18 mayo, 2017

"Antes de expresar nuestra solidaridad, debemos tener claro a quienes y qué es lo que estamos apoyando" - George Ciccariello-Maher


No todos los que se llaman a sí mismos anarquistas son dignos de este nombre

Cuando se trata de las protestas venezolanas de las últimas semanas y meses, la desinformación reinante es suprema. Al igual que liberales y progresistas han sido engañados por hashtags desesperados, como #SOSVenezuela y comparaciones simplistas con Occupy, así también la izquierda radical ha sido tentada por los algunos autodenominados anarquistas venezolanos, en concreto por El Libertario.

Esto no es una crítica al anarquismo en general ni tampoco de todos los anarquistas venezolanos (hablaré de otros más abajo). Siempre he estado muy cerca del medio anarquista y, aunque frustrado por ciertos puntos ciegos del mismo, estoy influenciado por el anarquismo como método de lucha revolucionaria que comprende las contradicciones inherentes del Estado. Sin embargo, el liberal-anarquismo de clase media de El Libertario no representa esa consecuente y revolucionaria visión anarquista, sino su traición. Condescendiente hacia los pobres y totalmente ausente de las luchas concretas, en su lugar se ha aliado con los reaccionarios movimientos de la élite.

En un artículo reciente, publicado en Inglés por Libcom.org y ROAR Magazine, Rafael Uzcátegui (que no debe confundirse con el ex guerrillero del mismo nombre), cabeza visible de El Libertario, no sólo presenta un engañoso informe de las recientes protestas, sino que también proporciona una muy reveladora "perspectiva anarquista" para el "mal informado". Desafortunadamente, nos deja aún peor informados que antes, cercenando cualquier perspectiva anarquista posible. (Si bien este no es momento para diseccionar completamente el libro de Uzcátegui, Venezuela: La Revolución como espectáculo, vamos a decir que -como sugiere el título- es más Debord que Magón o Bakunin.)

Lo engañoso es que Uzcátegui repite las falsedades mediáticas de cómo comenzaron las protestas, alegando la represión policial, cuando la policía sólo actuó en respuesta al ataque del 6 de febrero contra la casa del gobernador en Táchira. Él, acríticamente, informa de detenciones y denuncias de tortura, a pesar de que la mayoría de estos hechos nunca fueron denunciados a los organismos competentes, y que algunos se encuentran bajo investigación. Mientras que, con razón, menciona el papel de los policías en las muertes de los dos manifestantes el 12 de febrero, no menciona que los oficiales responsables fueron detenidos y acusados (el número de funcionarios detenidos por el uso excesivo de la fuerza es, hasta la fecha, de 17).

Él invoca una reiterada frase hecha, que no hay libertad de prensa en Venezuela, pero obvia el hecho de que el periódico más importante de Venezuela, Últimas Noticias (que es simpatizante del gobierno), proporcionó a la investigación en curso el vídeo fundamental que muestra las acciones de los funcionarios de seguridad el 12 de febrero. Él critica la sugerencia del presidente, Nicolás Maduro, de que un golpe de Estado similar al que derrocó brevemente a Hugo Chávez en el año 2002 podría estar en marcha, pero pasa por alto la propia ambigüedad del El Libertario hacia ese mismo golpe cuando sucedió.

Lo revelador, sin embargo, es el hecho de que Uzcátegui se posiciona en El Libertario como "simple espectador" que, condescendiente, culpa a "los bajos niveles de cultura política" de la ausencia de una izquierda realmente independiente. Para cualquiera que ha pasado una sola semana en Venezuela, y en especial para los estadounidenses que hemos vivido mucho tiempo allí, esta última afirmación es totalmente incomprensible, ya que la cultura política de Venezuela, el aluvión constante de vibrante actividad y crítica revolucionaria es a veces abrumadora. Pero esto, junto con la demonización de Uzcátegui de las organizaciones populares revolucionarias (colectivos) así como de los "grupos milicianos", dice mucho de la oposición de El Libertario a las luchas populares, a la voluntariosa actividad de los más pobres y al apoyo de El Libertario a las concepciones de la clase media de los cambios sociales, concepciones que son, en última instancia, cómplices con la derecha.

