra los asesinatos, como el de George Floyd por parte de la policía".

JACOBIN - 01/06/2020

Tras el asesinato de George Floyd por un policía de Minneapolis, algunos medios de comunicación de nuestro país [USA] han centrado su atención en cuestiones críticas que deben ser abordadas.

¿Debemos condenar los saqueos?

Sí, debemos condenar el saqueo de los países del Sur por los militares occidentales y las multinacionales. Debemos manejar la posibilidad de que una vacuna contra la Covid-19 sea secuestrada, privatizada y vendida con fines de lucro, y el consiguiente saqueo de los países subdesarrollados y de las personas con seguros de enfermedad insuficientes.

Deberíamos luchar contra el saqueo de las "reservas" de las naciones subdesarrolladas a través de deudas odiosas y de programas de ajuste estructurales elaborados e impuestos por las instituciones internacionales en este mismo momento.

Pero, ¿deberíamos preocuparnos por el otro tipo de saqueos?

Deberíamos ser más que despiadados para no preocuparnos por el saqueo de casas y edificios por parte de los buitres apitalistas. Debemos organizarnos contra la inminente ola de desalojos que golpeará a nuestras comunidades tan pronto como los tribunales vuelvan a abrir sus puertas. Y debemos luchar contra el robo de casas y de escuelas; la destrucción innecesaria de vidas debido a que son muchos y muchas los/las tienen que dar prioridad a la comida antes que al alquiler.

Nos preocupa que barrios enteros de clase trabajadora sean entregados a la burguesía, gentrificados, y que sus edificios sean remplazados por viviendas para familias más ricas y blancas, que entregan un botín mayor al propietario. Debemos indignarnos ante el hecho de que la policía esté saqueando los campamentos de los sin techo, y debemos exigir que las casas y habitaciones vacías y seguras sean destinadas a alojar a los sin techo.

¿Debemos preocuparnos por el verdadero saqueo?

Por supuesto que sí. Los fondos de inversión privados van a hacer fortuna con la quiebra de empresas en todo el país. Después de despedir a los trabajadores y trabajadoras y de saquear sus pensiones, se van a escapar con el botín. Nos preocupa el intento de saqueo del Servicio Postal de los Estados Unidos (que está siendo privatizado), por ejemplo, destruyendo un sinnúmero de puestos de trabajo, con personal sindicado, y un servicio público esencial para convertir una institución pública en una empresa privada destinada únicamente a generar beneficios.

Es un escándalo el continuo saqueo de los programas sociales de los gobiernos y locales y de los estados por un Partido Republicano federal que quiere verlos destruidos y por una dirección Demócrata en la Cámara que presenta como solución a este problema la de conceder a los ricos de los estados azules (demócratas) una reducción masiva de impuestos. Lamentamos que los representantes que dicen defender a los trabajadores y a los oprimidos permitan que su nivel de vida se hunda, mientras que los ricos obtienen rebajas de impuestos.

Sin una lucha decidida de los trabajadores, el verdadero saqueo será el de las arcas públicas en tanto que la clase de los millonarios ganó 434.000 millones de dólares durante la pandemia.

Pero, ¿debe preocuparnos el saqueo de comercios como Target o Autozone?

Se trata de la destrucción de bienes por personas enfurecidas tras el asesinato de un hombre negro inocente por un oficial de policía blanco. ¿Deberíamos, como el "moderado blanco" de Martin Luther King (1), intentar evitar un levantamiento antirracista?

¿Debemos condenar a la clase obrera negra porque ataca a un gobierno y una economía concebidos para reprimirlos, explotarlos y someterlos incluso durante una pandemia que ha cuestionado la propia supervivencia del capitalismo? (2) ¿Debemos sumarnos a esa condena ritual cuando nuestros medios de comunicación tratan los actos de destrucción de la propiedad privada por parte de los hinchas deportivos como simple alegría y entusiasmo, mientras que el saqueo de las comunidades obreras por parte de las empresas es considerado como una cuestión de rutina?

