11 enero, 2021

Una peculiar malevolencia

 


Shakespeare apreciaba una peculiar inutilidad y malevolencia en las cosas que se dan a luz a sí mismas, que se alimentan de sí mismas o que se definen a sí mismas tautológicamente en sus propios términos. De hecho, ésta fue una imagen a la que el dramaturgo regresó en sus obras una y otra vez. Coriolano es un buen ejemplo de esa vana circularidad, pues se trata de un personaje que se comporta «como si un hombre fuese autor de sí mismo / y no conociera otro parentesco». Pero esa orgullosa singularidad es también pura vacuidad: «No era nadie, un simple hombre sin título, / hasta que se forjó un nombre en las llamas / del incendio de Roma».

Terry Eagleton, Sobre El Mal


 

6 comentarios:

  1. "Pura vacuidad", sí, pero la más peligrosa. Una persona que no reconoce vínculos es la peor forma del mal. Salud!

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    1. Y ni te cuento si, además, tiene 70 millones de fanáticos votantes.

      Salud!

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  2. En este caso creo que es una maldad consciente, con una utilidad no tan peculiar y que arrastra al resto de gente, que le ayuda a construirse.
    Salud!

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    1. Lo cual no contradice lo que expone Eagleton.

      Salud!

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