«¿Quién cojones disfruta de levantarse a las 6:30 por la
alarma del reloj, salir de la cama, forzarse a comer, cagar, mear, limpiarse
los dientes y el pelo, y pelear contra el tráfico para ir a un lugar donde
básicamente vas a generar un montón de dinero a otra persona y encima sentirte
afortunado por la oportunidad de hacerlo?»
Bukowski
He redordado esta cita de Bukowski mientras leía un artículo
sobre medicina preventiva. Hete aquí otro
eufemismo más, he pensado, destinado a cobrarnos las reparaciones de los daños previamente
causados por el sistema mismo. Porque, ya está bien de cuentos, el hecho de que
estemos avocados al chequeo preventivo
prueba que la enfermedad “ya está ahí”, que es el sistema el que, primero la
produce y luego la previene. Un
negocio redondo para el Estado, para la industria sanitaria y para la farmacéutica:
primero arrasan el monte y luego venden una falsa reforestación.
Es la salud, y solamente la salud la que hace innecesaria
cualquier medicina, sea o no preventiva.
De modo que, lo que debemos preservar y de lo que debemos prevenirnos es de no
perder la salud. Pero para que ello sea posible hemos de vivir de otra manera y
en condiciones radicalmente distintas a las que se nos imponen. Porque la mayor
parte de las enfermedades y dolencias que hoy padecemos están provocadas por el
propio sistema, por las insalubres, arbitrarias y abusivas condiciones
impuestas por quienes dirigen la llamada economía de mercado, o como prefiráis denominar
a este totalitario engendro de mierda en el que nos vemos obligados a trabajar para
existir y a existir para trabajar, porque la vida, lo que se dice la vida y no
la mera supervivencia, le está vetada a las tres cuartas partes de los
habitantes de este planeta arrasado por la voracidad capitalista.
No vendrá solución alguna, ni tampoco la salud, de la mano del
sistema, que impone sus normas reduciéndonos a mera mercancía. Recuperar la
salud social, la salud común, la de todas y cada una de las personas, implica
recuperar la libertad, rebelarse contra la anti-vida impuesta por un calendario
mercantil y carcelario. Pero ello requiere, en principio, una atención de cada
cual consigo mismo, con su mente y con su cuerpo, que es condición básica para
la propia salud. Será cada cual quien determine libremente en qué consiste su propia salud y cómo quiere
administrarla, pero dicha conciencia requiere, para empezar, disponer de
tiempo, del propio tiempo, de un tiempo que nos es sistemáticamente expropiado
desde el mismo momento en que nacemos.
«…vértigo de una sociedad donde el individuo parece hallarse
en fuga permanente, donde el reloj de los de arriba nos marca el compás con el
que, paso a paso, le vamos dando la espalda a un acontecer pleno, más humano,
franco y horizontal, a un presente más nuestro». Juan Cruz López
El horario es el principal instrumento del dominio utilizado
por éste para someternos a sus fines, para transformarnos en ejércitos de autómatas
obedientes. Las personas que acuciadas por la supervivencia ni siquiera tienen
tiempo para prestarse atención a sí mismas ¿cómo van a poder prestársela
debidamente al medio en el que viven? Si acatamos el estricto horario dictado para
cada una de nuestras acciones, ¿cómo vamos a saber quienes somos o quienes
podríamos llegar a ser “realmente”?
Hasta la conciencia de saberse esclavo exige una reflexión que sólo puede darse
en un tiempo recuperado, liberado.
El sistema genera enfermos crónicos, creyentes integrados, autómatas
enajenados de su propio tiempo, privados de sus propias e insustituibles
fuentes de salud. Convertida en pura maquinaria productiva, en mera función, la
persona “averiada” tiene que acudir forzosamente al taller sanitario, establecido no para sanar, sino para sub-sanar la
dis-función que la hace improductiva, no rentable.
Cuando decimos “tómate tu tiempo”, invitamos al otro a actuar por sí mismo, a ser
persona y no autómata. Pero, ¿no debiera ser innecesaria dicha invitación? ¿No
debiera ser la practica natural y cotidiana “tomarse el propio tiempo”? ¿En qué
otro tiempo podemos vivir y no meramente existir? ¿Qué otro tiempo, al margen
del propio, podríamos tomarnos que no fuera el impuesto por un poder ajeno a
nosotros mismos?
«El tiempo libre, en buena medida, es un tiempo también
sujeto a los valores del sistema productor de mercancías». John Holloway.
