30 noviembre, 2022
El planeta no se resume a ellos
Desafortunadamente para los EEUU y su Protectorado europeo, el planeta no se resume en ellos. China, Rusia, India, Brasil, Indonesia, África del Sur y otros países comienzan a contar cosa mala. Se dice que en el año 2030 la región Indo-pacífico representará el 60% del PIB planetario. El Imperio, que pierde influencia política un día sí y el otro también, se inquieta. De ahí su movida militaroide: la extensión de la OTAN para controlar el patio.
Las primeras víctimas fueron Rusia y China. La OTAN –organización del tratado del atlántico norte– rodea a Rusia y sitúa misiles atómicos hasta debajo de los meaderos moscovitas. No satisfechos, los EEUU intentan apoderarse de Taiwán, la isla china en la que se refugió Tchang Kaï-chek luego de ser derrotado por Mao Tsé-tung en la guerra civil que terminó el 7 de diciembre de 1949.
Como dos precauciones valen más que una, los EEUU le prohibieron a la Unión Europea la utilización de energía rusa (gas, petróleo), y ofrecieron la suya que cuesta tres o cuatro veces más cara, y es terriblemente contaminante. Para ello, los EEUU utilizaron el pretexto de la guerra desatada gracias al neofascismo ucraniano a sus órdenes.
Luis Casado
Artículo completo en: La Pluma.net
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29 noviembre, 2022
El papel de los servicios de inteligencia del Reino Unido en el secuestro y asesinato de James Foley — William Van Wagenen
Una investigación sobre la colusión británica y estadounidense con los grupos terroristas que secuestraron y asesinaron a rehenes occidentales en Siria.
The Cradle – 25/11/2022
Traducción del inglés: Arrezafe
El 19 de agosto de 2014, ISIS publicó un vídeo de la decapitación del periodista estadounidense James Foley, quien fue secuestrado por la organización terrorista en 2012 cuando informaba sobre el conflicto en Siria.
La impactante ejecución de Foley se convirtió en una de las noticias más seguidas de la guerra en Siria. El asesino de Foley, Mohammed Emwazi, conocido por los medios occidentales como "Jihadi John", era un británico del oeste de Londres nacido en Kuwait. En el vídeo de la ejecución de Foley se puede apreciar su inconfundible acento londinense.
Sin embargo, lo que no es tan conocido sobre el notorio combatiente de ISIS es que viajó a Siria como miembro de un “embudo del terror” establecido por la inteligencia británica y que secuestró a Foley mientras luchaba para un grupo armado conocido como Katibat al-Muhajireen, o Brigada de Emigrantes, que contó con el apoyo directo de la inteligencia británica. Muchos miembros de al-Muhajireen, incluido Emwazi, al unirse al grupo terrorista ayudaron a sentar las bases para el surgimiento de ISIS y a su establecimiento en abril de 2013.
Además, durante cierto período de su cautiverio, Foley, estuvo recluido en una prisión controlada conjuntamente por otro grupo armado, Liwa al-Tawhid, o Brigada Monoteísta, que operaba bajo el paraguas del Ejército Sirio Libre (ELS) y recibía ayuda directa de la inteligencia estadounidense, ayuda que incluía la venta de armas a ISIS e incluso al líder del grupo que tenía secuestrado a James Foley.
En otras palabras, aunque el asesinato de James Foley se perpetró en los desiertos de Raqqa, podría decirse que tuvo su origen en lugares "más familiares", a saber, Londres y Washington.
El embudo del terror
En 2009, altos funcionarios del Reino Unido manifestaron al exministro de Relaciones Exteriores de Francia, Roland Dumas, que “Gran Bretaña estaba organizando una invasión de rebeldes en Siria”.
Roland Dumas, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Francia
Esto implicó el envío de yihadistas británicos a Siria a través de un canal establecido por los servicios de inteligencia británicos décadas antes para luchar en Bosnia y Kosovo contra Serbia. Según el exfiscal federal estadounidense, John Loftus, la inteligencia británica había utilizado el Movimiento Al-Muhajireen, con sede en Londres, para reclutar militantes islamistas con pasaportes británicos para la guerra contra los serbios.
El Al-Muhajireen, más tarde conocido como al-Ghurabaa e Islam4UK, fue un movimiento religioso salafista establecido en Gran Bretaña en 1996 por el clérigo sirio exiliado Omar Bakri Mohammed, quien, como detalla el periodista Nafeez Ahmed, fue durante mucho tiempo informante de la inteligencia del Reino Unido, reuniéndose regularmente con agentes del MI5 durante la década de 1990.
En una entrevista con The Guardian en mayo de 2000, el mismo Bakri reconoció su papel en el entrenamiento de yihadistas para ser enviados al exterior.
Un mes después de los ataques del 7 de julio de 2005 en Londres, en los que terroristas suicidas atacaron el sistema de transporte de la ciudad y mataron a 52 personas, Bakri partió del Reino Unido hacia el Líbano. Aunque exmiembros de Al-Muhajireen participaron en el ataque, el Ministerio del Interior británico no impidió que Bakri abandonara el país, aunque sí le prohibió regresar.
En 2009, las fuerzas de seguridad libanesas acusaban a Bakri de entrenar a miembros de Al-Qaeda, mientras que el propio Bakri se jactaba: "Hoy, los enojados sunitas libaneses me piden que organice su jihad contra los chiítas... Al-Qaeda en el Líbano... son los únicos que puede derrotar a Hezbolá".
John Yihadista
Pero, ¿quién fue Mohamed Emwazi ? Como informó The Guardian, Emwazi llegó a Gran Bretaña con su familia desde su Kuwait natal siendo aún niño. Tras asistir a la Universidad de Westminster para estudiar Tecnología de la Información, Emwazi se volvió políticamente activo como parte de un grupo de londinenses del oeste que seguían a un predicador islámico llamado Hani al-Sibai. Algunos miembros del grupo, que estaban siendo vigilados por el MI5, participaron en campos de entrenamiento yihadistas en el norte de Inglaterra y Escocia.
