La inconformidad con las
políticas de gobiernos apegados a la doctrina neoliberal en
Latinoamérica toma auge por estos días y se refleja en marchas,
paros, asambleas informativas y otras acciones en diversos países de
la región.
Hoy en Brasil, miles
de personas regresaron a las calles de más de 150 ciudades del
gigante suramericano para protestar contra las políticas de
recorte presupuestario en educación y reformas del Gobierno de Jair
Bolsonaro.
La movilización,
convocada por la Unión Nacional de Estudiantes con el respaldo de
movimientos sociales y sindicatos, pretende superar en cifras a la
huelga nacional que el 15 de mayo estremeció a Brasil, donde más de
un millón de personas salieron a las calles.
Esa manifestación contra
el recorte del 30 por ciento del presupuesto en el sector Educación
y los actos pacíficos de ese día, así como los de este jueves,
también servirán de ensayo a la huelga general de los trabajadores
contra la reforma del sistema de jubilaciones y pensiones, marcada
para el 14 de junio, afirman los organizadores.
Asimismo, ayer en
Argentina, miles de personas respondieron al llamado de la
Confederación General del Trabajo (CGT) para expresarse en una
huelga general contra las políticas de ajuste del Gobierno de
Mauricio Macri.
Argentina estuvo
paralizada. No funcionaron ni el transporte, ni las escuelas, ni los
bancos, ni los comercios. Los hospitales atendieron sólo las
urgencias.
Se trató de la quinta
huelga general contra Macri que tuvo lugar cuando restan apenas dos
meses para las primarias y cinco para las elecciones presidenciales.
"La caída del empleo,
del salario, consecuencias propias de esta política económica, el
aumento tremendo de la pobreza, hoy desgraciadamente los índices nos
dan la peor perspectiva de futuro", apuntó Héctor Daer, referente
de la CGT.
"Es el paro más fuerte
y de mayor contundencia en la era de Macri, gracias a que lo
convocamos todas las centrales de trabajadores y lo apoyaron todas
las organizaciones empresariales, pymes, más todos los movimientos
sociales del país", dijo por su parte Hugo Yaski, secretario
general de la Central de Trabajadores de Argentina al tiempo que
destacó la cohesión sindical.
Para este jueves, unos
33 mil profesores de colegios públicos en Bogotá, Colombia,
protagonizarán un paro laboral en demanda de mayores recursos
para el sector y mejoras en la atención de salud a los docentes.
El gremio magisterial de
la capital colombiana señala que la Secretaría de Educación de la
ciudad no ha respondido a una treintena de peticiones radicadas desde
el pasado 28 de febrero.
Según la Asociación
Distrital de Trabajadores de la Educación (ADE), abanderada de la
jornada de protesta, el pliego de necesidades contempla garantías
para los estudiantes en tema de matrículas, además de mayor
financiación para la infraestructura escolar.
"El servicio de salud
para los docentes cada día se agrava, no hay garantías para la
protección de los profesionales, necesitamos que el Gobierno de
soluciones a la crisis", añadió el presidente de la ADE, William
Agudelo.
En Honduras, desde
hace más de un mes, médicos y maestros, a los que se han unido
familias enteras, partidos y organizaciones políticas y sociales
protagonizan diversas formas de protesta contra medidas lesivas a
los trabajadores del sector de la Salud y la Educación.
A pesar del ultimátum
del ministro de Educación, Arnaldo Bueso, quien dijo que sancionaría
a los docentes que no vayan a las aulas, y la represión policial en
manifestaciones masivas recientes, este día se sumarán a un paro
general.
Las gremiales de Salud y
Educación exigen la derogación definitiva de los decretos de
Reestructuración y Transformación de la Educación y Salud, los
cuales apuntan a la privatización.
Los manifestantes
expresan que los decretos ejecutivos son instrumentos jurídicos
utilizados desde Casa Presidencial para perseguir, destituir y
nombrar el personal que labora en ambos sectores a su antojo.
Lo cierto es que, de
acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal), la erradicación de la pobreza y la pobreza extrema, así
como la reducción de la desigualdad, en todas sus dimensiones,
continúan siendo desafíos centrales para los países de América
Latina.
Aun cuando la región
logró importantes avances en este ámbito entre comienzos de la
década pasada y mediados de la presente, desde 2015 se han
registrado retrocesos, particularmente en lo que respecta a la
pobreza extrema.
A partir de ese año se
deterioraron importantes indicadores laborales: aumentaron las tasas
de desocupación y se interrumpió el proceso de formalización del
empleo que había tenido lugar en diversos países en los años
anteriores, asegura la Cepal.
El regreso de gobiernos
neoliberales a la región viene echando por tierra la red de
protección social que se amplió y fortaleció en Latinoamérica a
partir de comienzos de la década de 2000.
Esta ola de protestas es
solo una respuesta a ese resurgimiento del neoliberalismo preñado de
políticas que apoyan una amplia liberalización de la economía, las
grandes reducciones del gasto público y de impuestos, así como
disminución de la intervención del Estado en la sociedad y economía
en favor del sector privado.
Hondureños inician
paro general contra gobierno de Hernández
Miles de hondureños, a
pesar de las lluvias, iniciaron esta jornada un paro general contra
el gobierno de Juan Orlando Hernández.
Médicos, enfermeras,
laboratoristas, maestros, sindicatos, familias, estudiantes exigen
en una protesta a nivel nacional la derogación definitiva de los
decretos de emergencia que privatizarían servicios de Salud y
Educación.
Fuera JOH; No a la
privatización de la Salud y la Educación, Fuera corruptos, Fuera
dictadura, son solo algunas de las consignas que corean los
manifestantes o que llevan escritas en carteles.
Asimismo a través de las
redes sociales, decenas de internautas se suman a la protesta
general.
"El principal problema
de Honduras es JOH. El amor a la patria no se trata de fuerza ni de
astucia, simplemente de crear condiciones que permitan la paz y el
desarrollo. Juan Orlando ha fracasado. Debe renunciar. Irse lo más
pronto posible. Fuera JOH!!!", escribió un usuario de la red
social Twitter.
El Movimiento de Acción
Ciudadana asegura que la población hondureña en general ha perdido
la confianza en las autoridades.
"La Presidencia de
la República, además de ser usurpada en perjuicio del pueblo, ha
sido señalada por vínculos con el narcotráfico y corrupción
institucional", denuncia.
Además, es la
responsable de provocar migraciones masivas de hondureños hacia los
Estados Unidos de América, consecuencia de la pobreza, desigualdad,
falta de oportunidades, inseguridad, corrupción e impunidad.
La organización
manifestó su apoyo a la derogatoria inmediata de los decretos
aprobados por el Consejo de Ministros para intervenir la Secretaria
de Salud y la Secretaria de Educación, y a los actos de protesta
liderados por el Colegio Médico de Honduras y los Colegios
Magisteriales.
