02 enero, 2023

LOS DEDOS DE STALIN — Michael Parenti

 

Quien conocía tan sólo tu color, bandera roja,

está por dejar de conocerte, ni siquiera de vista:

tú que te jactas ya de tantas glorias burguesas

y obreras, hazte trapo otra vez y que el más pobre te agite

Pier Paolo Pasolini, (Nuevos epigramas, 1958-59)



Extraído del libro de Michael Parenti, Black Shirts & Red.

   Traducción del inglés: Arrezafe


LOS DEDOS DE STALIN 


En 1989-91 se produjeron notables transformaciones en Europa del Este y la Unión Soviética. Los gobiernos comunistas fueron derrocados, grandes porciones de sus economías de propiedad pública fueron desmanteladas y entregadas a propietarios privados a precios de ganga. Y el gobierno de un solo partido fue reemplazado por sistemas parlamentarios multipartidistas. Para los líderes occidentales, que habían buscado incansablemente la reversión del comunismo, fue un sueño hecho realidad.


Si el derrocamiento del comunismo fue una victoria para la democracia, como algunos afirmaron, lo fue aún más para el capitalismo de libre mercado y el anticomunismo conservador. Parte del mérito debería ir a la CIA y otras agencias de la guerra fría, junto con el Fondo Nacional para la Democracia, la AFL-CIO, la Fundación Ford, el Fondo de los Hermanos Rockefeller, Pew Charitable Trusts y varios grupos de derecha, los cuales financiaron organizaciones y publicaciones políticas anticomunistas de libre mercado en toda Europa del Este y la Unión Soviética, en lo que rápidamente se convirtió en la cadena de "revoluciones" más financiada de la historia.


Los levantamientos ocurrieron con notable escasa violencia. Como se jactó Lech Walesa en noviembre de 1989, Solidaridad Polaca derrocó al gobierno comunista sin romper una sola ventana. Esto dice al menos tanto sobre el gobierno derrocado como sobre los rebeldes. En lugar de actuar como lo harían los gobernantes apoyados por Estados Unidos en El Salvador, Colombia, Zaire o Indonesia, con terrorismo de escuadrones de la muerte y represión masiva, los comunistas renunciaron al poder casi sin disparar un tiro. La transición, relativamente pacífica, no se ajusta a esa imagen de "totalitarios sin escrúpulos" que no se detienen ante nada para mantener el poder sobre la población cautiva. ¿Por qué los despiadados rojos no actuaron más despiadadamente?(1)


¿Cuántas víctimas?


Hemos oído hablar mucho de los despiadados rojos, comenzando con el reinado del terror y la represión ejercidos durante la dictadura de Joseph Stalin (1929-1953). Las estimaciones de quienes perecieron bajo el gobierno de Stalin, basadas principalmente en especulaciones de escritores que nunca revelan cómo llegaron a tales cifras, varían enormemente. Así, Roy Medvedev sitúa las víctimas de Stalin entre 5 y 7 millones; Robert Conquest se decidió por 7 u 8 millones; Olga Shatunovskaia reclama 19,8 millones sólo para el período 1935-40; Stephen Cohen dice que 9 millones en 1939, con 3 millones ejecutados o muriendo por malos tratos durante el período 1936-39; y Arthur Koestler nos dice que fueron de 20 a 25 millones. Más recientemente, William Rusher, del Instituto Claremont, se refiere a los "100 millones de personas asesinadas desenfrenadamente por dictadores comunistas desde la revolución bolchevique en 1917" (Oakland Tribune, 22/1/96) y Richard Lourie culpa a la era de Stalin por "la masacre de millones" (New York Times, 4/8/96).


Sin el respaldo de ninguna documentación, estas "estimaciones" nos invitan a concluir que la suma total de personas encarceladas en los campos de trabajo durante un período de veintidós años supondría la desaparición de una porción asombrosa de la población soviética. El apoyo y la supervisión del gulag (todos los campos de trabajo, colonias de trabajo y prisiones del sistema soviético) habría sido la mayor empresa emprendida por la URSS.


