27 marzo, 2022

Estados Unidos: Vendimiando la sangre de los pobres: última etapa del capitalismo — Alan Macleod

 ES EL CAPITALISMO, IMBÉCIL!



MintPress News – 03/12/2019

Traducción del inglés: Arrezafe


La sangre se ha convertido en un gran negocio en los Estados Unidos y no son pocas las corporaciones listas para explotar a la población más vulnerable para obtener una parte del pastel.


En gran parte del mundo, donar sangre es un acto puramente solidario, un deber cívico y altruista de los sanos para ayudar a los necesitados. La idea de recibir una remuneración por ello se consideraría insólita. Sin embargo, en los Estados Unidos es un gran negocio. De hecho, en la miserable economía actual, donde alrededor de 130 millones de estadounidenses admiten su incapacidad para pagar necesidades básicas como alimentos, vivienda o atención médica, la compra y venta de sangre es una de las pocas industrias en auge que le quedan a Estados Unidos.


La cantidad de centros de extracción en los Estados Unidos se ha más que duplicado desde 2005 y la sangre ahora representa más del 2 por ciento del valor total de las exportaciones estadounidenses. Para ponerlo en perspectiva, la sangre de los estadounidenses ahora vale más que todos los productos de soja o maíz exportados que cubren vastas áreas del país. Estados Unidos suministra el 70 por ciento del plasma del mundo, principalmente porque la mayoría de los demás países han prohibido la práctica por motivos éticos y médicos. Las exportaciones aumentaron más del 13 por ciento, 28.6 mil millones de dólares, entre 2016 y 2017, y se proyecta que el mercado de plasma "crecerá espectacularmente", según un informe de dicha industria. La mayor parte de esta “cosecha” va a los países ricos de Europa. Alemania, por ejemplo, compra el 15 por ciento de todas las exportaciones de sangre de Estados Unidos. China y Japón también son clientes clave.


Es principalmente el plasma, líquido dorado que provee de proteínas y glóbulos rojos y blancos a todo el cuerpo, lo que lo hace tan buscado. La sangre donada es crucial en el tratamiento de afecciones médicas como la anemia y el cáncer, y suele requerirse para realizar cirugías. Las mujeres embarazadas también necesitan transfusiones con frecuencia para tratar la pérdida de sangre durante el parto. Como todas las industrias expansivas, unas pocas grandes corporaciones sedientas de sangre, como Grifols y CSL, han llegado a dominar el mercado estadounidense.




Pero para generar ganancias tan enormes, estas corporaciones vampíricas apuntan deliveradamente a los estadounidenses más pobres y desesperados. Un estudio reveló que la mayoría de los donantes en Cleveland generan más de un tercio de sus ingresos merced a la "donación" de sangre. El dinero que reciben, señala la profesora Kathryn Edin de la Universidad de Princeton, es literalmente “el sustento de los pobres: dos dólares al día”. El profesor H. Luke Schaefer de la Universidad de Michigan, coautor con Kathryn Edin de “2 dólares al día: vivir con casi nada en Estados Unidos”, manifestó a MintPress News:


El aumento masivo de las ventas de plasma sanguíneo es el resultado de una red sanitaria ineficiente e inadecuada y, en muchos lugares, inexistente, combinado con un mercado laboral inestable. Nuestra percepción es que la gente necesita imperiosamente el dinero, razón principal por la que acude a los centros de extracción de plasma”.


Casi la mitad de Estados Unidos está en quiebra, y el 58 por ciento del país no llega a fin de mes con salarios de menos de $1000. 37 millones de estadounidenses se acuestan con hambre, incluido un sexto de los neoyorquinos y casi la mitad de los residentes del sur del Bronx. Más de medio millón de personas duermen en las calles y millones más en vehículos o al amparo de amigos y familiares. Es en este degradado contexto social que millones de personas en números rojos recurren a la venta de sus sangre para llegar a fin de mes. Por tanto, estrictamente hablando, estas corporaciones están cosechando la sangre de los pobres, literalmente chupándoles la vida.


Adam H. Johnson: Veo que hemos alcanzado el estadio tardío del capitalismo: “cosechando la sangre del pobre”.

Foto izquierda, mensaje a los endeudados estudiantes: ¿Necesitas libros? NO TE PREOCUPES, DONA PLASMA - Foto derecha: Por 8.000 dólares esta empresa llenará tus venas con sangre de jóvenes.