Como si el espíritu
mesiánico del Papa Urbano II hubiera reencarnado en Trump y su
equipo un milenio después, hoy se reiteran los llamados a una
cruzada antisocialista a escala planetaria. Los predicadores actuales
exigen que se devuelvan a los fieles consumidores los lugares santos
de la ideología liberal, hollados por el colectivismo socialistoide
durante décadas.
El fundamentalismo
antisocialista cubre bajo sus alas a todo el mundo. Desde la política
interna estadounidense se extiende sobre China, Rusia, Venezuela,
Cuba, Nicaragua, Bolivia, Siria, Corea del Norte y –ioh, milagro
portentoso!- abarca hasta el Irán teocrático de los Ayatolás.
Realmente es difícil encontrar alguna similitud seria entre estos
países, excepto su empeño en no arrodillarse ante los dictados de
los pretendidos amos del mundo.
Pero la cuestión no es
tan sencilla. Los hombres del presidente han sido escogidos
con sumo cuidado y algunos de ellos van mucho más allá del jefe en
su expediente de luchas antisocialistas para creer que estamos en
presencia de una simple conjunción estrafalaria y casual de
dinosaurios políticos en el staff de la Casa Blanca.
Si algo saben Trump y sus
cruzados es que la crisis de gobernabilidad que recorre el mundo
parte de la desconfianza popular hacia los modos tradicionales de
hacer política de los agentes del poder hegemónico. Partidos
políticos, medios masivos de comunicación, programas de gobierno y
promesas de cambio no surten ya el efecto esperado y ellos lo saben
muy bien. De hecho, están al mando del ejecutivo estadounidense no
gracias a, sino a pesar de, esos aparentemente
todopoderosos factores.
En la cara opuesta de la
ideología los fantasmas del socialismo han ganado adeptos de manera
evidente. En los propios EE.UU. los discursos socialdemócratas de
Bernie Sanders y la carismática Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) -con
29 años la congresista más joven de la historia de EEUU- suenan
cual música celestial en los oídos de millones de trabajadores,
jóvenes e inmigrantes que claman por mayor justicia económica,
social y racial sin dejarse arrastrar por los mensajes reaccionarios
del magnate engreído y sus fans ultraconservadores.
A nivel internacional no
le va bien a la administración. Rusia y China no ceden en sus
pretensiones de gran potencia, Corea e Irán no se doblegan, Siria y
Venezuela no caen, México se respeta y Cuba resiste. Los europeos
son reticentes a unirse al carro de las sanciones anticubanas y
antiiraníes y, por el contrario, se acercan cada vez más a China y
se adhieren con entusiasmo a la Ruta de la Seda como fieles
descendientes del pro-chino Marco Polo.
En esas condiciones, qué
mejor opción para el grupo de poder imperial que anatemizar a los
mensajeros. Si Sanders y AOC piden poder real para el pueblo
estadounidense, son meros comunistas en piel de demócratas. Los
gobiernos populares que no han caído por las buenas en América
Latina, serán sustituidos a como dé lugar. El socialismo será
desterrado de este continente por decreto imperial. No importa si
tienen dificultades económicas, como Venezuela y Cuba, o si son un
ejemplo de la economía continental como Bolivia y Nicaragua.
Hasta ahora el único
valladar que ha parado a los cruzados de la Casa Blanca ha sido la
resistencia indomable. Los gobiernos que han mostrado debilidad y
titubeos en su actuación política han caído (Brasil, Ecuador),
pues el lenguaje de fuerza de los Pompeo, Bolton, Abrams y Rubio no
cree en negociaciones ni concesiones mutuas.
Parece que la vieja
disyuntiva entre socialismo y barbarie vuelve sobre el tapete
mundial. Al final, siempre la solución fascista está a disposición
de la plutocracia frente a la alternativa socialista. Ojalá los
pueblos sepan escoger bien entre ambos caminos en esta hora de crisis
de los viejos paradigmas hegemónicos del sistema. Ante los cuernos
de guerra de los nuevos cruzados vale la pena recordar a Julius
Fucik: "iHombres, os he amado. Estad alertas!"
La Declaración de
Balfour tiene casi exactamente 100 años. Fue una declaración por la
que un pueblo daba a un segundo pueblo, la tierra de un tercer
pueblo. Algo único incluso en la historia imperial, porque Gran
Bretaña ni siquiera poseía Palestina, país en cuestión, como una
posesión imperial. Pero, sin embargo, se lo prometieron al
movimiento sionista sin consultar ni al pueblo británico, ni a los
judíos del mundo, la mayoría de los cuales, en ese momento, no eran
sionistas y no tenían ningún deseo de ir a vivir en el mundo árabe,
y por supuesto, los menos consultados fueron los palestinos, de cuya
tierra se trataba. Balfour, que era el Secretario de Relaciones
Exteriores británico, prometió a los sionistas que Palestina podría
ser un hogar nacional para el pueblo judío, aunque incluso la
declaración, por grotesca e injusta que fuera, dejó bien claro que
no se debía hacerse nada que perjudicara los derechos de la población
indígena existente allí, que era mayoritariamente árabe, musulmana
y cristiana.
De modo que, incluso la
propia declaración de Balfour no justifica lo que sucedió
posteriormente. Pero fue una declaración injustificable, en primer
lugar porque no era potestad de Gran Bretaña ceder la tierra de
otras personas y porque, en todo caso, en ese momento no era el deseo
del pueblo judío ir a vivir en el mundo árabe.
