24 diciembre, 2017

Carta de Miquel Amorós a Tomás Ibáñez [Catalunya/España/nacionalismo]


La cuestión que cabría preguntarse no es por qué un sector local de la clase dominante decide resolver sus diferencias con el Estado por la vía de la movilización callejera, sino por qué una porción considerable de gente con intereses contrapuestos, principalmente jóvenes, actúa como decorado escenográfico y fuerza de choque de la casta que ha patrimonializado Cataluña, clasista, católica, corrupta y autoritaria como la que más.
Por Miquel Amorós - Alacant, 27-09-2017

Tomás Ibáñez                                                                                                                                                    Miquel Amorós

Compañero Tomás
Tus “perplejidades intempestivas” son el mayor exponente leído por mí del sentido común y del seny revolucionario que debieran reinar no sólo entre los libertarios, sino entre todos aquellos que quieren abolir esta sociedad en lugar de administrarla. No obstante, no me extraña que un mogollón de gente que se dice anarquista se haya apuntado a la movida nacionalista y proclame con bríos el derecho a decidir el material del que estarán hechas sus cadenas: ¡hay de Ricardo Mella y “la ley del número”! Tampoco escasearon los que en su día se subieron al carro de Podemos o al del plataformismo y cambiaron los harapos de la lucha de clases por la ropa nueva de la ciudadanía. Es propio del anarquísmo filisteo ante la menor encrucijada histórica el optar por hacerle el juego al Poder establecido. La guerra civil española es el ejemplo más palmario de ello. Confusión, atracción irresistible del jaleo, desclasamiento, táctica del mal menor, el enemigo de mi enemigo, lo que sea. El resultado final es ese: una masa de paletos esclavos de cualquier causa ajena y un montón de egos enfermizos estilo Colau o Iglesias que pagarían por venderse. En fin, negras tormentas agitan los aires y nubes oscuras nos impiden ver. Intentemos disiparlas.

La cuestión que cabría preguntarse no es por qué un sector local de la clase dominante decide resolver sus diferencias con el Estado por la vía de la movilización callejera, sino por qué una porción considerable de gente con intereses contrapuestos, principalmente jóvenes, actúa como decorado escenográfico y fuerza de choque de la casta que ha patrimonializado Cataluña, clasista, católica, corrupta y autoritaria como la que más. El juego del patriotismo catalán no es difícil de desentrañar y quienes lo promueven y aprovechan nunca han pretendido ocultarlo. El “Procès” ha sido una arriesgada operación de clase. La consolidación de una casta local asociada al desarrollo económico exigía un salto cualitativo en materia autonómica que la estrategia del “peix al cove” (“pájaro que vuela…”) no podía lograr. La negativa de la plutocracia central a “dialogar”, o sea, a transferir competencias, principalmente financieras, bloqueaba el ascenso de dicha casta y mermaba peligrosamente su influencia y capacidad política de cara a unos empresarios, industriales y banqueros dispuestos a dejarse liderar por soberanistas con tal de triplicar sus beneficios. La decisión por la cúspide de ir al “choque de trenes” significó una ruptura radical de la política pactista del catalanismo político. No iba en serio, es decir, nunca tuvo como finalidad la declaración unilateral de independencia, puesto que sólo pretendía forzar una negociación desde posiciones más ventajosas. Sin embargo, como tenía que aparentar que sí, necesitó de un aparato de agitación bien engrasado con el fin de inocular una mística patriotera que pusiera a hervir de forma controlada el caldo identitario. Y la movilización se hizo realidad. Fue todo un espectáculo. La demagogia independentista, armada con el marketing de la identidad, supo prolongarse en un ciudadanismo democrático con el que pudo sacar a la calle a masas demasiado domesticadas para hacerlo por propia voluntad. Con gran habilidad tocó la fibra oscura de las emociones reprimidas y los sentimientos gregarios que anidan en los siervos del consumo, es decir, supo remover en provecho suyo el poso de la alienación. El objetivo, según mi punto de vista, ha sido alcanzado, y la casta dirigente estatal está mucho más dispuesta a modificar la constitución del posfranquismo para mejor encaje de la casta catalanista, aunque para ello ésta tendrá que sacrificar algunas figuras por el camino, quizás al mismo Puigdemont. Poderosos representantes del gran capital (por ejemplo, Felipe González) así parecen indicarlo.