En ausencia de pruebas fiables, nos alimentan con anécdotas, como la historia que Winston Churchill cuenta sobre aquella vez que le preguntó a Stalin cuántas personas murieron en la hambruna. Según Churchill, el líder soviético respondió levantando ambas manos, un gesto que puede haber significado una falta de voluntad para abordar el tema. Pero, dado que Stalin tenía cinco dedos en cada mano, Churchill concluyó, sin el certificado de una siguiente pregunta aclaratoria, que Stalin estaba confesando diez millones de víctimas. ¿Un jefe de un estado (especialmente reservado como Stalin) ofrecería frívolamente tal dato a otro jefe de estado? Hasta el día de hoy, los escritores occidentales difunden este retorcido cuento como la contundente confesión de masivas atrocidades.(2)


Lo que sí sabemos de las purgas de Stalin es que muchas de las víctimas eran funcionarios del partido comunista, gerentes, oficiales militares y otras personas estratégicamente situadas a quienes el dictador consideró adecuado encarcelar o liquidar. Además, se seleccionó para la deportación interna a categorías enteras de personas cuya lealtad Stalin consideraba de poco fiable (cosacos, tártaros de Crimea y alemanes étnicos). Aunque nunca vieron el interior de una prisión o campo de trabajo, fueron sujetos a reasentamiento sin custodia en Asia Central y Siberia.


Sin duda, en los países comunistas se cometieron crímenes de Estado y muchos presos políticos fueron injustamente internados e incluso asesinados. Pero las cifras infladas que ofrecen los estudiosos de la guerra fría no sirven ni a la verdad histórica ni a la causa de la justicia, simplemente contribuyen a reforzar un miedo y un odio instintivos hacia "esos terribles rojos".


En 1993, por primera vez, varios historiadores obtuvieron acceso a los archivos de la policía soviética, previamente secretos, pudiendo establecer estimaciones bien documentadas de las poblaciones de prisiones y campos de trabajo. Descubrieron que la población total de todo el gulag en enero de 1939, cerca del final de las Grandes Purgas, era de 2.022.976.(3) Más o menos por aquellas fechas, comenzó una purga de purgadores, incluidos muchos funcionarios miembros de la policía secreta y de inteligencia (NKVD), del poder judicial y otros comités de investigación, repentinamente responsabilizados por los excesos de terror, a pesar de sus alegatos de fidelidad al régimen.(4)


Los campos de trabajo soviéticos no eran campos de exterminio como los que construyeron los nazis en toda Europa. No hubo exterminio sistemático de reclusos, ni cámaras de gas, ni crematorios para millones de cuerpos. A pesar de las duras condiciones, la gran mayoría de los reclusos del gulag sobrevivieron y finalmente regresaron a la sociedad, bien cuando se les concedió la amnistía o bien cuando terminaron sus condenas. En un determinado año, entre el 20 y el 40 por ciento de los reclusos fueron puestos en libertad, según los registros de archivo.(5) Obviando estos hechos, el corresponsal en Moscú del New York Times (31/7/96) continúa describiendo el gulag como "el mayor sistema de campos de exterminio en la historia moderna".


Casi un millón de prisioneros del gulag fueron liberados durante la Segunda Guerra Mundial para servir en el ejército. Los archivos revelan que más de la mitad de todas las muertes acaecidas en el gulag durante el período 1934-1953 ocurrieron en los años de la guerra (1941-1945), principalmente por desnutrición, cuando la carestía severa era azote común de toda la población soviética. (Unos 22 millones de ciudadanos soviéticos perecieron en la guerra.) En 1944, por ejemplo, la tasa de muertes en los campos de trabajo era de 92 por 1.000. Para 1953, con la recuperación de la posguerra, las muertes en los campos se habían reducido a 3 por 1.000.(6)


¿Deberían todos los reclusos del gulag ser considerados víctimas inocentes de la "represión roja"? Contrariamente a lo que nos han hecho creer, los detenidos por delitos políticos ("delitos contrarrevolucionarios") sumaban del 12 al 33 por ciento de la población carcelaria, variando de un año a otro. La gran mayoría de los reclusos fueron acusados de delitos no políticos: asesinato, asalto, robo, bandolerismo, contrabando, estafa y otras infracciones punibles en cualquier sociedad.(7)


Las ejecuciones totales desde 1921 hasta 1953, un lapso de treinta y tres años incluidos, fueron 799.455. Los investigadores no proporcionaron un desglose de esta cifra, que incluye a los que fueron culpables de delitos capitales no políticos, así como a los que colaboraron en la invasión capitalista occidental y las subsiguientes atrocidades del Ejército de la Guardia Blanca, así como un considerable número de los que colaboraron con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y, probablemente, prisioneros de las SS alemanas. En cualquier caso, los asesinatos de opositores políticos no fueron de millones o decenas de millones, lo que no quiere decir que el número real fuera intrascendente o justificable.


