21 octubre, 2024

ESTADOS UNIDOS Y SU FIERA SIONISTA ASESINAN A LA ONU — Andrés Piqueras

 


El blog de Andrés Piqueras – 18/10/2024


ACABADO EL DERECHO INTERNACIONAL SÓLO QUEDA LA GUERRA


La globalización unilateral implosiona en pro de un mundo regionalizado con tres grandes áreas destacadas que responden de alguna manera al "desacoplamiento" civilizacional chino: América del Norte, China-Rusia sureste asiático-pacífico y un espacio europeo en franca decadencia en cuanto a su peso económico y político mundial.


Con esa fragmentación se disuelve también todo el entramado socio-político-institucional que conocimos desde la Segunda Postguerra Mundial y el fin de la Guerra Fría. El largo siglo XX llega a su fin, aunque pueda hacerlo de la manera más dramática. Con ello, las instituciones heredadas de ese siglo pierden también su protagonismo.


Sólo desde 2017 hasta el final del mandato de Trump en enero de 2021, EEUU ha desmontado diferentes pactos o espera romperlos. Para empezar, con el ascenso económico chino, tanto la entidad estatal norteamericana como sus subordinados "occidentales" decidieron dar una patada a la Organización Mundial de Comercio, para dejarla en coma profundo (las reglas del "libre mercado" ya no son tan queridas cuando no son quienes las impusieron históricamente los que ganan con ellas).


Pero la secuencia es larga. El 1 de junio de 2017, EEUU anunció la retirada de su país del acuerdo climático de París, firmado en 2016. El 23 de enero de 2017 se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés); un pacto suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40 % de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional. EEUU (que es el segundo país que menos resoluciones de la ONU cumple, tras el ente sionista implantado en Palestina) también ha salido del Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas sobre Migración y Refugiados, así como de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Además ha modificado unilateralmente el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), un acuerdo comercial entre este país, Canadá y México (y aun así, impone aranceles a las importaciones mexicanas).


27 años antes, en 1994, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, firmó un acuerdo con Corea del Norte para desmantelar el programa nuclear de este país asiático. Casi una década más tarde, al cambiar el mandato, el presidente George W. Bush, calificó a Pyongyang de "eje de mal" y preparó el terreno para romper el acuerdo. Después de eso ha tenido lugar la profundización del desconocimiento y hasta el repudio norteamericano de las decisiones de Naciones Unidas (y del Consejo de Seguridad) que constituyen la legalidad internacional.


En un proceso lento pero seguro de desconstrucción del derecho internacional y de la propia ONU, EEUU reconoció a Jerusalén como capital de Israel (otro país que se jacta de no cumplir las resoluciones de la ONU). Seguidamente, anunció que se retiraba del Plan Integral de Acción Conjunta firmado con Irán, así como también del Tratado sobre armas nucleares con Rusia. Además, el 25 de marzo de 2019, Estados Unidos reconoció la "soberanía" de Israel sobre el ‎Golán ocupado, lo cual equivale a aceptar la adquisición de territorios mediante la guerra. Tampoco se detiene el hegemón en decadencia ante la manifiesta violación de embajadas, como la norcoreana en Madrid o la de Venezuela en Washington; lo que ha servido de ejemplo para que otros hagan lo mismo, como sucedió con el gobierno de Noboa violando la embajada mexicana en Ecuador.


Un trabajo de demolición sistemática de las instituciones internacionales, del sistema de relaciones y compromisos multilaterales, que ha ido preparando el terreno para la Guerra Total en la cual ya estamos sumidos.


