25 noviembre, 2016

La gran mentira de los valores europeos - Miguel Riera


Como es sabido, los europeos atesoramos grandes valores. Frente a civilizaciones desalmadas, o fracasadas, o ignoradas, los europeos hemos construido la nuestra basándonos en valores humanísticos, que se han traducido en nuestros tiempos en una defensa acérrima de los derechos humanos a nivel universal, y en la cooperación y el acuerdo por encima de la dominación y el conflicto.

La nuestra, sabido es, es una tradición que hunde sus raíces en la Grecia clásica y llega a nuestros días no ya incólume, sino mejorando en cada salto cualitativo de los muchos que hemos dado hasta hoy. Ahí es nada contemplar esa cadena que arranca en Platón y Aristóteles y continúa con Séneca, Dante, Rousseau, Goethe, Bertrand Russell, Einstein… por citar a unos pocos. Somos, definitivamente, una cultura superior….

Pero, parece que algo falla en el relato que supone a los europeos unos valores superiores. Sobre todo si contemplamos la indiferencia de los poderes públicos y privados ante el drama que se desarrolla cotidianamente en la Gran Fosa Mediteránea.

Foto: Samuel Aranda

Miles y miles de muertos nos recuerdan con su silencio que los valores hay que demostrarlos, y que los gobernantes europeos son, simplemente, impávidos guardianes de cementerio, gélidos témpanos bien alimentados, que temen quizás el vociferío de parte del pueblo europeo, aterrorizado este a su vez porque la “invasión” de foráneos pueda acabar subvirtiendo sus “valores” y su forma de vivir. ¡Ah, la cristiandad se siente amenazada! Menuda estupidez.

Digamos que, ante el macabro espectáculo que este mar nuestro ofrece, unas pocas buenas gentes hacen lo que pueden ante la tragedia; otros miran hacia otro lado, tal vez conmovidos puntualmente por la imagen del cadáver de un niño depositado en la arena o la mirada desesperada de quien teme ahogarse; y la mayoría opta por suspirar y resignarse a lo que está sucediendo, como si esos millares de víctimas estuvieran sometidos a un destino inapelable. Sin remedio. Y hay que tener muy endurecido el corazón para no sentirlo herido no ya viendo, sino simplemente sabiendo lo que está pasando. Y todos lo sabemos.

Así pues, parece que Europa está perdiendo sus valores. Pero… ¿alguna vez existieron?

Retrocedamos en el tiempo. No mucho, porque en el medioevo lo corriente –y moralmente justificado, incluso por las diversas religiones– era la conquista, es decir, liquidar a alguien –o esclavizarlo– para robar sus posesiones, por miserables que estas fueran. No, dejemos esa época oscura y viajemos a la luz: la Revolución Francesa. Igualdad, libertad, fraternidad… hermosas palabras que recorrieron Europa. Pero que duraron poco: Napoleón, el dictador ilustrado, acabó con ellas en un plis plas, imponiendo los nuevos valores a cañonazos por toda Europa. Ya se sabe: para algunos, la guerra es el mejor método para ganar la paz. Y la fraternidad no es buena para los negocios.

Y casi empalmando en el tiempo, los cultos y educados europeos, supuestamente orgullosos de sus valores, descubrimos que quedaba aún mucho mundo que conquistar, y nos dimos a ello con entusiasmo. Los ibéricos seguimos explotando las colonias. Los atildados británicos se hicieron con la India, además de participar en el reparto de África, un reparto que incluso tuvo un momento pintoresco: cuando el rey Leopoldo de Bélgica se adjudicó el Congo a título personal, como si fuera una pequeña finca a las afueras de Bruselas. No hubo genocidio (que sí lo hubo en la conquista del Oeste norteamericano) porque hacía falta mano de obra autóctona para cavar en las minas. Por cierto, la esclavitud persistió en América (y en España y sus colonias) hasta la segunda mitad del siglo XIX. ¿Dónde estaban por aquel entonces esos valores que nos confieren superioridad moral ante otros pueblos?

La Gran Fosa Mediteránea

Además, con el paso del tiempo no parece que las cosas mejoraron: ahí está la primera guerra mundial, con las masas europeas marchando alegres al frente, a matarse entre ellos, tal vez creyendo cada uno en sus valores, dejando al menos 10 millones de muertos y más de 20 millones de heridos. Y, en nombre de valores europeos (arios, según Hitler) los nazis inventaron las cámaras de gas para exterminar como insectos molestos a judíos europeos, comunistas y gitanos, y provocaron una nueva guerra que dejó entre 60 y 70 millones de muertos. Aquí, en España, además de embarcarnos en una sangrienta guerra civil, tenemos el deshonor de ser el segundo país del mundo –tras Camboya– en número de desaparecidos. Y no podemos olvidar el racismo en Occidente, presente durante tantos años, siglo XX incluido, en Estados Unidos y Sudáfrica, y latente en muchos otros países.

