Correo de los trabajadores ★ - 12/02/2022
V. La represión, la censura y el soborno prepararon el escenario para la solución final: las vacunas
Desde muy pronto, no se escatimaron medios a la hora de extender el terror, con ruedas de prensa del Gobierno con los jefes de la policía, la guardia civil y el ejército. Se creó una sensación de catástrofe y de riesgo de muerte general para una enfermedad con una tasa media de letalidad, del 0,8% [1] en España y en los meses más álgidos de la pandemia y que afectaba preferentemente a las personas mayores de 80 años. Exactamente la mitad que en una epidemia de gripe estacional [2].
En el escenario apocalíptico que se dibujó se excluyó de los grandes medios de comunicación a quienes cuestionaron el confinamiento de toda la población. La más férrea censura y persecución laboral se instauró contra personal científico e investigador – incluidos el virólogo premio Nóbel de Medicina o, entre otros muchos, a científicos de reconocido prestigio como John Ionannidis o Robert Malone–, y en especial contra quienes informaban sobre la eficacia de tratamientos precoces, ambulatorios, con medicamentos bien conocidos, considerados esenciales por la OMS [3]. Se trataba de preparar el terreno para la aprobación de emergencia y condicional de las vacunas como única solución para luchar contra la pandemia Covid. Dado que una de las cuatro condiciones establecidas por la Food and Drug Administration (FDA) para autorizar el uso de emergencia de un medicamento es la «inexistencia de alternativa adecuada, aprobada, disponible» [4], era preciso barrer cualquier información que la obstaculizara.
Para ello, además de la censura, se publicaron falsos ensayos clínicos, de los cuales tuvieron que retractarse publicaciones tan prestigiosas como The Lancet y New England Journal of Medicine [5].
Desde la caída de la URSS, la OMS ha dejado progresivamente de ser financiada por los Estados miembros para recibir en la actualidad el 90% de sus ingresos de multinacionales farmacéuticas y de magnates como Bill Gates. La máxima «quien paga manda» se reveló crudamente con ocasión de la pandemia por Gripe A. La OMS, tras recomendar a los gobiernos la compra masiva de vacunas y medicamentos inseguros e ineficaces como el Tamiflú o la Relenza, se vio obligada a declarar que su Comité de Expertos para el tema había sido sobornado por las multinacionales farmacéuticas [6]. En todo este proceso, la OMS no se ha separado un ápice del discurso que respalda los intereses que la financian.
La Comisión Europea, tras haber nombrado en plena pandemia – julio de 2020 – como directora ejecutiva de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) a Emer Cooke, ex gerente de la Asociación de la Industria Farmacéutica Europea (EFPIA), acuerda la compra de millones de dosis de vacuna a Pfizer y Moderna a pesar de que apenas habían concluido los dos meses ensayos clínicos, es decir, antes siquiera de la aprobación condicional y eximiendo a las farmacéuticas de cualquier responsabilidad económica por los efectos secundarios, a los que deberán hacer frente los gobiernos respectivos.
En el caso de Pfizer, dichos ensayos se hicieron sin respetar los procedimientos científicos establecidos, y que se ocultó la existencia de efectos adversos graves [7]. Además la FDA había autorizado a que sus resultados permanecieran secretos hasta dentro de 75 años. Afortunadamente una sentencia judicial reciente, revoca esa autorización y obligará a la Pfizer a hacerlos públicos en ocho meses [8].
Destaco que las múltiples vacunas anteriores y que han contribuido a disminuir la mortalidad infantil, sólo recibieron aprobación para ser utilizadas tras varios años de ensayos clínicos. Ese es el caso, por ejemplo, de la vacuna contra la difteria, enfermedad con una letalidad del 20% y que requirió cuatro años de ensayos clínicos previos. Este aspecto es clave teniendo en cuenta que las vacunas se inoculan a población sana. Mucho mayor exigencia se hubiera tenido que requerir en el caso de las vacunas Covid, que utilizan la técnica del ARNm, nunca usada con anterioridad, y que se aplica contra una enfermedad con letalidad mucho más baja. En el ilustrativo video que se puede ver en este enlace [9] Anthon Fauci reconoció, en octubre de 2019, que harían falta 10 años de ensayos clínicos para que las vacuna ARNm fueran seguras, salvo que hubiera un acontecimiento a nivel mundial que justificara la intervención «a nuestra manera», «sin trabas burocráticas», es decir, saltandose todos los plazos.
