Revelador de hasta qué punto la cultura occidental ha alejado a las personas de la comprensión básica del ser humano. Así, en Occidente necesitan que se les diga constantemente qué es moral o inmoral mediante leyes y reglamentos, incluso si esas leyes y reglamentos cambian arbitrariamente de forma regular, y aunque esas leyes, por extraño que parezca, sean redactadas por las personas en las que la sociedad menos confía, es decir, los políticos. En las encuestas, los políticos que hacen estas leyes son regularmente considerados por el público como las personas menos confiables del mundo y menos morales de la sociedad, pero si decretan que algo es ilegal, la población lo toma como un absoluto moral: ilegal significa inmoral, pero cuando legalizan algo significa que es moralmente aceptable. Reciben sus fatwas sobre moralidad de sus políticos, aunque no confíen en ellos. Pero ¿por qué? La razón es que confían aún menos en sí mismos. En materia de moralidad, confían en los políticos más de lo que confían en sí mismos y en sus vecinos incluso menos de lo que confían en si mismos. No confían en tener el suficiente sentido moral propio como para tomar la decisión correcta por su cuenta, así que se someten a los políticos de Washington, a los cuales consideran criminales, y a sus arbitrarios criterios para distinguir entre el bien y el mal.
Shahid Bolsen
https://youtu.be/G19zcrkUTEI?si=fSBM4CoBBp_f642Q
(Fragmento transcrito por Arrezafe)
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