Pensamiento
crítico – 26/09/2019
Los verdaderos
ambientalistas de este mundo son los pueblos en lucha contra la
depredación que perpetran las multinacionales: los que entregan sus
vidas por sus comunidades, por las montañas y ríos. Cada mes,
decenas de esos verdaderos ambientalistas son asesinados en sus
países: las balas de los sicarios del capitalismo transnacional
revientan sus cabezas llenas de honestidad y lucha, y mueren con las
manos limpias, unas manos que jamás habrán estrechado las manos
infames del FMI, ni las de los demás vampiros del planeta. La clase
explotadora y su sistema capitalista se perpetúa en base al
Exterminio y a la alienación: en base a la violencia, y también en
base a la mentira que impone a través de sus medios masivos.
En sendas fotos se
aprecia a Greta Thunberg, el nuevo personaje hyper-mediatizado por el
aparato cultural del capitalismo, junto con la directora del FMI y
candidata al BCE, Christine Lagarde (el FMI, esa institución del
capitalismo transnacional que depreda la naturaleza y hambrea pueblos
enteros): un apretón de manos que ilustra muy bien la felicidad de
los amos del mundo al saludar a quienes bien les sirven en la
importante tarea de penetrar todas las luchas con Caballos de Troya
que encausen las energías hacia callejones sin salida, que manipulen
a las mayorías en seudo luchas que no vayan nunca a tocar la raíz
de los problemas, y por lo tanto no los solucionen. El capitalismo
que está acabando con la naturaleza no es cuestionado por la fábula
de Greta. El planeta se muere y siguen con su Pan y Circo. Cinismo
absoluto.
La televisión, la
prensa, la industria cultural, están en manos de monopolios privados
en el capitalismo: esos monopolios suelen también tener capital en
el complejo militar industrial, en el agroindustrial, en la industria
química y farmacéutica, etc... Todo lo anterior explica el porqué
los medios masivos no televisan a nadie que cuestione realmente sus
intereses: nadie que cuestione la perpetuación de este sistema, que
cuestione al capitalismo, recibirá tal hyper-mediatización.
La depredación de la
naturaleza se debe al modo de producción capitalista: el
agroindustrial intoxica la tierra, la megaminería devasta montañas
y ríos, etc. El sobreconsumo es un fenómeno teledirigido por el
aparato cultural del capitalismo, por el bombardeo publicitario. La
Obsolescencia Programada, mecanismo perverso de envejecimiento
prematuro de las cosas, implementado adrede en el modo de producción
capitalista, también le garantiza a la burguesía que las masas
sobreconsuman, porque así es que la burguesía llena sus arcas: en
base a la explotación contra las y los trabajadores y en base a la
devastación contra la naturaleza.
No hay solución a la
devastación de la naturaleza dentro del capitalismo. Ante la
tragedia palpable de continentes de plástico flotando en los
océanos, de la deforestación vertiginosa de bosques milenarios, de
los glaciares depredados, de las napas freáticas y ríos
contaminados y desecados, de cordilleras rebanadas por la mega
minería, del uranio empobrecido con el que el complejo militar
industrial bombardea regiones enteras, de los niveles de CO2 en claro
aumento, el cinismo de los amos del mundo es descomunal. Cómo si
plantearan lo siguiente:
«No se puede tapar
el sol con un dedo, es decir ya es inocultable la devastación del
planeta que los grandes capitalistas estamos perpetrando; ahora bien,
lo que sí se puede hacer para seguir depredando y capitalizando, es
mentir sobre las causas profundas y sistémicas del problema. Lo
importante es que no se nos señale a nosotros como los responsables,
que no se nos señale a los propietarios de los medios de producción,
los que decidimos qué se produce, bajo qué condiciones y a qué
ritmo, los que nos enriquecemos mediante el saqueo de la naturaleza y
mediante la plusvalía que le sacamos a las y los trabajadores, los
que decidimos cómo debe comportarse la población, ya que la
inducimos al sobreconsumo que nos enriquece a nosotros, y la
inducimos a no cuestionar a este sistema que tanto nos conviene a
nosotros como minoría dominante. El fingir que nos preocupa el
planeta, dará muy buenos réditos, basta con una buena operación de
propaganda a nivel mundial, que se nos vea escuchando a algún
símbolo que habremos creado previamente, algo que no nos cuestione
como clase dominante, como clase explotadora, y que no cuestione en
definitiva este sistema».
Pero la gangrena no se
cura con tiritas, y obviamente la depredación del planeta no se
frenará con los placebos que el mismo sistema ofrece para encausar
el descontento social hacia callejones sin salida.
Greta y su grupo apelan a
las supuestas "cualidades morales" de los amos del mundo,
apelan a su supuesta "buena voluntad"; una vez más
entramos en la fábula anestesiante que finge ignorar que en el
capitalismo la acumulación de riquezas la perpetran los grandes
capitalistas de dos maneras fundamentales: la explotación contra las
y los trabajadores y el saqueo de la naturaleza. En esta fábula del
GreenWashing (lavado verde) se plantea fraudulentamente la existencia
de un supuesto "capitalismo verde", algo totalmente
imposible por la lógica misma del sistema. No es posible un
"capitalismo verde", como no es posible un "capitalismo
con rostro humano", como no es posible un león vegetariano. Y
eso simplemente porque cuando hablamos de este sistema económico,
social, político y cultural que es el capitalismo, hablamos de los
mecanismos inherentes a su lógica: ca-pi-ta-li-zar.