VI. Los efectos adversos.
En las condiciones descritas, es fácil comprender – aunque imposible de justificar – las razones de la ocultación de efectos adversos por los organismos responsables de recabarlos, tanto en EEUU (VAERS), como en la UE (EUDRA). Recuerdo que todas las vacunas contra el Covid, con las que se ha inoculado a muchos centenares de millones de personas, han recibido sólo autorización condicional o de emergencia. Los grandes medios de comunicación reproducen hasta la saciedad datos sobre el Covid pero no hablan de los efectos adversos de las vacunas. No obstante, la información existe. Los últimos datos publicados a los que hemos accedido, publicado el 1 de enero de 2022, y que se pueden observan en el cuadro, dan las dimensiones de los efectos adversos producidos tras las vacunaciones, muchos de ellos en personas previamente sanas: 36. 257 muertes y 1.540. 852 lesiones graves. Todo ello cuando se calcula que, en el mejor de los casos, menos del 10% de reacciones adversas son notificadas como tales, es decir, relacionadas con las vacunas [9].
Fuente: https://prevencia.net/reportes-de-muertes-y-lesiones-tras-vacunas-covid-en-la-ue-hasta-el-1-de-enero.
Aún así, la cifra de muertes notificadas en la UE es significativamente baja si se compara con el Reino Unido, país con la octava parte de habitantes de la UE, que registró 30.305 personas fallecidas en los 21 días posteriores a haber recibido la vacuna, en los seis primeros meses de 2021 [10].
Otros datos avalan la valoración de que las vacunas Covid no son como las otras vacunas utilizadas anteriormente. En el Reino Unido, el número de muertes debidas a la vacuna Covid en los primeros seis meses de vacunación ha sido más de cuatro veces superior a las muertes totales por todas las demás vacunas en los últimos 11 años [11]. Como puede verse en el gráfico, en EE.UU., las vacunas contra el Covid han producido en 2021 el 51% de las muertes producidas por todas las vacunas existentes a lo largo de 31 años.
En estas condiciones, la decisión adoptada por el Gobierno de vacunar a los niños y adolescentes es injustificable; es decir, obedece a «criterios políticos». Tras ensayos clínicos en los que se ignora el número de participantes y son secretos, también, los efectos adversos observados en estos grupos de edad, desde el mes de octubre se está procediendo a vacunar a la población infantil.
Los datos disponibles en todos los países indican que el riesgo de padecer Covid en la población más joven, y sobre todo la gravedad de la enfermedad, es muy inferior, casi despreciable, si no existen otras enfermedades concomitantes [12]. La mortalidad por Covid en la infancia y la adolescencia, cuando no existen otras patologías, es prácticamente inexistente. Es decir, la población más joven adquiere inmunidad natural con un riesgo mínimo de complicaciones.
Así mismo, en contra de lo que se ha transmitido para justificar la vacunación, en estos grupos de edad la capacidad de propagar el virus también es mucho menor que en adultos [13]. Por otra parte, como se ha demostrado, las personas vacunadas pueden contagiar el virus por lo que esperar que se produzca la «inmunidad de rebaño» es una ilusión [14].
El riesgo de efectos adversos graves producidos por las vacunas con ARN-m es mayor en la población más joven. Varios estudios realizados en EE.UU. a partir de datos oficiales de notificación (VAERS), indican que el riesgo de hospitalización por miocarditis, provocada por las vacunas Covid, en varones entre 12 y 17 años, sin enfermedades concomitantes, es entre 3,7 y 6,1 veces mayor tras la segunda dosis de vacuna que el riesgo de hospitalización por Covid en este grupo de edad [15]. Estos hechos, comprobados en diferentes países, han llevado al Reino Unido a limitar la vacunación en la infancia y adolescencia a aquellas personas que pertenezcan a grupos de riesgo [16].
En España, sin que se proporcione a la población información alguna sobre esos efectos adversos, las autoridades sanitarias, los medios de comunicación y las autoridades educativas han promovido la vacunación masiva a partir de los 5 años, llegándose incluso a situaciones violentas en los centros educativos y a amenazas de discriminación a alumnos y alumnas no vacunadas.