¿Quiénes son El Libertario?

1. Una organización de clase media…

Como dice un ex miembro, El Libertario está constituido por "esnobs de clase alta “hijitos de papá totales (sifrinos), niños ricos mimados”. El propio Uzcátegui viene de una familia adinerada y se hizo aún más “aburguesado como estudiante de Políticas en la universidad". (Uzcátegui incluso trabajó para el antiguo alcalde de Baruta, en el este rico de Caracas, que no es otro que el líder de la oposición de derecha, Henrique Capriles, antiguo miembro del partido opositor Primero Justicia, financiado por Estados Unidos). Desde luego, el origen no es una maldición, más de un revolucionario ha cometido "suicidio de clase" para unirse a la lucha, pero no es el caso de El Libertario.

2. ...con la política liberal de clase media...

En palabras de un antiguo miembro, El Libertario "opera más como una ONG que como un grupo, no es un movimiento de base", y esto no debería sorprender ya que sus miembros tienen estrechas relaciones con ONG’s liberales de derechos humanos, como Provea, donde trabaja Uzcátegui. Mientras que los revolucionarios de todo el mundo son cada vez más conscientes de las limitaciones e incluso del peligro que hoy puede conllevar el discurso de los derechos humanos, estratégicamente cooptados en los últimos años por las fuerzas de derecha en todo el mundo.

Limitaciones inherentes a los derechos humanos aparte, Uzcátegui y PROVEA han ido más lejos en las últimas semanas haciendo circular denuncias unilaterales del gobierno de Maduro, pero sin mencionar las muchas muertes a manos de los opositores. De modo que, no tendrás ni idea de que dos motociclistas han sido decapitados por el alambre de púas dispuesto a tal efecto, o de los transeúntes atacados e incluso asesinados al cruzar las barricadas para ir a trabajar. Afortunadamente, defensores de derechos humanos, algunos de ellos antiguos miembros de PROVEA y Amnistía Internacional, han denunciado recientemente este uso manipulador del discurso de los derechos humanos.

3. ...que defiende el liderazgo de la clase media...

Más sorprendente aún es que, en un país en el que la mayoría pobre –tanto la clase obrera tradicional como los sectores más desfavorecidos– se ha vuelto cada vez más organizada y revolucionaria, Rodolfo Montes de Oca, de El Libertario, apoya, incluso abiertamente, la idea de que es la clase media la que debe dirigir la lucha. En un artículo repleto de las obligadas referencias al "contrapoder" y de citas de Graeber y Holloway, nos encontramos con la sorprendente sugerencia de que "la clase media con educación universitaria, y tal vez los dueños de pequeños medios de producción y los proveedores de servicios, son los más preparados para asumir el liderazgo dentro de las organizaciones y movimientos sociales emergentes, ya que sus necesidades básicas están cubiertas y su autonomía no correrá peligro [hipotecada]"

La elección de dichas palabras por Montes de Oca es reveladora, pues por hipotecada se refiere literalmente a las hipotecas, lo cual da a entender que los pobres simplemente venderán sus lealtades políticas al mejor postor. En Sobre la revolución, Hannah Arendt argumentó que la Revolución Francesa estaba condenada al fracaso por "la necesidad y la pobreza", ya que sus partidarios fueron extraídos de "la multitud de los pobres". Y aquí tenemos a los llamados "anarquistas" esgrimiendo el mismo cansino argumento: los pobres, al parecer, no son de fiar para dirigir sus propias luchas sociales a causa de sus estómagos vacíos. En palabras de un crítico, El Libertario aspira a ser, "El jefe en el lugar de trabajo y el jefe en la revolución".

4. ...que está ausente de las luchas populares...