Los tres historiadores que estudiaron los registros hasta ahora secretos del gulag concluyeron que el número de víctimas fue mucho menor de lo que se suele afirmar en Occidente. Este hallazgo es ridiculizado por el liberal anticomunista Adam Hochschild, quien prefiere repetir la historia de Churchill sobre los dedos de Stalin (New York Times, 8/5/96). Como muchos otros, Hochschild no tiene problemas para aceptar especulaciones no documentadas sobre el gulag, pero sí muchas dificultades para aceptar las cifras documentadas extraídas de los archivos de la NKVD.


¿Adónde fue a parar el Gulag?


Algunos escritores anticomunistas rusos, como Solzhenitsyn y Sakharov, y muchos liberales anticomunistas estadounidenses, sostienen que el gulag existió hasta los últimos días del comunismo.(8) Si es así, ¿dónde desapareció? Tras la muerte de Stalin en 1953, más de la mitad de los reclusos del gulag fueron liberados, según el estudio de los archivos de la NKVD citado anteriormente. Pero si tantos otros quedaron encarcelados, ¿por qué no se han materializado? Cuando los estados comunistas fueron derrocados, ¿dónde estaban las hordas medio hambrientas que salían de los campos de internamiento con sus historias de trabajo?


Uno de los últimos campos de trabajo soviéticos restantes, Perm 35, fue visitado en 1989 por congresistas republicanos estadounidenses y nuevamente en 1990 por periodistas franceses (ver Washington Post, 28/11/89 y National Geographic, 3/90, respectivamente). Ambos encontraron sólo unas pocas docenas de prisioneros, algunos de los cuales fueron identificados como auténticos espías. Otros eran "refuseniks" a quienes se les había negado el derecho a emigrar. Los presos trabajaban ocho horas al día, seis días a la semana, por 250 rublos (40 dólares) al mes.


¿Qué pasó con el supuesto gran número de presos políticos que, se dice, existían en los otros "estados policiales totalitarios comunistas" de Europa del Este? ¿Por qué no existe evidencia alguna de su liberación masiva en la era poscomunista? ¿Y dónde está la "masa de presos políticos" en Cuba? Consultado al respecto, el profesor Alberto Prieto, de la Universidad de La Habana, señaló que, incluso un reciente informe del Departamento de Estado sobre derechos humanos mostró a cientos de personas torturadas, asesinadas o "desaparecidas" en casi todos los países latinoamericanos, pero menciona sólo seis presuntos presos políticos en referencia a Cuba. (People's Weekly World, 26/2/94).


Si hubo atrocidades masivas hasta los últimos días del comunismo, ¿por qué los regímenes anticomunistas recién instalados no aprovecharon la oportunidad para llevar ante la justicia a los antiguos gobernantes comunistas? ¿Por qué no hay juicios públicos al estilo de Nuremberg que documenten las atrocidades generalizadas? ¿Por qué no se detuvo y juzgó a cientos de líderes del partido y funcionarios de seguridad y miles de guardias de campo por los millones que supuestamente exterminaron? Todo lo que pudieron hacer los alemanes occidentales fue acusar al líder de Alemania Oriental, Erich Honecker, a varios otros funcionarios y a siete guardias fronterizos de disparar a quienes intentaron escapar por el Muro de Berlín, un cargo grave, pero difícilmente indicativo de un gulag.


