21 agosto, 2022

"Occidente no se ha disparado en el pie, se ha disparado en la cabeza" — John Laughland

 


Fragmento extraído de War between fiction and reality - John Laughland at the Ukraine Symposium

   Transcripción: Arrezafe


Ucrania es una ficción. Bosnia es una ficción. Kosovo es una ficción. El covid es una ficción. La Unión Europea es una ficción. Donde quiera que mires, en las principales decisiones políticas tomadas por los gobiernos occidentales durante las últimas dos décadas, encuentras ficción. Todas estas ficciones tienen una cosa en común y es que se conciben con un sólo propósito: el control.


Todos somos conscientes de la naturaleza totalitaria de nuestras sociedades occidentales. Son totalitarias porque se basan en ficciones, sin ellas desaparecería el control del que son pretexto. De ahí la existencia de tanta censura y tanto control, y de ahí que una de las primeras sanciones adoptadas tras el comienzo de la guerra de Ucrania fuera el cierre de RT y Sputnik en Europa. El verdadero propósito de toda esta realidad virtual es, por supuesto, ejercer el control.


Bosnia y Kosovo, que como recordaréis son territorios en los que la OTAN libró guerras en 1995 y en 1999 respectivamente, son dos territorios ficticios que pretenden ser independientes. ¿Por qué digo que son ficticios? Kosovo, como sabéis, declaró su independencia en 2008. Bosnia promulgó su constitución en 1995. Pero si leen la constitución de Kosovo y la declaración de independencia de 2008, verán que Kosovo se declara sujeto a toda una gama de organizaciones internacionales y sobre todo a una representación civil internacional. En otras palabras, es una gobernación internacional la que de hecho es responsable del gobierno de Kosovo. Así que la declaración de independencia de Kosovo es, por una parte una declaración de dependencia de la OTAN y por otra de la Unión Europea y de las demás organizaciones que de hecho gobiernan ese territorio. Lo mismo ocurre con Bosnia. Puede que no lo sepáis, pero 25 años después de finalizada la guerra de Bosnia todavía hay, como en Kosovo, una fuerza de ocupación de la OTAN y la UE.


Así pues, estos son estados ficticios. La Unión Europea es una ficción. Fuimos testigos de esta realidad el 9 de febrero, poco antes de que estallara la guerra de Ucrania. El canciller alemán fue a Washington, y en una rueda de prensa conjunta Joe Biden dijo: “Si Rusia invade Ucrania es el fin de North Stream 2. Nosotros le pondremos fin”. El canciller alemán ni rechistó. En otras palabras, la política energética de Alemania y por lo tanto de muchos otros países europeos –porque es de suponer que el North Stream 2 abastecería no sólo a Alemania, sino a otros países europeos–, la política energética de Alemania, decía, que es un asunto bilateral entre Alemania y Rusia, la deciden los Estados Unidos de América. Así que la Unión Europea, de la que se nos ha dicho durante 20 años que tiene una bandera, una moneda, un presidente y un ministro de Relaciones Exteriores y todo lo demás, está en realidad bajo el control absoluto de los Estados Unidos: ficción, control. Y lo que está sucediendo en esta guerra, es que es un conflicto entre la ficción y la realidad.


¿Por qué afirmo que Ucrania es una ficción? Ucrania es una ficción por innumerables razones, incluidas las históricas. No trato de cargar, ni de provocar, ni de herir los sentimientos de nadie, pero durante cien años la existencia del estado ucraniano ha sido ficticia. O mejor dicho, el estado ucraniano ha servido, sobre todo, a un propósito ficticio.


Es muy importante entender que, a diferencia de Polonia, Ucrania nunca tuvo existencia administrativa antes de la creación de la Unión Soviética. En el imperio ruso e incluso en la República Rusa antes de la Revolución de Octubre, Polonia era una unidad administrativa, pero no existía ninguna unidad administrativa llamada Ucrania en el imperio ruso, simplemente cambiaban los gobernadores.


Así que Ucrania no existía. Surgió por primera vez el 9 de febrero de 1918, cuando la proclamada República Popular de Ucrania, que sólo controlaba una pequeña fracción de territorio, firmó un tratado de paz con los alemanes, convirtiéndose en un estado títere ocupado por Alemania.


El tercer “nacimiento” de Ucrania tuvo lugar el 30 de junio de 1941, cuando los líderes del movimiento nacionalista ucraniano proclamaron que trabajarían junto con Adolf Hitler para la creación de una nueva Europa. Más tarde, como es sabido, se restauró el poder soviético y la república socialista se mantuvo hasta la independencia en 1991.


¿Por qué abordo todos estos detalles históricos? Ciertamente no pretendo negar y no niego la existencia de personas que se consideran ucranianas y no rusas. Hay un territorio en particular que se incorporó a Ucrania en 1945 que nunca había sido ruso, en al menos no durante siglos, y es natural que las personas que viven en esa parte de Ucrania tengan una identidad nacional opuesta e a la de Rusia. Pero la cuestión es que no existe en Ucrania una única identidad nacional, ser ucraniano significa una cosa en el oeste y la contraria en el este.


