Kolozeg,Org – 12/02/2023
Traducción del inglés: Arrezafe
Incluso expertos israelíes lo denominan “un genocidio de manual”. Esas son las palabras exactas de Raz Siegal, historiador israelí y profesor de estudios del Holocausto en la Universidad de Stockton. El 16 de octubre, Siegal dijo a Democracy Now:
"Hemos de entender que la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948, requiere de ciertos requisitos para que se de un genocidio. Citando la convención: la intención de destruir a un grupo definido como racial, étnico, religioso o nacional como tal, es decir, de forma colectiva, no sólo de forma individual. Dicha intención, es plenamente manifiesta por parte de los políticos y oficiales del ejército israelíes desde el 7 de octubre. La hemos escuchado en boca del presidente Israel. Es bien conocido lo que dijo el Ministro de Defensa, Yoav Gallant, el 9 de octubre, declarando la imposición de un asedio total a Gaza, cortando el agua, los alimentos y el combustible, afirmando que "estamos luchando contra animales humanos" y reaccionando "en consecuencia". También dijo que “lo eliminaremos todo”. Sabemos que el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, por ejemplo, reconoció la destrucción indiscriminada y afirmo explícitamente que: “Ponemos el énfasis en el daño, no en la precisión”. Así pues, estamos viendo la deliberada intención con absoluta claridad".
Y no son sólo los israelíes los culpables. Los líderes de los países occidentales han dado su respaldo total al Holocausto de Gaza. El sábado 7 de octubre, mientras tanques, misiles y helicópteros artillados israelíes asesinaban en masa a cientos de prisioneros civiles israelíes junto a docenas de sus captores de Hamas, el presidente estadounidense Joe Biden condenó como "desmedidos" los "espantosos ataques terroristas" y alentó a lo que se convertiría en una "represalia" genocida israelí.
En realidad, los terroristas del 7 de octubre fueron los israelíes, no Hamas. Las únicas masacres masivas de civiles ese día fueron llevadas a cabo por las Fuerzas de Defensa de Israel. Los valientes combatientes de Hamás tenían órdenes estrictas de atacar objetivos militares israelíes e intentar capturar rehenes militares, siendo la toma de rehenes civiles una opción secundaria o último recurso. No hubo órdenes de Hamás de matar a civiles desarmados, y los rehenes israelíes supervivientes han hablado de la amabilidad y generosidad de sus captores de Hamás.
Los medios occidentales de propiedad sionista comenzaron inmediatamente a difundir escandalosas mentiras deliberadamente urdidas para incitar al genocidio. (Todos los periodistas responsables de propagar dichas mentiras deberían algún día ser juzgados, condenados y ejecutados).
Los propagandistas del genocidio sionista deliraban sobre 40 bebés supuestamente decapitandos, horneando a bebés, arrancando ojos, mutilando senos, violando mujeres, mutilando cadáveres, esparciendo cianuro, y así sucesivamente. Todo ello mentira, falso. Cuando Joe Biden respaldó el fraude de los bebés decapitados, afirmando que había visto los cuerpos, se autoincriminó sellando su destino como incitador al genocidio que debería ser ejecutado en el improbable caso de que viva lo suficiente como para afrontar a un juicio.
Lo que realmente ocurrió el 7 de octubre estaba razonablemente claro incluso entonces, y desde entonces se ha vuelto innegable. Hamás logró lo que Scott Ritter ha llamado "la operación militar más brillante de este siglo":
"Hamás neutralizó efectivamente a los alardeados servicios de inteligencia de Israel, cegándolos ante la posibilidad de un ataque de este alcance y escala... (luego) Hamás derrotó a los soldados israelíes estacionados a lo largo del muro en una lucha cuerpo a cuerpo. Dos batallones de la Brigada Golani fueron derrotados, al igual que elementos de otras alardeadas unidades de las FDI.
Hamás atacó el cuartel general de la División de Gaza, el centro de inteligencia local y otras importantes instalaciones de mando y control con brutal precisión, convirtiendo lo que debería haber sido un tiempo de respuesta de cinco minutos en muchas horas: tiempo más que suficiente para que Hamás llevara a cabo una de sus principales objetivos: la toma de rehenes. Lo hicieron con extrema habilidad y regresaron a Gaza con más de 230 soldados y civiles israelíes".
