28 enero, 2017

La nueva liturgia de la sumisión


“La propaganda fascista pudo echar raíces debido a la estructura autoritaria y temerosa de libertad de los hombres. Por eso la importancia sociológica de Hitler no reside en su personalidad, sino en la significación que le otorgan las masas”  
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo


“el origen pequeñoburgués de las ideas de Hitler coincidía en lo esencial con la estructura de las masas que tan buena acogida dieron a estas ideas” 
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo


“cuanto más haya perdido el individuo-masa, a consecuencia de su educación, el sentido de su autonomía, tanto más se manifiesta la identificación con el conductor, y tanto más la necesidad infantil de apoyo se disfraza con el ropaje de sentirse-uno-con-el Führer. (…) El pequeño burgués reaccionario se descubre a sí mismo en el Führer, en el Estado autoritario y, a causa de esta identificación, se siente el defensor de la nacionalidad y de la nación” 
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo


“los individuos componentes de una masa precisan todavía actualmente de la ilusión de que el jefe los ama a todos con un amor justo y equitativo, mientras que el jefe mismo no necesita amar a nadie, puede erigirse en dueño y señor y, aunque absolutamente narcisista, se halla seguro de sí mismo y goza de completa independencia” 
Sigmund Freud: Psicología de las masas y análisis del yo


“el poder del lazo religioso para consolidar los grupos sociales sólo tiene igual en el fanatismo de los modos más evolucionados de la manipulación de las masas. La incorporación a la organización difunde la fraternidad y sus delirios adyacentes, dirigidos hacia un enemigo, con los goces pertinentes” 
Pierre Legendre: El amor del censor


“La sacralización del orden mantiene cerca la cristología tradicional, es decir, la teología del jefe (que se apoderó del discurso político) que figura allí para despojar a los humanos en beneficio del Poder intocable al que es ofrecido el deseo” 
Pierre Legendre: El amor del censor

La nueva liturgia de la sumisión
El desarrollo industrial de las sociedades actuales junto con el progreso alcanzado en la vía tecnológica y el consiguiente aumento de los niveles de vida, podrían llevar a pensar en un relajamiento de los controles represivos institucionales así como en la cesación de la servidumbre sellada históricamente sobre los individuos. La desaparición de los “grandes” y abominables tiranos que visible y ostensiblemente sometían a sus súbditos parecería corroborar tal sofocación de la dominación represiva. No obstante, nos encontramos con nuevos omniscientes portadores de un nuevo dogmatismo que designa y moviliza técnicas más refinadas de amaestramiento, unos omniscientes que carecen de rostro identificable y que actúan como mediadores entre un amo igualmente anónimo y unos servidores que desconocen o niegan su propia condición. Así, los medios de comunicación de masas y todo el aparato publicitario y propagandístico que los sostiene, sirven de soporte a la institución social y al aparato productivo que la define, el cual, mediante un vasto complejo de mercancías y útiles que evolucionan tan rápido como marcan los avances de la técnica, somete a los individuos satisfaciendo una red de necesidades artificiales que a fuerza de ser promulgadas, han terminado por definir y condicionar la identidad y la vida misma de los sujetos. 