El nacionalismo está manejado por timadores, pero en sí mismo no es un timo. Es el reflejo sentimental de una situación frustrante para una mayoría de subjetividades pulverizadas. No actúa de forma racional, puesto que no es fruto de la razón; es más una psicosis que un pálpito de liberación. La explicación de la eclosión emocional patriótica en la sociedad catalana habrá que irla a buscar en la psicología de masas y para ello nos serán más útiles Reich, Canetti o incluso Nietzsche, que teóricos como Marx, Reclus o Pannekoek. La convicción y el entusiasmo de la multitud no provienen de fríos razonamientos lógicos o de rigurosos análisis socio-históricos; más bien tiene que ver con las descargas emocionales sin riesgo, la sensación de poder que producen los amontonamientos, el fetichismo de la bandera u otros símbolos, la catalanidad virtual de las redes sociales, etc., características de una masa desarraigada, atomizada y desclasada, y, por lo tanto, sin valores, objetivos e ideales propios, predispuesta a comulgar con las ruedas de molino que se repartan. La vida cotidiana colonizada por el poder de la mercancía y del Estado es una vida repleta de conflictos latentes e interiorizados, dotados de un exceso de energía que los hace emerger en forma de neurosis individuales o colectivas. El nacionalismo, de cualquier signo, ofrece un excelente mecanismo de canalización de esos impulsos que, si se hicieran conscientes, constituirían un temible factor de revuelta.

El nacionalismo divide la sociedad en dos bandos paranoicos enfrentados artificialmente por sus obsesiones. Los intereses materiales, morales, culturales, etc., no cuentan. Nada que ver con la justicia, la libertad, la igualdad y la emancipación universales. El pueblo catalán es algo tan abstracto como el pueblo español, un ente que sirve de coartada para una soberanía de casta con su policía notablemente represora. Un pueblo únicamente se define contra todo poder que no emane de él o que se separe de él. Por consiguiente, un pueblo con Estado no es un pueblo. Convendrás conmigo en que la historia la hace la gente común mediante asambleas y organismos nacidos de ellas, pero tal como están las cosas, la historia es de quien la manipula mejor. Lo que dicha gente hace es proporcionar el marco popular de una mala función de teatro donde se ventila un prosaico reparto de poder. Cualquiera puede hacer sus cálculos y navegar en consideración dentro o fuera de las aguas nacionalistas, de una turbulencia más bien calma, pero nunca deberá perder de vista el meollo de la cuestión.
Fraternalmente, Miquel Amorós
____________________________________________________
Perplejidades intempestivas - Tomás Ibáñez

Cuando acontecen en Catalunya cambios tan drásticos como los que se han producido desde las multitudinarias manifestaciones del 15 de mayo de 2011 resulta difícil no experimentar cierta perplejidad.

¿Qué ha podido ocurrir para que algunos de los sectores más combativos de la sociedad catalana hayan pasado de “rodear el Parlament” en el verano del 2011 a querer defender las Instituciones de Catalunya en septiembre del 2017?

¿Que ha podido ocurrir para que esos sectores hayan pasado de plantar cara a los mossos d’escuadra en la plaza Catalunya, y de recriminarles salvajadas, como las que padecieron Esther Quintana o Andrés Benítez, a aplaudir ahora su presencia en las calles y a temer que no tengan plena autonomía policial?

¿Que ha podido ocurrir para que parte de esos sectores hayan pasado de denunciar el Govern por sus políticas antisociales a votar hace poco sus presupuestos? ¿Pero, también, que ha podido ocurrir para que ciertos sectores del anarcosindicalismo hayan pasado de afirmar que las libertades nunca se han conseguido votando a defender ahora que se dé esa posibilidad a la ciudadanía?

La lista de preguntas se podría ampliar enormemente y se podrían aportar múltiples respuestas a las pocas que aquí se han formulado. En efecto, se pueden aducir factores tales como el agotamiento del ciclo del 78, la crisis económica con sus correspondientes recortes y precarizaciones, la instalación de la derecha en el gobierno español con sus políticas autoritarias y sus recortes de libertades, la escandalosa corrupción del partido mayoritario etc. etc.

Sin embargo, me parece que sería ingenuo excluir de esas respuestas la que pasa por tomar en cuenta, también, el extraordinario auge del sentimiento nacionalista. Un auge que, sin duda alguna, han contribuido a potenciar los factores a los que acabo de aludir pero que también ha recibido muy importantes dosis de combustible desde las propias estructuras del gobierno catalán y desde su control de las televisiones públicas catalanas. Varios años de persistente excitación de la fibra nacionalista no podían no tener importantes efectos sobre las subjetividades, tanto más cuanto que las estrategias para ampliar la base del independentismo nacionalista catalán han sido, y siguen siendo, de una extraordinaria inteligencia. La potencia de un relato construido a partir del derecho a decidir, en base a la imagen de las urnas y a la exigencia de la libertad de votar, era extraordinaria y conseguía disimular perfectamente el hecho de que era todo un aparato de gobierno el que se volcaba en promover ese relato.

