28 febrero, 2024

La Unión Europea: un proyecto de EEUU convertido en el brazo político de la OTAN — Andrés Piqueras

 



Observatorio de la crisis – 27/02/2024


Macron es uno de los principales guerreristas contra Rusia y acaba de proponer –ante la evidente y por otra parte irremediable derrota de Ucrania– en la muy reciente reunión de París (de 26 de febrero de 2024), con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano.


A principios del siglo XIX el canciller austriaco von Metternich había propuesto la necesidad de instaurar un Concierto Europeo supranacional, por encima de los intereses de cada Estado, como método de defensa común contra las revoluciones.


Las diferencias entre el Viejo Orden y el Nuevo que se iba asentando, lo impedirían en la práctica. Fuera de ello, la idea de una Europa Común ya en el siglo XX en realidad no es europea sino estadounidense. La estrategia de Washington tras la Segunda Guerra Mundial para asegurarse su dominio del mundo capitalista estuvo basada en la apertura de los mercados de trabajo europeos a su capital, y de los mercados en general a sus bienes industriales.


Algo en lo que se empeñó muy especialmente y obtuvo de la Alemania vencida, a la que impuso la total apertura de su economía a las mercancías norteamericanas y a su inversión externa directa. Después presionó para una integración de la Europa Occidental a través de tratados que garantizasen la apertura de la economía de cada país a las mercancías de los demás. De esta forma, desde su base alemana, los capitales industriales norteamericanos tendrían a su alcance la totalidad de mercados de la Europa Occidental.


Durante cerca de 30 años EEUU lideró indiscutiblemente el espacio político y económico unificado en que había convertido al hasta entonces conjunto disperso de potencias capitalistas. Sin embargo, a partir de los años 70 del siglo XX los EEUU, tras desatar la segunda "globalización" (la primera había sido emprendida entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del XX), inicia la carrera hacia el liderazgo mundial, rompiendo las reglas del juego con sus antiguos "socios" y "financiarizando" los entresijos económicos internacionales.


Es por ello que Europa se ve forzada a buscar su reacomodo ante la falta de reglas y el uso de la fuerza militar a conveniencia que presidirán la nueva dinámica hegemónica norteamericana tras la caída del Este.


Las clases dominantes europeas han ido dando los pasos pertinentes para aproximarse al modelo capitalista norteamericano (el más proclive a lo que se ha conocido como "capitalismo salvaje").


Desde el Tratado de Maastricht de 1992 a la Cumbre de Lisboa de 2001, el rosario de cumbres y acuerdos o tratados que salpican esos 10 años responde a un cuidadoso plan de desregulación de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales), de liberalización económica (en detrimento de la intervención de carácter social de los Estados y en beneficio del papel que éstos juegan a favor del gran capital), y de ruptura unilateral, en suma, de los "pactos de clase" que habían mantenido el equilibrio social en la larga postguerra europea, extremando e adelante las desigualdades tanto intra como intersocietales entre los países de la Unión.


La UE se ha venido conformando, pues, como la mayor expresión del capital oligopólico transnacional "financiero", una vía para puentear los parlamentos y las instituciones locales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo.


Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su "hinterland" centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única.


Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero; el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación.


Si la "Europa socialdemócrata" fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación.


Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo y de las condiciones de ciudadanía, que se dota de todo un conjunto de disposiciones y requisitos, de toda una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así).


Se inspiraba la UE en la idea del "constitucionalismo económico" de finales de los pasados años 70, y desarrollada en los años 80 por la flor y nata del neoliberalismo (Buchanan, Milton Friedman, Hayek…) para restringir los poderes económicos, monetarios y fiscales de los gobiernos, "evitando que los gobernantes de turno pudieran tomar decisiones circunstanciales", según su jerga, y que no quiere decir sino que tales decisiones pudieran estar influidas por las luchas populares. Se trataba, por tanto, de establecer determinados principios obligatorios, inamovibles, fuera quien fuese que llegara al gobierno en cada país.


Pero un derecho petrificado deja ser útil no sólo para las clases populares, sino llegado un punto también para la propia clase capitalista. Así cuando ésta ha querido aumentar aún más el grado de explotación social y ambiental o la "financiarización" de las economías, ha tenido que recurrir a puentear a la propia UE, creando nuevas instancias de eso que ellos llaman "gobernanza", en definitiva, estructuras de poder dual respecto de la Unión.


