30 enero, 2019
28 enero, 2019
SPÉCIALE GILETS JAUNES - CASTANER, C’EST LA GUERRE - BORDEAUX, BASTION DES GILETS JAUNES - APPEL À LA GRÈVE GÉNÉRALE ILLIMITÉE
▶ REPORTAGE - CASTANER,
C’EST LA GUERRE
Par Serge Faubert
▶ REPORTAGE - GILETS
JAUNES : BORDEAUX, BASTION DE LA MOBILISATION
Par Yanis Mhamdi
▶ FACE CAM - APPEL À
LA GRÈVE GÉNÉRALE ILLIMITÉE
Par François Boulo
▶ ACTU - GILETS JAUNES
: UNE ASSEMBLÉE DES ASSEMBLÉES À COMMERCY
▶ L’ENTRETIEN LIBRE -
LES GILETS JAUNES, VICTIMES D’UNE JUSTICE D’EXCEPTION
Avec David Libeskind
"La ilusión de libertad continuará mientras sea rentable sostenerla. Cuando sea demasiado costosa de mantener, simplemente desmontarán el escenario, retirarán el telón, se llevarán las mesas y las sillas, y se verá el muro de ladrillo al fondo del teatro".
Frank Zappa
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FRANCE: APPEL À LA GRÈVE GÉNÉRALE ILLIMITÉE 5 FÉVRIER ——————————————————— FRANCIA: LLAMADA A LA HUELGA GENERAL ILIMITADA 5 FEBRERO
"Fundamentalmente, los financieros son solo ladrones que han comprado al gobierno el derecho de robar". Edmond de Goncourt
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25 enero, 2019
Los esfuerzos liderados por Estados Unidos para derrocar a Maduro impulsados por intereses comerciales, no por la democracia — Stephen Gowans
what's
left – 24/01/2019
Traducción: Arrezafe
La intervención
coordinada y liderada por Estados Unidos para derrocar al presidente
venezolano Nicolás Maduro al reconocer a Juan Guaidó, líder de la
Asamblea Nacional de Venezuela, como presidente interino, no tiene
nada que ver con restaurar la democracia en Venezuela (que nunca fue
anulada) y todo que ver con promover los intereses comerciales de los
Estados Unidos.
La arrogancia imperial de
Washington al nombrar efectivamente a Guaidó como presidente,
intentando pasar por alto a los venezolanos, únicos con derecho a
decidir quiénes han de ser sus líderes, está motivada por las
mismas inquietudes que han motivado otras intervenciones
estadounidenses en todo el mundo: derrocar gobiernos que antepongan
los intereses de sus ciudadanos a los de los inversores
estadounidenses.
Que Washington sea
propenso a participar en operaciones de desestabilización contra
gobiernos de izquierda no es un secreto. Desde 1898 hasta 2004, el
gobierno de los Estados Unidos llevó a cabo 41 intervenciones
exitosas de cambio de régimen en América Latina, un promedio de una
cada dos años y medio. Y eso excluye los infructuosos, como la
invasión de Bahía de Cochinos.
En casi todos los casos,
las intervenciones de cambio de régimen de los Estados Unidos en
todo el mundo han sido motivadas directa o indirectamente por
consideraciones comerciales, y se llevaron a cabo para restaurar o
proteger la primacía de los intereses comerciales de los Estados
Unidos en tierras extranjeras. Y en muchos casos, las intervenciones
allanaron el camino para la instalación de dictaduras de derecha.
Una última intervención
de los Estados Unidos que no tuvo éxito fue el golpe de Estado de
2002 contra Hugo Chávez, el antecesor de Maduro. Washington
reconoció de inmediato el golpe y lo consideró una victoria para la
democracia, pero en privado lo reconoció como una importante
victoria para sus propios intereses comerciales, en un estado rico en
petróleo y con posibles oportunidades de obtener ganancias para la
libre empresa de EE.UU.
A Washington no le
gustaba Chávez porque el carismático líder izquierdista promovía
el bienestar de los venezolanos comunes, en lugar de complacer a los
inversionistas estadounidenses. Pero el golpe de estado contra Chávez
fue efímero. En un golpe contra la tiranía, el cambio de régimen
se invirtió rápidamente y Chávez, el líder legítimo del país,
fue devuelto a la presidencia.
Decidido a eliminar a los
gobiernos de izquierda en América Latina, Washington intensificó su
campaña de guerra económica contra el país sudamericano, con el
objetivo de hundir su economía en la ruina y el pueblo venezolano en
la miseria. Esta fue el planificado juego que Washington había
seguido innumerables veces antes y siempre, en China, Cuba, Corea del
Norte, Chile, Zimbabwe, Yugoslavia, Irak, Siria e Irán: arruinar la
economía del país objetivo, atribuir el caos a "los fracasos
del socialismo" y “a la mala gestión económica”, y esperar
a que la gente se alce en rebelión contra su miseria.