Hoy, la estelada (roja o azul) es sin la menor duda el símbolo cargado de emotividad bajo el cual se movilizan las masas, y es precisamente ese aspecto el que no deberían menospreciar los que sin ser nacionalistas ven en las movilizaciones pro referéndum una oportunidad que los libertarios no deberían desaprovechar para intentar abrir espacios con potencialidades, sino revolucionarias, por lo menos portadoras de una fuerte agitación social, y se lanzan por lo tanto en la batalla que enfrenta los gobiernos de España y de Catalunya.

No deberían menospreciarlo porque cuando un movimiento de lucha incluye un importante componente nacionalista, y este es, sin duda alguna, el caso en el presente conflicto, las posibilidades de un cambio de carácter emancipatorio son estrictamente nulas.

Me gustaría compartir el optimismo de los compañeros que quieren intentar abrir grietas en la situación actual para posibilitar salidas emancipatorias, sin embargo no puedo cerrar los ojos ante la evidencia de que las insurrecciones populares y los movimientos por los derechos sociales nunca son transversales, siempre encuentran a las clases dominantes formando piña en un lado de las barricadas. Mientras que en los procesos de autodeterminación, y el actual movimiento es claramente de ese tipo, siempre interviene un fuerte componente interclasista.

Esos procesos siempre hermanan a los explotados y a los explotadores en pos de un objetivo que nunca es el de superar las desigualdades sociales. El resultado, corroborado por la historia, es que los procesos de autodeterminación de las naciones siempre acaban reproduciendo la sociedad de clases, volviendo a subyugar las clases populares después de que estás hayan sido la principal carne de cañón en esas contiendas.

Eso no significa que no haya que luchar contra los nacionalismos dominantes y procurar destruirlos, pero hay que hacerlo denunciando constantemente los nacionalismos ascendentes, en lugar de confluir con ellos bajo el pretexto de que esa lucha conjunta puede proporcionarnos posibilidades de desbordar sus planteamientos y de arrinconar a quienes solo persiguen la creación de un nuevo Estado nacional que puedan controlar. Que nadie lo dude, esos compañeros de viaje serán los primeros en reprimirnos en cuanto no nos necesiten, y ya deberíamos estar escarmentados de sacarles las castañas del fuego.

Tomás Ibañez - Barcelona, 26 de septiembre de 2017

22 comentarios:

  1. En fin, los pensamientos son libres, pero hay que vivir en la zona para saber que es lo que pasa, o por lo menos para situarse dentro del "problema".
    ¿Cuál es el problema?, esa es la pregunta. El problema es que mientras las cuestiones de ley las transformemos en cuestiones morales no habrá solución. La ley es dictada por la Justicia, a la que se le debe el respeto de un juramento o la palabra dada y está en el ámbito de la razón, es racionalista de nátura; la cuestión moral pertenece a la idea consustancial del individuo y por lo tanto, atente o no contra la legalidad, siempre pensará que se actua de acorde a unos principios morales que son los suyos, y que por lo tanto son los buenos.
    ¿Qué quiero decir? Que mientras se mezclen los conceptos Ley (por el hecho de votar), y moral, por el hecho de desear la independencia saltándose la Constitución sin prolegómenos, jamás nos pondremos de acuerdo.

    No hay ningún estado, ninguno, que acepte la abolición del sistema diseñado por la Constitución jurada por sus congresos y juradas por sus congresistas. Ni en EEUU ( si a un texano se le ocurre dar un golpe de estado de estas características estaría desde el primer día en Guantánamo por terrorismo de estado); ni en la U.E (se ha visto el resultado); ni en Rusia (a Putin con historias), ni en Japón, y mucho menos en China.

    Don Julio Anguita ya avisó en su momento que él era un intervencionista; lo hizo Felipe y lo ha abanderado Zapatero. No hablo de las otras fuerzas del sistema.