Como resultado de esta composición de ideología liberal de clase media y el énfasis en su liderazgo, no es de extrañar que El Libertario estuviera ausente de las luchas populares de base y, en cambio, cada vez más aliado con la clase media y la lucha de estudiantes conservadores de las universidades de élite y privadas. En palabras de un antiguo miembro, El Libertario "nunca ha tenido presencia en el barrio", y cuando en el pasado se intentaron pequeños proyectos, su método vanguardista de trabajo –con el que trataron de iluminar a los pobres–, era de "auto-aislamiento" en la práctica. De manera similar, otros anarquistas venezolanos insisten en que a El Libertario "nunca se le ha visto por las comunidades en lucha." Incluso los simpatizantes de El Libertario han señalado que "su presencia es casi marginal en muchos sectores clave de la lucha social", una caracterización que se ajusta a la admisión de Uzcátegui de que son "simples espectadores."

Por ejemplo, cuando en 2004 las organizaciones revolucionarias dedicadas a la acción directa derriban una estatua de Colón en Plaza Venezuela en nombre de la descolonización, algunos fueron detenidos y Chávez denunció a los organizadores como "anarquistas." En lugar de participar en la acción o mostrar solidaridad con los detenidos, El Libertario optó por burlarse de dicha acción –revelando así su vieja obsesión– calificándola de simple espectáculo, y culpó a los arrestados por su ingenuidad al suponer que el gobierno los apoyaría. En la compleja dialéctica del proceso revolucionario, vale la pena señalar que a pesar de la denuncia inicial de Chávez, estas y otras acciones directas radicales empujaron al gobierno bolivariano a enfatizar el genocidio indígena y, finalmente, a declarar el 12 de octubre como "Día de la Resistencia Indígena".

Tras una acción combativa similar, en el aniversario del Caracazo de 2008, acción que Chávez volvió a tildar de "anarquista", de nuevo El Libertario no expresó su solidaridad, pero en cambio emitió un comunicado insistiendo en que Chávez no sabía lo que significaba esa palabra. Según los participantes, era evidente que Chávez había "tocado su palabra sagrada" y no podían permitir que nadie fuera acusado de anarquismo tergiversando el lema de la acción –"no queremos que nos gobiernen: queremos gobernar"– como una mera demanda de poder estatal.

5. ...más inclinada a unir sus fuerzas con la derecha...

La lista sigue y sigue: mientras los revolucionarios (que apoyaron a Chávez) fueron reprimidos por la Guardia Nacional durante su participación en una caravana de 2008 en apoyo a los derechos indígenas Yukpa, El Libertario, desaparecido a pesar de su supuesto apoyo a la lucha Yukpa, estaba en cambio en las calles con los estudiantes de la clase media, defendiendo la estación de televisión de la derecha RCTV. Todo esto apunta a una tendencia preocupante: en lugar de sumergirse en las luchas populares revolucionarias, El Libertario se ha movido cada vez más hacia las luchas estudiantiles de tendencia derechista. Esta tendencia se ha visto confirmada en las últimas semanas, cuando miembros de El Libertario han celebrado abiertamente el movimiento de protesta de una clase media mayoritariamente de derecha. Uzcátegui ha ido tan lejos –de acuerdo con sus tweets–, como para confundir esta multitudinaria clase media (que otros "libertarios" argumentan es hegemónicamente fascista) con la multitud de la red, de esta manera comete el error cardinal de olvidar que para el viejo Antonio Negri, la multitud es sobre todo un "concepto de clase."

6. ...debido a una caricaturesca política de "lucha a tres bandas"...

A El Libertario le gusta posicionarse igualmente en contra del chavismo como de la derecha. Si bien esto evoca de alguna manera la lógica de la "lucha de tres vías" o "lucha tripolar", lo hace de manera burda y caricaturesca (aunque, seamos realistas, la lucha de tres vías es ya de por sí ridícula y caricaturesca). Esto fue tan claro durante el golpe de derecha de abril de 2002 como lo es hoy: confrontado a un golpe de Estado que no sólo derrocó a Chávez, sino también la progresiva Constitución de 1999, que dejó decenas de muertos en las calles antes de ser neutralizado por la rebelión popular, El Libertario volvió a quedar almargen, sin querer siquiera condenar este asalto fascista contra el pueblo. (Las ediciones 26 y 27 de El Libertario, publicadas en la época del golpe, están convenientemente incluidas en el archivo web, pero yo mismo he entrevistado a ex miembros que dejaron El Libertario tras esta "posición reaccionaria").

