10 julio, 2022

Bebiendo el 'Kool-Aid'. Sobre la guerra en Ucrania

 

Moon of Alabama - 09 de julio de 2022

   Traducción del inglés: Arrezafe




En el verano de 2004, el Coronel (retirado) Patrick Lang publicó 'Drinking the Kool-Aid',[bebiendo el Kool-Aid] que describía la forma en que el pensamiento grupal había llevado a la guerra en Irak. El idioma en sí tiene un trasfondo siniestro:


[Jim Jones, un autoproclamado "mesías" de los Estados Unidos] reunió a sus seguidores en la plaza del pueblo y les explicó la situación. Algunos sobrevivientes dijeron después que, en el contexto del "pensamiento grupal" que prevalecía en el pueblo, sonaba bastante razonable. Luego, Jim Jones invitó a todos los presentes a beber de cubas de Kool-Aid que contenían dosis letales de veneno. Casi todos lo hicieron, sin coerción física. Los padres les dieron el veneno a sus hijos y luego lo bebieron ellos mismos. Finalmente, Jones bebió. Cientos murieron con él.


Muchos nunca han oído hablar de esa historia o la han olvidado. El significado del modismo había cambiado:


¿Qué significa beber el Kool-Aid hoy? Significa que la persona en cuestión ha renunciado a su integridad personal y ha sucumbido al pensamiento del grupo prevaleciente que decide las políticas en la actualidad. Esta persona se ha vuelto "parte del problema, no de la solución".


¿Cual era el “problema"? La sincera creencia de un pequeño grupo de personas que pensaron ser "portadores" de una visión del mundo excepcionalmente correcta, buscó dominar la política exterior de los Estados Unidos en la administración de Bush y logró hacerlo mediante una práctica consistente en excluir a todos cuantos no estaban de acuerdo con ellos. A los que no pudieron expulsar del gobierno, los intimidaron o socavaron hasta que también ellos  bebieron de la tina.


Con respecto a la guerra en Ucrania, el propio Pat ha bebido Kool-Aid, y está claro que ha nublado su juicio.


En un comentario reciente en su blog, Pat escribe :


Nunca dejé que el patriotismo o cualquier otro sentimiento nublara mi análisis. Rusia ha pasado el "punto culminante" de su ofensiva y está sujeta a un repentino cambio de suerte.


El 'punto culminante' es un término artístico descrito en el libro "Sobre la guerra" de Carl von Clausewitz. Nacido en 1780, Clausewitz sirvió en el ejército prusiano. Más tarde se unió al ejército imperial ruso en su guerra contra Napoleón antes de regresar como jefe de personal del ejército prusiano:


Clausewitz fue un soldado de combate profesional que participó en numerosas campañas militares, pero sobre todo es famoso como teórico militar interesado en el análisis de la guerra, utilizando las campañas de Federico el Grande y Napoleón como marcos de referencia para su trabajo.


Incluso hoy, "Sobre la guerra" sigue siendo una lectura obligada para cualquier oficial militar.


El punto culminante se trata en el Libro VII 'El Ataque', Capítulo V 'Punto Culminante del Ataque':


El éxito del ataque es el resultado de una presente superioridad de fuerza, entendiéndose tanto las fuerzas morales como las físicas. En el capítulo anterior hemos mostrado que el poder del ataque se agota gradualmente; es posible que al mismo tiempo la superioridad aumente, pero en la mayoría de los casos disminuye. El agresor adquiere ventajas prospectivas que se aprovecharán más adelante en las negociaciones de paz, pero, mientras tanto, tiene que pagarlas en el acto con una cierta cantidad de su fuerza militar. Aunque su fuerza disminuya día, si el atacante mantiene su superioridad hasta el armisticio, habrá logrado su objetivo. Hay ataques estratégicos que han conducido a una paz inmediata, pero esos casos son raros, la mayoría, por el contrario, sólo conducen a un punto en el que las fuerzas restantes son apenas suficientes para mantenerse a la defensiva en espera de la paz. Más allá de dicho punto, la balanza gira, hay una reacción; la violencia de tal reacción suele ser mucho mayor que la fuerza de golpear. Esto lo llamamos el punto culminante del ataque.