La idea de que la
intervención de Washington en Venezuela tiene la más mínima
conexión con la protección de la democracia es ridícula. El
gobierno de los Estados Unidos ha apoyado notoriamente una serie de
dictaduras de derecha en toda América Latina, incluida la de Augusto
Pinochet, quien se instaló después del golpe de estado de 1973
diseñado por Estados Unidos contra Salvador Allende. Allende
contrarió a Washington haciendo lo que Maduro y muchos otros líderes
del Tercer Mundo habían hecho: poner los intereses de la población
local por encima de los de las empresas estadounidenses.
En el Medio Oriente, los
aliados árabes más cercanos de los Estados Unidos son dictaduras
militares (Egipto) y monarquías absolutistas, entre las que destaca
Arabia Saudita, cuya aversión a la democracia es absoluta.
Washington recompensa a Egipto con 1.300 millones de dólares en
ayuda militar al año, y apoya firmemente la tiranía saudí.
Los saudíes consideran
que su parasitaria familia real es completamente inaceptable. Para
protegerse de su propia población, la monarquía mantiene una
pertrechada Guardia Nacional de 250,000 soldados. Dicha Guardia
existe, no para defender a Arabia Saudita de la agresión externa,
sino para proteger a la monarquía de sus propios súbditos. Los
protectores de la familia al-Saud están entrenados y equipados por
los Estados Unidos y sus satélites, incluido Canadá, que tiene un
contrato de 10 mil millones de dólares para abastecer a dicha fuerza
con transportes blindados de personal, utilizados para sofocar los
frecuentes levantamientos de sauditas descontentos.
El armero de la Guardia
Nacional canadiense, también reconoció a Guaidó como presidente
interino de Venezuela, atribuyendo deshonestamente su decisión de
seguir el liderazgo de Estados Unidos a su supuesto compromiso con la
democracia. Ottawa se ha aliado con los dictadores de Riad en su
ofensiva contra los afligidos ciudadanos saudíes, privados de la
democracia, al mismo tiempo que apoyan los esfuerzos de General
Dynamics Canada para obtener ganancias faraónicas de la venta de
armas a los déspotas sauditas que odian la democracia.
Seamos honestos sobre
una cuantas cosas.
Primero, las agendas de
los líderes políticos de los Estados Unidos y Canadá son
establecidas por las élites económicas y los intereses comerciales
organizados, de los cuales dependen para las contribuciones de las
campañas electorales, las recomendaciones políticas y las
lucrativas oportunidades de empleo de la carrera política, con las
cuales están estrechamente integrados, personal y profesionalmente.
En consecuencia, se preocupan por las ganancias de los inversionistas
estadounidenses y canadienses, no por el bienestar, las libertades o
la democracia de los venezolanos comunes. De hecho, secretamente
albergan desprecio por el grueso de sus propios ciudadanos y, por un
momento, no tolerarían el florecimiento de una auténtica y sólida
democracia en sus propios países. Así pues, la idea de que se
preocupan por los residentes de una lejana tierra sudamericana es una
fantasía para políticos pánfilos y débiles ingenuos.
En segundo lugar, las
campañas de guerra económica dirigidas por los Estados Unidos hacen
que la vida de la gente sea miserable, dando lugar a que muchas
personas, que atribuyen su miseria a la acción de su propio
gobierno, deseen su dimisión. Otros pueden reconocer que son las
sanciones la causa de su miseria y apoyar el cambio de régimen como
una forma de obtener alivio a la penuria impuesta por el extranjero.
De hecho, la lógica de la guerra económica depende de la efectiva
realidad de estas suposiciones.
Tercero, los gobiernos
amenazados por el cambio de régimen patrocinado por el extranjero
enfrentan emergencias nacionales legítimas. Maduro no es un
dictador. Él es el jefe electo de un gobierno que enfrenta una
verdadera emergencia nacional diseñada por potencias extranjeras
hostiles. Las medidas tomadas por el gobierno para defender a sus
ciudadanos contra la determinación de los Estados Unidos de imponer
a Venezuela las políticas que atienden los intereses de las
corporaciones estadounidenses a expensas de los venezolanos son
totalmente legítimas; representan la acción de una democracia
contra una tiranía internacional liderada por Estados Unidos.