7. ...haciendo cualquier perspectiva revolucionaria de masas imposible.

Uzcátegui insiste en que "la Izquierda Independiente Revolucionaria de Venezuela” (sectores anarquistas que siguen a Trotsky, Marx, Lenin y Guevara) son "simples espectadores", pero ¿qué pasa con los socialistas revolucionarios como la corriente Marea Socialista? ¿Qué pasa con los militantes anarquistas libertarios revolucionarios como Roland Denis, que en lugar de admirar la creatividad cibernética de estos manifestantes nos insta a tomar medidas radicales para "desactivar el fascismo"? ¿Y qué hay de los guevaristas revolucionarios, como la nueva corriente Guevarista Bolivariana actual, o el Colectivo La Piedrita, uno de los colectivos populares al que Uzcátegui tacha de ser una milicia ciegamente chavista, a pesar de que eran décadas anteriores a Chávez y con frecuencia se enfrentaron al gobierno en la práctica.

En lugar de buscar humildemente una base en el trabajo de masas, El Libertario insiste condescendientemente en que si las masas no se unen a ellos, tanto peor para las masas. En consecuencia, tilda a los que discrepan de oficialistas, de partidarios del gobierno, en un intento de borrar la historia real de la autonomía revolucionaria dentro del movimiento bolivariano. Así, mientras que El Libertario cotorrea los cansinos mantras de la oposición de que no hay libertad de prensa en Venezuela (que es una mentira descarada, por cierto), no tiene en cuenta el florecimiento de los medios de comunicación populares de base en los últimos años, así como el hecho de que los revolucionarios estaban exigiendo que los medios de comunicación fuesen “privados ni estatales". Según El Libertario, cualquiera que apoye el proceso bolivariano o entienda que vale la pena defenderlo a pesar de sus limitaciones y defectos, es un vendido y un peón.

Pero esta visión no es revolucionaria, ni anarquista. Cualquier revolución anarquista será un fenómeno de masas basado en la clase o no será nada en absoluto. Esto no significa que anarquistas y antiautoritarios deban simplemente criticar la línea chavista, sino involucrarse directamente en la construcción de movimientos, espacios y rupturas revolucionarias dentro y contra la corriente principal del movimiento bolivariano, como han estado haciendo miles de revolucionarios venezolanos por años, si no décadas.

¿Quieren los auténticos anarquistas ponerse en pie, por favor?

Mientras que el anarquismo A nunca ha sido una fuerza importante en Venezuela, el anarquismo liberal de El Libertario no goza del monopolio del término, como le gustaría hacernos creer. Un buen ejemplo fue la Federación Anarquista Revolucionaria deVenezuela (FARV), que, desgraciadamente, se disolvió el año pasado. El FARV representó la voz de revolucionario descolonizador, el anarquismo de lucha de clases en Venezuela, pero como la mayoría de los movimientos no de clase media, su voz no fue amplificada por libros traducidos o giras estadounidenses, y por lo que dejo aquí algunas citas de la FARV, para compensar.

En un artículo de 2012, Luis, de la FARV, proporciona un análisis exhaustivo de los "absurdos de El Libertario" y, rechazando los intentos de El Libertario de “acaparar” y “monopolizar" el nombre de anarquismo, esbozó los parámetros de una verdadera alternativa revolucionaria anarquista. Esta alternativa parte de un firme rechazo de la ideología y liderazgo de clase media que define El Libertario. Observando que "siempre hemos estado bajo el liderazgo de las clases privilegiadas", la FARV insiste en que mantener el liderazgo de la clase media es mantener la reproducción tradicional del sistema por el cual las instituciones académicas legitiman a los "predestinados a guiar al país ... esto es exactamente lo mismo que el discurso de oposición que habla de una llamada meritocracia, cargada de racismo, clasismo, liberalismo, colonialismo y fascismo".

