Algo dramáticamente grave e inesperado (es decir, un milagro) tendría que suceder para que Rusia perdiera o no ganara la guerra que contra ella están librando en Ucrania los Estados Unidos y la OTAN. Evidentemente, no es esto lo que sostiene el conjunto del rastrero aparato mediático occidental, convenientemente convertido en el más infame y potente instrumento de propaganda de la historia al servicio del capital estadounidense. Desde dichos medios, se nos dice insistentemente que Ucrania (la OTAN) vencerá, que Rusia está cada vez más débil, que sus municiones son ya escasas, que sus tropas están desmoralizadas, que el presidente Putin está enfermo, que existe malestar en la cúpula militar rusa y descontento en algunos sectores gubernamentales... y un largo y esperpéntico etc. Yo personalmente, y tengo 73 años, nunca en mi vida he contemplado un tsunami tal de patrañas, propaganda y desinformación tan servilmente orquestado y consensuado, tanto por los gobiernos como por el conjunto de la denominada “prensa democrática”. Abrupta e ilegalmente clausurados los medios de comunicación rusos, silenciada cualquier voz contraria a la narrativa dictada por Washington y la OTAN, sólo cabe abrirse paso como mejor sepamos en busca de la verdad ocultada y censurada por esta creciente oscuridad fascista.
Quienes han urdido esta guerra, dueños o patrocinadores de los medios de comunicación convertidos en arma de la misma, saben muy bien que Rusia no será vencida, ni en el campo de batalla económico, mediante las nefastas sanciones, ni mucho menos en el militar. Rusia posee no sólo el ejército continental mejor formado y pertrechado del mundo, con una arraigada tradición de resistencia popular y de históricas victorias que huelga enumerar, sino que, además, dispone de un poderosa industria de defensa, de los recursos naturales para abastecerla y de una red de transporte amplia y eficaz. Y, lo que es más importante, un pueblo con una casi telúrica querencia por su país (Россия-Матушка / Madre Rusia) y por su soberanía.
¿Entonces –podría uno preguntarse– por qué mienten los dirigentes y los medios occidentales? ¿Por qué aseguran e insisten en la victoria de Ucrania? Pues por el mismo adagio por el que arrasaron Yugoslavia y han destruido el gaseoducto germano-ruso: para mantener a EEUU dentro, a Rusia fuera y a Alemania abajo. O sea, hegemonía. Algo que EEUU está perdiendo a raudales. La Unión Europea –y el Reino Unido en su estatus de superintendente del imperio–, es una colonia del imperio estadounidense, económicamente sometida y militarmente ocupada por el mismo. Sólo alguien extremadamente cándido o ignorante puede creer que las numerosas bases militares estadounidenses repartidas por Europa están ahí para proteger a la población europea, la democracia, la libertad y demás paparruchas burguesas destinadas a legitimar la colonización y la explotación de las clases subalternas por una oligarquía cuya única patria es el capital, su capital. No, las bases están y siempre estuvieron ahí exclusivamente para proteger los intereses del imperio estadounidense y evitar cualquier tratado o alianza que pueda suponer competencia o amenaza hacia los mismos. Por eso mienten.
Un imperio cuyo poder no está en continua expansión (algo intrínseco a todo imperio) alcanza un límite a partir del cual comienza a contraerse, implosiona (violentamente, algo intrínseco, también, a cualquier imperio). Entre otras cosas, porque sus "músculos" ya no son capaces de sostener el peso del orden impuesto ni de administrar su creciente complejidad. Probablemente sea la guerra de Ucrania el último y desesperado intento imperial de aferrarse a su menguante hegemonía, síntoma y clara manifestación de que el imperio estadounidense ha rebasado el limite de su expansión y comienza a contraerse. Zelenski, un tipo sin escrúpulos que no es ni presidente ni soldado, aunque se disfrace de ambos, es el criado encargado de servirle al emperador sus últimas sangrientas copas: "más armas, más armas, más armas".