No. George Floyd es importante. Las vidas de los negros son importantes. Y mientras no podamos construir un movimiento para derrotar el racismo y el capitalismo, mientras que los trabajadores de todas las razas no logren unirse contra los capitalistas y su aparato represivo, es importante que los patrones, los funcionarios del gobierno y la policía que los protegen sientan un poco de furia proletaria que les recuerde que las vidas de los negros importan.

Si le preocupan los saqueos, diríjase a los militares, la policía, las compañías farmacéuticas, los vampiros de los fondos de inversión, los propietarios, los especuladores inmobiliarios y los multimillonarios. Y exija que el mundo que una vez le fue robado a la gran mayoría le sea devuelto.

Notas
2.- En abril, el Washington Post informó que en el estado de Michigan, el 40% de las muertes por Covid-19 se habían registrado en la comunidad negra, a pesar de que ésta representa sólo el 14% de la población. (Redacción de A l’encontre)

17 junio, 2020

Michael Parenti on Class Struggle





"There's nothing wrong with trying to fight the oppression of minorities. The issue arises when this is done at the expense of the class struggle. As the video says, at that point it doesn't become a question of united struggle against an oppressive system but of competition about who is the most oppressed"  Patrick Ellis


15 junio, 2020

LA POST PANDEMIA Y EL CAPITALISMO QUE VIENE — Marcos Roitman

Erik Thor Sandberg


EL SUDAMERICANO - 15/06/2020

La versatilidad del capitalismo no tiene límite, salvo la extinción de la especie y el colapso del planeta. Pero mientras esto sucede, sus cambios se aceleran en busca de una mayor tasa de explotación e incremento de beneficios. Si la lucha por la apropiación del plusvalor es una de las características de la contradicción capital-trabajo, hoy nos enfrentamos a una reinvención de las formas de dominación, enajenación del excedente y construcción de hegemonía.

El capitalismo digital se pone al día utilizando las nuevas tecnologías bajo la pandemia del Covid-19. Si hacemos historia, es un proceso similar al sufrido por el capitalismo histórico entre los siglos XVI y XVIII, donde la proto-industrialización y los descubrimientos científicos aceleraron el proceso de acumulación de capital y la revolución industrial. Sus fases van desde el capitalismo colonial, la esclavitud hasta el imperialismo y la consolidación de la dependencia industrial, tecnológica y financiera.

Sin embargo, su evolución ha tenido reveses. Los proyectos emancipadores anticapitalistas han trastocado sus planes, aunque sea de forma momentánea. Las luchas de resistencia, los procesos revolucionarios y los movimientos populares han alterado su itinerario, obligándolo a retroceder. El siglo XX ha dejado una huella difícil de borrar en su desarrollo. Fueron dos guerras mundiales, seguido del holocausto nuclear no exento de conspiraciones, golpes de estado y procesos desestabilizadores cuyos efectos los reconocemos en un crecimiento exponencial de la desigualdad, el hambre, la miseria y la sobrexplotación de un tercio de la población mundial.

En este recorrido, el fascismo, eje de la modernidad, se proyecta en el siglo XXI. El neoliberalismo asume sus principios y los gobernantes adoptan sus proclamas bajo un llamado a la xenofobia, el racismo y el discurso anticomunista. Como señaló George Mosse en su ensayo La nacionalización de las masas, Hitler y el nazismo se explican bajo un simbolismo, una liturgia y una estética que atrapó a la población bajo el culto al pueblo. Una nueva política que atrajo no sólo a los nacionalsocialistas, también a miembros de otros movimientos que encontraban su estilo atractivo y útil para sus propios propósitos. Léase Trump, Boris Johnson, Bolsonaro, Piñera o Duque.

