LA INTIFADA ELECTRÓNICA – 07/11/2023
Traducción del inglés: Arrezafe
El campo de refugiados de Maghazi ha sido bombardeado repetidamente durante la actual guerra de Israel contra Gaza. (Naamán Omar) (Imágenes APA)
Durante el último mes, Israel ha estado bombardeando Gaza sin cesar. La mayor parte del tiempo (unos 25 días) mi familia ha estado desplazada.
Tuvimos que dejar nuestro cálido hogar en el barrio de Tel al-Hawa, en la ciudad de Gaza, y trasladarnos al campo de refugiados de Maghazi en el centro de Gaza.
Hasta hace poco, Maghazi tenía una población de aproximadamente 33.000 habitantes. Ahora alberga a 100.000 personas debido al desplazamiento masivo.
Según el ocupante militar israelí, Maghazi es una zona "segura". Sin embargo, estoy viviendo los días más aterradores de mi vida.
Durante la mayor parte del mes pasado, Israel cortó la electricidad, el combustible y el agua a los palestinos en Gaza. Israel también ha atacado a empresas de telecomunicaciones y proveedores de Internet, lo que dificulta enormemente la comunicación.
Además de los bombardeos por tierra, mar y aire, la oscuridad total, la escasez de agua potable, la matanza de familias enteras y la destrucción total de barrios, la ocupación israelí ha aislado a la Franja de Gaza del mundo entero, a menudo cortando completamente Internet y todos los medios de comunicación, lo cual ha supuesto que ya no tenemos acceso a noticias sobre lo que sucede fuera de los confines de nuestros hogares o de los lugares donde nos refugiamos.
Sufrimiento profundo
¿Te imaginas? Tus familiares y amigos están siendo bombardeados y ni siquiera puedes enviarles un breve mensaje de texto para comprobar cómo están. ¿Sabes lo que significa para cada palestino de Gaza que vive en el extranjero y que no puede recibir ninguna noticia sobre su familia y sus seres queridos?
Es un sufrimiento indecible.
Como periodista, el aislamiento del mundo va más allá de lo angustioso. Que nos impidan compartir información sobre lo que estamos padeciendo en Gaza es simplemente infernal. Es una violación del derecho internacional, en el que, para ser sincero, he empezado a perder la fe.
El 25 de octubre, aviones israelíes bombardearon la casa de mi tío abuelo, matando a nueve personas. Entre ellos había siete niños que sólo habían soñado con una vida tranquila, disfrutando del abrazo de sus padres y divirtiéndose.
Footage of my experience following an Israeli airstrike targeted my cousin's house in Al-Maghazi, in the middle of the #Gaza Strip. At least 9 of my relatives, including 7 children, were killed, and 2 others (mother & her daughter) were injured.
— Aseel Mousa (@AseelBM97) October 25, 2023
We will never forgive! pic.twitter.com/LZJ4xnwNbc
La casa de mi tío abuelo estaba ubicada en una zona supuestamente segura. Una de las zonas hacia donde Israel había ordenado que nos trasladáramos. Ese día, salí corriendo a documentar el bombardeo. Creí que era necesario dar voz a quienes han sido desposeídos de ella.
Las horribles escenas que presencié me perseguirán por el resto de mi vida. Los muertos y los heridos eran miembros de mi familia.
Mi hermano se encargó de transportar a los heridos en nuestro coche, ya que las ambulancias tenían enormes dificultades para llegar al campo. Permanecí en silencio todo el día tras presenciar tal horror.
Tengo otro hermano, Hamoud, que sólo tiene 13 años. Estaba aterrorizado por el sonido de los misiles disparados por Israel.
Nunca olvidaré la expresión del rostro de mi padre mientras intentaba consolar a Hamoud. Su hijo pequeño.
Inanición
Maghazi es uno de los campos de refugiados más pequeños de Gaza.
La tarde del 24 de octubre, Israel bombardeó la única panadería de la zona, matando a 10 personas.
Era la décima u undécima panadería que Israel bombardeaba durante su actual guerra contra Gaza. El bombardeo dejó claro que Israel está imponiendo el hambre en Gaza como parte de una política genocida.
El bombardeo de la panadería nos devolvió a la edad de piedra. La prohibición israelí de suministrar combustible a la Franja de Gaza y el corte de electricidad han obligado a las mujeres a utilizar leña para hacer pan con la muy escasa harina aún disponible.
En la casa "segura" donde nos hemos refugiado, unos 50 de nosotros estamos hacinados en un edificio de dos pisos. Apenas dormimos unas horas por la noche. Las noches son más feroces durante los ataques de Israel.
A menudo, Israel perpetra masacres al amparo de la oscuridad. Entre las víctimas, mujeres y niños.
Hacemos largas colas esperando agua y grandes esfuerzos cotidianos para conservarla.
Parece un milagro cuando podemos cargar nuestros teléfonos móviles. Utilizamos baterías que cargamos con un generador que funciona solo una hora cada dos días.
La posibilidad de ser asesinado de manera brutal es una amenaza constante. Muchas personas asesinadas tuvieron que ser enterradas en pedazos.
Según datos oficiales, más de 10.000 personas han muerto y miles siguen enterradas bajo los escombros.
No pasa una hora sin que se oigan bombardeos. No pasa una hora sin terror.
Lo que Israel está cometiendo en Gaza es ni más ni menos que un genocidio. Un genocidio respaldado por Occidente.
Aseel Mousa, periodista palestino radicado en Gaza.
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