Quizás ni aun así estábamos preparados ni preparadas para comprobar hasta dónde puede llegar en ese camino el Imperio Occidental, con su líder estadounidense, al desatar la barbarie nazi en Ucrania y la masacre del Dombás. Y sobre todo con el papel de su "brazo loco" sionista, que liberado de cualquier atadura legal internacional, ni consideración humana, se comporta cual fiera rabiosa descontrolada en Asia occidental para incendiar ese frente de batalla de la Guerra Total. "Fiera rabiosa", puede ser, pero en realidad está bien controlada por su amo norteamericano y secundada por la cada vez más subalternizada Europa.


https://odysee.com/@ahilesva (aquí se indica bien)


Y es ella, la entidad sionista, la que perpetra atrocidades sin nombre, haciendo descender a la humanidad varios peldaños de un golpe en la escala evolutiva y sumiéndola más y más en el pozo de la barbarie. La falta de reacción y el doble rasero para medir sus acciones frente a las de otros, fulmina también la legalidad internacional y sus Tribunales, así como, en general, la legitimidad del Sistema impuesto al mundo por el Imperio Occidental y sus "democracias".


Los «generales» y el genocidio: la batalla por la existencia en el norte de la Franja de Gaza – República de Palestina (republicpalestine.com)


La entidad sionista lleva asesinando por cientos al personal de ONU en Gaza desde hace años, pero ahora quiere dar un paso más y dispara ya también directamente a los cascos azules de la ONU, ordenando a esa institución de la que incomprensiblemente continúa formando parte a pesar de no cumplir ni una sola de sus resoluciones y de declarar "persona non grata" a su secretario general, que se quite de en medio.


Es decir, EEUU y su bestia salvaje están ya asesinando definitivamente a la ONU, y con ella a todo el entramado internacional levantado durante el último siglo para intentar mantener un mínimo de cordura en las relaciones internacionales.


Eso quiere decir que el todavía hegemón se ha decantado de verdad más allá de todo atisbo humano, pero también de toda inteligencia, por la GUERRA.


Debería quedar claro para todo el mundo.




20 octubre, 2024

Visiting Maaysrah in Kesrouan, north Lebanon, and the sites of 3 Zionist attacks

 



20 oct 2024 MAAYSRAH - NAHR IBRAHIM, BYBLOS - LEBANON.

Laith Marouf (ليث معروف) visits Maaysrah in the Kesrouan region north Lebanon, which was a target of three Zionist air-strikes in the past week. Maaysrah is the most northern Shia majority town in Lebanon, and has been hosting some internally displaced refugees from the south. This is the first time the village has seen any Zionist attacks in the 76 years since the creation of the Zionist Colony. 32 people were martyred in the attacks on two residential structure and a farming supplies warehouse, and many more were injured.




19 octubre, 2024

Yahya Sinwar died fighting Israeli forces with one arm blown off by tank fire — Caitlin Johnstone

 

                                        يحيى السنوار 


CAITLIN JOHNSTONE – 19/10/2024


Hamas leader Yahya Sinwar has been killed. He died not hiding behind civilians or disguised as a woman as Israel apologists have been claiming for a year, but alone and in uniform, fighting Israeli forces with one arm blown off by tank fire.


Sinwar’s death will have no meaningful bearing on how Hamas or Israel conduct themselves, so it’s funny to see Israel supporters puffing their chests like this was some kind of achievement. Israel is going to keep bombing hospitals, shooting kids in the head, intentionally starving civilians, and working to steal Palestinian land just like it was doing yesterday, and Palestinians are going to keep resisting this just like they were doing yesterday.


Nothing about anything has changed. If Israel were actually killing all these people with the goal of destroying Hamas then Sinwar’s death might be significant, but Israel’s goal is not destroying Hamas. Israel’s goal is the ethnic cleansing and annexation of Gaza.


Read the full article: What's Happening In Northern Gaza Proves Israel Lied About Everything



18 octubre, 2024

EL PRINCIPIO DEL FIN DE ISRAEL — Craig Mokhiber

 

EL SALTO 17/10/2024


Un año después, las llamas del genocidio aún están encendidas, pero tras décadas de persecución y derramamiento de sangre, podemos estar asistiendo al inicio del fin del proyecto colonial de asentamiento en Palestina.


Protesta por Palestina. Madrid 5 octubre 2024. (David F. Sabadell)

Se ha cumplido un hito sombrío: un año entero de horribles asesinatos en masa por parte de Israel. Un año de sufrimiento inenarrable por parte de los palestinos.


