31 enero, 2022

● SEIS DÉCADAS DE IGNOMINIA YANQUI ● — Pedro Martínez Pírez

 

(En contra: Estados Unido & Israel - Abstenciones: Brasil, Colombia & Ucrania)


MONCADA,Lectores – 31/01/2022


Aquellos cubanos que el 3 de febrero de 1962 teníamos la edad suficiente para conocer y sentir el inicio del bloqueo yanqui, y que sesenta años después todavía vivimos en la Cuba rebelde que resiste, ya no somos la mayoría del pueblo que sufre la más grave y prolongada violación de los derechos humanos en las Américas.


Mis cuatro hijos y ocho nietos padecen el criminal bloqueo desde que nacieron. Y así le ocurre a la mayoría de la población cubana.


Y lo curioso es que fue un Presidente del partido Demócrata, John F. Kennedy, quien firmó, para instaurarlo, la orden ejecutiva el 3 de febrero de 1962, y será otro Presidente de ese mismo Partido, Joe Biden, quien esta semana celebre en la Casa Blanca el 60 aniversario del bloqueo, el cual fue llevado a límites inauditos durante la anterior administración republicada encabezada por Donald Trump.


¿Puede decírsele a algún cubano que existen diferencias entre republicanos y demócratas en Estados Unidos? ¿Ellos que tanto critican a Cuba por la existencia de un solo Partido?


El fariseísmo yanqui está bien documentado a lo largo de la historia. En Estados Unidos, desde Kennedy hasta Biden, han desfilado once administraciones republicanas y demócratas, y todas han sido hostiles a Cuba.


Republicanos y Demócratas han ignorado desde 1992 las 29 resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas pidiéndole a Washington el levantamiento del bloqueo.


Republicanos y Demócratas han mantenido una base militar yanqui en el territorio cubano de Guantánamo, contra la voluntad del gobierno y el pueblo de Cuba.


Demócratas y republicanos apoyaron la existencia en esa base de una cárcel para encerrar a personas traídas de lugares distantes, torturar a muchos de ellos y negar a todos el derecho a la defensa.


Republicanos y Demócratas apoyaron la guerra radial y televisiva contra Cuba, que tuvo un momento culminante el 20 de mayo de 1985 con la creación de la llamada Radio Martí, una gran ofensa para todos los cubanos, a la cual se agregó años después, y existe hoy, la mal llamada televisión Martí.


Por eso este domingo miles de cubanos desfilaron en dos ciudades emblemáticas, Bayamo y Santa Clara, para exigir a Washington el levantamiento del bloqueo, y también lo hicieron miles de personas en 38 países del mundo, incluido Estados Unidos.


Bayamo, la ciudad que prefirió ser incendiada en 1868, antes de que fuera recuperada por los colonialistas españoles, y Santa Clara, el último bastión de la dictadura de Fulgencio Batista, liberada por combatientes encabezados por el Che Guevara.


Y el bloqueo no daña solamente a los cubanos. Afecta, por su alcance, a todos los países del mundo. Y también a los propios ciudadanos de los Estados Unidos, quienes no pueden viajar libremente a Cuba, como pueden hacerlo a todas las demás naciones del mundo.


De ahí que esta semana los cubanos celebremos el 3 de febrero como una muestra de lo que pueden lograr los pueblos de Nuestra América cuando se unen para defender su independencia y su soberanía, frente a un imperio que, por cierto, da señales de agotamiento histórico.


La Habana, 31 de enero de 2022



29 enero, 2022

Se abren grietas en el frágil liderazgo de Estados Unidos por la crisis de Ucrania – Finian Cunningham

 



Kolozeg.Org – 27/01/2022

   Traducción del inglés: Arrezafe


El mundo se está percatando de que el precio de la vanidosa hegemonía estadounidense es una locura criminal, como lo demuestra ampliamente la debacle de Ucrania.


Esto es precisamente lo que más teme Washington: que aparezcan grietas en su supuesto liderazgo de aliados europeos. La campaña de presión liderada por Estados Unidos contra Rusia por Ucrania se ha avivado peligrosamente hasta el punto en que podría desencadenarse una guerra catastrófica en Europa.


Y los europeos se están poniendo nerviosos por la imprudencia del Tío Sam. Los nervios se están deshilachando y, con eso, la sagrada “unidad”, es decir, que la hegemonía estadounidense se está deshaciendo.


