18 noviembre, 2022

LA DANZA GEOPOLÍTICA BALINESA DEL G20 ——— Pepe Escobar

 

Foto: Pinterest


ASIA TIMES – 16/11/2022

   Traducción del inglés: Arrezafe


La tradicional foto conjunta inicial del G20, elemento básico de todas las cumbres en Asia, tuvo que posponerse. Porque, quiénes sino, «Biden» y Sunak, EEUU y UK, se negaron a comparecer en la misma foto con Lavrov … Los estadounidenses repentinamente interesados en dialogar, y Macron y Scholz acercándose a Lavrov, señalan el meollo del asunto: es posible que la UE y el Reino Unido no sobrevivan al próximo invierno, 2023-2024, sin Gazprom.


La cultura balinesa, perpetuo y sofisticado ejercicio de sutileza, no hace distinción entre lo secular, sekala, y lo sobrenatural, niskala.


Sekala es lo que nuestros sentidos pueden discernir. Como en los gestos ritualizados de los líderes mundiales, reales y menores, en un G20 muy polarizado.


Niskala es lo que no se puede percibir directamente, lo sólo se puede «sugerir». Y eso también se aplica a la geopolítica.


Puede que el punto culminante balinés haya mostrado una intersección de sekala y niskala: el tan cacareado cara a cara (o cara a auricular) Xi / Biden.


El Ministerio de Relaciones Exteriores de China prefirió ir al grano y seleccionó los dos aspectos más destacados.


1. Xi le dijo a Biden, más bien a su auricular, que la independencia de Taiwán simplemente está fuera de discusión.

2. Xi también espera que la OTAN, la UE y EEUU entablen un “diálogo integral” con Moscú.


Las culturas asiáticas, ya sean balinesas o confucionistas, no son conflictivas. Xi estableció tres planos de intereses comunes:


● prevenir conflictos y confrontaciones, lo que lleva a una coexistencia pacífica;

● beneficiarse del desarrollo de los demás; y

● promover la recuperación global post-COVID, abordar el cambio climático y enfrentar los problemas regionales a través de la coordinación.


Significativamente, la reunión de las 3h30 tuvo lugar en la residencia de la delegación china en Bali, y no en la sede del G20. Y a petición de la Casa Blanca.


Biden, según los chinos, afirmó que EEUU no busca una Nueva Guerra Fría, no apoya la “independencia de Taiwán”, no apoya “dos Chinas” o “una China, un Taiwán”, no busca el “desacoplamiento” de China, y no pretende frenar a China.


Ahora, dile eso a los straussianos-neoconservadores-neoliberalcones empeñados en frenar a China. La realidad indica que Xi tiene pocas razones para sumarse a «Biden», sino más bien al combo que escribe cada guión, al pie de la letra, en segundo plano. Así las cosas, permanecemos en niskala.


Ese juego de suma cero

El presidente de Indonesia, Joko “Jokowi” Widodo, recibió un encargo terrible: cómo celebrar un G20 para discutir la seguridad alimentaria y energética, el desarrollo sostenible y los problemas climáticos, cuando todo bajo el sol está polarizado por la guerra en Ucrania.


Widodo hizo lo mejor que pudo, instando a todos en el G20 a «poner fin a la guerra», con una sutil insinuación de que «ser responsable significa crear situaciones no de suma cero».


El problema es que gran parte del G20 llegó a Bali empeñado en la suma cero, buscando la confrontación (con Rusia) y sin casi ninguna conversación diplomática.


Las delegaciones de EEUU y UK pretendían, claramente y en todo momento, desairar al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov. Francia y Alemania es un asunto diferente: Lavrov habló brevemente tanto con Macron como con Scholz, y les comunicó que Kiev no quiere negociaciones.


Lavrov también reveló algo muy significativo para el Sur Global:


Estados Unidos y la UE le han prometido por escrito al secretario general de la ONU que se levantarán las restricciones a la exportación de cereales y fertilizantes rusos. Veamos cómo se implementa.


La tradicional foto grupal al inicio del G20, elemento característico de todas las cumbres en Asia, tuvo que posponerse porque, quiénes sino, «Biden» y Sunak, EEUU y UK, se negaron a comparecer en la misma foto con Lavrov.