MintPress News habló con varios estadounidenses asiduos “donadores” de plasma, algunos de los cuales prefiriendo mantener su anonimato, pero todos se mostraban inconformes con el sistema y cómo estaban siendo explotados.


“Los centros [de extracción] no están en las zonas ricas de la ciudad, siempre están situados en lugares marginales con acceso a un interminable suministro de gente pobre desesperada por conseguir esos cien dólares a la semana”, señaló Andrew Watkins, quien vendió su sangre en Pittsburgh, Pensilvania, durante unos 18 meses.


Las personas que se presentan son una mezcla de discapacitados, trabajadores pobres, personas sin hogar, madres y padres solteros y estudiantes universitarios. Exceptuando a los estudiantes universitarios que buscan dinero para beber, este es probablemente el ingreso más fácil y confiable que tienen los pobres. En este nivel social, de tu trabajo pueden despedirte en cualquier momento, pero siempre te queda la sangre. Y vender tu sangre no cuenta como trabajo o ingreso cuando se trata de determinar los beneficios por discapacidad, los cupones de alimentos o la obtención del desempleo, por lo que es una fuente de dinero para las personas que no tienen absolutamente nada más”.


Rachel, de Wisconsin, quien donó cientos de veces durante siete años, comentó la obvia composición socioeconómica de los donantes.


Todos los que estábamos allí éramos pobres, se podía decir que de los extremos inferiores del nivel de ingresos. Te incentivan con bonos y cuanto más dones en un mes, más te pagarán: bonos de reclutamiento de amigos, bonos de vacaciones, etc.”


Cartel publicitario dirigido a los jóvenes 
"invitándoles" ($900) a "donar" sangre.


Keita Currier, de Washington DC, señaló que, durante años, ella y su esposo no tuvieron más remedio que seguir visitando clínicas en Maryland, pero se quejaban de sus métodos de pago:


Son depredadores, establecen el precio de tu sangre a su capricho. Por ejemplo, en un lugar en el que doné las primeras cinco veces obtuve $75, luego 20, 20, 30, 50, 25. Así, aleatoriamente, pero no les importa porque saben que estás desesperado y si no lo haces por 30 no obtendrás 50 la próxima vez. Supuestamente, el plasma vale alrededor de cien, así que no es de extrañar que estemos cabreados".


Zombificando a los pobres de Estados Unidos... y México.


Todos los encuestados estuvieron de acuerdo en que estaban siendo explotados, pero en más de un sentido. Los estadounidenses desesperados pueden donar dos veces por semana (104 veces por año). Pero perder esa cantidad de plasma puede tener graves consecuencias para la salud, la mayoría de las cuales no han sido estudiadas, advierte el profesor Schaefer, quien enfatiza que se necesita más investigación. Aproximadamente el 70 por ciento de los donantes sufren complicaciones de salud. Los donantes tienen una porción de proteínas más baja en la sangre, lo que los sitúa ante un mayor riesgo de infecciones y trastornos hepáticos y renales. Muchos donantes habituales sufren de fatiga casi permanente y están al borde de la anemia. Todo ello por un promedio de 30 dólares por visita. Rachel describió el terrible círculo vicioso en el que se encuentran muchos de los trabajadores pobres:


“Me rechazaron dos veces, una por estar demasiado deshidratada y otra por tener anemia. Ser pobre dio lugar a una paradoja de mierda en la que no podía comer y, como no podía comer, mis niveles de hierro no eran lo suficientemente altos como para permitirme donar. Esa fue una semana de recorte salarial, dinero que necesitaba desesperadamente para el alquiler, las facturas y los medicamentos”.


Un método común de hacer trampa en los deportes de resistencia es inyectar sangre extra en tu sistema antes de una carrera, lo que te da un gran impulso en el rendimiento. Pero extraerlo tiene el efecto contrario, haciéndote lento y cansado durante días. Por lo tanto, esta práctica debilitante está zombificando a los pobres de Estados Unidos.


Un centro de plasma en Maryland. Imagen promocional de CSL Plasma, una de las corporaciones más grandes que dominan el mercado.


El proceso de vender sangre no es placentero. Currier señaló que tras muchas extracciones, "los moretones se vuelven terribles... A veces no pueden encontrar la vena o insertan mal la aguja y tienen que hurgar con ella bajo de la piel".


