LA
HAINE - 26/02/2022
Artículo de Ramiro
Gómez, miembro de la Brigada Rubén Ruiz Ibarruri y participante en
la Caravana Antifascista de Banda Bassotti
Me pongo a escribir esto
tratando de contener la rabia y la indignación que me producen las
reacciones de la izquierda occidental y de la sociedad en general
sobre el contraataque ruso contra Ucrania.
La verdad es que no
espero gran cosa con esto. Tengo de sobra comprobado que no hay más
ciego que el que no quiere ver, y que por mucho que todos repitáis
mil veces que la tele manipula, seguís bailando al ritmo que os
marcan los medios de masas de occidente.
Desde ayer he visto las
redes sociales llenas de cartelitos de NO A LA GUERRA a los que
habéis quitado los casi 20 años de telarañas desde la guerra de
Irak.
Podría decir que esos
mismos carteles han estado olvidados en el fondo del cajón de la
infamia, mientras Israel masacraba Palestina. Mientras EEUU arrasaba
Afganistán, o Libia, en bombardeos masivos que han causado la muerte
de mas de 150.000 personas, incluyendo miles de niños. Muertes que
EEUU se ha negado a investigar. Pero decir todo esto, sería
demasiado fácil. Podría decir que cuando los medios os dijeron otra
vez, que al igual que con Libia había que intervenir en Siria, os
habéis mantenido callados mientras USA atacaba a un país soberano y
saqueaba sus reservas de petróleo.
También podría decir
que en lo que va de mes de febrero del 2022, ha habido muertos en
Palestina, en Damasco por bombardeos de Israel, al igual que en Yemen
o en Somalia. Y vuestros cartelitos seguían olvidados.
También podría decir
que las políticas occidentales han causado un genocidio constante en
las aguas mediterráneas, pero seria poner en bandeja el que 4
caraculos me tachen de demagogia. Se ve que hay muertos que importan,
y otros que no.
Como decía Malcolm X,
tened cuidado con los medios de comunicación porque si no vais a
acabar defendiendo a los opresores.
Pero quiero centrarme en
la guerra que estalló en Ucrania en el año 2014, a la cual,
vuestros insulsos carteles están llegando 8 años tarde. Todo el
mundo puede despistarse, todos podemos cometer errores, pero también
es posible que haya algo más perverso en según qué “descuidos”.
Tener memoria es algo muy
importante, y más en una sociedad que fabrica conflictos de usar y
tirar para los que la mayoría de personas sólo actúan poniendo un
avatar de moda en su foto de perfil, y que días después con la
aparición de cualquier noticia de la prensa rosa, del fútbol o de
cualquier gilipollez caduque en un suelo infértil.
Antes de nada hay que
entender que una guerra hoy en día no aparece de la nada y que
muchos de nosotros entendemos que la guerra global comenzó hace
mucho tiempo. Otra cosa es que los medios de comunicación de los que
nos alimentamos , decidan qué tiempo hace, o qué conflictos existen
o no existen, pero son muchísimos rincones del mundo los que desde
hace años están en guerra y son invisibilizados debido a que los
intereses económicos que hay detrás favorecen a la alianza
occidental USA-OTAN.
Desde hace años OTAN-USA
ha ido faltando a su compromiso y levantando base militares
estableciendo allí sus tropas por toda la frontera rusa, con la
intención de debilitar y asediar a los países euroasiáticos que
podían hacer competencia al dólar y al euro.
Es tan fácil como buscar
en un mapa las bases de la OTAN por el mundo y veréis como los
movimientos militares de acoso llevan años sucediendo.
La Guerra de Ucrania es
sólo un capitulo más de una serie mucho más extensa y es esencial
tenerlo en cuenta a la hora de analizar los hechos de los últimos
días.
