30 agosto, 2014

LA INSUMISIÓN ELECTORAL

http://argelaga.wordpress.com/2014/07/23/la-insumision-electoral/

Escrito de Miquel Amorós para fundamentar la negativa de una compañera a participar en la mesa electoral donde había sido designada.
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“El sufragio universal, en tanto que elemento activo en una sociedad basada en la desigualdad económica y social, nunca será para el pueblo otra cosa que un señuelo, y que en manos de los demócratas burgueses nunca será nada más que una odiosa mentira, el instrumento más seguro para consolidar con una apariencia de liberalismo y justicia, y en detrimento de los intereses y de la libertad populares, la eterna dominación de las clases explotadoras y propietarias.” Bakunin

Si bien estas palabras fueron escritas en 1870, es decir, hace ya siglo y medio, su vigencia no puede ser más absoluta. Lo que era verdad en los albores de la sociedad burguesa, no deja de serlo aun con mayor contundencia en sus postrimerías. Aprovechemos las circunstancias para deshacer un equívoco interesado y precisar que cuando se habla de “democracia”, en realidad se trata de parlamentarismo, la forma política mejor adaptada a la prevalencia de los intereses oligárquicos. La multiplicación de elecciones a los distintos parlamentos no ha hecho más que perfeccionar las herramientas mediante las cuales las masas dirigidas cooperan en la construcción de su propia cárcel. Los parlamentos, lejos de representar la voluntad popular, lo que en verdad representan es la legitimación de la corrupción política y del despotismo económico y financiero. La voluntad popular es una pura entelequia, un fantasma incapaz de materializarse en algo distinto a una casta política asociada a intereses privados corporativos.

Las fantasías políticas son un alimento que no engorda. Tanto se podría llamar al parlamentarismo democracia como dictadura pues goza atributos de ambos; lo que sí es cierto es que no se corresponde en absoluto con la voluntad popular. Ésta solamente puede nacer de la libertad, de los espacios de discusión libres, no de los monopolios mediáticos, de la indiferencia, el conformismo o la sumisión. ¿Cómo podría pues reconocerse a un parlamento que no es sino la correa legislativa de la opresión? El mejor de los parlamentos es el que no existe. Por lo tanto, si una verdadera voluntad popular consiguiera expresarse, no podría hacerlo en ellos. Nunca como hoy nos hizo menos falta el parlamento –no hablemos ya de la política- y nunca como hoy dicho parlamento nos ha tiranizado tanto.

Los parlamentos no son la solución; son el problema. Sólo representan a la minoría dominante. El ritual seudodemocrático que los legitima, las elecciones, es una farsa. Nadie que no se haya resignado a los hechos consumados, a la razón de la fuerza, a la violencia capitalista, podrá reconocerse en ellos: la dignidad, la razón, la justicia se lo impiden. No puede hacer dejación de su conciencia y de su integridad en favor de la ley, pues ésta no es obra de personas ecuánimes y justas; es más, si tal hiciera, estaría colaborando con la injusticia y la opresión. El interés real de la sociedad oprimida obliga moralmente a la desobediencia.

Que no se entienda nuestro rechazo del parlamentarismo como un rechazo de la democracia. Lo que abominamos es del Estado y de sus principales tentáculos, no de la democracia antiestatal, horizontal, asamblearia, la que realmente nos protegería. El Estado parlamentario, lejos de protegernos, simplemente nos atemoriza, nos amenaza, nos impone maneras de vivir sumisas. Nos permite existir bajo condiciones enteramente dispuestas por él.

“Existen leyes injustas: ¿debemos estar contentos de cumplirlas, trabajar para enmendarlas y obedecerlas hasta cuando lo hayamos logrado, o debemos incumplirlas desde el principio?” David Henry Thoreau

Thoreau, el padre de la desobediencia civil hizo lo último. Es evidente que una ley que reafirme el dominio de la clase dominante es una ley espuria, promulgada en comisiones espurias emanadas de parlamentos espurios. Y que debido a su naturaleza profundamente arbitraria y a su carácter discutible y dudoso, violente las conciencias que tratan de regirse por consideraciones éticas, apelando a la libertad y al bien común. La ley ilegítima ha de tropezar primero con el derecho a la defensa de las propias convicciones, y por lo tanto, con el deber de desobedecerlas. Pero las constituciones paridas por los parlamentos no reconocen por razones obvias ni la objeción de conciencia ni la desobediencia. Precisamente su carácter ilegítimo impulsa a los legisladores a defender mediante castigos ejemplares la farsa legal. De otra forma ofrecería facilidades para ser desenmascarados.

La ley electoral no prohíbe la abstención, puesto que ésta no altera los resultados; sin embargo obliga a participar en las mesas electorales a quienes son unilateralmente designados para ello, bajo pena de multas y prisión. No tiene en cuenta el conflicto posible entre la normativa electoral y los principios morales de los individuos. Estamos entonces ante un derecho conculcado por la norma jurídica, el de resistir a los mandatos de la autoridad –siempre usurpadora- que violan las convicciones morales; en resumen, el derecho natural a resistir la tiranía política.

La mayoría no son todos. A pesar de que una gran parte de la población, por inconsciencia, por costumbre, por beneficiarse de ello, o por cualquier otra razón, acepta irresponsablemente la autoridad estatal originada en los parlamentos -autoridad que consolida la desigualdad social y el dominio de una clase enquistada en la política y las finanzas- hay una minoría a la que repugna colaborar con la injusticia, negándose por razones de conciencia a acatar el ordenamiento vigente en materia de elecciones. Siente que como mínimo su derecho al desacuerdo ha estado conculcado y que su opinión no ha sido tenida en cuenta, por lo que recurre a la insumisión, enfrentándose a las leyes que regulan la servidumbre.

La insumisión electoral, más todavía que la abstención, es una forma pacífica de disidencia que se desprende de un no-reconocimiento personal de los partidos, el parlamentarismo y el Estado, entidades en las que el disidente no se siente representado. Es el rechazo concreto de una normativa odiosa e inicua que vulnera las convicciones libertarias del elegido. El insumiso, mediante su negativa a participar en nada que legalice políticamente la dominación, antepone su conciencia al nefasto ordenamiento legislativo, y decide arrostrar las consecuencias de su insumisión antes de dar un sólo paso hacia el atropello y la desigualdad. La insumisión es la cara opuesta a la servidumbre voluntaria típica de las mayorías ovejunas.