Es curioso, todos los acólitos del moribundo imperio visitan a este icono de la corrupción y servicial criado de la camiseta parda; lo abrazan, lo agasajan, lo remuneran, lo animan... Y sin embargo, esa reiterada especie de liturgia mediática tiene un ominoso cariz fúnebre, amargo, trágico por cuantos muertos yacen asesinados bajo las alfombras sobre las que los asesinos caminan, bajo las poltronas en las que se sientan y bajo los atriles sobre los que farfullan, prometen... y mienten.
Al imperio sólo le queda el terror, es lo único que reparte gratuitamente y en abundancia, las armas que tan reiteradamente le solicita el falsario presidente de Ucrania, esas hay que pagarlas despedazando el país y derramando su sangre y su futuro en las putrefactas fauces del imperio. Todos los acólitos de la OTAN participan de este macabro ritual, todos, en mayor o menor medida, arrancan y arrojan trozos de sus países a las ávidas garras del imperio moribundo. Todo lo que entregan para tan "noble causa" se le roba a los pueblos; cada tanque, cada avión, cada fusil, cada bala supone, como dijo Fidel Castro, un hospital, una escuela, una carretera, un puente menos, y el trabajo de los muchos convertido en el lujo y el poder de unos pocos. Si estos criminales vuelven a hablarme de democracia, de derechos humanos y de libertad, les parto la matraca.
★
LOS SEÑORES DE DAVOS, UNA COMUNIDAD SUPERIOR, UNA ÉLITE GLOBAL QUE DIRIGE UNA NUEVA GUERRA FRÍA
ResponderEliminarVijay Prashad:
“En la reunión del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), el 23 de mayo de 2022, el ex secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, hizo algunos comentarios sobre Ucrania que tocaron fibras sensibles. Planteó que Occidente, liderado por Estados Unidos, debe posibilitar un acuerdo de paz que satisfaga a los rusos en vez de dejarse llevar por “el estado de ánimo del momento”. “Continuar la guerra más allá de [este] punto”, dijo Kissinger, “no se trataría de la libertad de Ucrania, sino de una nueva guerra contra la propia Rusia”. La mayoría de los comentarios occidentales sobre política exterior pusieron los ojos en blanco y desestimaron sus observaciones. Sin embargo, hay que reconocer que Kissinger, que no es un pacifista, resaltó el gran peligro de una escalada no solo al establecimiento de una nueva cortina de hierro alrededor de Asia, sino tal vez a comenzar una guerra abierta y letal entre el Occidente y Rusia, así como China. Este resultado impensable era demasiado incluso para Henry Kissinger, cuyo jefe, el expresidente Richard Nixon, hablaba frecuentemente de la teoría del loco de las relaciones internacionales: Nixon le dijo a su jefe de gabinete, Bob Haldeman, que tenía “su mano en el botón nuclear” para aterrorizar a Ho Chi Mihn y que capitule…”
Del libro: “Estados Unidos está librando una Nueva Guerra Fría: una perspectiva socialista” / John Bellamy Foster, John Ross, y Deborah Veneziale con introducción de Vijay Prashad.
Descarga aquí:
http://espai-marx.net/elsarbres/wp-content/uploads/2022/09/202209012_MR-NCW_ES_Web.pdf
*
Gracias por la aportación, Luis.
Eliminar★
Un análisis acertadísimo, Loam. ¿Qué se hizo del periodismo, de la razón, de la libertad? Todo lo anegó el servilismo. Salud!
ResponderEliminarGracias, Conrado. Cada vez es más difícil denominar 'periodismo' a lo que brota de las pantallas y las rotativas.
EliminarSalud!
Desde luego, no son los Estados Unidos ni la OTAN en donde están las soluciones, sino donde radica el problema. Excelente estudio, Loam.
ResponderEliminarMientras en Ohio acontece una tremenda catástrofe, el presidente de USA viaja a Ucrania a arrojar más armas y recursos en la picadora de carne. Eso por sí solo demuestra a las claras cuales son los intereses de estos gangsters cuyas trayectorias están jalonadas de destrucción.
EliminarGracias, Chiloé.
Muy bueno Loam, A la Tarcoteca! Slava Loam!
ResponderEliminarGracias, compañero. La Tarcoteca es un buen destino.
EliminarSalud!