Antes de nada, y para
prevenir a los niños rata que aparezcan, diré que Putin me da asco,
y que Rusia no es la URSS y sus políticas nada tienen que ver con su
pasado soviético, pero me niego a poner el foco en Rusia, porque
considero que es poner el eje de la balanza en un lugar erróneo y
que sólo puede dar pie a posiciones manipuladas.
Voy a centrarme en mi
querido pueblo del Donbass.
Cuando en el 2013 surgió
el movimiento Maidan como una supuesta respuesta social a la
corrupción política, los obreros y mineros del Donbass lo veían
con simpatía, pese a que ellos estaban inmiscuidos en una huelga del
carbón, de unas ciudades abandonadas desde hace tiempo por las
administraciones, que quedaba muy lejos de la vida de la capital.
Desde aquí también
vimos las imágenes de las manifestaciones multitudinarias en Kiev y
de cómo se enfrentaban con mucha violencia contra la policía.
Hasta ahí todo iba bien.
Las banderas rojinegras le daban el toque guapo para que para una
sociedad del espectáculo como la nuestra se pusiera a aplaudir los
símbolos y apoyar esos movimientos.
La cosa empezó a
torcerse cuando los manifestantes que atacaban a la policía iban
uniformados paramilitarmente y empezaron a aparecer símbolos nazis
en sus escudos. Algo empezaba a oler mal. La bandera rojinegra
resultó ser el símbolo del ejército insurgente ucraniano del nazi
Stepan Bandera, que se alió a los nazis alemanes en la Segunda
Guerra Mundial, llevando acabo matanzas de sus compatriotas
ucranianos judíos, que llegaron a escandalizar a los propios
alemanes.
Es curioso ver cómo si
alguien tira una piedra a la policía en Euskadi, Catalunya o Madrid,
es poco menos que un terrorista, y cuando alguien quema vivo a un
policía en Venezuela o Ucrania, es un activista por la libertad.
El caso es que los
sucesos de después fueron por todos conocidos. El presidente
Yanukovich (otro corrupto más, como cualquier otro) abandonó
Ucrania y el golpe de estado colocó a un fascista reconocido como
Poroshenko. Los nazis tomaron las calles. Poco a poco iría
descubriéndose que tales protestas eran sostenidas por maletines de
dólares americanos que insuflaban para levantar ese monstruo de la
guerra.
La violencia desde
entonces ha sido salvaje y diaria. Lo primero que hicieron fue acudir
a las sedes comunistas y antifascistas y destrozarlas. Los grupos
nazis armados llegaron a todas las asambleas, y dijeron, o con
nosotros u os matamos. Muchos huyeron y se alejaron, otros supuestos
compañeros se unieron a las filas nazis en pos de la Unidad de
Ucrania. Un esperpento, pero así fue.
La población de Ucrania
es muy heterogénea, con un 20% de gente de ascendencia rusa,
principalmente establecida en el este del país, en la cuenca minera
del Donbass. También hay tártaros, bielorrusos, rumanos, moldavos,
polacos húngaros, gitanos , judíos etc.
En el este de Ucrania,
cuando Stalin mando a miles de obreros rusos a poblar la abandonada
zona del Donbass, rica en carbón, para que explotasen las minas, se
fusionaron las familias rusas y ucranianas creando una convivencia
sana con más amor fraternal que odio. Las familias de padre ruso y
madre ucraniana y viceversa eran de lo más normal allí.
Pero siniestramente, años
atrás, algo estaba fraguándose.
En primer lugar, desde la
educación se empezó a lavar la cara del ejército insurgente de
Stepan Bandera, que habían sido considerados como proscritos
antipatriotas, y empezaron a venderles en las escuelas como “héroes
por la patria” (a día de hoy es fácil encontrar libros de
primaria con niños dibujados con los emblemas rojinegros de estos
salvajes asesinos).
