15 abril, 2022

EEUU, la OTAN, Rusia y los demás — Augusto Zamora R.

 


POLITIKA – 13/04/2022


Han hecho la previsible alharaca, en estos pagos gallineros, de la suspensión de Rusia del Consejo de DDHH de la ONU (CDH). Forzados por las circunstancias y el escaso entusiasmo que genera en el mundo su política antirrusa, el atlantismo anda resucitando a la Asamblea General (AG), para darle palos a Rusia. Olvidadas quedan las más de sesenta resoluciones de la AG exigiendo el fin del bloqueo a Cuba y las tropecientas mil contra el apartheid, la guerra en Vietnam, las operaciones contra Nicaragua y un largo y casi infinito rosario de resoluciones contra las políticas del Occidente atlantista. No hace mucho, la AG era un nido de populistas, antiimperialistas, izquierdistas y demás istas, a la que los países poderosos y serios no tenían por qué darle ninguna importancia. A fin de cuentas, la mayoría de miembros de la AG era masa, chusma radicaloide. Puf.


Ahora, de repente, conejo sacado de la chistera, es órgano principal, relevante, brillante, rutilante y despampanante. Una mayoría de ellos, obedientemente, hace lo que pide el poderoso y civilizado atlantismo y vota contra Rusia. Muy bien los niños. Pero… ¿todos los niños? Hay 193 en NNUU, que son muchos y, bueno, al hacer un examen del voto de ese chusmerío, las cosas no se ven tan claras como parecen a primera vista. Veamos.


La votación para suspender a Rusia del CDH fue así: a favor: 93 países; en contra, 24; abstenciones, 58. Haciendo números, entre votos negativos y abstenciones, sumaron 82. A anotar que muchos países votaron contra Rusia, incluyendo a países amigos, como Serbia, bajo durísimas presiones y amenazas de los atlantistas. El presidente serbio pidió disculpas luego, explicando que su voto fue resultado de coacciones recibidas de la UE. Votación con pistola en la cabeza, como gusta organizarlas EEUU.


Con todo y todo, lo más interesante es la lectura de la votación. Como sabemos, NNUU se rige por la norma un país, un voto, de forma que vale tanto el voto de Mónaco como el de China, aunque, en la realidad de las cosas, el peso de uno y otro no tiene nada que ver. Por eso mismo, es usual en NNUU que los países hagan lectura de las votaciones, pues, en un número relevante de casos, no importa la cantidad, sino la calidad. También está el hecho de que, para cada país, ciertos votos valen más que otros, aunque pierdan una votación. O dicho de otra manera, no importa perder una votación si logras reunir a tu favor a países cuyo respaldo es lo que realmente te importa, según lo que se juegue.


La votación sobre la suspensión de Rusia del CDH marca pautas políticas e indica posiciones que es menester destacar. De entrada, votaron en contra o se abstuvieron la gran mayoría de países relevantes del mundo: China, India, México, Brasil, Indonesia, Egipto, Nigeria, Sudáfrica y Paquistán, para citar los de mayor extensión territorial y de mayor población. Si se hacen números, en el grupo de 82 no favorables a la suspensión se encuentra el 60% de la población mundial. Por regiones, los países más relevantes de África (Egipto, Argelia, Nigeria y Sudáfrica) no apoyaron la iniciativa atlantista. Igual ocurrió con Latinoamérica: tampoco lo hicieron las dos principales economías (México y Brasil). En Oriente Medio y Próximo el rechazo fue aún peor. Irán, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes, Iraq, Jordania, Siria y Kuwait no apoyaron al atlantismo. Líbano se ausentó. En resumen, en esta parte del mundo sólo votó a favor Israel.