En 2009, Emwazi viajó a Tanzania con dos amigos del grupo: Bilal el-Berjawi y Mohamed Sakr. Se suponía que viajaban a Somalía para unirse a Al-Shabab, filial de Al-Qaeda, pero el MI5 los detuvo en Dar es Salaam y los sometió a largos interrogatorios antes de obligarlos a regresar al Reino Unido. Más tarde, tanto Berjawi como Sakr lograron viajar a Somalía donde murieron en un ataque de drones estadounidenses.
Emwazi siguió vigilado por el MI5 y se le impidió viajar a su Kuwait natal en 2010, donde supuestamente deseaba casarse. Emwazi afirmó que fue interrogado y acosado en el aeropuerto de Heathrow por el MI5, y se quejó del trato recibido ante CAGE, grupo de defensa jurídica con sede en Londres dirigido por el ex preso de Guantánamo Moazem Begg y enfocado a los detenidos musulmanes. CAGE inició una campaña en defensa de Emwazi.
Sin embargo y de algún modo, Emwazi pudo más tarde viajar a Siria. El Daily Beast informó sobre lo extraño que esto parecía, dado que Emwazi había sido "descrito como un miembro destacado de una red extremista vinculada al grupo al-Shabab en Somalia durante una audiencia judicial en 2010", y que había sido rastreado por el MI5 durante al menos menos cinco años. "Sus vínculos con las redes terroristas eran bien conocidos y, sin embargo, las autoridades lo liberaron" permitiéndole viajar a Siria.
El periodista Nafeez Ahmed informa que, según el ex oficial de inteligencia antiterrorista británico, Charles Shoebridge, las autoridades británicas "hicieron la vista gorda ante el viaje de sus propios yihadistas a Siria, a pesar de la gran cantidad de vídeos y otras pruebas de sus crímenes en dicho país", porque "se adaptaba a la política exterior anti-Assad de EEUU y el Reino Unido".
Ahmed señala que este "embudo del terror es lo que permitió a personas como Emwazi viajar a Siria y unirse al Estado Islámico, a pesar de figurar en una lista de vigilancia terrorista del MI5. Los servicios de seguridad le habían impedido viajar a Kuwait en 2010: ¿por qué no a Siria?".
Al llegar a Siria, en agosto de 2012, Emwazi se unió a un grupo armado conocido como Katibat al-Muhajireen. El periodista James Harkin informa que, según Jejoen Bontinck, yihadista belga que se separó de su brigada y estuvo encarcelado durante un tiempo con Foley, la mayoría de los yihadistas británicos que viajaban a Siria se unieron a Katibat al-Muhajireen .
Una "profunda vergüenza"
Fundamentalmente, Katibat al-Muhajireen contó con el apoyo de los servicios de inteligencia del Reino Unido. Esto se evidencia en el juicio por terrorismo del ciudadano sueco Bherlin Gildo, quien, según el Daily Mail, también luchó por Katibat al-Muhajireen.
The Guardian informó que Gildo fue detenido en el aeropuerto de Heathrow, acusado por las autoridades británicas de asistir a un campo de entrenamiento terrorista y recibir entrenamiento armado entre el 31 de agosto de 2012 y el 1 de marzo de 2013, además de poseer información probablemente útil para un terrorista.
Sin embargo, el juicio por terrorismo fracasó "tras temores de una profunda vergüenza" para los servicios de seguridad británicos. Esto se debió a que, como explicó el abogado de Gildo: "Las agencias de inteligencia británicas estaban apoyando a los mismos grupos de oposición sirios que él [que Gildo]".
El apoyo de la inteligencia británica a Katibat al-Muhajireen se confirmó, más si cabe, cuando el ex preso de Guantánamo, Begg, de CAGE, también fue juzgado por cargos de terrorismo. Begg, además, había viajado a Siria varias veces en 2012 y proporcionó entrenamiento físico a combatientes extranjeros de Katibat al-Muhajireen en Alepo, como informó Foreign Policy. Begg hizo su último viaje a Siria en diciembre de 2012.
Como resultado, Begg fue después detenido por las autoridades británicas acusado de asistir a un campo de entrenamiento terrorista. Sin embargo, The Guardian informó que Begg fue liberado después de que el MI5 "entregó tardíamente a la policía y a los fiscales una serie de documentos que detallaban los extensos contactos de la agencia con él, antes y después de sus viajes a Siria", documentos que mostraban que el MI5 aseguró a Begg que podía continuar su colaboración con la llamada oposición en Siria "sin obstáculos".
En resumen, Emwazi viajó a Siria a través de un conducto establecido por la inteligencia del Reino Unido y luego se unió al grupo armado Katibat al-Muhajireen, que contaba con el apoyo de la inteligencia británica, pero al que la policía británica consideraba una organización terrorista.
“Secuestrado por quien lo mató”
James Foley fue un periodista independiente estadounidense que informó desde Irak y Afganistán antes de viajar a Libia en 2011 para cubrir la guerra liderada por la OTAN contra el gobierno libio de Muamar Gadafi. Hayándose en Libia, un colega cercano de Foley fue asesinado a tiros por las fuerzas de seguridad libias, quienes también detuvieron y encarcelaron a Foley durante 44 días.
En 2012, Foley comenzó a viajar a Siria a fin de informar sobre el conflicto para el Global Post y AFP , incluso en julio, cuando los grupos armados de oposición, el Frente Nusra, afiliado a Al Qaeda, y el Liwa al-Tawhid del ELS [Ejército de Liberación Sirio], invadieron la ciudad.