Por otro lado, desde las
principales tertulias políticas de la televisión ucraniana, empezó
a crearse el caldo de cultivo de odio étnico muy bien diseñado y
cocinado, en el que se vendía a la población rusa como la culpable
de todos los males económicos que sufría el pueblo ucraniano. Todo
esto enrevesado por la política local de Yanucovich que se decantaba
por unas relaciones comerciales hacia Rusia, en vez de hacia la
“próspera Europa”.
En estas tertulias
empezaron a vender a la población del Donbass casi como monos
subhumanos que solo servían para picar las minas de carbón, en
contraste con la población ucraniana de Kiev con su universidad y su
mundo moderno. Eso fue un bombardeo constante de odio étnico.
Hay un video por internet
en el que se ve a un famosísimo tertuliano ucraniano diciendo “Es
una verdad dura de aceptar, pero esa gente es un lastre, que nos
empobrece, y ocupa un espacio que los verdaderos ucranianos
necesitamos. Es duro decirlo, pero hay gente en Donbass que debe
morir”. Así, sin vaselina. Durante años, mientras además
paralelamente, el Pravy Sektor y Svoboda, los principales partidos
nazis de Ucrania, formaban paramilitarmente con dinero occidental a
sus militantes en técnicas de guerra y combate.
Volviendo al Maidan, el
efecto de toda esta estrategia dio los frutos que esperaban. El odio
nazi, y racista se tradujo en linchamientos por Kiev de las personas
racializadas, homosexuales, de izquierdas, o nostálgicos del pasado
soviético. Los asesinatos se sucedían cada día. En ese momento es
cuando los grupos paramilitares de extrema derecha, se conforman como
batallones militares oficiales, pagados con un buen sueldo
directamente de las carteras de oligarcas locales como Kolomoski
entre otros. Estos batallones se dirigen al Donbass.
Mientras estas
formaciones marchan emulando en simbología y uniformes a los grupos
nazis alemanes, los civiles de Kiev les aplauden mientras corean
“muerte a los rusos”, “Gloria a Ucrania, gloria a los héroes”.
Se mascaba la tragedia.
Mientras las unidades
nazis se dirigían a arrasar al pueblo del Donbass, los civiles
exaltados ultranacionalistas empezaron a imponer su ley en todas las
ciudades. Lo primero que hicieron fue derribar todas las estatuas de
Lenin (en el este hay una en cada pueblo) y a linchar a todos a los
que consideraban enemigos de la patria.
Sin ir más lejos, hay
muchas imágenes de sucesos distintos, en los que grupos de jóvenes
y no tan jóvenes patean sin piedad la cabeza de ancianos que llevan
flores a las estatuas de Lenin.
La mayor parte de esas
palizas descontroladas acaban en muerte.
Las personas del este, de
procedencia rusa, se ven obligados a reaccionar. Viendo la que se les
viene encima, se empiezan a reunir en torno a las plazas y estatuas
de Lenin para demostrar su postura, y organizar su autoprotección.
Llega el día fatídico
que nos cambió la vida a miles de personas de muchos países. El 2
de Mayo de 2014.
La liga de futbol,
“casualmente” en mitad de ese caldo de cultivo, organiza un
partido amistoso “por la patria” entre dos equipos de futbol con
hinchadas grandes fascistas. Antes del partido todos se unen en una
manifestación por la unidad de la patria ucraniana.
Cerca del recorrido de
esa manifestación se había establecido en la puerta de la Casa de
los Sindicatos, un campamento de manifestantes anti-Maidan, de
ascendencia rusa.
En Rusia su “semana
santa” esta marcada por la historia soviética, y desde el 1 de
Mayo, Día de la Clase Obrera, hasta el 9 de Mayo, conmemorando el
Día de la Victoria contra el III Reich alemán, son días de fiesta,
y la gente aprovecha para visitar a familiares y hacer excursiones.
Por lo que el campamento anti-Maidan sólo tiene varios cientos de
personas, en su mayoría jubilados y chavalillos.