Un año de complicidad occidental plena. Un año de incitación mediática continua. Un año de vergonzosa inacción por parte de las instituciones internacionales.


Durante doce meses, hemos visto una persecución implacable de defensores de los derechos humanos en todo Occidente, únicamente por oponerse pacíficamente al genocidio y al apartheid.


Y cincuenta y dos semanas de un público global horrorizado presenciando impotente en sus pantallas el primer genocidio transmitido en vivo y en directo de la historia.


La masacre del año pasado no tiene precedentes. La destrucción es casi inimaginable.


En cualquier caso, este genocidio terminará. El pueblo palestino y su nación sitiada sin duda resurgirán de las cenizas del genocidio, se recuperarán y reafirmarán sus derechos inalienables en su antigua patria.


Pero las instituciones internacionales y el sistema mundial de derechos humanos quedarán golpeados y dañados.


El capital político gastado por el imperio estadounidense y Occidente en general en defensa de la matanza, así como su posición y reputación global, nunca se recuperarán.


Y, casi con toda seguridad, este año de crueldad y anarquía marcará el principio del fin del proyecto sionista en Palestina y, por tanto, del Estado de Israel tal como lo conocemos.


Una fórmula para el desastre


Por supuesto, ni el genocidio ni la actual ola de masacres de palestinos comenzaron en octubre de 2023. La masacre sistemática, la purga y el borrado del pueblo palestino indígena comenzaron en serio con la Nakba de 1947-48, y no han cesado desde ese sangriento comienzo.


Y la amenaza genocida siempre fue obvia. Cualquier persona racional podía ver, incluso antes de la creación del Estado de Israel, que el proyecto sionista de Occidente era una fórmula para el desastre.


En primer lugar, en el mismo momento histórico en que se estaba desmantelando el colonialismo en todo el mundo y se estaban adoptando normas globales de derechos humanos en las Naciones Unidas, Occidente estableció una excepción para Palestina.


Fue en ese momento cuando las fuerzas sionistas decidieron atacar Palestina, asesinar y aterrorizar a su población, ahuyentar a muchos supervivientes con terror y comenzar la eliminación de los pueblos indígenas y su reemplazo por una colonia de colonos europeos fundada por invasores extranjeros y radicalizada por una ideología política profundamente racista y fundamentalmente violenta.


La colonia debía mantenerse a punta de pistola, librando una guerra constante tanto contra los indígenas como contra los estados vecinos.


Se construyó un sistema educativo colonial y un ecosistema mediático para deshumanizar a los pueblos indígenas y vecinos e inculcar una ideología supremacista en la población colona.


El estado colono, su economía y su sociedad fueron completamente militarizados, alistando a todos los adultos en el proyecto de violencia estatal, armándolo hasta los dientes incluso con armas nucleares, químicas y biológicas, e incluso integrando las pruebas de campo de nuevas armas en poblaciones civiles cautivas como parte del modelo de negocios de la industria armamentística de la colonia.


Protegieron todo el proyecto con la impunidad garantizada por Occidente, creando una excepción a la aplicación de todas las normas del derecho internacional (ver más en Ghassan Abou Sitta “En Líbano como en Gaza, asistimos a la destrucción del sistema sanitario”).


Y construyeron una maquinaria de represión integral, que incluye leyes, políticas, prácticas y tecnologías para garantizar la constante subyugación, deshumanización y persecución del pueblo palestino indígena.


El cóctel tóxico estaba completo.


Mantener el apoyo occidental


Por supuesto, una colonia europea artificialmente impuesta en el corazón de Oriente Medio, que necesariamente se mantiene por la fuerza, nunca podría llegar a ser autosuficiente. Por el contrario, siempre ha dependido y siempre dependerá del apoyo masivo de los estados occidentales, especialmente de los Estados Unidos. Mantener ese apoyo vital se convirtió en un objetivo clave del Estado israelí y su red transnacional de grupos intermediarios.


En los años siguientes, el régimen israelí adoptó una estrategia de genocidio progresivo, con persecución y desposesión latentes, solo interrumpidas por masacres periódicas en toda regla y marcadas por una continua marcha de expansión.