    Sistema, esa es la palabra. El sistema nunca aceptará una independencia unilateral, porque no lo aceptará Alemania de Baviera y Alsacia; Francia del Rosellón , la Cerdanya y los Sardos; Italia del Venetto y Corcega; Belgica de flamencos y valones, por man que nos pese, y eso, eso hubiera sido suficiente para que el Sr Pugdemont no nos hubiera quebrado en dos en nuestras familias, que es de lo único que le acuso, y que no es poco. Es muy, muy triste que en mi casa y con mis hijos no podamos hablar de política. Así que yo, partícipe ideológico de don Julio, participante del PORE en mi juventud, con un hijo de 36 años llamado Icaro, he de aguantar por mor de un idiota que en mi casa se me llame reaccionario.
    Nos gobiernan los últimos de la clase, de eso estoy seguro.
    salut

    ResponderEliminar
  2. Y dos)
    Si el Señor Cuixart, presidente de Òmnium Cultural ve en los resultados del 21-D una “mayoría abrumadora” del soberanismo (sic La Vanguardia 24/12/17), mis preguntas son:
    Si 2.057.000 para los independentistas en su conjunto, versus 2.170.000 para los No independentistas en su conjunto no corresponden a una suma mayor para los NO que para los SI.
    Si una opción en menos de su 50% tiene el derecho de mandar sobre la otra opción.
    Si una opción civil (ANC o Omniun Cultural), tiene que ser partícipe dentro de la política como una opción política y no civil, de manera que sus dirigentes pululen por doquier con mensajes políticos como si formaran parte del Congreso con cargo retributivo.
    Mezclamos lo legal con lo trascendental, lo he dicho antes, y esto no es bueno porque lleva a confusión.
    salut

    ResponderEliminar
  3. Y tres, y para acabar, porque esto también cansa a los de aquí:

    ¿Ud cree que con estas premisas podemos gobernar ? ¿De verdad se cree posible que TVE3, televisión pagada por el impuesto de todos porque es pública, todos los catalanes, los que votan por el prosses y los que no, que son mayoría, por cierto con un cuadre de 200.000 votos más, ¿ud cree que empezamos bien ?:

    (sic, de los medios de hoy en digital) : La televisión pública catalana, TV3, no emitirá este domingo el tradicional discurso del Rey de Navidad. Los gestores de la cadena, dirigida por Vicenç Sanchis, han decidido relegar a su canal informativo, el 3/24, las palabras del monarca. Será la segunda ocasión en que emprendan este desplante al Jefe del Estado.

    Buena Navidad porque al turrón no se si llegamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Agradezco mucho tu larga y argumentada exposición, Tot.

      En este blog he publicado (cualquiera lo puede comprobar) varios y a veces contrapuestos artículos sobre la cuestión catalana. De todos ellos, y de los comentarios por ellos suscitados, se puede aprender algo que, a mí, enemigo declarado del pensamiento único, me parece fundamental: escuchar al otro, se esté o no de acuerdo con él. No obstante, y para que quede clara mi posición al respecto, he de decir que me siento plenamente identificado y de acuerdo con lo expuesto por Miquel Amorós en su carta.

      Salut!

      Eliminar
    2. Un abrazo, LOAM. Gracias por dejar exponer mi punto de vista.
      Jamás pensé que se llegaría a esta situación, ni tampoco que los políticos (en general) fueran incapaces de sentarse como cuando el Pacto de Toledo (Fraga y Carrillo frente a frente) a solucionar un problema que nos hundirá a todos sin remisión.
      Feliz estada junto los tuyos.
      Miquel

      Eliminar
  4. Oportuno una vez más. Gracias.
    Aunque con un tono grave. Pienso que no se acerca a las intenciones "criticas" que algunos han hecho en anteriores comentarios.
    Es de agradecer este otro punto de vista.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Itxu.

      Desde luego esta publicación está, como acertadamente dices, muy alejada de "las intenciones 'críticas'" vertidas en algunos comentarios de anteriores publicaciones. Estoy de acuerdo contigo.

      Salud!

      Eliminar
  5. "más bien tiene que ver con las descargas emocionales sin riesgo, la sensación de poder que producen los amontonamientos, el fetichismo de la bandera u otros símbolos, la catalanidad virtual de las redes sociales, etc., características de una masa desarraigada, atomizada y desclasada, y, por lo tanto, sin valores, objetivos e ideales propios, predispuesta a comulgar con las ruedas de molino que se repartan."

    Que facha se ha vuelto Amorós, si dice lo mismo que yo, jejeje.

    Me lo guardo para ir enseñándolo. :D.

    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Afortunadamente, Miquel Amorós no dice lo mismo que tú: "su sangre fenicia aun les anima a seguir engañando y robando tanto como puedan al resto" (Piedra dixit). Esto jamás lo diría Miquel, de eso estoy seguro. Pero me alegro que te haya gustado la carta y de que la difundas.