Así, por ejemplo, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria, para consolidar la penetración financiera de los Estados, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, para asegurar los Programas de Ajuste Estructural que garanticen el pago de las deudas en favor del gran capital a interés global acreedor y en detrimento de las condiciones sociales, laborales y, en conjunto, de "seguridad social", de las poblaciones de los respectivos Estados (ver sobre estas cuestiones, Albert Noguera, El sujeto constituyente. Entre lo viejo y lo nuevo. Trotta. Madrid).


De hecho, si hace falta, se modifican las propias constituciones, de manera que sea "anticonstitucional" intentar cambiar la falta de soberanía nacional, como el tándem PP-PSOE demostró al meter mano al artículo 135, subordinando los derechos sociales reconocidos en la constitución española al pago de la deuda externa.


Ese complicado entramado de blindaje va, por tanto, de la mano de un sistemático debilitamiento de las capacidades de regulación social expresadas a través del Estado, para debilitar todas las opciones democráticas que las poblaciones pudieran conseguir para defenderse.


La des-substanciación de las instituciones de representación popular está garantizada desde el momento en que las decisiones parlamentarias estatales quedan subordinadas a los marcos dictatoriales dados por la UE sobre inflación, déficit presupuestario, deuda pública o tipos de interés, por ejemplo.


Pero el Eje Anglosajón (EEUU + Inglaterra) más la Red Sionista Mundial obligan a Europa a ir más allá en su (auto-)destrucción.


Autodestrucción forzada de Europa


Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha apostado por la integración militar, política y económica de los países de Europa y Japón en un bloque que controla. A través de la estructura OTAN+, Estados Unidos se aseguró un dominio militar completo dentro del grupo imperialista, desplegando muchas bases militares en países derrotados en la Segunda Guerra Mundial, como en Japón (120), Alemania (119) e Italia (45). Esta última alberga a más de 12.000 militares estadounidenses.


Tras la caída de la Unión Soviética y la posterior reunificación de Alemania, la burguesía alemana codiciaba los mercados y la energía de bajo coste de Rusia. Deseaba establecer lazos económicos con Rusia, pero sólo mientras ellos y sus compatriotas franceses pudieran mantener su dominio sin trabas del proyecto europeo, que habían mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. Esto significaba establecer dichos lazos, pero excluyendo a los dirigentes políticos rusos de cualquier participación en pie de igualdad en los asuntos, decisiones o estructuras políticas de Europa.


A su vez, la estrategia estadounidense había consistido en evitar cualquier relación estratégica entre Rusia y Alemania, ya que su fuerza combinada crearía un formidable competidor económico en Europa.


En realidad, este objetivo forma parte del Eje Anglosajón desde el siglo XIX: impedir a toda costa, y digo a "toda costa" con lo que eso significa (asedio, ofensivas económicas y diplomáticas, guerras mundiales, guerra hoy en Ucrania, voladura de los conductos gasíferos, sanciones, golpes de Estado…), que Eurasia pueda constituirse en una entidad política, geoestratégicamente entrelazada. Eso sería el fin de la dominación anglosajona del mundo.


Ahora bien, ¿por qué la clase capitalista industrial alemana acepta hoy que le corten el cuello? Para empezar, hay que insistir en que Alemania es un país ocupado militarmente por EEUU, con miles de tropas y armamento nuclear.


En segundo lugar, hay que tener en cuenta eso que se ha llamado "financiarización de la economía" dentro del capitalismo actual, y que no es sino una alusión a la importancia que cobra la forma autonomizada del capital dinero como capital a interés ficticio en la dinámica de acumulación del capital, lo que supone que las finanzas pasen de jugar un papel importante pero intermediario para la producción, a asumir la responsabilidad del crecimiento mediante una función parasitaria, focalizada principalmente en la extracción rentista.


Se trata de un dinero que busca reproducirse a sí mismo por fuera del capital productivo como capital industrial (es decir, más allá de la generación de nuevo valor como plusvalor), pero que también, y este es el gran juego de la economía capitalista cuando las cosas van mal, puede hacer las veces de dinero-capital, listo para engrasar de nuevo los ejes de aquélla, como si procediera de la valorización del trabajo humano (de ahí su creciente "ficción" y la de la economía que sustenta, aunque pueda hacerla seguir funcionando, a pesar de todo y de los problemas que va acumulando.