Las autoridades de la República Federal de Alemania (RFA) capitalista occidental formularon un cargo de "traición" contra personas que sirvieron como funcionarios, oficiales militares, soldados, jueces, abogados y otros de la ahora desaparecida República Democrática Alemana (RDA), una nación soberana que una vez tuvo pleno derecho en las Naciones Unidas, y la mayoría de cuyos ciudadanos nunca habían sido súbditos de la RFA. Hasta 1996, se habían llevado a juicio más de trescientos casos de "traición", incluido un exjefe de inteligencia de la RDA, un ministro de defensa y seis generales, todos acusados de cumplir con sus deberes legales según la constitución y las leyes del país. RDA, en algunos casos luchando contra el fascismo y el sabotaje de la CIA. Muchos de los acusados fueron finalmente absueltos, pero algunos fueron condenados a prisión. Lo que presenciamos aquí son los juicios de Nuremberg al revés: los rojos son juzgados por sus esfuerzos antifascistas por fiscales simpatizantes del fascismo de Alemania Occidental, utilizando con carácter retroactivo una aplicación de la ley penal de la RFA para ciudadanos de la RDA. A principios de 1997, se esperaban varios miles de juicios más.(9)


En 1995, Miroslav Stephan, exsecretario del Partido Comunista de Praga, fue condenado a dos años y medio por ordenar a la policía checa que utilizara gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes en 1988. ¿Es este el mejor ejemplo de la opresión sanguinaria de los rojos que podrían encontrar los restauradores capitalistas en Checoslovaquia? ¿Una acción que ni siquiera califica como delito en la mayoría de las naciones occidentales?


En 1996 en Polonia, doce ancianos de la policía política de la época de Stalin fueron condenados a prisión por haber golpeado y maltratado a prisioneros —más de cincuenta años antes— durante la toma del poder comunista tras la Segunda Guerra Mundial (San Francisco Chronicle, 9/3/96). Nuevamente, uno podría preguntarse por qué los líderes poscomunistas que buscan llevar a los “tiranos comunistas” ante la justicia no pudieron encontrar nada más serio que un caso de agresión policial de medio siglo antes.


La mayoría de los encarcelados en el gulag no eran presos políticos, y lo mismo parece ser cierto para los reclusos en los demás estados comunistas. En 1989, cuando el dramaturgo millonario Vaclav Havel se convirtió en presidente de Checoslovaquia, otorgó amnistía a aproximadamente dos tercios de la población carcelaria del país, que no se contaban por millones sino por miles. Havel asumió que la mayoría de los encarcelados bajo el comunismo eran víctimas de la represión política y por lo tanto merecían su liberación. Él y sus asociados quedaron consternados al descubrir que un buen número de los liberados eran criminales experimentados que no tardaron en reanudar sus actividades delictivas (New York Times, 18/12/91).


Memorias del mal desarrollo


En el capítulo dos analicé el papel de la revolución popular en el avance de las condiciones de la humanidad. Ese análisis se aplicaría también a las revoluciones comunistas y vale la pena reiterarlo en el presente contexto. Oímos mucho sobre los crímenes del comunismo, pero casi nada sobre sus logros. Los gobiernos comunistas heredaron sociedades cargadas con un antiguo legado de explotación económica y mal desarrollo. Gran parte de la Europa del Este precomunista, al igual que la Rusia y la China prerrevolucionarias, era en efecto una región del Tercer Mundo con una pobreza generalizada y una formación de capital casi inexistente. La mayor parte del transporte rural todavía se realizaba a caballo y en carreta.


La devastación de la Segunda Guerra Mundial añadió otra gran capa de miseria a la región, reduciendo a escombros cientos de pueblos y muchas ciudades. Fueron los comunistas y sus aliados quienes reconstruyeron estas sociedades. Aunque fueron denunciados en la prensa estadounidense de propiciar el mal estado de sus economías, de hecho, los rojos dejaron la economía de Europa del Este en mucho mejores condiciones que la encontraron.


Lo mismo ocurría con China. Henry Rosemont Jr., señala que cuando los comunistas liberaron Shanghái del régimen reaccionario del Kuomintang apoyado por Estados Unidos en 1949, alrededor del 20 por ciento de la población de esa ciudad, aproximadamente 1,2 millones, eran drogadictos. Cada mañana había cuadrillas especiales en las calles "cuya única tarea era recoger los cadáveres de los niños, adultos y ancianos que habían sido asesinados durante la noche, o habían sido abandonados y muertos por enfermedad, frío y/o hambre". (Z Magazine, octubre de 1995).