En octubre de 2012, Foley publicó un artículo de su época en Alepo en el que sugería que los grupos armados de oposición gozaban de escasa popularidad entre los habitantes de la ciudad. Foley señaló que "muchos civiles aquí están perdiendo la paciencia con una oposición cada vez más violenta e irreconocible", que estaba "profundamente infiltrada tanto por combatientes extranjeros como por grupos terroristas".
Esto iba en contra de las narrativas dominantes sobre el conflicto de Siria, que sugerían que los grupos armados de oposición estaban compuestos por desertores del ejército que luchaban por la democracia y disfrutaban de un fuerte apoyo popular.
En noviembre de 2012, Foley regresaba a Turquía después de un viaje informativo con el periodista británico John Cantlie. Tras detenerse en un cibercafé en la ciudad de Binnish, el taxi de la pareja se dirigía a la frontera cuando fue rebasado en la carretera y obligado a detenerse por una camioneta atestada de hombres armados. Entre ellos estaba Muhammad Emwazi.
James Harkin explica que, según dos rehenes europeos que habían sido retenidos con Foley pero luego liberados, la banda que secuestró a Foley y Cantlie estaba dirigida por Emwazi. Según manifestó a Harkin uno de los europeos liberados, "[Foley] fue secuestrado por quien lo mató. Estoy seguro de ello".
Emwazi participó en el secuestro de Foley sólo dos meses después de llegar a Siria. Téngase en cuenta que esto fue durante el período en que Katibat al-Muhajireen estaba recibiendo apoyo de la inteligencia británica, como lo demuestran los períodos en que Gildo y Begg asistieron a los campos de entrenamiento de Katibat al-Muhajireen .
Según una acusación del Departamento de Justicia de EEUU, en la operación del secuestro de Foley, a Emwazi se unieron dos de sus compañeros británicos, Alexanda Amon Kotey y El Shafee Elsheikh. Emwazi, Kotey, Elsheikh y otra británica, Aine Davis, fueron más tarde generalmente conocidos como los "Beatles", apodo dado por sus cautivos y luego por los medios occidentales debido a su acento británico.
La crítica cobertura de Foley sobre los grupos armados respaldados por EEUU y UK plantea la cuestión de si los funcionarios de inteligencia del Reino Unido ordenaron a los militantes muyahadín que secuestraran a Foley. Sobre este punto, obviamente, sólo podemos especular.
Colaboraciones con ISIS
Según el yihadista belga Bontinck, Emwazi y sus colegas "Beatles" continuaron sirviendo como guardias de Foley en varias ocasiones, hasta su entrega, en algún momento a fines de la primavera o principios del verano de 2013, al líder del ISIS de Alepo, Abu Athir. Para entonces ya habían prometido lealtad a ISIS.
Esto plantea la cuestión de si Emwazi y los otros combatientes muyahadín británicos continuaron beneficiándose del apoyo de la inteligencia del Reino Unido tras unirse también a ISIS.
En agosto de 2013, Foley permanecía encarcelado por ISIS en una prisión ubicada en el sótano del Hospital Infantil de Alepo, junto con varios rehenes extranjeros.
Otro periodista estadounidense, Theo Padnos, había estado recluido anteriormente en la misma prisión, pero como cautivo del Frente Nusra. Como informó el Washington Post, Nusra había establecido una sede en el Hospital Infantil de Alepo en 2012, que compartía con Liwa al-Tawhid, la facción FSA [Ejército Libre Sirio] respaldada por Estados Unidos.
Según el New York Times, después de que el "califa" de ISIS, Abu Bakr Al-Baghdadi, anunciara la creación de ISIS, la brigada de Nusra, que compartía la sede del hospital infantil con Liwa al-Tawhid, prometió lealtad a la misma.
Liwa al-Tawhid siguió compartiendo sede con ISIS, y su líder, Abd al-Qader al-Salah, fue criticado por su cooperación con ISIS. Muerto en un ataque aéreo del gobierno sirio en noviembre de 2013, el New York Times señaló que Salah "finalmente llegó ciertos acuerdos con ISIS que, para algunos de sus aliados, fueron en el mejor de los casos decepcionantes y en el peor, nocivos. Aunque había dado la bienvenida a periodistas y trabajadores humanitarios, cuando los grupos islamistas comenzaron a secuestrarlos, incluso tomando rehenes en un complejo que compartía con ISIS en Alepo, [Salah] no hizo ningún movimiento público para detenerlo".
La colaboración de Liwa al-Tawhid con ISIS salió a la luz en agosto de 2013, mientras Foley languidecía en prisión en la sede de ambos grupos en Alepo.
El 4 de agosto, el comandante de Tawhid, Abd al-Jabbar al-Okaidi, quien también ejerció como jefe del Consejo Militar de Alepo de la FSA, fue filmado celebrando la captura de la Base Aérea de Menagh, en el campo de Alepo, con el comandante de ISIS Abu Jandal. Okaidi elogió a los combatientes de ISIS y se refirió a ellos como "hermanos" por su ayuda en la captura de la base aérea.
El video de Okaidi celebrando con el comandante de ISIS resultó comprometedor para la administración Obama, porque el embajador estadounidense en Siria, Robert Ford, había cruzado la frontera con Siria para reunirse con Okaidi unos meses antes, en mayo de 2013, y porque Okaidi era considerado el principal conducto de Estados Unidos para proporcinar ayuda no letal a grupos armados de oposición en el norte de Siria.