La “totalitarización” de este aparato y de la sociedad se expresa en su determinación y administración de las necesidades y conductas individuales, determinación que se ejecuta bajo el velo de la sonrisa y de la dominación “funny” y que consolida de este modo el sometimiento por la vía de la satisfacción instintiva. Así, el individuo se reconoce en aquello que consume (que le dicen que tiene que ser consumido), se reencuentra consigo mismo en el goce que obtiene de la satisfacción de las necesidades artificiales y falsas que han sido creadas para que, mientras se goza (con el videojuego, el teléfono móvil, las vacaciones a crédito en Benidorm o el reality televisivo de temporada), se olvide uno de su servidumbre. De acuerdo con esta lógica totalitaria que ha sustituido la dominación por la administración total de la existencia, el adoctrinamiento deja de ser percibido como tal para elevarse al status del nivel de vida, para ser traducido en la seducción y atractivo que aporta el consumo y la supuesta liberalización de los instintos, especialmente aquellos que atañen a la sexualidad. Ésta es presentada como liberada de sus tradicionales cadenas y restricciones moralistas, es ofrecida bajo la óptica de diferentes discursos e imágenes que recuerdan al sujeto el amplio abanico de posibilidades del que dispone para disfrutar y dar forma libremente a su sexualidad y a su propio goce. No obstante, y de manos de la “ciencia” publicitaria y de la vasta industria del ocio, ésta es transformada e integrada en el sistema como mercancía, como valor de uso, lo que en último término genera un viraje de la represión sexual hacia un discurso pornográfico moralizador que se hace cargo de que todo lo que sucede a nivel sexual sea establecido de un modo fehaciente en las pantallas y carteles publicitarios. Así, esta movilización y administración controlada de la libido desmiente que en los últimos años y en virtud del progreso de la economía y la técnica, la libertad individual se haya desligado de sus ataduras para alcanzar mayores cotas de autonomía e independencia, sino que inversamente se robustece la sumisión haciéndola sonreír bajo la apariencia de muchas libertades y comodidades. 


Esta “desublimación institucionalizada y adaptada” que tan atinadamente supo entrever Marcuse, no sólo responde a la sofisticación de las técnicas de sujeción del individuo, sino que acentúa a su vez el voluntarismo y el “à l’aise” [acomodo] de la servidumbre al restar a la conciencia la posibilidad de rechazo y de protesta. A partir de aquí, y gracias a la habilidad sugestiva de la propaganda y a la generalización del consumo (con sus goces adyacentes), asistimos a una progresiva desaparición de la sensación de alienación motivada tanto por la creciente identificación de los sujetos con la existencia que se les impone, como por la ausencia de alternativas viables que corrijan los defectos del sistema, lo que otorga a la servidumbre una racionalidad que deja fuera y discrimina a aquellos que voluntariamente no quieren someterse. 


Con ello, el nuevo orden dogmático representado por la publicidad y la lógica de la mercancía, se vuelve más difícilmente combatible, pues en la medida en que se extiende y penetra en todas las capas de la población por la vía de la satisfacción instintiva, su interiorización se generaliza hasta configurar un modo establecido de vida al que el individuo se niega a renunciar. Asimismo, y si abrimos la posibilidad de la vía del combate, se plantea una nueva problemática: ¿contra quién va dirigida la lucha?, ¿cuál es el rostro de la nueva autoridad que sienta y determina la existencia de todos, inclusive de los que se niegan a aceptarla? La ausencia de respuestas, dada la falta de presencias corpóreas e identificables, cierra el círculo vicioso de la dominación tornada administración y de la servidumbre vuelta modo de vida gratificante. Como señala Legendre, las nuevas prescripciones laicas fijadas por la publicidad a través de su “ciencia de la sonrisa” sustituyen a toda religión y colman los vacíos creando necesidades provistas ya de sus propios métodos de satisfacción, unas necesidades que robustecen el peso del individualismo y contribuyen a la liquidación de todo lazo social. Así, la solidaridad se diluye para dejar paso al triunfo del egotismo, nutrido éste desde los medios de comunicación y los avances tecnológicos que obstruyen los antiguos modos de identificación colectiva. Ésta queda relegada a la vía exclusiva del consumo y se ve alentada por la caída del sistema de opuestos (burguesía / trabajadores; capitalismo/ comunismo) y la consiguiente tendencia a la convergencia ideológica de los partidos políticos. Por otra parte, el imaginario colectivo tiende a homogenizarse en su servidumbre y a fijar sus ideales por la vía de la espectacularidad que desprenden los distintos medios de comunicación, cuyos agentes publicitarios con su lenguaje uniformizante de conductas y actos, sientan las bases de lo que es deseable, divertido o digno de desprecio.