No menos interesante fue la votación de los países de lo que EEUU llama ahora Indo-Pacífico y el resto Asia-Pacífico. Esta es, sin duda alguna, la región más estratégica y vital y del planeta, donde, muy posiblemente, se dé un conflicto tectónico entre China y EEUU, y donde EEUU lleva décadas proyectando lo más duro y grande de su poder. Pues bien, aquí el atlantismo también terminó naufragando. China, India, Indonesia, Vietnam, Singapur, Malasia, Tailandia, Bangladesh, Brunei y Sri Lanka votaron en contra o se abstuvieron. Tomando en cuenta que estos países integran la casi totalidad de la región Asia-Pacífico o Indo-Pacífico (al gusto), la debacle es general, más tomando en cuenta que esta suma de países representa el 50% del PIB mundial.


Veamos ahora qué países no europeos integran el ‘bando’ atlantista. Les pasamos los nombres (una tarea, reconocemos, harto aburrida y apostamos que, más de un lector, sabrá por vez primera de la existencia de esos países): Antigua y Barbuda, Bahamas, Comoras, Dominica, Fiyi, Granada, Haití, Honduras, Kiribati, Islas Marshall, Mauricio, Micronesia, Nauru, Palao, Panamá, Papúa Nueva Guinea, Santa Lucía, Samoa, Sao Tomé y Príncipe, Timor Este, Tonga y Tuvalu. A ellos habría que sumar Andorra, San Marino, Liechtenstein, Mónaco y Luxemburgo. Hacen 29 países, con una extensión territorial que no llega a los 300.000 kilómetros cuadrados (sin contar agua). Todos los países tienen derecho al máximo respeto, pero, en la vida, lo sabemos, aunque ambas sean frutas jugosas y sabrosas, no tiene la misma entidad una sandía que un albaricoque. Y, en la votación en NNUU, del lado no atlantista estaban las sandías y del lado atlantista, los albaricoques. A la hora de calibrar a uno y otros, la desigualdad de peso es astronómica. El peso, en política, hace más que el número. Mejor tener de tu lado a las sandías y no a los albaricoques, pues, aunque hagan número, pesan poco y valen menos.


Pocas cuestiones pueden reflejar mejor la soledad del gallinero y del atlantismo. Suman números arriando albaricoques que, con cuatro dádivas, dos amenazas y vagas promesas de inversiones y bendiciones, los llevan de figurantes. Con algunos, ni eso, pues países como Islas Marshall, Micronesia y Palao son cuasi protectorados de EEUUU. Otros, como Bermudas, Bahamas, San Lucía o Dominica lo son de Gran Bretaña. Por demás, el gallinero suma 41 votos, lo que supone como el 45% del total de votos negativos. Si agregamos a los aliados militares (EEUU, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y Filipinas), la suma llega a 47, es decir, al 50,5% del total de votos antirrusos. Cierto, lograron la cantidad necesaria para suspender a Rusia, pero quedaron a dos galaxias de la calidad. Y, en el mundo real -ese que el ambiente orwelliano creado por el gallinero tiene proscrito y vive en catacumbas-, la calidad es lo único que cuenta efectivamente.


La votación sobre Rusia, por tanto, constituye una radiografía auténtica y evidente de la correlación de fuerzas en el mundo real, no en el de Blancanieves. Que el Occidente atlantista, echándolas todas y empleando todas las coacciones, halagos y amenazas posibles, haya logrado reunir lo que logró reunir resulta patético. Una victoria pírrica que ha puesto en evidencia su debilidad y escaso respaldo internacional. Políticamente es una derrota, no una victoria. Rusia, en cambio, a pesar de haber sido suspendida del CDH, ha logrado, sin casi mover un dedo, un respaldo indirecto más que notable. Es aviso, también, de cómo marcha la correlación de fuerzas real a nivel internacional, que se parece muy poco a la que pintan políticos y medios desinformativos.