      Salud!

      Eliminar
    2. Eso es porque no ha vivido en mi pueblo.

      Eliminar
  6. Sobre los sentimientos nacionales desbocados.

    Cuando vi esta marcha disciplinada en columna de a nueve tuve miedo:

    https://cdn27.hiberus.com/uploads/imagenes/bajacalidad/2014/09/11/_diada2014_0584c5f3.jpg?c81e728d9d4c2f636f067f89cc14862c

    Porque me pareció que si se dan las condiciones favorables puede desembocar en esta otra:

    https://ugc.kn3.net/i/origin/http://i.telegraph.co.uk/multimedia/archive/01289/goose_step_1289913c.jpg

    Las emociones son importantes, pero deben pasar por el filtro de la razón informada.

    Y sobre todo no hay que perder nunca la perspectiva del análisis de clase.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A subrayar eso último: "no hay que perder nunca la perspectiva del análisis de clase."

      Eliminar
    2. Buena reflexión. Es importante resaltar el peligro que se da en momentos como el que se está produciendo. Cuando cantidades importantes de personas sin formación política determinada y sin experiencia organizativa y militante. Agrupadas en una causa común y Ante situaciones de determinada violencia que conlleva y sufre por tal determinación.
      Pensaba hacer mi comentario más largo y al final lo dejaré en lo más simple posible. Con riesgo de no explicarme bien ya que soy muy malo con los esquemas ... pero si me explico me hago un lío y me voy por las ramas. ...
      Intentan do analizar las dos imágenes veo en ambas una similitud, la confianza de creerse con la legitimidad de su idea. Es ahí y sólo ahí cuando TODOS tenemos que poner en acción nuestra capacidad de raciocinio y análisis y dejar a un lado sentimientos encontrados o discordantes.
      En un caso yo veo un discurrir de personas, si que es verdad que es verdad que con una entropía más ordenada (No soy capaz de discernir la disciplina que pudieran poseer) pero con una finalidad de conformar un símbolo, pancarta, eslogan. Pienso que en para este caso el número de filas viene dado para representar la bandera como símbolo de su unión (perdón por exceder mi interpretacion). Hubiera sido más complucado y habría llevado más imaginación y acuerdo hacer otros símbolos como la arroba.

      http://www.codic.cat/2010/03/28/arroba-simbol-catala-universal/

      Pero además igual no lo habría entendido ni kristo, y entre ellos yo que me acabo de enterar ahora mismo. Y ya no digamos con el burro o el gorro típico catalán.
      Pienso que de otro modo esa manifestación hubiera discurrido con el rompan filas tan típico de cualquier otra... incluida el 1 de mayo ...
      La otra foto ya es otra cosa ... y bien distinta...
      Como bien distintas son las causas y realidades sociales, económicas, políticas y de la mentalidad de dirigentes para ambos. Y es ahí donde no he querido alargar más mi comentario. Y dejar al creador de este blog que saque el tema del Fascismo y nacional socialismo a debate si cree oportuno que revisarlos el tema.

      Tan sólo unas pocas anotaciones.
      La foto de los militares desfilando en definitiva representa disimular el miedo a perder y no ser secundado y apreciado (cosa que no tiene la sociedad catalana), y es cuando ese miedo es palpable cuando los revolucionarios deben aprovechar ... y creo que entra ahí lo que Pablo heraklio comentó con lo de " no es lo mismo actuar durante un movimiento que en un movimiento."
      No olvidar que ambos dos movimientos (fascismo y nacional socialismo) resultaron de organizaciones o partidos de corte obrero.
      Por último no perder nunca la perspectiva del análisis de clase.

      https://youtu.be/2gIjK8HQed0

      Y como dedicatoria para que lo disfrutéis. ...

      https://youtu.be/PcFJzc_UraA

      Eliminar
  7. Estoy bastante de acuerdo con el texto. Es obvio que el proceso independentista y nacionalista iniciado por el Govern es totalmente antisocial y solo pretende dar más poder a los que ya lo tienen, sin cambiar absolutamente. Yo puntualizaría sin embargo que no es lo mismo actuar durante un movimiento que en un movimiento.
    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una puntualización con la que estoy de acuerdo. Además, una cosa es el análisis del conjunto, y otra la de situaciones y hechos concretos. Yo estuve y sigo estando de acuerdo con lxs anarquistas que se manifestaron en contra de la represión llevada a cabo por el Estado español el 1-O. Interpretar eso como un apoyo al 'proces' es tergiversar las cosas.