El tiempo libre (el auténtico tiempo libre, y no el así
denominado eufemísticamente por el poder) es requisito indispensable para poder
disponer plenamente de nuestras mentes y de nuestros cuerpos, que sólo podrán denominarse
“sanos” si nos pertenecen por completo, si no están enajenados. Disfrazar y
mercantilizar la salud es la misión del aparato sanitario del Estado, que lo
primero que nos hurta “preventivamente”
es el tiempo, nuestro tiempo.
Ciertamente la relación con el tiempo es fundamental, pero qué significa tener tiempo. Creo que gran parte de la programación temporal de nuestras vidas no viene de fuera, nos la imponemos para huir del "tener tiempo". El que tiene tiempo pronto se aburre, nos inventamos complicados rituales porque nos aburrimos profundamente, hacemos cosas tan descabelladas como "gestionar el tiempo". Qué hacer con el tiempo es todo un problema, el apremio de nuestras pasiones fisiológicas no es suficiente para colonizar totalmente nuestro tiempo, y esa libertad, ese existir coincidiendo con uno mismo, el hecho de tener tiempo, nos enfrenta al tedio.
ResponderEliminarAsí que asumir el tedio, explorar la dimensión del aburrimiento existencial, tal vez nos permita relacionarnos de otra manera con el tiempo. Un señor muy dado a la contemplación señalaba algo tan extraño como el "goce de la gnosis de lo sensible". Añado que no se refería a espectáculos ni paisajes bucólicos ni pinturas ni nada relacionado con la estética. ¿Qué es aquello que huye de sí mismo?
Saludos
Tener tiempo significa para mí, sencillamente, poder disponer de tu propia vida y tomar tus propias decisiones sin necesidad de que nadie te las imponga. Tedio y tiempo no son sinónimos. En cualquier caso, llegado el fatídico tedio existencial prefiero alcanzarlo por mí mismo que ser conducido a él por la fuerza.
EliminarSaludos
Estamos tan atareados que no nos paramos a pensar si estamos enfermos o no, si lo que hacemos tendrá consecuencias en el futuro o qué es lo que necesita nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo necesita reponerse de las agresiones diarias, al igual que nuestra mente.
ResponderEliminarPero la máquina pide sangre para sus engranajes. Se acumulan las facturas, te aprietan en el curro. Llegas tarde a casa y queda todo por hacer, por lo que lo dejas para el fin de semana si tienes suerte.
Conclusión, comienzan los achaques, hoy las lumbares, mañana el hombro. Se acumulan las bajas, ergo poco productivo: antes de llegar al quirófano a la puta calle.
Esto no es ficción, estoy harto de verlo todos los días. Pero más miserable me parece el esclavo que muere sonriendo.
Salud.
Así es, Pablo.
EliminarDestaco tu última frase. Raoul Vaneigem expresa lo mismo así:
"Cada vez que el esclavo convierte en soportable su esclavitud, corre en ayuda de su amo".
Salud.
Estamos en ello, Loam. Estamos en ello. Pero qué hacere cuando estamos enfermos y las enfermedades nos devoran.
ResponderEliminarNadie se pone enfermo porque quiere.
El tiempo como negocio, como enfermedad, como memoria, como bálsamo…
ResponderEliminarSer tiempo es existir y ambas realidades son percepciones aprendidas.
¿El tiempo?
ResponderEliminarA mí me sobra en tal cantidad que lo utilizo en escribir sobre él.
Al parecer, también a Miguel de Cervantes "le sobró" tiempo (en la cárcel) para escribir la primera parte de su Don Quijote de la Mancha.
EliminarEn cualquier caso, démonos la enhorabuena de que haya gente que, como tú, disponiendo de tiempo lo emplee en escribir, hay quienes se dedican a adoctrinar o simplemente a ser engullidos por la televisión.
Nunca sobra tiempo, simplemente sabemos o no administrarlo y aprovecharlo. Podemos utilizarlo para bien nuestro o para bien de otros. Prefiero que sea mio, por salud.
ResponderEliminarHola, entré sin avisar...pasaba, curioseaba y apareciste tú. Espero que no te moleste.
Gracias por tu blog felicidades.
Pues estamos de acuerdo.
EliminarHas hecho bien en entrar y comentar. ¿Cómo podría molestarme?, al contrario.
Gracias, a ti por tu visita y por tu comentario.
Un saludo.
La cita de Bukowski lo resume todo.
ResponderEliminarSalud!
Es cierto.
EliminarSalud!