14 enero, 2021

La parte del león para la fracción más pequeña

 


Wolfgang Streeck, ¿Cómo terminará el capitalismo?


"Es poco probable que la desaparición del capitalismo [...] siga el camino marcado por alguien. Cuanto más avanza el declive, más provocará protestas políticas e intentos múltiples de intervención colectiva. Pero durante mucho tiempo es probable que sean de tipo ludita: locales, dispersas, descoordinadas, «primitivas», que incrementen el desorden sin ser capaces de crear un orden nuevo, ayudando en el mejor de los casos de manera no intencionada a que llegue. Se podría pensar que una crisis duradera de este tipo abriría no pocas puertas a la posibilidad de acciones reformistas o revolucionarias. Parece, sin embargo, que la desorganización del capitalismo no solo le está afectando a él mismo, sino también a sus opositores, privándoles de la capacidad de derrotarlo o de rescatarlo. Entonces, para que el capitalismo termine debe procurar su propia destrucción: que es, diría yo, exactamente lo que estamos observando hoy en día".


"Respecto a la naturaleza, hay un malestar creciente por la tensión, percibida ahora con claridad, entre el principio capitalista de expansión infinita y la provisión finita de recursos naturales. El neomaltusianismo de varios tipos se hizo popular en la década de 1970. Al margen de lo que se piense de ellos, y aunque algunos estén considerados ahora prematuramente alarmistas, nadie puede negar que los modelos de consumo energético de las sociedades capitalistas ricas no pueden ampliarse al resto del mundo sin destruir condiciones esenciales de la vida humana. Lo que parece que se está produciendo es una carrera entre el agotamiento progresivo de la naturaleza, por una parte, y la innovación tecnológica, por otra: sustituyendo con materiales artificiales los naturales, previniendo o arreglando los daños medioambientales, diseñando refugios contra la inevitable degradación de la biosfera. Una pregunta que nadie parece ser capaz de responder es cómo se logran los enormes recursos colectivos teóricamente necesarios para todo esto, en sociedades gobernadas por lo que C. B. Macpherson denominó «individualismo posesivo». ¿Qué agentes e instituciones van a asegurar el bien colectivo de un medio ambiente habitable en un mundo de producción y consumo competitivo?


"Los centros de trabajo esclavo se han extendido por muchos sectores industriales, incluyendo a los servicios, pero principalmente en la periferia global, lejos del alcance de las autoridades y de lo que queda de los sindicatos en el centro capitalista, y fuera de la vista de los consumidores. Como el trabajo esclavo compite con los trabajadores de países con protecciones laborales históricamente fuertes, las condiciones de trabajo para los primeros se deterioran mientras que para los segundos el desempleo se hace endémico. Al mismo tiempo, se multiplican las quejas sobre la invasión del trabajo en la vida familiar, en línea con las presiones de los mercados de trabajo para alinearse con una competición interminable para mejorar el «capital humano» de cada uno. Además, la movilidad global permite a los empresarios reemplazar trabajadores locales poco dispuestos a la flexibilidad por trabajadores migrantes dispuestos a todo. También compensa una tasa de natalidad negativa para reemplazar trabajadores, debida en parte al cambio en el equilibrio entre trabajo retribuido y no retribuido y entre el consumo mercantil y no mercantil. El resultado es el debilitamiento secular de los movimientos de protesta social, provocado por la pérdida de la solidaridad de clase y social y acompañado de conflictos políticos catastróficos debidos a la diversidad étnica, incluso en países tradicionalmente liberales como los Países Bajos, Suecia o Noruega".


"Mientras tanto, la industria financiera, de donde partió el desastre, ha escenificado una recuperación completa: los beneficios, los dividendos, los sueldos y los bonos han vuelto donde estaban, mientras que la nueva regulación se enfangaba en negociaciones internacionales y grupos de presión nacionales. Los Gobiernos, el primero y principal, el de Estados Unidos, han seguido estando manejados con firmeza por las industrias de hacer dinero. Estas a su vez reciben generosamente dinero en efectivo barato, que sus amigos de los bancos centrales (entre los que destaca el antiguo hombre de Goldman Sachs, Mario Draghi, al timón del BCE) crean de la nada para ellos, un dinero que inmovilizan o invierten en deuda de los Gobiernos. El crecimiento sigue siendo anémico, como los mercados de trabajo; una enorme liquidez carente de precedentes no ha podido relanzar la economía; y la desigualdad está alcanzando cotas cada vez más sorprendentes, mientras que el 1 por 100 de los rentistas se ha apropiado del poco crecimiento que existe: la parte del león para la fracción más pequeña".

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2 comentarios :

  1. Síntesis muy acertada, unas conclusiones muy parecidas a las que hemos llegado muchos. La fiesta se acaba y afilamos los cuchillos para comernos a los ricos. Esta vez no les servirán sus raquíticamente hipertróficos ejércitos.
    Salud!

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    1. Buena parte de la miopía que muchas personas padecen se debe al muro virtual que los medios de (in)comunicación interponen entre ellas y la realidad. Pero incluso ese muro está empezando a agrietarse, por dos razones: una, que su alienante discurso comienza a cuestionarse, en parte gracias a las redes sociales. Y la segunda, porque el capital que se precisa para mantenerlas empieza a escasear. Empiezan a estar seriamente acorralados entre la espada del progresivo descontento y la pared del límite de recursos que el planeta impone. Es el momento de, por lo menos, propinarles un buen zarpazo.

      Yo también pienso, como tú, que el análisis de Streeck es una síntesis muy acertada. Y otra cosa. Se "informa" mucho de cuanto ocurre aquí, en el llamado mundo occidental o desarrollado, pero apenas se mencionan las importantes luchas populares que están teniendo lugar en la India y en buena parte de Asia.

      Salud!

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