Es algo substancialmente diferente de una fase financiera del capital y tiene consecuencias mucho más profundas. Se ha perfilado como un colosal mecanismo de disciplinamiento social, de expropiación universal y de gubernamentalización de las exigencias cada vez más parasitarias del capital.


Así, al menos en las cuatro últimas décadas la capacidad del capital para desmaterializarse y moverse en tiempo instantáneo a escala planetaria en un número creciente de formas, como acciones, pagarés, bonos, bienes inmuebles, bienes raíces y una gran variedad de derivados, especulación sobre alimentos, monedas, energía, incluso el agua, etc., permite a la clase capitalista realizar todo tipo de ganancias usureras y especulativas a corto, medio y largo plazo.


Mucho de todo ese complejo financiero se va centralizando en los grandes fondos de inversión o "fondos buitre" (Vanguard, State Street, Blackrock, entre los más destacados), que a su vez están participados por miríadas de capitales privados de muy distinta procedencia (aunque dominados por personajes y corporaciones privadas sobre todo sionistas). De esta forma tenemos que una empresa alemana que sale a bolsa puede hacerlo tanto en la bolsa estadounidense como en la alemana. Con el tiempo, los accionistas originales de esta empresa pueden vender sus acciones, que ahora cotizan en bolsa. Ya no dependen de la gestión de su patrimonio a través de su inversión en una empresa.


En lugar de ello, contratan a gestores de patrimonio, ya sea a través de empresas como Goldman Sachs o de sus propios asesores, que a su vez invierten los ingresos en efectivo de la venta de acciones. A muchos capitalistas, sus asesores les harán invertir bastante más del 50% de su cartera en la bolsa estadounidense, que se erigió tras los años 80 del siglo pasado en la "atractora" mundial del capital a interés especulativo parasitario.


Las consecuencias económicas, políticas y sociales de este cambio en los mercados de capitales y en la propiedad son enormes. Este nuevo capitalista global —antes «alemán»— se comporta de forma muy parecida a sus homólogos franceses, ingleses, suecos o estadounidenses.


Por lo que este nivel de integración del capital conlleva su desnacionalización, lo que refuerza finalmente la preponderancia de eso que llaman "capital financiero" estadounidense, y por consiguiente, el poder político de Estados Unidos.


La situación actual de Alemania ilustra claramente la eficacia de este proceso de integración y consolidación económica por parte de Estados Unidos. Según datos de IHS Markit de 2020, sólo el 13,3% del valor del mercado bursátil alemán pertenece a alemanes, mientras que los inversionistas de Norteamérica y el Reino Unido poseen el 58,3% (…) Las principales empresas de la economía alemana no son primordialmente propiedad de alemanes. El valor agregado industrial de Alemania ha descendido del 9% mundial a poco más del 6% en los últimos 18 años. (…)


La pérdida de la energía barata rusa y su adaptación al desacoplamiento con gestión de riesgos serán probablemente desastrosas para su competitividad internacional. En 2022, la inversión extranjera directa (IED) en Alemania disminuyó un 50,4% interanual. (…) En el transcurso de 15 trimestres, a partir del tercer trimestre de 2019, el PIB de Alemania aumentó un mísero 0,6% en total, a precios constantes…


Esto se traduce para Alemania en una falta de voluntad política soberana y en la aceptación de que su clase capitalista industrial se corte las venas.


El colapso de la «voluntad nacional», la voluntad de seguir un camino que corresponda a sus intereses capitalistas nacionales, demostrada por Alemania en el contexto de la guerra en Ucrania, muestra que Alemania ha sido derrotada por tercera vez desde principios del siglo XX (…) Estados Unidos seguirá privando a la burguesía alemana de todas las opciones importantes para afirmar posiciones políticas independientes.


Con la ayuda de los vínculos de propiedad del capital que hemos descrito, la burguesía alemana se enfrentará a la subsunción absoluta de las opciones de acción del capital alemán bajo la égida estadounidense. La hostilidad hacia Rusia actúa como motor de la subordinación de Europa a Estados Unidos y como pérdida de cualquier posibilidad de desarrollo independiente.