Países occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros, rápidamente pasaron de la mera aceptación del genocidio a la complicidad y participación directa en él


Fue un ritmo, probado y comprobado durante 75 años, con el que los patrocinadores occidentales del régimen se sintieron cómodos. Eso les permitió continuar sin interrupciones el flujo de apoyo militar, económico y diplomático sin una presión interna significativa.


Y permitió que corporaciones mediáticas con ideas afines, década tras década, diseminaran continuamente propaganda pro-israelí como cortina de humo para oscurecer las horribles realidades que se perpetraban sobre el terreno contra los pueblos indígenas.


Genocidio acelerado


Pero cuando el actual gobierno ultrasionista de Israel tomó el poder el año pasado, abandonó inmediatamente la estrategia de genocidio paulatino.


En su lugar, pasó a un genocidio acelerado (que comenzó con oleadas de limpieza étnica en la Jerusalén ocupada y Cisjordania), apostando a que sus patrocinadores occidentales (y sus políticos cooptados y medios de comunicación cómplices) no se atreverían (o que no les iba a importar) tomar las medidas necesarias para detenerlo, incluso cuando lanzó una matanza generalizada de civiles en Gaza.


Tenían razón.


Tanto es así que países occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros, rápidamente pasaron de la mera aceptación del genocidio a la complicidad y participación directa en él.


Como resultado, un año después, estamos presenciando un derramamiento de sangre sin precedentes en la región, y el mundo en general está en serios problemas.


Eje del genocidio


Por lo tanto, Israel no está solo en su marcha de terror. Lo acompaña, en sintonía, lo que se ha dado en llamar el Eje del Genocidio .


Cuatro miembros de ese Eje (Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) son Estados con armas nucleares. Un quinto, Alemania, es un autor de genocidios en serie y una importante potencia económica europea. Tres (Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.


Para aumentar el peligro, todos sus miembros comparten una base ideológica común: el militarismo, el colonialismo, la supremacía blanca y el sionismo político. La mayoría tiene la mancha del genocidio en su historial.


Hemos visto la risa fría y cruel de los soldados israelíes, los cánticos desquiciados de los violentos colonos israelíes, las promesas genocidas de los líderes políticos y militares israelíes


Todos tienen sistemas políticos profundamente comprometidos y corrompidos por la influencia de la industria armamentística, la clase multimillonaria y el lobby israelí, y todos están marcados por profundos niveles sociales de islamofobia, racismo antiárabe e intolerancia antipalestina.


Y, en defensa de una única, pequeña, opresiva y violenta colonia de colonos en Oriente Medio, todos han abandonado rápidamente todo el edificio del derecho internacional y las instituciones internacionales que se había construido desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que una vez reclamaron como parte de su identidad.


Como ha demostrado la historia reciente, estos prejuicios, vínculos e incentivos se han convertido en una fórmula no sólo para el genocidio en Palestina sino para una catástrofe a escala mundial.


Rompiendo huesos y récords


Y, de hecho, el coste de la impunidad israelí garantizada por Occidente ha sido escandalosamente alto.


En un año, Israel ha establecido nuevos récords en cuanto al ritmo de asesinatos de civiles, la tasa de destrucción de infraestructura civil, el asesinato de niños, el asesinato de personal médico, el asesinato de periodistas, el asesinato de trabajadores humanitarios y el asesinato de personal de la ONU.


La depravación de las acciones de Israel ha conmocionado al mundo: castigos colectivos, una cadena de masacres, ejecuciones sumarias, campos de tortura, violencia sexual sistemática, tácticas de hambre, enfermedades impuestas, ataques directos a niños pequeños con rifles de francotirador y bloqueo de la ayuda humanitaria para facilitar la hambruna.


Todos hemos visto las imágenes: la erradicación metódica de barrios enteros, escuelas, hospitales, universidades, almacenes de alimentos, refugios, campos de refugiados, campos agrícolas e incluso cementerios.