Judíos y sionistas son
cosas completamente diferentes. Así, cuando decimos que estamos en
contra del sionismo estamos en contra de una ideología política, no
estamos en contra de la religión que profesan las personas que
apoyan dicha ideología. De hecho, sería pecaminoso para mí, haram
[prohibido] para mí, que yo odiara a los judíos, y no los odio. De
hecho, a nivel personal, los estimo. Pero que una ideología política
se oponga a una ideología política no es lo mismo que estar en
contra de la religión de las personas que tienen esa ideología, y
querer ver el final de esa ideología política, no quiere decir que
deseas ver el final de las personas que la profesan. Por ejemplo,
Gran Bretaña y los Estados Unidos pasaron décadas oponiéndose al
comunismo, una ideología política, estaban en contra de la Unión
Soviética, que era un estado, pero no estaban en contra del pueblo
ruso. No querían matar a los rusos, pretendían liberarlos de una
ideología, de un sistema político, del mismo modo, eso es lo que
decimos sobre el sionismo. El sionismo es una ideología política,
la mayoría de los sionistas no son judíos, muchos judíos no son
sionistas, ya sea por razones religiosas o por razones políticas
políticas. Podría llevarte a Hackney, donde vive toda una comunidad
judía estrictamente ortodoxa que está completamente en contra de
Israel y completamente en contra del sionismo. Igualmente, muchos de
mis compañeros son personas de origen judío que pueden no ser
necesariamente religiosos, más allá de los días festivos, pero que
son culturalmente judíos y que a menudo provienen del ala izquierda
progresista judía, que como anteriormente dije, era políticamente
hegemónica antes del ascenso y triunfo del sionismo. Así pues, el
judaísmo es una religión a la que cualquiera puede convertirse: un
chino y un etíope, yo, cualquiera de nosotros puede convertirse en
judío. Tenemos que solicitarlo tres veces, no es tan fácil como
convertirse a otras religiones, pero se puede, y eso pone
automáticamente en evidencia la falaz idea de que ser judío es ser
de una raza concreta o nación. Una simple mirada a los colonos
israelíes en la televisión, o a los soldados israelíes que invaden
Gaza, nos muestra claramente que la mayoría de estas personas son
norteamericanas o europeas, algunos de ellos son africanos negros,
algunos de ellos son de China, algunos de ellos son conversos. La
persona que me asaltó frente a esta misma puerta en agosto de 2014 y
me envió al hospital con heridas graves, se había convertido al
judaísmo sólo unas semanas antes, pero inmediatamente obtuvo el
derecho legal de ir a vivir a Palestina en las tierras de otra
persona, a pesar de ser un cristiano británico convertido al
judaísmo, sin conexión ninguna con la tierra de Palestina, y menos
aún con la tierra perteneciente a otra persona. Pero automáticamente
obtuvo el derecho a la ciudadanía en Palestina. Mientras que a los
millones de palestinos, que todavía poseen las llaves de sus propias
casas, no les está permitido regresar. Qué absurdo es esto.
Theodor Herzl era un
europeo que quería reunir a los judíos del mundo para fundar una
colonia europea, al igual que todas las otras colonias europeas que
en ese momento se fundaban en África, en Asia y en otros lugares. El
pensó, bueno, si los británicos, los alemanes, los franceses, los
belgas, los holandeses y todos los demás... si ellos pueden tener
colonias, ¿por qué nosotros, con nuestra educación superior, con
nuestros niveles superiores de tecnología, incluso un potencial el
poder militar, no podemos ir a algún otro país ajeno y establecer
un asentamiento europeo blanco en él? No estaban en absoluto
preocupados por dónde debería estar ese asentamiento, y negociaron
seriamente con el gobierno británico sobre varios lugares en el
mundo que tenían muchas probabilidades de ser el estado colono de
Israel. Uganda, por ejemplo, negociaron seriamente con los británicos
sobre una parte de Uganda, en la que fundar su colonial estado judío
europeo. Pero había muchos otros, las Seychelles, Patagonia en
Argentina... Todas ellas eran serias propuestas para la fundación de
Israel.
La idea era que los
judíos británicos no eran británicos, los judíos franceses no
eran franceses, los judíos alemanes no eran alemanes, y esto es algo
que el sionismo tiene en común con los antisemitas y los racistas.
Verá, para mí un judío británico es lo mismo que un católico
británico, un protestante británico, un adventista británico del
séptimo día... Sus religiones no tienen nada que ver con el hecho
de que sean o no británicos. Los racistas no lo creyeron así, ni
los antisemitas, más tarde los fascistas tampoco lo creyeron así.
Pero incluso los sionistas no lo creían así, creían que un judío
francés no era francés y debía irse de Francia, debería irse a
vivir a otro lugar, ya fuera a Uganda, a Patagonia, a las Seychelles
o, como resultó finalmente, a Palestina. Este es, pienso yo, la otra
cara de la moneda de los antisemitas racistas. Que vienen a decir
que, no importa cuántos cientos de años, incluso milenios, vivamos
en un lugar, no somos de ese lugar y no tenemos los mismos derechos o
responsabilidades que los habitantes de ese lugar. Esa es una
mentalidad profundamente peligrosa, y la mayoría de los judíos
están de acuerdo con esto que acabo de decir.
Cuando Theodore Herzl y
el Congreso de Basilea, a finales del siglo XIX, declararon este
proyecto sionista, la gran mayoría de judíos en el mundo, me
refiero a más del 90 por ciento de ellos, rechazaron el sionismo, y
de hecho estuvieron a la vanguardia de la política progresista en la
Europa de la época. Marx era judío, Trotsky era judío, Einstein...
Todas estas personas eran judíos no sionistas y referentes del
pensamiento progresista, del pensamiento de izquierda. Muchos eran
comunistas, muchos eran socialistas, muchos eran sindicalistas. En
Londres, por ejemplo, el East End de Londres era una fortaleza del
pensamiento liberal y del activismo progresista de la izquierda. El
sionismo envenenó todo eso y ahora tenemos una situación en la que
la gran mayoría de los judíos, aunque de ninguna manera todos
ellos, apoyan la idea sionista de abandonar sus propios países e
irse a vivir al país ajeno, incluso cuando en realidad no lo hacen
porque, por supuesto, la mayoría de los judíos del mundo no viven
en lo que llaman Israel y no tienen deseo ni intención de hacerlo.
La mayoría de los judíos en el mundo viven en los Estados Unidos o
en Europa y están muy felices de hacerlo, sin embargo, son
principalmente partidarios de la fundación del estado colonial.