La noticia más inquietante conocida recientemente es la aparición continuada y sistemática de un exceso de mortalidad observado desde el 8 de noviembre hasta la fecha de la información, el16 de diciembre, y reportado por el MoMo (Observatorio de la Mortalidad). En ese periodo, el exceso de muertes por encima de las esperadas asciende a 4.471 personas. Son fallecimientos no atribuibles a la covid, ni a la gripe, ni a accidentes. Este dato cuadruplica la cifra de muertes por Covid en ese mismo periodo. Tampoco son muertes producidas en los hospitales, de forma que presumiblemente se trata de muertes repentinas. La Ministra de Sanidad ha dicho que no puede explicar la causa [17].
No se han publicado, ni en EUDRA (UE), ni en VAERS (EE.UU), datos acerca de la edad de las personas fallecidas o con efectos adversos graves relaconados co las vacunas Covid, pero, presumiblemente, una gran parte de esas lesiones graves afecten a la población más joven, dado que las referencias citadas anteriormente indican que el riesgo es mayor en esos grupos de edad, al tiempo que para ellos el riesgo de padecer Covid grave es muy pequeño y la mortalidad por Covid, casi inexistente.
VII. Vacunación masiva sin prescripción médica y sin consentimiento informado
El silencio de la izquierda es también inaceptable acerca de la forma en la que los gobiernos autonómicos de todos los colores políticos están procediendo a vacunar masivamente. Las autoridades sanitarias, estatal y autonómicas, están vulnerando flagrantemente las leyes vigentes, de carácter básico y por lo tanto de aplicación en todo el Estado, que obligan tanto a que la aplicación de la vacuna, al igual que cualquier tratamiento, se haga mediante prescripción médica, y con consentimiento informado, es decir previa explicación detallada de los posibles efectos adversos y valoración de la historia clínica en cada caso.
La Ley de Autonomía del Paciente y la Ley General de Sanidad establecen explícitamente la responsabilidad, tanto del personal médico, como del personal sanitario que aplica la vacuna, como de las autoridades sanitarias obligadas, con carácter general, a informar a la población y a asegurar que las condiciones del consentimiento informado se cumplen. Nada de eso está sucediendo. Ni siquiera se informa después de la vacunación de los posibles síntomas de efectos adversos, para advertir de ellos a la población inoculada, de forma que se pueda requerir asistencia médica en caso de observarlos.
VIII. Pase Covid y vulneración de Derechos Fundamentales
Al tiempo que se hace evidente la precaria eficacia de las vacunas, ante la que se ofrece como única solución – sin base científica alguna – aplicar nuevas dosis, se intensifican el miedo y la represión. La nueva variante Omicron, que ocasiona mayoritariamente síntomas leves [18], está siendo mediáticamente utilizada para aumentar el pánico y para justificar medidas represivas que vulneran Derechos Fundamentales. Mediante Decretos de Gobiernos Autonómicos se están vulnerando Derechos Fundamentales amparados por la Constitución y, éstos, a diferencia de los derechos sociales, son de aplicación directa. Así se ha implantado el toque de queda, vulnerando el derecho a libre circulación, o el pase Covid, que vulnera el derecho a la no discriminación. Esta vez, además, se pisotean derechos sin estar vigente un Estado de Alarma.
La enorme precariedad de las condiciones laborales, caldo de cultivo para la más férrea dictadura del patrón, se ha utilizado con carácter general para imponer, de facto, la vacunación obligatoria: o te vacunas, o a la calle. Muy pocos sindicatos han amparado a la clase obrera frente a la vulneración flagrante de las leyes vigentes por parte de la patronal o de las administraciones públicas, como la Ley de Protección de Datos, la Ley de Autonomía del Paciente o la propia Ley General de Sanidad.
Por otra parte, las trabajadoras y trabajadores que han sufrido efectos adversos, o las familias de las personas fallecidas, se encuentran totalmente desprotegidas frente a un sistema sanitario renuente a la notificación de los casos como resultado de la vacuna y a administraciones que se niegan a reconocerlos, argumentando que la vacunación «es voluntaria».