Es importante recordar
que el gobierno de Maduro, como el de Chávez, ha tratado de poner
los intereses de los venezolanos comunes por encima de los de los
inversionistas estadounidenses. Como resultado, ha provocado la
enemistad de Washington. La intervención de los Estados Unidos en
Venezuela, reconociendo a Guaidó como presidente interino, es
emblemática de muchas otras intervenciones de cambio de régimen
perpetradas por los Estados Unidos. Invariablemente, estas
intervenciones están dirigidas a gobiernos de izquierda que amenazan
los lucrativos intereses de las empresas estadounidenses. Las
intervenciones no tienen nada que ver con la democracia; por el
contrario, donde son exitosas, casi siempre son seguidas por
regímenes de derecha que construyen climas de amigables negocios con
los inversionistas de los Estados Unidos e integran a sus países
económica, militar y diplomáticamente en el orden global dirigido
por Wall Street y supervisado por los Estados Unidos. Los inversores
extranjeros son complacidos, mientras que la población local recibe
un trato severo. Lejos de estimular las transiciones a la democracia,
las intervenciones de cambio de régimen de EE.UU. pretenden revertir
la democracia y fortalecer la tiranía global de EE.UU. La última
intervención dirigida por Estados Unidos en Venezuela no es
diferente, y es solo una repetición, con variaciones locales, de
similares esfuerzos en Siria, Irán, Cuba y Corea del Norte.
***
Dangerous consequences in Venezuela regime change plan
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24 enero, 2019
¿Ilegítimo por qué? Desmontando las mentiras con 10 verdades — Pascualina Curcio
aporrea
– 23/01/2019
¿Se habrán hecho esta
pregunta quienes afirman que Nicolás Maduro es un dictador, un
usurpador y que el período 2019-2025 carece de legitimidad? ¿O solo
repiten lo que escuchan?
Comenzaron a posicionar
esta matriz de opinión los 12 países reunidos en Lima. Se lee en su
comunicado: "…el proceso electoral llevado a cabo en
Venezuela el 20 de mayo de 2018 carece de legitimidad por no haber
contado con la participación de todos los actores políticos
venezolanos, ni con la presencia de observadores internacionales
independientes, ni con las garantías y estándares internacionales
necesarios para un proceso libre, justo y transparente."
Los dirigentes de la
oposición venezolana, nos referimos a la no democrática, repiten
sin descanso, y por supuesto sin argumentación, que Maduro es un
usurpador.
En un acto de desespero,
el propio Vicepresidente de los EEUU, Mike Pence, al verse obligado a
convocar personalmente la marcha opositora para el 23 de enero,
debido a la incompetencia de la dirigencia opositora, insistió y
repitió que el Presidente Nicolás Maduro es un dictador, usurpador
e ilegítimo.
La estrategia es clara,
repetir mil veces la mentira para convertirla en verdad.
Desmontemos la
mentira:
1. Hubo elecciones
presidenciales. Se realizaron el 20 de mayo de 2018, es decir, antes
del 10 de enero de 2019, momento en el que de acuerdo con los
artículos 230 y 231 de la Constitución se vence el período
presidencial 2013-2019. Se estuviese violando la Constitución si las
elecciones se hubiesen realizado después del 10 de enero de 2019, o
peor aún que no se hubiesen realizado.
2. Fue la
oposición venezolana la que solicitó el adelanto de las elecciones.
Se realizaron en mayo y no en diciembre, como tradicionalmente se
hacía, porque fue la oposición la que solicitó, en el marco del
diálogo en República Dominicana, que se efectuasen el primer
trimestre del 2018.
3. En Venezuela el
voto es un derecho, no es un deber. Quienes de manera libre, aunque
influenciados por algunas organizaciones políticas no democráticas
que llamaron a la abstención, decidieron no asistir a votar están
en su pleno derecho, pero en lo absoluto ilegitima el proceso
electoral, más aún cuando eso implicaría desconocer e irrespetar a
los 9.389.056 que si decidieron votar y ejercieron democráticamente
su derecho al sufragio.
4. Participaron 16
partidos políticos en la contienda electoral (PSUV), (MSV),
(Tupamaro), (UPV), (Podemos), (PPT), (ORA), (MPAC), (MEP), (PCV),
(AP), (MAS) (Copei) Esperanza por el Cambio, (UPP89). En Venezuela no
es obligatorio que todos los partidos políticos participen en los
procesos electorales. Están en su pleno derecho de decidir si
participan o no. Justamente porque nuestro sistema es democrático.
El hecho de que 3 partidos (AD, VP y PJ) decidieron libremente no
participar, no ilegitima el proceso electoral.
5. Se postularon 6
candidatos: Nicolás Maduro, Henri Falcón, Javier Bertucci, Reinaldo
Quijada, Francisco Visconti Osorio y Luis Alejandro Ratti (los dos
últimos decidieron retirarse).