En un momento determinado
de la marcha fascista, se desvían del recorrido y se dirigen en masa
hacia la Casa de los Sindicatos. Habría mucho que hablar de cómo
sucedió todo y de que agentes estaban involucrados, pero si me meto
en eso ahora, no acabo nunca.
El resultado ya lo
sabemos tod@s. La gente del campamento viendo a esa masa enfurecida
de nazis con banderas ucranianas, tuvo que refugiarse dentro del
edificio.
Los nazis rodearon el
edificio y lo prendieron fuego con todo el mundo dentro. Más de 50
victimas, incluyendo chavales de 16 años, murieron calcinados. Hay
imágenes al alcance de cualquiera de una mujer embarazada
estrangulada por los nazis con un cable de teléfono mientras el
resto de manifestantes gritaban “muerte a los rusos”.
La gente que trataba de
huir de las llamas y se tiraba desde un tercer piso a la calle, eran
recibidos con barras de acero y golpeados hasta la muerte por la
turba de “civiles inocentes”.
Los datos reales es que
además de esas 50 personas quemadas, hay otras 150 que
desaparecieron sin saber nunca dónde habían acabado.
La infamia no terminaría
ahí, pues las autoridades, que estaban presentes en ese ataque sin
hacer nada, incluso colaborando. A las únicas personas que
detuvieron por esos hechos, fueron precisamente a algunos de los
atacados. Mientras, los políticos ucranianos, aplaudían
públicamente en redes los hechos sucedidos. Las imágenes de los
cuerpos de las y los compañeros calcinados son terribles.
También son terribles
las imágenes de muchas chavalas y chavales ucranianos de veintipocos
años, rellenando los cocteles molotov con los que quemarían vivos a
los compañeros. O las imágenes de la líder de FEMEN en Ucrania
celebrando la masacre con el edificio en llamas a su espalda (es tan
fácil como poner en Google “Femen, Odessa”)
Aquí, en nuestro país,
los mismos medios que os están diciendo lo malos que son los rusos y
que debéis salir a la calle a protestar contra esta guerra a día de
hoy, son los mismos que tras esos hechos publicaban los siguientes
titulares: "MAS DE 50 MUERTOS EN CHOQUES CON LOS SEPARATISTAS
PRORRUSOS"
Hay que ser profundamente
despreciable y criminal para publicar eso, vendiendo a las víctimas
como verdugos, nada nuevo bajo el sol.
Los hechos que siguieron
a esto eran de esperar.
Los nazis linchando,
ahorcando, enterrando vivos a civiles rusos, violando mujeres,
crucificando a personas a las que después prenderían fuego. Me
sería muy fácil adjuntar las fotos de todo esto, pero no quiero
caer en el morbo amarillista, y por respeto a las personas amigas y
compañeras de las víctimas, que bastante tendrán con tener
grabadas esas imágenes en la cabeza como para ponérselas
continuamente delante de los ojos.
Pero ya digo, esas
imágenes son públicas y están al alcance de cualquiera que se
moleste en buscarlas. A los que se nieguen y sólo prefieran tragar
la mierda que le cagan los medios en la boca tampoco pretendo
hacerles cambiar de opinión. Bastante tienen con sus despreciables
existencias.
Ante el discurso
ucraniano que llama a tomar Donbass y a exterminar a ese 20% de su
población en el este, muy a su pesar, (porque los rusos del Donbass
no querían ninguna guerra) se ve obligados a reaccionar para
defender sus familias, y sus casas.
Se hacen sendos
referéndums en los que se decide independizarse de Ucrania y pedir
ayuda a Rusia. En Crimea, sin ir mas lejos, el 97% de la población
es rusa, y los resultados de dichos referéndums eran de esperar.
Nadie quiere quedarse en una casa en la que te quieren matar.
Se declaran una serie de
Republicas Populares independientes de Ucrania.
El ejercito ucraniano
declara la guerra y encabezados por los batallones nazis (Azov,
Aidar, etc..) comienzan a rodear y bombardear las ciudades pro-rusas
mas representativas.