La presión y la represión se intensifican a medida que la información sobre efectos secundarios trasciende y más sectores de la población se interrogan acerca de la eficacia y seguridad de las vacunas y de los intereses que están detrás. Más de 350 deportistas han muerto repentinamente por ataques cardíacos, y todos ellos habían recibido la vacuna [19].
Declaraciones, como la reciente del Ministro de Sanidad de Francia, hablan con toda claridad del objetivo del Pase Covid: «el pase Covid es una forma disfrazada de obligación vacunal, pero es más eficaz que la obligación vacunal; impedir a la gente ir a bares, a restaurantes o espacios públicos, es más eficaz y menos complicada que la vacunación obligatoria» [20].
Estas medidas perversas, instaladas sobre el miedo y la precariedad laboral y, sobre todo mediante la presión mediática, a las que se suma ahora la censura informativa ejecutada directamente por el Gobierno – de carácter claramente dictatorial – tienen el objetivo, como ocurre también en las dictaduras, de convertir a la población en policías, en delatores y en instrumentos de presión sobre sus familiares, amistades o compañeros de trabajo.
IX. El terreno abonado para la gran reconfiguración del capitalismo
Este escenario de control mediático, colaboración cómplice y en gran medida sobornada [21], de políticos y autoridades sanitarias (con España a la cabeza de los países más sobornados por la Big Farma [22]), tiene, entre otros, el propósito de proporcionar los mayores beneficios a los Fondos de Inversión propietarios de las multinacionales farmacéuticas y de los grandes medios de comunicación.
Pero su alcance es mucho mayor. Como indicábamos al principio, al comienzo de la pandemia la gran burguesía, por primera vez en la historia del capitalismo, se preparaba para lo que en los Foro de Davos de 2020 y 2021 llamaron «el Gran Reseteo»; es decir, para tomar las riendas de grandes transformaciones. El objetivo era aprovechar la situación de desastre y de miedo generada por la pandemia, y potenciada por el confinamiento masivo, para introducir a gran escala la digitalización, la robotización y el «capitalismo verde». Larry Fink, director de Blackrock, ha destacado en su carta anual dirigida a los grandes empresarios del mundo, las grandes oportunidades de negocio de invertir en todo lo relacionado con el «cambio climático» [23].
La extensión de la digitalización en las relaciones sociales, la dependencia de las plataformas y la posesión por estas empresas gigantes de los Big Data hacen posibles procesos de destrucción de empleo, de control y de represión de las poblaciones a niveles desconocidos hasta ahora. Los propios beneficiarios de estas grandes transformaciones se asombraban de la rapidez de los cambios producidos. La CEO (ejecutiva de mayor rango) de Microsoft, Satya Nadella, se frotaba las manos, ya en abril de 2020: «Hemos visto ocurrir dos años de transformación digital en dos meses».
En España eran más explícitos. En junio de 2021 los presidentes de Inditex, Telefónica y del Banco de Santander decían sobre el significado de la pandemia: «Ha supuesto una aceleración exponencial (…) en cinco semanas se avanzó lo que se hubiera avanzado en cinco años (…) en quince días pasamos a tener 130.000 personas trabajando en remoto». En este periodo, la banca, entre digitalización y fusiones, había destruido la mitad de los puestos de trabajo. El presidente de Telefónica iba más allá. «durante la pandemia se perdonaron cosas que en otro momento no se hubieran perdonado». Todo ello mientras auguraban que «España se va a salir del mapa». Al decir España se refieren a ellos, como ya sabemos.
El resultado en términos económicos ha sido una destrucción de capital sólo comparable al producido en una guerra. Los datos de agosto de 2021 para el Estado español son los siguientes: en los últimos 18 meses han cerrado 63.000 empresas de menos de 50 trabajadores, tres de cada cuatro autónomos han visto hundirse su medio de vida. En total, en la pequeña y mediana empresa se ha concentrado el 99,2% de todo el tejido productivo destruido en este periodo. Por el contrario, las empresas de más de 500 trabajadores han aumentado y hoy hay 54 más que antes de la pandemia.