Israel está realizando
una limpieza étnica del pueblo palestino porque debe hacerlo, porque
toda su tesis es que Palestina era una tierra sin gente que debía
ser tomada por ellos, que era un pueblo sin tierra, y esa gigantesca
mentira, una de las mayores mentiras de la historia de la humanidad,
es tan obviamente falsa una vez que llegas allí, incluso cuando los
colonos sionistas comenzaron a llegar y el movimiento sionista se
aceleró, más del 90% de la población de Palestina era árabe,
musulmana y cristiana. Allí había judíos que habían vivido en paz
durante siglos junto a los musulmanes y los cristianos. De hecho,
cuando Saladino liberó Jerusalén ordenó la protección de los
lugares sagrados de cristianos y judíos en la ciudad santa, y una
cuando sostuvo una larga y sangrienta guerra contra los cruzados,
tan pronto como ocupó Jerusalén y la liberó de ellos, dejó claro
que proteger a los fieles del libro y los lugares santos de los
otros es un artículo de fe para los musulmanes. Así que, siempre ha
habido un pequeño número de judíos religiosos viviendo en
Jerusalén en paz con todos los demás, Pero el sionismo comenzó a
cobrar fuerza, llegaron allí y descubrieron que esta no era una
tierra despoblada, sino colmada de gente. Y se vieron a sí mismos en
primer lugar como palestinos y en segundo lugar como árabes, y esto
fue un desafío existencial para el sionismo. Es por eso que cientos
de miles de palestinos, ochocientos mil, fueron expulsados de
Palestina e internados en campos de refugiados en lo que llamamos la
Nakba, la catástrofe. Y desde 1948 hasta 2016, merced a la alta tasa
de natalidad del pueblo palestino, esos 800 mil se han convertido en
muchos, muchos millones. Ahora hay tal vez trece o catorce millones
de palestinos en el mundo que todavía tienen la llave y el título
de propiedad de la tierra que les fue robada. De manera que la
limpieza étnica es el único modo de resolver esto. Pero, en el
mundo de hoy, ni queriendo podrías asesinar a todos los palestinos
que aún se encuentran en Gaza, en Cisjordania y dentro de lo que se
llama la Línea Verde, la frontera original delimitada por la ONU en
1948. Hay tal vez 7 millones de palestinos que no puedes eliminar,
así que, lo único que puedes hacer es expulsarlos, y hay muchos
sectores de la población sionista, organizaciones políticas y
líderes, que están continuamente ingeniando nuevas formas de
expulsar a estas personas haciéndoles la vida imposible con el fin
de que la desesperación las obligue a marcharse a otro lugar. El
problema para ellos es que el pueblo palestino lejos de desaparecer
es más visible hoy que nunca. En París, estando presente ante el
lecho de muerte de Arafat, que en paz descanse, cuando salí tras su
muerte, a primera hora de la mañana, me encontré frente a una
batería de unas 500 cadenas de televisión. El mundo entero estaba
pendiente de este hombre diminuto, líder de un pequeño pueblo que
ni siquiera tenía un estado, que no tenía un país, pero al que el
mundo entero contemplaba atentamente en el momento de su
desaparición. ¿Por qué?, porque el pueblo palestino es ahora un
factor de suma importancia en la política mundial, en los asuntos
internacionales. Y creo que Arafat es en gran parte responsable pde
tal logro. Así que los palestinos son más grandes ahora que antes,
más numerosos que antes, más indispensables para cualquier solución
en el área que nunca, y no van a desaparecer. Arafat solía decir;
no vamos a engrosar el museo de las ex-naciones para que la gente
venga a contemplar nuestros vestidos, utensilios de cocina y demás
artefactos, no pasaremos a formar parte del museo de las ex-naciones,
y eso es definitivamente cierto.
Bueno, las Naciones
Unidas, por supuesto, tienen una responsabilidad especial en todo
esto por dos razones. Israel nació por decisión de las Naciones
Unidas, fueron las Naciones Unidas las que dieron origen a Israel en
1948. Y, sin embargo, Israel, más que cualquier otro país del
mundo, incumple desafiante todas las resoluciones de las Naciones
Unidas, de hecho, más que todos los demás países del mundo juntos.
Y en segundo lugar, tienen una responsabilidad especial porque el
pueblo palestino, millones de ellos son oficialmente refugiados, y en
el mundo estos son responsabilidad legal y oficial de las Naciones
Unidas. Hay algunos organismos de las Naciones Unidas, como la UNRWA
en los campamentos de refugiados, que luchan por cumplir con su deber
de alimentar, escolarizar y brindar asistencia médica a estos
refugiados palestinos, pero sus presupuestos son recortados con
bastante frecuencia. Hay funcionarios desesperados que no pueden, por
razones logísticas y financieras, cumplir con sus deberes de
proteger al pueblo palestino. Por lo tanto, la ONU tiene una
responsabilidad especial, pero no ha estado a la altura de esa
responsabilidad. Debería estar diciendole a Israel, escuche, le
dimos nacimiento y usted tiene responsabilidades como estado miembro
de las Naciones Unidas y debe obedecerlas. Pero, por supuesto, nunca
se lo exigen y si se lo exigen, Israel nunca está de acuerdo, y
cuando no está de acuerdo no hay sanción o castigo alguno. La
situación puede compararse en contraste con Irak, por ejemplo, que
fue desangrada por las sanciones económicas más draconianas y
criminales impuestas por las Naciones Unidas porque, dijeron, Irak
estaba desafiando sus resoluciones. Por supuesto, como quedó
demostrado, Irak no estaba desafiando a nadie. Pero un millón de
iraquíes murieron bajo las sanciones impuestas por las Naciones
Unidas. O más recientemente, Irán fue sometido a sanciones
draconianas por el asunto de las armas nucleares, aunque Irán no
tiene armas nucleares. Sin embargo, Israel tiene cientos de armas
nucleares adquiridas ilegalmente, no declaradas, no autorizadas,
impunes, mientras que Irán, sin ninguna, es sancionado y castigado.
Así que, puedes ver el doble rasero que se extiende a través de
prácticamente todo lo que está conectado al mundo de Israel en el
sistema político y legal internacional.
Los gobiernos del mundo
hacen la vista gorda ante el sufrimiento del pueblo palestino y
seguirán haciéndolo hasta que sus pueblos se lo impidan. Así que
quiero subrayar este punto porque es demasiado fácil culpar a los
gobiernos. Si los gobiernos sintieran la pérdida de votos al ignorar
al pueblo palestino, tendrían que dejar de hacer la vista gorda.
Puedo afirmarlo como miembro electo del Parlamento que he sido por
casi 30 años. Si mucha gente en su circunscripción está realmente
preocupada por algo usted A: lo sabe, y B: debe tenerlo en cuenta.
Así que vamos a culparnos a nosotros mismos ante todo. Pero los
gobiernos del mundo apoyan a Israel a pesar de que ya no lo estiman.
Tenemos una muestra de lo que realmente piensan los líderes
mundiales, cuando en la cumbre del G8, en el sur de Francia, un
micrófono accidentalmente abierto reveló lo que el presidente
Sarkozy dijo al presidente Obama: Este Netanyahu es tan mentiroso que
no soporto mirarle la cara. A lo que Obama respondió: ¿Tú no
puedes mirarle a la cara?, ¿Y yo, que tengo que tratar con el tipo
todos los días? Eso es lo que realmente piensan de Netanyahu. Pero
la posición pública y el papel de sus países en el día a día con
Israel es muy diferente: continúan brindando cobertura política,
diplomática y de propaganda a sus delitos, continúan negándose a
responsabilizarse de esos delitos, continúan aplicando el doble
rasero del que hemos estado hablando y así continuará siendo hasta
que nosotros mismos le pongamos fin. No es suficiente recordar a
Palestina en las oraciones, debemos hacerlo, pero no es suficiente.
