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Clearing House – 16/05/2019
Traducción del inglés:
Arrezafe
Las amenazas y
sanciones generalizadas de Trump: de China a Irán pasando por
Venezuela.
A partir del 10 de mayo,
Mister Trump ha aumentado arbitrariamente los aranceles sobre los
productos chinos importados a Estados Unidos, por un valor de
unos 200 mil millones de dólares, del 10% al 25%. Es una acción sin
fundamento. Una medida que no tiene ningún sentido, ya que China
puede y va a tomar represalias, y lo hará de manera mucho más
contundente e impactante de lo que puedan ser las nuevas "sanciones"
decretadas arbitrariamente por Estados Unidos, porque dichos
aranceles no son más que eso, sanciones. Dejando a un lado la
ilegalidad de tal interferencia extranjera, no hay economista serio
en el mundo que esté a favor de los aranceles en el comercio
internacional entre "adultos", en ningún lugar y por
ninguna razón, y menos aún como castigo a un país. Lo único que
tales sanciones logran es alejar a un socio, que en este caso no es
un socio cualquiera: China es un socio comercial clave para los
Estados Unidos.
Si bien los nuevos
aranceles apenas perjudicarán al consumidor estadounidense y los
intermediarios e importadores de productos chinos, que compiten entre
sí dentro de EE.UU, tienen enormes márgenes de ganancias, sin
embargo, el conjunto de la economía de Estados Unidos sufrirá,
especialmente por la respuesta china.
Un niño mimado, eso es
Trump. No se sale con la suya y se enrabieta sin saber muy bien lo
que está haciendo, y menos aún lo que cabe esperar a cambio. Trump
no sólo ha alcanzado un nivel de incompetencia e ignorancia que da
miedo, sino que, además, se ha rodeado de personas ineptas y
absurdas, como Pence, Bolton y Pompeo que, al parecer, no tienen más
cometido que el de recorrer el mundo enloquecidos, repartiendo
amenazas a diestro y siniestro y gastando miles de millones en mover
portaaviones para asegurarse de que la población mundial tema a los
grandes Estados Unidos de América.
Pero, volvamos al
comercio con China. Ésta tiene, por lo menos, un millón de maneras
de responder. China puede devaluar su moneda con respecto al dólar,
o puede deshacerse de parte de sus casi 3 billones de dólares de
reservas en el mercado monetario. Hagamos una simple conjetura
acerca de lo que eso supondría para la hegemonía del dólar, que ya
está en una situación desesperada, con cada vez más países
alejándose del uso de dicha moneda en el comercio internacional.
Hipotéticamente, China
podría dejar de exportar toda la basura que Walmart vende y los
consumidores estadounidenses adoran adquirir de tanto en tanto. O
podría dejar de fabricar iPhones para el mercado estadounidense.
¿Imagináis el trastorno que ello provocaría en los Estados Unidos?
O, por supuesto, podría imponer aranceles elevados a las
importaciones de Estados Unidos, o detener por completo las
importaciones de Estados Unidos. China, que forma parte de la
Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en realidad cofundadora, tiene muchas alternativas para cubrir su demanda. No hay
necesidad de depender del oeste.
No lo olvidemos, la OCS,
que también cuenta con miembros como Rusia, India, Pakistán, la
mayor parte de Asia Central e Irán, a punto de convertirse en
miembro de pleno derecho, cubre aproximadamente la mitad de la
población mundial y un tercio de la producción económica mundial,
o PIB. No hay necesidad de mirar hacia el oeste para "sobrevivir",
esos tiempos ya pasaron.
Pero lo más importante,
en mi opinión, es que todo esto es la desesperada agitación de una
bestia moribunda, en este caso, de un imperio moribundo.
Tenemos a Estados Unidos
y Venezuela: amenazas tras amenazas, tras amenazas. Maduro debe irse
o habrá más sanciones. De hecho, según un estudio realizado por el
Centro para la Investigación de Políticas Económicas (CEPR), estas
terribles sanciones totalmente ilegales, o el bloqueo de
importaciones, la mayoría de las cuales ya han sido pagados por
Venezuela, han matado a unas 40,000 personas en ese país. Claro está
que a Washington no le importa la legalidad y el asesinato, algo
también típico de un poder que se está desvaneciendo, sin respeto
por la ley y el orden, sin respeto por los derechos y las vidas
humanas. Solo hay que ver qué tipo de psicópatas están a cargo de
las tareas de "Ministro de Relaciones Exteriores" y de
"Asesor de Seguridad Nacional" o de Vicepresidente, todos
están enfermos, muy enfermos, y todos son muy peligrosos.
Bien. El "cambio de
régimen" en Venezuela no funcionó, hasta ahora. Pompeo ha sido
claramente despedido por el Sr. Lavrov durante su reciente reunión
en Helsinki, y China está en la misma línea de apoyo al gobierno de
Nicolas Maduro.
Siguiente: Iran. Atacar a
Irán ha sido el sueño de Bolton desde la invasión de Irak mediante
la "Operación Conmoción y Pavor" de EE. UU. Bolton y
Pompeo son del mismo tipo repugnante: quieren guerras, conflictos o,
si no consiguen guerras, quieren sembrar el miedo, disfrutan
asustando a la gente. Quieren sufrimiento. Dado que no tuvieron éxito
con Venezuela –al menos hasta ahora–, lo intentarán con Irán.