A escala mundial, el grupo de las empresas tecnológicas GAFAM, recordamos que sus propietarios son los mismos Fondos de Inversión que controlan, tanto las grandes multinacionales farmacéuticas productoras de vacunas, como los grandes medios de comunicación, han visto multiplicarse sus beneficios como nunca. Y estos fabulosos incrementos de ganancias están directamente relacionados con la pandemia, con el confinamiento y con las ganancias fabulosas de la venta de vacunas. Mientras cae en todo el mundo la esperanza de vida y España es el segundo país de la OCDE donde más cae, solo por detrás de EE.UU. [24], las bolsas del mundo han duplicado su valor desde el inicio de la pandemia. Su valor ha pasado de 60 billones de euros en marzo de 2020 a 121 billones en diciembre de 2021 [25].
Según el informe Foessa 2021 [26], la pobreza severa en el Estado español afecta a 11 millones de personas, más de la cuarta parte de la población. Dos millones y medio más que en 2018. Se ceba sobre todo en los menores de 18 años, en los hogares monoparentales (casi siempre con mujeres como cabeza de familia) y en la población inmigrante. La pobreza severa se ha duplicado durante la pandemia. La intensa precariedad determina que el hecho de estar trabajando no garantice ingresos mínimos para mantener condiciones de vida dignas. Además, en plena extensión de la digitalización, el hecho de no disponer de conexión suficiente a internet, no disponer de ordenador o de habilidades para usarlo, marca enormemente las dificultades en el acceso al empleo, a la educación o las propias ayudas públicas, incrementadas por el aumento desproporcionado del coste de la luz. Por otra parte, más de dos tercios de los hogares en situación de extrema pobreza no han podido acceder al Ingreso Mínimo Vital.
La imposición del «Gran Reseteo» mundial se manifiesta con especial claridad en el mecanismo de los Fondos de la UE, constituidos, obviamente, con dinero público, llamados de Recuperación, Transformación y Resilencia.
Los 140.000 millones de euros de los Fondos, destinados al Estado español, irán a parar a bancos y multinacionales, de forma muy destacada las energéticas (las mismas que están recibiendo enormes beneficios con el recibo de la luz) para proyectos identificados como «reconversión verde», de «lucha contra el cambio climático», digitalización, para «la igualdad de género» y «colaboración público-privada».
Además de que el pueblo lo pague, como Deuda pública que es, la UE exige al Gobierno que adopte medidas, que ya se ha comprometido a ejecutar en plazos concretos, como condición previa a la recepción de las diferentes partidas de los Fondos.
Tales medidas, que según el Gobierno, suponen la modificación de 50 leyes hasta 2023 irán dirigidas a:
● Avanzar en el recorte y privatización de las pensiones.
● Nuevas reformas laborales que impongan aún más la esclavización de la clase obrera y faciliten su atomización con el trabajo en el domicilio mediante la digitalizacion, con la consiguiente reducción de puestos de trabajo. Para empezar, ya se ha logrado evitar la derogación de la reforma laboral de 2012 en un nuevo incumplimiento de las promesas contenidas en el acuerdo de coalición.
● Favorecer, aún más, la penetración del capital privado en los servicios públicos, como sanidad y educación, mediante la enseñanza a distancia o la asistencia sanitaria por teléfono o consulta médica telemática.
● Aumento de los impuestos indirectos, como por ejemplo la introducción el peaje de las autopistas.
Para un análisis más detallado de este proceso, remito al importante documento suscrito por 21 organizaciones del Estado español y que puede consultarse aquí [27].
X. La agudización de la represión como respuesta a la previsible explosión social
En el Informe del Foro de Davos de 2021 [28] ya se avanzaba que, tras el relajamiento de las medidas de confinamiento adoptadas por la pandemia y el incremento de la ansiedad por las perspectivas económicas y sociales, «existen buenas razones para preocuparse: ya empieza a sentirse una fuerte desaceleración económica y podríamos estar ante la peor depresión desde la década de 1930».
Este escenario de empobrecimiento masivo de la clase obrera y de hundimiento de las expectativas de empleo agudiza las tensiones sociales y explica la radicalización, todavía incipiente pero con contundencia creciente, de las luchas obreras en defensa de sus puestos de trabajo y por mejoras salariales.