El atacante, en la descripción de Clausewitz, tiene una ventaja moral y física al comienzo de la batalla. Pero como atacante suele tener también la desventaja de sufrir más pérdidas que el bando defensor. (Una regla general es que, para ganar la batalla, el atacante necesita una relación de poder de 3 a 1 sobre el defensor). Asumir más pérdidas que el lado defensor significa que la ventaja relativa del atacante disminuye con el tiempo.


A medida que la batalla (o guerra) avanza, la relación de poder real se reduce de 3/1 a 2/1 y luego a 1/1 o incluso menos. Llega un punto en el que al atacante le resta la fuerza mínima necesaria para mantener alejado al atacado. Más allá está el punto culminante del ataque. Si la batalla o guerra no termina antes de llegar a ese punto, es probable que termine con la derrota del atacante.


Pat Lang afirma que Rusia ha llegado al punto culminante y, por lo tanto, ha agotado sus fuerzas hasta el punto en que ya no tiene ventajas y ahora es probable que experimente un cambio de suerte. Pero eso supone que estamos asistiendo a una típica guerra como aquellas en las que participó Clausewitz o las marchas de Napoleón o de Hitler hacia Moscú, la primera de las cuales seguramente Clausewitz tenía en mente.


La guerra en Ucrania es una 'operación militar especial' y muy atípica por varias razones.


Rusia atacó con una fuerza menor que las fuerzas ucranianas. En total, participaron en la guerra aproximadamente 120 BTG (Batalloners Tácticos) de Rusia con 1.000 hombres cada uno más unos 50.000 soldados de las repúblicas de Lugansk y Donetzk. Al comienzo de la guerra, las fuerzas ucranianas tenían 250.000 soldados y desde entonces han movilizado varios cientos de miles más.


Rusia usa armas mucho más sofisticadas que el lado ucraniano. Se trata de armas de largo alcance y misiles de crucero que alcanzan suministros y tropas entrantes en la retaguardia de la línea del frente, así como objetivos estratégicos. Tiene una defensa aérea excelente y casi impenetrable y capacidades de guerra electrónica que un alto oficial estadounidense describió como 'parpadeo'. Rusia tiene una enorme ventaja en cuanto a artillería se refiere y una cantidad suficiente de munición para mantener una alta tasa de fuego durante años. También puede superar al 'oeste' en lo que respecta a nuevo armamento y suministros.


Todo esto ha llevado al muy inusual efecto de que la ventaja rusa en el campo de batalla haya aumentado con el tiempo. Puede haber sido 1/1 al comienzo de la batalla, pero desde entonces ha aumentado aproximadamente a 2/1 o incluso más.


En su última comparecencia informativa (vid), el director de la academia militar austriaca, coronel Reisner, muestra cómo ha cambiado la proporción de fuerzas con el tiempo. En el minuto 7:10 del vídeo muestra este gráfico.




Explica que al comienzo de la batalla en Donbas, en abril, la proporción de fuerzas era de 93 BTG rusos contra 81 BTG equivalentes ucranianos. El 26 de junio, la proporción de fuerzas era de 108 BTG rusos frente a 60 equivalentes de batallones ucranianos. Rusia había aumentado el tamaño de sus fuerzas comprometidas, mientras que la parte ucraniana había perdido el 25% de sus capacidades. 


Lo que estamos viendo es lo contrario de la disminución de la relación de fuerzas que Clausewitz describió como el camino hacia el punto culminante.


Una charla reciente de un general ucraniano de alto rango confirma la alta tasa de desgaste del ejército ucraniano. Según él, las entregas de armas 'occidentales' solo cubren del 10 al 15% de las pérdidas ucranianas. De hecho, "occidente" ya no puede producir suficientes armas y municiones para cubrir dichas pérdidas.