Hay que decir, que toda
esta guerra civil y étnica, lo que escondía eran los planes de la
OTAN para apoderarse de un enclave importantísimo en su guerra fría
económica encubierta (y no tan encubierta) contra Rusia. Dan un
golpe de estado, colocan un títere occidentalista y establecen bases
militares en las puertas de Rusia. Para eso, una pieza importantísima
estratégica era la península de Crimea con sus bases navales y el
control del mar negro.
Rusia no es tonta, y se
lo ve venir, e inmediatamente respalda el referéndum de Crimea
anexionándosela.
Tanto Kramatorsk como
Járkov, no están preparadas para aguantar el asedio militar de la
artillería y sucumben muy pronto. Las escenas de violencia nazis que
se sucederían esos días son sobrecogedoras.
Pero Lugansk y Donetsk se
hacen fuertes. Los obreros, mineros, civiles, y también algunos
policías y soldados de ascendencia rusa, se organizan , toman
cuarteles y se arman formando las milicias populares de autodefensa.
No están dispuestos a dejarse matar.
Los batallones nazis y el
ejército ucraniano las rodea, creando un cerco que incomunica dichas
ciudades y comienzan a bombardear sin piedad a la población civil
saltándose todas las convecciones y pactos de derechos humanos.
Lo primero que hacen es
bombardear las plantas de agua, electricidad y energía. Dejando a la
población sin agua, sin electricidad, sin comunicaciones, radio,
teléfono y televisión. Después destrozan las principales vías de
comunicación para evitar que puedan abastecerse de víveres.
Vuestros cartelitos de No
a la Guerra dormían plácidamente en el armario polvoriento de
vuestras conciencias. La comunidad internacional guarda silencio.
Durante meses estas
ciudades son golpeadas de la manera más cruel. Miles de personas,
ancianos, niños, etc, mueren desmembrados saltando por los aires en
una carnicería sangrienta.
Los hospitales, colegios,
guarderías, no se salvan de las bombas. Las ciudades y pueblos de
alrededor son destruidas. Se genera un éxodo de cientos de miles de
personas que son recibidos en Rusia para protegerse de los
bombardeos.
El sadismo de los
fascistas emula a la España de Franco con el bombardeo de La
Desbandá. En la última carretera que queda sin tomar de Lugansk
y que la comunica con Rusia, sucede algo terrible. El ejército
ucraniano comunica a los civiles del Donbass que pararían el fuego
durante 24 horas para que todos los civiles que quisieran huir a
Rusia lo hicieran de inmediato.
Caravanas de autobuses
comienzan el camino por dicha carretera.
El ejército ucraniano
abre fuego y masacra la carretera reduciendo a escombros de hierros
humeantes retorcidos entre cuerpos calcinados. Ese mismo ejército
que ahora esta siendo castigado por Rusia. Quien a hierro mata, a
hierro muere.
El suceso del 2 de mayo,
he dicho que a muchos nos marcó para siempre, y entre lágrimas de
rabia y deseos de justicia muchas personas decidieron dejarlo todo y
acudir a poner su pecho como escudo y sus manos como herramientas a
defender al pueblo de Donbass de la carnicería fascista. Yo fui una
de las personas que dejaron todo y cogí un avión solo, entre
lágrimas de miedo, para atravesar miles de kilómetros, atravesar el
cerco del ejército ucraniano y plantarme en Lugansk a ayudar a un
pueblo olvidado por todas vosotras y vosotros.
Lo que allí pude ver,
muchos lo tachan de propaganda rusa. Mucho tiempo me costará y
muchas más sesiones de psicólogo me harán ir superando las
terribles imágenes y vivencias que allí viví. Tuve que esforzarme
con todas mis fuerzas, y mi agilidad física y mental para no morir
en enésimas ocasiones. A mi alrededor, sin tanta suerte, pude
contemplar los cuerpos mutilados, y las vísceras esparcidas de
niños, ancianos, hombres y mujeres inocentes. Ese olor, esa sangre,
esas imágenes no se me olvidarán en la vida.
