The Unz Review – 01/06/2023
Traducción del inglés: Arrezafe
Heródoto (Historia, Libro 1.53) relata la historia de Creso, rey de Lidia (585-546 aC), situada en lo que en el presente es el oeste de Turquía y la costa jónica del Mediterráneo. Creso conquistó Éfeso, Mileto y los reinos vecinos de habla griega, obteniendo tributos y botín que lo convirtieron en uno de los gobernantes más ricos de su tiempo. Pero estas victorias y riquezas lo condujeron a la prepotencia y la arrogancia. Creso volvió su mirada hacia el este con la ambición de conquistar Persia, gobernada por Ciro el Grande.
Habiendo donado al cosmopolita Templo de Delfos generosa cantidad de plata y oro, Creso preguntó a su Oráculo si tendría éxito en la conquista que había planeado. La sacerdotisa Pitia respondió: "Si vas a la guerra contra Persia, destruirás un gran imperio".
Así pues, Creso se dispuso a atacar a Persia (547 a.C.) En su marcha hacia el este atacó a Frigia, estado vasallo de Persia. Entonces Ciro montó una Operación Militar Especial para hacer retroceder a Creso, derrotando a su ejército, capturándolo y aprovechando la oportunidad para apoderarse del oro de Lidia e introducir su propia moneda de oro persa. Ciertamente, Creso destruyó un gran imperio: el suyo propio.
Trasladémonos rápidamente a la actual campaña, mediante la cual la administración Biden pretende extender el poder militar estadounidense a Rusia y después a China. Al igual que Creso al antiguo oráculo, el presidente Biden solicitó análogo consejo al oráculo actual: la CIA y sus grupos de expertos aliados. Estos, en lugar de advertir contra los peligros de la arrogancia, alentaron el sueño neoconservador de que atacar a Rusia y China consolidaría el control estadounidense de la economía mundial, logrando así el fin de la historia.
Habiendo organizado un golpe de estado en Ucrania, en 2014, Estados Unidos envió su ejército delegado de la OTAN hacia el este, entregando armas a Ucrania para que librara una guerra étnica contra su población de habla rusa y convertir la base naval rusa de Crimea en una fortaleza de la OTAN. Esta ambición, al mismo nivel de Creso, tenía como objetivo conducir a Rusia al combate y agotar su poder defensivo, arruinando su economía en el proceso y destruyendo su capacidad de brindar apoyo militar a China y a otros países, señalados por buscar la independencia como alternativa a la hegemonía de EEUU.
Tras ocho años de provocación, se preparó un nuevo ataque militar contra los ucranianos de habla rusa, un ejército listo para avanzar hacia la frontera rusa en febrero de 2022. A fin de proteger a sus hermanos de habla rusa de una mayor violencia étnica, Rusia puso en marcha su propia Operación Militar Especial. De inmediato, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se apoderaron de las reservas de divisas extranjeras de Rusia depositadas en Europa y América del Norte, y exigieron a todos los países que impusieran sanciones contra la importación de energía y cereales rusos, con la esperanza de que esto condujera al derrumbe del rublo. El 'Délfico' Departamento de Estado confiaba en que esto provocaría la rebelión de los consumidores rusos que finalmente derrocarían al gobierno de Vladimir Putin, lo que a su vez permitiría la injerencia de Estados Unidos en Rusia a fin de establecer una oligarquía clientelar como la que ya había fomentado en la década de 1990 bajo el presidente Yeltsin.
Un subproducto de esta confrontación con Rusia ha sido asegurar el control de Estados Unidos sobre sus satélites de Europa occidental. El objetivo de esta manipulación urdida en el seno de la OTAN era impedir el sueño de Europa de beneficiarse de unas relaciones, comerciales y financieras, más estrechas con Rusia mediante el intercambio de sus manufacturas industriales por materias primas rusas. Estados Unidos saboteó dicha perspectiva al volar los gasoductos Nord Stream, cortando el acceso de Alemania y otros países al gas ruso a bajo precio. Eso hizo que la principal economía de Europa dependiera del gas natural licuado (GNL) de EEUU, mucho más caro.
Además de tener que subvencionar el gas doméstico europeo para evitar una insolvencia generalizada, una gran proporción de los tanques Leopard de Alemania, los misiles Patriot de EEUU y otras "maravillosas armas" de la OTAN están siendo destruidas en el combate contra el ejército ruso. Ha quedado claro que la estrategia de EEUU no es simplemente "luchar hasta el último ucraniano", sino luchar hasta que el último tanque, misil y demás armas en los depósitos de la OTAN sean eliminados.
Se esperaba que este agotamiento del armamento de la OTAN creara un vasto mercado de reemplazo para enriquecimiento del complejo militar-industrial de Estados Unidos, a cuyos clientes de la OTAN se les exige que aumenten su gasto militar un 3 e incluso un 4 por ciento del PIB. Pero el flojo desempeño de las armas estadounidenses y alemanas en el campo de batalla ucraniano puede haber arruinado esta quimérica aspiración. Mientras, las economías europeas se hunden en la depresión. Con la economía industrial de Alemania debilitada por la ruptura de su comercio con Rusia, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, manifestó al periódico Die Welt, el 16 de junio de 2023, que su país no puede permitirse aportar más dinero al presupuesto de la Unión Europea, de la que durante mucho tiempo fue el mayor contribuyente.
Sin las exportaciones alemanas que respalden el tipo de cambio del euro, la moneda se verá presionada frente al dólar a medida que Europa compre GNL y la OTAN reponga sus existencias de armas agotadas, comprando nuevas armas a Estados Unidos. Un tipo de cambio más bajo exprimirá el poder adquisitivo de la mano de obra europea, mientras que la reducción del gasto social, destinada a pagar el rearme y proporcionar subsidios al gas, está hundiendo al continente en una depresión.