      Salud!

      Eliminar
  8. Hay muchas cosas que dicen los nacionalistas de Cataluña que son ciertas, eso es innegable, también es cierto que posturas como la mía, casi jacobinas, tienen su razón, o por lo menos yo así lo creo. Pero el problema es que este mamoneo no esta alumbrado con la razón que lo haría inviable y extinguido, esta gobernado por la FE, por sentimientos, por arrebatos y por acusaciones basadas en demagogia y propaganda, aqui no se discute el bienestar de las personas, si no sus creencias y esto genera inquisidores, sacerdotes, apóstoles, acólitos, sacristanes y fieles, todo un ejemplo de lo que la RAZÓN persigue y todo un exponente del tipo de pensamiento que durante siglos hja impedido el desarrollo de las personas.
    Permitidme que hable de personas, de individuos, de hombres y de mujeres, de niños, de adolescentes, de ancianos, de gente en silla de ruedas, de hipotecados, de parados, de trabajadores, de funcionarios , de autónomos, de pequeños empresarios, de estudiantes, de músicos sin banda, de peones sin cuadrilla, de vendedores, de operarios de cadena, de padres sin hijos, de madres sin futuro, de esa gente, a la que han metido en un cristo que ni entienden, ni les importa y a las que les obligan a decantarse sin tener conocimiento ni ganas de hacerlo. Los que venimos aquí tenemos inquietudes políticas, yo por lo menos, pero hay mucha gente que no las tiene y tampoco las quiere tener y asisten como pueden a este espectáculo siniestro de bandos que les obliga a decantarse por una opción u otra sin saber bien a que atenerse.
    No es el espíritu creador y generador lo que mueve esto, sino la envidia, el rencor, la ambición, el odio y sobre todo la ignorancia institucionalizada y asi, no se crea nada, no se construye, no se genera, tan solo se destruye y se estropea lo bueno para conservar la malo. Las personas no crean cosas, no se promueven nuevos proyectos constructivos, las familias no prosperan, solo se instituye el negativismo y eso solo beneficia a unos pocos.

    "Data de muchísimo tiempo la afirmación filosófica de que en todas las ideas hay algo de verdad. Acaso en España no hemos confrontado con serenidad las respectivas ideologías para descubrir las coincidencias que quizá fueran fundamentales, y descubrir las divergencias, probablemente secundarias, a fin de apreciar si éstas valían la pena ventilarlas en el campo de batalla".
    Indalecio Prieto, Palabras de ayer y hoy, p. 17. Santiago de Chile. 1938.

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "En la actualidad, el catalanismo navega en la desunión, y a los dirigentes del proceso independentista dominante les falta sentido de la responsabilidad del momento histórico que se está viviendo. Han promovido una acción política sin matices ni estrategia, a caballo de una legítima y lógica movilización popular ante la discriminación y humillación de la identidad y derechos de la sociedad catalana. Pero esta desorientación y división interna del catalanismo no debe ocultar la cuestión de fondo: el autoritarismo que caracteriza a un nacionalismo español, que lejos de abrir vías de diálogo, se mueve entre el autismo, el insulto y la amenaza. Al final sus representantes conseguirán la unidad de casi todo el catalanismo en torno a la única opción defendible por exclusión de todas las demás: la independencia.

      El nacionalismo español es el principal responsable de la permanencia de los conflictos nacionales en las periferias de la península. La Constitución democrática no ha cambiado sus miedos y su oposición a toda redistribución territorial del poder. Este nacionalismo de estado desconoce los efectos tan positivos que ha tenido el federalismo para la unión nacional en Estados Unidos, Suiza, Alemania o Canadá. En todos estos países existe la diversidad y, también, tensiones territoriales, como es natural, que se resuelven mediante el diálogo y el consenso. Claro que son países con una cultura democrática muy superior a la que se tiene en España. ¿Por qué el nacionalismo español no aprende de estos ejemplos externos y, por el contrario, se adentra en su propia historia de intolerancia y tragedia? ¿Tan difícil es cambiar el rumbo de esta negativa historia e impulsar un desarrollo verdaderamente federal del Estado Autonómico? El federalismo puede poner los puentes de la convivencia plurinacional entre los pueblos de España, en el marco de una Unión Europea, que debe asimismo renacer mediante la ciudadanía europea y poniendo en un segundo plano las identidades estatales-nacionales. ¿No es sensata y razonable esta proposición? ¿Entonces, por qué parece tan irreal? ¿Es más atractiva la barbarie que conllevan los enfrentamientos nacionalistas que la pacificación mediante los valores federales del pacto, el pluralismo y la fraternidad entre las naciones? No hay futuro para Europa si no es en federal, al igual que España, que sucumbe bajo un nacionalismo español, anclado entre el autoritarismo y la impotencia. (sigue →...)

