17 mayo, 2019

Una crónica anunciada del caos desorganizado —— Peter Koenig




Traducción del inglés: Arrezafe

Las amenazas y sanciones generalizadas de Trump: de China a Irán pasando por Venezuela.

A partir del 10 de mayo, Mister Trump ha aumentado arbitrariamente los aranceles sobre los productos chinos importados a Estados Unidos, por un valor de unos 200 mil millones de dólares, del 10% al 25%. Es una acción sin fundamento. Una medida que no tiene ningún sentido, ya que China puede y va a tomar represalias, y lo hará de manera mucho más contundente e impactante de lo que puedan ser las nuevas "sanciones" decretadas arbitrariamente por Estados Unidos, porque dichos aranceles no son más que eso, sanciones. Dejando a un lado la ilegalidad de tal interferencia extranjera, no hay economista serio en el mundo que esté a favor de los aranceles en el comercio internacional entre "adultos", en ningún lugar y por ninguna razón, y menos aún como castigo a un país. Lo único que tales sanciones logran es alejar a un socio, que en este caso no es un socio cualquiera: China es un socio comercial clave para los Estados Unidos.

Si bien los nuevos aranceles apenas perjudicarán al consumidor estadounidense y los intermediarios e importadores de productos chinos, que compiten entre sí dentro de EE.UU, tienen enormes márgenes de ganancias, sin embargo, el conjunto de la economía de Estados Unidos sufrirá, especialmente por la respuesta china.

Un niño mimado, eso es Trump. No se sale con la suya y se enrabieta sin saber muy bien lo que está haciendo, y menos aún lo que cabe esperar a cambio. Trump no sólo ha alcanzado un nivel de incompetencia e ignorancia que da miedo, sino que, además, se ha rodeado de personas ineptas y absurdas, como Pence, Bolton y Pompeo que, al parecer, no tienen más cometido que el de recorrer el mundo enloquecidos, repartiendo amenazas a diestro y siniestro y gastando miles de millones en mover portaaviones para asegurarse de que la población mundial tema a los grandes Estados Unidos de América.

Pero, volvamos al comercio con China. Ésta tiene, por lo menos, un millón de maneras de responder. China puede devaluar su moneda con respecto al dólar, o puede deshacerse de parte de sus casi 3 billones de dólares de reservas en el mercado monetario. Hagamos una simple conjetura acerca de lo que eso supondría para la hegemonía del dólar, que ya está en una situación desesperada, con cada vez más países alejándose del uso de dicha moneda en el comercio internacional.

Hipotéticamente, China podría dejar de exportar toda la basura que Walmart vende y los consumidores estadounidenses adoran adquirir de tanto en tanto. O podría dejar de fabricar iPhones para el mercado estadounidense. ¿Imagináis el trastorno que ello provocaría en los Estados Unidos? O, por supuesto, podría imponer aranceles elevados a las importaciones de Estados Unidos, o detener por completo las importaciones de Estados Unidos. China, que forma parte de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en realidad cofundadora, tiene muchas alternativas para cubrir su demanda. No hay necesidad de depender del oeste.

No lo olvidemos, la OCS, que también cuenta con miembros como Rusia, India, Pakistán, la mayor parte de Asia Central e Irán, a punto de convertirse en miembro de pleno derecho, cubre aproximadamente la mitad de la población mundial y un tercio de la producción económica mundial, o PIB. No hay necesidad de mirar hacia el oeste para "sobrevivir", esos tiempos ya pasaron.

Pero lo más importante, en mi opinión, es que todo esto es la desesperada agitación de una bestia moribunda, en este caso, de un imperio moribundo.

Tenemos a Estados Unidos y Venezuela: amenazas tras amenazas, tras amenazas. Maduro debe irse o habrá más sanciones. De hecho, según un estudio realizado por el Centro para la Investigación de Políticas Económicas (CEPR), estas terribles sanciones totalmente ilegales, o el bloqueo de importaciones, la mayoría de las cuales ya han sido pagados por Venezuela, han matado a unas 40,000 personas en ese país. Claro está que a Washington no le importa la legalidad y el asesinato, algo también típico de un poder que se está desvaneciendo, sin respeto por la ley y el orden, sin respeto por los derechos y las vidas humanas. Solo hay que ver qué tipo de psicópatas están a cargo de las tareas de "Ministro de Relaciones Exteriores" y de "Asesor de Seguridad Nacional" o de Vicepresidente, todos están enfermos, muy enfermos, y todos son muy peligrosos.

Bien. El "cambio de régimen" en Venezuela no funcionó, hasta ahora. Pompeo ha sido claramente despedido por el Sr. Lavrov durante su reciente reunión en Helsinki, y China está en la misma línea de apoyo al gobierno de Nicolas Maduro.

Siguiente: Iran. Atacar a Irán ha sido el sueño de Bolton desde la invasión de Irak mediante la "Operación Conmoción y Pavor" de EE. UU. Bolton y Pompeo son del mismo tipo repugnante: quieren guerras, conflictos o, si no consiguen guerras, quieren sembrar el miedo, disfrutan asustando a la gente. Quieren sufrimiento. Dado que no tuvieron éxito con Venezuela –al menos hasta ahora–, lo intentarán con Irán. Pompeo: "Irán ha hecho cosas irregulares", sin especificar qué “cosas irregulares”, por lo que Irán debe ser castigado con más sanciones aún. Para lo cual, cualquier “argumento” es bueno.

