21 agosto, 2019

"El chivo expiatorio es el otro proletario inmigrante" — Rafael Silva





Fragmento extraído de Hacia otra Política de Fronteras 
20/08/2019
Artículo completo en el blog del autor  Blog de Rafael Silva

El racismo desaforado y la discriminación racial de las minorías (nativos, latinos, hispanos, afroamericanos, árabes, etc.) en Estados Unidos, ha conducido a su gobierno imperialista y racista a la mal llamada "guerra contra el terrorismo", a la construcción de muros y a la deportación masiva de millones de migrantes "ilegales" (aunque ahora nos referimos a las redadas racistas de Trump, lo cierto es que durante la época de Obama se deportaron más de 3 millones de personas). Pero no es un fenómeno nuevo. Recurrimos de nuevo a Miguel Ángel Adame: "La historia de los EUA está cuajada de racismo y racialismo como parte de un nacionalismo religioso o una teología nacionalista. Resulta muy peculiar que estos fenómenos históricos en este Estado-nación se alimenten dentro del país capitalista más boyante del orbe y el que mayor cantidad de comunidades étnico-nacionalitarias acumuló por inmigración mundial de "dreamers" en pos de la "american way of life" y de los "american dreams" durante todo el siglo XX"

En efecto, creemos que la etiología racista del país norteamericano ha de encontrarse en su propio proceso fundacional. Lo que ocurre es que, en cada circunstancia histórico-política, se achacan al fenómeno causas de tipo coyuntural. Por ejemplo, desde la última crisis de 2007 hacia acá, se incubaron frustraciones y resentimientos sobre todo entre los componentes de las clases medias, que se canalizaron vía étnico-racial y sociocultural, principalmente contra los extranjeros, migrantes (sobre todo ilegales o indocumentados) y las minorías a las que abierta o veladamente responsabilizaron del estancamiento o bajada de sus niveles de bienestar (es decir, los culparon de la pérdida de empleos, de la precarización laboral, de la pobreza, de la exclusión...). Exactamente igual sucedió en los países europeos, aunque quizá no de forma tan violenta. En USA, se ha acelerado un cuadro sintomático, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que busca preservar, recuperar o engrandecer ("Make America Great Again" fue su lema de campaña) la "esencia nacional", propiciando aún más si cabe la intolerancia, el odio y el rechazo al extranjero. El chivo expiatorio es el otro proletario inmigrante, que procede de otros países con otras costumbres, con otras culturas, que no come, habla, piensa o sueña como nosotros, y que llega a desplazarnos y a quedarse con nuestros trabajos y oportunidades (y con "nuestros sueños"), siempre según la cosmovisión popular norteamericana. Así pues, en nombre de nuestro (supuesto) derecho a mantener nuestra "integridad" (más bien integrismo), nuestra identidad de "primer mundo" (construido a base de saquear otros países de otros mundos), nuestra "grandeza" (que no existe más que en sus "sueños), nuestra cultura "blanca" (en realidad supremacismo), se niega la alteridad inmigrante y se está de acuerdo en que se le deporte, expulse, guetifique, amuralle, excluya...

2 comentarios:

  1. El peor enemigo de los inmigrantes últimos, son los inmigrantes anteriores, y en los Estados Unidos de América, todos, menos los pocos indios que aun quedan son inmigrantes.

    ResponderEliminar
  2. Yo estoy en total desacuerdo con el post. El racismo es un arma de control social usada por quien detenta los medios, públicos, privados o los dos. A veces los potencian y otras los amortigua. O ya para desquiciarnos los potencian y amortiguan a la vez, como en USA o UK. Es decir, para mi el racismo y el fascismo no es que sean coyunturales, es que sin un apoyo financiero y presión constante de una minoría no existirían. El ejemplo son los Aparheits, en cuanto cae el gobierno de turno explota el sistema entero y todo se mezcla hasta que otra facción se hace fuerte y vuelta a empezar.
    Salud!

    ResponderEliminar