CUBADEBATE – 19/08/2021
Veinte años de mentiras de Washington, pero solo diez días bastaron a los talibanes para tomar el control de Afganistán. El remate lo ha hecho Joseph Biden al hilvanar una excusa patética, otra vez mentirosa: "Nuestra misión en Afganistán no era construir una nación, ni crear una democracia unida. Nuestro único interés nacional en Afganistán ha sido y sigue siendo prevenir un ataque terrorista en Estados Unidos".
¿Quién le cree? The Washington Post compiló hace año y medio unas 2.000 páginas de notas de más de 400 entrevistas con militares, diplomáticos, cooperantes y oficiales afganos. Creían que ofrecían testimonio en condición de anonimato y hablaron hasta por los codos de los errores del Ejército estadounidense y del engaño deliberado a la población estadounidense (y al mundo) para sostener a toda costa el proyecto de "cambio de régimen" en Afganistán. "Lecciones aprendidas", le llamaron a esta inusual papelería.
"Cada dato fue alterado para presentar el mejor cuadro posible... Las encuestas, por ejemplo, eran totalmente poco fiables, pero reforzaban la idea de que todo lo que hacíamos era lo correcto", afirmó Bob Crowley, el coronel que ejerció de consejero de contrainsurgencia entre 2013 y 2014. El exsecretario de Defensa Donald Rumsfeld, arquitecto del Ejército Ciberespacial de los Estados Unidos, añadió: "No tengo ningún tipo de visibilidad sobre quiénes son los malos".
Más de 800.000 efectivos estadounidenses fueron desplegados en Afganistán desde 2001. El Departamento de Defensa ha reconocido 2 443 bajas y unos 20.589 heridos. Esta institución militar, junto al Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), sin incluir otras agencias como la CIA o el Departamento de Asuntos de Veteranos, desde 2001 han gastado 2,26 billones de dólares, según estimaciones del proyecto “Costos humanos y presupuestarios de la guerra contra el terrorismo”, de la Universidad Brown, de Rhode Island.
El "Proyecto Costos de la Guerra" también estima que han muerto 241.000 afganos como resultado directo de la intervención militar. Estas cifras no incluyen muertes causadas por enfermedades, pérdida de acceso a alimentos, agua, infraestructura y otras consecuencias indirectas de la guerra.
Imposible obviar las similitudes de estos datos con los planes de cambio de régimen en Cuba y las continuas amenazas de los políticos de la Florida. Cerca de 250 millones de dólares de fondos federales han invertido en las últimas dos décadas agencias federales estadounidenses para el "cambio de régimen" en la isla. Hay que aclarar que esos son los caudales públicos, documentados por el "Cuba Money Project", del investigador Tracey Eaton. Nadie sabe cuánto dinero ha viajado por los canales clandestinos y secretos, mientras la intervención militar siempre es una opción sobre la mesa para los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez, y la congresista María Elvira Salazar, por citar a los que encabezan el ala del fundamentalismo anticubano en Washington.
Además del cambio de régimen y el dinero, lo que une la historia imperial de Estados Unidos con Afganistán y Cuba son las películas de video. Las que hemos visto en estos días por las redes se parecen a aquella que narró y vivió en primera persona el escritor Eduardo Galeano. El uruguayo era miembro del tribunal internacional de Estocolmo, que juzgó en 1981 la invasión de las tropas soviéticas en Afganistán.
Según la explicación oficial, la invasión quería defender al gobierno laico que estaba intentando modernizar el país. "Nunca olvidaré el momento culminante de aquellas sesiones", escribió Galeano. Un alto jefe religioso, representante de los fundamentalistas islámicos, dio una larga disertación llena de rabia anticomunista. El freedom fighter del gobierno de Estados Unidos –ahora terrorista–, tronó:
—¡Los comunistas han deshonrado a nuestras hijas! ¡Les han enseñado a leer y a escribir!
Creo que Galeano estaría de acuerdo conmigo en que el grito de aquel señor podría ser intercambiado por los que emiten, un día sí y otro también, los legisladores de la cruzada contra Cuba en Washington.
(Publicado originalmente en La Jornada)
Hay que sumar a las cifras de bajas del ejercito estadounidense, los más de 46.000 suicidios registrados en los 6 últimos años, por problemas psicológicos derivados de su participación en las guerras imperialistas de Irak y Afganistán.
ResponderEliminarAdemás frecuentemente se suicidaban matando a parte de su familia, o a la familia entera. Muchos otros sufren graves secuelas, aunque no opten por el suicidio.
Lo que es una deshonra para cualquier familia o ser humano, es que en el Afganistán de antes de la Revolución existiera un 97% y 90% de analfabetismo en mujeres y hombres respectivamente. Que fuera el país del mundo con más mortalidad infantil- La esperanza de vida no pasaba de 42 años. Más del 50% de la propiedad de la tierra estaba en manos de la familia real y unos pocos latifundistas. En un Pais con hambruna generalizada, asolado por enfermedades no tratadas, como era el Afganistán pre revolucionario, contando con solo 37.000 obreros, había 250.000 mulás, viviendo del cuento. Eso si que es una deshonra para cualquier familia que se precie. Eso, además de la discriminación y sometimiento a las mujeres, y los matrimonios obligados o por dinero, prohibidos por los comunistas en la Revolución.
Es cierto: Desde el 11-S, los suicidios de militares son 4 veces más altos que las muertes en operaciones de guerra.
EliminarUn nuevo informe sobre muertes de militares estadounidenses refleja una cruda estadística: se estima que 7.057 miembros en servicio han muerto durante operaciones militares desde el 11-S, mientras que los suicidios entre el personal en servicio activo y los veteranos de esos conflictos han llegado a 30.177, es decir, cuatro veces más.
https://www.npr.org/2021/06/24/1009846329/military-suicides-deaths-mental-health-crisis?t=1629478287769
Si vemos el gasto de la Guerra de Afganistan se calcula que solo un 2-10% recayó físicamente en el territorio. Esto quiere decir que la maniobra no fue tanto en territorio extranjero, sino en territorio propio. Ha servido para drenar al país, igual que lo fue la Guerra de Vietnam, una guerra para no ser ganada, sino para arrasar el herario. Solo hace falta ver el dinero que destina rusia a defensa, es en relación a la población el mismo que emplea España. Entorno al ejército hay una gran burbuja, que explotará en el momento adecuado.
ResponderEliminarSalud!
¿Quiénes son en concreto, con nombre y apellidos, los beneficiarios de la gigantesca industria bélica estadounidense? Se conocen las corporaciones que la conforman, pero nunca se mencionan sus dueños o mayores accionistas.
EliminarSalud!