La tiranía opresora no duraría un segundo si nadie consintiera en sufrir su yugo. Cesando de aceptar la tiranía, sin ni siquiera necesidad de lucha, todos recobrarían la libertad. Pero revolcándose los individuos en el barro de la sumisión, se complacen en vivir como han nacido, sin exigir otro derecho que el que se les ha otorgado. No obstante, a pesar del empeño que ponen los dirigentes en envilecer a todo el mundo, siempre hay quien no acata de buena gana lo que antaño otros solamente acataron a la fuerza, y trata de recuperar al menos un poco de la libertad que a aquellos les arrebataron. A los insumisos, las palabras de Etienne de La Boëtie en tiempos en que los ejércitos de Henri II sembraban el terror en Francia les han de resultar familiares:

“Resolveos a no ser esclavos y seréis libres. No se necesita para esto pulverizar al ídolo; será suficiente no querer adorarlo; el coloso se desploma y cae a pedazos por su propio peso, ya que la base que lo sostenía llega a faltarle.”

28 agosto, 2014

Podemos: ni revolución política, ni transformación radical de la sociedad.



¿OTRA VUELTA DE TUERKA? (I)

Primera parte de un análisis de Juanma Agulles sobre el actual circo “constituyente”. Editado con anterioridad en la revista digital Hincapié.


1. La defensa de lo obvio

Creo que fue Raymon Aron quien dijo que en política muchas veces sólo cabe elegir entre lo preferible y lo detestable. Y probablemente tuviese razón. Al menos si entendemos la política como lo hace la mayoría de la gente. Me refiero a esa mayoría que aún cree que las elecciones sirven para algo.

Los resultados de Podemos en las elecciones al Parlamento Europeo han hecho que esa creencia se refuerce e incluso tengo la impresión de que llevó a las urnas a algunos que hasta entonces no se lo habían planteado. Creo también que, de aquí a las próximas elecciones autonómicas y municipales, serán más los que se conviertan a la nueva fe. Es evidente que hay algo que está cambiando, y que la irrupción de Podemos expresa un desplazamiento ideológico en la sociedad y tendencias de voto que pocos esperaban. Que este desplazamiento en el espectro político anticipe un cambio de régimen, que la regeneración del sistema esté a la vuelta de la esquina, o que vayamos a regresar a una pretendida Edad de Oro keynesiana, es harina de otro costal.

Pero antes de realizar la crítica de lo que Podemos cree que puede hacer por cambiar este mal llamado país, es necesario defender a la formación política de las falsas críticas. No me voy a ocupar de las histéricas reacciones de los hooligans de la ultraderecha, porque no dan para mucho. Es sobre todo cierta crítica hecha «desde dentro» la que me interesa, porque señala mejor el camino para un análisis de lo que Podemos podría representar en el panorama político durante los próximos años.

Pasemos entonces a los reproches lanzados (en ocasiones sólo sugeridos) desde ese «fuego amigo», que dicen más por lo que dan por supuesto que por la pretendida crítica que realizan al ascenso de la nueva formación política. He seguido los argumentos del artículo «Cinco claves del éxito de la campaña electoral de Podemos», firmado por Eduardo Muriel. Sin ser una crítica pormenorizada, este artículo sí apunta algunos de los posibles reproches que un electorado «de izquierdas» podría hacer a las formas en que Podemos ha desarrollado el contenido político de su campaña.

El primer punto que se aborda como clave del éxito electoral es «la elaboración de un discurso sencillo y que apele a la emoción». Según se nos dice, Pablo Iglesias y el resto de impulsores de Podemos habrían afrontado la tarea de convertir al sentido común los diagnósticos de una izquierda «demasiado centrada en la intelectualidad y encerrada en sí misma» (son palabras de Iglesias), para elaborar un «discurso» que movilizase la emoción y no tanto la razón. Todo ello con el fin declarado de hacer llegar su mensaje a «la gente», más allá de unos cuantos militantes ya convencidos.

Lo primero que sorprende es que alguien halla podido encontrar una izquierda centrada en la intelectualidad, o simplemente una izquierda que mereciese tal nombre, para tener que hacer luego de traductor a las masas. Por otro lado, sería difícil encontrar alguna diferencia entre el uso que Podemos hace de los mensajes sencillos y que apelan a la emoción, y el que hacen el resto de partidos políticos durante una campaña electoral. Hablar genéricamente a «la gente común» es el objetivo de cualquier partido que aspira al poder. Y eso se llama hacer propaganda. Si Podemos significa algo novedoso en este sentido es en que supone un arrollador triunfo de la propaganda maximalista, hecha por una formación política que apenas tenía cuatro meses de vida. Pero eso dice más de la situación del electorado, de la cultura política que sufrimos y de la descomposición social en curso, que de las tácticas de Podemos.

La lógica del poder político hegemónica en nuestros días exige cambiar pensamiento por masa (la masa no piensa), y la propaganda tiene exactamente ese cometido. Pero todos los partidos han usado su maquinaria propagandística, y han utilizado por tanto mensajes sencillos y que apelan a la emoción, con resultados dispares. El caso es que algo tendría de particular el contenido de la propaganda de Podemos para lograr movilizar al voto. Y eso es lo que se escamotea con las críticas más superficiales. Es decir, que Podemos ha conseguido exactamente lo contrario de lo que se supone está en la base de su acción política, porque el acto de votar no supone asumir un compromiso férreo y duradero con las prácticas democráticas y la toma de responsabilidad en los asuntos públicos, sino todo lo contrario: expresa, literalmente, la voluntad de delegar esa tarea en otros. Por tanto lo particular de Podemos no es el uso de la propaganda, que toda política electoral requiere, sino de utilizar una propaganda anti-propagandística, que ha conseguido desplazar la argumentación política hacia un supuesto «sentido común», que la formación capitalizaría precisamente por ser nueva y no estar embarrada en la política institucional; lo que a partir de ahora ya no podrá decir.

Un segundo punto que se aborda como clave del éxito de Podemos, y que podría levantar las sospechas entre un electorado «de izquierdas», es el uso del lenguaje audiovisual. Es conocido el papel que el programa de televisión La Tuerka ha tenido como lugar donde Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, entre otros, se han fogueado en el ingrato oficio de tertuliano. El salto de Iglesias a las televisiones mayoritarias y a las tertulias políticas del prime time era la consecuencia lógica de una paciente labor para abrirse un espacio en la programación. Pero eso no diferencia, o no de manera definitiva, a Podemos del resto de partidos. Cualquier formación política de nuestros días está obligada a utilizar esos medios si quiere existir. Parafraseando a Neil Postman: no es la televisión dentro de la política, sino la política dentro de la televisión. Ahora bien, eso no quiere decir que todo el que tenga acceso al medio audiovisual tiene capacidad para convertir sus opiniones en más de un millón de votos. ¿Alguien cree seriamente que Paco Marhuenda o Alfonso Rojo hubiesen sacado tanto rédito electoral de su omnipresencia televisiva con una candidatura propia?