6. Maduro ganó
con un amplio margen, obtuvo 6.248.864 de votos, el 67,84%; le
siguieron Henri Falcón con 1.927.958, el 20,93%; Javier Bertucci con
1.015.895, 10,82% y Reinaldo Quijada quien obtuvo 36.246 votos, el
0,39% del total. La diferencia entre Maduro y Falcón fue 46,91
puntos porcentuales.
7. Acompañaron el
proceso electoral unas 150 personas, entre ellas 14 comisiones
electorales de 8 países; 2 misiones técnicas electorales; 18
periodistas de distintas partes del mundo; 1 Europarlamentario y 1
delegación técnico-electoral de la Central Electoral de Rusia.
8. Las elecciones
se realizaron con el mismo sistema electoral empleado en las
elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, en las cuales resultó
ganadora la oposición venezolana. Sistema que es automatizado y
sometido a auditorías antes, durante y después de los comicios.
Sistema que garantiza los principios de "un elector, un voto"
porque solo con la huella dactilar se desbloquea la máquina de
votación; y garantiza el "secreto del voto".
9. Se realizaron
18 auditorías al sistema automatizado. Los representantes del
candidato Henri Falcón participaron en las 18 y suscribieron las
actas en las que manifiestan su conformidad con el sistema electoral.
Las auditorías son públicas y televisadas en vivo por el canal del
Consejo Nacional Electoral. Una vez realizadas las auditorías, el
sistema se bloquea y la única manera de acceder nuevamente es con la
introducción simultánea de los códigos secretos que tiene cada
organización política.
10. Ninguno de los
candidatos que participó en el proceso electoral impugnó los
resultados. No hay pruebas de fraude, no presentaron ninguna
evidencia o denuncia concreta de fraude.
Las elecciones
presidenciales del 20 de mayo de 2018 fueron libres, transparentes,
confiables, seguras y ajustadas a la Constitución y a las leyes a
pesar del llamado antidemocrático a la abstención por parte de un
sector de la oposición.
Son otros los que
pretenden usurpar el cargo de Presidente de la República con el
argumento de un supuesto vacío de poder, figura que no está
contemplada en nuestra Constitución y la instauración de un
"gobierno de transición", figura tampoco prevista en la
Carta Magna. Por si fuera poco, pretenden ejercer el poder fuera de
nuestras fronteras violando el artículo 18 de la Constitución que
establece que es Caracas la sede de los poderes públicos.
Así las cosas, son otros
los usurpadores, ilegítimos y antidemocráticos.
Es ilegítimo y
constituye un intento de usurpación el que algunos sectores de la
oposición pretendan sostenerse en el apoyo de sectores extranjeros
provenientes de gobiernos imperialistas para ejercer una autoridad
que ni el pueblo ni la Constitución les da.
Repitamos mil veces estas
verdades.
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Los satélites están cambiando de sol. Intensificación de las contradicciones interimperialistas ————— Ángeles Maestro
La
Haine – 28/12/2018
En el escenario
internacional han irrumpido recientemente hechos aparentemente
sorprendentes
Cuando en el pasado mes
de noviembre se celebraba en París el centenario del armisticio de
la primera guerra mundial, Trump, en un intento de enfrentar a
Francia y Alemania y de recordar el papel hegemónico de EEUU en
Europa dijo que “cuando los [norte]americanos desembarcaron en
Normandía en 1944, los franceses estaban aprendiendo a hablar
alemán”. Más que un intento tan poco seductor de conseguir que
los países europeos incrementaran su aportación económica y
militar a la OTAN, debe interpretarse como un exabrupto más en la
escalada de enfrentamientos entre EEUU y la UE que, de momento, han
culminado con la decisión de esta última de crear un ejército
europeo independiente.
¿Son sólo salidas de
tono de Trump o hay, desde hace tiempo, cambios importantes en las
relaciones interimperialistas?
Red Roja desde hace
tiempo viene centrando sus análisis de la fase actual del
capitalismo precisamente en las contradicciones interimperialistas
entre la Unión Europea – y sobre todo de la potencia hegemónica,
Alemania – y EEUU. Ese interés responde a la necesidad de conocer
lo mejor posible los enfrentamientos que se dan entre las cúpulas de
poder, agudizadas en épocas como las actuales de crisis general del
capitalismo. En la lucha por la conquista del poder político, el
hecho decisivo que define la correlación de fuerzas es la debilidad
del enemigo.
El objetivo estratégico
que ha presidido todos los planes del imperialismo desde la victoria
de la Revolución de Octubre al hundimiento de la URSS en 1991 ha
sido la derrota del comunismo. La finalidad común de destruir el
primer estado proletario hizo posible la lucha conjunta contra él de
todas las potencias capitalistas enfrentadas entre sí en las dos
guerras mundiales. Frente a este objetivo superior las
contradicciones inter-imperialistas apararecían soterradas y la
hegemonía de Washington, asegurada.