Los combatientes de Hamas mataron a unos 600 soldados israelíes durante las primeras 24 horas, un total que “incluía a muchos de los oficiales más elitistas de Israel, entre ellos decenas de coroneles y mayores”. Después de que Hamás derrotara repetidamente al ejército israelí en combates y capturara a cientos de prisioneros israelíes, los sionistas entraron en pánico e invocaron la Directiva Aníbal, según la cual se utiliza armamento pesado para eliminar tanto a los secuestradores como a los rehenes. Según un oficial de la Fuerza Aérea de Israel que participó en el asesinato en masa de cientos de civiles israelíes junto con sus captores de Hamas, los comandantes sionistas de alto nivel ordenaron “Hanibal en masa”. En otras palabras, ordenaron deliberadamente la masacre masiva de cientos de sus propios civiles para evitar que se convirtieran en rehenes y agravaran los problemas políticos de Israel. Si no lo hubieran hecho, Hamás habría regresado a Gaza con hasta 700 prisioneros, en lugar de 250.
Luego, Israel utilizó fotografías de la matanza que ellos mismos habían infligido (utilizando helicópteros artillados, tanques y cohetes) y culpó de ello a Hamás. Incluso una mirada superficial a las fotografías de los edificios devastados del kibutz, los edificios volados en el festival de música y la gran variedad de automóviles destrozados, deja claro que la mayor parte del daño no fue causado por el fuego de armas pequeñas de Hamás, sino por la intervención de Israel con armamento pesado. ¡Sin embargo, los desvergonzados sionistas, asesinos en masa de su propio pueblo, tuvieron el descaro de culpar a los valientes y éticos soldados de Hamás por sus propios crímenes!
Occidente alienta el genocidio
El 8 de octubre pude corroborar, como cualquier otra persona con ojos, que las imágenes procedentes de Israel mostraban que fueron los israelíes, no Hamás, los responsables de la muerte de cientos de civiles. La Administración Biden y su cotidiano informe de la CIA deben haber sabido lo mismo, con mayor certeza y detalle. Sin embargo, en lugar de utilizar su conocimiento de la verdad para frenar el impulso asesino de Israel hacia una venganza a escala bíblica, Joe Biden apareció en televisión y declaró haber visto las fotos de los, supuestamente, 40 bebés israelíes decapitados por Hamás.
Todo lo que hizo la Administración Biden, casi enteramente judía, estaba calculado para alentar a Israel a emprender un genocidio. Y todos los demás líderes occidentales aceptaron, por activa o por pasiva, dicho plan.
Una vez que comenzaron los exterminadores bombardeos en Gaza, asesinando a miles de mujeres y niños, ¿revirtieron esos líderes occidentales su rumbo y exigieron que Israel se detuviera? Por supuesto que no.
Anthony Blinken, primero en volar a Tel Aviv en medio del bombardeo, dejó escapar que su lealtad preeminente era hacia la entidad genocida, anunciando que fue a Tel Aviv, "no sólo como Secretario de Estado de los Estados Unidos, sino también como judío". (Elimine la palabra 'sólo' y 'también' de esa oración para comprender su significado real).
Joe Biden aterrizó en Tel Aviv para estampar su sello de aprobación al genocidio. Lo mismo hicieron el primer ministro británico, Rishi Sunak, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, quienes describieron a Hamás como “los nuevos nazis”, de acuerdo a Netanyahu. Las potencias occidentales de segundo nivel, como Austria y Checoslovaquia, también enviaron a sus líderes a besar el apestoso trasero de Netanyahu y respaldar el Holocausto de Gaza.
¿Por qué toda la clase dirigente de Occidente ha estado trastornada, compitiendo para ver quién puede situarse a la cabeza de los genocidas criminales de guerra? ¿No ven que la mayoría global está consternada por las masivas atrocidades sionistas y situada del lado de Palestina? ¿No se dan cuenta de que Occidente está acelerando su propia desaparición y asegurando el surgimiento de un nuevo orden mundial al socavar su pretendida preocupación por el derecho internacional y los derechos humanos?