Además, sugerir que aquellos que poseen los medios de producción son los líderes legítimos de movimiento es "validar la explotación, la diferencia y los privilegios en lugar de combatirlos, razón por la que, a nuestro entender, somos anarquistas. Proudhon declaró que ‘la propiedad es el robo, y por lo tanto, la pequeña propiedad es un pequeño robo, una pequeña acción parasitaria". Peor aún: celebrar abiertamente los orígenes de clase media abrazando su política es contribuir al descrédito del anarquismo mismo reforzando la más antigua caricatura del mismo: “que el anarquismo es una ideología pequeñoburguesa". Para la FARV:
Los anarco-liberales [de El Libertario] son parte de la clase media y orgullosos de ello, por lo que sabemos que nunca van a trabajar en contra de sus propios intereses ... [Pero] por suerte, el movimiento popular no permite a nadie actuar en su nombre, y mucho menos a la clase media. Afortunadamente, los movimientos sociales no son lo mismo que el movimiento popular. Afortunadamente, el movimiento popular sigue avanzando hacia formas colectivas de liderazgo.
La posición correcta hacia estos movimientos populares no es, pues, la pasividad del “simple espectador”, como es el caso de Uzcátegui, y la FARV rechaza la lucha de las tres vías en la medida en que representa "la postura iluminada"... vía contemplativa que no participa en las luchas, pero que pretende dar las órdenes, ya que se cree en posesión de una luminosa verdad. Un ‘anarquismo’ arrogante y autoritario que no compartimos".

La FARV "se expresa desde la posición de las luchas populares concretas. Es de esta diferencia que se derivan todas las otras diferencias. Ellas difunden ideas libertarias “no sólo con la palabra, sino con la acción cotidiana constructiva junto a los hijos del pueblo. Con humildad y en igualdad de condiciones, ya que hay mucho que aprender de las comunidades en lucha". Como la FARV reconoció en un comunicado de 2012, posicionarse junto a las comunidades concretas en la lucha no es oponerse al proceso bolivariano –entendido como algo que comenzó mucho antes de Chávez y que continuará mucho tiempo después de él–, sino abrazar aspectos de ellas mientras se presiona en direcciones cada vez más revolucionarias:
Nuestra lucha es por el comunismo libertario, por lo que no estamos dispuestos a volver a un "estado de cosas" en el que: seremos perseguidos, donde los medios alternativos serán cerrados, donde las tierras y negocios bajo control comunal serán devueltos a los grandes terratenientes y empresarios, donde habrá violaciones sistemáticas de los derechos humanos, donde desaparecerán los instrumentos jurídicos que pueden ayudar a la causa popular [es decir, la Constitución de 1999] y la futura construcción de espacios comunitarios verdaderamente horizontales y de asamblea... para retroceder a un pasado que, apenas disimulado, aguarda una reacción fascista.
En lugar de ello, desde esta posición concreta en las luchas populares, la FARV abraza un tipo diferente de tres vías de lucha:
Estamos igualmente en contra de aquellas posiciones supuestamente "izquierdistas" que quieren que creamos que "esto es más de lo mismo" así como estamos en contra de aquellos acomodacionistas que insisten en que "ésta es una verdadera revolución"... y aún más de ciertas ‘personalidades’ que se refugian en las ideas anarquistas (y en ciertas posiciones trotskistas) para encubrir el hecho de que hablan desde una perspectiva burguesa para así invisibilizar las luchas y los procesos de cambio ... También decimos a estos anarquistas convertidos en vendedores ambulantes, comerciantes y turistas de ideas, que el fascismo no pasará.
Esto no significa que el Estado no sea poderosamente peligroso y contradictorio, por supuesto: según la FARV, "ningún Estado es revolucionario", pero "como anarquistas sabemos que este proceso... se constituye como una tarea colectiva y común del pueblo venezolano, y por ello el anarquismo sólo puede ser construido a través de la lucha colectiva de las masas, por razones tanto defensivas (evitando la represión) como ofensivas (reivindicando espacios nuevos abiertos por el proceso), esta lucha de masas emerge a través del proceso bolivariano (aunque en una relación tensa y a menudo conflictiva con el gobierno). Esto significa resistir las solidaridades automáticas y los sofocantes confines de una “anarquismo” que se limita a aquellos autodenominados anarquistas
En el momento actual existen muchos ejemplos de espacios que, si bien no se definen a sí mismos como anarquistas, están sin embargo involucrados en prácticas libertarias cotidianas: comunidades que poseen cierto grado de producción social, autogobierno y autodefensa... (como el 23 de Enero, Colectivo Alexis Vive, Colectivo Montaraz, entre otros).
El Libertario, fiel a sus antecedentes y a su política de clase, "temen más al chavismo y la revolución que al fascismo, la oligarquía y la derecha venezolana con la que marchan alegres". De modo que, no es de extrañar que estos colectivos celebrados por la FARV por su actividad tácitamente anarquista, sean los mismos colectivos que hoy día son demonizados por una temible burguesía, así como por sus colaboradores “anarquistas” que imitan a las élites en su denuncia de los "grupos milicianos".