No es suficiente pensar en el pueblo palestino sólo cuando Israel
invade Gaza, o cuando ocurre algún hecho indignante en particular, y
no es suficiente pensar que las lágrimas por los niños palestinos
son suficientes. Una piedra lloraría epor cuanto les sucede a los
niños palestinos, pero esas lágrimas no valen nada si después no
existe la determinación de actuar para cambiar la situación. He
estado aquí antes durante la década de 1970 y en la década de
1980, incluso en el apartheid de Sudáfrica, como representante del
Congreso Nacional Africano, trabajé para ayudar a derrocar el
sistema de apartheid en Sudáfrica. Y fue derribado por el martillo
de la resistencia de los propios sudafricanos y el yunque de la
solidaridad internacional, la significativa solidaridad
internacional: boicoteando, no invirtiendo, imponiendo sanciones,
exigiéndolas, haciendo de Sudáfrica una palabra sucia en boca de
cualquier persona respetable, en cualquiera que apoyara el apartheid,
que pensara que el apartheid de Sudáfrica era algo bueno. Todavía
hemos logrado esto en Palestina y, sin embargo, el destino del pueblo
palestino es incluso peor que el destino del pueblo negro en
Sudáfrica.
David Cameron no es
diferente de todos los del primeros ministros británicos: todos han
apoyado al Estado sionista y se han negado a actuar contra sus
crímenes. La única cosa que puedo decir a favor de David Cameron,
es que fue el único líder político en Gran Bretaña, tanto del
gobierno como de la oposición, que describió Gaza como un campo
de concentración al aire libre. Los sionistas se enojaron mucho
por eso, pero él no se retracto, así que, al menos tuvo las agallas
de describir Gaza exactamente como lo que, obviamente, es para
cualquiera observador. Pero Cameron es partidario de la ideología
política sionista, como anteriormente fue un apologista del
apartheid de Sudáfrica. Así que eso no debería sorprendernos. Pero
todos los primeros ministros británicos, laboralistas y
conservadores, han suscrito los crímenes del estado sionista: han
vendido armas al estado sionista, se han comprometido en una
cooperación militar y de inteligencia con el estado sionista, e
incluso cuando ese estado sionista robó los pasaportes de los
ciudadanos británicos con el fin de para asesinar a un líder
palestino en Dubai, ordenamos la expulsión del jefe del Mossad en
Londres y cuando su avión llegó a Tel Aviv, el nuevo jefe del
Mossad subió a bordo, voló de regreso a Londres y continuó
ejerciendo su función aquí. Así que, Cameron no es ni mejor, ni
peor, es tan malo como todos los demás.
El apartheid de Sudáfrica
estaba condenado y todos sabían, que, finalmente, antes de que se
derrumbara, nadie tendría nada que ver con él, y no deberíamos
tener nada que ver con los partidarios israelíes del sionismo. Por
supuesto, tenemos que acoger a las personas en Israel que están con
nosotros, sean judíos o no, y muchos de los luchadores propalestinos
más valientes del mundo están en Israel. Los ves en la televisión
enfrentándose a las excavadoras, intentando detener la demolición
de casas o registrando pormenorizadamente delitos y llevándolos a
los tribunales... Sé del heroismo de muchas de estas personas. Pero
el partidario israelí del sionismo y el estado del apartheid está
más allá de toda limitación.
Los medios sociales han
transformado el panorama. Todo el mundo sabe que casi todos los
periódicos y casi todas las cadenas de televisión apoyan
absolutamente a Israel, absolutamente envueltos en el doble rasero a
los que me he referido anteriormente, tratan las vidas de los
israelíes y palestinos de manera totalmente diferente: los israelíes
son asesinados, los palestinos “mueren”, como por accidente o por
cualquier otro motivo que no sea que alguien los mató. Así, verás
rutinariamente en las noticias que los palestinos “mueren” en
Cisjordania, mientras que los israelís siempre son “asesinados”.
Para los medios internacionales la sangre de los israelíes es
siempre mucho más valiosa que la sangre de los palestinos. Estos
tres niños pequeños que fueron asesinados en la playa en Gaza
cuando jugaban al fútbol, por ejemplo, esta historia fue enterrada
casi tan rápidamente como los niños fueron enterrados, ese no
habría sido el caso si el zapato hubiera estado en el otro pie.
Entonces, ante la ausencia de una cobertura justa de este problema,
incluso una cobertura equilibrada, incluso un poco sesgada, en
ausencia de todo eso, la gente ha recurrido a las nuevas herramientas
de las que ahora disponen. Yo tengo 1 millón de seguidores en las
redes sociales. Estoy denunciando insistentemente, diariamente el
caso palestino y ese millón se engrosa cada vez que se comparte y
así sucesivamente. No soy, en absoluto, la única persona haciendo
esto. Durante la última guerra a gran escala en Gaza, en 2014,
reunimos a cientos de miles de personas solamente en Gran Bretaña,
casi en su totalidad en las redes sociales. La gente se informó
sobre las manifestaciones, dónde empezaban, por dónde transcurrían
y quiénes hablaban, casi en su totalidad a través de las redes
sociales.
Así que, por supuesto, los partidarios de Israel lo saben
y se reclutan, a veces incluso pagan –y no lo digo yo, ellos mismos
lo han admitido–, pagan a estudiantes israelíes y otros
estudiantes de todo el mundo para que sean, efectivamente, trolls. en
Twitter, por ejemplo, y en Facebook, mintiendo, enfangando,
etiquetando y difamando sin cesar a cualquiera que defienda al pueblo
palestino. Y a veces les funciona. Algunas personas son intimidadas
para que abandonen la plataforma o para que abandonen el tema. Pero
nosotros somos muchos y ellos son muy pocos, somos cientos de
millones y ellos muchos menos. El número de personas involucradas es
ahora diferente de cuando yo era joven. Por cierto, me involucré en
la cuestión palestina en 1975. A mediados de los 60 y mediados de
los 70, a casi todo el mundo le gustaba Israel, tenía una muy buena
imagen, era musical, era genial, había amor libre y alimento
compartido. Kibutz's, que decían ser ejemplos de vida y trabajo
cooperativos, etc. Israel tenía una reputación muy alta y muchos
seguidores, y decir, como lo hice en 1975, que uno era partidario de
la OLP, era algo muy controvertido. De hecho, podría mostrarle las
cicatrices de aquellos días. Pero ahora eso ha cambiado
completamente. Casi nadie ama ya a Israel. Por supuesto, no aquellos
judíos que están totalmente comprometidos con el sionismo, aunque
de ninguna manera todos los judíos, como dije, hay muchos judíos
religiosos y muchos judíos laicos e izquierdistas en contra, pero la
mayoría está a favor del sionismo, son ya las últimas personas que
realmente aman Israel. Incluso los cristianos evangélicos en los
Estados Unidos, que son decenas de millones y que son grandes
partidarios de Israel, no son partidarios de Israel porque amen a los
judíos, son grandes partidarios de Israel porque esperan que traiga
a Jesús de regreso y entonces todos los judíos serán obligados a
convertirse o ser asesinados. Así que, no aman a los judíos. Quien
piense que George Bush amaba a los judíos es que nunca visitó su
Club de Golf, donde no hay miembros judíos en absoluto, aunque sí
que hay sionistas, pero no hay judíos y no les gustan los judíos. A
veces incluso odian a los judíos. El mismo Sr. Balfour, de quien he
hablado, quería que todos los judíos de Inglaterra se fueran porque
no le gustaban los judíos, no porque él apoyara sus “derechos”
a ir y a vivir en Palestina, sino porque quería verlos marchar por
los puertos británicos. De tal modo que tenemos este extraño
fenómeno consistente en que las personas a quienes no les gustan los
judíos están con Israel, y las personas que aman a los judíos,
como yo, están en contra de Israel. Y nosotros somos los acusados de
ser antisemitas, lo que, por supuesto, es absolutamente ridículo,
risible. ¿Qué pasará? No tengo una bola de cristal, solía pensar
que podría llegar el día en que yo mismo caminaría en una
Palestina libre. Ahora ni siquiera puedo entrar en la Palestina
ocupada, ni en Cisjordania, ni en Gaza porque me está vetado por
Egipto e Israel cruzar las fronteras de la Palestina ocupada.