Una reacción nacionalista contra el dominio de EEUU está emergiendo en todos los ámbitos la política europea y, en lugar de su control sobre Europa, EEUU puede terminar perdiendo, no sólo el control de Europa sino, lo que es más importante, el de todo el Sur Global. En lugar de convertir el “rublo en escombros”, tal como prometió el presidente Biden, la balanza comercial de Rusia se ha disparado y sus fondos de oro han aumentado. También lo han hecho los fondos de oro de otros países cuyos gobiernos ahora tratan de desdolarizar sus economías.
Es la diplomacia estadounidense la que está sacando a Eurasia y al Sur Global de su propia órbita imperial. La arrogante vehemencia de Estados Unidos por el unipolar dominio mundial, un dominio que sólo desde adentro podría haberse desmantelado tan rápidamente. La administración Biden-Blinken-Nuland ha hecho lo que ni Vladimir Putin ni el presidente chino Xi habrían esperado poder lograr en tan poco tiempo. Ninguno de los dos estaba preparado para arrojar el guante y propiciar una alternativa al orden mundial centrado en Estados Unidos. Pero las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Rusia, Irán, Venezuela y China han tenido el efecto de barreras arancelarias protectoras, reforzando la autosuficiencia de lo que el diplomático de la UE, Josep Borrell, llama la “jungla” situada fuera del “jardín” de Estados Unidos y la OTAN.
Aunque el Sur Global y otros países han venido quejándose del dominio estadounidense desde la Conferencia de Bandung de las Naciones No Alineadas, en 1955, han carecido de una masa crítica para crear una alternativa viable. Pero ahora su atención se ha centrado en la confiscación por parte de Estados Unidos de las reservas oficiales de dólares de Rusia en los países de la OTAN. Eso ha puesto en duda la idea del dólar como vehículo seguro para guardar ahorros internacionales. La incautación anterior por parte del Banco de Inglaterra de las reservas de oro de Venezuela, retenidas en Londres, con la promesa de donarlas a cualquier opositor no electo designado por EEUU contra el actual gobierno venezolano, muestra cómo la libra esterlina, el euro y el dólar se han convertido en armas. Por cierto, ¿qué pasó con las reservas de oro de Libia?
Los diplomáticos estadounidenses evitan pensar en este escenario. Confían en la única ventaja que ofrece Estados Unidos. Puede abstenerse de bombardearlos, de organizar una revolución de color y “pinochetarlos” mediante el Fondo Nacional para la Democracia, o instalar un nuevo “Yeltsin” que entregue la economía a una oligarquía cliente.
Pero abstenerse de tal comportamiento es todo lo que Estados Unidos puede ofrecer. Ha desindustrializado su propia economía, y su idea de inversión extranjera es forjar monopolios rentistas mediante la concentración de monopolios tecnológicos y el control del comercio de petróleo y cereales en sus manos, como si esto fuera eficiencia económica, y no un mero sistema rentista.
Lo que ha ocurrido es un cambio en la conciencia. Estamos viendo a la Mayoría Global tratando de crear una opción, independiente y pacíficamente negociada, sobre el tipo de orden internacional que se quiere. El objetivo no es simplemente propiciar alternativas al uso del dólar, sino un conjunto completamente nuevo de alternativas institucionales al FMI y al Banco Mundial, al sistema de compensación bancaria SWIFT, a la Corte Penal Internacional y a toda la gama de instituciones que los diplomáticos estadounidenses han secuestrado a las Naciones Unidas.
El resultado tendrá un alcance civilizatorio. No estamos ante el Fin de la Historia, sino ante una nueva alternativa al capitalismo financiero neoliberal centrado en EEUU y su economía basura de privatización, guerra contra la clase trabajadora y la idea de que el dinero y el crédito deben privatizarse y estar en manos de una reducida clase financiera, en lugar de ser un servicio público destinado a financiar las necesidades económicas y a mejorar el nivel de vida de la población.
La ironía es que el papel histórico de Estados Unidos –en su afán de encerrar al mundo en un sistema imperial antitético, conquistando Rusia en las llanuras de Ucrania y tratando de aislar la tecnología China, en un intento de preservar el monopolio estadounidense– haya sido el de propiciar los grandes catalizadores que finalmente han empujado a la mayoría global en la dirección opuesta.
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“Los filósofos nos decían cómo era el mundo y no cómo habían hecho los hombres el mundo”.
ResponderEliminarPues en ese último sentido, Michael Hudson, de manera clara y sencilla nos relata cómo se está destruyendo (y autodestruyendo) un criminal imperio capitalista en su fase terminal…
Salud y comunismo
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Pues me alegra, Luis, que resaltes la "manera clara y sencilla" en que, ciertamente, Hudson expone los hechos que aborda. Sin embargo, trasladar esa claridad y sencillez del inglés al castellano no siempre es tarea fácil, el inglés de Hudson es muy neoyorquino.
EliminarSalud y comunismo
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Un privilegio disfrutar de tus traducciones. Precisamente acabo de conseguir un par de libros ( Superimperialismo y Matar al huesped) de Hudson en castellano (formato epub) que te haré llegar. De la calidad de la traducción, ya me dirás... tu eres el experto.
ResponderEliminarSalud y comunismo
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Muito obrigado. El privilegio es tener lectores como tú, solamente por ello ya puedo dar por bien empleado el tiempo que le dedico a este blog.
EliminarSerá una satisfacción poder leer en castellano esos libros de Hudson, y aunque mi modesto conocimiento de la lengua de Shakespeare no me convierte en experto, si he adquirido cierta exigente sensibilidad respecto a las traducciones. Te comentaré sobre las mismas tras leer esos dos libros.
Salud y comunismo
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