03 junio, 2019

Lavado de cerebro en acción: Pence ensalza la virtud de la guerra — Finian Cunningham



Donald Trump                         John Bolton

Traducción del inglés: Arrezafe

En un discurso dirigido a los jóvenes militares graduados  de West Point, el vicepresidente de los EE. UU., Mike Pence, les dijo que algún día combatirán por Estados Unidos. "Es una certeza potencial", dijo Pence inflamado de orgullo mientras hablaba, en lugar de lamentarse.

Bueno, al menos en este punto él está siendo sincero. Estados Unidos es una nación belicista, no hay duda al respecto. Como la historia lo atestigua, de los 243 años desde su formación como estado moderno, los Estados Unidos han estado en guerra cada década de su existencia, a veces en múltiples y simultáneas guerras.

O dicho de otra manera, más del 95% de su existencia histórica, Estados Unidos ha estado involucrado en librar guerras, a veces de forma encubierta o por delegación financiada. Sólo desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos han estado involucrados en hasta 60 guerras o conflictos encubiertos, causando una cifra de muertos civiles estimada en 20 millones. Podría decirse que no hay otra nación, pasada o presente, con tan beligerante registro.

De modo que, sí, Pence estaba en lo cierto cuando dijo a los graduados de la elitista academia militar de los Estados Unidos: "Es una certeza potencial que estaréis en un campo de batalla luchando por Estados Unidos".


Irónicamente, el vicepresidente, como el presidente Trump y el asesor de seguridad nacional, el halcón John Bolton, nunca han desempeñado tarea alguna en el ejército. Sin embargo, Pence sostuvo, como un general de cuatro estrellas en su sillón de mando, la necesidad de que las jóvenes tropas estadounidenses luchen en un "mundo peligroso".

"Sé que cuando llegue ese día haréis rugir las armas", les exhortó Pence, cuya única experiencia con las mismas proviene sin duda de ver repetidamente viejas películas bélicas de Hollywood.

El mundo entero es un potencial campo de batalla, según Pence (no solo según Pence, sino según casi todos los políticos estadounidenses). Pence señaló que, las tropas de EE.UU. se enfrentarán en un futuro conflicto con China o Corea del Norte. También dijo que podrían ser desplegados en Afganistán e Irak, donde las fuerzas estadounidenses han estado involucradas durante casi dos décadas.

Siniestramente, advirtió a la nueva cohorte de subtenientes de West Point que algún día podrían ser enviados a una guerra en "este hemisferio". Dado el respaldo de la administración de Trump a un posible golpe de estado en Venezuela y sus amenazas de intervención militar, Pence aludió una probable guerra en ciernes con ese país sudamericano, que, por cierto, resulta que posee las reservas de petróleo más grandes del planeta.

El exultante júbilo de Pence ante futuras guerras llega en un momento de intensificación de las amenazas militares de Estados Unidos a Irán. La administración Trump ha enviado un grupo naval de ataque al Golfo Pérsico, así como nuevas baterías de misiles, bombarderos B-52 con capacidad nuclear y más escuadrones de aviones de combate F-16. La semana pasada, Trump ordenó también que 1.500 soldados se sumaran a los 70.000 allí estacionados, todo con el ostentoso propósito de "contrarrestar la agresión iraní".

El contexto global del despliegue militar estadounidense, como Pence reconoce sanguinariamente, contradice los motivos dados por Washington, que alega enfrentarse a una supuesta "agresión iraní". Lo que está sucediendo en el Golfo Pérsico es solo una secuencia de toda una serie global del implacable militarismo estadounidense. Se estima que EE.UU. tiene 800 bases militares en todo el planeta, con sus fuerzas armadas desplegadas en al menos 70 países. La idea de que esta configuración imperialista se debe a que Estados Unidos es "el líder del mundo libre" es, como todo el mundo sabe, una esperpéntica coartada propagandística.

El poder militar estadounidense se utiliza para expandir y proteger los intereses corporativos capitalistas de Estados Unidos. Las tropas estadounidenses se nutren para el enriquecimiento de las corporaciones, como el exgeneral de los Marines Smedley Butler denunció claramente en 1930, en su ya clásico escrito "La guerra es un timo [o fraude]".

Cuando el "aguerrido" Pence auguró: "Es una certeza potencial que estaréis en el campo de batalla por Estados Unidos", lo que realmente quería decir era... "por el capitalismo estadounidense".

Los soldados estadounidenses son enviados a la guerra, no para defender la seguridad nacional de los Estados Unidos o para "promover la democracia", como proclama el mito. Se envían a tierras extranjeras a matar, morir o ser mutilados con el único y sórdido propósito de enriquecer a la élite financiera, ejecutivos corporativos o accionistas, ricos que envían a sus 'no alistados' retoños a colegios privados de lujo, como Pence y Trump.

La clase dominante estadounidense se perpetúa enviando una y otra vez a la guerra a los obreros de la clase trabajadora con el único fin de enriquecer a una insaciable élite capitalista.

El obstinado belicismo que sustenta al capitalismo estadounidense se constata en el discurso de Pence a los graduados de West Point. Despojado de la retórica piadosa, Pence dice las cosas como son: el método estadounidense es la guerra, la guerra y más guerra en todo el planeta para obtener lo que las corporaciones necesitan para enriquecer aún más a la clase oligárquica.

Incluso cuando EE.UU. está supuestamente involucrado en la "diplomacia", siempre está listo para ejercer "todas las opciones" militares a fin de continuar su infernal camino.

Refiriéndose a las tropas estadounidenses, Pence dijo que, algún día irán a la península de Corea porque, afirmó, Corea del Norte es "una amenaza para la paz". Un país en el que el ejército estadounidense mató a tres millones de personas durante la Guerra de Corea de 1950-53. Y advirtió que podría haber otra guerra contra Corea del Norte o China. En parte porque China, dijo, estaba "desafiando al poder estadounidense". ¿Es esa una causa aceptable para la guerra?

Es muy sorprendente que el vicepresidente estadounidense esté imaginando una guerra con dos países con los que, actualmente, su administración está supuestamente inmersa en negociaciones diplomáticas. El gobierno de Trump está tratando de convencer a Corea del Norte de que abandone sus armas nucleares, mientras que también busca importantes concesiones económicas de China en las relaciones comerciales.

Es evidente, sin embargo, que la Casa Blanca considera que, en sus relaciones con estos dos países, la decisión final gravita en torno a su fuerza militar.


1 comentario:

  1. Y nosotros somos apenas bacterias en el vientre de la bestia, ayudando a su digestión...

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