En pleno siglo XXI, asistimos a tiempos convulsos. El capitalismo busca su reacomodo. Hacer frente a los problemas de organización, costos de explotación y reajustar la función del gobierno en la gestión privada de lo público. Igualmente debe pensar en una nueva división internacional de los mercados, la producción y el consumo. La digitalización, el big-data, la robotización y las tecnociencias se subsumen para responder a las lógicas del capital.

Asimismo, la dinámica de la complejidad aplicada al proceso productivo fija pautas en la especialización flexible, la deslocalización y el proceso de toma de decisiones. La realidad aumentada acelera la concentración de las decisiones y el acceso inmediato a los datos modifica las lógicas de un poder que se hace más arbitrario, violento y omnímodo. El traslado del mando real del proceso de decisiones a una zona gris, de difícil acceso, facilita eludir las responsabilidades políticas [o legales] o bien las oculta bajo el manto de la post-verdad o las mentiras en red.

La transición del capitalismo analógico al digital es ya una realidad. Algunos ejemplos nos dan pistas. Basta ver el mensaje lanzado por Inditex en España. El dueño de Zara, benefactor de la sanidad pública, hará desaparecer más de mil 200 tiendas en todo el mundo [dejando decenas de miles de trabajadoras en el paro], bajo la necesidad de estar en sincronía con las nuevas formas de compra-venta on line. Así, realizará una inversión de mil millones de euros en su reconversión digital en dos años (2020-2022), destinando mil 700 millones para trasformar sus locales al concepto de tienda integrada. Un servicio permanente al cliente allá donde se encuentre. En otras palabras, tendrá en su dispositivo portátil una aplicación de Zara.

En esta versión digital del capitalismo, otro de los cambios que llega para quedarse es el teletrabajo o trabajo en casa. Una vuelta de tuerca a la sobrexplotación. Los horarios, la disciplina y el control lo ejerce el trabajador sobre sí, lo cual supone un elevado nivel de estrés y jornadas ilimitadas.

En cuanto a la educación, en las universidades se baraja la idea de articular clases en las aulas con lecciones virtuales. Las lecciones presenciales irán perdiendo peso, hasta desdibujar el sentido que las vio nacer: forjar ciudadanía y aprender el valor de la crítica colectiva. La universidad se reducirá a expedir títulos donde el aprendizaje muta en autodidactismo.

El capitalismo post-pandemia acelera el cambio del mundo cotidiano. Las firmas digitales, las videoconferencias, el control biométrico, los diagnósticos por ordenador, son algunos de los cambios que terminarán generando una modificación antropobiológica del ser humano.

Y tal vez en este sentido, la lenta sustitución del dinero en efectivo, por el pago con tarjetas será fuente no sólo de mayor control social y poder de la banca: supondrá una mayor exclusión social. Quiénes tendrán y quiénes no tendrán tarjetas de crédito o débito. Suecia anuncia que el papel moneda se extinguirá dentro de la siguiente década. Más pobres, más esclavos de los bancos. Ese es el futuro incierto del capitalismo que viene tras la pandemia.

10 junio, 2020

[USA] "Abran fuego" — William J. Astore


Policía situada por encima de la ley, 
mientras la violencia se apodera de los Estados Unidos.



Fragmentos extraídos del artículo “Light 'Em Up”.
Traducción del inglés: Arrezafe

Desde el porche de sus casas, ciudadanos observan un cordón de policías barrer su pacífica calle en Minneapolis, Minnesota. Incómodos por ser filmados y excediéndose en sus funciones, la policía ordena a la gente entrar a sus casas. Cuando algunos de ellos obedecen lo suficientemente rápido, se ordena lo que tantas veces se pudo oír en las calles de las ciudades iraquíes y en las aldeas de Afganistán: "Abran fuego". Y así, estos estadounidenses "desobedientes" recibieron unas ráfagas no letales por el "crimen" de observar a la policía.