Tras la II Guerra Mundial
el interés de Washington como gran potencia vencedora y heredera del
imperialismo británico se centraba en controlar Europa. Sus
instrumentos para construir una Europa occidental acoplada a los
intereses de EEUU y totalmente dependiente de los mismos en el plano
militar fueron el Plan Marshall y la OTAN.
La meta histórica de la
Casa Blanca, que ahora se resquebraja, era controlar el continente
euroasiático, el “pivote del mundo”. Para ello había que
impedir el surgimiento de una potencia europea con voluntad propia,
con el suficiente poder económico y militar para ser capaz de
oponerse a EEUU y que pudiera establecer relaciones con la URSS (o
con Rusia actualmente) de forma soberana y en contra de sus
intereses. El procedimiento fue diseñar de forma reiterada
enfrentamientos entre los países del Corazón Continental, de forma
que ninguno pudiera llegar a ser lo suficientemente fuerte como para
llegar a ser un obstáculo para la hegemonía anglosajona .
La confrontación entre
las dos grandes potencias socialistas, la URSS y China, la posterior
desaparición de la primera y la instalación de la segunda en
parámetros capitalistas, el establecimiento de Bases de la OTAN en
la mayor parte de los países europeos (las principales en Alemania y
en Kosovo, tras la liquidación de la República Federal de
Yugoslavia) o la integración en la Alianza Atlántica de buena parte
de los países del extinto Pacto de Varsovia, parecía asegurar un
futuro luminoso a los planes estadounidenses.
'Eppur si muove'
La derrota del movimiento
comunista y la enorme crisis general que afecta al capitalismo desde
comienzos de la década de los 70 del siglo pasado, y cuya penúltima
sacudida se inició en 2007, está teniendo consecuencias económicas,
políticas y sociales que suponen cambios cualitativos en ése orden
mundial establecido a partir de 1945.
La lectura de esta crisis
que realizaron las organizaciones políticas y sindicales de la
socialdemocracia (PSOE- IU_PCE, CC.OO. UGT, y ahora Unidos Podemos),
siempre dispuestas a prestar ayuda al capital, fue oponer el
capitalismo europeo “social y humano” al norteamericano, “salvaje
y brutal”. Este discurso de “vuelta al estado del bienestar”,
ha prestado enormes favores a la burguesía de aquí y de fuera .
Ahora esos planteamientos de lavado de cara del capitalismo hacen
aguas por todas partes y su superestructura política se resquebraja
a medida que el descrédito del sistema y la correspondiente
radicalización de posiciones ocupan con fuerza creciente el
escenario institucional.
Lucha por los mercados
y las materias primas. Sanciones y desdolarización
La poderosa irrupción de
la industria china y su ocupación de los principales mercados en
prácticamente todos los sectores ha conducido a la caída en picado
de la economía productiva norteamericana. La respuesta de la Casa
Blanca ha sido la imposición de importantes aranceles a las
importaciones chinas y el establecimiento de nuevas sanciones a
Rusia. Al asedio económico le ha sucedido el cerco militar:
ampliación de las bases militares de EEUU en Asia y acoso de la OTAN
a Rusia a lo largo de todas sus fronteras europeas.
Mientras se gestaba la
derrota en Siria de EEUU y la UE (sobre todo Francia y Gran Bretaña)
a manos del Eje de la Resistencia (Hezbollah, Siria, resistencia
palestina e Irán) apoyado por Rusia, una nueva confrontación
económica inter-imperialista se abría paso.
El acuerdo nuclear con
Irán y el levantamiento de las sanciones en 2015 fue
concienzudamente preparado por Alemania. Inmediatamente después de
ser firmado, Berlín desplegó sus relaciones comerciales con
Teherán, abriendo paso a otros países de la UE. La Casa Blanca
quedaba relegada en la competición por convertir el territorio del
enemigo “chiíta” en campo de negocios.
Washington, empujado por
sus socios en la región (Israel y Arabia Saudí) y ya en franca
retirada de Siria e Iraq, el pasado mes de noviembre impuso nuevas
sanciones a Irán y a cualquier empresa o país que negocie con él.
Un mal disimulado intento de impedir el aprovechamiento comercial por
parte de los competidores de la UE del nuevo y potente mercado iraní.
El resultado de todo este
complejo proceso no puede ser más nefasto para EEUU. Desde Turquía
al Estado español – por poner los ejemplos más claros de
históricos estados intervenidos por EEUU – las declaraciones han
sido rotundas e insólitas. “No aceptamos imposiciones del
imperialismo de EEUU”, declaró Erdogan, “Eso de estás conmigo o
estás contra mí pertenece a otra época y España no va a permitir
esa clase de planteamientos”, aseveró el lacayo Borrel
repentinamente crecido.