Al igual que los adictos a la heroína, con los brazos malheridos de manera similar, los pobres zombis de Estados Unidos viven permanentemente agotados física y mentalmente. Aunque, a diferencia de los adictos, “se les paga por las molestias”. Quizás lo peor de la experiencia, según los entrevistados, es la deshumanización del proceso.


Se pesa a los donantes públicamente. Las personas obesas valen más para las empresas sedientas de sangre, ya que pueden extraerles más plasma de forma segura en cada sesión (sin que ello suponga mayor compensación). “Definitivamente te convierten en un producto, en un sentido literal”, dice Watkins, “una prueba más de lo lejos que ha llevado la explotación el capitalismo”.




Muchos centros son enormes, con múltiples filas de docenas de máquinas trabajando sin cesar para apaciguar el apetito insaciable de la corporación vampírica. Y no faltan, según Watkins, “víctimas humanas dispuestas a ser tratadas como animales estabulados en granjas a cambio de unos pocos dólares. Una cadena de montaje para extraer oro líquido de minas humanas”, remata.


Currier también destacó el deficiente trato del personal y las medidas de reducción de costos de las clínicas que visitó en Maryland:


"Por lo general, tienen muy poco personal para tanta clientela, lo que significa que con frecuencia no se cambian los guantes, los empleados está sobrecargados de trabajo y, como mínimo, te quedas allí durante 2 o 3 horas, lo que significa que tienes que planificar un día entero en torno a esta mierda solo para meter 20 dólares en tu bolsillo y poder pasar los próximos días. Es deprimente, desalentador y francamente vergonzoso tener que vivir así. Me siento como una mierda”.




La explotación alcanza nuevos niveles


Pero la explotación de humanos ha alcanzado nuevas cotas en clínicas situadas en la frontera entre Estados Unidos y México. Cada semana, miles de mexicanos ingresan a los Estados Unidos con visas temporales para vender su sangre a corporaciones farmacéuticas con fines de lucro. Tal práctica está prohibida en México por motivos de salud, pero es completamente legal al norte de la frontera. Según ProPublica, hay al menos 43 centros de donación de sangre a lo largo de la frontera que se aprovechan principalmente de ciudadanos mexicanos en una práctica legalmente ambigua.




Según un documental suizo sobre el tema, existen muy pocos controles sobre la limpieza de la sangre que aceptan estas empresas, y algunos donantes entrevistados admiten que eran adictos a las drogas. Pero todo se sacrifica en la búsqueda de beneficios.


Un cartel alienta a los estudiantes a vender su sangre para financiar sus estudios. Foto: @tjulrich


Las grandes farmacéuticas están particularmente interesadas en la sangre de los jóvenes. Una campaña publicitaria de Grifols dirigida especificamente a los estudiantes de clase trabajadora dice así: “¿Necesitas libros? Sin problemas. Dona plasma”. La sangre de adolescentes tiene una gran demanda en Silicon Valley, donde las tecnologías anti-envejecimiento son la última tendencia. Una compañía, Ambrosia, cobra 8.000 dólares por tratamiento a los ejecutivos del campo tecnológico que envejecen, infundiéndoles sangre de los jóvenes, convirtiendo a estos clientes en chupasangres en más de un sentido. A pesar de que no hay evidencia clínica de que la práctica tenga efectos beneficiosos, el negocio está en auge. Un cliente comprometido es el cofundador de PayPal, Peter Thiel, quien, según se informa, está gastando grandes sumas de dinero en la financiación de nuevas empresas anti-envejecimiento. Thiel afirma que “la muerte no es inevitable” y cree que su propia inmortalidad puede estar a la vuelta de la esquina.


El nuevo y floreciente mercado de sangre es la encarnación perfecta de la distopía capitalista tardía en la que se ha convertido la América moderna. El proceso deshumanizador de recolectar la sangre de los pobres para financiar los quijotescos sueños de inmortalidad de los multimillonarios, convierte a los primeros en zombis vivientes y a los segundos en vampiros que se dan un festín con la sangre de los jóvenes; una verdadera historia de terror estadounidense digna de Stephen King o HP Lovecraft.





2 comentarios:

  1. EEUU con la sangre, Ásia con los órganos, los países del este con los vientres y las mujeres, y en España se roban niños. Viva el mal, viva el capital!
    O las comunidades organizan a su lumpen o las filas nazis nos llevarán a la guerra.
    Salud!

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    1. En guerra ya estamos, Pablo. Enviar armas a Ucrania no es precisamente un acto amistoso que digamos.

      Salud!

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