Esta semana, el canciller alemán Olaf Scholz recibió al presidente francés Emmanuel Macron en Berlín, donde ambos líderes llamaron a un diálogo europeo con Rusia para reducir la crisis de Ucrania. Su llamamiento ha sido un velado repudio a la postura de confrontación de Washington hacia Moscú.


Los medios reflejan la alarma de Francia y Alemania ante el carácter de “guerra inminente” dado por Washington a una supuesta invasión militar rusa. Moscú ha negado repetida y vehementemente que tenga planes de invasión o planes para atacar a nadie. Alguien está mintiendo, y como pasan los días sin que se materialice la invasión por parte de Rusia, las preguntas giran hacia Washington y cuál es su agenda.


Existe una creciente preocupación de que los estadounidenses estén elevando la tensión hasta un grado desproporcionado que podría superar peligrosamente los esfuerzos diplomáticos. Los propios estadounidenses no parecen entender su particular tendencia suicida.


Cabe destacar, además, que Berlín se ha negado a considerar respaldar la idea estadounidense y británica de imponer sanciones económicas más extremas a Rusia, como cancelar el gasoducto Nord Stream 2 o expulsar a Rusia de los mecanismos bancarios internacionales. Este último movimiento dañaría tanto a Europa como a Rusia.


La administración Scholz también se ha mantenido firme en contra de suministrar armas de la OTAN a Ucrania.


Mientras tanto, la administración de Biden y el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, han estado “trabajando horas extras” para proyectar una imagen de unidad entre Estados Unidos y sus aliados europeos. Ese intenso esfuerzo habla de la tácita inquietud de que la alianza transatlántica no sea tan robusta ni unificada como se proyecta. La ansiedad es particularmente aguda para Washington porque su posición de dominio sobre los aliados europeos depende de su autoridad incuestionable.


El presidente Biden afirma que ha hablado con todos los aliados de la OTAN y que "todos estamos en la misma página" con respecto a la situación en Ucrania y las tensiones con Rusia. Biden afirmó esta semana que hay “unanimidad total” entre EEUU y sus aliados. La afirmación del presidente estadounidense es más una ilusión que una realidad. No hay unanimidad, como indican los líderes francés y alemán.


Una inesperada bofetada en la cara vino del régimen de Kiev en Ucrania. Su presidente, Vladimir Zelensky, así como otros altos funcionarios de defensa dieron un giro en U esta semana cuando refutaron las afirmaciones de Estados Unidos de que una invasión rusa era inminente. Kiev se irritó por la decisión de Washington y Londres de sacar al personal diplomático de sus embajadas, movimientos que fueron considerados como alarmistas y causantes de una inestabilidad innecesaria.


Evidentemente, los estadounidenses y su siempre servil chivo expiatorio británico están yendo demasiado lejos al fomentar la tensión sobre Ucrania. Incluso al régimen normalmente rusofóbico de Kiev le ha preocupado que Washington y Londres estén precipitando un conflicto armado con Rusia.


Más grietas socavando el liderazgo estadounidense provinieron del presidente croata Zoran Milanovic, cuyo país es miembro de la OTAN. Condenó la escalada de tensiones y dijo que Croacia no participará en ningún conflicto: “Si hay una escalada, retiraremos hasta el último soldado croata”.


Sagazmente, el presidente croata comentó sobre el callejón sin salida: “No tiene nada que ver con Ucrania o Rusia, tiene que ver con la dinámica de la política interna de Estados Unidos”.


Otro golpe más para el sobreexcitado liderazgo estadounidense fue la renuncia del principal comandante naval alemán, vicealmirante Kay-Achim Schoenbach, que calificó las afirmaciones estadounidenses de una invasión rusa de Ucrania como "tonterías". Washington quedó apopléjico tras el desaire alemán a su presunta autoridad.


La crisis de Ucrania se ha convertido en una loca carrera hacia el abismo de una guerra total contra Rusia. Esta semana, el presidente Biden llegó incluso a remarcar sombríamente que tal guerra “cambiaría el mundo”, eufemismo alucinante, porque probablemente tal guerra acabaría con el mundo, dadas las potencias nucleares involucradas.


Sin embargo, hay motivos políticos lógicos, aunque censurables, tras este irracional deslizamiento hacia el desastre.


En primer lugar, está el histórico objetivo estratégico estadounidense de sabotear la energía y otros intercambios normales entre Europa y Rusia. La estrategia de la Guerra Fría de Washington de frustrar cualquier normalización de las relaciones entre Europa Occidental y Rusia es tan activa hoy como lo fue durante las últimas ocho décadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Una especial prioridad para Washington es la de desplazar a Rusia como principal proveedor de gas y petróleo de Europa con sus propios hidrocarburos y de esa manera apuntalar el sistema de petrodólares, que a su vez es crucial para preservar el dólar estadounidense como moneda universal.