McClatchy informó que, en respuesta al vídeo de Menagh, Ford llamó a Okaidi directamente para quejarse y dijo que había desatado "una pesadilla de relaciones públicas para la administración de Obama, que trataba de mostrar al Congreso y al público estadounidense que estaba a favor de los moderados y aislando a los extremistas en el campo de batalla". Sin embargo, como señala McClatchy, "cuando la importancia de los yihadistas se volvió innegable, los funcionarios de la administración de Obama se enfurecieron".
Anteriormente, Okaidi también había hablado abiertamente de su colaboración con ISIS. En una entrevista con la opositora OrientTV, se refirió una vez más a los comandantes de ISIS como "hermanos" e indicó que se comunicaba con ellos diariamente.
Compra de armas de la FSA
Abu Athir, líder de ISIS en Alepo que retiene a Foley, tuvo palabras igualmente amables para la FSA de Okaidi. Al-Jazeera citó a Abu Athir, quien en julio de 2013 dijo: "estamos comprando armas a la FSA. Compramos 200 misiles antiaéreos y armas antitanque Koncourse. Tenemos buenas relaciones con nuestros hermanos de la FSA".
Los misiles Koncourse, a su vez, habían sido proporcionados a Liwa al-Tawhid de Okaidi por cortesía de la CIA. Según un informe de Los Angeles Times, los misiles Koncourse se proporcionaron a grupos de la FSA como Tawhid a través de los aliados regionales de la CIA, mientras que los oficiales de la CIA entrenaron a los combatientes de la FSA en el uso de estas armas en Jordania y Turquía a partir de noviembre de 2012.
En agosto de 2013, un mes después de que el líder de ISIS, Abu Athir, se jactara de haber comprado misiles Koncourse a la FSA, apareció un vídeo de los combatientes Liwa al-Tawhid de Okaidi que también usaban misiles antitanque Koncourse en la batalla en la base aérea de Menagh.
Esto sugiere que Okaidi estaba recibiendo misiles Koncourse de sus patrocinadores de la CIA y que luego vendía algunos de ellos a su colega de ISIS, Abu Athir.
El propio embajador Ford había estado involucrado en el afán de la CIA para proporcionar estas armas a Okaidi y la FSA. Según el periodista Michael Gordon, del New York Times, Ford viajó a Langley, Virginia, en 2012 para reunirse con el entonces director de la CIA, David Petraeus, a fin de planificar el suministro de armas de forma encubierta a la oposición siria.
Recordemos que el favorito de los Estados Unidos, Okaidi, era el líder del FSA en Alepo que afirmó comunicarse diariamente con sus homólogos de ISIS durante ese periodo. Si el embajador Ford lo hubiera presionado, Okaidi podría haber preguntado a Abu Athir sobre Foley y los otros rehenes extranjeros retenidos por ISIS en agosto de 2013.
Arrastrando sus pies
En enero de 2014, estalló una guerra civil entre ISIS y Nusra por un lado, y Liwa al-Tawhid y otras facciones de la oposición por el otro, enfrentamiento durante el cuál ISIS fue expulsado de la ciudad de Alepo pero tomó el control total de Raqqa, que serviría como su capital siria de facto. Foley y otros rehenes extranjeros fueron entonces trasladados a Raqqa, mientras que ISIS, antes de evacuar, mató a la mayoría de los prisioneros sirios que había retenido en Alepo.
En los meses siguientes, ISIS liberó a 15 rehenes europeos tras recibir rescates por un promedio de unos dos millones de euros, ya fuera de los gobiernos, familias o aseguradoras de los cautivos. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos se negó a pagar rescate por Foley.
Además, el Departamento de Estado del embajador Ford amenazó con enjuiciar a los padres de Foley si pagaban su rescate, lo que los disuadió de recaudar fondos para tal fin.
En su revista en inglés Dabiq, ISIS señaló que, "Mientras el gobierno estadounidense se demoraba, reacio a salvar la vida de James", otros rehenes se salvaron tras pagar sus rescates.
Militantes respaldados por los británicos
El 19 de agosto de 2014, Foley fue decapitado por Emwazi, quien poco después también ejecutó al periodista Steven Sotloff y a los trabajadores humanitarios David Haines, Alan Henning y Peter Kassig, así como a 22 soldados sirios. Aún se desconoce el destino de John Cantlie.
Emwazi murió en Raqqa, noviembre de 2015, en un ataque aéreo estadounidense. Sin embargo, dos de sus compañeros "Beatles", Alexanda Amon Kotey y El Shafee Elsheikh, fueron capturados vivos más tarde y juzgados en los Estados Unidos. Declarados culpables de participar en el secuestro y asesinato de Foley, ambos fueron condenados a cadena perpetua.
No es casualidad que Kotey y Elsheikh fueran juzgados por tribunales estadounidenses. Cualquier intento por enjuiciarlos en el Reino Unido habría fracasado inmediatamente, dado que la inteligencia británica estaba apoyando al mismo grupo armado, Katibat al-Muhajireen, del que ellos y Emwazi eran miembros cuando secuestraron a Foley. Un juicio en el Reino Unido habría resultado ser una "profundamente comprometedor" para la inteligencia británica, tal como lo habían sido los intentos de enjuiciamiento de Bherlin Gildo y Moazem Begg.
En resumen, James Foley fue secuestrado, mantenido cautivo y finalmente asesinado por militantes de un grupo armado que recibió apoyo directo de la inteligencia británica. Estos militantes lucharon en una guerra sucia para derrocar al gobierno sirio, una guerra planificada por estadounidenses, incluido el embajador Ford.
Las armas enviadas por Ford y sus homólogos de la CIA fueron entregadas a otro grupo armado, Liwa al-Tawhid, que vendió parte de estas armas al comandante de ISIS que por entonces retenía a Foley.
No solo Foley, sino cientos de miles de sirios han muerto como resultado de la guerra sucia contra Siria dirigida por Estados Unidos y el Reino Unido. El asesinato de James Foley es una atrocidad más entre otras innumerables de las que tanto Washington como Londres son responsables, resultado de su afán por imponer un cambio de régimen en Siria.
