Fotoperiodista Anónimo. The Electronic Intifada – 13/09/2025
Traducción del inglés: Arrezafe
Miembros del ejército jordano observan desde la compuerta trasera de un avión C-130, tras un lanzamiento aéreo humanitario en la Franja de Gaza, el 14 de agosto. Matteo Placucci - ZUMA Press
A mil metros sobre Gaza, la escotilla de un avión de "ayuda" jordano se abre y vislumbro el azul del Mediterráneo.
La costa evoca imágenes de 1948, cuando familias palestinas de Haifa y Jaffa se vieron obligadas a huir a Gaza para escapar de las milicias sionistas que realizaban una limpieza étnica en las aldeas costeras de Palestina. Las imágenes se desvanecen rápidamente de mi mente, y son reemplazadas por la costa actual. Setenta y siete años después, Gaza vuelve a estar repleta de familias desplazadas y tiendas de campaña.
La vista de Gaza desde arriba es impactante: un paisaje urbano desfigurado donde barrios enteros han sido borrados del mapa y otros han quedado reducidos a un gris monótono por el incesante bombardeo israelí. Los mercados apenas funcionan, sus pálidos colores contrastan con los escombros, mientras la gente camina entre las ruinas o arrastra carros por las calles destrozadas.
Con cada barrio que sobrevolamos, la devastación se profundiza, y un panorama de implacable destrucción se extiende durante más de 10 minutos de vuelo.
Un miembro de la tripulación militar jordana, vestido con un uniforme verde oliva, se ata a los arneses del avión y levanta la mano, como si saludara a alguien. Después, ocho toneladas de cajas marrones llenas de comida, medicamentos y leche de fórmula empiezan a deslizarse rápidamente fuera del avión hacia Gaza.
La tripulación se dirige entonces a la escotilla abierta y adopta poses mientras los paracaídas se abren. Se abrazan y se dan la mano en señal de triunfo, como actores de una película de Hollywood.
Fotógrafos extranjeros y locales se pelean por la toma perfecta, capturando imágenes escenificadas, como si estos soldados acabaran de salvar a Gaza de la aniquilación o desactivaran un dispositivo nuclear en el último segundo posible.
Me pregunto: ¿a quiénes van dirigidas estas fotos?
Desde una base militar
Semanas antes, cuando un medio de comunicación me había encomendado documentar estas "operaciones humanitarias", me enfrenté a un dilema: ¿debía grabar una escena que sabía que era artificial o intentar mostrar algo diferente?
Consulté con mis colegas y algunos me instaron a ir, sugiriendo que ésta podría ser una oportunidad única de capturar lo que generalmente se esconde detrás de las imágenes heroicas y escenificadas que a menudo surgen de tales operaciones.
El viaje comenzó en la Base Aérea Rey Abdullah II en Zarqa, Jordania, donde aviones militares de países europeos y, por supuesto, de Jordania, están estacionados a lo largo de una larga pista. Sin embargo, es la presencia de los medios, no los aviones, lo que domina la escena: decenas de periodistas y corresponsales compiten por entrevistas e imágenes de las tropas mientras cargan los paquetes de ayuda.
Cada fotografía tendrá un propósito fundamental: lavar la imagen de los estados involucrados en los lanzamientos aéreos y legitimar la propia operación de "ayuda".
En Jordania, la filmación de los lanzamientos aéreos está organizada por la Corte Real Jordana, el intermediario administrativo entre el monarca y las autoridades constitucionales del estado. Los permisos de prensa se distribuyen primero a los principales medios internacionales, luego a los periodistas de los estados que participan en los lanzamientos de ayuda y, finalmente, a los reporteros locales.
Durante el último mes, las imágenes de los lanzamientos aéreos, muchas de las cuales fueron tomadas por experimentados fotógrafos extranjeros, han inundado las plataformas digitales.
Estas tomas yuxtaponen la devastación de Gaza con los "soldados de la ayuda" y, como telón de fondo, los paracaídas abriéndose en el cielo.
Las imágenes de los lanzamientos aéreos refuerzan una contradicción: menoscaban el trabajo de los periodistas palestinos que informan desde el corazón mismo del genocidio y que han sido implacablemente atacados y masacrados por Israel durante dos años.
Y, por supuesto, no podemos olvidar que toda la operación de “ayuda humanitaria” se lleva a cabo bajo la total coordinación y aprobación de Israel.
¿Por qué la ayuda se arroja desde cielo?
Desde la reanudación de los lanzamientos aéreos a finales de julio, se han lanzado alrededor de 800 toneladas de ayuda en más de 400 misiones, según los medios estatales de Jordania.