Los cuerpos destrozados de los palestinos, los ojos llenos de miedo de los niños, el terror de las bombas que caen sobre las colas del pan. El asesinato a sangre fría de inocentes, de niños indefensos como Hind Rajab, atrapada en el coche familiar, aterrorizada durante horas y luego asesinada por soldados israelíes, y de miles de personas como ella.


Y hemos visto la risa fría y cruel de los soldados israelíes, los cánticos desquiciados de los violentos colonos israelíes, las promesas genocidas de los líderes políticos y militares israelíes: la promesa del Primer Ministro de exterminar a los palestinos “como a Amalec”, un versículo bíblico que llama a Israel a “destruir completamente todo lo que tienen y no perdonarlos; sino matar a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos”. Los llamamientos de los dirigentes israelíes a perpetrar otra Nakba , a arrasar Gaza hasta los cimientos, a no hacer distinción entre civiles y combatientes, a “enterrarlos”.


Y, a estas alturas, todos hemos memorizado el conocido patrón bárbaro de los crímenes de Israel: atacar a civiles y a la infraestructura civil, luego atacar a los trabajadores de rescate que llegan a ayudar, luego celebrar en hebreo pero cambiar al inglés para afirmar que todos eran terroristas, escudos humanos o daños colaterales, luego recargar y hacerlo de nuevo.


La culpa criminal acumulada por los perpetradores israelíes y sus cómplices socios occidentales es asombrosa, pero también lo es el desliz moral histórico del resto del mundo, tanto de quienes han defendido el genocidio como de quienes han permanecido en silencio mientras se llevaba a cabo con el dinero de sus impuestos, con el apoyo político de sus gobiernos o en su nombre.


Hoy, todo el mundo lo sabe. Nadie puede decir que no fue advertido antes de la catástrofe. Y nadie puede decir que no conocía los horrores que siguieron, transmitidos en tiempo real a todos nosotros.


Después de setenta y seis sangrientos años de esta empresa colonial, está claro para todo aquel que quiera ver que lo que Occidente ha construido en el corazón de Medio Oriente no es un proyecto ilustrado, sino más bien un monstruo de Frankenstein desenfrenado que amenaza con arrastrar al pueblo palestino indígena, a la región y al mundo a una conflagración de la que tal vez no se recupere durante generaciones.


La oscuridad se extiende


Cuánto tiempo podrá mantenerse esta ola de violencia es una pregunta abierta, pero sin duda habrá mucha más oscuridad antes del amanecer.


Israel, ebrio de la impunidad apoyada por Occidente, mientras continúa su genocidio en Palestina, ahora está extendiendo sus ataques por toda la región y dejando montañas de cadáveres y ríos de sangre a su paso.


En cuestión de semanas, ha lanzado ataques terroristas con dispositivos de comunicación con trampas explosivas en el Líbano, ha asesinado a líderes en toda la región, ha lanzado ataques militares contra Gaza, Cisjordania, el Líbano, Siria, Iraq, Irán y Yemen, ha invadido territorio libanés y ahora busca arrastrar a su patrocinador estadounidense a una guerra regional total de conquista y dominación.


Por su parte, los gobiernos colaboracionistas de Occidente muestran poco interés en controlar al monstruo desenfrenado que ellos mismos crearon en Oriente Medio y al que siguen suministrando flujos interminables de armas, dinero, inteligencia, cobertura diplomática, excepcionalismo jurídico y una armadura de impunidad hasta ahora impenetrable.


Cuando llegue el momento de rendir cuentas, no cabe duda de que será necesario garantizar la rendición de cuentas tanto de Israel como de sus cómplices occidentales, para que estos horrores no se repitan en un ciclo interminable de atrocidad, impunidad y reincidencia.


La impunidad israelí está llegando a su fin

Pero hay luces parpadeantes en la oscuridad, y están creciendo.


La justa causa de Palestina y la firmeza de su pueblo han inspirado a millones de personas en todo el mundo a ponerse de pie y luchar. El mundo civilizado está ahora más movilizado que en generaciones anteriores para oponerse al horroroso mal que Israel y sus patrocinadores occidentales han desatado en todo el globo.