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28 noviembre, 2022
27 noviembre, 2022
ESCRIBIR LA LUCHA DE CLASES — José Antonio Fortes
(diciembre, 2007)
¿Quién duda? Escribir
[…]
De aquí pues en adelante pongo bombas
dialécticas. No me importa la pirotecnia.
Mayo 1977
Los revolucionarios del 68 no transformaron la vida. Tampoco modificaron siquiera ni una sola de las relaciones sociales que constituyen el mundo real capitalista, en cuyo seno vivían, en cuyo ámbito luchaban, en cuyo sólido y violento dominio ni una de sus relaciones de producción se desvanecieron o transmutaron cuando levantaban adoquines. Las barricadas en las calles para nada sirvieron, sino para refortalecer la capacidad incansable de asimilación y mercantilización, de compra y venta —y viceversa— permanente, escenario del más furioso capitalismo, reciclado y puesto a prueba, a la última utilidad y más rabiosa moda para jóvenes rebeldes. Iconoclastas. Cuestión de biología. Fantasmas. Aquellos bellos y hermosos guerreros. Los héroes del 68.
No había playas debajo del asfalto. Y el poder, los poderes de clase, echándole imaginación, toda la imaginación del mundo y de sus habitantes los nuevos pequeñoburgueses nacidos de una acumulación de ganancias que propiciaban las energías eléctricas, atómicas y petrolíferas, sustentadoras de aquellos mismos poderes de clase recientemente vencedores en dos guerras mundiales contra el proletariado, no dudaron: su táctica intermedia de tierra quemada o vacío de poder propulsó el espontaneísmo, el izquierdismo, toda la parafernalia de flores y piedras en las revueltas callejeras, fantasmagorías, dialécticas urbanas y asamblearias para una destrucción del estado que sólo suponía la presunta destrucción del gobierno del estado gracias a la puntual confluencia de una huelga general obrera y social, apenas realidad vivida y desde el comienzo de su convocatoria cogida entre las sangrientas pinzas de la única tenaza de clase históricamente válida o probada, esto es, la fuerte e invencible tenaza de la represión. Con fusiles, tanques o gendarmería más o menos soldadesca, según las territorialidades capitalistas. Acciones duras y directas represivas, con la total connivencia de los partidos socialdemócratas y comunistas democráticos, junto con sus correas de transmisión sindicales. Esto, de una parte; porque de la otra nunca, en ningún momento, situación o lugar dejarían de funcionar el encuadramiento de la mercancía, las leyes del mercado, la normalidad consumista, la modernidad del capital.
Así que, entre represiones quedaría aquello. Y no sólo en París, desde luego. Porque aquí entre nosotros, donde no habrían kermés o fiesta o baile público donde probáramos los márgenes o extremos de nada para saber que el capitalismo funcionaba a tope y al límite de sus formas dictatoriales, aquí, en la territorialidad capitalista de España, la maquinaria productiva seguía a trompicones o torpezas internas su desarrollismo o acumulación particular y salvaje de ganancias. Igual que seguían intactos sus originarios aparatos de guerra, políticos, policiales y totalitarios represivos, control social, control de los aparatos ideológicos de clase y de estado, radio, televisión, periódicos y prensa, editoriales, enseñanza, universidades, etc. Igual que seguía intacto el juego de la oposición política, la subversión política, la lucha política, la represión política a cuenta de la horda roja de judíos, masones, marxistas y comunistas. No había más. La dictadura fascista y el comunismo subversivo junto con sus aliados circunstanciales o compañeros de viaje. Y al envite de parte y parte, el cuerpo de funcionarios ideológicos en su varia jerarquía, sus respectivos ideólogos e intelectuales orgánicos, esa parafernalia de agentes, técnicos, gestores y productores de ideología, de la ideología necesaria para que sirva y funcione, se legitime y socialice el juego y sus reglas exclusivas, el histórico envite de tales fuerzas excluyentes, únicas, totalitarias, y no de otras, imposible las otras, impracticadas e impracticables, irreales.
En París —aunque no sólo en París, ya digo—, el moderno engranaje de control para la sumisión social pasaba por una primera fase de rebeldía e izquierdismo. A los sones de la Internacional y con la protesta abierta del aparato comunista, los actos y las proclamas, los hechos y el pensamiento en la práctica, el pensamiento práctico de mayo del 68 se adjudicó a “las ideas de izquierda”. Magnífica la jugada, que todavía hoy les rinde altos intereses a los poderes de clase; desde aquella fase iniciática, y luego en cuantas fases el servilismo les obligaba a colaborar a los técnicos intelectuales e ideólogos de la modernidad capitalista; y a cuantos escapaban del servicio, no queda ni se les deja más resquicio que la postura complementaria, el compromiso, el papel de los intelectuales comprometidos. Servilismo y compromiso, como las dos caras de la misma falsa moneda todavía hoy de curso legal llamada colaboracionismo.