Si los satélites se
manifiestan así, no es por repentinos ataque de soberanía e
independencia, sino porque están cambiando de sol.
Merkel en nombre de la UE
se dirigió a Irán, contundente: “Mantened vuestros compromisos.
Nosotros mantendremos los nuestros”.
La amenaza de las
sanciones ha tenido como consecuencia que una creciente lista de
países se declare insumiso y decida realizar sus transacciones en
monedas diferentes del dólar. Las repercusiones para EEUU, que
apenas empiezan a manifestarse, son graves y afectan a toda su
estructura de dominación.
El imperialismo es una
relación de poder que puede ser ejercida siempre que los países
subordinados la acepten. Todo indica que el cóctel de sanciones más
desdolarización progresiva, amenaza con ser para el imperio yanki
“no un tiro en los pies, sino más arriba” .
El germen del nuevo
ejército europeo
Esta escalada de tensión
entre los EEUU y la UE tiende a crecer porque está basada en
intereses económicos enfrentados que, a su vez, favorecen el
acercamiento de esta última a Rusia. Los últimos episodios ahondan
la confrontación: el apoyo de EEUU al Brexit, para debilitar la UE,
o su intento – condenado al fracaso – de impedir que se
materialice a través del Nord Stream la compra de gas ruso por parte
de la UE.
Parece estar finalizando
el largo periodo en el que las contradicciones euro-norteamericanas
se conciliaban bajo el paraguas de la OTAN.
El estallido de la URSS
anuló la necesidad de “protección ante la amenaza comunista” y
la crisis general del capitalismo se manifiesta como una feroz lucha
por los mercados y las materias primas en el intento de controlar la
caída del incremento de la tasa de ganancia.
Y efectivamente la
confrontación económica inter-imperialista tendrá sus
consecuencias militares. Merkel proclamó en mayo que “La época en
la que podíamos confiar en que EEUU nos proteja, se acabó. Europa
debe tomar sus destino en sus propias manos”
El proyecto PESCO
(Cooperación Estructurada Permanente en Seguridad y Defensa), dotado
con un presupuesto inicial de 12.000 millones de euros, inicia la
creación de un ejército estrictamente europeo y una base de
producción de armamento e innovación tecnológica a partir
exclusivamente de empresas europeas y explícitamente independiente
de EEUU.
Lucha de clases y
relaciones interimperialistas
La decadencia económica
relativa de EEUU que puede tener consecuencias también para el
mantenimiento de su descomunal estructura militar con cerca de 1.000
bases militares en el planeta, no supone que su capacidad agresiva
disminuya. La relativa independencia de la UE con respecto a EEUU y a
la OTAN, ni se ha consumado, ni en el caso de culminarse, supone que
imperialismo europeo sea “bueno” o “humano”.
Les guían exactamente
los mismos objetivos en la lucha a muerte por competir en mejores
condiciones en la selva del capitalismo, erigida sobre la explotación
- sin más límites que la lucha de clases – de la clase obrera y
de la naturaleza.
Por ahí no hay esperanza
alguna. El dilema sigue siendo: socialismo o barbarie. La conquista
por parte de la clase obrera del poder político, única posibilidad
de destruir el monstruo capitalista que aniquila la humanidad exige
conocer sus debilidades y, sobre todo, sus divisiones y
enfrentamientos.
Notas
1. Estos aspectos han
sido analizados en Maestro, A. (2016) “Las contradicciones entre el
imperialismo estadounidense y el europeo. Controlar el “pivote
mundial”.
http://www.redroja.net/index.php/noticias-red-roja/opinion/3968-las-contradicciones-entre-el-imperialismo-estadounidense-y-el-europeo-controlar-el-pivote-del-mundo
2. El documento de Red
Roja tiulado “El mito de la vuelta al estado del Bienestar. Otro
capitalismo es imposible” escrito en los comienzos de las sacudidas
de la crisis (2012) , se dirigía a deshacer el enésimo intento de
colocar la “reforma”de la UE y la vuelta al “Estado del
Bienestar” como objetivo de las movilizaciones populares contra la
descarga brutal sobre las clases populares de las consecuencias de la
crisis. Tras el 15M, estos planteamientos se pretendieron imponer
desde una llamada Cumbre Social que encuadraba a CC.OO., UGT, PSOE e
IU y sus satélites. Esta vez el objetivo no se consiguió. Las
Marchas de la Dignidad surgieron un año después situando en el
centro de su programa el No Pago de la Deuda y el cuestionamiento del
Euro y la UE, entre otras cosas.
http://www.redroja.net/index.php/comunicados/831-el-mito-de-la-vuelta-al-estado-del-bienestar-otro-capitalismo-es-imposible
3. La lista de países y
empresas que realizan su comercio en monedas distintas del dólar es
creciente. Destaca la compra de armas a Rusia por parte de países
como India, Paquistán, Qatar o Turquía, aliados incondicionales de
EEUU durante décadas.