Claro está que los tiempos han cambiado, y ahora mismo los europeos –e incluyo aquí a los estadounidenses, esos hijos de la cultura europea– proclamamos en voz alta nuestra defensa de la paz y los derechos humanos. Somos pacíficos, tolerantes, compensivos. Contribuimos, quien más, quién menos, a sostener a alguna ONG. ¡Ah, sí, nosotros somos diferentes! ¡Diferentes! Por eso destruimos Iraq, bombardeamos Serbia, arrasamos Libia y ahorita mismo casi hemos conseguido la extinción de Siria. Un éxito tras otro.

Foto: Marko Risovik

Esa es nuestra historia. La verdadera. Dejémonos de pamplinas.

En definitiva, y para acabar: que los famosos valores europeos son una mandanga, una gran mentira, un cuento chino que solo sirve para darnos autobombo, mientras los cadáveres siguen alfombrando el mar. Y sin que nadie ponga fin a este asesinato colectivo.


4 comentarios:

  1. Creo que es la otra cara de la publicación anterior, (que por cierto no me pusiste el comentario).
    Entiendo lo escrito como propaganda anti-blanca que pretende acusarnos, en lugar de a nuestros mandatarios; Yo no tengo la culpa de lo que haga el gobierno del estado donde resido, yo no lo apoyo ni lo justifico, ni siquiera lo voté nunca, así que no soy cómplice de lo que haga.

    Nuestra cultura, por supuesto es superior a muchas otras, ¿o nos van a dar clases los orientales, los musulmanes, los africanos? Por supuesto hay individuos mejores y peores en todas ellas, pero hablo de cultura y de realidad, no confundamos tampoco con racismos ni chovinismos.

    El texto está además plagado de incorrecciones y de mentiras. Parece que se pretenda apelar a nuestra emotividad para que nos sintamos culpables y que permitamos la destrucción de nuestro mundo y el de aquellos a los que nuestros estados invaden.
    No, basta de culparnos, basta de pedirnos cuentas a quienes poco podemos hacer si no es organizarnos y acabar con el sistema que sufrimos desde hace cientos o miles de años.

    Salud!

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    1. Ya he publicado y respondido a tu anterior comentario. Recibo los comentarios en bandeja de entrada de mis correos y desde ahí los publico. No tengo suscripción a los tuyos porque en tu blog no tienes habilitada esa opción, de modo que, a veces, olvido comprobar (en el blog) los entrantes. Te pido disculpas. Subsanado.

      No se trata de superioridad o inferioridad cultural, sino de la evidente agresividad imperialista que Europa a demostrado a lo largo de la historia. Es cierto que esa agresividad se ha cebado, en primera instancia, con las clases oprimidas de la misma Europa, pero no por ello deja de ser cierto. Claro que, no sólo Europa ha sido imperialista, pero lo que el autor de este artículo cuestiona son los valores éticos y morales de los que tanto han alardeado y alardean sus gobernantes mientras arrasan pueblos y naciones. Es más una encendida crítica a dicha hipocresía que esa "propaganda anti-blanca" que dices tú percibir. No estaría de más que señalaras cuales son esas "incorrecciones y mentiras", es posible que yo no me haya percatado de ellas.

      Salud!

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    2. Estoy de hospitales y sin tiempo, lo siento si me quedo a medias. ;-)

      No tengo habilitado eso que dices, porque no estoy muy puesto, lo siento, a ver ahora que lo se si me pongo cuando tenga tiempo.

      Al texto...
      Lo que me refiero es que la culpa es de los estados, no del pueblo, pero esos estados alardean de la bondad de su pueblo, no el de ellos, aunque solo es para justificar sus maldades.
      El pueblo no es culpable, pero ahora pretenden que lo sea porque se pretende suprimir a ese pueblo (occidental) que ahora ya no es necesario.

      Sobre las incorrecciones:
      Por ejemplo, dice que España es el segundo país con desaparecidos, si vale, pero entonces el primero es peor aun ¿no?
      Cuando se dice (no aquí en general) que Europa conquistó India, América, África... es cierto, pero fue con ayuda de Indios, Africanos, Americanos...
      -La esclavitud, los cazadores de esclavos eran negros o indígenas americanos que capturaban a tribus enemigas y las vendían a los blancos,
      -Las tropas de los Españoles en Sur América, eran cuatro gatos, si no les hubieran ayudado los indígenas no se hubieran comido una leche, igual que los ingleses en la India, por ejemplo.

      A la hora de donar órganos, de acoger extranjeros (digan lo que digan), de ayuda humanitaria, (de verdad, no institucional), los Europeos siempre destacan, mira las estadísticas, la gente que más rechaza la tortura,la pena de muerte, etc.
      Otra cosa es lo que sus gobiernos hagan o digan ,esa es la distinción que yo hago.


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  2. Nuestra cultura cambió en el SXVI con la instauración del capitalismo. Desde entonces la historia europea ya no es una historia de caballeros y damiselas sino de ejércitos y monstruos salpicada por explosiones de lucided apagada.
    En el SXXI no son solo los refugiados condenados a muerte los que se hunden.
    Salud!

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