Si hay algo que puede diferenciar a Podemos es que sus promotores son también productores de contenidos televisivos y que se encuentran a sus anchas en ese medio, algo que muchos profesionales de la política sólo consiguen con mucho esfuerzo. Los gestos calculadamente lentos y suaves, el hieratismo, la voz pausada y más grave cuanto más se quiere subrayar una idea, el aspecto formal-informal, etcétera, no son sólo una imagen de la política, sino la política convertida en imagen. Ciertos gestos, algunas técnicas de comunicación, se pueden aprender y entrenar, pero hay cosas que vienen dadas con una forma de entender las relaciones con los demás. Y eso es lo que Podemos, a través de la presencia televisiva de Pablo Iglesias, ha conseguido: trasladar esa forma de relacionarse al imaginario de mucha gente que quería un cambio sin tener que cambiar nada fundamental. Representa un poco el papel del «hermano menor razonable». No se trata, por tanto, del «hombre fuerte» o el clásico «salvapatrias», no es tampoco el «experto» o el «tecnócrata», sino el muchacho un punto rebelde, más listo que la media, un poco El indomable Will Hunting, que viene a pasarles el trapo a sus mayores (con su boletín de calificaciones universitarias en la mano) y a decirles que la hora del relevo ha llegado. El personaje funciona, y ha ejercido su papel en el medio televisivo con gran éxito de público. Pero no se debe, o no sólo, al uso de determinadas técnicas de comunicación audiovisual, sino que el personaje ha calado, ha tocado una fibra oculta, que quizá ni sus mismos promotores esperaban alcanzar.

Y con esto llegamos al siguiente punto espinoso: la formación de un liderazgo. Quizá sea esto lo que más puede escamar a las bases de Podemos y a cierta militancia de la izquierda. Endosarle de entrada los calificativos de populistas o personalistas, en las condiciones políticas actuales, parece un ejercicio de mala fe. En cualquier caso todos los partidos políticos son populistas y demagogos, y se sostienen sobre un fuerte personalismo encarnado en su «jefe de filas». Si a alguien le resultó molesto que la cara de Pablo Iglesias figurase en las papeletas de voto, no sé si se dio cuenta de que las caras de los cabezas de lista de los partidos más mayoritarios aparecían en enormes vallas publicitarias, y que asociar un nombre propio, una cara, a unas siglas o a una idea de triunfo electoral es lo que llevan haciendo los partidos políticos prácticamente desde su aparición en la historia. No creo, por tanto, que el concepto de liderazgo que maneja Podemos sea muy distinto al del resto de formaciones políticas que participan en unas elecciones. En realidad es un liderazgo bastante clásico con los mismos problemas típicos dentro de los movimientos históricos de la izquierda, siempre preocupada porque no se le note que quiere el poder, necesitando continuamente recalcar que es algo coyuntural, que ya vendrá el momento de la participación efectiva, que lo importante ahora es la construcción de una alternativa «real», etcétera, etcétera.

Más que una clave del éxito de Podemos, el liderazgo de Iglesias se convertirá en un escollo más pronto que tarde, porque delata claramente que estamos ante un intento de relevo generacional y no de una revolución política ni de una transformación radical de la sociedad. Hay una parte de la sociedad que reclama ese relevo y quiere que se realice sin muchos sobresaltos ―y Podemos se nutre de ese deseo―, pero también hay una parte importante de las bases de Podemos que, aunque haya aceptado un liderazgo semejante de entrada, no podrá conformarse sólo con eso.

Hablando de las bases, llegamos al último punto que supuestamente ha marcado la diferencia entre Podemos y el resto de partidos políticos: «el uso de las formas del 15-M». En varias ocasiones desde Podemos se ha aludido al llamado 15-M como origen o momento fundacional, y algunos reclaman que el partido no se aparte demasiado de la horizontalidad de aquel movimiento, espejo donde se debiera mirar siempre. Podemos sería entonces una especie de valedor institucional de las reivindicaciones, aún presentes, de los indignados. Y en cierto modo es así, solo que totalmente al contrario. Es decir, que Podemos surge de la derrota del 15-M, de su reflujo y su desarticulación en distintas reivindicaciones parciales, mareas de todo tipo y conflictos sectoriales que no consiguieron mayor adhesión en los años posteriores a 2011. Surge precisamente de la constatación de un límite: la imposibilidad de realizar una revolución política desde fuera de la política. Mantener el capitalismo sin sufrir sus consecuencias negativas no estaba al alcance de ninguna asamblea de barrio ni comisión política del 15-M, porque para mantener el capitalismo (es decir, el desarrollo económico) es imprescindible contar con el aparato del Estado. De ahí, Podemos. ¿Qué podemos? Exactamente esto: mantenernos en el selecto club de las economías desarrolladas y, al mismo tiempo, repartir mejor el pastel.

Podemos, por tanto, no utiliza «los modos del 15-M», al contrario, utiliza el fondo que movilizaba a la indignación, y lo que cambia, precisamente, es el modo de hacerlo; tanto que lo saca de las plazas y lo mete en el Parlamento Europeo. Lo que se mantiene del 15-M es la voluntad de construir una socialdemocracia 2.0, sobre la base de una indignación moral políticamente ambigua, alineada claramente con la idea de un fuerte desarrollo económico y hasta de una «reindustrialización». Todo ello articulado por dos conceptos clave: patria y redistribución de la riqueza.


Después de haber defendido a Podemos de las críticas parciales, estamos en condiciones de abordar en profundidad sus propuestas que, como dijimos al principio, van de lo preferible a lo detestable. Pero como tendré que abordar con alguna extensión cuestiones que van más allá de un partido político en concreto, dedicaremos una segunda parte de este artículo al análisis de fondo de esta supuesta regeneración.

¿OTRA VUELTA DE TUERKA? (II)

2. Apuntalar las ruinas

Al parecer nos encontraríamos inmersos en un proceso constituyente que vendría a desmantelar el tinglado conocido como «régimen del setenta y ocho». El pueblo, la gente corriente, los de abajo, a partir de la catarsis colectiva que supuso el llamado 15-M o los movimientos indignados, habría despertado al amanecer de una regeneración democrática. Una casta de políticos profesionales, banqueros y élites del capital internacional, que durante más de treinta años habían secuestrado la voluntad del pueblo, empezó a ser señalada por la masa indignada como culpables de la crisis, la corrupción y el desmantelamiento de los servicios públicos. Los estragos de la recesión económica, que se cebaron sobre los más débiles, fueron dando paso a nuevas formas de organización. El descrédito de los partidos políticos tradicionales, los sindicatos, el gobierno y la justicia, abrieron una crisis de legitimidad, que se expresó en las acampadas de las plazas de muchas ciudades, entre mayo y septiembre de 2011, al grito de «no nos representan». Un movimiento ilusionante, no definido como de izquierdas o de derechas, sino como el movimiento de «los de abajo» que, poco a poco, se convirtió en una multitud de mareas reivindicativas. En los últimos meses, con la articulación electoral de Podemos, y la aparición de nuevos líderes que se definen a sí mismos como «dispositivos de comunicación política», estaríamos asistiendo al inicio de la recuperación de la soberanía arrebatada al pueblo, y a los primeros pasos dirigidos hacia una sociedad más justa en el reparto de la riqueza; abierta, por fin, a la participación ciudadana. El fin de la vieja política, el inicio esperanzador de una nueva transición.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Hasta aquí, el relato mítico del «proceso constituyente», con Podemos en el papel de la organización que mejor ha sabido conectar con la ola de indignación y sacar un rédito electoral impensable hace apenas seis meses. Los de abajo contra la casta, las familias contra los banqueros, el sentido común contra la vieja política, etcétera. Los elementos del relato son conocidos y se pueden extender a cuantos aspectos de la realidad se traten, con leves variaciones. Así, si se habla de economía basta enfrentar la economía productiva a la especulación financiera. Si de Europa se trata, opondremos el Sur de Europa a la señora Merkel, o el pueblo contra la Troika. Si nos las tenemos que ver con los partidos adversarios opondremos sus bases a la casta de sus dirigentes… y así hasta la náusea.

