12 marzo, 2018

Justicia lenta, represión rápida. Una fórmula que privilegia a las clases dominantes / Las condiciones laborales de los mercenarios




Justicia lenta, represión rápida. Una fórmula que privilegia a las clases dominantes y torna inane el artículo que proclama la soberanía popular. No basta combatir las instituciones que dichas clases se han dado a sí mismas para perpetuar su propio dominio, dichas instituciones son sus zarpas, pero no la cabeza del monstruo, la cabeza es el sistema mismo y hay que demolerlo desde sus más profundos y arraigados cimientos sociales. El planeta entero es hoy una colonia del sistema capitalista que, a través de las instituciones estatales, impone su orden depredador, inhumano, injusto e inmoral. Allí donde el neoliberalismo, más o menos democrático, ha impuesto su orden, gobiernos, partidos, presidentes, ministros y diputados se suceden uno tras otro sin cuestionar jamás los medios ni los fines de un sistema globalizado de explotación que, ese sí, permanece apoyado y reforzado por los estados. Recuerdo haberle oído decir a un recién nombrado ministro –tal vez intentando paliar su incoherencia ideológica– que, “a partir de este instante he pasado a ser propiedad del Estado”. Le faltó añadir, “y fiel siervo del capital”. “Todos los Estados nacionales se definen, histórica y constantemente, a través de su relación con la totalidad de las relaciones sociales capitalistas” (John Holloway).

“En tanto el capitalismo es un modo específico de organización social de la producción, que tiene requisitos históricos y formas de desarrollo definidos, el Estado tiene un papel esencial en garantizarlos, por lo que su estructura institucional y sus formas de intervención se transforman a medida que el capitalismo cambia y se desarrolla” (Las paradojas de una contradicción, Mabel Thwaites Rey)

Dónde queda, pues, la legitimidad constitucional de las instituciones y cargos que, disponiendo de su monopolio, emplean la fuerza como medio de dominio y coerción sobre quienes dicen servir. Vuelve a cobrar renovada vigencia la voz del poeta:


"Las palabras entonces no sirven, son palabras".

Loam




Mertzenarioen Lan Baldintzak / Las condiciones laborales de los mercenarios



Zuek ez zarete langileak, legearen eta komunikabideen aterpean langileok erreprimitzen gaituzuen mertzenarioak baizik.

Bost axola zer ordutan esnatzen zareten, zer nolako turnoak dituzuen edo zer ariketa fisiko egiten duzuen. Ejerzitoek egoera iraultzaileetan betetzen duten papera betetzen duzue langileok kontzentzia nazionala zein klase kontzientzia apalago dugun garaiotan. Produkzioaren zein prokzio medioen pribatutasun esklusiboa mantentzea. Hauen pilaketa defendatzea eta esplotazioa erregulatzea. Burgesien barne armada zarete eta haien interesak defendatzea zuen lana.

Komunikabideak, gure lanaren soldata, drogak, konsumismo aseezina… azenarioak lirake langileok tiraka daramagun gurdian. Zuek, guzti honek gu itsutzea lortzen ez duenean datorren makila. Edo bisturia. Edo elektrodoak, multak, poltsa, irainak, pistola aluan, hiztegi sendoa buruan kolpeka… eta orain inoiz baino gehiago, gure pentsamenduen eta adierazpenen zentsore inkisitorialak ere.

Zoazte pikutara zuek eta zuen baldintza laboralak! Herritarron aldarrikapenak erreprimitzea eta dirudunen interesak defendatzea ogibide duzuen bitartean, ez duzue lekurik izango langileon artean. Herriaren etsaiak zarete, eta aurrez aurre izango gaituzue.

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Vosotros no sois trabajadores, sino mercenarios que nos reprimís a las trabajadoras bajo el amparo de la legalidad y los medios de comunicación masivos.

Nada nos importa a qué hora os despertéis, qué turnos tengáis ni los entrenamientos que realicéis. Cumplís hoy el papel que cumplirían los ejércitos en tiempos de importante riesgo revolucionario. Tiempos que volverán en algún momento, junto al auge popular de la conciencia nacional y de clase. Mantenéis la exclusividad de la propiedad privada y los grandes patrimonios en manos de unos pocos. Defendéis por la fuerza la acumulación de los mismos al tiempo que reguláis y ordenáis la explotación. Sois la armada interna de las burguesías y vuestro deber no es otro que el de defender sus intereses.

Los medios masivos de comunicación, el salario de nuestro trabajo, las drogas, el insaciable consumismo… serían las zanahorias en el carro que tiramos las trabajadoras. Vosotros seríais el palo. O el bisturí. O los electrodos, las multas, la bolsa, los insultos, la pistola en la vagina, el grueso diccionario que golpea la cabeza sin cesar… y ahora más que nunca, sois también los censores inquisitoriales de nuestros pensamientos y expresiones.

¡No os queremos ni a vosotros ni a vuestras condiciones de trabajo! Mientras vuestro oficio sea el de reprimir al pueblo y el de defender a sangre y fuego los intereses de los peces gordos no tendréis lugar alguno entre las trabajadoras. Sois los enemigos del pueblo y nos tendréis frente a frente.



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1 comentario:

  1. Anónimo3/13/2018

    No le des mas vueltas, mientras haya alguien dispuesto a dar dinero habra algun perro que hara lo que sea por obtenerlo, ya sea dar un par de porrazos, vender a su hijo o matar a su madre. La pasta manda, esa es la ley del sicario. Salud! Pablo Heraklio

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