La respuesta del FARV a extraños compañeros de cama de derecha de El Libertario es contundente:
No, no tenemos nada en común con la burguesía. El Libertario y las FARV no son lo mismo. Es muy diferente decir "movimientos sociales" (es decir, ONGs y fundaciones), a decir "movimiento popular" (colectivos y grupos de trabajo, frentes campesinos, movimientos de ocupación de tierras, movimientos indígenas, comités de salud, comités de tierras, etc.). Bakunin tiene razón, la clase media es una cosa, con sus aspiraciones y presunciones; Los hijos del pueblo con sus luchas, sueños y victorias son enteramente otra cosa... Como hijos del pueblo no esperamos nada de la clase media, y mucho menos su liderazgo... Elegimos no estar del lado de una clase que teme la revolución... 
Preferimos estar con el movimiento popular, con su temperamento rebelde, desobediente e ingobernable; con sus experimentos autogestionados, con sus pasos hacia el socialismo, con sus anhelos libertarios y su intuición anarquista... necesitamos buscar [este impulso anarquista], no en la clase media, no en los comunicados de la burguesía, no en la Internet o en los discursos oficiales de los profesores universitarios, no en la televisión o en las declaraciones o acciones de Chávez, sino en los barrios, en las comunidades en lucha, en el corazón del movimiento popular.
En Nosotros Creamos a Chávez, escribí que "con demasiada frecuencia, las discusiones de la Venezuela contemporánea giran alrededor de la figura del presidente venezolano. Ya sea de los opositores de la derecha conservadora o de la izquierda anarquista o los partidarios entre ellos, la miopía es la misma". Del mismo modo, las FARV argumentan que:
Los acólitos centristas de Chávez, ya sean chavistas o de la oposición, comparten la determinación de circunscribir todo en la figura de Chávez, ya sea negando los logros del proceso bolivariano y diciendo que todo lo malo es debido al zambo de sus pesadillas, o fomentando la idea de que estos logros son los dones del poder o el resultado de la benevolencia de Chávez. 
Nosotros, por el contrario, consideramos que estos logros son el producto de las luchas históricas del movimiento popular, que nos han costado y siguen nos costando sangre y sacrificio... A pesar de El Libertario, junto con la oposición de derecha y el rojo [chavista] intento de la burocracia para borrar todos los rastros de la autonomía de la acción popular, los hijos del pueblo van a seguir organizándose, oirán nuestras voces con más frecuencia y tendrán que acostumbrarse a ver nuestras caras.
No todos los que se llaman a sí mismos anarquistas son dignos de este nombre, y antes de que los revolucionarios en los Estados Unidos o en cualquier otro lugar vuelvan a publicar artículos, traduzcan libros u organicen viajes y conferencias, debemos tener claro lo que estamos apoyando. Especialmente en América Latina, además, debemos estar atentos a los miles que se dedican a la actividad anti-estatal revolucionaria que ni siquiera se llaman a sí mismos "anarquistas". Apoyar a anarquistas liberales de clase media como El Libertario es estar en contra de la revolución, contra las luchas populares concretas de los venezolanos y venezolanas pobres, e incluso contra el anarquismo mismo.