Cada vez más personas escapan de la matriz distorsionadora de los medios corporativos occidentales y recurren a medios independientes y a fuentes de primera mano en las redes sociales, lo que supone un poderoso golpe a la narrativa controlada y pro-Israel de las instituciones oficiales occidentales.


Hoy, Israel está siendo juzgado por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, y sus dirigentes son objeto de solicitudes de órdenes de arresto en la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, incluido el exterminio.


La CIJ ya ha emitido una serie de medidas provisionales contra Israel por genocidio, y una lista cada vez mayor de países se están alineando detrás de Palestina y Sudáfrica en el caso de genocidio contra Israel.


En la ONU se está debatiendo la creación de un tribunal internacional específico. Ya se han presentado casos en tribunales nacionales de todo el mundo y seguramente se presentarán más. También hay planes en marcha para poner en marcha un organismo internacional contra el apartheid que se focalice en Israel.


Mientras tanto, las Naciones Unidas, sus mecanismos independientes de derechos humanos y las principales organizaciones internacionales, palestinas e israelíes de derechos humanos han reunido enormes cantidades de pruebas, han condenado enérgicamente a Israel por su escandalosa criminalidad y están trabajando para garantizar la rendición de cuentas.


Las manifestaciones masivas contra Israel no sólo ocurren a diario en las capitales de todo el mundo, sino que en realidad están creciendo, sin que las intimiden los esfuerzos a menudo brutales (especialmente de los gobiernos occidentales) por reprimirlas.


La CIJ ha declarado la obligación de todos los Estados de cortar todo reconocimiento, ayuda, inversión, comercio, armas y apoyo de cualquier tipo al proyecto colonial de Israel en el territorio palestino ocupado.


Israel está cada vez más aislado en el escenario mundial y el movimiento global en favor del boicot, la desinversión y las sanciones crece día a día.


En otras palabras, la era de la impunidad israelí está llegando a su fin, a pesar de los mejores esfuerzos de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros estados occidentales cómplices.


Y, después de décadas de interminable persecución y derramamiento de sangre, bien podríamos estar asistiendo al comienzo del fin del proyecto colonial europeo en Palestina.


Un año después, las llamas del genocidio siguen encendidas. En este trágico momento, es difícil ver a través del humo que oscurece el camino a seguir. Pero el colonialismo de asentamiento de la supremacía blanca fue derrotado en Sudáfrica, Rodesia, Namibia y Argelia. También será derrotado en Israel. Mediante la lucha y la solidaridad, con la ley y la política, en la resistencia y la resiliencia, esto terminará.



16 octubre, 2024

Los nazis los derriban, los comunistas volvemos a ponerlos en pie

 

El teniente de alcalde de Lvov (todavía Ucrania), Andrey Moskalenko, dijo que pronto comenzarán los trabajos para desmantelar la estela de 30 metros del Memorial de la Gloria en memoria de los vencedores del nazismo en la Gran Guerra Patria.












La Segunda Guerra Mundial está a punto de terminar.


15 octubre, 2024

Murcia ciudad, campo de entrenamiento aéreo militar

 

El ruidoso vuelo de aviones del ejército del aire sobre la ciudad de Murcia y zonas urbanas aledañas, viene repitiéndose desde hace meses todas las mañanas. Me pregunto si, aparte de abusivos, peligrosos e inaceptables, estos vuelos sobre urbanizaciones densamente pobladas son legales, o si, de no serlo, obedecen a otra jactanciosa imposición de nuestras "democráticas" autoridades. Sugiero a quienes planifican estos ejercicios otros cielos para efectuar los mismos, como la Zarzuela, la Moncloa o el Congreso, tal vez así, alarmadas sus señorías ("¡Se sienten, coño!") decidan suspenderlos, evitando un indeseable, pero posible desastre, y brindando un poco de sosiego a la ruidosamente sobrevolada y agredida población de Murcia. Si de verdad quieren defendernos, sáquennos cuanto antes de la OTAN, cierren las bases militares extranjeras e impidan el tráfico genocida que surca nuestro colonizado cielo.


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