Francamente, ya no creo que viva para ver una Palestina libre, pero,
si dios quiere, tengo muchos hijos y son jóvenes, y estoy seguro de
que un día caminarán en una Palestina libre. Y si los ves,
simplemente diles que recuerdas a su viejo.
La Corte Penal
Internacional (CPI) no investigará los crímenes de Estados
Unidos en Afganistán, es decir su política de torturas a
prisioneros, los bombardeos de objetivos civiles, como bodas y
hospitales, así como la destrucción de infraestructuras. Todo ello
a pesar de que según la investigación preliminar de la propia CPI,
“había motivos para pensar que allá se han cometido crímenes de
guerra y contra la humanidad”.
La decisión de marcha
atrás adoptada por el tribunal de la ONU fue consecuencia de las
amenazas de la administración Trump, expresadas por el peligroso
demente consejero de seguridad nacional, John Bolton. En
septiembre Bolton advirtió contra el propósito afgano de la CPI,
diciendo que “Estados Unidos usará todos los medios necesarios
para proteger a nuestros ciudadanos y a los de nuestros aliados de la
injusta persecución de ese tribunal ilegítimo” y que el tribunal
no debe atreverse a investigar “a Israel u otros aliados de Estados
Unidos”. Bolton amenazó directa y personalmente a los jueces y
fiscales de la CPI con “impedir su entrada en Estados Unidos”,
“incautar sus fondos en el sistema financiero de Estados Unidos y
perseguirles judicialmente en el sistema penal de Estados Unidos”.
“No cooperaremos con la CPI, no la asistiremos, no nos sumaremos a
ella, la dejaremos morir por si sola porque todo lo que la CPI se
propone ya está muerto para nosotros”.
En marzo estas amenazas
se concretaron en la retirada del visado de entrada en Estados Unidos
a la fiscal jefe de la CPI, la gambiana Fatou Bensouda, quien
respondió discretamente diciendo que seguiría investigando el
asunto afgano “sin miedo”. El 12 de abril, una escueta nota de la
CPI, que tiene su sede en La Haya, informaba que se abandonaba la
investigación afgana “porque en este momento no serviría a los
intereses de la justicia”. Trump caracterizó ese anuncio como “una
gran victoria nacional”.
Uno de los veteranos de
la CPI, el juez alemán Christoph Flügge, ya dimitió en protesta
por las amenazas de Bolton y dos semanas después un grupo de
expresidentes y miembros de la CPI criticaron la rendición,
expresando su “decepción”, “frustración” y “exasperación”
por la situación. Ahí se acabó todo.
Justicia de vencedores
En un artículo publicado
el 10 de abril, el juez español Baltasar Garzón explicaba que “la
CPI es un órgano judicial independiente”. La simple realidad es
que no tiene nada que ver con ello. Como tantas otras buenas y nobles
ideas, la justicia sin fronteras representada por la CPI no solo no
ha sido independiente sino que, más allá de pequeños logros, ha
sido genuina expresión de la justicia de los vencedores.
Esa es una maldición que
persigue al concepto de justicia universal desde sus mismos inicios,
desde los juicios de la posguerra mundial de Nuremberg y Tokio, donde
las potencias ocupantes nombraron a jueces y fiscales y supeditaron
todo principio de independencia a sus intereses, en particular al de
utilizar los recursos humanos de los criminales vencidos en la “lucha
contra el comunismo”. Eso determinó desde la inmunidad del
emperador del Japón y otros criminales de guerra, hasta la
superficial desnazificación emprendida en Alemania.
El tribunal interaliado
de Nuremberg que se proponía juzgar a cinco mil personas, no juzgó
más que a 210. En diversos juicios, norteamericanos, británicos y
franceses condenaron a 5000 personas, de las que apenas 700 lo fueron
a la pena capital. Más del 90% de los miembros de las SS ni siquiera
llegaron a ser juzgados. Los nuevos conceptos acuñados como el de
“guerra de agresión” o “crímenes contra la humanidad” se
redujeron a las guerras y los crímenes de los perdedores.
“Solo una guerra
perdida es un crimen”, sentenció el juez indio Radhabinod Pal,
tras su experiencia en los procesos de Tokio.
La misma consideración
vale para el Tribunal penal para la antigua Yugoslavia creado por la
ONU en 1993 y que actuó como el brazo judicial de la OTAN,
reduciendo el drama yugoslavo a una “agresión serbia”, ignorando
enormidades como la expulsión de 200.000 serbios de Croacia, la
intervención extranjera y sin entrar en los crímenes de la OTAN
matando civiles, usando bombas de fragmentación, destruyendo
infraestructuras y medios de comunicación. ¿Cómo iba a ser de otro
modo, si, como explicó el infame portavoz de la OTAN, Jamie Shea,
“fueron los países de la OTAN quienes crearon el tribunal, lo
financiaron y sostuvieron diariamente”? La CPI siguió esa misma
estela.
Situación delicada,
papel inequívoco
Especialmente tras el fin
de la guerra fría, Estados Unidos disfrazó su nacionalismo de
protección de la mundialización y del internacionalismo. En ese
contexto, la justicia universal, la política de derechos humanos (no
confundir con los derechos del hombre y el ciudadano) y la ideología
de las guerras humanitarias contenida en la fórmula “responsabilidad
de proteger”, casaban muy bien con ese internacionalismo
imperialista al que tantas ONG´s se apuntaron. Al mismo tiempo,
Washington fue consciente de que un tribunal penal internacional con
jurisdicción universal podía suponer un peligro para sus propios
crímenes. Eso colocó a la CPI en una posición delicada desde sus
inicios. Estados Unidos e Israel (así como China, Cuba, Siria, Irak
y Yemen), votaron por distintos motivos contra la creación del
tribunal, que se instituyó en marzo de 2003. Previamente Washington
elaboró un arsenal legislativo la American Servicemembers Protection
Act que no solo excluye a su personal de cualquier investigación
sino que autoriza al Presidente a liberar usando la fuerza militar si
es necesario (“utilizar todos los medios necesarios”, dice), a
cualquier detenido en nombre de la CPI.