Han pasado años desde Ferguson hasta el momento presente, pero la policía de Estados Unidos se han unido oficialmente al ejército como guerreros "profesionales". A raíz del asesinato de George Floyd el 25 de mayo, esos aguerridos policías han salido a las calles de todo el país con un equipo y una actitud de combate. Ven a los manifestantes y a los periodistas que los cubren, como "el enemigo" y a sí mismos como la "delgada línea azul" de la ley y el orden.

La policía se emplea a fondo golpeando cabezas y cuerpos indefensos, utilizando armas generosamente financiadas por el contribuyente estadounidense: balas de goma, gas pimienta (como pudo experimentar en una protesta la congresista Joyce Beatty de Ohio), gases lacrimógenos (como experimentó el clero episcopal en una manifestación en Washington DC), botes de pintura y municiones "no letales" similares, junto con granadas aturdidoras (munición que dejó tuerto a un periodista fotográfico), porras y tasers, mientras conducen equipos militares excedentes como Humvees y MRAP. Incluso un avión no tripulado Predator que sobrevoló al menos una protesta.

¿Quién necesita un desfile militar, presidente Trump? Los estadounidenses están presenciando "desfiles" militares en todo el país. Su lema: fuerza y violencia. El resultado: multitud de estadounidenses heridos y dañados a su paso. Los desechos de las guerras imperialistas de Estados Unidos finalmente encontraron su lugar en Main Street, EEUU.

La policía tienen la culpa de gran parte de este caos. Los videoclips la muestran descontrolada, incitando a la violencia e infligiéndola, en lugar de desactivarla y prevenirla. Con demasiada frecuencia, "servir y proteger" se ha convertido en "disparar y golpear". Su actuación se asemeja al personaje Eric Cartman, de South Park, un niño inflamado por la posesión de una insignia y la posibilidad de infligir violencia física sin responsabilidad. "¡Respeta mi autoridad!", grita Cartman mientras golpea a un hombre inocente sin ninguna razón.

Apuntemos pues nuestras cámaras y señalemos a estos policías matones, documentemos sus crímenes, pero también expongamos con coraje un hecho: no es sólo su culpa.

¿Quién más tiene la culpa? Bueno, muchos de nosotros. ¡Cuán estúpidos hemos sido al tratar a los policías como héroes, tal como lo hemos estado estúpidamente haciendo durante tanto tiempo con el ejército de los Estados Unidos! 


Dime, quién otorgó a la policía una bandera estadounidense especialmente modificada para proclamar que "la vida azul importa", y cuándo sucedió exactamente eso, y por qué demonios tantas personas ondean estas banderas. ¿Ha olvidado todo el mundo la historia estadounidense y el uso de la policía (así como las unidades de la Guardia Nacional) para reprimir a los trabajadores y sus organizaciones, mantener a los negros y otras minorías en la marginación, intimidar al ciudadano común que protesta por un medio ambiente más limpio o golpear a hippies y pacifistas durante las protestas contra la guerra de Vietnam?

Las atroces guerras de ultramar emprendidas por Estados Unidos, y que se multiplicaron durante décadas a pesar de su sinsentido, finalmente han vuelto a su propia casa, a un imperio empobrecido en el que la violencia y la enfermedad son endémicas, a un imperio que se derrumba ante nuestros ojos.

"Cuando comienza el saqueo, comienza el tiroteo", amenazó con guerrero “estilo americano” el presuntuoso presidente estadounidense, alentando al racista jefe de la policía de Miami desde 1967. Una amenaza destinada a hacer de cualquier estadounidense cercano a una protesta una potencial víctima.

A medida que proliferan tales manifestaciones, los estadounidenses ahora se enfrentan a una perspectiva sombría: la posibilidad de ser heridos o asesinados, y luego despachados como "daños colaterales". Durante muchos años, este eufemismo militar, probadamente falso, se ha aplicado a los innumerables inocentes que han sufrido gravemente nuestras interminables guerras en el extranjero y ahora está volviendo a casa.

¿Qué se siente, Estados Unidos?