En el Estado español, por primera vez, el Gobierno PSOE-UP llevaba a cabo el pasado verano el entrenamiento de la Legión – la bandera Millán Astray – junto a policías y guardias civiles, en labores de seguridad interior; es decir, mediante la colaboración de los ministerios de Defensa e Interior en tareas de represión de la población. Dichas «labores» incluían prácticas de Krav Maga y combate cuerpo a cuerpo, técnicas de arresto y detención, protección de personalidades, control de masas y orden público o entrenamiento «CQB», en alusión a entrenamientos de tácticas de tiro en espacios reducidos. Tales prácticas conjuntas ya se llevaron a cabo durante el Estado de Alarma [29].
La actuación de las fuerzas represivas con ocasión de la huelga general del metal de la Bahía de Cádiz, el apaleamiento de trabajadores, el arresto de los supuestos dirigentes de la misma días después y, sobre todo, la introducción de la tanqueta en un barrio obrero, muestran bien a las claras la firme decisión del «gobierno progresista» de actuar brutalmente contra la clase obrera.
A todo ello se añade el citado Real Decreto de Seguridad Nacional, cuya normativa de desarrollo, aún se desconoce.
Todo el mecanismo descrito con la gestión autoritaria de la pandemia, la instauración masiva del miedo y de medidas dictatoriales, como la instauración del pasaporte Covid y la vulneración de Derechos Fundamentales, no se restringen al ámbito sanitario, aunque ese sea el pretexto utilizado. Deben valorarse como un instrumento también dirigido a la destrucción la capacidad de resistencia de la clase obrera y sectores populares ante el incremento de la explotación impuesto por las nuevas formas de trabajo y de relaciones laborales, y al intento de control y represión de los millones de personas, que ven hundirse sus condiciones de vida.
XI. La clamorosa ausencia del análisis integral de clase ante el nuevo orden mundial capitalista
La socialdemocracia, incluidas sus nuevas/viejas formas de expresión política como Unidas Podemos, está actuando, como en todas las grandes crisis, como instrumento del capital, tanto por su complicidad directa con las medidas de incremento de la explotación obrera, como con la represión y, sobre todo, con su apoyo al discurso de las clases dominantes con respecto a la pandemia. Eso no es nuevo. Es su papel histórico.
Lo que sorprende es que la relación estrecha entre la imposición del nuevo orden mundial, que las élites burguesas llaman «nueva normalidad», con todo su aparato de dominación y de control masivo de la clase obrera y de otros sectores populares empobrecidos, no haya sido respondido por una gran parte de otras organizaciones de la izquierda.
Los obstáculos probablemente estén relacionados con estos aspectos fundamentales:
● No tener en cuenta que los descubrimientos científicos en el capitalismo están subordinados inexorablemente a la propiedad privada de los medios de producción. Este hecho, absolutamente clave, determina que se investiga sólo lo que produce beneficios y que se impone, como necesidad de consumo, lo que interesa vender. En el caso de las farmacéuticas, estamos ante un poder con inmensa capacidad de corrupción política, sanitaria y económica, y con un control total sobre los medios de comunicación.
● Desconocer el carácter de clase del Estado, como aparato de poder de las clases dominantes, y que, como tal, adopta las mismas medidas represivas, independientemente de su color político, destinadas al control de las poblaciones, a la represión de las luchas obreras o a imponer la vacunación masiva obligatoria. En este mismo sentido, y habida cuenta de la ingente información disponible que desmiente el discurso oficial, es inaceptable ignorar el papel del Estado como instrumente para asegurar ingentes beneficios económicos de empresas privadas, con dinero público, y, sobre todo, atribuyéndole el papel de depositario del conocimiento científico.
● Haber caído en la trampa, de aceptar los mecanismos de imposición dictatoriales, sanitarios y sociales, por miedo a ser acusados de «favorecer a la extrema derecha», argumento esgrimido, tanto por los medios de comunicación intervenidos, como por el “gobierno progresista”. Se olvida que es la ausencia de resistencia de la izquierda, la que deja el terreno abonado para que la extrema derecha hegemonice el malestar social.
En resumen, este proceso de control social masivo y de violencia institucional a gran escala, no sólo tiene por objetivo favorecer el negocio de las multinacionales farmacéuticas. Es indisociable de la imposición decidida por parte de los grandes centros de poder de cambios drásticos en las relaciones sociales que implican, tanto mecanismos de sobreexplotación de la clase obrera, como la negación a grandes sectores, sobre todo a la juventud, de toda esperanza de futuro. Esta gran reconfiguración del capitalismo requiere, como conditio sine qua non, la domesticación, mediante el miedo, la censura y la represión, de las poblaciones.