Traducido por Arrezafe.

Versión original en inglés:

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Mientras El Libertario solo lloriquea tardíamente por Internet y por su periódico, el movimiento popular, al que ellos desdibujan con el mote derechista de “oficialismo”, realiza acciones concretas y contundentes.



Periódico El Libertario de Venezuela: El “anarquismo” de derecha al servicio de la burguesía y el intervencionismo.



10 comentarios:

  1. Muy cierto, y hagámoslo extensivo al apoyo que se pretende que los anarquistas den al gobierno legal de Venezuela, porque por muy legal que sea no deja de ser gobierno, algo que se supone se rechaza.

    También es bastante corriente encontrar a supuestos anarquistas en protestas por-estatales con pancartas pro-gubernamentales, parece que sin verdadera conciencia de lo que se pide: Más estado.
    (Por la sanidad, educación, "publicas" por la "igualdad" de género, por el feminismo de estado, por el trabajo...)


    Salud!

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    1. Hay que estar con quienes luchan por su pan y su soberanía, sabedores de que, aunque caminemos hacia la utopía no vivimos en ella (por más que algunos listillos iluminados nos quieran convencer de lo contrario desde sus cátedras).

      No es tarea fácil la de desmontar el sistema sin hundirse con él (ya sabemos quienes son siempre los náufragos). La enorme distancia que media entre Salvador Allende y Augusto Pinochet, o entre Hugo Chávez y George Bush, determina en qué lado ha estado siempre mi apoyo llegado el inexorable momento.

      Salud!

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    2. Por supuesto, si un maestro lucha por su puesto de trabajo, por desgracia hay que apoyarlo porque es su pan, pero hay que ampliar la lucha a que, en el peor caso, ese puesto de trabajo esté remunerado por el propio pueblo e incluso que el temario no lo elabore un estado para fabricar ciudadanos.
      Era un ejemplo.

      Y en Venezuela, siempre a favor del pueblo, pero no para que tenga un gobierno de izquierdas y ya está, sino para que no tenga gobierno. Poco a poco, por supuesto, pero sin perder el objetivo, que es lo que suele pasar siempre, de eso ya se encargan los infiltrados y aquellos a quienes se aúpa al poder, como opción menos mala.

      Más salud!

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    3. Pues eso es lo que se dice en el articulo:

      "Preferimos estar con el movimiento popular, con su temperamento rebelde, desobediente e ingobernable; con sus experimentos autogestionados, con sus pasos hacia el socialismo, con sus anhelos libertarios y su intuición anarquista... necesitamos buscar [este impulso anarquista], no en la clase media, no en los comunicados de la burguesía, no en la Internet o en los discursos oficiales de los profesores universitarios, no en la televisión o en las declaraciones o acciones de Chávez, sino en los barrios, en las comunidades en lucha, en el corazón del movimiento popular".

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  2. Ya he visto este post más veces.
    Está bien criticar a Uzcátegui y al libertario, tendrá que responder ante las acusaciones, lo que no me gusta es cómo se saca de quicio.
    1 si es culpable de ser clase media yo me acuso
    2 si actua como ONG es su problema,
    si se inclina ante PROVEA yo actuo con sindicatos desclasados, serviles y antirrevolucionarios
    3 si cree en el liderazgo de la clase media es su opinión
    4 si no está con la lucha activa en la calle yo me acuso
    5 si tiende a la derecha porque defendió a RCTV y plantea un ataque conjunto contra el estado es su opinión (peligrosa)
    6 si el libertario entienda la situación como lucha a tres bandos yo me acuso
    7 si el libertario cree que es el momento de golpear al gobierno es su opinión
    Se alude a un post de La FARV de 2012. La FARV desapareció en 2013.
    Lo que viene a decir es que el Libertario está infiltrado por el capital y actua para la derecha, del todo posible. Puede hasta que sean anarcocapitalistas.
    ¿Qué le beneficia al Libertario? Primero que se debilite la derecha el máximo posible. Pero también que el gobierno abandone sus redes clientelares y permita formar el tejido social al margen de las élites. Entre medias hay una serie de problemas que no pueden ser superados por las armas.
    Salud!