Han pasado 8 años en los
que el ejército ucraniano ha masacrado sin piedad y sin interrupción
al pueblo del Donbass. 8 putos años en los que todos habéis
guardado silencio cruel y cómplice. Desde los medios, hasta los que
ahora sacáis vuestros ofensivos cartelitos de No a la Guerra.
Las victimas civiles
“oficiales” que son infinitamente más cortas que las reales,
reconocen 14.000 personas asesinadas.
Los batallones nazis a su
vez, tomaban pueblos enteros, violaban a placer a todas las mujeres y
niñas, saqueaban las casas, torturaban a los hombres e incluso
celebraban orgías en las que violaban a bebes delante de sus madres.
Podéis comprobar quién era el Batallón Tornado.
En el tiempo que viví
con ellos pude comprobar como sufrían a 40º de calor, sin una gota
de agua, sin poder comer, ni asearnos, durmiendo en rincones, sótanos
e incluso alcantarillas para evitar el continuo machaque de las
bombas ucranianas.
El presidente Poroshenko
era aplaudido por todos los ucranianos cuando decía “nuestros
niños podrán ir a la escuela mientras los niños del Donbass
tendrán que esconderse en sótanos como ratas”. Todo su pueblo
le aplaudía. El mismo pueblo que concedió la cartera de Ministerio
de Defensa en tiempos de guerra a los líderes nazis del Pravy
Sektor. Ser un civil inocente no te exime de darle el poder a
auténticos psicópatas para que torturen maten y violen sin piedad.
Ahora, Rusia, que lleva
tiempo advirtiendo de que no permitiría que se le siguiese asediando
y poniendo en peligro, se ha decidido a actuar. Evidentemente, lo
hacen para proteger sus intereses y evitar que la OTAN siga armándose
y rodeándola con misiles y tropas. No seré yo quien simpatice con
Putin ni con la Rusia actual. Nada más lejos de la realidad. Pero me
niego a participar de esta infamia poniendo el foco en Rusia. Me
parece de estar completamente ciegos. En primer lugar porque estas
consecuencias del enfrentamiento geoestratégico de grandes bloques
tiene muchos responsables que llevan años bombardeando otras tierras
y moviendo fichas para seguir extendiendo su dominio, y veo
completamente legítimo que otros países que ven la que se les viene
encima muevan también sus fichas.
Por otro lado, porque
como ya digo, esta guerra que de pronto a todos os preocupa por que
lo esta dictando el telediario, no ha empezado el 23 de febrero del
2022. Esta guerra lleva 8 años asesinando sin piedad a una población
inocente mientras todos os poníais de perfil o mirabais para otro
lado. Vuestros cartelitos de No a la guerra, llegan cruelmente
muy tarde y al servicio indirecto de los intereses OTANistas.
Os quieren convertir en
otros cómplices manipulados de la barbarie que lleva un pueblo
sufriendo durante 8 interminables años, en los que Ucrania se ha
pasado por el forro todos los puntos de los acuerdos de Minsk.
Me gustaría que
hicierais el esfuerzo por un momento de entender la rabia e
indignación que me produce ver que ahora saltáis todos.
Independientemente de las
intenciones reales de Rusia, lo cierto es que por fin, el pueblo de
Donbass va a dejar de sufrir y vivir escondidos entre sótanos de
ruinas regadas por sangre.
Lo cierto es que ese
ejército terrorista y asesino de Ucrania, está siendo
desmilitarizado a base de destrozar sus bases, sus polvorines y
almacenes de armas y bombas que ya no podrán seguir lanzando sobre
el Donbass.