Financiada en un 75% por
países europeos y Canadá (Alemania un 20%), la CPI ignoró la
guerra de Irak desde el principio. Su fiscal jefe, Luis Moreno
Ocampo, un magistrado argentino con un papel ambiguo durante la
dictadura y grandes dotes de adaptación al poder establecido, dio
garantías de que nunca emprendería causas contra ciudadanos
americanos, tampoco hizo nada contra Israel tras las mortíferas
masacres de 2008 en Gaza. La CPI no existió en Libia más que para
criminalizar al bando perdedor, y, como explicaba Tor Krever en un
completo
informe publicado en 2014 “ha institucionalizado la impunidad”
y el doble rasero.
La simple realidad no es
solo que la CPI no es “independiente”, como dice Garzón, sino
que ha legitimado las intervenciones humanitarias y los cambios de
régimen, protegiendo a las potencias imperiales y siendo cómplice
de su belicismo, responsable de los peores crímenes y las mayores
mortandades en lo que llevamos de siglo.
"Mucho mejor". Estas
dos palabras las pronunció el presidente de la sala segunda del
Tribunal Supremo, Manuel Marchena, durante la sesión del juicio a
los presos políticos catalanes, este pasado martes.
Marchena se expresó de
esta manera en respuesta al abogado de Jordi Cuixart, Benet Salellas,
después de un pique entre los dos que acabó con el abogado diciendo
“No haré más preguntas” y Marchena respondiendo
“Mucho mejor”.
El coordinador de las
defensas de los presos de ERC, Joan Ignasi Elena, ha explicado en una
entrevista en RAC1 que esta respuesta es “un error procesal
muy grave en el juicio” y ha apuntado que “por una
frase similar se declaró nulo el caso de Arnaldo Otegi, porque
demuestra una falta de imparcialidad del juez”.
El señor Elena ha
abierto la puerta a que el Tribunal de Estrasburgo anule la
sentencia, como consecuencia de la reacción del presidente de la
sala segunda del Supremo.
De hecho, este abogado va
en la misma línea que ayer mismo ya apuntó el jurista Joan Queralt,
que recordó que “por algo similar, el TEDH -Tribunal Europeo
de Derechos Humanos- anuló la condena contra Otegi”.
DIFERENCIA DE TRATO
La discusión entre
Salellas y Marchena comenzó a causa de la percepción de los
abogados de Cuixart de una diferencia de trato con los testigos de la
acusación, como los policías o la secretaria judicial, que sí
pudieron explicar cómo se sentían.
Joan Ignasi Elena ha
declarado en la emisora que nota “un cambio de actitud, no
sorprendente, pero sí muy marcado respecto de los testigos de la
acusación”.
Según el coordinador de
las defensas “A los miembros de las fuerzas y cuerpos de
seguridad se les ha dejado decir cosas que a los testigos de las
defensas no se les permitió”.
Las amenazas y
sanciones generalizadas de Trump: de China a Irán pasando por
Venezuela.
A partir del 10 de mayo,
Mister Trump ha aumentado arbitrariamente los aranceles sobre los
productos chinos importados a Estados Unidos, por un valor de
unos 200 mil millones de dólares, del 10% al 25%. Es una acción sin
fundamento. Una medida que no tiene ningún sentido, ya que China
puede y va a tomar represalias, y lo hará de manera mucho más
contundente e impactante de lo que puedan ser las nuevas "sanciones"
decretadas arbitrariamente por Estados Unidos, porque dichos
aranceles no son más que eso, sanciones. Dejando a un lado la
ilegalidad de tal interferencia extranjera, no hay economista serio
en el mundo que esté a favor de los aranceles en el comercio
internacional entre "adultos", en ningún lugar y por
ninguna razón, y menos aún como castigo a un país. Lo único que
tales sanciones logran es alejar a un socio, que en este caso no es
un socio cualquiera: China es un socio comercial clave para los
Estados Unidos.
Si bien los nuevos
aranceles apenas perjudicarán al consumidor estadounidense y los
intermediarios e importadores de productos chinos, que compiten entre
sí dentro de EE.UU, tienen enormes márgenes de ganancias, sin
embargo, el conjunto de la economía de Estados Unidos sufrirá,
especialmente por la respuesta china.
Un niño mimado, eso es
Trump. No se sale con la suya y se enrabieta sin saber muy bien lo
que está haciendo, y menos aún lo que cabe esperar a cambio. Trump
no sólo ha alcanzado un nivel de incompetencia e ignorancia que da
miedo, sino que, además, se ha rodeado de personas ineptas y
absurdas, como Pence, Bolton y Pompeo que, al parecer, no tienen más
cometido que el de recorrer el mundo enloquecidos, repartiendo
amenazas a diestro y siniestro y gastando miles de millones en mover
portaaviones para asegurarse de que la población mundial tema a los
grandes Estados Unidos de América.
Pero, volvamos al
comercio con China. Ésta tiene, por lo menos, un millón de maneras
de responder. China puede devaluar su moneda con respecto al dólar,
o puede deshacerse de parte de sus casi 3 billones de dólares de
reservas en el mercado monetario. Hagamos una simple conjetura
acerca de lo que eso supondría para la hegemonía del dólar, que ya
está en una situación desesperada, con cada vez más países
alejándose del uso de dicha moneda en el comercio internacional.
Hipotéticamente, China
podría dejar de exportar toda la basura que Walmart vende y los
consumidores estadounidenses adoran adquirir de tanto en tanto. O
podría dejar de fabricar iPhones para el mercado estadounidense.
¿Imagináis el trastorno que ello provocaría en los Estados Unidos?
O, por supuesto, podría imponer aranceles elevados a las
importaciones de Estados Unidos, o detener por completo las
importaciones de Estados Unidos. China, que forma parte de la
Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en realidad cofundadora, tiene muchas alternativas para cubrir su demanda. No hay
necesidad de depender del oeste.
No lo olvidemos, la OCS,
que también cuenta con miembros como Rusia, India, Pakistán, la
mayor parte de Asia Central e Irán, a punto de convertirse en
miembro de pleno derecho, cubre aproximadamente la mitad de la
población mundial y un tercio de la producción económica mundial,
o PIB. No hay necesidad de mirar hacia el oeste para "sobrevivir",
esos tiempos ya pasaron.
