Scott Ritter – Noviembre 2022
Traducción del inglés: Arrezafe
La aparente conspiración para arrastrar a la OTAN al conflicto de Ucrania es una amenaza directa contra todos los seres humanos del planeta.
A medida que se desarrolla la saga que envuelve la llegada de un misil tierra-aire S-300 ucraniano al suelo de Polonia, que se cobra trágicamente la vida de dos civiles polacos, surgen varias narrativas. La primera es la respuesta pavloviana de activación capilar por parte de ciertas naciones de la OTAN (Polonia, Letonia, Lituania, Estonia y la República Checa) para sacar conclusiones precipitadas, anunciando que este incidente fue un caso claro de agresión rusa contra un miembro de la OTAN que requería una respuesta de la misma, que incluyera la extensión de la cobertura de defensa aérea en Ucrania, así como el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre partes de Ucrania. La segunda es la confusión que reinaba en los más altos niveles de Ucrania con respecto a este incidente, llegando incluso a la negativa por parte del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, de reconocer que el misil en cuestión era de origen ucraniano.
Parece que aquellas naciones de la OTAN que tras el incidente solicitaron invocar el Artículo 4 de la carta de la OTAN, estaban ya preparadas para hacerlo antes del mismo. Y parece ser, también, que el lanzamiento del misil se realizó sin el conocimiento y la autorización del alto mando ucraniano, incluidos Zelensky y sus principales asesores militares.
Esto podría llevarle a uno a pensar que los aliados de Ucrania, países del norte de Europa pertenecientes a la OTAN, simplemente están buscando una pelea con Rusia con la precipitación y la intensidad característica de un leming corriendo hacia un acantilado, lanzándose sobre cualquier argumento que pueda retorcerse y distorsionarse de tal manera que fuerce la intervención en Ucrania de otros estados miembros menos entusiastas.
Tal evaluación encajaría con la versión, actualmente respaldada por la mayoría de los miembros de la OTAN y sus complacientes taquígrafos mediáticos, de que el impacto del misil S-300 ucraniano en Polonia fue un trágico accidente, que el misil en cuestión fue lanzado en respuesta a un ataque ruso y que debió sufrir algún tipo de avería que lo desvió de su curso dirigiéndolo hacia su trágico destino en el campo de un granjero polaco.
A partir de un análisis geométrico básico del campo de batalla de la defensa aérea ucraniana, esta narrativa no resiste el escrutinio. Los misiles rusos que se aproximan a Ucrania llevan una trayectoria de este a oeste. Como tal, la defensa aérea ucraniana está organizada para contraatacar de oeste a este, mediante radares de configurados para detectar, con la mayor anticipación posible, objetivos entrantes, lo cual permite que los radares de seguimiento se orienten según sea necesario para guiar los misiles tierra-aire a los correspondientes objetivos designados. Cualquier misil S-300 disparado contra un objetivo ruso entrante se dispararía de oeste a este, siguiendo el trazo del radar, hacia su objetivo. En resumen, se lanzaría el S-300 ucraniano en una dirección de aproximadamente 180 grados contrarios a la trayectoria del misil que golpeó a Polonia.
En términos generales, si un misil falla o pierde el seguimiento del radar, continuará volando en la misma dirección de lanzamiento. Cualquier desviación sustancial de esta regla significaría que los sistemas de control del misil funcionan mal o están dañados, lo que significa que el misil no podría mantener una trayectoria constante y, por lo tanto, se saldría de control. Para que el misil ucraniano S-300 haya llegado a Polonia, ha requerido un sistema de control aerodinámico plenamente operativo. En resumen, el misil no funcionó mal.