Se han propuesto varias posibles razones para la posición unánime de Occidente a favor del genocidio. Algunos dicen que Occidente es incorregiblemente racista y simplemente no le importan las muertes de personas de color, especialmente musulmanes. Añaden que el hegemón indiscutible de Occidente, Estados Unidos, se fundó sobre la base de un genocidio al estilo del Antiguo Testamento, y que los ex protestantes de Washington DC, ahora judíos defensores de la Biblia, comparten el ansia vengativa de Netanyahu por el exterminio bíblico de los "Amalek" (es decir, los designados como enemigos raciales de los judíos y/o americanos).
Otra posible explicación invoca la realpolitik. El centro imperial estadounidense domina cada vez más Occidente (la destrucción de Nordstream por la guerra en Ucrania castró a Europa), pero está perdiendo terreno en otros lugares. La aplastante derrota de Israel por parte de Hamas el 7 de octubre asestó un poderoso golpe no sólo al sionismo, sino a todo el imperio anglosionista. El “minyan” (gabinete judío-sionista) de Biden entró en pánico y se apresuró a respaldar el genocidio israelí, no por un cálculo sobrio, sino por la misma razón por la que una rata rabiosa, cuando está acorralada, ataca sin instintivamente. Esta gente sabe que los días del imperio estadounidense y de la entidad sionista están contados, y eso los vuelve locos. Ven que cada día los países en ascenso, liderados por China, Rusia e Irán, se vuelven más fuertes, mientras que Estados Unidos y sus vasallos europeos se debilitan. Aterrorizados, se dan cuenta de que si va a llegar la guerra, cuanto antes mejor, porque cada día disminuyen las posibilidades de Occidente de ganarla. Para luego comprender, aún más aterrorizados, que ya es demasiado tarde. Por eso descargan su iracunda frustración contra las mujeres y niños de Gaza.
Otra explicación basada en la realpolitik implica la posibilidad de que los líderes estadounidenses, o al menos la facción neoconservadora más extrema, dieran la bienvenida a una guerra total con Irán y el Eje de Resistencia, una guerra que aproxima cada día adicional de genocidio. Aunque una guerra de tal índole corre el riesgo de desembocar en una Tercera Guerra Mundial y la implosión de la civilización, y que, como mínimo, provocaría decenas o cientos de miles de bajas israelíes y estadounidenses, al menos proporcionaría una distracción ante la inminente derrota estadounidense en Ucrania. Además, una guerra masiva en Asia occidental reduciría la región al caos y retrasaría el plan de la Franja y la Ruta de China una década o dos, prolongando así la ilusión imperial estadounidense manteniéndola con vida durante unos años más. (China construye, Estados Unidos destruye, por lo que maximizar la destrucción prolonga la agonía imperial estadounidense).
Sin embargo, finalmente la mejor explicación de la posición pro genocidio de los líderes occidentales tiene que ver con el papel de los medios de comunicación. El libro de Allan Thompson (ed.) The Media and the Rwanda Genocide muestra que más de medio millón de ruandeses fueron masacrados en 1994, la mayoría asesinados a machetazos, principalmente debido a la incitación de los medios. Al dominar la formación de la opinión pública, los medios de comunicación ruandeses, especialmente la radio, crearon una burbuja progenocidio que cobró vida propia. Específicamente, al difundir mentiras escandalosas que deshumanizaron al grupo objetivo, tanto los medios impresos como los audiovisuales orquestaron deliberadamente el asesinato en masa de hasta 700.000 personas.
Esto es exactamente lo que han hecho los principales medios de comunicación occidentales al incitar al genocidio de Gaza. Las mentiras antes mencionadas sobre bebés decapitados y asados, globos oculares arrancados, pelvis rotas y otras sangrientas invenciones de la fecunda imaginación sionista sadomasoquista, fueron utilizadas deliberadamente para provocar verdaderos asesinatos en masa y mutilaciones de palestinos.
Al participar con entusiasmo en el genocidio de Gaza, Occidente, empezando por sus medios de comunicación y sus élites políticas, se ha desacreditado por completo a los ojos del mundo. La era de la hegemonía occidental está llegando a su fin. La mayoría de la población de la Tierra ahora puede ver que cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa, sería mejor que permitir que estos monstruos genocidas sigan dominando este planeta.
Los criminales de guerra han sellado el destino de su supuesta civilización y han condenado sus propias almas al fuego eterno de la historia. Espero vivir lo suficiente, insha'allah, para verlos a todos, hasta el último de ellos, arrastrados a Beijing, Moscú o Teherán, juzgados por sus crímenes contra la humanidad y conducidos a la horca.
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