La desindustrialización de los centros del Sistema Mundial capitalista y especialmente del Eje Anglosajón ha venido cobrando existencia desde hace décadas, en favor del Mundo Emergente.


Faltaba, sin embargo, Alemania y su hinterland más próximo. El Eje Anglosajón busca eliminar esa competencia, y la del conjunto de la UE, al tiempo que abortaba la posibilidad de la vinculación infraestructural, económica y política de Eurasia. Las sanciones a Rusia se han convertido en un elemento estelar para ese objetivo.


Todo lo cual para Europa en su conjunto tiene unos costos energéticos y económicos de enorme gravedad, que está reportando cuantiosas pérdidas en sus sectores primario e industrial y, en general, la desarticulación de sus economías, con el consiguiente desmontaje de su "capitalismo social" (eso que en otros tiempos llamaron "Estado del Bienestar"). Circunstancia que además de causar el paulatino arruinamiento de sus poblaciones, está tensionando a la propia UE, por ejemplo, hasta el punto de que pronto podría fragmentarse.


Todos sabemos que Alemania no sólo ha sido y es "la locomotora" de Europa, como nos insisten si cesar en los grandes media, sino que también lleva la dirección vicaria de la misma (vicaria de EEUU). Eso quiere decir que si Alemania se entrega con todos los pertrechos y bagajes a EEUU, todos los demás países europeos subalternos, sin soberanía alguna, también. Francia fue la única excepción europea, con su orgulloso "gaullismo", pero desde la llegada de Sarkozy, cuando De Villepin y los gaullistas fueron derrotados, entrega también su política exterior.


Hoy Macron es uno de los principales guerreristas contra Rusia y acaba de proponer –ante la evidente y por otra parte irremediable derrota de Ucrania– en la muy reciente reunión de París (de 26 de febrero de 2024), con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano.


Es decir, parece que los subalternos líderes europeos contemplan dar un paso más en la escalada bélica, convirtiendo de nuevo a Europa en un terrorífico campo de guerra en favor del sostenimiento del liderazgo mundial de EEUU.


En general, como vengo diciendo, la otanización del conjunto de Europa (la del Este en sus formas más agresivas) pasa también por "americanizar" la economía y la sociedad europeas, lo que es sinónimo de completar su conversión al capitalismo salvaje. La UE y su Constitución y Tratados se vienen encargando de ello.


La sumisión europea está claramente completada y exhibida con la guerra proxy en Ucrania del Eje Anglosajón y la Red Sionista Mundial contra Rusia, donde una nueva inmolación europea cobra tintes cada vez más probables.


Ante todo ello, la pregunta que queda por plantearse es si están dispuestos a llegar al enfrentamiento nuclear.


Las declaraciones, amenazas y avisos a sus propias poblaciones de los distintos ministros de la guerra europeos, parecen ominosamente mostrar que es así.


Sea como fuere, y ante estas dramáticas circunstancias, cualquier izquierda ya no sólo mínimamente alternativa, sino con una décima de honradez coherente, debería tener muy claro que romper con la UE deviene vital para poder salvar algunas de las bases sociales de nuestras sociedades y que romper con la OTAN es básico para la propia supervivencia.


Cualquier visión o esperanza de mejora social y de "bienestar económico" dentro de la férula de esas instituciones constituye un tremendo autoengaño, cuando no deliberado colaboracionismo para la destrucción de las sociedades.


Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org)



26 febrero, 2024

'Israel operates under a climate of absolute impunity' — Craig Mokhiber

 


'Israel operates under a climate of absolute impunity,' says Craig Mokhiber, former top UN official. Since the start of Israel’s war on Gaza the United Nations has been under pressure. More than 85 percent of the Gazan population is currently homeless and living in dire conditions, while the UN remains in political gridlock. Three weeks after the beginning of Israel’s war on Gaza, the former director of the UN High Commissioner for Human Rights, Craig Mokibher, resigned from his post, protesting that the UN was "failing" in its duty to prevent what he called a "textbook case of genocide" against Palestinians in Gaza. He also accused the US and most of Europe of being complicit.




23 febrero, 2024

"Cuando el colonizado oye un discurso sobre la cultura occidental, saca su machete" — Frantz Fanon

 

Policías británicos custodiando a detenidos del Mau Mau.