Y a los que vengan con el
fraude de que “los países nórdicos son grandes ejemplos de
capitalismo bueno y verde”, decirles que mejor se lo pregunten a
una víctima de las masacres que las grandes empresas nórdicas han
fomentado en el Congo para poder saquear hasta la médula el Coltán
y otros recursos. ¿Les suena de algo Ericsson, Saab, Volvo, Bofors
(armas), Nammo (armas), Kongsberg (armas), Ikea, H&M, etc? Ni muy
“verdes” ni muy “humanas” en lo que a explotación y
devastación contra las y los trabajadores y contra la naturaleza se
refiere. ¿Ah, que si se logra externalizar fuera del país toda la
cloaca de las prácticas que enriquecen a una multinacional, entonces
no se toma en cuenta dicha cloaca? ¿Y la faraminosa cifra de
negocios de las empresas suecas, noruegas y finlandesas en base a la
venta de armas, y su lucrativa participación en toda nueva invasión
de la OTAN, tampoco será mostrada en la fábula, no?
No es posible un
"capitalismo verde", como no es posible un "capitalismo
con rostro humano", como no es posible un león vegetariano.
Porque la explotación y la depredación son inherentes al
capitalismo. Ahora bien, lo que sí es posible, es maquillar el mismo
rostro inhumano y nada verde del capitalismo, con toneladas de
maquillaje para que parezca lo que no es. Pero un león con una
máscara de zebra, no será nunca vegetariano como el personaje de su
máscara, así como un sistema como el capitalismo, no será nunca
"verde" como las máscaras que de sí mismo mediatiza el
mismo sistema. Grandes multinacionales energéticas, depredadoras por
excelencia de la naturaleza, arboran logos de colibrí o de fauna
marina. La BMW y un banco suizo financian el barco con el que Greta
surca los mares: ¿Será entonces menos poluyente, menos infame, el
proceder de la BMW o del banco suizo?
Por otra parte, en el
discurso del GreenWashing se culpabiliza a todos por igual, y al
final... «si todos somos culpables nadie lo es de manera
específica», lo que es una manera de diluir responsabilidades, de
no señalar a los principales responsables de esta barbarie: los
grandes capitalistas, la burguesía transnacional.
Es verdad que el
sobreconsumo no se limita a la burguesía, porque si bien esta puede
consumir muchísimo más y genera un despilfarro brutal, la clase
explotada también ha sido alienada por el bombardeo publicitario,
para llevarla a sobreconsumir, aún a costa de contraer deudas. Pero
una vez más, hay una cuestión de clase: porque es la clase
explotadora, la que posee los medios de producción y propaganda, la
que impone su hegemonía ideológica y cultural a todo el planeta, es
la clase explotadora la que aliena a la clase explotada a través de
los medios masivos de su propiedad. Es mediante la alienación que la
clase explotadora dirige a la clase explotada hacia el
sobreconsumismo, la dirige mediante el bombardeo publicitario y
mediante los paradigmas que impone el aparato cultural del
capitalismo (individualismo, consumo presentado como "compensatorio",
noción de “éxito” relativa al tener y no al ser, etc). La
Obsolescencia Programada (envejecimiento prematuro de las cosas)
también les garantiza a los grandes capitalistas que las masas
sobreconsuman, para llenar sus cuentas bancarias mientras devastan al
planeta.
En el 2019, las 26
personas más enriquecidas del mundo tienen la misma riqueza con la
que malviven los 3.800 millones de personas más empobrecidas, la
mitad de la población mundial (Oxfam). Un puñado de
multimillonarios posee los principales medios de producción y medios
de propaganda y difusión. El 1% de la población mundial posee el
82% de la riqueza mundial. La base de datos de consumo de energía
eléctrica per cápita, evidencia que son Europa, Estados Unidos,
Canadá y demás metrópolis capitalistas, las que consumen, y de
lejos, la inmensa mayoría de la energía consumida a nivel mundial.
En el discurso de la
Máscara Verde, se equipara la depredación que cometen los grandes
capitalistas, las gigantescas empresas que secuestran ríos enteros
para la mega minería, con los pueblos que son sus víctimas. Se
equipara a víctimas con victimarios en ese abyecto discurso del
“todos somos culpables”, que no hace distinción alguna, ni de
clases sociales, ni entre el puñado de países que consumen el 80%
de los recursos del planeta (Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón,
Australia y demás metrópolis capitalistas) y todos los demás
países del mundo (la inmensa mayoría) que sobreviven con el 20%
restante. En el discurso de la Máscara Verde no se habla de
metrópolis capitalistas que sobreconsumen, versus periferias
capitalistas que son concebidas por el capitalismo transnacional como
meras "bodegas de recursos" y saqueadas hasta la médula,
con un impacto ecológico devastador y un impacto social de
empobrecimiento, tampoco se dice que el saqueo es perpetrado
asesinando a toda persona o comunidad que alce su voz contra el
saqueo capitalista.
