Fragmento extraído de "Escribir es una derivación de algo más profundo", artículo de John Berger publicado en Sin Permiso (22/01/2017)
"Palabras, términos, frases pueden separarse de su lengua y utilizarse como meras etiquetas. Se vuelven entonces inertes y vacías. El uso repetitivo de acrónimos es un sencillo ejemplo de esto. La mayor parte del discurso político se compone hoy de palabras que, separadas de cualquier criatura de lenguaje, son inertes. Y ese "palabrismo" borra la memoria y engendra una despiadada complacencia.
Lo que me ha movido a escribir a lo largo de los años es la corazonada de que hay algo que se tiene que contar y de que, si no intento yo contarlo, corre el riesgo de que se quede sin contar. Me veo a mí mismo como un hombre que va saliendo del paso, más que como un escritor relevante, profesional".
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Seres de palabras, m´hijo, eso somos. Salud y gracias por el enlace.
ResponderEliminarPD: El "palabrismo" separado de su lengua no es otro que el lenguaje del doble pensar y la opresión de 1984 que hoy triunfa enseñoreado del mundo.
Nunca ha estado tan vigente aquella coplilla del monte, la liebre y la sardina, aunque, hoy, el mar está atestado de sanguijuelas y el monte de tiburones.
EliminarSalud!
Muy interesante esta reflexión de Berger sobre la perversión del lenguaje y su consiguiente instrumentación para «borrar la memoria y engendrar una despiadada complacencia».
ResponderEliminarY es que el Poder sabe que la vida sin memoria conduce a la pocilga de lo inmediato, que es el perfecto caldo de cultivo del conformismo que emana de la perezosa ignorancia, en definitiva, la inhibición de la capacidad de pensar y actuar por cuenta propia, dejando así paso libre a una ‘obediencia de cadáver’.
Sartre dejó escrito: «La función de un escritor es llamar pan al pan y vino al vino. Si las palabras están enfermas, a nosotros toca curarlas. En lugar de esto, muchos viven de esta enfermedad. Al fin y al cabo, pensamos con palabras. Nuestro pensamiento no vale más que nuestro lenguaje y debemos juzgarlo por el uso que éste hace.»
Por abundar me permito recomendar este libro de Voloshinov (¿o de Mijaíl Bajtín) que, sobre la materia que tratamos , me parece de lectura imprescindible:
EL SIGNO IDEOLÓGICO Y LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
por Valentin N. Voloshinov
Libro completo gratis aquí:
https://elsudamericano.files.wordpress.com/2017/04/valentin-voloshinov-el-signo-ideolc3b3gico-y-la-filosofc3ada-del-lenguaje.pdf
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La cita de Sartre es contundente: "muchos viven de esta enfermedad". Se me ocurren unos cuantos de estos parásitos, algunos de los cuales han sido generosamente laureados con el desprestigiado 'Nobel'.
EliminarExcelente el libro que nos recomiendas, del cual extraigo esta cita que es una poderosa incitación a su lectura:
"La emisión lingüística", como señala Voloshinov, "se construye entre dos personas organizadas socialmente y, en ausencia de un destinatario real, se lo presupone en el representante del grupo social al cual pertenece el hablante." Por supuesto, Voloshinov admite el hecho de que cada palabra en
cuanto signo debe seleccionarse de un inventario de signos disponibles, pero destaca que la manipulación individual de este signo social en una emisión concreta está regulada por las relaciones sociales. Según sus propias palabras, "la situación social inmediata y el medio social más amplio determinan totalmente —y desde adentro, por así decir— la estructura de una emisión".
Salud, y gracias por la aportación.
fascinante tu escrito fuera de serie
ResponderEliminar¡Un, dos, trash!
ResponderEliminar"Señor Presidente, ¿cómo va la guerra? – preguntó el periodista – y él, sin inmutarse, respondió con aplomo: No estamos en guerra sino en una misión”
Cuando te empiezan con siglas lo que te intentan decir es "esto no te incumbe". Tienen razón.
ResponderEliminarSalud!