      Eliminar
    2. 3. La secesión de Catalunya (una opción inevitable y legítima cuando el pacto federal es imposible)

      La autodeterminación es un concepto republicano que tiene su origen en la Ilustración y en el pensamiento de Kant. En la sociedad moderna, basada en el principio que las personas nacen libres e iguales, la autodeterminación incluye varios derechos a la vez: la libertad de pensamiento, el derecho a decidir y a elegir en libertad, el derecho a expresar las propias ideas mediante cualquier medio de comunicación con el objetivo de promover ideales compartidos. La autodeterminación tiene su origen necesario en la libertad individual, pero puede desarrollarse mediante el reconocimiento mutuo entre ciudadanos que reivindican y participan de un ideal colectivo y público. Cuando un 4 de julio de 1776, ciudadanos de las 13 colonias británicas, se unen colectiva y solidariamente para afirmar su libre autodeterminación, y su efecto mediante la proclamación de la independencia frente a la Corona Británica, están ejerciendo su derecho inalienable a decidir su destino político y a constituirse como pueblo soberano.

      La autodeterminación de las personas, fundamento imprescindible de toda sociedad democrática, es, al mismo tiempo, expresión del zoon politikon, es decir del ciudadano que vive su libertad con los otros, como parte de una comunidad política que decide y se autodetermina libremente. No hay autodeterminación republicana que no surja de la libertad de todos y cada uno de los miembros de la comunidad política. En este sentido, el legítimo ejercicio de la autodeterminación no tiene otra vía que la consulta democrática de toda la ciudadanía.

      Las personas y los pueblos son libres en la medida que previamente posean independencia real para decidir sin coacciones. Es así en el ámbito privado (el feminismo lo ha señalado con meridiana claridad) y lo es en el ámbito público (¿quien decide en unas elecciones, los ciudadanos independiente y libres, o los votantes dependientes de quienes controlan o son propietarios de los medios de información y comunicación?). La autodeterminación promovida y conducida por el nacionalismo corre el riesgo de ser desvirtuada, cuando sustituye la libre ciudadanía por la exaltación de la nación como concepto supremo y de obligada lealtad. Sólo el federalismo, comprendido como pacto entre iguales, garantiza el desarrollo republicano de la autodeterminación. Porque toda unión federal no puede olvidar que su legitimidad de origen es el pacto democrático y, por tanto, su efecto o resultado no puede imponer una única y suprema lealtad. Cuando dos o más pueblos se unen federalmente, asumen dos lealtades, la de la nación de origen y la de la unión federal. Dos lealtades perfectamente compatibles sin que una sea superior a la otra. (sigue →...)

      Eliminar
    3. Un futuro imaginado de paz y fraternidad será federal, porque no es imaginable un mundo pacífico y fraternal hegemonizado por el/los nacionalismos. El Siglo XX ha sido suficientemente claro y contundente como reflejo de la tragedia y destrucción que conllevan los enfrentamientos nacionalistas, especialmente a escala mundial. El federalismo debe renacer como ideología alternativa al nacionalismo en la organización interna de los Estados, en las relaciones supraestatales y uniones continentales, en la urgente y necesaria fundamentación de un derecho mundial vinculante para todos. El desarrollo de la democracia pluralista implica la división territorial de poderes, ya enunciada y promovida por Montesquieu y asumida por los padres fundacionales del federalismo estadounidense.

      El gran obstáculo contra el proceso federal es el nacionalismo inherente a los estados nacionales. Parecen tranquilos hasta que se despierta la fiera nacionalista. Los nacionalismos de estado son intransigentes frente a los objetivos de cualquier otro nacionalismo, que aparezca en su territorio considerado como propio y exclusivo. Se establece de inmediato la dialéctica centro-periferia de confrontación nacionalista. No hay posibilidad de acuerdo final, como no sea el resultado de la imposición de los intereses del nacionalismo de estado. Podrán haber acuerdos parciales en el mejor de los casos, pero serán transitorios y siempre sujetos a la provisionalidad.