En Relaciones Exteriores, el profesor Barry Posen escribe sobre las teorías inverosímiles de la victoria de Ucrania:


Los partidarios de Ucrania han propuesto dos caminos hacia la victoria. El primero pasa por Ucrania. Con la ayuda de Occidente, según el argumento, Ucrania puede derrotar a Rusia en el campo de batalla, ya sea agotando sus fuerzas por desgaste o superándolas astutamente. El segundo camino pasa por Moscú. Con una combinación de victorias en el campo de batalla y presión económica, Occidente puede convencer al presidente ruso, Vladimir Putin, de que ponga fin a la guerra, o convencer a alguien en su círculo para que lo reemplace por la fuerza.


Pero ambas teorías de la victoria descansan sobre cimientos inestables. En Ucrania, el ejército ruso probablemente sea lo suficientemente fuerte como para defender la mayoría de sus conquistas. En Rusia, la economía es lo suficientemente autónoma y el control de Putin lo suficientemente fuerte como para que tampoco el presidente pueda ser coaccionado para que renuncie a esas conquistas.

...

Los líderes de Ucrania y sus patrocinadores hablan como si la victoria estuviera a la vuelta de la esquina. Pero esa visión parece ser cada vez más una quimera. Por lo tanto, Ucrania y Occidente deberían reconsiderar sus ambiciones y pasar de una estrategia enfocada a ganar la guerra, a un enfoque más realista: alcanzar un compromiso diplomático que ponga fin a la lucha.


El teniente coronel (retirado) Daniel Davis está de acuerdo con Posen:


En resumen, no existe un camino militar válido a través del cual Ucrania pueda esperar que el intercambio de espacio por tiempo de como resultado detener el progreso metódico de Rusia a través de Ucrania, y mucho menos revertirlo. Persistir en la disputa de cada pueblo y ciudad es asegurar que las bajas ucranianas continúen aumentando y que sus áreas urbanas sean destruidas. Al final, es probable que Rusia logre una victoria táctica.


Es necesario, a la luz de estas realidades físicas, que cambien las políticas estadounidenses y occidentales. Continuar brindando apoyo verbal a Ucrania y afirmar que, eventualmente, Kiev ganará la guerra probablemente no cambie el resultado y desemboque en un fracaso de la política de Washington.


El profesor Posen critica las falsas cifras que varias organizaciones publican mostrando las altas pérdidas de las fuerzas rusas:


Al principio de la guerra, los defensores de Ucrania argumentaron que Rusia podría ser derrotada por desgaste. Las matemáticas simples parecían relatar la historia de un ejército ruso al borde del colapso. En abril, el Ministerio de Defensa británico estimó que 15.000 soldados rusos habían muerto en Ucrania. Suponiendo que el número de heridos fuera tres veces mayor, que fue el promedio experimentado durante la Segunda Guerra Mundial, eso implicaría que aproximadamente 60,000 rusos habían quedado fuera de combate. Las estimaciones occidentales iniciales sitúan el tamaño de la fuerza rusa de primera línea en Ucrania en 120 grupos tácticos, lo que sumaría un máximo de 120.000 personas. Si estas estimaciones de bajas fueran correctas, la mayoría de las unidades de combate rusas habría caído por debajo del 50 por ciento, una cifra que los expertos sugieren hace que una unidad de combate sea, al menos temporalmente, ineficaz.

Estas primeras estimaciones ahora parecen demasiado optimistas. Si fueran precisas, el ejército ruso ya debería haberse derrumbado. En cambio, ha logrado ganancias, lentas pero constantes, en el Donbas.


Las cifras y otras aseveraciones manifestadas por el Ministerio de Defensa británico se repiten en EEUU por el neoconservador Instituto para el Estudio de la Guerra. Casi todos los medios estadounidenses citan una de esas dos fuentes.


Están sirviendo el “Kool-Aid” Pat Lang que TTG y otros de su entorno han estado bebiendo desde el comienzo de la operación rusa.