Se equipara a las
multinacionales depredadoras con los pueblos que éstas exterminan.
Tomemos como ejemplo lo que cometen la Anglo American, la BHP
Billiton y la Glencore al desviar todo un río para usar el agua en
la mina de Carbón más grande del mundo, la mina del Cerrejón en
Colombia, lo que causa sequía, ecocidio, hambruna y Genocidio contra
uno de los principales pueblos indígenas de Colombia: los Wayú. Más
de 14.000 niños Wayú han muerto de hambre y sed por causa del
saqueo capitalista que perpetran esas tres multinacionales. El carbón
que se extrae por toneladas, es encaminado hacia Estados Unidos y
Europa principalmente. Así que no, no somos "todos culpables
por igual". No es igual de culpable una familia trabajadora que
un capitalista. No es igual de culpable la multinacional Glencore que
el pueblo Wayú padeciendo exterminio. No son culpables las y los
miles de luchadores sociales, ecologistas verdaderos, que son
asesinados a diario por las balas de los sicarios del capitalismo
transnacional; pero en cambio sí son culpables los que saquean el
planeta y pagan sicarios para exterminar toda oposición al saqueo
capitalista.
Por nuestras muertas y
muertos, ni un minuto de silencio ante la barbarie y la pantomima con
la que pretenden encubrirla: más de 1500 campesinos, indígenas,
afrodescendientes, ambientalistas, luchadores sociales, asesinados en
Colombia por el capitalismo transnacional en cinco años, otros miles
en México, otros tantos en diversos países de África, Asia y
América Latina... Y nos vienen con su fábula de la niña de las
trencitas, que NO cuestiona al sistema capitalista y es
hyper-mediatizada, con su montaje que hiede a paternalismo
eurocentrado, con su decorado que hiede a cinismo, con su teatro que
hiede a fingir para que todo siga igual.
Están experimentando
para ver hasta qué punto nos tragamos todos sus montajes con la
sonrisa tonta, mientras que ellos, los miembros de la clase
explotadora, siguen depredando montañas y ríos, océanos y bosques,
siguen perpetrando ecocidios y genocidios, siguen empujando a
millones de desposeídos a los caminos del éxodo, siguen
transformando el planeta en un basural y a los seres humanos en
alienados (y al que no se deje alienar, y pretenda luchar por fuera
de los trazados de lo inútil, le asestan la bala paramilitar y
militar, o la persecución política y la cárcel).
«Mientras tengamos
Capitalismo, este planeta no se va a salvar; porque el capitalismo es
contrario a la vida, a la ecología, al ser humano, a las mujeres»,
expresaba Berta Cáceres, auténtica ambientalista y luchadora social
hondureña, asesinada por oponerse al saqueo capitalista. Chico
Méndes, otro auténtico ambientalista, defensor de la Amazonía y
luchador social asesinado para callar su voz de consciencia de clase,
para intentar frenar la organización política de los desposeídos,
ya señalaba, antes de ser asesinado, las imposturas del
"GreenWashing" (al que por entonces no se llamaba con ese
término, pero que ya existía). Contra el capitalismo y su
Maquillaje Verde, también había alzado su lucha Macarena Valdés,
ecologista Mapuche asesinada por defender a la naturaleza y a la
comunidad, por enfrentarse a la multinacional RP Global, de capital
austriaco, que promueve la energía que vende como "renovable y
sustentable", tras participar del ecocidio y genocidio contra el
pueblo Mapuche. Las y los luchadores contra la depredación de la
naturaleza son miles, sus voces no son mediatizadas, sus vidas suelen
ser cortas porque son truncadas por las herramientas represivas al
servicio del capitalismo transnacional.
Y si algún país
pretende nacionalizar los recursos naturales y no permitir que las
multinacionales los saqueen, lo bombardean en sus guerras
imperialistas, lo invaden, le introducen mercenarios fanáticos
religiosos incubados desde el imperio, lo torturan, lo martirizan, le
imponen regímenes sanguinarios (¿dónde están esos falsos
“ecologistas” del sistema cuando el imperialismo estadounidense y
europeo masacra naturaleza y pueblos en Irak, Libia, Colombia,
Afganistán, Yemen, etc? Ah... Que ahí no está su seudo “protesta"
¿no?... Claro, las marionetas al teatrillo, a embaucar incautos, a
hacer que las miles de personas que fueron (y son a diario)
asesinadas por el capitalismo transnacional por haber verdaderamente
defendido al planeta en primera línea, sean más silenciadas todavía
en medio de toda la cacofonía, de la hyper-mediatización de la
ficción. Pero la lucha sigue, contra el capitalismo y su barbarie;
porque la cosmética con la que pretenden tapar su hedor, muchas y
muchos no nos la tragamos.
Blog de la autora:
www.cecilia-zamudio.blogspot.com
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