Recordemos que la policía, como el resto de las instituciones de poder de EEUU, son producto de una estructura sociopolítica intrínsecamente violenta, abiertamente racista, profundamente defectuosa y completamente corrompida por el dinero, el poder, la codicia y el privilegio. En tal sistema, ¿cómo vamos a esperar que el policía sea modelo de virtud y moderación?

La verdadera intención de toda esta jerigonza guerrera, ya sea aplicada a los militares o a la policía, es dividir al pueblo estadounidense y vincularlo a impersonales sistemas autoritarios, como el complejo militar-industrial-congresional.

A raíz del asesinato de George Floyd, la mentalidad bélica-mercenaria de la policía ha quedado claramente expuesta. ¿Cuál fue el gran "crimen" de Floyd? En el peor de los casos, y si fuera cierto, un intento de robo menor mediante un billete falso. George Floyd había perdido su trabajo debido a la crisis de Covid-19 y, como la mayoría, habría tenido suerte si hubiera llegado a ver el cheque único de 1.200 dólares, mientras los ricos y poderosos disfrutan de “ayudas” billonarias.

Rara vez se envía a la policía para detener y enjuiciar a los estafadores de cuello blanco. No he visto morir a ningún banquero en la calle, ahogado bajo la rodilla de un oficial de policía, ni tampoco a ningún gerifalte corporativo ser estrangulado por la policía. Es mucho más fácil asediar y arrestar al vulnerable ciudadano común que, si además es negro, su detención puede incluso desembocar en su muerte.

Philando Castile, afro-estadounidense y empleado de un comedor escolar, asesinado por la policía en un control de tránsito en Falcon Heights, Minnesota.
Agente de policía blanco filmado cuando mataba
a tiros y por la espalda a un hombre negro.

Gritarle la verdad al poder no es suficiente.

Gracias, pero quienes detentan el poder ya saben la verdad, y agregaría que están muy complacidos con su monopolizada versión de la misma. No es suficiente decirles que la policía es violenta, racista y antisocial. Ellos lo saben perfectamente. De hecho, cuentan con eso. Cuentan con la violencia de la policía para proteger sus elitistas intereses. Tampoco creen que el racismo sea lo peor del mundo, siempre y cuando no perjudique sus resultados financieros. Si se divide a la población haciéndola más explotable, tanto mejor. ¿Y a quién le importa si la policía es enemiga de los intereses de la clase trabajadora de la que provienen?

El presidente Trump lo sabe. Él habla de "dominar" a los manifestantes. Insiste en que deben ser arrestados y encarcelados por mucho tiempo. Después de todo, quienes protestan son "el otro", el enemigo, y él está dispuesto a gasearlos y acribillarlos con balas de goma para poder posar frente a una iglesia exhibiendo una Biblia.

Donald Trump junto a sus padres del KKK.

Hay que destacar la habilidad de Trump como constructor de muros. Y no, no me refiero a ese "muro grande, grueso y bello" erigido a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México. Ha demostrado ser un maestro en la construcción de muros destinados a dividir a la población estadounidense, a separar a los republicanos de los demócratas, a los negros y a otros pueblos de color de los blancos, a los cristianos de los no cristianos, a los fervientes propietarios de armas de los defensores de su control y a la policía del resto del pueblo. “Divide y vencerás”, viejo lema del manual autoritario, y en eso Donald Trump es muy bueno.

Mi padre, bombero, sabía cómo apagar incendios, pero solía decirme que, “una vez el fuego se ha propagado a toda la casa, poco se puede hacer, excepto retroceder y contemplar cómo arde evitando su propagación”.

Las guerras emprendidas por Estados Unidos, siempre en tierras lejanas, han llegado a nuestra casa a lo grande. El país está siendo devorado por las llamas. Las alarmas suenan una y otra vez, y si no nos unimos para atajar el incendio, será completamente devorado por el fuego y nos encontraremos con lo poco que queda de nuestra democracia ardiendo con él.