Tener al bloque de la OTAN liderado por Estados Unidos en alerta militar también es una bendición fundamental para la industria armamentística estadounidense, que es el corazón palpitante del capitalismo estadounidense disfuncional.


Pero también hay razones políticas menores a más corto plazo por las que Ucrania y Rusia se han convertido en un crisol de este tipo en los últimos meses.


Un informe de Associated Press de esta semana reveló más de lo previsto con el titular: “La gran prueba de Biden… Demostrar que puede reunir aliados contra Putin”.


El informe de AP afirma que el presidente de EEUU se enfrenta a una “gran prueba de los pilares gemelos de la candidatura de Biden para 2020. Uno, que podría hacer las cosas de manera competente en casa y, dos, restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo tras los volátiles cuatro años de Donald Trump en la Casa Blanca”.


Cuando el recién estrenado presidente Biden se jactó de que “Estados Unidos ha vuelto”, lo que anhelaba era poder mostrarles a los votantes estadounidenses que, bajo su mandato, el Tío Sam volvería a ser respetado en todo el mundo.


Hasta ahora, las promesas internas de Biden se han tornado decididamente pálidas y sus calificaciones en las encuestas languidecen por el fracaso en la renovación de la sociedad estadounidense. Es por ello, entre otras cosas, epor lo que este incapacitado presidente está tratando de salvar su imagen de líder fuerte entre los aliados frente a enemigos extranjeros como Rusia.


La crisis de Ucrania está siendo impulsada por el fracaso sistemático de la política estadounidense y su economía capitalista oligárquica en bancarrota. Algo estratégico, como objetivos al estilo de la Guerra Fría, debido en parte a la pequeña política interna. El mundo está siendo empujado a un peligroso precipicio para satisfacer las necesidades políticas estadounidenses.


No obstante, fatalmente para el imperio estadounidense, existe una sensación palpable de que el mundo se está dando cuenta de que el precio de la vanidosa hegemonía estadounidense es una locura criminal, como lo demuestra ampliamente la debacle de Ucrania. Por lo tanto, las grietas se están ensanchando bajo el frágil control del Tío Sam sobre el liderazgo y la realidad.


Los propagandistas imperiales estadounidenses argumentarán que la división en la unidad transatlántica es justo lo que Moscú ha estado buscando. Quizás sea así. Pero la causa principal se debe al propio poder fallido inherente de Washington y su obsesión hegemónica.



"Fue Barack Obama quien derrocó al gobierno electo de Ucrania en 2014" — John Pilger

 


Afshin Rattansi - Y las élites, que saben que esa idea imperial basada en la propaganda y la amenaza funciona, soslayan, no sé, al Batallón Azov, ahora integrado en el ejército ucraniano, con sus favorables puntos de vista hacia Hitler y contra los judíos y, por supuesto, el hecho de que China sacó a 800 millones de personas de la pobreza. Se ve como algo natural que la publicación de estas cosas no esté permitida en los medios de las naciones pertenecientes a la OTAN.


John Pilger - Es decir... ¿Quién sabe todo esto entre quienes votaron –como leí en una encuesta el otro día– a Barack Obama como una de las personas más populares del mundo hoy en día? Cuando, de hecho, fue Barack Obama quien derrocó al gobierno electo de Ucrania en 2014 y auspició que fuera reemplazado por un agresivo régimen antirruso, un gobierno resultante de las intrigas de la gente de Obama, de su vicepresidente Biden y de una de sus principales secretarias, Victoria Newland. Todos ellos forman parte de una operación cuyo precio, creo que lo dijo Newland, era de "cinco mil millones de dólares y tenemos al gobierno de Ucrania y el cambio". Eso es lo que ha llevado a la OTAN, a EE.UU y al Reino Unido hasta la frontera con Rusia. Imagínense lo contrario, imaginen a los rusos, una presencia rusa, en la frontera de Canadá con Estados Unidos o en la frontera con México. Es eso, es la negativa a entender, a verlo desde el punto de vista del otro, a ponernos en el lugar de un país que perdió más de 20 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Esa historia, quien quiera que esté a cargo en Rusia –esa ha sido mi experiencia de vivir en Rusia y en la Unión Soviética–, esa historia está siempre presente, influye en todo, influye en casi todo. Por el contrario, la historia no tiene presencia en los Estados Unidos, siempre en una especie de ilusión permanente, pero sí la tiene en este país [UK] lo que hace aún más desesperante el cinismo de Reino Unido, que cree tener que asociarse a estos peligrosos juegos.