Sin embargo, en medio de la hambruna formalmente declarada por la ONU en agosto de 2025, a pesar de los claros indicios de que durará muchos, muchos meses, Gaza necesita al menos 1.000 camiones al día, según el jefe de la Defensa Civil de Gaza.
Estos costosos lanzamientos aéreos no tienen como objetivo beneficiar a los palestinos de Gaza.
Tienen otro propósito: sirven de relaciones públicas para enmascarar la complicidad de los estados en el genocidio de Israel.
En el mejor de los casos, son ineficaces a la hora de prestar ayuda y, en el peor, han sido mortales.
Según mis propios cálculos, la cantidad total arrojada en más de 400 misiones de lanzamiento aéreo podría haber sido entregada en un solo día por tierra, si los cruces fronterizos no hubieran sido cerrados por Israel y Egipto.
Esta manera de distribuir la ayuda parece tener como objetivo crear deliberadamente desorden e impedir cualquier distribución organizada y humana de la ayuda.
Los lanzamientos aéreos humillan y atormentan psicológicamente a la población de Gaza. Se lanzan alimentos desde el cielo a una población hambrienta, lo que provoca horribles escenas de muerte y caos, mientras que en tierra firme el acceso permanece bloqueado.
El objetivo de Israel desde el 7 de octubre de 2023 y durante su genocidio en Gaza, ha sido transformar la imagen de los palestinos, de población que legítimamente vuelve a sus tierras a población debilitada y marginada que persigue una lata de atún.
Filmen la ayuda, pero no filmen Gaza
Antes de subir al avión, un soldado emiratí se acerca a los periodistas reunidos y les da instrucciones.
"No muestren las caras de los pilotos", dijo, elogiando después los "tremendos esfuerzos" del gobernante de los EAU.
Luego tomó la palabra un representante militar jordano, quien afirmó que "Jordania está haciendo todo lo posible para apoyar a sus hermanos palestinos".
Sin embargo, esas declaraciones chocan con una realidad muy diferente en Ammán: constantes detenciones de activistas, represión de las protestas pro palestinas y la negativa a cancelar el acuerdo de normalización de Wadi Araba de 1994 con Israel o a detener las importaciones de gas de Israel.
Mientras el avión se preparaba para despegar, una pregunta me preocupaba: ¿Cómo demostraremos, dentro de 30 años, en las páginas de la historia, que estas imágenes nunca tuvieron que ver con ayudar?
Los mismos Estados que ahora se muestran solidarios con los palestinos, supuestamente enviándoles "alivio", son los mismos que han armado política y militarmente a Israel, proporcionándole cobertura para librar una guerra de aniquilación en Gaza.
Los actuales lanzamientos aéreos son intentos de lavar las manos manchadas de sangre, pero ignoran las peticiones de los propios palestinos en Gaza para poner fin a este teatro.
Cuando los fotógrafos y periodistas subieron al avión, el personal militar nos ordenó no filmar Gaza ni su devastación.
En el vuelo al que me uní, la filmación se limitaba a las cajas de suministros y a los soldados. A bordo, el puñado de periodistas era vigilado por oficiales de prensa militar, quienes revisaban las imágenes para asegurarse de que los objetivos no enfocaran la aniquilación de Gaza, sino que se centraran en el espectáculo del lanzamiento de la ayuda.
Una vez más, la voz palestina fue silenciada en pleno vuelo. Y, por supuesto, a la mayoría de los periodistas y medios les da igual. Mientras las imágenes sean "exclusivas" y se puedan vender, todo lo demás no importa.
El vuelo para arrojar la ayuda duró casi dos horas, ida y vuelta.
Una vez cerrada la compuerta del avión, arrojados todos los paquetes sobre Gaza, la atmósfera en el interior se tornó silenciosa y las cámaras dejaron de grabar.
A través de la ventana, la costa se hizo visible de nuevo.
Los soldados parecían actores en un descanso entre tomas, tumbados en el suelo, esperando a que el avión regresara a la base militar.
Si el alto el fuego se mantiene, los lanzamientos aéreos podrían quedar obsoletos como forma de encubrimiento para los gobiernos cómplices del genocidio. Pero esos mismos países seguirán presentándose como los salvadores de Gaza, prometiendo "ayuda" bajo muchas condiciones coloniales.
De regreso a Ammán, camino a la ciudad, pude ver las pancartas del Festival Internacional de Comida de Jordania, organizado por el gobierno jordano, mientras Gaza se muere de hambre.
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