"Cuando el colonizado comienza a presionar sus amarras, a inquietar al colono, se le envían almas buenas que, en los "Congresos de cultura" le exponen las calidades específicas, las riquezas de los valores occidentales. Pero cada vez que se trata de valores occidentales se produce en el colonizado una especie de endurecimiento, de tetania muscular. En el periodo de descolonización, se apela a la razón de los colonizados. Se les proponen valores seguros, se les explica prolijamente que la descolonización no debe significar regresión, que hay que apoyarse en valores experimentados, sólidos, bien considerados. Pero sucede que cuando un colonizado oye un discurso sobre la cultura occidental, saca su machete o al menos se asegura de que está al alcance de su mano.


La violencia con la cual se ha afirmado la supremacía de los valores blancos, la agresividad que ha impregnado la confrontación victoriosa de esos valores con los modos de vida o de pensamiento de los colonizados hacen que, por una justa inversión de las cosas, el colonizado se burle cuando se evocan frente a él esos valores. En el contexto colonial, el colono no se detiene en su labor de crítica violenta del colonizado, sino cuando este último ha reconocido en voz alta e inteligible la supremacía de los valores blancos. En el periodo de descolonización, la masa colonizada se burla de esos mismos valores, los insulta, los vomita con todas sus fuerzas.


Ese fenómeno se disimula generalmente porque, durante el periodo de descolonización, ciertos intelectuales colonizados han entablado un diálogo con la burguesía del país colonialista. Durante ese periodo, la población autóctona es percibida como masa indistinta. Las pocas individualidades autóctonas que los burgueses colonialistas han tenido ocasión de conocer aquí y allá no pesan suficientemente sobre esa percepción inmediata para dar origen a matices. Por el contrario, durante el periodo de liberación, la burguesía colonialista busca febrilmente establecer contactos con las "élites". Es con esas élites con las que se establece el famoso diálogo sobre los valores. La burguesía colonialista, cuando advierte la imposibilidad de mantener su dominio sobre los países coloniales, decide entablar un combate en la retaguardia, en el terreno de la cultura, de los valores, de las técnicas, etc. Pero lo que no hay que perder nunca de vista es que la inmensa mayoría de los pueblos colonizados es impermeable a esos problemas. Para el pueblo colonizado, el valor más esencial, por ser el más concreto, es primordialmente la tierra: la tierra que debe asegurar el pan y, por supuesto, la dignidad. Pero esa dignidad no tiene nada que ver con la dignidad de la "persona humana". Esa persona humana ideal, jamás ha oído hablar de ella. Lo que el colonizado ha visto en su tierra es que podían arrestarlo, golpearlo hambrearlo impunemente; y ningún profesor de moral, ningún cura, vino jamás a recibir los golpes en su lugar ni a compartir con él su pan".


Frantz Fanon, fragmento extraído de (pdf) Los condenados de la tierra (1961)



22 febrero, 2024

El complejo militar-industrial de EEUU en plena crisis — Dmitry Orlov

 



01/08/2019 - Traducción del inglés: Arrezafe


Inserto en la vasta burocracia del Pentágono existe un grupo de agencias consultoras encargadas de monitorear el estado general del complejo militar-industrial y su capacidad para cumplir con los requisitos estratégicos de la defensa nacional. La Oficina de Adquisiciones y Mantenimiento y la Oficina de Política Industrial gastan unos 100.000 dólares anuales en la elaboración del Informe Anual al Congreso. Dicho informe está (o al menos estaba) disponible para el público en general. El último informe sorprendió a especialistas militares de otros países, incluyendo a los expertos rusos que habitualmente lo examinan con detención. Examinando este último, los rusos se lo han pasado muy bien.


Digan lo que digan, hoy los gobernantes de Rusia quieren la paz (El país sufrió en su propio territorio los devastadores efectos de las dos últimas guerra mundiales). Pero, al parecer, Estados Unidos quiere la guerra (sus dirigentes siguen haciendo gestos amenazadores contra una larga lista de naciones que se niegan a cumplir sus órdenes o simplemente no comparten sus “valores universales”).


Sin embargo, ahora resulta que las amenazas (y las sanciones económicas) son casi de lo único que Estados Unidos dispone, y ello a pesar de los niveles astronómicos de sus presupuestos militares.