John Pilger en Going Underground (RT)

   Transcripción del inglés: Arrezafe





28 enero, 2022

“Vamos a contar mentiras tra-la-ra…” — Sara Rosenberg

 


LA PUPILA INSOMNE – 25/01/2022


Aquí el frio escarcha el tejado y mientras hago un café vuelve la palabra Hiroshima, tal vez porque me acosté muy tarde siguiendo las noticias sobre Rusia y los tambores de guerra que el imperio hace sonar una vez más, sin descanso, agónicos tambores de la muerte, mintiendo y creando el caos para acumular más capital. Y la palabra Hiroshima vuelve porque ese crimen contra la humanidad –que abre una época de agresiones cada vez más brutales– nunca se juzgó y ni siquiera se condenó el uso de excusas o falsos positivos, simples mentiras.


Desde el nacimiento de Estados Unidos, sus guerras e invasiones han asolado el mundo en nombre de su “destino manifiesto”, que no es más que el derecho al saqueo y al crimen. Cada vez que bloquean, asesinan o invaden lo hacen “en defensa de la libertad y la paz”, que es la frase clave del armado de la falsa bandera: acuso a mis enemigos de lo que yo hago y me sirvo de los poderosos medios de información que pago y controlo. El negocio criminal sin limites.


Por eso hoy la palabra Hiroshima es también una clave para desenredar el hilo y no perder de vista que lo que se nos presenta siempre como una nueva guerra, es la misma guerra imperialista y colonialista, que usa diversos métodos para justificar lo injustificable. La mentira evita el juicio y oculta al criminal, pero al mismo tiempo tergiversa la historia y los hechos, y cuando son inocultables encarcela a quien muestra las pruebas, como sucede con Assange.


La lista de mentiras que acompañó siempre la guerra contra la humanidad es larga. Y las justificaciones no pueden ocultar que el motivo ha sido siempre el mismo. Desde el final de segunda guerra mundial los estados Unidos han intentado dominar el mundo amparados en su destino manifiesto que es la expansión de sus grandes negocios.


No solo tiran dos bombas nucleares en nombre de la paz y la democracia sino que en ese mismo 1945, 50 mil marines desembarcan en China a la caza de los rojos, en 1950 la guerra de Corea deja más de tres millones de muertos, ni la barbarie en 1954 en Indonesia, y también el mismo año la invasión a Guatemala, luego a Panamá y Dominicana en 1965. Lo que llamaron el incidente del Golfo de Tonkín, en 1964 sirvió de pretexto para iniciar la guerra de Vietnam; el presidente Johnson con el apoyo del congreso declara la guerra, “en defensa de la libertad y la paz” sabiendo que era falso que ningún destructor americano fue atacado por naves norvietnamitas y así crece la lista de injerencias y agresiones sin juicio, que continua en 1983 en Líbano, 1986 Libia, 1990 guerra del Golfo, 1993 Somalía, 1995, Bosnia Herzegovina, hasta destrucción de Yugoeslavia en 1999, para plantar allí bases y bancos americanos. Afganistán en 2001, con nuevas excusas y falsos positivos creados con las torres gemelas, o a Irak en 2003 con la excusa de las armas de destrucción masiva que Sadam escondía y que sabían que era falso, pero aun así lo ahorcaron y mataron a un millón y medio de personas, o Libia, en 2011, con su presidente asesinado y el país invadido, con el caos necesario para el robo, como también en Yemen, Pakistán y Somalia o la guerra en Siria en la que pretendieron hacer lo mismo, pero no pudieron a pesar de los miles de millones de dólares invertidos en crear ejércitos mercenarios macabros…En Nuestra América además de las invasiones, se suceden golpes de estado, sabotajes, magnicidios, y como no, el bloqueo que Cuba conoce y sufre cada día…mientras cada día mienten que lo hacen en nombre de la democracia y la libertad, eso que por supuesto no existe en Estados Unidos ni tampoco en su socios, la UE, Israel y Arabia Saudi.


Sabemos que la sinrazón de Hiroshima y Nagasaki, fue amenazar e iniciar la llamada guerra fría contra la Unión Soviética (una vez más). Japón había hecho una oferta de “paz negociada” a principios de agosto que no fue aceptada y las bombas se lanzaron el fatídico 6 de agosto en Hiroshima y el 9 en Nagasaki.