Sólo que en España, la modernidad colaboracionista del 68 no tendrá lugar fuera del dominio fascista, ni aun en las quiebras o contradicciones de la dictadura fascista; sino en su proceso transaccional o de falsa transición a la democracia, para servirle de coartada o camuflaje o validez o legitimación o socialización. Para socializar o naturalizar un fascismo democrático, como la vida misma, nuestra vida, la que vivimos hoy. Hoy, cuando la nostalgia de una supuesta izquierda, tan inexistente y colaboracionista, como comprometida y progresista, vale, vende, entra en el mercadeo o circulación de productos o de bienes culturales, el fantasma o la herencia de mayo del 68 parece no tener adjudicatarios, sino que se utiliza y queda en la abstracción negativa o la más absoluta negación generacional, grupal, canónica o paradigmática siquiera. Ni canon, ni paradigma. No hay nadie que practique su intelectualismo ni su literatura. Cuando, sin embargo, los hechos y los escritos de los protagonistas desmontan el juego de inventar historias. Aquí, la modernidad capitalista y colaboracionista la practicaron cuantos jóvenes— cuestión de biología, ya digo; no biologicismo, sino mero recambio biológico—se propusieron volverse ciegos para no ver y mantener o guardar silencio, volverse de espaldas contra la realidad vivida y cotidiana al alcance de la mano y de su intelecto, montarse excursiones culturalistas o exquisitas a Venecia y alrededores. Se llamaron novísimos —novelistas, ensayistas, poetas—y construyeron la más eficaz desinstrumentalización del trabajo intelectual que el dominio fascista y sus funcionarios ideológicos se pudieron permitir sin que se les notara la máscara o el disfraz. Iban codo con codo con los restos del polivalente frente de intelectuales antifranquistas —o el último de los cuarteles de invierno donde hibernan los Camisas Viejas del intelectualismo orgánico del fascismo junto a los camaradas del SEU que no hicieron la guerra, los jóvenes de Laye, Acento, La Hora, etc.—. Al igual que, en estricta lógica política e ideológica, iban junto a los compañeros de viaje, los militantes de izquierda, encuadrados en el PCE. Conformándose así una mezcla o mezcolanza cuya guía o razones de fuerza dominaban los maestros de la razón o literatos e intelectuales orgánicos del liberalfascismo y liberal republicanismo, vulgarizados ya como generación del 27 o de la República, ya Ortega y los orteguianos de preguerra o de guerra o postguerra fascistas, etc. En una mezcla o mezcolanza, en donde todos al unísono contribuían a la búsqueda y captura de las libertades democráticas, sin rastro o resto alguno de fascismo por parte ninguna, en ningún texto o práctica del pensamiento.
Toda una maravilla de integrismo e integración, de la que pueden dar cuenta múltiples hechos. Propongo algunos, graves y dominantes. En primer lugar, la sacralización de los señoritos de la literatura —vulgo: generación del 27—; en donde la obra —vida, pasión y muerte— de Federico García Lorca alcanza posiciones frentepopulistas, o la poesía de Rafael Alberti pasa por poesía política y aun poesía comunista, o los casos o comportamientos de Unamuno o Jorge Guillén se soslayan o se depuran de co/responsabilidades con el fascismo de guerra, etc. En segundo lugar, las sistemáticas apología y hagiografismo que desde 1968 hasta hoy todavía ensalzan a los intelectuales orgánicos y funcionarios ideológicos de nuestro fascismo. Y, en tercer lugar, la muestra aun intonsa de las páginas culturales de Triunfo, El Viejo Topo, Ajoblanco, Liberación, El País, etc. Téngase aquel número 85 de La Calle, de noviembre de 1979, en donde se preguntaba públicamente ¿Dónde están los intelectuales?, en portada y páginas interiores, con foto de grupo a los pies de los leones del parlamento; ténganse a los convocados; considérese uno a uno y todos juntos su trabajo, su práctica, su papel histórico, su función, su funcionamiento en activo, y por supuesto el aparato ideológico en donde va a establecerse esa busca y captura de intelectuales, esa mezcla o mezcolanza.
Una práctica intelectual y literaria novísima —y alrededores: los compañeros de viaje—, para no escribir la realidad. O para escribirla sin que se noten las “ideas de izquierda”, sino transmutadas como ideas de consenso, pacto o silencio, bajo las que encubrir o camuflar o recargar el conformismo o consentimiento a los reajustes y las reconversiones del capital en España. Para que no haya en ninguna escritura de los intelectuales más problemas ni conflictos político sociales, excepto aquellos normales y naturales derivados del normal y el natural crecimiento de toda sociedad en vías de expansión y desarrollo hacia la última modernidad, que pasaba por la confluencia con Europa y el mercado único, la globalización, la OTAN y las guerras en pie de paz, la paz social para el normal y natural sometimiento a la explotación, los contratos de trabajo basura/s, las “fábricas de ideas” y de intelectuales o tecnócratas de las ideologías, nada sofisticados escritores o poetas para nada aquejados de fiebres redentoristas, sino del canto consuetudinario del mundo bien hecho, que el mundo está / bien hecho igual en el amor o la intimidad o que en la maravilla de la técnica o la vida moderna, nuestra vida de sujetos o ciudadanos normales, esto es, normalizados, encuadrados o sometidos a las normas más normales y naturales del más normal y natural capitalismo más violento y salvaje, el capitalismo del fascismo democrático de nuestros días.
Las variantes de esta dominante inescritura de la realidad capitalista, como en todo mercado, se ofertan estableciendo una competencia entre ellas y aun una contradicción fuerte, mediante la que se niegan unas a otras, hasta el punto y hora de ocupar todos los posibles e imposibles —el eclecticismo las define—resquicios de enfrentamiento, de oposición. Todos los frentes están ocupados; por supuesto, los frentes internos, porque no hay frentes externos, no hay una escritura ni menos todavía un intelectualismo, unos intelectuales organizados que desde fuera de ellos y su dominio se les enfrente, vengan a presentarles batalla y con sus mismas armas, en su mismo campo y a campo abierto, en cuantos “espacios de la sociedad civil ofrecen libertad y frescura intelectual”, y con unos aparatos ideológicos propios, luchen contra ellos, no les dejen por denunciar, por desvelar o descubrir pieza ninguna de su eficaz montaje, rentable a plazo inmediato, medio y a largo plazo, puesto que ellos y no hay más rentabilizan todo el trabajo intelectual —pero no toda la fuerza de trabajo intelectual— que el capitalismo salvaje hoy contrata y explota.
