Se está forjando un totalitarismo cuyos alarmantes signos son ya más que evidentes en múltiples ámbitos de nuestras sociedades. En manos del capital, la tecnología deviene una peligrosa herramienta de dominio al servicio exclusivo (y excluyente) de sus intereses privados. Una poderosa herramienta dirigida a moldear nuestras mentes, a sojuzgar nuestras vidas y, como siempre, a explotarnos a su antojo. Dueñas o aliadas del capital financiero, las grandes corporaciones practican y exhiben con total impunidad su enorme poder (en España las eléctricas son una prueba de ello) silenciando e incomunicando al mismísimo presidente de los Estados Unidos (ese gerente de la oligarquía al que, cándidamente, muchos consideran el hombre más poderoso del planeta), sustituyéndolo por un viejo y obediente ejecutivo de infame trayectoria política, cuya campaña electoral ha sido en gran parte generosamente financiada por dichas corporaciones (GAFA). Todo ello sin mediación judicial o institucional alguna. Pueden pues afirmar los archimillonarios dueños de dichas corporaciones, como antaño afirmó Luis XVI, que "el Estado somos nosotros". ¡Pues que acaben como el despótico rey!
"Tienen demasiado poder", lamentan hipócritamente algunos congresistas estadounidenses refiriéndose a Google, Apple, Facebook y Amazon (GAFA)
Quitando que los datos sean o no verdaderos, el que las corporaciones no opten por un abierto fascismo es por lo menos un principio. En España sus equivalentes, englobados en el IBEX35 ya sabemos a quién apoyan a Vox, el partido que tiene tantos grandes donantes como el resto juntos.
ResponderEliminarNo es un fascismo abierto, es una corporatocracia como las imaginadas en nuestos futuros distópicos. Bye bye democracia.
Salud!