La gran empresa que colaboró con Hitler en la guerra, está ahí: Allianz, BASF, Bayer, BMW, Daimler-Chrysler, el Deutsche Bank, Friedrich-Krupp, Krupp-Hoesch, Hoechst, Siemens, Ford, Volkswagen y el Dresdner Bank, IBM, Nestlé, Adidas, Hugo Boss, IG Farben, banca Rockefeller y muchas más recicladas siguen siendo parte del gran capital guerrerista actual, muchas de ellas levantadas con el trabajo esclavo de los prisioneros… “sigue la ruta del dinero y llegaras al ladrón..”, pero no es fácil porque si algo sabe hacer el capitalismo es opacar esa ruta clave en su dominación.


Me sigue rondando la palabra Hiroshima mientras tomo los primeros sorbos de café y escribo, porque la falsa bandera y la justificación de tanta muerte hoy ya no se sostiene más que por la mala fe y la ignorancia programada o por una decidida complicidad con la empresa armamentístico-financiera. Y esa complicidad se nutre de dinero y de irracionalidad y es muy peligrosa.


La tergiversación de la historia, también forma parte de la guerra imperialista. La intoxicación informativa en Europa es proporcional a la ignorancia lograda en este continente gracias a una maquinaria implacable engrasada para hacer infeliz pero obediente y sobre todo despojar de horizonte político y humano. Y este desgraciado sometimiento, nacido del desconocimiento de la verdad y de la historia, impide las respuestas y la transformación del ser humano en humano; esto explica también en cierta manera el crecimiento de los nazis que ven el camino despejado. Ucrania evidencia este proceso, y como no, el gobierno de España envía barcos y aviones al Mar Negro mientras promueve la histeria anti-rusa en todos los medios.


No olvidemos que la segunda guerra mundial se hizo contra la URSS, que occidente colaboró con Hitler porque sabía que el enemigo principal era la revolución soviética y que en esta guerra 27 millones de soviéticos dieron su vida defendiendo al mundo contra el nazismo y vencieron. Mientras el señor Churchill y el señor Truman por debajo intentaban pactar con jefes nazis, hacían bonitas declaraciones sobre la democracia y la paz.


Una vez más, y digo con toda claridad una vez más, Occidente hace sonar los tambores de guerra contra Rusia, como sonaron sin cesar desde la gloriosa revolución bolchevique de los soviets en 1917. Esta supuesta guerra de Rusia contra Ucrania es nuevamente un argumento de falso positivo, porque Rusia solo ha dicho que respeten su seguridad, que la OTAN no siga sembrando de armas sus fronteras y ha exigido que lo hagan por escrito, porque jamás han cumplido un acuerdo, que probablemente ni por escrito cumplirán ahora tampoco. Es imposible convencer a los EE. UU. y la OTAN de que Rusia no tiene la intención de atacar a Ucrania. Y no porque Occidente crea en la posibilidad de tal ataque (y un creyente no puede ser persuadido por argumentos racionales). No, Occidente no cree en esto en absoluto, simplemente lo usa para lograr sus objetivos. Una vez mas mienten y utilizan el terror de masas para sus fines.


Según algunos analistas, continuará el cerco por todos lados de las tropas de la OTAN y sus aliados y más «sanciones». La respuesta escrita coherente prometida a las preocupaciones fundamentales de Rusia no ha sido, y no parece ser en el futuro previsible. Y Rusia no se decidirá por una reacción «técnico-militar», Occidente está seguro de ello.


Pero con este ruido tratan de ocultar que lo que siempre han buscado es destruir a Rusia y luego destruir a China, a Irán, a Cuba, a Venezuela, a Nicaragua y a todo pueblo que resista la barbarie imperialista.


La gran empresa que colaboró con Hitler en la guerra y participo también en Hiroshima y Nagasaki y todos los crímenes que siguieron, no deben olvidarse: Allianz, BASF, Bayer, BMW, Daimler-Chrysler, el Deutsche Bank, Friedrich-Krupp, Krupp-Hoesch, Hoechst, Siemens, Ford, Volkswagen y el Dresdner Bank, IBM, Nestlé, Adidas, Hugo Boss, IG Farben, banca Rockefeller y muchas más recicladas siguen siendo parte del gran capital guerrerista actual, levantadas con el trabajo esclavo de los prisioneros… “sigue la ruta del dinero y llegaras al ladrón..”, pero no es fácil porque si algo sabe hacer el capitalismo es opacar esa ruta clave en su dominación.