El relato mítico extrae su fuerza de la repetición constante de esas oposiciones: «nosotros contra ellos», con independencia del contenido, porque evidentemente siempre nosotros seremos nosotros, y ellos, ellos. Y así las verdaderas causas de la opresión quedan veladas. Pero el mensaje, sin duda, llega mucho mejor. Sin embargo, no han sido los impulsores de Podemos (el conocido como círculo promotor) quienes han inventado el cuento. Se trata de la política de partidos de siempre, remozada, y expresada en el momento y el lugar oportunos, para oídos que estaban muy dispuestos a escuchar. En el momento en que la degradación social iba camino de convertirse en irreversible, cuando las condiciones de vida sufrían un hundimiento generalizado y el descrédito de las instituciones se profundizaba, la voz de los oprimidos reclamó amos mejores, y aquellos que siempre están dispuestos a acudir a la llamada, por fin, aparecieron. Se trata, sobre todo, de apuntalar las ruinas e intentar, por todos los medios, ampliar los plazos de vencimiento de una forma de vida condenada desde hace tiempo. Ese es el papel de Podemos, encauzar la negación del régimen que sufrimos hacia una reforma que mantenga las bases materiales de la opresión pero que adopte formas más «participativas».

La base social se nutre de los reductos de las clases medias, profesionales liberales, funcionarios y estudiantes que han visto cómo la extensión de la crisis económica ha hecho peligrar ese mundo que habían creído conquistar con tanto empeño. El mundo de una precaria seguridad garantizada por un Estado de Beneficencia, que es a lo máximo a lo que llegó aquí la utopía del Estado de Bienestar. Durante casi veinte años, la derecha de este país se había ganado a una parte importante de aquellos que reclamaban «trabajo por encima de todo», y con los mismos argumentos pueden pasar hoy a engrosar las filas de los Círculos. Para ellos se construye el relato mítico que hemos visto antes, y ganarlos para la causa pasa por desplazar los términos del debate a las nuevas coordenadas.

En muchos aspectos el trabajo ya estaba hecho. Es una tontería pensar que los dirigentes de Podemos son una especie de maquiavelos posmodernos que tenían todo planeado, o unos genios de la comunicación política (resultan más bien cansinos y pedantes) que han dinamitado el escenario político como parte de una estrategia bien diseñada. Se trata de la expresión organizada de algo que latía ya en las primeras marchas de indignados y que algunos calificaron como una manera de «obedecer bajo la forma de la rebelión». Una representación de la derrota de los movimientos empancipatorios y de las luchas sociales que, después de la Transición, pasaron a tener un papel testimonial, mientras la reconversión de una economía industrial a una economía de servicios integrada en la Comunidad Europea culminaba un proceso que se había iniciado con el Pacto de Estabilización de 1959. La conflictividad social de los años sesenta y setenta, duramente reprimida y posteriormente integrada en el régimen surgido de los Pactos de la Moncloa, fue desapareciendo mientras la modernización del país se realizaba a marchas forzadas, con cargo a los Fondos de Cohesión Europea, a las subvenciones de la Política Agraria Común y a los dictados del Banco Central Europeo.

El sueño de una sociedad de la abundancia se convertía en un férreo consenso político y social en torno al crecimiento económico y el desarrollo de las infraestructuras necesarias para formar parte del Mercado Común. Los fastos del ’92 dieron carta de soberanía a nuestra particular Gran Transformación, que en la segunda mitad de los años noventa se aceleró hasta puntos insospechados, abriendo un ciclo expansivo en base a la economía del ladrillo y al pelotazo inmobiliario. El hundimiento de aquel modelo se dio cuando las transformaciones sociales que había provocado empezaron a dar síntomas evidentes de degradación. Una sociedad de servicios, precarizada y en lo fundamental dependiente, con una masa de trabajadores indefinidos tanto en lo que supuestamente era su trabajo como en lo que significaba para el conjunto de la sociedad. Cuando la máquina de crecimiento urbanístico se atragantó con toda la mierda que había generado, era demasiado tarde para apelar a la conciencia política, y sólo cabía indignarse porque alguien hubiese parado la música para dar por finalizada la fiesta.

El horizonte político de la reivindicación se reducía a una defensa de las clases medias amenazadas y a la conservación de los servicios públicos como reducto de empleo estable. Para la gran masa de los inempleables, el camino pasaba por la migración o la reivindicación activa de una vuelta al modelo previo a 2008. Y en 2011, con más de diez millones de votos, se le entregó esa responsabilidad al PP. Pero no ha servido de nada. Podemos nace en ese escenario y propone una «reindustrialización» y un rescate de la patria de manos de sus captores, a los que un inexplicables síndrome de Estocolmo les otorgó una mayoría absoluta en el Parlamento que hasta hoy mantienen. Las características de ese proceso de cambio del sistema productivo, y de la redistribución de la riqueza que Podemos propone, pasan por el refuerzo del Estado, la nacionalización de algunas industrias estratégicas, la auditoria de la deuda pública para, eventualmente, no pagar una parte que se considera ilegítima y sostener los servicios públicos, y poco más. Las llamadas al crecimiento sostenible, el respeto al medio ambiente, la supresión de la energía nuclear o la prohibición de la extracción de gas esquisto (el proceso conocido como fraking), son brindis al sol dentro de un programa que propone reindustrializar el país, aunque se cuide mucho de no explicar qué sectores industriales serían objeto del relanzamiento. El proceso constituyente, al fin y al cabo, se convierte en una refundación del capitalismo sobre unas bases sociales arruinadas, un entorno natural devastado y unos movimientos sociales que ya no aspiran a la libertad porque las condiciones para el ejercicio de la misma han desaparecido bajo las mismas formas que hoy se quieren recuperar con un fin humanitario: repartir equitativamente la riqueza. Pero esa «riqueza» nunca ha sido más que la pírrica recompensa que unos pocos obtienen por el sometimiento al régimen industrial de la existencia de la mayoría.

