Una obra monumental de ingeniería, a orillas del río Meno, la sede del Banco Central Europeo. Espectacular, frío, imponente. 185 metros de altura, 45 plantas. 110.000 metros cuadrados. Más de 4.000 toneladas de acero.
“El símbolo de lo mejor que una Europa unida puede lograr”, dijo el presidente del BCE en su inauguración. “Un magnífico nuevo hogar para que el BCE cumpla su mandato”, según Draghi.
En su construcción se han empleado 12 años y 1.300 millones de euros, más del 50% de lo presupuestado. Eso, pese a que su objetivo era precisamente el contrario. El organismo pretendía, o eso declaró, evitar el alquiler de las instalaciones en las que hasta ahora estaba ubicado, la Eurotower, en el centro de Frankfurt, con un desmesurado coste de alquiler, 200.000 euros mensuales. No se consiguió ese objetivo, pero tampoco el BCE prescindirá de su antigua sede. Allí trabajarán los empleados de uno de sus departamentos de reciente creación. Es decir, el alquiler [200.000 euros mensuales] seguirá abonándose.
La simbología no ha sido cuestión menor. Grandes placas de cristal en las fachadas parecen trasladar un rotundo mensaje: transparencia. Una escultura casi indescifrable corona el techo de la planta 41. ¿Qué significa?, nos preguntamos. “La idea es representar a Europa como entidad sin necesidad de distinguir el país”, ha explicado el arquitecto, Frank Stepper. En esa planta se celebrarán las reuniones clave. A través de los ventanales, unas impresionantes vistas al horizonte alemán:
La obra es una joya de la ingeniería medioambiental. No sólo está alimentado por energías biodegradables, incluso el agua utilizada en los inodoros procede de la lluvia.
El faraónico proyecto de Stepper se ha cuidado de respetar buena parte de la estructura original. Las dos torres que se dibujan ya en el skyline de Frankfurt, están conectadas por la nave de la Grossmarkthalle, antiguo mercado mayorista de frutas y verduras de Frankfurt, la "Catedral de los vegetales", todo un emblema de la ciudad, que, hasta 2004, abastecía a gran parte de sus habitantes.
Construido entre 1926 y 1928, fue, en su momento la estructura de hormigón armado sin columnas más grande del mundo. En este mercado, la historia escribió en cambio también uno de sus capítulos más oscuros. Desde 1941 hasta el final de la II Guerra Mundial, dejaron de venderse frutas y verduras para albergar, en sus sótanos, un centro de detención de judíos. Gestionado por la Gestapo, hasta 10.000 personas fueron recluidas allí antes de enviarlas a los campos de concentración.
Y este es el aspecto que, ya modernizado, presenta hoy.
Y este es el aspecto que, ya modernizado, presenta hoy.
parte del texto extraído de http://noticias.lainformacion.com/
Menuda monstruosidad, (tanto por la estética como por lo que representa).
ResponderEliminarLas catedrales del siglo 21 se erigen al dinero.
¿Cuanta dinamita hará falta para volar esto?, los alemanes meten acero a saco.
Salud!
facista 100% ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarQuien haya pasado por Alamania y en concreto Frankfurt, así como Roterdam, Basilea, Copenague, las Madrid con sus cuatro torres es otro ejemplo, se dará cuenta de que lo que está pasando en algunas ciudades de Europa no es normal.
ResponderEliminarLos bancos crean sus fuertes inexpugnables en vertical. Edificios con la extensión de ciudades solo para las élites. Crecen como champiñones, impulsados por el dinero más que gratis del BCE. Sucumbirán en cuanto el confeti al que llaman dinero tenga su valor real, que es cero. No sé si lo veremos, pero está claro que estamos dispuestos a darles el empujoncito.
Salud!