25 septiembre, 2016

La obsolescencia de los justos (1979) – Günter Anders




Según el Herald Tribune, Carter declaró que las instalaciones nucleares pueden caer en “manos equivocadas”, en las de los “criminales”. ¡Qué ingenuidad! ¡Como si hubiera “manos justas”, propietarios no criminales de lo monstruoso! ¿No se convierte en criminal toda mano que “mantiene” esas instalaciones, es decir, que se convierte en “equivocada” justo por mantenerlas? La mano de Truman y su utilización de dos bombas en 1945, ¿era quizás menos “equivocada”, por ser desgraciadamente presidente de los Estados Unidos? Más bien al contrario, ¿su presidencia no era moralmente equivocada porque poseía dos bombas atómicas? Sí, las poseía. Pues eso ya basta. “Tener” era ya “utilizar”. Habere es ya adhiebere. La amoralidad no consistía sólo en su lanzamiento, sino en su posesión, pues si Hiroshima y Nagasaki no hubieran sido devastadas, la bomba iba a acabar siendo automáticamente una amenaza de genocidio.
Lo que vale de las bombas, vale también, mutatis mutandis, de las instalaciones, desde las que hoy es posible no sólo para cualquier wrong hand [mano equivocada], sino para cualquier hojalatero, producir armas atómicas.


La obsolescencia del hombre (Vol.II), Günter Anders, Pág.331

2 comentarios:

  1. Yo no tengo claro si existen tantas armas atómicas como se supone, de lo que no se puede dudar es del poder destructivo de lo que haya y del peligro de quienes lo tienen.

    Salud!

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  2. El hombre está obsoleto y cuando desaparezcamos estoy seguro de que el perro lo hará con nosotros, así que el mundo será o de los gatos o de las Ratas. Aunque por otra parte estoy más con Rosendo y tal vez dominen directamente las cucarachas que no mueran empachadas con nuestra carne radioactiva. Fétido festín.
    Salud!

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