De ese modo, el ascenso del llamado sentido común, que los líderes de Podemos no se cansan de invocar, significa, en la práctica, el repliegue hacia la defensa de un modo de vida indefendible, una vuelta de tuerca más en el encierro del trabajo asalariado y el consumo de un montón de banalidades. Las nuevas castas alternativas ya recorren, con ritmo digno de admiración, el camino hacia su institucionalización. Y en el proceso de construcción de lo que ellos llaman un discurso «hegemónico» lo primero que desaparece es la crítica radical a la cultura material sobre la que se sostienen las actuales formas de opresión. Por ello hay que tener claro el fondo de su propuesta: patria, trabajo, orden y movilización general hacia un horizonte redentor. Quienes nos hemos enfrentado siempre a este programa del Partido del Estado, conocemos bien qué tipo de energías del descontento explotan estos movimientos y qué compromisos debe asumir desde el inicio. Darles la bienvenida como un mal menor y apostar por lo «preferible» es asumir que formaremos también parte de lo «detestable». Y quienes no estén dispuestos a ello deberán afrontar los nuevos malos tiempos por venir y seguir presentando batalla en las peores condiciones imaginables.


19 agosto, 2014

Gaza 2014: La contribución de Europa a las matanzas de Israel

Jean Feyder

Action Solidaire Tiers Monde

Intervención del autor durante la manifestación organizada por CPJPO el 7 de agosto 2014.

Los crímenes cometidos por Israel durante las últimas semanas en Gaza no habrían sido posibles sin la complicidad de los Estados occidentales, Estados Unidos en primer lugar, pero también los Estados europeos.

En el plano militar existen graves complicidades entre Europa e Israel por medio de la cooperación de 13 de los 28 Estados miembros, en particular Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, España y Bélgica. El valor de las licencias de exportación de armas a Israel emitidas por los gobiernos de la Unión Europea (UE) ha pasado de 157 millones de euros en 2011 a 630 millones en 2012, es decir, ha tenido un aumento del 290%. Algunos especialistas calculan que el valor real de esta cooperación se eleva a miles de millones de euros y no a cientos de millones.

La cooperación militar, sobre todo nuclear, se desarrolló entre Francia e Israel a partir de 1956. Se suspendió con el presidente de Gaulle en 1967 antes de que el presidente Sarkozy la relanzara. Funciona gracias a unos imperios económicos en Francia, como el grupo Lagardère. Se trata de un imperio en primer lugar mediático. Controla televisiones como MCM, radios como Europe 1 y RMF, diarios como France Dimanche, le Journal du Dimanche y Nice-Matin, revistas como Paris Match, Marie-Claire, Télé 7 Jours y Elle, y editoriales como Hachette y Grasset.

Pero Lagardère también es un gran comerciante de armas con EADS, principal consorcio militar europeo. EADS también controla Airbus. La sociedad EADS colabora estrechamente con la empresa Israel Aircraft Industries, especializada en la fabricación de drones. Esta asociación opera con la cooperación del Estado francés cuya Dirección General de Armamento (DGA) ha puesto en marcha un programa de dos mil millones de euros en previsión de fabricar 40 drones para Europa. ¿Para que sirven estos aviones no tripulados? Para espiar a la población palestina con el fin de preparar los ataques del ejército israelí. Pero la operación en Gaza nos ha enseñado que algunos de estos aviones están equipados con cargas y atacan blancos en el suelo. Las últimas semanas nos han demostrado la terrible eficacia de esta cooperación en la fabricación y puesta a punto de estos artefactos de muerte y destrucción. Volveré enseguida sobre ello.

Paso a Italia. Sin duda más que cualquier otro país europeo, Italia ha ofrecido un apoyo concreto para este último ataque israelí a Gaza. Cuando empezaron las masacres a principios de julio ofreció a Hatzerim, una base aérea en el Negev, dos aviones de adiestramiento a reacción M-346. Estos aviones (los más "avanzados" de su tipo, según los fabricantes) se utilizan para adiestrar a los pilotos en operaciones que simulan las que se han ejecutado durante el pasado mes de julio a costa de 1.800.000 gazatíes.

Los dos aviones son los primeros de un lote de treinta aviones de adiestramiento M-346 comprados por Israel en 2012 a Alenia Aermacchi, una empresa de Finmeccanica Group, el primer fabricante de armas italiano. Forman parte de un mercado público "recíproco" que favorece con mucho a Israel. Los 28 aviones restantes se tienen que entregar en 2016. 

El próximo mes de septiembre Cerdeña tienen intención de acoger unos ejercicios militares internacionales. En ellos debe participar el ejército del aire israelí, el mismo que bombardea a las mujeres y niños de Gaza.

Alemania lleva a cabo una cooperación militar con Israel desde la década de 1950. En los últimos años ha proporcionado a Israel equipamientos para los carros de combate israelíes Merkava 3 y Merkava 4 que ocuparon el Sur de Líbano en 2006 y Gaza ya en 2009. También le suministra baterías de defensa antiaérea tipo Patriot. Otros dominios de cooperación cubren equipamientos de comunicaciones y los sistemas electrónicos y ópticos. Esta operación siempre se ha mantenido bajo un fuerte secretismo. Es lo que quiso denunciar el premio Nobel de literatura Günther Grass hace dos años cuando escribió en Süddeutsche Zeitung el poema "Was gesagt werden muss" [Lo que hay que decir]. Quiso revelar que Israel es una potencia nuclear que amenaza la paz mundial y puso en tela de juicio el suministro a Israel por parte de su país de submarinos susceptibles de ser equipados después con cabezas nucleares. Advertía que Alemania podría resultar cómplice en caso de un ataque nuclear preventivo de Israel a Irán. En 2005 Berlín y Tel-Aviv cerraron un contrato de venta de submarinos convencionales tipo Dolphin, el sexto de cuyos ejemplares estaba a punto de ser entregado. Grass había denunciado el "silencio generalizado" que pesa sobre esta cuestión y hablaba de una "mentira pesada" porque "el veredicto de antisemitismo caerá automáticamente" sobre quien rompa el silencio. Este artículo de Grass desencadenó una enorme polémica en Alemania**.

En el caso de Reino Unido existe una estrecha colaboración entre el gobierno británico y el ocupante israelí. Esta pasa especialmente por una cooperación con la empresa de armamento israelí, Elbit Systems, el mayor productor de equipamiento para los drones. Es el primer exportador del mundo de estos aviones sin piloto.

El drone Hermès de Elbit es el más utilizado por el ejército israelí, sobre todo en Gaza, donde se ha utilizado contra la población civil gazatí el drone 450, equipado con dos misiles de alcance medio. En 2010, 2011 y 2012 se exportó a Israel el material para drones fabricado en esta fábrica de Birmingham y estos drones se están utilizando en las actuales masacres de Gaza, sobre todo el Hermes 450, que ya había causado multitud de víctimas durante la ofensiva "Plomo Fundido" en 2008/2009.