La historia nos enseña que hoy más que nunca, el imperio, herido de muerte, no tiene otra salida que la guerra, las sanciones y los bloqueos y nuestra obligación en cada rincón del planeta es levantar la bandera de la paz sin concesiones, contra la política del caos y la guerra que solo beneficia a las corporaciones financiero militares que necesitan la guerra y dominan las políticas de los desgobiernos occidentales.


Nuestra paz, la paz del socialismo es paz con justicia y equidad, no la paz de los cementerios que el imperialismo pretende imponer.


Por eso una vez más No a la guerra , No a la OTAN, y como siempre No al bloqueo!


Patria o Muerte, Venceremos!



Soviet Marshal Zhukov and General Vatutin speaks in Kiev after the liberation of the city from the German occupation, November 1943.

 






27 enero, 2022

TRABAJO: reciclado de metales

 


"El movimiento de eliminación, la transformación de los medios de producción individuales y dispersos en medios de producción concentrados socialmente, la conversión de la propiedad enana de muchos en propiedad colosal de unos cuantos, esta dolorosa y torturante expropiación del pueblo trabajador es el origen, es la génesis del capital. […] La propiedad privada, basada en el trabajo personal […], está siendo suplantada por la propiedad privada capitalista, basada en la explotación del trabajo ajeno, en el trabajo asalariado". (p. 341, col. 2) 

Karl Marx, Contra el fatalismo histórico




25 enero, 2022

¿Ajedrez o parchís? — Rafael Poch

 

Rafael Poch de Feliu – 25/01/2022

   Aportado por PRAKTIKA


Estamos asistiendo a una crisis de tonos militares particularmente peligrosa porque viene presidida por la general inestabilidad de todos sus actores. En esta jugada insensata, todo el mundo está expuesto, pero Rusia la que más.




Estamos asistiendo a una crisis de tonos militares particularmente peligrosa porque viene presidida por la general inestabilidad de todos sus actores. Un ejemplo, el Presidente Biden, el 20 de enero. Con su prestigio en horas bajas, la posibilidad de que su presidencia sea un "paréntesis entre dos Trumps", a un año de aquellos insólitos sucesos del 6 de enero de 2021 en el Capitolio que tanto se parecieron a una intentona golpista y con la derrota, la víspera en el Senado, de su reforma electoral que tan malos augurios sugiere para las elecciones midterm de noviembre, comparecía ese día, el jueves pasado, ante la prensa. Y lo dijo: "espero que Putin sea consciente de que se encuentra no muy lejos de una guerra nuclear". "Putin quiere probar a Occidente y pagará por ello un precio que le hará arrepentirse de lo que ha hecho".


EL GRAN JUEGO


En Moscú, en el programa Bolshaya Igrá (El gran juego) del primer canal de televisión, su presentador, Viacheslav Tíjonov, nieto de Mólotov, el ministro de exteriores de Stalin, comenta el asunto diciendo: "es la primera vez en sesenta años que un presidente amenaza con una guerra nuclear". Se refiere, claro está, a la URSS y al 1962 cubano. "En 1962 el arsenal nuclear de Estados Unidos era diecisiete veces mayor que el soviético, ahora tenemos paridad", observa con jactancia. A su lado está el General Vladímir Shamanov, famoso por un par de sonadas matanzas en Chechenia. ¿Qué va a hacer militarmente Moscú?, se le pregunta. "La experiencia adquirida en Siria y otros lugares, y la tecnología que dispone, permite a Rusia realizar acciones militares múltiples sin meter en Ucrania ningún tanque, utilizando recursos de las fuerzas aéreas y espaciales que resuelvan la situación en profundidad", dice. Una clara sugerencia de esos "golpes quirúrjicos" con misiles de precisión que los americanos practican con tanta frecuencia. "Vamos a actuar como los americanos", anunció Putin no hace mucho.


En medio de toda esta insensatez nuclear, el puñetazo en la mesa de los rusos ha tenido ya alguna consecuencia. Biden ha dicho que está abierto a negociar el no despliegue de armas estratégicas en Ucrania y que la pertenencia de Ucrania a la OTAN no está en la orden del día. Eso quiere decir que quienes se retiraron unilateralmente del acuerdo antimisiles ABM de 1972 (en 2002), del relativo a las fuerzas nucleares tácticas INF de 1987 (en 2019), del "Open Sky" de 1992 sobre vuelos de observación en territorio del otro (en 2020), y del que regulaba las fuerzas militares convencionales en Europa, firmado en 1990, actualizado en 1999 y ratificado en 2004 por Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán, pero no por los países de la OTAN (entre 2004 y 2015), pues bien el jefe de esos ahora lanza alguna señal de diálogo, por débil que sea: esta semana habrá una respuesta por escrito al documento sobre “garantías de seguridad” de los rusos, exigido con puñetazo en la mesa precisamente porque su posición ha sido ignorada durante treinta años y precisamente ahora, porque perciben mucha inestabilidad en Occidente y creen que es un momento propicio para ser escuchados.