Recoge el diario del Partido Comunista Chino Global Times esta anécdota: “Como dijo Gérard Araud, ex embajador de Francia en Estados Unidos, aunque no les guste especialmente Rusia, muchos no occidentales la apoyan sólo porque se enfrenta a Occidente”. Debe admitirse que el ex embajador lleva razón. Un número impreciso de países puede no simpatizar del todo con Rusia; pero con Occidente no simpatizan nada. Resumiendo, la votación en la ONU revela una cuestión. Quien está aislado en este planeta es eso que llamamos Occidente. Un gallinero tan aislado que sólo tiene capacidad de reclutar albaricoques, pues no logra el respaldo de ninguna sandía. Si así piensan ir a la guerra con China –que está en los planes de EEUU-, deberían meditarlo cuarenta veces.


Con albaricoques se hace bulto, pero no se ganan guerras. Así de simple, para quien quiera ver, oír y entender (¿queda alguien por ahí?).



6 comentarios:

  1. Anónimo4/15/2022

    Estoy seguro de que si votaran los habitantes de esos paises, en vez de sus lacayos gobernantes, los resultados serían totalmente diferentes.
    Como lo confirma el 51% de los habitantes de Moldavia, que se oponen a las leyes rusófobas recien implantadas en el País, y que prohíben desde las cintas de San Jorge, hasta la Z y V.
    Son políticas forzadas a tomar, en un momento donde Moldavia tiene que negociar con Rusia el pago de la deuda contraída, y que amenaza con cortar el gas que Rusia, le suministra. Además pueden traer conflictos étnicos y regionales. Como el de la región autónoma de Gagauzia, donde más del 90% de su población es pro rusa, y que una parte incluso amenaza con independizarse. Recordemos que ya en 1991 casí la totalidad de su población votó, por seguir integrada en la URSS. Decisión y voluntad popular que como el de tantas, fue ignorada por sus traidores burócratas.
    Tampoco debe de importar mucho a Rusia el no formar parte de tan fullero club. Recordemos que EE UU por decisión de su presidente Trump, hace pocos años decidió voluntariamente salir de dicho consejo, porque sus decisiones eran anti israelís. Luego regresó cuando cambiaron las resoluciones contra su criminal asociado. En unas políticas que recuerdan más a las extorsiones de la mafia, que lo que debe ser un consejo de derechos humanos, de la ONU. Saludos y comunismo.

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    1. Si la población mundial votara en todo y tuviera el poder de hacer respetar su voto, el mundo sería muy distinto. Es el maldito capitalismo el que corrompe las relaciones humanas, el que impone un sistema social destructivo e inhumano. Acabar con el capitalismo no resolverá todos nuestros problemas, pero nos pondrá en camino para resolver los más urgentes e importantes.

      Salud y comunismo.


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  2. Implacable análisis. La democracia solo se da entre iguales. La "democracia" de un país-un voto carece de todo valor.
    Troceemos España y tendremos ¡diecisiete votos! (¿O serían diecinueve?)

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    1. Como el mundo, España está troceada entre quienes tienen el pastel y quienes sirven de bandeja. El mayor o menor troceo territorial no va a cambiar eso.

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  3. La ONU es solo un esfuerzo inútil por mantener unas formas que están rotas. El extractivismo no funciona, no funcionará, el neocolonialismo tampoco. No han logrado ni aislar ni bloquear a Rusia; y no lo harán. Tampoco podrán separarla de Europa, al tiempo.
    Ya se sabe que la fiera está mortalmente herida, y en su caída va dando manotazos. Primero arrastrará a Europa, empezando por el Este. Después al resto de sus colonias. Se intentará replegar en su Frortress America, pero será demasiado tarde. LAs tensiones entre globalistas y nacionalistas es tan grande ahí como en Europa. En resumen, es solo cuestión de tiempo que los naipes empiecen a caer, y aunque no sepamos cuál será el primero, si sabemos como es el castillo.

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    1. Los gringos son más de jugar al póker, en el que, como es sabido, los "faroles" desempeñan un papel importante. En la ajedrez, que es a lo que juega Rusia, da igual lo que digas o la cara que pongas. Se aproxima un definitivo jaque mate. Rusia ya ha pulsado su reloj, EEUU no sabe ni dónde está el suyo.

      Salud!

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