      En estas circunstancias y cuando el nacionalismo de estado se cierra a cal y canto, el federalismo contempla la opción democrática de la secesión. El pacto federal, para ser válido en sentido democrático y republicano, debe ser igual y conmutativo. Es decir, las partes que pactan lo hacen con reciprocidad y plena libertad, de forma que todos salen beneficiados con la unión federal, sin que nadie tenga que renunciar a su identidad y autogobierno. Un federalista que asume un contrato desigual o de sumisión no es tal. Por el contrario, debe contemplar la opción de la independencia o secesión cuando no es posible un pacto federal en condiciones de libertad e igualdad. (sigue →...)

      Eliminar
    4. Esta es la realidad que afecta en la actualidad al autogobierno de la nación catalana. Después de más de 30 años de aprobada la Constitución española de 1978, el Estado Autonómico ha entrado en un callejón sin salida por la voluntad del Partido Popular de no permitir ningún desarrollo federal del mismo. Quienes no apoyaron el proceso constituyente español, o lo hicieron con gran reticencia, se presentan ahora como los máximos valedores de una Constitución, que interpretan de forma restrictiva y centralista. El Estado Autonómico era un modelo abierto e híbrido, fundado en el reconocimiento y garantía de la autonomía política de las nacionalidades y regiones, que podía y debía desarrollarse en sentido federal, plurilingüístico y plurinacional. No ha sido así, sino que ha quedado reducido a una descentralización administrativa, que siendo importante, no tiene nada que ver con un modelo de estado compuesto o federal. Así lo señalarían autores que son referentes de la teoría federal del Siglo XX, como Wheare o Elazar. El Partido Popular sigue la tradición autoritaria del constitucionalismo conservador español de negarse siempre a la enmienda constitucional si no es para retroceder. Ahora lo hace nuevamente al considerar que el Estado Autonómico regulado por la CE78, era un punto de llegada, nunca de partida y, en todo caso, de procederse a su reforma, la orientación de la misma será regresiva y recentralizadota.

      En este escenario, la nación catalana no tiene más opción que movilizarse en defensa de su derecho a decidir, de su derecho a ser consultada en democracia sobre su voluntad política con relación al autogobierno de Catalunya y su relación con el Estado español. En democracia nadie debe ser sometido contra su voluntad. Y si la gran mayoría del pueblo catalán quiere y exige ser consultado, las instituciones del Estado deben respetar esta voluntad y adoptar las decisiones necesarias para que la consulta democrática sea posible. Asimismo, si la mayoría del pueblo catalán decide en referéndum optar por la constitución de un Estado independiente, las instituciones del Estado español deben respetar esta voluntad y abrir un proceso de negociación política con los legítimos representantes del pueblo catalán. La democracia es el único sistema válido para negociar y consensuar acuerdos tanto de unión como de secesión. Toda imposición autoritaria, sea cual fuere la vía utilizada, es antidemocrática e inconstitucional.

      Así que la obligación de todo federalista es promover la unión en la diversidad, pero cuando esto no es posible, también asume el deber y el derecho a promover la secesión o independencia, aunque sea la última opción, cuando todas las demás han resultado baldías o imposibles. La autodeterminación en su sentido federal se fundamenta en la consulta democrática y pluralista, se orienta hacia la unión de pueblos libres y acepta la posibilidad de la independencia o secesión cuando no hay otra salida democrática. El catalanismo, en la hora actual, está asumiendo de forma preponderante la opción por la independencia de Catalunya y su separación del Estado español. Durante décadas se han defendido de forma mayoritaria las opciones autonomista y federalista dentro del Estado español, pero la cerrazón e intolerancia del nacionalismo español ha dejado sin futuro ni credibilidad estas tradiciones pactistas del catalanismo. Sólo una rectificación radical y profunda en los planteamientos del nacionalismo español podría cambiar las cosas y reabrir un escenario de entendimiento y concordia federal. No parece que esto suceda. En este caso la ruptura se hace inevitable y a la nación catalana, siempre abierta al acuerdo y convivencia con los demás pueblos hispánicos, no le queda más remedio que iniciar su propio camino, navegar por su cuenta, y esperar que su voluntad de autodeterminación sea respetada y no ahogada por la fuerza."

      Barcelona, 6 de octubre de 2013

      Miquel Caminal (1952-2014)

      Eliminar
    5. Muy buen aporte. En mi opinión mucho más certero que el propio artículo que se presenta.
      Creo que también hay que agradecer a Tremujin que ha dado pie al mismo con su opinión.
      Me gustaría buscar el enlace del artículo si es que esta en la red.

      Eliminar
    6. Este es el enlace al artículo (completo).

      http://escomberoides.blogspot.com.es/2014/05/trilogia-federal-tres-cartas-de-un.html

      Eliminar