«A medida que la sociedad se hace más compleja, más interdependientes sus partes, más poblado el mundo y más lleno de conocimientos, a la vez que aumentan sus contradicciones y conflictos, más se concentran paralelamente el poder político y la información, y ambos aceleran su acercamiento, que termina en fusión. "El rasgo determinante de esta era, escribe el especialista soviético Ilía B. Novik, es la creciente unidad de los procesos de dirección e información. El perfeccionamiento de los medios para transmitir la información, la mayor velocidad de los procesos informativos, crearon las condiciones para aproximar cada vez en mayor medida la información y la dirección. Al mismo tiempo, se generaliza el concepto de información, extendiéndolo a toda clase de señales [...] La idea cardinal de la cibernética es la tesis sobre la unidad de los procesos de comunicación y los de dirección".[1]
La comunicación humana no puede estudiarse, entonces, desvinculándola de los problemas de dirección social, vale decir, de las relaciones de poder que se dan en el seno de la sociedad y su manifestación más característica, la lucha de clases. Cuando choca el mundo capitalista contra el mundo socialista, los países subdesarrollados contra los imperialistas y las grandes potencias entre sí, mientras luchan clase contra clase en cada lugar donde hay explotación, las comunicaciones no pueden sino reflejar esa realidad, sirviendo a la vez como instrumento a las fuerzas en pugna».
«Ya en la antigüedad clásica, Aristóteles, en su Retórica, dejó muy claramente establecido que el objeto principal de la comunicación social es la persuasión, es decir, "el intento que hace el orador de llevar a los demás a sostener su mismo punto de vista". Con auxilio de la cibernética, todo proceso de información se nos revela como un intento ordenador, organizador, de dirección; en otras palabras, es evidente que la información periodística es al mismo tiempo una orientación que, si deliberada, llamaremos propaganda, o si inadvertida, designaremos simplemente como ideología. Pero, en todo caso, la comunicación encierra un enfoque unilateral, el del emisor, que trata de imponerse al auditorio. Si lo logra o no, ya es otro asunto, que no depende de la información en sí, sino del poder que hay detrás de ella; es decir, y en concreto, de la capacidad de una clase social (o de una alianza de clases) de imponer sus informaciones aunque encuentren resistencia. Porque la información se transforma materialmente en dirección sólo desde el momento en que es aceptada».
«La ideología no visible a primera vista, latente en la comunicación, tiene la ventaja de su inadvertencia, que le asegura una propagación "espontánea", afectando niveles de conciencia donde no encuentra defensas para su penetración insospechada. Las ideas de la clase dominante llegan a ser así las ideas dominantes en la sociedad entera por un proceso frecuentemente subrepticio, sin que, muchas veces, los que llegan a sustentar esas ideas alcancen a percibir su real significado».
Camilo Taufic, Periodismo y lucha de clases.
[1] Ilía B. Novik, Filosofía/Sociología/Cibernética. Ed. Platina. Buenos Aires, 1965, págs. 41 y 49
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Buff, a este tema le llevo dando vueltas una temporada, porque, si recopilas toda la información posibles, y la integras, que es lo que hacen los servicios de inteligencia, lo que haces es controlar el sistema en tiempo real. O como decían los chinos, cocer los peces a fuego lento. Porque te permite ver las tendencias y adelantarte. El PSOE sabe, por ejemplo, cómo adelantarse a los estallidos sociales, y gracias a las herramientas integradas del estado se adelanta a sus competidores. Salud!
ResponderEliminarCuando es necesario, la CIA proporciona las "tiritas".
EliminarSalud!