Así pues, la noción de Ucrania como nación existe, no lo niego, pero lamentablemente no hay acuerdo entre los habitantes de Ucrania sobre qué es exactamente esa nación, y sobre todo sobre cuál debe ser su relación con Rusia. No expongo todos estos datos para justificar la guerra –porque la Federación Rusa ha convivido desde hace 30 años con una Ucrania independiente–, los menciono para subrayar esta noción ficticia que oculta la realidad del control.


Porque ¿cuál es la realidad? La realidad de Ucrania es que todos sus miembros del poder judicial son seleccionados con la participación de jueces extranjeros: estadounidenses, británicos, alemanes, etc. No hay país soberano en el mundo cuyos jueces sean nombrados por extranjeros. Es una prueba, si se quiere, de la naturaleza ficticia de la independencia o soberanía de Ucrania. Ucrania ni siquiera puede nombrar a sus propios jueces, sus nombramientos judiciales han de ser validados por británicos, estadounidenses y alemanes. Ucrania no es un país independiente.


Otra realidad. En noviembre, Ucrania firmó un pacto militar con Estados Unidos, pacto que ha sido el marco para el pago de miles y miles de millones de dólares en material militar que ingresa a Ucrania con el supuesto propósito, entre otros, de recuperar su integridad territorial. Es decir, expulsar a los rusos de Crimea, del Donbass y –esto está en la web del Departamento de Estado–, garantizar la operatividad interna de la OTAN. En otras palabras, el propósito del acuerdo militar firmado en noviembre del año pasado era incorporar a Ucrania a la OTAN de facto, pero por supuesto no de jure. En suma, garantizar plena operatividad a la OTAN en Ucrania.


Lo mismo ocurre con el acuerdo militar firmado con los británicos en junio de 2021. Esa es la realidad del estado ucraniano, un estado sostenido, armado y controlado por potencias externas, Gran Bretaña y Estados Unidos en particular, y por supuesto la Unión Europea. En ese contexto estalló la guerra actual.


La característica más notable de esta guerra que está librando occidente es de naturaleza híbrida. Occidente está armando a Ucrania, sí, pero sobre todo está imponiendo sanciones, el principal medio son las sanciones. Y este uso de sanciones, este uso de poder blando o económico, es una extraordinaria ilustración de esta obsesión occidental por generar realidad virtual. Sin embargo, como todos sabemos, estas sanciones están teniendo un efecto catastrófico en nuestras propias economías. Por el contrario, a Rusia le está yendo bien, los cafés están llenos y la población continua viviendo razonablemente feliz. Existirán algunas dificultades aquí y allá, sin duda, pero Rusia está bien. Mientras tanto, el precio del gas en Europa, que el año pasado era de 35 euros por megavatio en la bolsa de Róterdam, hoy es de 180 euros por megavatio, se ha multiplicado por seis, y en ascenso ¿Cómo pueden nuestras economías sobrevivir a tal conmoción tras el terrible impacto infligido por las restricciones de la covid? Nos estamos ahogando en deudas, estamos en una situación de extrema debilidad. Es simplemente un suicidio. Dicen que Europa se ha disparado en el pie. No, ¡se ha disparado en la cabeza!


Así pues, esta guerra va a hacer que algunas realidades sumamente incómodas se hagan evidentes muy pronto. Probablemente hayáis escuchado que van a apagar las luces de las calles en Augsburgo y otros lugares. Estamos lidiando con una situación sin precedentes y es fuente de profunda tristeza que todo esto haya sido decidido por Estados Unidos, mientras quienes la sufren son principalmente los propios ucranianos, pero también la población occidental europea, cuyas economías se verán gravemente mermadas.


Esta guerra no puede ni va a ser ganada por Occidente, se perderá, tanto en términos de territorio ucraniano como en términos económicos y políticos.



6 comentarios:

  1. Esta verdad tan evidente no puede ser contada en los conocidos medios de comunicación, que en realidad son medios de desinformación y abundante propaganda. Tampoco será aceptada por un público ya cegado y de comportamiento irracional.
    Y criticábamos con desdén a los habitantes de la Alemania nazi...

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    1. Silenciar la voz del adversario, como vergonzosamente ha hecho la UE, no es algo que demuestre fortaleza, sino todo lo contrario, es un acto de debilidad que ha dejado a la Unión Europea con su nada democrático culo al aire. Lo peor, sin duda, es ese público cegado que aludes.

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  2. Aquí en Europa, pensando que somos libres, todos somos esclavos, una verdad incontrovertible. Salud!

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    1. Y lo que es peor, somos mercancía desechable.

      Salud!

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  3. Brutal. Si no te importa lo envío a Kaosenlared. Salud!

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    1. Por supuesto que puedes enviarlo a Kaosenlared.

      Salud!

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