Antes de comentar el informe es importante tener en cuenta que el documento es una auditoría, es decir no tiene como propósito convencer a los legisladores de ningún proyecto determinado. Esta peculiaridad lo hace más valioso que los habituales informes del Pentágono, los cuales siempre han tenido como objetivo obtener dinero, y por lo tanto estas repletos datos exagerados y poco transparentes.


Sin lugar a dudas, el secretismo y el engaño juegan un papel importante en los informes de defensa en todo los países, sin embargo, en este caso pareciera que las consultoras, al analizar la situación y formular las recomendaciones, no han querido o no han podido esconder la magnitud de los problemas existentes en el complejo militar-industrial.


Los expertos de INDPOL evalúan el complejo militar-industrial de los EEUU, con criterios... ¡basados en el mercado!


El primer aspecto que llamó la atención a los analistas rusos es que los resultados de la eficacia del complejo militar-industrial de los EEUU se evalúan en función de su rentabilidad. El estupor de los analistas rusos se debe a que en Rusia el complejo militar-industrial depende del Estado y trabaja exclusivamente para defender los intereses de la nación, cualquier otra cosa es considerada traición.


Al contrario, en Estados Unidos (según INDPOL) las industrias militares no sólo deben producir armas para el Pentágono, sino también deben maximizar su ganancias para ofrecer rentabilidad a los inversores privados.


De acuerdo a este criterio, el sistema está funcionando correctamente: en 2017, el margen bruto de ganancia (EBITDA) para los contratistas osciló entre el 15 y el 17 por ciento, y en algunos casos (Transdigm, por ejemplo) obtuvo más de un 42 por ciento de beneficios.


Los especialistas en defensa creen que esta es la clave del “problema” del complejo militar-industrial estadounidense: los contratistas de dicha industria están facultados legalmente y forzados por el “mercado” a obtener beneficios para sus accionistas. De hecho, el Pentágono se abastece totalmente a través de una extensa cadena suministros de “contratistas privados”, los cuales, sin excepción, tratan de maximizar ingresos. Es decir, todos trabajan por lucro.


Esto, por cierto, explica el concepto de “guerras lucrativas”, algo que también debería llamarse “corrupción sistémica”.


El “problema” se multiplica para las arcas del estado


Más de 28.000 compañías están involucradas en el negocio de las armas, pero los contratistas de primer nivel son solo seis: Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon, General Dynmics, BAE Systems y Boeing. El resto están organizados en una pirámide de subcontratas con varios niveles jerárquicos, cada uno de los cuales hace todo lo posible por alcanzar el nivel superior.


El “problema” es que el mercado –cuyo requisito básico es la rentabilidad– resulta ser incompatible con el gasto y las inversiones en defensa. ¿Porque? Porque el gasto en defensa es cíclico, con largos y costosos intervalos de investigación y de desarrollo tecnológico.


Para sortear esta dificultad “estructural del gasto“, los Big Six [los Seis Grandes] han hecho importantes recortes en las investigaciones militares a favor de una expansión de su producción con fines civiles. Y como en una economía de mercado las compañías crecen o son absorbidas, el sistema ha precipitado decenas de fusiones y adquisiciones. El resultado ha sido un fuerte debilitamiento de la innovación del sector por otras potencias altamente especializadas.


El informe analiza 17 grandes sectores militares y su conclusión es preocupante: el Pentágono sólo tiene opción de compra en un tercio de dichos sectores. Esta limitación esta provocando un deterioro de la calidad de los productos y un aumento artificial de los precios, afectando especialmente a la Armada, las fuerzas terrestres, la fuerza aérea, la electrónica, las armas nucleares y la tecnología espacial.


A pesar de su extraordinario poder industrial y financiero, el Pentágono se enfrenta a más de un problema insoluble. Concretamente, hoy los Estados Unidos tienen sólo un astillero capaz de construir portaaviones nucleares (está ubicado Virginia y es de propiedad de “Northrop Grumman Newport” y de “News Shipbuilding Newport”).


En teoría, podrían funcionar tres astilleros en paralelo, pero dos están ocupados por los portaaviones que requieren mantenimiento. Pero esta no es el la única dificultad. Sólo un astillero está capacitado para construir submarinos nucleares, destructores y otros tipos de embarcaciones militares.


