11 mayo, 2020

Contra el Imperio — Michael Parenti























Transcripción: Arrezafe

Los pueblos del mundo no son precisamente felices ante la expropiación de sus tierras, de su fuerza de trabajo, de sus mercados y de sus recursos naturales, aunque a menudo se les represente de ese modo, felices, risueños y tocando música sin parar. Por el contrario, luchan, contraatacan, se organizan. Durante siglos han estado combatiendo esta expropiación colonial imperialista. Y durante siglos, las potencias europeas han estado asesinándolos, matándolos y utilizando fondos estatales para el terrorismo. Por siglos, las potencias europeas, y más tarde las de norteamerica y Japón, han estado saqueando las tierras, la mano de obra y los recursos naturales de Asia, África y América Latina. Y fueron a esos países porque no eran pobres, eran ricos. Tú no vas a países pobres a enriquecerte, vas a países ricos. Ellos invadieron esos países por el cáñamo, el lino, el algodón, el cobre, el café, el hierro, los diamantes, el oro, el petróleo, el petróleo, el petróleo... ¿puedo decirlo tres veces?... ¡Eran países ricos y aún lo son muchos de ellos! Solo la gente es pobre, sus países son ricos.

Y entonces miras a Oriente Medio y ves este, así llamado, “terrorismo emergente”. Pues bien, estos países han sido objeto del terrorismo de estado durante generaciones. Y el globalizado sistema imperialista norteamericano ha destruido los movimientos populares y democráticos en Paquistán, en Turquía, en Siria, en Egipto, en Arabia Saudita, en Kuwait, en Yemen, en Irán, en Iraq y en Afganistán. Movimientos democráticos populares destruidos en todos los países uno tras otro. Y entonces ¿qué han dejado a los jóvenes, a los pueblos que ven cómo sus sociedades están siendo destruidas y sus culturas socavadas? Se movieron hacia una religiosidad extrema, hacia una apocalíptica confrontación, decidieron que debían atacar al demonio causante de esta situación. Sin un análisis de clase ellos piensan en términos de unidades nacionales. No son los Estados Unidos, no es el pueblo norteamericano, son los intereses de la clase dominante los que les está haciendo esto a ellos y también a nosotros, aquí, en Estados Unidos, os lo puedo asegurar.

Fijémonos en Afganistan. Estados Unidos ha convencido a su propia población de que la de Afganistan era una guerra para detener la agresión soviética. El caso es que, el gobierno afgano era un gobierno militar de izquierda que derrocó al de extrema derecha por sus ataques a la izquierda y que luego se vio asediado desde Pakistán por fuerzas apoyadas y transportadas por la CIA a Afganistán. Dicho gobierno fue atacado porque estaba haciendo cosas inaceptables, ese gobierno estaba haciendo lo que el gobierno de Torrijo había hecho en Panamá, lo que el gobierno New Jewel había hecho en Granada, lo que el gobierno sandanista hizo en Nicaragua, lo que hoy trata de hacer el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela. 

El gobierno afgano estaba propiciando una reforma agraria, estableciendo una ley de salario mínimo apoyada por los sindicatos, poniendo en marcha programas de educación pública para niños ¡y niñas!, lo cual era algo inusual y deseado. Ese era el gobierno al que apoyaron los soviéticos tras sus repetidas solicitudes. Y entonces vino esa espantosa guerra. Ese gobierno estaba haciendo lo que el gobierno de los Estados Unidos no tolerará en ninguna parte, no tolerará a ningún gobierno del mundo que intente establecer un sistema alternativo fuera del proceso de globalización, fuera de ese sistema de multinacionales transnacionales y financiación global capitalista. Incluso un país capitalista que intente desarrollar un nacionalismo económico propio, incluso eso no será ya tolerado. Eso era tolerado cuando existía la Unión Soviética. Cuando existía la Unión Soviética, Yugoslavia era "tolerada" como dique contra la Unión Soviética, un país independiente y a menudo crítico con ésta, pero también socialista. Fue el derrocamiento de la Unión Soviética lo que llevó a los intereses dominantes del capitalismo occidental a ciertas conclusiones: ya no tenemos por qué hacer ningún tipo de contrato social con nuestra propia clase trabajadora. No tenemos que dirigirnos a ti y decirte: te das cuenta, vives mucho mejor que la gente allá en Rusia. Ya no necesitamos deciros eso, vencimos, y volvemos de nuevo a Rusia. De hecho, tras el derrocamiento de la URSS, una demanda comenzó a aparecer en toda la prensa de la derecha: si ahora en los países antes socialistas disponemos de un mercado libre totalmente desregularizado y la posibilidad de adquirir y privatizar, ¿por qué debemos seguir tolerando programas sociales, propiedad pública, regulación y cosas por estilo en nuestro propio país? Ya no tenemos por qué aceptar todo eso. Y vosotros, trabajadores, podéis olvidar las expectativas de longevidad, el seguro laboral y todo lo demás, no tenéis otro sitio al que ir, podéis utilizar el color que queráis, ya sea rojo, rosa o cualquier otro, pero se acabó la amenaza soviética y ya no tenéis base ni referente mundial. Y ahora los capitalistas pueden dirigirse a los países del tercer mundo, antes apoyados por la Unión Soviética, y decirles: os vamos a ayudar a reconstruiros y a crear una próspera clase media, a haceros más parecidos a Europa occidental y Norte América para evitaros la tentación de caminar hacia el comunismo, es decir al socialismo. Queremos el capitalismo para vosotros, pero un capitalismo con rostro humano. Pues bien, ese capitalismo con rostro humano es ahora un capitalismo en toda vuestra jeta, ya no tiene por que ser “humano”.



2 comentarios:

  1. Y tanto exito ha tenido que mira a dónde nos ha conducido, a morir ahogado entre capital y mercancías.
    Salud!

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