Durante los años del mandato de Stalin, la nación soviética logró avances extraordinarios en alfabetización, salarios, atención médica y derechos de la mujer. Estos logros no se suelen mencionar cuando se habla de la era estalinista. Decir que "el socialismo no funciona" es pasar por alto el hecho de que sí funcionó. En Europa del Este, Rusia, China, Mongolia, Corea del Norte y Cuba, el comunismo revolucionario propició una vida para la masa de la población mucho mejor que la miserable existencia que habían soportado bajo señores feudales, jefes militares, colonizadores extranjeros y capitalistas occidentales. El resultado final fue una colosal mejora de las condiciones de vida de cientos de millones de personas a una escala nunca antes vista en la historia.


El socialismo de Estado transformó países desesperadamente pobres en sociedades modernizadas en las que todos tenían suficiente comida, ropa y vivienda; donde los ancianos tenían pensiones seguras; y donde todos los niños (y muchos adultos) iban a la escuela y a nadie se le negaba atención médica. Algunos de nosotros, de familias pobres que cargamos con las heridas ocultas de clase, estamos muy impresionados por estos logros y no estamos dispuestos a tildarlos de meramente "económicos".


Pero, dirán, ¿qué hay de los derechos democráticos que se les negaron a estos pueblos? Lo cierto es que, con la excepción de Checoslovaquia, estos países habían conocido poca democracia política en los días anteriores al comunismo. Rusia era una autocracia zarista, Polonia una dictadura derechista con sus propios campos de concentración, Albania un protectorado fascista italiano desde 1927, Cuba una dictadura patrocinada por Estados Unidos. Lituania, Hungría, Rumania y Bulgaria eran regímenes francamente fascistas aliados con la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.


Además, estaban los incesantes efectos lesivos que el cerco capitalista tuvo sobre la construcción del socialismo. A lo largo de toda su historia de setenta y tres años de invasión contrarrevolucionaria, guerra civil, industrialización forzada, purgas y deportaciones estalinistas, conquista nazi, guerra fría y carrera armamentista nuclear, la Unión Soviética no conoció un solo día de desarrollo pacífico. En el intento de mantener la paridad militar con los Estados Unidos, los soviéticos asumieron costos de defensa aplastantes que debilitaron seriamente su economía civil, enfrentándose además al boicot monetario, la discriminación comercial y el embargo tecnológico de Occidente.


Quienes vivieron bajo el comunismo sufrieron escasez crónica, largas colas, bienes y servicios de mala calidad y muchos otros problemas. Querían una vida mejor, y ¿quién podría culparlos por ello? Sin el contumaz cerco capitalista habrían estado en condiciones de resolver favorablemente la mayor parte de sus problemas internos.


Todo esto no supone negar las carencias muy reales de los sistemas comunistas. Pero lo que aquí quiero señalar es que gran parte de la responsabilidad de la deformación y el derrocamiento del comunismo debe recaer sobre las fuerzas occidentales que se dedicaron incansablemente a dicha tarea, utilizando todos los medios posibles de agresión política, económica, militar y diplomática para alcanzar un éxito que seguirá costando caro a los pueblos del mundo.


NOTAS

(1) A mediados de la década de 1980, la policía de la Polonia comunista disparó contra cuarenta y cuatro manifestantes en Gdansk y otras ciudades. En 1996, diez ex oficiales de la policía y del ejército fueron juzgados por estos homicidios. En Rumania, según los informes, hubo decenas de muertos en los disturbios que precedieron inmediatamente al derrocamiento de Ceaucescu, después de lo cual Ceaucescu y su esposa fueron ejecutados sumariamente sin juicio. Los asesinatos en Polonia y Rumania son la suma total de muertes, que yo sepa.

(2) Stalin "le confió la cifra de 10 millones a Winston Churchill": Stephen Cohen, Bukharin and the Bolshevik Revolution (Nueva York: A.A. Knopf, 1973), 463n. Sin duda, las hambrunas que ocurrieron durante los años de la invasión occidental, la intervención contrarrevolucionaria, la guerra civil de la Guardia Blanca y la resistencia de los terratenientes a la colectivización se cobraron muchas víctimas.

(3) A modo de comparación, en 1995, según la Oficina de Estadísticas de Justicia, en los Estados Unidos había 1,6 millones en prisión, tres millones en libertad condicional y 700.000 en libertad vigilada, con un total de 5,3 millones bajo supervisión correccional (San Francisco Chronicle, 7/1/96). Algunos millones de personas han cumplido condena pero ya no están conectadas al sistema de custodia de ninguna manera.