La situación es algo mejor con respecto a la fabricación de aviones. Las plantas que existen pueden producir 40 aviones al mes, pero podrían producir 130 en caso de conflicto.


Estados Unidos no ha construido un nuevo tanque desde hace 15 años


Por otro lado, la situación respecto a los tanques y la artillería es absolutamente sombría. Según el informe, la industria militar ha perdido por completo la capacidad de construir una nueva generación de tanques. En los últimos 15 años, los estadounidenses no han producido ni un solo tanque de nueva generación, y aunque continúan modernizando los antiguos, la tasa no supera los 100 al año.


En ese caso, el problema no es la falta de factorías. El problema es que los actuales ingenieros del complejo militar-industrial nunca han diseñado un tanque y no tienen de quien aprender, sólo conocen los tanques modernos a través de películas videojuegos. En cuanto a la artillería, solo queda una instalación que pueda producir munición de más de 40 mm.


Para los auditores, la situación es similar en todos los ámbitos de la defensa, aunque es mejor en las tecnologías de origen civil, es significativamente peor en las especializadas del ámbito militar.


El costo total para el equipamiento militar aumenta año tras año y, por razones presupuestarias, se adquieren cada vez menos equipos. Debido a esta tendencia, la industria de la defensa esta perdiendo no sólo su personal calificado, sino también su capacidad productiva.


Los expertos de INDPOL estiman que el déficit en maquinaria y herramientas ha alcanzado el 27 por ciento durante el último cuarto de siglo, periodo en el que Estados Unidos ha dejado de fabricar una amplia variedad de equipos. La mitad de estos equipos sólo pueden importarse de aliados o naciones amigas, para el resto del armamento solo hay una fuente: China.


Analizando las cadenas de suministro de los 600 tipos principales de armas, el informe señala que un tercio son prácticamente inútiles, mientras que otro tercio se ha comprobado que son inservibles. La clave de este desastre es que en la pirámide de subcontratas los fabricantes de componentes casi siempre están relegados al nivel más bajo.


A pesar de todo, Estados Unidos todavía es capaz de fabricar armas (y compensar las pérdidas en conflictos localizados y de baja intensidad), pero en caso de un conflicto serio (contra cualquier nación bien armada) el Pentágono debería recurrir a sus reservas de artillería y material de repuesto.


Jaqueados también en armamento estratégico


Una situación análoga impera en el ámbito de elementos militares producidos mediante “tierras raras” y otros materiales electrónicos. Al ritmo actual de consumo, las reservas acumuladas de estos materiales (indispensables para producir misiles y tecnología espacial, incluyendo los satélites) sólo cubren los próximos cinco años.


El informe subraya la grave situación en el sector de las armas nucleares estratégicas. Casi toda la tecnología para comunicaciones, objetivos, cálculos de trayectoria y armado de ojivas ICBM se desarrolló en los años sesenta y setenta.


A día de hoy, los datos aún se cargan desde disqueteras de 5 pulgadas que se produjeron por última vez hace 15 años. No hay repuestos para estos dispositivos y el personal que los diseñó está jubilado y “cultivando el jardín”. La elección supone comprar pequeñas partidas, producidas a un costo exorbitante, o desarrollar desde cero todo los componentes de la tríada estratégica a un costo que se acerca a tres presupuestos anuales del Pentágono.


Hay múltiples problemas específicos en cada uno de los sectores descritos en el informe, pero el principal es la pérdida de personal técnico cualificado y de ingeniería debido al bajo nivel de pedidos y a la falta de innovación.


La situación es tal, que el Pentágono no ha podido desarrollar los nuevos productos provenientes de centros de investigación como DARPA. Para atender toda una serie de especialidades fundamentales hay menos de tres docenas de especialistas capacitados y con experiencia.


Se prevee que esta situación continúe deteriorándose, dado que la cantidad de personal empleado en el sector disminuirá entre un 11 y 16 por ciento en la próxima década, principalmente debido a la escasez de jóvenes calificados capaces de reemplazar a los que se han jubilado.


Para entender el singular carácter de la industria militar, nos puede servir este ejemplo: el F-35 está casi terminado y, teóricamente, no habría necesidad de desarrollar un nuevo caza a reacción hasta 2035-2040. ¿Que será del personal cualificado de aquí al 2040? Bueno, si no es destinado a un sector similar quedará inactivo y, lógicamente, su nivel de competencia disminuirá. ¿Que empresa privada está dispuesta a sobrellevar las perdidas derivadas?: ninguna.