4. El pasado 12 de
diciembre, la Cámara de Representantes de EEUU aprobó una
resolución contra la entrada en funcionamiento del Nord Stream2,
mediante la cual amenza con nuevas sanciones a Rusia y conmina a la
UE a hacer lo mismo. El Nord Stream 2 es un gaseoducto de 1.200 km,
que une Rusia y Alemania a través del mar Báltico; es decir, sin
pasar por Ucrania. Además de la rusa Gazprom participan en él los
grupos energéticos alemanes Uniper y Wintershall, la austriaca OMV,
la francesa Engie y el gigante anglo-holandés Shell.
Ángeles Maestro sobre el ejército europeo
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Plantar pobreza, el negocio forestal en Chile (documental)
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22 enero, 2019
21 enero, 2019
18 enero, 2019
¿Orwell 1984? No: Francia 2019
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17 enero, 2019
¿Qué quieren los chalecos amarillos? — Luis Casado
insurgente.org
- 07/01/2019
Acto VIII. Los
chalecos amarillos no ceden. On ne lache rien!, es su divisa. Son
refractarios a los discursos vacíos, a las promesas mentirosas y a
las cortinas de humo. Ahora, las mujeres decidieron salir a la calle.
Solas. Porque no solo hay que alimentar a los hijos, parar la olla,
dirigir la casa, mantener ocupadas las rotondas… sino también
demostrar que la suya es la Fuerza Tranquila. Los violentos están en
el gobierno. Lo cuenta Luis Casado… y no será el último episodio…
“Sediciosos,
facciosos, agitadores, violentos, ‘casseurs’ (destructores)…”
Así se refiere a los
chalecos amarillos Benjamin Grivaux, ministro vocero del gobierno de
Emmanuel Macron. Un coro de cacatúas periodísticas repite en los
medios: “Sediciosos, facciosos, agitadores, violentos,
‘casseurs’… Luego, cuando los chalecos amarillos denuncian
el periodismo tarifado, infame, manipulador y a las órdenes del
poder, los cagatintas se lamentan como vestales impolutas: “Los
chalecos amarillos atacan la libertad de prensa”…
Sin embargo, una de las
características más evidentes del chaleco amarillo, junto a su
determinación, su capacidad de sacrificio, su generosidad y su
humanismo, es su voluntad de actuar pacíficamente. Como para
demostrarlo, este domingo, –víspera de Epifanía–, salieron a la
calle –solas– las mujeres chalecos amarillos. Haciéndole frente
a una cohorte de policías armados hasta los dientes para la
guerrilla urbana, gritan al unísono: “¡Dame un beso!” “¡Dame
un beso!” (Un bisous! Un bisous!).
Los mensajeros armados de
la paz y el orden ponen cara de culo y se tornan hacia su comandante:
“¿Qué hacemos jefe?”
Sábado, Acto VIII del
movimiento que sacude Francia hasta sus cimientos, el número de
manifestantes dobló con relación al sábado anterior, desmintiendo
al gobierno y a los medios que afirman, contra toda evidencia, que el
movimiento pierde fuerza.
Los chalecos amarillos
son un movimiento revolucionario, ejemplar e histórico. Salen a la
calle, se reencuentran y rehacen la sociedad… El pobre suele
hacerse pequeñito, baja la voz y la cerviz, vive como disculpándose
de estar ahí, culpabilizado de su pobreza por los winners,
los expertos, los que saben, el riquerío y sus sirvientes. El
chaleco amarillo comprendió que el pueblo es él, y recordó lo que
le enseñaron en la escuela pública, laica y gratuita: “La
Revolución Francesa eliminó para siempre las desigualdades sociales
ante la Ley, e hizo del pueblo el único soberano”. El chaleco
amarillo es pueblo, ergo… es soberano.
Frente a la crisis de
régimen surgen dos caminos: unos, los demócratas, exigen ampliar,
extender los derechos ciudadanos, practicar la democracia directa. El
referendo de iniciativa ciudadana (RIC) traduce esa voluntad del
pueblo de decidir de lo que le concierne. Otros, los autoritarios,
apuestan al hombre/mujer providencial que, imponiendo otro orden, el
suyo, le restituya a Francia el orden y la tranquilidad que hacen las
delicias del gran capital.