Como la mayoría de las empresas de armamento israelíes, Elbit se beneficia de la ocupación israelí en Palestina. La industria israelí "de protección de la patria" utiliza la ocupación como laboratorio para probar el funcionamiento de sus métodos de ocupación y de control, y a los y las palestinas como cobayas involuntarios. Esta tecnología israelí se vende a continuación a regímenes que también están interesados en la represión de las personas pobres y marginadas, como, por ejemplo, Estados Unidos, donde Elbit ha ganado un lucrativo contrato de 155 millones de dólares para suministrar técnicas de vigilancia a la frontera entre México y Arizona.

El colmo de la perversión del sistema es que en las Bolsas estadounidenses las acciones de Elbit se negocian a la alza desde el inicio de esta última ofensiva israelí contra Gaza. Su cotización ha aumentado un 6,1%.

Tengo que añadir que toda esta cooperación militar de los europeos se hace en violación de un Código de Conducta de la Unión Europea, que en 2008 se convirtió en posición común, por lo que es jurídicamente vinculante. Según la posición común, "los Estados miembros están determinados a impedir las exportaciones de tecnologías y de equipamientos militares que se podrían utilizar con fines de represión interna o de agresión internacional, o contribuir a la inestabilidad regional". Entre los ocho criterios que se enumeran en la posición común figura "el respeto de los derechos humanos en el país de destino final" y el "respeto del derecho humanitario internacional por parte de este país". Otro criterio se refiere a la "preservación de la paz, la seguridad y la estabilidad regionales".[1]

Al hacerse público el reparto de las exportaciones por destinatarios, se consta que desde 2001 y en un periodo de ocho años veinte Estados de la UE exportaron en diversos grados material militar a Israel. Entre estos veinte Estados figura Luxemburgo con la concesión de una licencia. Francia totaliza el 50 % de las exportaciones [2]. Todo esto demuestra que la hipocresía de Europa es flagrante.

Un único punto positivo: el gobierno español decidió suspender provisionalmente su cooperación militar con Israel. Reino Unido anuncia que quiere revisar sus licencias de exportación militar.

Alto a toda cooperación militar europea con Israel. Hay que saber que Israel no puede actuar solo, sino únicamente con el apoyo de gobiernos y de multinacionales que tienen nombres y direcciones. Para un grupo de militantes británicos de BDS [boicot, desinversión y sanciones a Israel] es el momento de que, con el fin de aislar a Israel, el movimiento de solidaridad con Palestina pase a una velocidad superior en sus acciones contra aquellos que apoyan a Israel de esta manera y se aprovecha del apartheid israelí. Nueve militantes ingleses de este grupo que actuaban en el marco de la campaña de BDS dieron ejemplo y ocuparon el tejado de la empresa Elbit cerca de Birmingham. Cerraron la fábrica de armas israelíes. Exigen que el gobierno británicos deje de colaborar militarmente con Israel y que cierre definitivamente la fábrica Elbit Systems, el mayor productor de equipamiento para los drones.

"Cuando nuestros gobernantes apoyan crímenes contra la humanidad, la sociedad civil tiene que actuar", afirmaban en un comunicado, que añadía que lo que compra el gobierno británico son estos drones que se han probado masacrando a palestinos y palestinas. El primer ministro británico David Cameron tiene sangre palestina en las manos y es urgente que deje de fomentar la ocupación, el apartheid y el colonialismo israelíes decretando inmediatamente el embargo militar de Israel, empezando por estos drones que son un elemento clave del arsenal de la muerte israelí.

Acabo recordando que en el reciente llamamiento que el CPJPO* dirigió a nuestro gobierno también le pedíamos que se comprometiera en favor de la detención de toda cooperación militar con Israel y podríamos añadir que esta petición se hace igualmente en aplicación de la posición común de 2008. ¡Que Europa respete por fin sus propias leyes!

* N. de la t.: Comité por una Paz Justa en Oriente Medio.

** N. de la t.: Véase, "Günter Grass y el antisemitismo", Ernesto Gómez Abascal,



[2] Ibid.


13 agosto, 2014

Grecia. Carta de la compañera anarquista Pola Roupa, miembro de Lucha Revolucionaria en clandestinidad

(Traducido por lxs compañerxs de Contrainfo)
Nikos y Pola, durante el juicio en su contra

El 16 de julio de 2014, el compañero Nikos Maziotis, miembro de Lucha Revolucionaria, cae sangrando por la bala de un policía, tras una furiosa persecución que desataron los perros armados del régimen. El compa da la batalla contra los pacos que le perseguían. Todo el aparato estatal festeja por el arresto del “buscado más peligroso” del país. Lo mismo hace el criminal y verdadero cabecilla terrorista Samaras, que con su gobierno tomó las riendas de los anteriores gobiernos a favor de los memorandos en la campaña del más grande genocidio social que ha ocurrido en el país en tiempos de “paz”. Samaras usa el arresto de Maziotis como herramienta para estabilizar su tambaleante gobierno y para sostener un régimen político y económico con cimientos podridos, que desde hace años se ha desacreditado en las conciencias sociales.

El arresto de un revolucionario del rango político de Nikos Maziotis es para el régimen político y económico, no solo en Grecia, sino a nivel internacional, un “gran éxito”, como se expresó por los Estados Unidos. Eso es porque el arresto del compa se percibe por parte de nuestros enemigos como un golpe a la lucha por el derrumbe del régimen, como un golpe a la lucha por la liberación del yugo del capitalismo y del Estado, como un golpe a la lucha por la revolución social. El tamaño de la amenaza que representa Maziotis para el régimen se refleja en los altos tonos de las asquerosas celebraciones del Poder político en Grecia y el extranjero. Porque el compa y Lucha Revolucionaria, organización a la cual pertenece, están intrínsecamente ligados a la desestabilización política del sistema, minando este régimen podrido. Están ligados a la firme guerra contra la dominación y la barbarie contemporánea. Están ligados a la lucha por el derrocamiento del Estado y del capitalismo, están ligados a la revolución social. El compa Nikos Maziotis estuvo y continúa dedicado a la revolución. Por eso luchó, por eso lucha, por eso le consideran como el mayor peligro para el régimen. Así que el peso político de este caso debe ser el parámetro primordial para la solidaridad con el compañero.

Actualmente, Maziotis está preso de la guerra social y de clase. No es justo que esté él en la prisión. Lo justo sería estar libre, luchando por la revolución social. Lo justo sería que en su lugar estuviesen los responsables de la miseria del pueblo griego, los que votaron y aplican los memorandos, llevando cadenas y siendo juzgados por los tribunales populares. Debería estar allí la élite económica, los ricos que chupan la sangre de los proletarios, la élite política y sus siervos. Lo justo sería que estuviesen atados con cadenas Samaras, Venizelos, Papandreou, Papademos y sus organizaciones criminales, los de la Troika y los altos mandos de la Unión Europea. Los patrones griegos y extranjeros, que para sus intereses económicos se devasta el país y la gente que vive en este. Estos son los verdaderos terroristas y ladrones. Estos son los brutales criminales y asesinos.

