11 noviembre, 2019

CHILE SAQUEADO — Manuel Cabieses Donoso


El saqueo de los Grupos Económicos al Estado chileno (pdf)



EL SUDAMERICANO – Santiago de Chile -11/11/2019

En lenguaje corriente de los chilenos ‘quitarle el poto (culo) a la jeringa’ significa eludir un problema, evadir una responsabilidad. Es lo que hace en estos días, muerta de miedo, la oligarquía que gobierna el país.

Llevamos más de tres semanas de insurrección pacífica sin que ningún factor político o mediático, se atreva a decir su nombre y reconocerla como tal… Para los mandones civiles solo se trata de una ‘crisis’ o ‘estallido’ social. Algo pasajero y manejable. Le quitan el poto a la jeringa e intentan –como siempre– salvar la contingencia repartiendo unas cuantas migajas.

El prolongado ‘estallido’ enfrenta sin retrocesos y con mucho valor una cruel represión e ignora las piruetas demagógicas de la ‘clase política’.

El ‘estallido’ no se anda con chicas. Exige la renuncia del presidente de la República, la abolición del modelo neoliberal y derrocar las instituciones mediante una Asamblea Constituyente que dote al país de una nueva Constitución Política.

Bajo presión del pueblo el gobierno y el Congreso comienzan a ceder. Se muestran dispuestos a permitir algunas reformas constitucionales superficiales. Pero lo hacen quitándole el poto a la jeringa, o sea a la convocatoria de la Asamblea Constituyente que cuenta con 87 por ciento de respaldo popular.

La ‘clase política’ y los medios de comunicación que controla la oligarquía han desatado una campaña del terror para desalentar la protesta. Los incendios y saqueos –algunos muy sospechosos– le sirven a ese objeto. Los medianos, pequeños y micro empresarios, cuyos intereses son parte del movimiento, reciben el peso del mensaje de terror.

Esta táctica de guerra sicológica oculta el gran saqueo histórico de Chile. El economista Orlando Caputo, ex gerente de Codelco, compara el costo del programa social ofrecido por el presidente Piñera (mil 200 millones de dólares) con los 13 mil 780 millones de dólares de ganancias que en 2018 obtuvieron las grandes mineras privadas, principalmente extranjeras, que explotan el cobre chileno.

Orlando Caputo sostiene con toda razón: ‘La desnacionalización del cobre, es el robo a Chile del siglo XX y XXI’.

El saqueo reina en todas las instancias de la economía de mercado. Las AFP, cuya eliminación es una de las demandas más importantes del movimiento, reconocen que sus utilidades en el primer trimestre de este año alcanzaron a 196 millones de dólares, un incremento del 100 por ciento.

Compañías extranjeras como Provida, filial en Chile del gigante norteamericano de los seguros Metropolitan Life Insurance Co., se hacen el pino con la miseria de los pensionados. El drama de los ancianos jubilados es una lacra horrible de la realidad social del país.

A su vez los bancos confiesan ganancias por dos mil 200 millones de dólares entre enero y julio de este año. Las inmobiliarias –que disputan centímetro a centímetro el suelo de Santiago y otras ciudades–, las clínicas y universidades privadas y las cadenas de supermercados, también hacen utilidades de película.

Este deslumbrante desfile de millones de dólares, no consigue esconder que el modelo neoliberal está reventado. Lo vaticinó la OCDE el año pasado cuando informó que Chile es uno de los países con peores salarios y empleos más precarios.

Nuestro país permanece atado a un modelo que le impide desarrollarse. Está prisionero en garras del capital financiero. El economista Roberto Pizarro apunta a la necesaria diversificación de la estructura productiva y de las exportaciones.

El ex ministro de Planificación afirma que ‘de cada 100 dólares que el país vende al mercado global, 90 dólares son materias primas en bruto o con escasa transformación, provenientes de los sectores mineros, forestal, pesca y agricultura’.

La oligarquía y su brutal método de explotación del capital humano, ha provocado la crisis que hoy hace temblar los cimientos de la institucionalidad. Estamos viviendo lo que describió Karl Marx: ‘La necesidad es ciega hasta que se vuelve consciente. La libertad es la conciencia de la necesidad’.

La de Chile es una economía de bisutería. 28 millones de celulares y cinco millones y medio de automóviles encubren salarios de 300 mil pesos y pensiones de 120 mil y aún menos.

Casi cinco mil millones de dólares se despilfarraron el año pasado en la compra de autos. Mientras los hospitales públicos carecen de insumos elementales para atender a los pacientes cuyas esperas pueden durar años.

Estas son las magnitudes del saqueo que sufre Chile. Es tiempo de enterrar el viejo orden para construir, unidos, una sociedad de iguales.
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6 comentarios:

  1. La carcoma devora la madera mientras queda. Luego, muere.

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    1. Pues la carcoma capitalista, más que morir parece que muta.

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  2. La disminución del crecimiento de China y el retroceso de USA hacen que el castillo de naipes contruido entorno al extractivismo caiga, igual que con la vivienda en españa en 2007. En cuanto se quedan sin dinero el sistema no funciona. Ahora a esperar que acudan al FMI para que acabe de explotar. Lo de Chile solo acaba de empezar.
    Salud!

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    1. El golpe de estado en Bolivia responde, me parece a mí, al estado pre-revolucionario que se vive en Chile.

      Salud!

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    2. Yo creo que se es más tipo Venezuela, en el sentido en que se ataca durante las elecciones. En Venezuela el pueblo estaba prevenido y las FFAA a las órdenes del gobierno y en Boliva las comunidades indigenas fragmentadas y las FFAA de parte de la oligarquía. La conclusión es la que conocemos.
      Salud!

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    3. Tal vez me equivoque, no soy experto en la política interna de Bolivia, pero yo creo que a Evo Morales, o le ha fallado su servicio de inteligencia, o ha sido sumamente ingenuo respecto a la posible reacción de la oligarquía (propia y foránea) ante las nacionalizaciones. A Salvador Allende le costó la vida la nacionalización del cobre. Lo dicho: o armas al pueblo, o desarmas al ejército (que casi siempre está al servicio de los oligarcas).

      Salud!

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