A lo largo de la historia, los misiles de defensa aérea han tenido la capacidad de ser utilizados como tierra-tierra. El misil Nike-Hercules, con capacidad nuclear, podría emplearse como tierra-tierra. Los iraquíes utilizaron misiles SA-2 y SA-3 de fabricación soviética como misiles tierra-tierra. Y el misil SM-6 utilizado por la Armada y el Ejército de EEUU puede atacar objetivos tanto en el aire como en tierra. Si bien el S-300 fue diseñado a propósito como un arma de defensa aérea (su ojiva es relativamente pequeña, entre 100 y 143 kilogramos de alto explosivo), podría usarse en modo tierra-tierra, simplemente usando su radar de seguimiento y orientando su trazo en la dirección deseada hasta una altura que permitiría obtener, una agotado su combustible, una inercial trayectoria balística. El misil volaría siguiendo la dirección trazada por el radar y luego caería a tierra en la zona deseada.
Sin embargo, para hacerlo, se tiene que haber empleado una señal de radar de seguimiento que orientara al misil exactamente en la dirección opuesta a los objetivos rusos entrantes, es decir, hacia Polonia.
En resumen, el S-300 ucraniano que impactó en Polonia no fue el resultado de un accidente, sino una acción deliberada diseñada para que el misil impactara en suelo polaco.
Los polacos están investigando las circunstancias que rodearon la muerte de sus dos ciudadanos. Si, como parece lógico, el lanzamiento del misil S-300 fue un acto deliberado, entonces Polonia debe considerar a los ucranianos como los perpetradores de un crimen. Como tal, Polonia debería exigir que el lanzador y los radares asociados se retiren del servicio, y que todos los registros y datos asociados con el lanzamiento en cuestión se traten como evidencia y se entreguen a la autoridad fiscal polaca correspondiente. Asimismo, todo el personal involucrado en el lanzamiento de este misil debe ser detenido y sometido a interrogatorio por parte de investigadores criminales capacitados.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, niega que Ucrania haya lanzado el misil en cuestión, basando su creencia en la información proporcionada por sus altos mandos militares y de la fuerza aérea. Si Zelensky está diciendo la verdad, entonces hay una conspiración dentro del mando militar ucraniano urdida para instigar un incidente de bandera falsa diseñado para involucrar a la OTAN en el conflicto. Cualquier investigación sobre los procedimientos de comando y control utilizados en el lanzamiento del misil que golpeó a Polonia debería poder determinar hasta dónde llegó en la cadena de mando esta conspiración.
Del mismo modo, la disparatada respuesta de Polonia y los estados bálticos al sacar conclusiones precipitadas que culpaban a Rusia por el ataque a Polonia, a pesar de que sus respectivos ejércitos sabían que el misil en cuestión era ucraniano, sugiere un cierto nivel de coordinación previa entre los perpetradores del ataque y aquellos que inmediatamente señalaron con dedo acusador a Rusia.
Que no quede ninguna duda: cualquier confrontación militar directa entre la OTAN y Rusia sobre Polonia tiene el potencial real de convertirse en un intercambio nuclear general entre EEUU y Rusia. Cualquier persona que, en Ucrania, Polonia y los países bálticos, esté involucrada en una conspiración para arrastrar a la OTAN al conflicto de Ucrania mediante el patrocinio de un ataque de bandera falsa, representa una amenaza directa contra todos los seres humanos del planeta.
Estados Unidos y sus más responsables socios de la OTAN deben llegar al fondo de lo ocurrido respecto al ataque ucraniano del S-300 en Polonia. Cualquier fracaso en identificar esta conspiración de bandera falsa, si de hecho existe, y en cortarla de raíz, solo aumenta la probabilidad real de que aquellos involucrados en tal conspiración lo intenten una y otra vez, hasta que cumplan con su objetivo suicida de provocar un conflicto OTAN-Rusia.
★
Por ese incidente casi estalla la 3ºGM. El incidente dejó claro quién manda. Porque quien publicó la noticia fue AP americana, financiado por el estado y los fondos de inversión. Acto seguido todos los medios, incluidos los españoles, se hicieron eco del bulo. Tuvo que salir hasta Biden a desmentirlo. Es decir, en EEUU sigue mandando el poder Político y Militar, que se negó a tomar represalias. Salud!
ResponderEliminar