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    1. ¿Tú crees que se saca de quicio?
      En primer lugar hay comprender que estamos hablando de Venezuela, cuyo contexto sociopolítico es muy distinto al de España (en España ya están las bases yanquis, allí las quieren instalar).
      Pero, respondiendo a tus 7 puntos:
      1. En este escrito nadie acusa a Uzcátegui de pertenecer a la clase media, se señala el hecho de que actúe a favor de los intereses de dicha clase mientras se declara anarquista...¡y revolucionario!
      2. Si El Libertario actúa como una ONG que lo diga claramente para que nadie se llame a engaño y crea que es lo que no es.
      3. Claro que Uzcátegui es libre de opinar lo quiera, faltaría más. Del mismo modo que el articulista es libre señalar su incoherencia y oportunismo. Hay "anarquistas" que por mucho menos se lanzan a la yugular de militantes comunistas mucho más coherentes y comprometidos.
      4. Si no está en lucha activa y no quiere apoyarla, que al menos se abstenga de criticar y atacar a quienes sí lo están.
      5. Si defiende los medios de comunicación más reaccionarios de Venezuela (para eso sí sale a la calle), que no pretenda que nos creamos su supuesto "anarquismo". Es como si mañana la CNT se dedicara a defender los intereses de El Corte Inglés.
      6. Como si quiere entender "su" lucha a diez bandas, pero que no se dedique a menoscabar la lucha de cuantos, anarquistas o no, están resistiendo a lo que es un claro intento golpista de la oligarquía pro yanqui.
      7. ¡Claro que es su opinión!, y además actúa de acuerdo a ella. Pero ¿se ha preguntado a quien beneficiaría y a quien perjudicaría la caída del gobierno chavista?... ¿o es que tal vez lo sabe y por eso actúa de acuerdo a los intereses de la burguesía?

      Tengo la sensación de que no estás muy al tanto de lo que realmente está sucediendo en Venezuela, de otro modo y desde una visión anarquista, es difícil entender tu comentario.

      Salud!

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    2. El Libertario no es más representativo que cualquier otro medio anarquista, tampoco forma parte de ninguna federación, así que no es vocal. El anarquismo es incipiente y bastante desorganizado en Venezuela. Por eso digo que es su opinión y que su incidencia es escasa o nula. Y por esa escasa representatividad me parece que se saca de quicio, importancia desmedida. Hay anarquistas en España con peor catadura.
      Salud!

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    3. No se trata sólo de El Libertario, tampoco yo le doy a éste más importancia, pero la crítica de Ciccariello me parece interesante por cuanto es aplicable a gente y organizaciones de la misma índole.

      Salud!

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  3. Los enemigos de mis enemigos no son mis amigos, circunstancialmente pueden haber coincidencias. La lucha contra la dictadura actual puede hacerlos coincidir, por sus escritos entiendo que no se pronuncian para cambiar un totalitarismo por otro. La lucha de los anarquistas en cualquier parte del mundo es para que la gente no esté supeditada a los poderes del Estado secuestrado por partidos políticos y sin respeto a las minorías, creo que nadie debe llevarse por los aliados del chavomadurismo militarista como es el autor de este artículo, entiendo que El Libertario no apoya a bandidos que se disputan el poder.

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  4. El perfil del autor del artículo: George Ciccariello-Maher
    Escritor y teórico radical. Entusiasta defensor de la revolución venezolana en EEUU. Profesor de Ciencias Políticas en la Drexel University, EEUU. Autor del libro We Created Chávez: A People's History of the Venezuelan Revolution (Nosotros Creamos a Chávez: Una Historia Popular de la Revolución Venezolana).

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