Pero lo más importante,
en mi opinión, es que todo esto es la desesperada agitación de una
bestia moribunda, en este caso, de un imperio moribundo.
Tenemos a Estados Unidos
y Venezuela: amenazas tras amenazas, tras amenazas. Maduro debe irse
o habrá más sanciones. De hecho, según un estudio realizado por el
Centro para la Investigación de Políticas Económicas (CEPR), estas
terribles sanciones totalmente ilegales, o el bloqueo de
importaciones, la mayoría de las cuales ya han sido pagados por
Venezuela, han matado a unas 40,000 personas en ese país. Claro está
que a Washington no le importa la legalidad y el asesinato, algo
también típico de un poder que se está desvaneciendo, sin respeto
por la ley y el orden, sin respeto por los derechos y las vidas
humanas. Solo hay que ver qué tipo de psicópatas están a cargo de
las tareas de "Ministro de Relaciones Exteriores" y de
"Asesor de Seguridad Nacional" o de Vicepresidente, todos
están enfermos, muy enfermos, y todos son muy peligrosos.
Bien. El "cambio de
régimen" en Venezuela no funcionó, hasta ahora. Pompeo ha sido
claramente despedido por el Sr. Lavrov durante su reciente reunión
en Helsinki, y China está en la misma línea de apoyo al gobierno de
Nicolas Maduro.
Siguiente: Iran. Atacar a
Irán ha sido el sueño de Bolton desde la invasión de Irak mediante
la "Operación Conmoción y Pavor" de EE. UU. Bolton y
Pompeo son del mismo tipo repugnante: quieren guerras, conflictos o,
si no consiguen guerras, quieren sembrar el miedo, disfrutan
asustando a la gente. Quieren sufrimiento. Dado que no tuvieron éxito
con Venezuela –al menos hasta ahora–, lo intentarán con Irán.
Pompeo: "Irán ha hecho cosas irregulares", sin especificar
qué “cosas irregulares”, por lo que Irán debe ser castigado con
más sanciones aún. Para lo cual, cualquier “argumento” es
bueno.
Todo el mundo lo sabe,
incluida la Comisión de Energía Económica de las Naciones Unidas
con sede en Viena, que ha reconocido innumerables veces que Irán se
ha adherido y cumple plenamente las condiciones del Acuerdo Nuclear,
acuerdo que Estados Unidos abandonó unilateralmente hace un año a
petición del gran amigo de Trump, Bibi Netanyahu, cosa que,
evidentemente, tampoco es ningún secreto. Respondiendo a sus propios
intereses comerciales, los vasallos de la Unión Europea pueden en
realidad recurrir, no a la ética política, sino al puro y duro
interés propio, alegando el respeto al Plan de Acción Integral
Conjunto (JCPOA) o al Acuerdo Nuclear. China y Rusia ya están
aferradas al Acuerdo, y no están impresionadas por las amenazas de
Washington. Así pues, poco pueden hacer Trump y sus secuaces, aparte
del ruido de sable.
Por lo tanto, el infame
trío formado por Pence-Pompeo-Bolton ha tenido que inventarse otra
advertencia: Si Irán o cualquier aliado suyo atacará a un aliado de
los EE.UU., Irán sería devastado. De hecho, consideran a los
hutíes, –que luchan en Yemen por su supervivencia contra EE.UU.,
Reino Unido, Francia y la OTAN, que apoyan a los saudíes– como
representantes de Irán. Luego Estados Unidos ya podría comenzar a
bombardear Irán hoy mismo. ¿Por qué no lo hacen?
Quizás teman que Irán
pueda bloquear el Estrecho de Ormuz, por el cual ha de navegar el 60%
de las importaciones de petróleo de EE. UU. Lo cuál supondría un
tremendo desastre, no sólo para Estados Unidos, sino también para
el resto del mundo. Los precios del petróleo podrían dispararse.
¿Querría Washington arriesgarse en una guerra por su
irracionalidad? Tal vez Mister Cretino Trump podría, pero dudo que
quienes manejan los hilos en la sombra del estado profundo lo
hicieran, saben lo que está en juego para ellos y para el mundo.
Pero dejarán que Trump siga con sus juegos por un tiempo.
Mover el portaaviones USS
Abraham Lincoln cargado con aviones de guerra, cerca de las aguas
iraníes, sólo para urdir una amenaza cuesta cientos de millones o
billones. Un alarde. Bolton y Pompeo entretendrán su sadismo,
disfrutando de ver gente asustada. El costo de la guerra no importa,
solo es más deuda, y como sabemos, los Estados Unidos nunca, pero
nunca pagan su deuda.
La siguiente, o
simultáneamente, es China. La guerra comercial con China, que
comenzó el año pasado, tuvo un respiro propiciado por las recientes
negociaciones conjuntas y, de repente, los Trumpianos se están
desviando nuevamente. Deben aplastar a China, queriendo aparentar
superioridad. ¿Pero por qué? El mundo sabe que EE.UU. ya no será
egemónico por mucho tiempo, no lo ha sido durante los últimos dos
años, cuando China superó a EE.UU. en fortaleza económica, medida
por PPA (paridad de poder de compra), que es la única paridad o tipo
de cambio que tiene algún significado real.
¡Adivina qué! Todos
estos tres casos tienen un denominador común: el dólar como
instrumento principal para la hegemonía mundial. Ya hace algunos
años que Venezuela e Irán dejaron de utilizar el dólar para el
comercio de sus hidrocarburos y otros intercambios internacionales.
También lo hicieron China y Rusia. La moneda fuerte de China, el
Yuan, se está apoderando rápidamente de la posición de reserva del
dólar estadounidense en el mundo. Se supone que sancionar a China
con disparatados aranceles debilitará al Yuan, pero no lo hará.
Estos tres países,
China, Irán y Venezuela están amenazando la hegemonía mundial del
dólar estadounidense, y sin ella la economía estadounidense está
literalmente muerta. El dólar se asienta en el aire y el fraude. El
sistema basado en el dólar utilizado en todo el mundo no es más que
un enorme y monstruoso esquema Ponzi que un día caerá hecho añicos.
Eso es lo que está en
juego. El nuevo miembro de la Junta de la FED, Herman Cain, por
ejemplo, apuesta por un nuevo estándar de oro. Pero ninguna de estas
medidas, tomadas como último recurso por EE.UU., funcionará: ni un
nuevo estándar de oro, ni una guerra comercial y arancelaria, ni
amenazas de guerras, destrucción y "cambios de régimen".
Las naciones de todo el mundo saben lo que está pasando, saben que
Estados Unidos está en su último suspiro, aunque no se atrevan a
decirlo, lo saben y desean que continúe la caída. El mundo está
esperando la gran fiesta del baile en las calles, cuando el imperio
por fin desaparezca o se vuelva completamente irrelevante.