Los festejos por el arresto fueron acompañados por los esperados ataques de la propaganda estatal que fue reproducida y en gran medida creada por los altavoces del Poder, los medios de comunicación masiva. Ataques que buscaban manchar el carácter revolucionario del compañero y que tuvieron como bandera el enfrentamiento armado en la zona de Monastiraki, donde el compa se presenta como “pistolero sin escrúpulos” que abre fuego indiscriminadamente, mientras que los pacos “luchan para neutralizarlo” sin usar armas. Se supone que los pacos dispararon solo una bala, y esta para “neutralizar” al compa. Que asquerosos mentirosos y que hipócritas son, tanto los del aparato estatal, como también los sapos del régimen en los noticiarios! “Estaba disparando entre la gente”. ¿Quién eligió el lugar de este enfrentamiento? ¿Quién comenzó la persecución? ¿O es que Maziotis debería haber abandonado el arma y rendirse sin luchar?

Los pacos optaron conscientemente por llevar a cabo un enfrentamiento armado en un sitio lleno de gente. El compa fue obligado a defenderse. Después de hacer desaparecer lo más rapido posible de la publicidad uno de los turistas que declaró que fue baleado por un policía, afirmaban constantemente a través de los media que dispararon sólo una vez, mientras que el compa ocho. Pero aún con la única sospecha de que la persona que perseguían fuera Maziotis, estaban dispuestos a disparar incluso con armas automáticas para que no les escapase. Porque lo que estaba en jaque para ellos era de gran importancia política y no les interesaba para nada si la operación iba a realizarse entre decenas de personas. Tampoco si alguien moría. Al fin y al cabo, echarian la culpa al compa. ¿Quien podría desmentirles?

En cuanto a las ridículas afirmaciones de que supuestamente le habían localizado unos días antes, estas fueron dichas dentro del contexto de la propaganda estatal para no admitir que se trataba meramente de un suceso aleatorio. Esto es algo que se nota también de sus versiones contradictorias. Por una parte afirman que el compa fue reconocido por una secreta poco antes del enfrentamiento y por otra parte que le había reconocido otro secreta los días anteriores en alguna parada del metro. Si fuera verdad que le habían localizado los días anteriores, nos habrían ya arrestado. Una chivata y un infortunio dieron paso a la persecución. Pero claro, no podrían admitir que la persecución comenzó al azar. Toda la propaganda acerca de la supuesta localización tuvo lugar para afirmar al público que el aparato represivo, y especialmente las fuerzas “antiterroristas”, son productivas y efectivas. Solo que esto queda muy lejos de la realidad. Todo el periodo anterior estuvimos continuamente entre ellos. Nos estabamos moviendo por todas partes. Pasábamos a su lado. Les podíamos ver, mientras que ellos no podían vernos a nosotrxs.

Desde el arresto de mi compañero, yo paso a ser la “buscada más peligrosa”. Yo y mi hijo, para quien los espantapajaros del régimen en los medios de comunicación masiva “informan” con exceso de grosería sobre un montón de datos suyos, mientras que al mismo tiempo están felicitando con una asquerosa hipocresía a los mecanismos de persecución por no publicar la fotografía que tienen de él. Solo que ahora, con cada dato que los pacos tienen en sus manos, van a barrer el país para encontrarlo. Por lo demás, se supone que no se busca a mi hijo. Como había afirmado en el pasado una vergonzosa periodista al servicio de la policía, a través del hijo esperaban capturarnos. Ahora, a través del hijo esperan capturarme a mi.

A mi compañero le tienen gravemente herido en sus manos. Su venganza era algo que se esperaba. No les es suficiente con tener a Maziotis con la mano destruida por una bala, con su serio estado de salud, que a pesar de que se ha hecho publica la necesidad de una monitorización médica cercana y de nuevas operaciones, le obligaron a un traslado vengativo a una cárcel que se sabe que no dispone de médicos ni para las necesidades elementales de los presos. No cabe duda que su estado se ha empeorado, sólo por el traslado mismo. Conozco de primera mano qué tipo de traslados imponen a lxs luchadorxs armadxs. Cuando me obligaron a un traslado mientras estaba embarazada, acabé en el hospital con una hemorragia, donde tuve que permanecer internada para no perder el hijo. Es obvio que tienen miedo. Tienen al compa en sus manos, con su brazo destrozado, y aun así siguen teniendo miedo.

En lo que tiene a ver conmigo, en serio, ¿esperaban y siguen esperando que me fuese a entregar? No les voy a hacer ese favor. Que vengan a arrestarme. En realidad, mis perseguidores no lo creen. Es por eso que allanaron la casa de mi familia, la registraron e interrogaron a mi madre y mi hermana, buscando en vano algun rastro. Sus declaraciones en los mass media, según las que me encuentro en una posición dificil y que puede ser que me entregase por mi misma, no son nada más que un último esfuerzo de presión. Mis perseguidores me conocen. Me conocieron el 10 de abril de 2010, cuando me tenían en sus manos embarazada, y a pesar de sus ridiculos intentos de aterrorizarme yo no les decía ni mi nombre y lo único que recibieron fueron mis escupitajos. Conocen mi posicionamiento político del periodo que estuve encarcelada, conocen la postura política que mantuve durante todo el proceso del juicio. Fue, soy y seré miembro de la Lucha Revolucionaria. Si piensan que me pueden doblegar, están equivocados.

El arresto de nuestro compa fue un golpe. Nuestro compa Lambros Foundas pintó con su sangre las estrechas calles de Dafni, y Nikos Maziotis las de Monastiraki. La Lucha Revolucionaria ha dado su sangre por la causa de la revolución social. Pero no serán nuestros enemigos los que dirán la última palabra.

El campo de acción está abierto para la Lucha Revolucionaria. El campo social es nuestro campo, no el suyo. Para nuestros enemigos es un campo hostil, salvaje, que lo pueden controlar sólo con la violencia. El Estado y el Capital saquean, aterorizan, asesinan cada día, exterminan para que se salve el régimen. En el nombre de la “limpieza de la podredumbre” están masacrando a millones de humanos que se consideran inecesarios para la reproducción del capitalismo. Al mismo tiempo bombardean la sociedad con estúpidos cuentos sobre “recuperación económica” y “salida del país del túnel de la crisis”. Cuentos que dan risas, pero también indignación, a los pobres, los hambrientos, los desarrapados de este país.

