Quienes creyeron que "aún quedaba más", ahora descubren espantados que en realidad "ya queda menos". Contrariamente al capital tramposo, ni el tiempo ni la vida se contraen o estiran a conveniencia. Lo que estamos contemplando en la cúpula no es ya propiamente un combate, es el intento desesperado del ladrón que, en su huida, intenta inútilmente preservar los restos de su sangriento botín. La desbandada de Afganistán no fue sino un claro y paradigmático vaticinio.
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Y aun así siguen expoliando al mundo y alimentando a sus perros de presa por todo el mundo. El crimen está muy bien pagado. Salud!
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