Estas variantes de la inescritura de la realidad del capitalismo salvaje tienen un fundamento único, un pensamiento moral, la moral como trampa y coartada. A partir de aquí, su clonismo comienza a confundirse y a propiciar la apariencia de variedad, diversidad, y aun de contrarios. En el mercado, se pueden comprar productos de high school, cuyos apologies days propugnan continuos autos de fe de vida “en la selva oscura de la existencia”, contra “el enemigo sin rostro”, “contra el mal” e “intransigentes contra las ideologías”. Los cruzados de la causa igual celebran un striptease colectivo y cerebral a base de la exaltación continua de “la cultura de occidente” y su “perpetua modernidad” aun —aún más—en nuestros malos tiempos de miseria para la lírica, ¡oh, “el veneno de la lírica”!... Igual que vaticinan “el hundimiento de todos los valores” en “un crepúsculo planetario”, ¡oh, “el nuevo terrorismo nihilista universal”!, para así entablarnos la “última batalla del humanismo”. Por supuesto, “la lucha empieza en el interior de cada uno”, en la intimidad o domesticidad nuestra, también nuestra sagrada familia, “vidas de novela”, “la copiosa novela de una vida común” o la poesía de un ciudadano normal, para un ciudadano normal; cuyo objetivo primero y último consiste en hacer confundir, en que se confundan los lugares públicos y los lugares privados, ámbitos imborrables para el capitalismo hasta ahora, hasta hoy día, cuando interesa con un alto e inmediato interés predominante que desaparezcan las razones históricas —políticas, económicas, sociales, ideológicas; de clase; de la lucha de clases— bajo razones sentimentales, intimistas e interiores, de la lucha por la vida, de la experiencia vital inmediata y subjetiva, biográfica y aun autobiográfica aunque interpuesta a base de máscaras o personajes lírico poéticos o narrativo novelescos. Y ese anecdotario en que acaban de convertir la escritura, la materialidad público social de la escritura literaria, está a punto de dar al traste con todo el gran montaje, el gran negocio de los bienes culturales para uso y consumo de ciudadanos normales —en cuanto que normalizados o sometidos a la normalidad de las normas o de la vida bajo el dominio del capitalismo salvaje—.
No hay nadie, ni un solo escrito que pase a descortezar los frutos del capitalismo real. El clonismo se constituye en su propio canon, todos repiten a todos, libro a libro, propuesta a propuesta, ad nauseam. La inefabilidad entonces, el irracionalismo —¡Oh “es tan extraña la realidad”!— aparece como única huida hacia delante, una aporía donde ya no hay nada que decir, que escribir. El originario re/humanismo sin solución de continuidad, y empacho de lecturas débiles —de la LOGSE como mucho— de Galdós, de Bécquer o Campoamor, de Lorca y Alberti, a cargo de filósofos versificadores o novelistas metafísicos, sin que falten tampoco los poetas solidarios y emprendedores, queda así una antigualla, una pieza de museo de los horrores después de Auschwitz, del 11-S neoyorkino o de las matanzas fundamentalistas de Irak o de Madrid.
La guerra santa capitalista que todo lo devora, con estricta lógica productiva ideológica, exigirá que pasen página y capítulo a sus propios intelectuales orgánicos. Han quedado obsoletos los discursos quintaesenciando o melodramatizando “el hombre y su novela” —o su poema—, cuantas folletinescas “vidas de novela” —o de poesía ciudadana— se terciaban debidamente puestas al día del “maravilloso y atroz siglo XX” con detalles al gusto urbano o al gusto historicista —aquellos héroes románticos del fascismo en España, aquella “anacronía de la guerra civil”—, o al gusto populista —los eternos “excluidos de la sociedad y de la historia, desterrados y perseguidos”, con “un linaje de desterrados secretos”, esto es, resistencia silenciosa— o al gusto verborreico —de envolventes meditaciones reflexivas, frases infinitas, trascendentes y metafísicas de andar por casa, poemáticas o autofictivas—; para el siglo XXI ha de reciclarse el trabajo de los intelectuales puestos a su servicio, en un estricto cumplimiento del servilismo orgánico intelectual; sometidos a los poderes y los intereses objetivos e históricos del capitalismo salvaje que habitamos y vivimos.
Y esos mismos poderes otorgarán prestigio y cargos, a cuenta del presupuesto público o de los capitales exoneradores de impuestos ¿invertidos en bienes culturales e ideológicos, y así doblemente rentables?, a cuantos funcionarios de la ideología dediquen su trabajo a una pura y dura metaforización de palabras, palabras, palabras, hábil juego de hacer versos o novelas cual espeleología de la belleza —nada convulsa, por supuesto— o de la ataraxia intelectual o de la esencia espiritual, travesuras o peripecias —nada irónicas, por supuesto—a la búsqueda y captura de la paz —interior, social, universal— o la espiritualidad —ascética y mística, hacia el espíritu y su unidad de destino en lo infinito y más allá—, para resolver el mal de estos “tiempos de fríos intereses económicos” y la permanente “crisis que padece el sistema”.
¿Cómo acabar, pues, con ese pensamiento intelectual y literario servil, clasista, sectario y soberbio, beligerante y violento?