La aceptación acrítica de la izquierda del discurso de las clases dominantes (la crisis está causada por el Covid y la gestión de la pandemia, incluidas las vacunas, ha estado guiada por criterios científicos), aherrojada por el miedo a la acusación de «negacionistas», «antivacunas» o de «hacer el juego a la extrema derecha» es inaceptable y tiene que acabar. Si persiste en su complicidad, hipotecará completamente, no sólo su capacidad de resistencia, sino su aptitud para liderar el enfrentamiento a un nuevo orden mundial de consecuencias aniquiladoras de conquistas históricas, no sólo de la clase obrera, sino de la humanidad.
Por el contrario, la radicalidad, es decir, la búsqueda de las causas profundas de los procesos y desvelar implacablemente las enormes mentiras, sobornos y represión sobre los que se asienta la gran dictadura de las oligarquías burguesas, con la complicidad de gobiernos de todo color política, es el punto de partida. Esa es la condición sine qua non que puede sustentar la acumulación de fuerzas que haga posible la derrota del capitalismo, hoy más que nunca, máquina destructora de la vida. Porque es precisamente, en las grandes crisis, cuando no hay reformas que ofrecer, cuando no hay vuelta atrás y el presente es inaceptable, cuando se erige la necesidad imperiosa, sobre todo para la juventud obrera, de construir un mundo a la medida de las necesidades humanas, es decir, del socialismo.
Notas:
[1] «El riesgo general de muerte por infección fue del 0,8% (19 228 de 2,3 millones de personas infectadas, intervalo de confianza del 95%: 0,8% a 0,9%) para las muertes confirmadas por covid-19 y 1,1% (24 778 de 2,3 millones de personas infectadas, 1,0% a 1,2 %) por exceso de muertes». Aunque dicha tasa, como suele ocurrir en las enfermedades respiratorias, aumentaba sensiblemente a partir de los 50 años (11,6%) y sobre todo, a partir de los 80 años: (11,4% al 23,2%) en hombres y del 4, 6 al 6,5% en mujeres». Estudio sero-epidemiológico realizado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III y publicado en el British Medical Journal. https://www.bmj.com/content/bmj/371/bmj.m4509.full.pdf
[2] https://saludineroap.blogspot.com/2021/12/hay-que-parar-esto-dejar-de-hacer-para.html?m=1&s=08
[3] Un listado de los más prestigiosos científicos censurados puede consultarse aquí: https://insurgente.org/angeles-maestro-politicas-de-exacerbacion-del-miedo-y-censura-en-la-gestion-del-covid/
[6] https://elpais.com/diario/2010/06/05/sociedad/1275688803_850215.html
[7] Editores del British Medical Journal se dirigen a Facebook alertando sobre las graves consecuencias de su política de censura ante el cuestionamiento de la integridad de los datos de los ensayos de Pfizer. https://www.bmj.com/content/375/bmj.n2635/rr-80
Ninguno de los ensayos de las vacunas Covid está diseñado para valorar una reducción en cualquier resultado grave, como hospitalizaciones, necesidad de cuidados intensivos o muertes. https://www.bmj.com/content/371/bmj.m4037
[8] https://www.zerohedge.com/covid-19/judge-rejects-fdas-75-year-delay-vax-data-cuts-8-months
[13] https://adc.bmj.com/content/106/5/429
[14] https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.09.03.21263088v1
[15] https://www.nature.com/articles/d41586-021-00728-2
[16] https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.08.30.21262866v1
[17] https://www.bmj.com/content/374/bmj.n1866
[18] https://theobjective.com/espana/2021-12-19/espana-europa-exceso-mortalidad/
[21] https://www.youtube.com/watch?v=ClDgTZl0YZQ
[22] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168851021001135
[23] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168851021001135
[24] https://www.blackrock.com/cl/larry-fink-ceo-letter
[25] https://www.rtve.es/noticias/20211109/espana-caida-esperanza-vida-ocde-pandemia/2219961.shtml
[27] http://caritasmadrid.org/sites/default/files/analisis-y-persectivas-2021%20Foessa.pdf
[28] https://kaosenlared.net/wp-content/uploads/2021/12/LOS-FONDOS-EUROPEOS.-OK.pdf
[29] https://es.weforum.org/agenda/2020/06/ahora-es-el-momento-de-un-gran-reinicio/
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Además del ‘Relato Oficial’ y la basura desinformativa, hay otros datos, puntos de vista y opiniones, pero, por razones inconfesables de lucro mercantilista, ‘no salen en nuestra tele de confianza’:
ResponderEliminar“…En estos dos años el debate científico serio ha sido prohibido de facto. Tiene que haber una explicación del silencio y la aceptación de todas las medidas liberticidas. ¿puede el miedo explicarlo todo? Para aquellos que estuvieron en primera línea -con el desgaste personal que conlleva- ¿es imposible reconocer que con el pánico inicial aceptaste medidas arbitrarias no valoradas por investigadores neutrales?