Hay espacio para la negociación, pero la "flexibilidad" es complicada en momentos de inestabilidad y de dilemas estratégicos. Y en el centro de esos dilemas, el siguiente: ¿qué hacer cuando el adversario real es China, pero entenderse con Rusia significa abrir la puerta de la soberanía a los vasallos europeos? Lo ideal sería mantener a los europeos del Este (Polonia, bálticos y otros) a cargo de la tensión con Rusia, mientras se embarca a los europeos del Oeste en la cruzada contra China, pero lo segundo no es fácil, porque resulta que China es el principal socio comercial de la UE…


SANCIONES Y RESPUESTAS XXL


En Europa Occidental, la clave es Alemania. Estados Unidos amenaza a Rusia con unas sanciones XXL, nunca vistas, demoledoras para Rusia y su economía: excluir a Rusia del sistema global de pagos SWIFT, cortar el gaseoducto "Nord Stream 2", recién concluido, etc., etc. Putin responde diciendo que eso significaría la "completa ruptura de relaciones" con Estados Unidos. Desde Alemania, el presidente electo de la CDU, Friedrich Merz, dice que excluir a Rusia del SWIFT será, "una bomba nuclear para el mercado de capitales y también para las relaciones comerciales y los servicios". Por ejemplo, no se podrá pagar por el gas, y por tanto no habrá suministro. En tal caso hay que esperar fuertes aumentos del precio del gas, dice Alexander Libman profesor de relaciones con Rusia y Europa del Este de la Universidad Libre de Berlín (FU). Los bancos occidentales tienen 56.000 millones de dólares en empresas rusas. Las empresas europeas tienen 310.000 millones de euros colocados en empresas rusas, estima The Economist. Esos millones se convertirían, automáticamente, en objeto de la respuesta rusa a las sanciones. Una venganza XXL. Además, eso aceleraría procesos ya en marcha, en Rusia y en China, para emanciparse del sistema americano de pagos financieros convertido en arma política. Los rusos ensayan su propio sistema (SPFS, se llama). El sistema de los chinos, mucho mejor dotado (se llama CIPS), ya conoce un volumen de alrededor una octava parte del que circula por el sistema SWIFT.


Alemania ha vetado la entrega de armas de la antigua RDA (Alemania del Este) a Ucrania que pretendían algunas repúblicas bálticas. Los vuelos militares británicos que estos días están llevando armas a Ucrania eluden sobrevolar territorio alemán. Entre un montón de despropósitos se escuchan en el país algunas voces sensatas, no de "periodistas" y "expertos" sino de militares: "Los medios de comunicación están echando leña al fuego de un conflicto, tengo la impresión de que nadie se da cuenta de lo que una guerra significa en realidad", dice el General Harald Kujat, ex inspector general del Bundeswehr. "No puede ser que solo hablemos de guerra en lugar de cómo impedir una guerra". Pero, ¿y Rusia?


Rusia (3% del gasto militar global) está jugando a la ruleta rusa con la crisis de una OTAN en estado de "muerte cerebral" (Macron dixit), arriesgándose a que su jugada logre reanimar al enfermo. Es un país, no solo un estado, ni un régimen, sino también una sociedad, repleto de complejos, contradicciones y reflejos de imperio venido a menos. Necesita volver a ser temida y respetada, y necesita que se tengan en cuenta sus prioridades de seguridad en su entorno más inmediato. Esa es la diferencia con sus adversarios (56% del gasto militar global) que juegan bien lejos de su casa. No es el peor malo de la película. Como dice Oskar Lafontaine, "en el mundo hay muchas bandas de asesinos pero si contamos los muertos que causan, la cuadrilla criminal de Washington es la peor".