Lo cierto es que los
batallones de neonazis ultra salvajes como el batallón Azov no
volverán a violar y torturar porque ayer murieron por miles en su
base militar de Mariupol. Sus líderes nazis han sido eliminados y
hay una lista larguísima de criminales de guerra que están siendo
capturados y serán juzgados ante el pueblo del Donbass.
Los “inocentes civiles
de Kiev” llevan un día asustados por las sirenas, escondidos en
sótanos, y en los andenes del metro, llorando en imágenes que nos
repiten todos los enviados especiales en Kiev que nunca han querido
pisar las ciudades masacradas del Donbass. Todos os habéis indignado
ante esto en 24 horas. ¿Acaso las vidas de los niños y niñas del
Donbass no valen lo mismo?
Vuestro No a la guerra
se vería satisfecho si Rusia se retirara de Ucrania. Y volveríais a
guardar los cartelitos obedientes a los medios, para volver a callar
y enterrar con vuestras propias paladas a los hijos e hijas del
Donbass. La verdad es que os desprecio.
Me gustaría acompañaros
a los orfanatos que hemos visitado en Donbass, de niños que han
quedado solos para siempre en una tierra destruida. Esos orfanatos de
los que salí llorando de rabia y tristeza al ver cómo estaban
acostumbrados con 5 años a tirarse al suelo hechos una bolita a una
orden de la maestra para protegerse de las bombas. Y como día a día,
esos niños han ido siendo diezmados.
No me esperéis con
vosotros ahora clamando contra la guerra.
La guerra siempre es y
será una mierda de ricos que pagan los pobres. Pero esta guerra ha
destruido muchísimas vidas que os miran desde el olvido mientras
tratáis de proteger a sus verdugos.
No estoy diciendo que
todo esto haga que sea legítimo que mueran civiles en Ucrania. No
voy a ser hipócrita, alguno morirá y es imposible evitarlo en un
escenario así. Aunque lo cierto, es que a diferencia del ejército
ucraniano, que sistemáticamente mata civiles, y que hasta esta misma
mañana ha matado a dos profesoras en un colegio de Gorlovka, el
ejército ruso esta procurando causar bajas sólo entre los
militares, aunque en la tele te digan lo contrario usando imágenes
de archivo de bombardeos en Siria u otros países. La maquinaria
propagandística está trabajando a todo trapo. Lo que sí que digo,
es que es infame que habléis de eso cuando son decenas de miles de
muertos entre niños, ancianos hombres y mujeres que no han merecido
ni vuestro apoyo ni vuestra solidaridad.
No me pidáis que sienta
pena. No voy a ser tan cínico de decir que es que casi me matan. Yo
asumí todo el riesgo para acudir allí con mi corazón como escudo
para parar las balas contra el pueblo. Pero en mi corazón están
muchas personas a las que vi morir, muchos niños a los que vi llorar
(y morir también), muchos ancianos que no merecían acabar sus vidas
desmembrados o muertos de hambre y sed en sus escondites olvidados.
Me debo a ellos, y me debo a la justicia.
La OTAN, USA y Europa son
criminales y asesinos. Las guerras de potencias, entre las que
incluyo a Rusia, deberían ser frenadas todas de inmediato. Los y las
trabajadoras del mundo deberíamos estar unidos contra sus guerras,
contra todas sus guerras, y contra los oligarcas de un lado y otro.
Eso sería ideal. Obreros ucranianos y rusos expropiando a los
oligarcas y construyendo un entorno de apoyo mutuo y solidaridad.
Pero estamos a años luz
de eso y a mi lo que me importa ahora, es que la gente del Donbass
podrá salir de sus refugios y jugar en un parque con sus hijos, sin
miedo a saltar por los aires, por primera vez en 8 años.
NI GUERRA ENTRE
PUEBLOS NI PAZ ENTRE CLASES
25 de Febrero de 2022
Ramiro Gómez - Brigada
Ruben Ruiz Ibarruri - Caravana Antifascista de Banda Bassotti
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