En este bivio, en esta
alternativa, surge otra vez, como en setiembre de 1789, la diferencia
entre izquierda y derecha: la izquierda lucha contra los privilegios,
se opone a ellos, los declara inadmisibles. La derecha protege los
privilegios, vive gracias a ellos, y los justifica por ser de ‘origen
divino’ o el premio de la riqueza acumulada despojando al pueblo.
La costra política
instalada llora el fin de la democracia representativa. Los chalecos
amarillos responden que las reglas de la representación deben ser
definidas por los representados. No por los representantes. Es el
pueblo el que debe fijar los límites de la representación, la
misión del representante, y establecer los mecanismos de control que
le permitan revocar al representante si este no obedece el mandato
recibido de quienes lo eligieron.
¿Democracia
representativa? Sí, pero como en la Atenas de Pericles: mandato
breve, no renovable, revocable, controlado y sin privilegios.
La masa de periodistas
sirvientes no entiende. Por eso no para de preguntarle a los chalecos
amarillos: “Pero… ¿cuáles son sus reivindicaciones?”
Emmanuel Macron propuso
“un gran debate nacional”. Y se apresuró a fijar los límites
del debate. “No podemos deshacer lo que ya hemos hecho”,
declaró, jupiteriano. Antes de insinuar los temas que a su juicio
pueden ser discutidos.
Los chalecos amarillos,
recordando una vez más la Revolución Francesa, retrucan: “No
es el representante el que fija los límites de la soberanía de los
representados. ¿Porqué debiese estar limitada nuestra soberanía?
¿Con qué legitimidad puede alguien limitar los derechos de los
ciudadanos, que son, precisamente, la fuente de la legitimidad?”
“Hay cuestiones muy
técnicas”, osa argumentar algún politólogo, suerte de
comentarista deportivo surtido de muchas pelotas. La respuesta no se
hace esperar: “En política no hay ‘expertos’: todos somos
iguales y tenemos derecho a un voto.”
La reflexión va más
allá: elegir es no votar. Elegir significa designar un “electo”
que es el que vota todo en nuestro nombre, prescindiendo de nuestra
opinión. Al elegirle, abdicamos de nuestra propia soberanía durante
4, 5 o 6 años.
La Constitución, que
debe proteger al ciudadano, sus libertades y sus derechos, es en
realidad una prisión política que nos mantiene maniatados. No hay
ningún artículo de la Constitución que niegue abiertamente la
soberanía del pueblo (a menos que se trate de la Constitución
chilena). Pero la Constitución establece que las leyes las vota el
Parlamento, no los ciudadanos. Los representantes, diputados y
senadores, votan leyes que les convienen a ellos y a sus mandantes.
Ese hecho, verificado no
solo en Francia sino en el mundo entero, es el que lleva a los
chalecos amarillos a reclamar su derecho a controlar y a revocar a
los electos. Porque los electos, los representantes, instituyen su
propio poder, despojando al pueblo de su soberanía.
Étienne Chouard, un
militante que piensa y hace pensar, sostiene que no se trata de pasar
a la 6ª República, sino a la primera democracia… Hasta ahora ha
prevalecido el poder de la oligarquía, sector social privilegiado
que impuso el sufragio como la mejor herramienta para preservar su
poder. Desde hace 25 siglos sabemos que la herramienta de la
democracia no es el sufragio sino el sorteo: Montesquieu, Rousseau y
otros grandes pensadores lo dijeron, antes de que esta gran verdad
fuese convenientemente ocultada.
Étienne Chouard opina
que esto no es una democracia porque, si uno examina la realidad, el
demos no tiene el kratos.
En democracia ningún
poder financiero debe ser dueño de los medios de comunicación. En
democracia la moneda no puede estar al servicio del gran capital en
manos de un Banco Central privatizado. Así como hay soberanía
política, debe haber soberanía monetaria.
La revolución ciudadana
de los chalecos amarillos no solo sigue viva, sino también grávida
de una profunda reflexión relativa al tipo de sociedad que debemos
construir.
Lo que no es óbice u
obstáculo para escuchar una vez más la pregunta babosa del
periodista teledirigido: “Pero… ¿cuáles son sus
reivindicaciones?”
La respuesta es simple.
Los chalecos amarillos, o sea el pueblo, quieren recuperar el kratos…
(Polítika)
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Luis Casado
14 enero, 2019
ACTE 9 • STRASBOURG / BORDEAUX 12/01/2019
GILETS JAUNES : LA PITOYABLE DIVERSION DE MACRON, ACTE 9 :
REPORTAGES À BOURGES ET PARIS
SIGNEZ LA PÉTITION POUR L'AMNISTIE DES GILETS JAUNES :
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