(4) J. Arch Getty, Gabor Rittersporn y Victor Zemskov, "Víctimas del sistema penal soviético en los años previos a la guerra: un primer enfoque sobre la base de evidencia de archivo", American Historical Review, 98 (octubre de 1993) 1017-1049.

(5) Getty, et al., "Víctimas del sistema penal soviético..."

(6) Ibid.

(7) ibid.

(8) El término "gulag" se incorporó al idioma inglés en parte porque se hacían constantes referencias a la presunta continuidad de su existencia. Un antiguo miembro del Instituto de Estudios Políticos de orientación liberal, Robert Borsage, me envió una nota en diciembre de 1982, declarando enfáticamente que, en cierto modo, "el gulag existe". Me encontré repetidamente con miembros de la facultad que, independientemente del tema en discusión, insistían en que hablara sobre el gulag que, según ellos, todavía albergaba a muchos millones de víctimas. Mi negativa a aceptar dicha ortodoxia soliviantó a algunos de ellos.

(9) El vicepresidente del tribunal supremo de la RDA era un hombre llamado Reinwarth, a quien los nazis encerraron en un campo de concentración durante la guerra y que más tarde presidió juicios en los que se condenó a varios agentes de la CIA por sabotaje, fue condenado en 1996 a tres años y medio de prisión. Helene Heymann, que había sido encarcelada durante el régimen de Hitler por sus actividades antinazis, más tarde fue jueza en la RDA, donde presidió juicios contra el sabotaje. Fue llevada a juicio en 1996. Cuando se leyó su condena, el juez señaló que un factor adicional en su contra era que había sido entrenada por un abogado judío que había sido abogado defensor de comunistas y socialdemócratas. También fueron juzgados los soldados de la RDA que sirvieron como guardias fronterizos. Más de veinte soldados de la RDA fueron asesinados a tiros desde el lado occidental en varios incidentes de los que la prensa occidental no informó: Klaus Fiske, "Witchhunt Trials of East German Leaders Continue", Peoples Weekly World, 19/10/96. Estos juicios violan directamente el Tratado de Unificación de la RDA y la RDA, que establece que todo enjuiciamiento penal de actos cometidos en la RDA debe realizarse de conformidad con las leyes de la RDA vigentes en ese momento.



12 comentarios:

  1. Nos obsequia Parenti con la siguiente cita de Winston Churchill:

    “La historia será amable con nosotros, caballeros, porque tengo la intención de escribirla yo”.

    Hay que agradecerle la sinceridad al viejo bulldog, la clase dominante escribe la historia a su conveniencia, quita, pone e inventa lo que le viene en gana a sabiendas de que los ‘cuentos que ellos inventan y escriben es lo único que ‘va a misa’, o sea la ‘historia oficial’ que difundirán los voceros y los grandes medios de desinformación y embrutecimiento.

    Pero existen algunos, la verdad que muy pocos (Hobsbawm, Canfora, Losurdo, Vilar, Bloch, Thompson, Hall, Erice, Fontana, Espinosa…), que, como Parenti, no están dispuestos a tragar con las ruedas de molino que gentuza fascista como el perro inglés quieren hacer pasar como la única versión verdadera del acontecer histórico.
    Así que frente a los que «…están instalados en la respetabilidad ideológica, sin aceptar ningún punto de vista que vaya contra la corriente hegemónica» se alzan las voces rigurosas y documentadas de los que luchan por poner a cada clase social, los explotadores y los explotados, en su sitio.

    Salud y comunismo

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    1. Como bien señalas, afortunadamente hay quienes no se tragan el adulterado pan amasado con las ruedas de molino de la "prensa libre" & CIA. Hay que sacar a la luz y hacerse eco de tantas voces silenciadas de mil diversas y arteras maneras por el goebbeliano régimen imperante, tan dado a situar el cuchillo en manos de la víctima y la herida en el criminal. Con nuestros escasos medios, en ello estamos y en ello estaremos mientras vivamos.

      Salud y comunismo

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    2. Por cierto, acabo de ver un vídeo sobre el "viejo bulldog" en el que un paisano suyo descuartiza al legendario personaje con precisión quirúrgica. El título de dicho vídeo: "Churchill was an idiot" (Churchill era un idiota). En el mismo, su autor, TIKhistory, lo describe como un pueril niño mimado con prepotentes ínfulas bélicas que condujo a su país a más de un desastre.