También suponen que Rusia no podrá intensificar la guerra. El presidente de Rusia no está de acuerdo con ellos:


Hoy escuchamos que quieren derrotarnos en el campo de batalla. ¿Bien, qué puedo decir? Dejemos que lo intenten. Ya hemos oído mucho acerca de que Occidente quiere combatirnos "hasta el último ucraniano". Esta es una tragedia para el pueblo ucraniano, pero parece ser ese es el rumbo elegido. Pero todos deben saber que, en general, aún no nos hemos empleado a fondo.

Al mismo tiempo, no rechazamos las conversaciones de paz, pero aquellos que las rechazan deben saber que cuanto más dure esto, más difícil será para ellos negociar con nosotros.


Fiel a su estilo, el ministerio de defensa británico utilizó dichas declaraciones para servir más Kool-Aid:


"A pesar de la afirmación del presidente Putin, el 7 de julio de 2022, de que el ejército ruso 'ni siquiera ha comenzado' a emplearse a fondo en Ucrania, muchos de sus refuerzos son agrupaciones ad hoc, desplegadas con equipos obsoletos o inapropiados", según evaluación comunicada el sábado por el Ministerio de Defensa británico, que señaló su expectativa de que se desplegarían nuevas tropas rusas con vehículos blindados MT-LB. El MT-LB, diseñado por primera vez en la década de 1950 para remolcar a la artillería, no está muy blindado y sólo puede montar una ametralladora para proteger a sus fuerzas.


Apuesto a que no veremos ningún MT-LB en primera línea. Dudo que veamos alguno. Rusia todavía dispone de miles de tanques, de potentes tanques, que puede enviar a Ucrania si los necesitara.


Todos los bebedores de Kool-Aid olvidan, también, que esta guerra es mucho más que esta o aquella ciudad en Ucrania o incluso que la propia Ucrania.


Como dijo Putin:


Pero esto es lo que me gustaría dejar en claro. Deberían haberse dado cuenta de que perderían desde el comienzo mismo de nuestra operación militar especial, porque esta operación también significa el comienzo de una ruptura radical del orden mundial al estilo estadounidense. Este es el comienzo de la transición del egocentrismo estadounidense liberal-globalista a un mundo verdaderamente multipolar basado no en reglas egoístas hechas por alguien para sus propias necesidades, detrás de las cuales no hay nada más que lucha por la hegemonía, no en hipócritas dobles raseros, sino en el derecho internacional y de la soberanía genuina de las naciones y civilizaciones, de su voluntad de vivir su destino histórico, con sus propios valores y tradiciones, y de alinear la cooperación sobre la base de la democracia, la justicia y la igualdad.


Todos deben entender que este proceso no se puede detener. El curso de la historia es inexorable, y los intentos colectivos de Occidente de imponer su nuevo orden mundial al resto del mundo están condenados al fracaso.


Ningún Kool-Aid servido en Washington o Londres cambiará eso, por lo tanto, es mejor mantenerse alejado de él.



4 comentarios:

  1. Muy bueno. Las élites están agilipolladas. Se han pasado tanto tiempo poniendo títeres que les bailen el agua que ahora llega el día de pagar la fiesta y se encuentran sin cuadros de mandos válidos. En adelante todo lo que harán será para peor, como cuando quisieron imponer el hidrógeno. La revolución va a ser más facil de lo que pensábamos. Salud!

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    1. Lo siento por la mayoría de la población ucraniana que está pagando esta criminal estafa con su propia sangre. Sus armas deberían apuntar a sus verdaderos enemigos, que no son los rusos sino la USOTAN.

      Salud!

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    2. La propia población occidental ha bebido esa "kool aid" de la propaganda de guerra difundida por el ejército mediático. Yendo a su propio suicidio, convirtiendo su riqueza en pobreza por su egoísmo, racismo y no entendimiento del mundo actual. Teniendo por enemigos a quienes en realidad podían ser poderosos y beneficiosos amigos, y por estos, por amigos, a verdaderos enemigos, los oligarcas occidentales.

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    3. Exacto. Nos han cebado con propaganda como a las ocas, causando un daño irreparable a los verdaderos intereses de la población: a la paz, a la fraternidad y al verdadero progreso junto a quienes nunca fueron nuestros enemigos. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Mikel, y agradezco tu comentario.

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