Esto es lo que ocurre cuando la sanidad se rige por las fuerzas del mercado y no por las necesidades reales de salud de las personas: el principio de precaución es enterrado en la primera cuneta. Los sistemas sanitarios están secuestrados por los intereses corporativos, de forma que se ha demostrado que el “primum non nocere” no estaba precisamente en la mente de quienes impulsaron el experimento inoculatorio. Es urgente e indispensable, nos va la vida en ello, luchar por una movilización masiva, transversal en base a la idea de un sistema sanitario al margen del lucro y para todxs…”
Completo aquí:
https://www.lahaine.org/est_espanol.php/ipor-nuestra-salud-sobre-la
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Hay que ser muy ignorante o simplemente idiota para tragarse las insultantes ruedas de molino que reparten a granel los (ya no sé cómo llamarlos) medios de intoxicación. El Ministerio de Propaganda abarca ya todo.
EliminarGracias por el contundente y certero artículo que nos aportas.
Salud y comunismo
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PD. Según fuentes fidedignas, los rusos están ya en Despeñaperros.
Según nuestro hombre en Moscú –que ni es hombre ni ha salido en su vida del barrio sevillano de Triana–, Putin justifica, aunque recalca que no aprueba, la presencia de rusos en Despeñaperros por un error del GPS con el que iban equipados –por cierto, made in usa tenía que ser con su lunita plateada– que ha debido ser hackeado por algún guasón –seguramente born en la ‘tacita de plata’– desviando fatalmente la trayectoria ‘hipersónica’ que no era otra que ‘el camino santo’, o sea el que desde hace siglos lleva a los devotos peregrinos –también fieles aficionados al orujo y el ribeiro– del mundo cristiano hasta la lluviosa aunque acogedora ciudad de Santiago de Compostela –llamada así, según la KGB, por un santo jinete que espada en mano, a falta de drones, mataba moros día sí y día también–. De tal manera que han sido redirigidos hacia ‘los Carnavales de Cái’ –este año por cierto, otra del KGB, se celebran en el mes de junio, pandemia mediante– que gozan de gran prestigio entre la tropa-comparsa-chirigota aficionada a regar con vodka el pescaíto frito. Pero, palabra de Putin, que la Base nuclear de Rota no será invadida. Eso es territorio yanqui y ahí riegan con cocacola las hamburguesas made in macrogranjas of Chicago. Y picha, ya comprenderás, que como que no.
EliminarSalud, fino y pescaito, tovarich Loam.
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Las hamburguesas y la cocacola que se la coman y beban los hampones de Langley, a ver si reventaran. Yo con unas mojarritas a la plancha, una cervecita y unas murgas de Carlos Cano (miembro destacado del KGB) me doy por satisfecho, pisha.
EliminarSalud, tovarich LL. Y como dice el cubano... allá nos vemos.
Ángeles puede decir lo que quiera, pero ahora mismo no hay descontento social, y con todos los tribunales copados por la derecha ninguna demanda prospera. Ahora mismo no hay ganas de lucha, y si mucha resaca pandémica. Toda sea que cambie en un futuro, pero por ahora les toca hacer su agosto.
ResponderEliminarSalud!
Por desgracia es así. El descontento social se plasma en las calles y en las huelgas. A excepción de la huelga del metal en Cádiz, en el resto del país no se están produciendo protestas ni huelgas significativas.
EliminarSalud!