Tal histeria infantil y poco diplomática es profundamente irrespetuosa con la amabilidad ritual balinesa, la cortesía y un espíritu de no confrontación.


La postura occidental es que “la mayoría de los países del G20” querían condenar a Rusia por la guerra en Ucrania. Disparates. Fuentes diplomáticas insinuaron que, de hecho, esto puede significar una división 50/50. Dicha condena proviene de Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea. No condenan Argentina, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudita, Sudáfrica, Turkiye y, por supuesto, Rusia.


Gráficamente: Sur Global contra Norte Global.


Por lo tanto, la declaración conjunta se referirá al impacto de la “guerra en Ucrania” en la economía global, y no a la “guerra de Rusia en Ucrania”.


El colapso económico de la UE


Lo que no acontecía en Bali envolvió a la isla en una capa extra de niskala. Lo que nos lleva a Ankara.


La niebla se espesó en el contexto del G20, porque Estados Unidos y Rusia conversaban en Ankara, representados por el director de la CIA, William Burns, y el director de SVR (Servicio de Inteligencia Exterior), Sergei Naryshkin.


Nadie sabe exactamente qué se estaba negociando. Un alto el fuego es sólo uno de los escenarios posibles. Y, sin embargo, la acalorada retórica de la OTAN en Bruselas y Kiev sugiere que la escalada prevalece sobre cualquier tipo de reconciliación.


El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se mantuvo firme; de facto y de jure, Ucrania no puede ni quiere negociar. Por lo que la Operación Militar Especial (SMO) continuará.


La OTAN está entrenando nuevas unidades. Los próximos objetivos posibles son la planta de energía nuclear de Zaporizhzhya y la orilla izquierda del Dnieper, o incluso aumentar la presión en el norte de Lugansk. Por su parte, los canales militares rusos adelantan la posibilidad de una ofensiva invernal sobre Nikolaev, a sólo 30 km de las posiciones rusas.


Los serios analistas militares rusos saben lo que los serios analistas del Pentágono también deben saber: que hasta el momento y estimando por lo alto, Rusia empleó solamente el 10% de su potencial militar, sin fuerzas regulares, la mayoría son milicias de la RPD y la LPR, comandos de Wagner, chechenos de Kadyrov y voluntarios.


Los estadounidenses, repentinamente interesados en dialogar, y Macron y Scholz acercándose a Lavrov, señalan el meollo del asunto: es posible que la UE y UK no sobrevivan el próximo invierno, 2023-2024, sin Gazprom.


La AIE [Agencia Internacional de Energía] ha calculado que el déficit global para entonces se acercará a los 30.000 millones de metros cúbicos. Y eso presuponiendo circunstancias “ideales” para el próximo invierno, probablemente cálido; China todavía bajo bloqueos; consumo de gas mucho menor en Europa e incluso aumento de la producción (¿de Noruega?)


Los modelos de la AIE contemplan dos o tres oleadas de subidas de precios en los próximos 12 meses. Los presupuestos de la UE ya están en alerta roja, procurando compensar las pérdidas causadas por el actual suicidio energético, pérdidas que, para finales de 2023, pueden llegar a 1.000 millones de euros.


Cualquier impredecible costo adicional a lo largo de 2023 significaría el completo colapso económico de la UE: cierre generalizado de la industria, euro en caída libre, aumento de la inflación, deuda corrosiva en todos los ámbitos, desde las naciones del Club Med hasta Francia y Alemania.


Sin duda, la dominatriz Ursula von der Leyen, al frente de la Comisión Europea (CE), debería discutir todo eso, en interés de las naciones de la UE, con los actores globales en Bali. En cambio, su única agenda, una vez más, fue la demonización de Rusia.


Aquí no hay niskala, simplemente disonancia cognitiva de mal gusto.


1 comentario:

  1. Todos estos devaneos de sesos con los dimes y diretes... no los entiendo. Sabiendo quien en quién y qué intereses defienden da igual la postura que adopten o con quién se hagan la foto. Como menciona Pepe, da lo mismo que Biden diga que una, dos o tres Chinas, va a hacer lo que diga el DoD y el Departamento de Estado. En último término Larry Fink, que fue quien le pagó la campaña (y a Trump). Son dos modelos distintos, el nacional/sul global vs el corporativo/norte global. Salud!

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