Aunque en este momento los Estados Unidos siguen liderando los gastos en defensa (aproximadamente el 36% de todo el gasto militar de todo el mundo), su economía ya no es capaz de sostener el crecimiento tecnológico.


En tiempos de “paz relativa”, Estados Unidos figura como el líder en tecnología militar, sin embargo ya no cabe ninguna duda de que los cimientos de su supremacía se ha erosionado gravemente. Los resultados están a la vista:


• EEUU amenazó a Corea del Norte con una acción militar. Luego se vio forzado a retractarse porque el Pentágono advirtió que, por el momento, no tiene capacidad para afrontar una guerra contra Corea.


• EEUU amenazó a Irán con una acción militar. Ahora, se han visto obligados a retractarse y están apostando (silenciosamente) por la vía diplomática.


• EEUU ha perdido la guerra en Afganistán contra los talibanes.


• Los países lacayos del Golfo Pérsico (Arabia Saudita entre otros) agredieron brutalmente a Yemen dando lugar a un desastre humanitario. Pero no han podido ganar la guerra, pese al armamento y la asesoría norteamericana.


• Las acciones de EEUU, en Siria han resultado infructuosas. Finalmente se ha consolidado en el poder el gobierno Sirio y la influencia Rusia, Irán y Turquía en la región ha mejorado considerablemente.


• Turquía, el segundo país con mayor poder militar de la OTAN, ha comprado a Rusia el sistema de defensa antiaéreo S-400. La alternativa ofrecida por Estados Unidos es el sistema Patriot, que es el doble de caro y se ha mostrado realmente ineficaz.


Todo ello apunta a un hecho: EEUU ya no es “la potencia militar dominante y sin rival”. Lo cual es una buena noticia para el mundo, al menos por las siguientes razones.


Primero, EEUU es, con mucho, el país más beligerante del planeta; han invadido a decenas de naciones y siguen ocupando muchas de ellas. Si su capacidad militar se debilita, la posibilidad de consolidar la paz aumentará.


En segundo lugar, el Pentágono no es más que una cloaca repleta de fondos públicos y de corrupción, por tanto, un gobierno razonable debería tarde o temprano restringir su financiamiento.


En dichas hipotéticas circunstancias, la ciudadanía estadounidense podría exigir que ese dinero que actualmente engorda a corruptos y especuladores de la guerra, se destinara a la construcción de carreteras, puentes, escuelas y gasto social. (Claro que lo más probable es que ese dinero se dedique a pagar los intereses de la descomunal deuda estadounidense contraída con… China).


En tercer lugar, y no menos importante, si así ocurriera, los políticos estadounidenses perderían la capacidad de manipular a una población a la que mantienen en un estado de ansiedad permanente por la «seguridad nacional».


Estados Unidos, que goza de una «seguridad natural» (océanos al este y oeste, naciones amigas al norte y al sur)océanos) no necesita ninguna defensa excepcional. Tal vez el sur requiera algo de vigilancia, que puede ser cubierta a nivel federal o por algunos de esos, siempre predispuestos, “chicos buenos” de gatillo fácil para con los “no blancos”.


Una vez que el primate de la “defensa nacional” deje de despilfarrar la friolera de 1,7 trillones de dólares en gasto militar innecesario, los estadounidenses podrán trabajar menos, divertirse más y sentirse menos agresivos, ansiosos, deprimidos y paranoicos.


Por último, sería maravilloso ver a los especuladores de la guerra reducidos a raspar sus bolsillos para vivir... como la mayoría.


Todo lo que el Pentágono ha producido durante demasíado tiempo es miseria, cuyo término técnico es “desastre humanitario”.


Observemos –con ojos libres de intoxicación mediática– las consecuencias de las guerras de Estados Unidos en Serbia / Kosovo, Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen. Solo veremos miseria. Miseria para la población de esos países y miseria para los estadounidenses que perdieron a sus familiares o que los vieron regresar mutilados y con graves trastornos postraumáticos.


Sería de justicia que la terrible y destructiva miseria ocasionada por las guerras, se volviera en algún momento contra aquellos que las provocan y se benefician de ellas.



19 febrero, 2024