LOS CIENTOS DE MILLONES DE MUERTOS DEL CAPITALISMO
«Uno de los libros más promocionados de los años 90s fue “Le Livre noir du communisme”, publicado por el exmaoísta Stéphane Courtois en 1997. No nos detendremos sobre la conocida psicología del converso. El libro fue una especie de Manual del perfecto idiota latinoamericano pero del primer mundo y con mucha más vida mediática.
De este libro proceden las infinitas publicaciones de las redes sociales sobre “los cien millones de muertos del comunismo”, aunque sus propios autores estimaron los muertos entre 65 y 95 millones, enlistando cualquier evento donde estuviese involucrado un país comunista y tomando la cifra más alta en cualquier caso.
La II Guerra mundial es atribuida a Hitler y a Stalin, cuando fue este último el responsable de la derrota del primero, y fue el primero el causante de esa tragedia. Es más, los autores llegan a la conclusión de que Stalin mató más que Hitler, sin considerar las razones de cada tragedia y atribuyendo parte de los 70 millones de muertos en la Segunda Guerra a Stalin, siendo que uno comenzó la guerra y el otro la terminó.
Los veintisiete millones de muertos rusos son atribuidos a Stalin. Los especialistas en la Era soviética estiman la responsabilidad de Stalin en un millón de alemanes muertos, lo cual es una cifra horrenda, pero lejos de lo que se le atribuye y aún más lejos que cualquiera de las matanzas causadas por las otras superpotencias vencedoras.
En 1945, el general LeMay arrasó varias ciudades japonesas, como Nagoya, Osaka, Yokohama y Kobe, tres meses antes de las bombas atómicas. En la noche del 10 de marzo, ordenó arrojar sobre Tokio 1500 toneladas de explosivos desde 300 bombarderos B-29. 500.000 bombas llovieron desde la 1.30 hasta las 3.00 de la madrugada. 100.000 hombres, mujeres y niños murieron en pocas horas y un millón de otras personas quedaron gravemente heridas.
“Las mujeres corrían con sus bebés como antorchas de fuego en sus espaldas”, recordará Nihei, una sobreviviente. “No me preocupa matar japoneses”, dijo el general LeMay, el mismo que menos de dos décadas después le recomendará al presidente Kennedy lanzar algunas bombas atómicas sobre La Habana como forma de resolver el problema de los rebeldes barbudos. A principio de los 80s, el secretario de Estado Alexander Haig le dirá al presidente Ronald Reagan: “Sólo deme la orden y convertiré esa isla de mierda en un estacionamiento vacío”…»
Esa prepotente, arrogante, soberbia, chulesca y agresiva actitud del yanqui ha sido reiteradamente ensalzada por el descomunal aparato de propaganda que es Hollywood cual si de una virtuosa singularidad propia se tratara. No existe historia más falseada y vuelta del revés que la de los EEUU, que la de América, que dirían ellos, que por robar le robaron hasta el nombre a un continente entero. "¿Por qué nos odian tanto?", preguntaba con boba candidez uno de ellos.
LOS CIENTOS DE MILLONES DE MUERTOS DEL CAPITALISMO
ResponderEliminar«Uno de los libros más promocionados de los años 90s fue “Le Livre noir du communisme”, publicado por el exmaoísta Stéphane Courtois en 1997. No nos detendremos sobre la conocida psicología del converso. El libro fue una especie de Manual del perfecto idiota latinoamericano pero del primer mundo y con mucha más vida mediática.
De este libro proceden las infinitas publicaciones de las redes sociales sobre “los cien millones de muertos del comunismo”, aunque sus propios autores estimaron los muertos entre 65 y 95 millones, enlistando cualquier evento donde estuviese involucrado un país comunista y tomando la cifra más alta en cualquier caso.
La II Guerra mundial es atribuida a Hitler y a Stalin, cuando fue este último el responsable de la derrota del primero, y fue el primero el causante de esa tragedia. Es más, los autores llegan a la conclusión de que Stalin mató más que Hitler, sin considerar las razones de cada tragedia y atribuyendo parte de los 70 millones de muertos en la Segunda Guerra a Stalin, siendo que uno comenzó la guerra y el otro la terminó.
Los veintisiete millones de muertos rusos son atribuidos a Stalin. Los especialistas en la Era soviética estiman la responsabilidad de Stalin en un millón de alemanes muertos, lo cual es una cifra horrenda, pero lejos de lo que se le atribuye y aún más lejos que cualquiera de las matanzas causadas por las otras superpotencias vencedoras.
En 1945, el general LeMay arrasó varias ciudades japonesas, como Nagoya, Osaka, Yokohama y Kobe, tres meses antes de las bombas atómicas. En la noche del 10 de marzo, ordenó arrojar sobre Tokio 1500 toneladas de explosivos desde 300 bombarderos B-29. 500.000 bombas llovieron desde la 1.30 hasta las 3.00 de la madrugada. 100.000 hombres, mujeres y niños murieron en pocas horas y un millón de otras personas quedaron gravemente heridas.
“Las mujeres corrían con sus bebés como antorchas de fuego en sus espaldas”, recordará Nihei, una sobreviviente. “No me preocupa matar japoneses”, dijo el general LeMay, el mismo que menos de dos décadas después le recomendará al presidente Kennedy lanzar algunas bombas atómicas sobre La Habana como forma de resolver el problema de los rebeldes barbudos. A principio de los 80s, el secretario de Estado Alexander Haig le dirá al presidente Ronald Reagan: “Sólo deme la orden y convertiré esa isla de mierda en un estacionamiento vacío”…»
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Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/los-cientos-de-millones-de
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Salud y comunismo
Esa prepotente, arrogante, soberbia, chulesca y agresiva actitud del yanqui ha sido reiteradamente ensalzada por el descomunal aparato de propaganda que es Hollywood cual si de una virtuosa singularidad propia se tratara. No existe historia más falseada y vuelta del revés que la de los EEUU, que la de América, que dirían ellos, que por robar le robaron hasta el nombre a un continente entero. "¿Por qué nos odian tanto?", preguntaba con boba candidez uno de ellos.
EliminarSalud y comunismo
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Demasiado poder en tan pocas manos. Lo de V. Nuland no tiene nombre. A si, genozidio. Salud!
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