La inmediata consecuencia de este “pensamiento unidimensional” es el conformismo y quietismo acrítico que define a los individuos de las sociedades actuales, cuya cómoda vida administrada y precondicionada por la satisfacción de los propios bienes consumidos, invalida (¡por irracional!) toda pretensión de autodeterminación y desvelamiento de la verdadera lógica esclavista que subyace a todo el sistema. Así, el sometimiento del individuo al dominio técnico que asegura el confort y la “buena vida” (que no la “vida buena”), termina por hacer de aquel un instrumento de la propia técnica, anulando con ello toda posibilidad de subjetividad y autonomía en el sujeto. Con ello, y tal y como subrayó Marcuse, la satisfacción obtenida por las posibilidades abiertas por la técnica, convierte a los individuos de las sociedades actuales en “esclavos sublimados”, esto es, en siervos reducidos al “status de cosa” que , como tales, aceptan su manejabilidad al precio del goce que ofrece el consumo. Frente a esto, la liberación se recrudece a medida que ese goce es aumentado, a medida que la toma de conciencia de la propia servidumbre se ve sepultada por los beneficios que produce la sumisión a un poder que, habiendo abandonado el látigo y el terror, se ofrece a sus siervos bajo el rostro amable del amor y la caricia.


Citas y texto tomados de La Perversión del deseo gregario: el problema de las masas y de su lucha por la servidumbre, de Laura Suárez González de Araújo. (Completo en PDF aquí)

12 comentarios:

  1. Muy bueno.
    La segunda foto me ha recordado a aquella en que todos los asistentes, menos uno, a un mitin de Hitler levantaban la mano. Ahora han perfeccionado el método y ya no queda ningún disidente.

    Como se dice, el problema es la dificultad de identificar al "enemigo" físicamente. Para mi es muy fácil: El propio sistema y la tecnología que lo sostiene.
    La forma de rechazarlo y combatirlo para por renunciar a las "comodidades" que ofrece y que nos destruyen, pasa por fortalecer el espíritu a base de renunciar a esas comodidades artificiales, de aceptar nuestra biología humana y un modo de vida acorde con él.


    Salud!

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    1. Conozco la foto que mencionas, creo recordar que aquel hombre estaba casado con una judía.

      El enemigo es el propio sistema, sí, pero hay que pasar de la abstracción general a la cosa concreta. Es evidente que falta conciencia de clase, y que sin dicha conciencia difícilmente puede articularse una organización capaz de oponerse al sistema de manera efectiva.

      Salud!

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  2. Buen documento. Me lo guardo ;)

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    1. Compartir, un verbo poco utilizado hoy en día.

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  4. A una persona con buen trabajo y buena paga se la suda prácticamente todo, incluida la información basura o verídica, estado corporación o iglesia. Se la suuuuda y se convierte en ente pasivo. Ejemplo PSOE o Potemos.
    El problema llega cuando la grasa escasea, el parné no abundan y se empiezan a partir los lomos. Entonces se necesita degradar a la persona al máximo para que no tenga acceso a información y recursos y no sea necesario ni reprimirla. La buena vida se acabó y hay mucha gente enfadada, y más que habrá. A ver ahora que sucede con el monstruo que han creado.
    Salud!

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    1. El monstruo que "hemos" creado, querrás decir, pues, en general, nuestras acciones cotidianas más que destruirlo lo perpetua.

      Salud!

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    2. La sociedad crea monstruos transformando personas en animales. Quimeras y Dragones.
      A propósito, ¿Será verdad que han cogido a Trump por cabeza de turco para deshacer la hegemonía americana? Tiene pinta de implosión programada. ¿Tú que opinas? Pregunta abierta a tertulianos.
      Salud!
      Salud!

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    3. Pues vete tú a saber... Dado el panorama, es una hipótesis no descartable. Pero, en mi modesta opinión, con Trump o sin él, la hegemonía norteamericana tiene sus días contados, hay sobrados signos que así lo indican. Da la sensación de que Trump ha entrado en el poder como elefante en cacharrería, pero tal vez sea una táctica de cara a su electorado más rancio y conservador. Hasta que no tome decisiones de ámbito militar, como todos sus antecesores hicieron, no sabremos de qué va realmente... él, y lo que es más importante, el capital al mando.

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    4. Trump busca un aliado en la India:

      http://www.cnbc.com/2017/01/27/donald-trump-wants-india-as-ally-to-counterbalance-china.html

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    5. http://www.voltairenet.org/article195040.html

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