Pompeo: "Irán ha hecho cosas irregulares", sin especificar
qué “cosas irregulares”, por lo que Irán debe ser castigado con
más sanciones aún. Para lo cual, cualquier “argumento” es
bueno.
Todo el mundo lo sabe,
incluida la Comisión de Energía Económica de las Naciones Unidas
con sede en Viena, que ha reconocido innumerables veces que Irán se
ha adherido y cumple plenamente las condiciones del Acuerdo Nuclear,
acuerdo que Estados Unidos abandonó unilateralmente hace un año a
petición del gran amigo de Trump, Bibi Netanyahu, cosa que,
evidentemente, tampoco es ningún secreto. Respondiendo a sus propios
intereses comerciales, los vasallos de la Unión Europea pueden en
realidad recurrir, no a la ética política, sino al puro y duro
interés propio, alegando el respeto al Plan de Acción Integral
Conjunto (JCPOA) o al Acuerdo Nuclear. China y Rusia ya están
aferradas al Acuerdo, y no están impresionadas por las amenazas de
Washington. Así pues, poco pueden hacer Trump y sus secuaces, aparte
del ruido de sable.
Por lo tanto, el infame
trío formado por Pence-Pompeo-Bolton ha tenido que inventarse otra
advertencia: Si Irán o cualquier aliado suyo atacará a un aliado de
los EE.UU., Irán sería devastado. De hecho, consideran a los
hutíes, –que luchan en Yemen por su supervivencia contra EE.UU.,
Reino Unido, Francia y la OTAN, que apoyan a los saudíes– como
representantes de Irán. Luego Estados Unidos ya podría comenzar a
bombardear Irán hoy mismo. ¿Por qué no lo hacen?
Quizás teman que Irán
pueda bloquear el Estrecho de Ormuz, por el cual ha de navegar el 60%
de las importaciones de petróleo de EE. UU. Lo cuál supondría un
tremendo desastre, no sólo para Estados Unidos, sino también para
el resto del mundo. Los precios del petróleo podrían dispararse.
¿Querría Washington arriesgarse en una guerra por su
irracionalidad? Tal vez Mister Cretino Trump podría, pero dudo que
quienes manejan los hilos en la sombra del estado profundo lo
hicieran, saben lo que está en juego para ellos y para el mundo.
Pero dejarán que Trump siga con sus juegos por un tiempo.
Mover el portaaviones USS
Abraham Lincoln cargado con aviones de guerra, cerca de las aguas
iraníes, sólo para urdir una amenaza cuesta cientos de millones o
billones. Un alarde. Bolton y Pompeo entretendrán su sadismo,
disfrutando de ver gente asustada. El costo de la guerra no importa,
solo es más deuda, y como sabemos, los Estados Unidos nunca, pero
nunca pagan su deuda.
La siguiente, o
simultáneamente, es China. La guerra comercial con China, que
comenzó el año pasado, tuvo un respiro propiciado por las recientes
negociaciones conjuntas y, de repente, los Trumpianos se están
desviando nuevamente. Deben aplastar a China, queriendo aparentar
superioridad. ¿Pero por qué? El mundo sabe que EE.UU. ya no será
egemónico por mucho tiempo, no lo ha sido durante los últimos dos
años, cuando China superó a EE.UU. en fortaleza económica, medida
por PPA (paridad de poder de compra), que es la única paridad o tipo
de cambio que tiene algún significado real.
¡Adivina qué! Todos
estos tres casos tienen un denominador común: el dólar como
instrumento principal para la hegemonía mundial. Ya hace algunos
años que Venezuela e Irán dejaron de utilizar el dólar para el
comercio de sus hidrocarburos y otros intercambios internacionales.
También lo hicieron China y Rusia. La moneda fuerte de China, el
Yuan, se está apoderando rápidamente de la posición de reserva del
dólar estadounidense en el mundo. Se supone que sancionar a China
con disparatados aranceles debilitará al Yuan, pero no lo hará.
Estos tres países,
China, Irán y Venezuela están amenazando la hegemonía mundial del
dólar estadounidense, y sin ella la economía estadounidense está
literalmente muerta. El dólar se asienta en el aire y el fraude. El
sistema basado en el dólar utilizado en todo el mundo no es más que
un enorme y monstruoso esquema Ponzi que un día caerá hecho añicos.
Eso es lo que está en
juego. El nuevo miembro de la Junta de la FED, Herman Cain, por
ejemplo, apuesta por un nuevo estándar de oro. Pero ninguna de estas
medidas, tomadas como último recurso por EE.UU., funcionará: ni un
nuevo estándar de oro, ni una guerra comercial y arancelaria, ni
amenazas de guerras, destrucción y "cambios de régimen".
Las naciones de todo el mundo saben lo que está pasando, saben que
Estados Unidos está en su último suspiro, aunque no se atrevan a
decirlo, lo saben y desean que continúe la caída. El mundo está
esperando la gran fiesta del baile en las calles, cuando el imperio
por fin desaparezca o se vuelva completamente irrelevante.
Pues que no tarde mucho...
ResponderEliminarEstoy bastante de acuerdo con el post. Pero mira lo que te digo Loam, que yo creo que los USA se están preparando para el hostión. Están haciendo planes de decrecimiento y desescalando su economía. Para ello es imprescindible hacer el mundo más pequeño. Estoy preparando un post sobre el tema pero todavía no lo tengo perfilado.
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