Todo el mundo lo sabe, incluida la Comisión de Energía Económica de las Naciones Unidas con sede en Viena, que ha reconocido innumerables veces que Irán se ha adherido y cumple plenamente las condiciones del Acuerdo Nuclear, acuerdo que Estados Unidos abandonó unilateralmente hace un año a petición del gran amigo de Trump, Bibi Netanyahu, cosa que, evidentemente, tampoco es ningún secreto. Respondiendo a sus propios intereses comerciales, los vasallos de la Unión Europea pueden en realidad recurrir, no a la ética política, sino al puro y duro interés propio, alegando el respeto al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) o al Acuerdo Nuclear. China y Rusia ya están aferradas al Acuerdo, y no están impresionadas por las amenazas de Washington. Así pues, poco pueden hacer Trump y sus secuaces, aparte del ruido de sable.

Por lo tanto, el infame trío formado por Pence-Pompeo-Bolton ha tenido que inventarse otra advertencia: Si Irán o cualquier aliado suyo atacará a un aliado de los EE.UU., Irán sería devastado. De hecho, consideran a los hutíes, –que luchan en Yemen por su supervivencia contra EE.UU., Reino Unido, Francia y la OTAN, que apoyan a los saudíes– como representantes de Irán. Luego Estados Unidos ya podría comenzar a bombardear Irán hoy mismo. ¿Por qué no lo hacen?

Quizás teman que Irán pueda bloquear el Estrecho de Ormuz, por el cual ha de navegar el 60% de las importaciones de petróleo de EE. UU. Lo cuál supondría un tremendo desastre, no sólo para Estados Unidos, sino también para el resto del mundo. Los precios del petróleo podrían dispararse. ¿Querría Washington arriesgarse en una guerra por su irracionalidad? Tal vez Mister Cretino Trump podría, pero dudo que quienes manejan los hilos en la sombra del estado profundo lo hicieran, saben lo que está en juego para ellos y para el mundo. Pero dejarán que Trump siga con sus juegos por un tiempo.

Mover el portaaviones USS Abraham Lincoln cargado con aviones de guerra, cerca de las aguas iraníes, sólo para urdir una amenaza cuesta cientos de millones o billones. Un alarde. Bolton y Pompeo entretendrán su sadismo, disfrutando de ver gente asustada. El costo de la guerra no importa, solo es más deuda, y como sabemos, los Estados Unidos nunca, pero nunca pagan su deuda.

La siguiente, o simultáneamente, es China. La guerra comercial con China, que comenzó el año pasado, tuvo un respiro propiciado por las recientes negociaciones conjuntas y, de repente, los Trumpianos se están desviando nuevamente. Deben aplastar a China, queriendo aparentar superioridad. ¿Pero por qué? El mundo sabe que EE.UU. ya no será egemónico por mucho tiempo, no lo ha sido durante los últimos dos años, cuando China superó a EE.UU. en fortaleza económica, medida por PPA (paridad de poder de compra), que es la única paridad o tipo de cambio que tiene algún significado real.

¡Adivina qué! Todos estos tres casos tienen un denominador común: el dólar como instrumento principal para la hegemonía mundial. Ya hace algunos años que Venezuela e Irán dejaron de utilizar el dólar para el comercio de sus hidrocarburos y otros intercambios internacionales. También lo hicieron China y Rusia. La moneda fuerte de China, el Yuan, se está apoderando rápidamente de la posición de reserva del dólar estadounidense en el mundo. Se supone que sancionar a China con disparatados aranceles debilitará al Yuan, pero no lo hará.

Estos tres países, China, Irán y Venezuela están amenazando la hegemonía mundial del dólar estadounidense, y sin ella la economía estadounidense está literalmente muerta. El dólar se asienta en el aire y el fraude. El sistema basado en el dólar utilizado en todo el mundo no es más que un enorme y monstruoso esquema Ponzi que un día caerá hecho añicos.

Eso es lo que está en juego. El nuevo miembro de la Junta de la FED, Herman Cain, por ejemplo, apuesta por un nuevo estándar de oro. Pero ninguna de estas medidas, tomadas como último recurso por EE.UU., funcionará: ni un nuevo estándar de oro, ni una guerra comercial y arancelaria, ni amenazas de guerras, destrucción y "cambios de régimen". Las naciones de todo el mundo saben lo que está pasando, saben que Estados Unidos está en su último suspiro, aunque no se atrevan a decirlo, lo saben y desean que continúe la caída. El mundo está esperando la gran fiesta del baile en las calles, cuando el imperio por fin desaparezca o se vuelva completamente irrelevante.

2 comentarios:

  1. Estoy bastante de acuerdo con el post. Pero mira lo que te digo Loam, que yo creo que los USA se están preparando para el hostión. Están haciendo planes de decrecimiento y desescalando su economía. Para ello es imprescindible hacer el mundo más pequeño. Estoy preparando un post sobre el tema pero todavía no lo tengo perfilado.

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