Negociaciones. Viñeta del 31/10/2021 en CTXT
No voy a volver a a recordar las veces que prometieron en campaña la derogación de la reforma laboral del PP del 2012, justo como hicieron con la ley mordaza y ahí está.
Aunque lo parezca, hay ninguna prisa para derogar la reforma laboral. Y eso que aseguraron que era URGENTE derogarla. Si no me falla la memoria, hasta hablaron de crear un nuevo y maravilloso estatuto de los trabajadores.
Perdido el tiempo en disputas sobre si el cuadro lo debía firmar Nadia Calviño o Yolanda Díaz, sin conocer qué hostias iban a pintar, ahora se dice que le van a meter mano para tenerla maqueada para final del año.
Es el cuento de siempre. Pedro Sánchez ya no habla con contundencia de derogación. Ha pasado a decir que van a reconstruir «algunas cosas», la misma historieta que con la ley mordaza, léase, «derogar las partes más lesivas» (a saber) y blablablá.
Un lenguaje, una forma de expresarse
Y es que ya es hora de que asumamos que las promesas electorales son lo que son, como afirmó el Consejero de Economía, Rogelio Velasco cuando confesó que no se cumpliría la promesa de crear 600.000 empleos llamando gilipollas a sus votantes y por extensión al resto de los timados.
El argumento fue demoledor, algo así como «Todos han mentido y nosotros no íbamos a ser menos».
«Como tiremos de hemeroteca y pongamos con letras mayúsculas lo que todos los líderes, o futuros ministros de economía han prometido durante la campaña electoral, le aseguro que no quedaría ni uno sano. Ni uno solo».
Cosas del lenguaje, una forma de hablar, un qué sé yo.
«Eso es un lenguaje, una forma de expresarse durante una campaña electoral».
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“Cada mañana, para ganarme el pan,
ResponderEliminarvoy al mercado donde se compran las mentiras.
Esperanzado,
me pongo a la cola de los vendedores.”
(B. Brecht, 1942)
Aquel año Brecht, exiliado en USA, probaba a ganarse el pan como guionista en Hollywood. Su amigo y compatriota Fritz Lang logró colarle en alguna de sus películas, incluso llegó a aparecer en los créditos de una de ellas “Los verdugos también mueren”, una película antinazi, como no podía ser de otra manera, que he tenido el placer de visionar en Filmin hace unas semanas y que me permito recomendar.
El caso es que quiero agradecer a ese tipejo, el tal Rogelio Velasco –un Mike Pompeo de pacotilla y del terruño–, la sinceridad con la que se expresa «Eso es un lenguaje, una forma de expresarse durante una campaña electoral» y nos saca de dudas: es cierto, confiesa el bueno de Rogelio, que cada vez que nos piden el voto nos mienten y nos mean encima, por mucho que los guionistas de Hollywood y los genios de Silicon Valley –qué les voy a decir de los ‘medios de desinformación’ de nuestra provincia– nos traten de convencer de que llueve y de que los puestos de trabajo prometidos, la derogación de las leyes que nos explotan y oprimen y la reforma fiscal que haga pagar, aunque sea un poquito, a los ricos, tendrá que esperar a unos nuevos comicios electorales en los que tendremos que volver a escuchar a los de siempre cantar las alabanzas de la democracia representativa y el voto ‘bien votado’ que dice el pelele de la CIA Vargas Llosa, y también Almudena Grandes, y Ana Rosa, y Évole… y la perra que los parió a todos.
En fin, termino con una cita de dos buenos camaradas:
Carlo Frabetti: “Hay que distinguir, hoy más que nunca, como nos recuerda Alfonso Sastre al hablar de la utopía, entre lo imposible y lo imposibilitado. Y hay que luchar en todos lo frentes para que lo imposibilitado deje de serlo (o, mejor dicho, de estarlo)”.
Salud y comunismo
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Por abundar y concretar:
ResponderEliminarLa reforma laboral se hizo para aumentar y consolidar los beneficios de los grandes empresarios (los amos del cotarro) a expensas de las necesidades sociales (las necesidades de los pringaos: vivienda, sanidad, educación, pensiones…). La llevó a cabo el PP porque en ese momento calentaba las poltronas del gobierno, pero exactamente lo mismo hubiera hecho el PSOE/UP –no es ningún secreto que comparten amo– si ese hubiese sido su turno en ‘la administración de los intereses de la burguesía’. Y si ahora ‘por motivos políticos’ (prolongar el engaño a los votantes) es necesario reformar o derogar la Reforma laboral, se hará, pero tendrá que reformarse o derogarse preservando los sacrosantos intereses de los grandes empresarios, o sea, en modo gatopardiano. Que ya saben los crédulos votantes de qué va…
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El té sin teína, el café sin cafeína y la mar sin sal. Como nítidamente lo expone otro buen camarada, y que es aplicable a la FRANCOCRACIA que seguimos padeciendo (cuando desperté, el dinosaurio seguía ahí):
EliminarIzquierda revolucionaria e “izquierda” de gelatina.