No vale una puesta al día de aquella vieja fórmula —obsoleta, pues— que abría una división entre contrarios inagotables, entre los integrados y los apocalípticos; que ahora se ofertarían como integrados y resistentes, y, entre estos últimos, las huestes de los ecologistas en acción, otra fábula moral más de complaciente desobediencia cívica, una eficaz barricada frente a radicales y liberticidas. Ni valen las trampas estalinistas. Que el sectarismo y la criminología aquí y en París, en Pekín, en Berlín, Vietnam, Chicago o Moscú, el pietismo y la teología, las cárceles y el fideísmo, el fundamentalismo y los campos de concentración y exterminio, los dogmas y las verdades impuestas a punta de fusiles y de tiros en la nuca o también a golpes de aparatos ideológicos y de represión policial, jurídica, militar, carcelaria, política o escolar, constituyen y han constituido desde la noche de los tiempos, bajo el dominio de las leyes del mercado, sin excepción, continuos ataques, violencia de clase, acciones directas contra la —puta— base proletaria de la historia, contra el proletariado, derrotado pero jamás vencido ni cautivo, sino en cada barricada traicionado, en cada batalla y cada revolución vendido, invicto hasta nuestra lucha final. Como armas contrarrevolucionarias contra las posiciones proletarias.
No cabe tampoco negar el mundo —hombre sin mundo—, sino por el contrario no más contemplaciones, no más concesiones. Que ya no es tiempo de cordialidades, sino de tomar posesión de él, de saberlo y utilizarlo con todas las fuerzas que históricamente nos acompañan, unidos, porque este mundo lo hemos construido también nosotros, los explotados, los muertos y nosotros. Con toda la propiedad pública y social que nos da la explotación, situarnos en sus perversos desajustes y contradicciones, dislocar sus perversos lugares y situaciones, desmercantilizar sus perversos hábitos y productos, pervertir la sagrada propiedad privada.
Así que tomemos posiciones. Frente a las perversidades capitalistas, que sus hagiografistas y apologistas proclamarán propias y naturales no de un capitalismo salvaje sino del capitalismo real, en primera instancia habría que actuar radicalmente desnudando a los militantes de la progresía, cuyas exégesis prácticas del trabajo intelectual bajo las condiciones del servilismo a la dictadura del capital constituyen una guía dura e impagable —en sentido estricto— de nuestra estrategia y táctica de ocupación y de zapa. Ascendiendo —ellos, los progres— con su militancia, con su modernidad —¡qué bella es la vida moderna!— y su manual de transgresiones animadas, han llegado arriba —a la cima— en la jerarquía del funcionariado ideológico de clase, escalando puestos y prestigio en los aparatos del estado —todos colocados—en pago a los servicios prestados, por las plusvalías —económicas y sociales, políticas e ideológicas— extraídas y acumuladas gracias a su obra, esa falacia estética y moral con que subliman la realidad de muerte y miseria que la división de clases nos materializa día a día. Andan embebidos en su sectaria soberbia y aunque disfracen por arte de magia o de metáforas su naturaleza servil —de ancianos académicos reales, de jovenzuelos posmodernos— los reconocemos, porque ejercerán su voracidad obsesiva y contumaz incluso en su propia red de relaciones y complicidades, de moralidades y depredación.
En segunda instancia, dejaremos de lado las teorías o teoricismos del último clonismo postmarxista o postmarxiano que nos venga a la moda, y no sólo de París. Exigiremos una lectura directa —sin intermediarios— de Marx y Engels, de Lenin, de Gramsci y Althusser; y sus razones, sus conceptos, su utillaje y herramientas las desempolvaremos de sagradas interpretaciones o dogmáticas falsas discusiones. Sin emplastes teóricos o curanderismos para uso de las clases instruidas, actuaremos en la práctica, en la historia práctica del intelectualismo orgánico del capitalismo y sus formas, y en la actualidad práctica de los intelectuales y escritores salvajes de hoy. Poco a poco, paso a paso, trabajaremos con hechos y objetivos marcados por la realidad material del dominio de clase burgués capitalista, desnudándolos de sus máscaras, de sus disfraces, del ectoplasma de sus espiritualidades, sin halo de fantasmas o fantasmagorías que incluso les valga para sacralizar un mero acto mercantil o contractual de compra/venta de fuerza de trabajo ideológico e intelectual.
Habrá que desnudar así las históricas y actuales prácticas mercantiles, ideológicas e intelectuales, en el proceso de extracción de los trabajadores y en el proceso de producción de sus obras, objetos o mercancías. Sin olvidar los aparatos de extracción y de producción, situándolos como fábricas, como espacios y lugares de dominación, como cuarteles en donde la reproducción del dominio de clase ocupa estrictas posiciones beligerantes y se organiza como estrictas acciones directas contra los enemigos o contra los desafectos, contra los que por edad se educan
y van incorporándose a las relaciones de producción —económica, social, política, ideológica—, y máxime contra los subversivos.
He aquí, pues, los objetivos de nuestro frente de lucha ideológica. Habrá que escribir la realidad en sus términos reales, exactos, en sus relaciones desnudas. Escribir la realidad sin falacias ni tapujos, sin fraudes o edulcorantes melodramáticos o sentimentales. Sin metáforas —ni siquiera ecológicas—. Sin fábulas o estéticas morales que eludan e inescriban, que borren o tergiversen, que encubran o sublimen, o espiritualicen la situación concreta de explotación en las condiciones de trabajo y de vida que soportamos para beneficio de las clases dueñas de los medios de producción y control social. Habrá que escribir los mecanismos de esta explotación, la violencia con que se ejecuta día a día sobre el hombre —el hombre colectivo, sujeto colectivo— de carne y de hueso, sin atributos abstractos ni universales, sin derechos —ni tampoco izquierdos—, ni otras alienaciones ni amenas distracciones. Escribir el hombre de la clase histórica expropiada y enajenada, paria hasta la batalla final, aquí y ahora, desnuda en su lucha contra la explotación y violencia de las clases capitalistas. Habrá que escribir la realidad de esta lucha. Escribir que no hay más realidad que esta lucha. Que no hay más historia ni más realidad que la lucha de clases. Habrá que escribir, en fin, la lucha de clases.
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