      El vídeo está en inglés y, aunque sería interesante traducirlo, es demasiado largo como para hacerlo. No obstante este es el enlace:

      https://youtu.be/z2c7d5RfkAA

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  2. «Desconfía de las palabras que no plantean interrogantes, palabras que te excluyen escudándose en la burda falacia de que te lo dan todo hecho… ¿dan? ¿todo? ¿hecho?»


    “El peor crimen que cometió la URSS, aquel que nunca se le perdonará, fue el de haber sido una esperanza compartida para lograr una sociedad más justa, más digna y más humana.

    Pertenezco a una generación privilegiada. Nací a finales de los años 60 en Kiev, la capital de una Ucrania soviética y socialista, y tuve la suerte de pasar los años de mi infancia, adolescencia y hasta mi juventud en un país satanizado como ningún otro en la historia de la humanidad: la URSS.

    Un recuerdo enorme, que tendremos que rescatar del olvido. No para los museos, sino como material para los nuevos andamios de los tiempos que vienen. Es una tarea inmensa que todavía está por hacerse…”

    Completo aquí:

    https://observatoriocrisis.com/2023/01/02/la-peligrosa-nostalgia-por-la-urss/

    *

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  3. Saludos. He visto un par de videos en TIKhistory. Gracias por la recommendation. Me temo que el autor hace conexiones muy poco precisas que me chirrian. ¿Que le parecen a ustedes los videos? Debo admitir que me gustó el de Churchill pero algunos eran poco favorables a los intereses sovietikos.

    ¿Alguien puede recomendar novelas, peliculas, .etc.? Ken Loach, Costa Gavras, ...
    Gracias.

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    1. Saludos Hanxvirenk. Una aclaración: yo no he recomendado el canal TIKhistory, sino uno de sus vídeos, en concreto ese que te ha gustado.

      En cuanto a Ken Loach, Costa Gavras, Pier Paolo Pasolini... toda sugerencia será bienvenida.

      Gracias por tu comentario.

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  4. https://www.sott.net/article/270749-Michael-Parenti-US-Empire-successful-in-stopping-the-betterment-of-the-worlds-people

    Parenti hablando (un poco, entre otros temas) de Ucrania en el 2013.

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  5. https://youtu.be/jxjNL5C0c6c

    Zelenski es comparado con Churchill en la primera parte del video. Las entrevistas empiezan en el minuto 17.

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    1. Al gobierno títere de Zelenski no le basta con masacrar a su propia población, también quiere eliminar a cualquiera que quiera impedírselo.

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  6. Yo no veo una Rusia tan idílica como el autor, aunque reconozco más logros que él. Sinembargo, conozco de sobra a las élites occidentales y puedo decir, sin temor a equivocarme, que todo lo que nos han contado es falso. Si te dicen que los gulag son campos de exterminio es porque son cárceles de trabajo. Si dicen que hay millones es porque son ellos quien tienen a millones cautivos. Si dicen que hay ejecuciones es porque ellos matan por miles. Lo que me parece terrible es que no podamos acceder a contrapropaganda rusa de la época. ¿Por qué ese vacío de info y secretismo? Salud!

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    1. Parenti no dice en ningún momento que la URSS fuera "idílica", pero sostiene, y es cierto, que supuso una extraordinaria mejora de las condiciones de vida de la población soviética en su conjunto y de la clase trabajadora en particular.

      El vacío informativo al que haces referencia se debe, entre otras cosas, a que la propaganda imperialista, generosamente cebada por la oligarquía capitalista, ocupa todos los espacios políticos, mediáticos y culturales, vetando todo acceso a una información objetiva.

      Por otra parte, existe una desidia cómplice por parte de quienes se abstienen de hacer el esfuerzo de informarse, aceptando tácitamente la narrativa occidental. El 90 por ciento de quienes "opinan" sobre la URSS ni siquiera se han tomado la molestia de documentarse debidamente. Ese vacío al que te refieres también es propiciado por la ignorancia, la pereza y el infame colaboracionismo de un ejército de estómagos agradecidos.

      Salud!

      Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra - Domenico Losurdo

      https://historiaycritica.files.wordpress.com/2015/03/stalin-historia-y-crc3adtica-de-una-leyenda-negra.pdf

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