Es una “izquierda” muy suavecita, que no molesta a nadie. En el fondo es una “izquierda” con muchas comillas, con demasiadas comillas.
El imperialismo, con mucha sutileza y no poca astucia, ha tratado de fabricar “izquierdas” anticomunistas. A mi modesto entender una izquierda anticomunista no es izquierda. Sería como afirmar: “Yo soy cristiano pero… escupo sobre Jesús”.
El Estado norteamericano destina abiertamente parte de su presupuesto ESTATAL (es decir… que no tiene absolutamente nada que ver con la famosa “sociedad civil”) para crear, artificial e industrialmente, “laboratorios de ideas” (el solo nombre genera risa) de donde surjan, por fin, personajes que se vendan en el mercado de las ideologías como una “izquierda no fidelista”, una “izquierda anticomunista”, una “izquierda contra el Che Guevara y Fidel Castro”, etc.
Sí, no se animan a formularlo abiertamente, pero subrepticiamente se esfuerzan por asociar a Fidel y al Che con todo lo “maligno” y demoníaco, con algo “totalitario” y monstruoso, con momias de museo que ya quedaron, supuestamente, en el pasado. ¿Cómo podríamos renovarnos? ¡Pues abrazándonos, en nombre del “pluralismo”, con los gusanos de Miami! Si “Cuba es de todo el mundo”, entonces me tengo que revolcar en el barro y en el lodo con los terroristas que pusieron una bomba en un avión civil, con los que hicieron explotar bombas en hoteles donde simples turistas fueron despedazados. ¡Habría, entonces, que dejarles en la televisión, en la radio y en los periódicos un espacio a quienes promueven una invasión y un bombardeo de Cuba por parte de las Fuerzas Armadas norteamericanas! ¿Te imaginas si alguien en Argentina me invitara a ir al cine y tomar un cafecito con quienes torturaban y violaban mujeres embarazadas y les robaban sus bebés, o con quienes aplicaron electricidad en los genitales a Daniel Hopen, a Raymundo Gleyzer, a Haroldo Conti? ¡Por favor! Quien propusiera eso sería, sencillamente, un apologista del terrorismo de Estado. Si en Cuba alguien está proponiendo eso mismo… ¿Cómo llamarlo? ¿Cómo caracterizarlo? Que lo decida el pueblo cubano.
¿Entonces puede haber una supuesta “izquierda” que me llame al diálogo y al abrazo con los terroristas de Miami? Disculpas, pero a mí me resulta como mínimo sospechoso. Recuerdo que hace menos de un año (fines de 2020), en Miami propusieron reemplazar el 10 de diciembre como Día Universal de los Derechos Humanos por el “Día Universal de la Lucha contra el Comunismo”. Eso no lo dijo Hitler hace ochenta años, pasó hace menos de un año en Miami. Si alguien que se dice de izquierda me invita a abrazarme con esa gente a mí me resulta bastante “raro”, ¿no es cierto? Entonces esa supuesta “izquierda” (dejando provisoriamente de lado que trabajan en forma asalariada de Estados Unidos y viven del dinero de la contrainsurgencia), tomando en cuenta exclusivamente su ideología y su concepción del mundo, en el sentido de Gramsci, me parece que es bastante poco izquierda. No sólo es parecida a la gelatina por la laxitud (y el oportunismo) de sus orientaciones políticas y la escandalosa flexibilidad de sus principios éticos, no sólo es jabonosa porque es resbaladiza. Si además pretende ser de izquierda pero va contra el comunismo y todo lo que esté asociado al socialismo y al comunismo lo visualizan como mala palabra; todo lo que tenga una referencia cercana a Fidel Castro lo califican automáticamente como algo maligno y “totalitario”, y por lo
tanto… idealizan la Cuba previa a 1959, bueno, esa supuesta “izquierda” para mí no tiene ni siquiera rastros o sombras de izquierda. Una izquierda genuina no se puede abrazar con la ultraderecha, si no, no es izquierda. No hay que aspirar al Premio Nobel para comprenderlo y darse cuenta.
Néstor Kohan.
Queremos creerles porque en pocas palabras son los únicos que pueden hacer algo sin que intervenga la policía para machacarlos. Y a veces ni con esas. Mienten más que hablan. Y ahí están.
ResponderEliminarSalud!
La lucha armada, no. La huelga, no. La protesta, no... Es como volver a escuchar aquella infame proclama: "Cautivo y desarmado..."
EliminarSalud!
Buenos días!
ResponderEliminarNo sólo no la van a derogar, sino que la van a reformar y a "pulirla" y a estudiarla detenidamente para que los empresarios puedan contratar y despedir más fácilmente (todavía más), y las ETT se pongan las botas haciendo negocio con los pobres parados. Que sigan así. Otro logro de la ministra "comunista".
Un saludo.