El 16 de julio en Monastiraki tuvo lugar un combate. Un combate desigual, entre un revolucionario y decenas de perros armados del Estado. Un combate tan desigual, como lo es en este periodo histórico la lucha por la revolución. Una lucha entre unxs pocxs revolucionarixs y un aparato numeroso y armado hasta los dientes. Sólo que esta lucha, la lucha revolucionaria, no es una cuestion numérica. Es una cuestion de alma. Es una causa de creencia en la justicia revolucionaria. Una causa de creencia en la revolución. A combatir contra un sistema asesino, criminal por su naturaleza, que se reproduce a través de la explotación, la opresión, incluso mediante el exterminio físico de personas. Un sistema que se reproduce a través de la violencia. La violencia de la política de la economia, la violencia que ejerce la élite económica y política para mantener vivo el podrido sistema capitalista, para garantizar sus intereses, para continuar dominando. Los resultados de esta violencia los experimentamos todos nosotros los últimos 4 años que el país se ha hundido en el torbellino de la crisis, con los millones de desempleados y trabajadores ocasionales, con los salarios de hambre, con la transformación del trabajo en tráfico de esclavos, con las peores condiciones de esclavitud asalariada vividas por la gente en este país. Los resultados de esta violencia que asesina los vimos y los vemos en los famélicos, los niños desnutridos, los que mueren de hambre, que acaban enfermos, que pierden la vida, en los suicidios que aumentan continuamente. Los vemos en los contenedores de basura, donde los hombres-ratones, con su dignidad quebrantada, buscan por un trozo de pan. Esta violencia “encubierta” del sistema en el centro de la crisis se ha transformado en un arma de destrucción masiva.

No cabe duda alguna que es justo combatir la injusticia. Combatir un sistema que para consolidar el orden mediante la cruda violencia de sus mecanismos represivos está encarcelando, apaleando, asesinando humanos de segunda clase, sean estos resistentes, huelgistas y manifestantes o migrantes empobrecidos. Que está construyendo mazmorras de “maxima seguridad” con el objetivo de aniquilar políticamente, moralmente, psicológicamente, e incluso físicamente a lxs luchadorxs armadxs, para aplastar la voluntad por la lucha revolucionaria armada. Un sistema cuya justicia impone la legalización de cada tipo de violencia estatal (el caso con los migrantes ahogados en Farmakonisi y las responsabilidades de los maderos de la marina fue archivado), pero también la violencia racista contra empobrecidos obreros (los terratenientes productores de fresas y los capataces en Manolada fueron absueltos por el ataque asesino con fusiles contra los campesinos migrantes). Además, a nivel internacional, en el nombre de la consolidación del nuevo orden mundial a través de las guerras contra el “terrorismo”, se legitima la masacre de un pueblo entero en Palestina.

La lucha revolucionaria es un asunto de creencia en la necesidad de combatir a los opresores. Para que se devuelva así a los verdaderos criminales, a los verdaderos terroristas y asesinos que componen el sistema, un porcentaje de la violencia que ejercen. Porque sólo con la acción revolucionaria armada pueden entender que no serán inmunes para siempre.

Sobre todo, la lucha revolucionaria es un asunto de profunda e irreductible creencia en la justicia revolucionaria, la justicia de la abolición de cada forma de explotación y represión, la destrucción del Estado y el capitalismo. La justicia de una sociedad de igualdad económica, sin ricos y pobres, sin amos y esclavos. La justicia de una sociedad de personas verdaderamente libres.

Lucha Revolucionaria, en el periodo que ha estado activa, desde el 2003 hasta el día de hoy, lleva a cabo una lucha armada dinámica contra la totalidad de las formas de violencia del régimen antes mencionadas. Ministerios, tribunales, fuerzas policiales, bancos, la bolsa de Atenas, la embajada estadounidense, el Banco de Grecia, estos han sido los objetivos de la organización. Actuando con coherencia dio respuestas significativas a la violencia estatal, la violencia de la élite económica y política, la violencia de la justicia del régimen y escribió páginas importantes en la historia revolucionaria de estas tierras, y también a nivel internacional.

Actuó y habló de la crisis económica en tiempos donde el silencio se extendía sobre el fraude del régimen por “la estabilidad eterna del sistema” y la “próspera economía griega”. Más tarde, con el inicio de la crisis, desmintió todas las voces dominantes que hablaban de “la fortificada e inatacable economia griega”, además de las percepciones superficiales, las impregnadas por la propaganda dominante que no podían comprender la magnitud de la tormenta que se acercaba.

Habló y actuó por la revolución y la organización social revolucionaria en tiempos donde estos asuntos habían sido enterrados bajo el moho del fraudulento bienestar social. Mantuvo y sigue manteniendo encendida la llama de la revolución social, la llama de la libertad. Marcó, determinó, inspiró muchas personas, formó y sigue formando conciencias.

Por todo eso, fue, es y será una amenaza política seria para el régimen. Por todo eso luchó, lucha y seguirá luchando Lucha Revolucionaria. Por todo eso continuaré luchando yo también.

Libertad al compa Nikos Maziotis

Honor para siempre al compa Lambros Foundas

Viva la revolución social

Pola Roupa

8 de agosto de 2014 

http://publicacionrefractario.wordpress.com/2014/08/12/grecia-carta-de-la-companera-anarquista-pola-roupa-miembro-de-lucha-revolucionaria-en-clandestinidad/#more-6707

Pincha aquí para acceder a la lectura de la declaración política de Pola Roupa en los juzgados especiales de las prisiones de Koridallos.

04 agosto, 2014

Gaza y la otredad


Loam

Hagamos el sano ejercicio de despojar al "simio sapiens" de sus múltiples y variopintas etiquetas. Despojémosle de sus documentos y demás señas de identidad artificial (cultural). ¿Qué nos queda entonces? Nos queda lo esencial, lo que realmente importa a fin de cuentas: una frágil criatura mortal debatiéndose con la existencia.

Antes que judío, musulmán, cristiano, copto o budista; antes que amarillo, cobrizo, negro o blanco; antes que europeo, asiático, americano o africano; antes que cualquier otra condición culturalmente adquirida o impuesta, el ser humano es PERSONA, es decir, posee (porque si no no lo es) un sentido solidario y responsable de la otredad, reconoce y se identifica con el otro por todo cuanto es común en ambos, por todo cuanto NO es prescindible. Prescindible es la religión, la nacionalidad, la raza (si es que tal cosa existe), el género e incluso la ideología... Lo que NO es prescindible es el respeto a la vida propia y ajena, que no es lo mismo, pero es igual. El enemigo, entonces, es una ficción, un artificio hábilmente urdido por el poder y el dominio, un concepto que brota de la impotencia y el terror de los aterrorizados, ciegos e incapaces de reconocer al otro, incapaces de reconocer y respetar la vida.


A esa ceguera, a esa incapacidad intolerante, despótica y criminal, asumida como un valor, a esa violencia perpetrada contra la vida es a la que yo me opongo, no importa quién, cuándo, ni cómo se ejerza.


¡CON GAZA, CONTRA EL INVASOR!