A Rusia hay que dejarla tranquila. Cuanto más tranquila se la deje, antes se derretirá su autocracia. Una generación, treinta años, en estado de sosiego, sin sobresaltos ni amenazas militares, cambiaría por completo su fisonomía política y su psique imperial colectiva para mucho mejor. Con un estatuto de neutralidad para Ucrania, Georgia y otros países de su entorno, la soberanía de esos países no peligraría, si mediara un pacto, claro y escrito, como el que Moscú está pidiendo ahora. De paso Europa podría librarse de las armas nucleares. La "finlandización" no convirtió a Finlandia en un vasallo de la URSS en una época en la que Moscú y el Kremlin eran mucho más poderosos que hoy. Por todas sus características internas (sociales, religiosas, culturales), el mejor estatus para Ucrania es el de colchón intermedio entre Rusia y la UE, precisamente lo que ésta destruyó en 2014 de la mano de Estados Unidos y de la histeria de los polacos, aprovechando la oportunidad de un genuino movimiento popular que en su apuesta geopolítica no representaba, ni de lejos, al conjunto del país.


En la actual situación, Moscú tiene a su favor los precios del petróleo, su principal ingreso, que están al alza y seguirán estándolo parece que por bastante tiempo. Cuenta con unas reservas en divisas de más de 600.000 millones de dólares, la cuarta mayor del mundo. Todo eso jugaría claramente a su favor… si no fuera por la debilidad de su régimen.


Rusia es menos que una democracia de baja intensidad como las establecidas en Occidente ("baja intensidad", por la contradicción esencial entre capitalismo y democracia). Su régimen es una coalición burocrático-oligárquica ni siquiera capaz de someterse a unas elecciones creíbles, algo que con todos los defectos sí ha sucedido en Ucrania en diversas ocasiones. A diferencia de China, donde el poder político manda sobre la economía de forma incontestable, controla las finanzas y la integración del país en la globalización, Rusia es extremadamente vulnerable. Esa fue la trampa en la que su elite se metió en los años noventa a cambio de llenarse los bolsillos mediante el saqueo del país. Sus oligarcas, que tienen intereses en Occidente y fortunas en paraísos fiscales, perderán mucho dinero con el actual desafío. Ellos están vinculados a Occidente vía el "internacionalismo de los ricos" y eso incrementa las posibilidades de un cisma en el interior de su poder. En esta jugada insensata, todo el mundo está expuesto, pero Rusia, la que más.


MAS ALLÁ DE UCRANIA


Por doquier se escuchan interpretaciones "inteligentes" sobre la habilidad de Putin, e incluso sobre el motivo de fondo del envío de la fragata española Blas de Lezo (¡Ay, si levantara la cabeza el heroico mutilado de Cartagena de Indias!), "¡Ajá, es por Marruecos!", se dice para justificar el vasallaje. Mostrar buena aplicación servil ante el Gran Padre de Washington para que cuando Rabat amenace Ceuta y Melilla, Estados Unidos no se ponga de su parte. Pero, señores, esto no es una inteligente jugada de ajedrez: es una vulgar y cutre partida de parchís entre truhanes de la más baja categoría, con el riesgo de que alguno de ellos le de una patada al tablero y desenfunde el colt nuclear, de forma consciente, por accidente o para no perder la cara. Al carajo Washington, Moscú, Filadelfia, Krasnoyarsk, y, por supuesto, "Ceuta y Melilla" y el "gobierno de coalición" y el "procés": todos "incinerados e incineradas" y resuelto el problema del calentamiento global.


No se trata de Ucrania, sino del mundo, del orden mundial: de la reacción occidental a la emergencia de nuevas potencias que antes no contaban para nada en el mundo. La tensión con Rusia es una mera bisagra de esa puerta. Pero una bisagra nuclear, lo que convierte el actual juego en una completa insensatez.


(Publicado en Ctxt)



"Rusia no es Afganistan. El ejército ruso puede combatir de verdad. No lo pongan a prueba" — George Galloway

 


Fragmento de MOATS, programa de George Galloway

   Transcripción del inglés: Arrezafe


Pero la gran noticia, la historia más importante es la que está aconteciendo en el este, lejos de nosotros, a miles de millas de aquí, a donde actualmente se está enviando personal y material británicos, forzados a tomar el camino más largo porque Alemania no quiere tomar parte con el puente aéreo que va de Londres a Kiev. El tema, por supuesto, es ¡la absolutamente inminente invasión rusa de Ucrania!, que ha sido "absolutamente inminente" desde antes de Navidad y será "absolutamente inminente" mañana o la semana que viene. Aunque hoy he oído decir a un general ucraniano que, en realidad, pensaban que Pascua sería el momento idóneo si tal invasión ocurriera.


Nuestros medios de comunicación, que nos mintieron sobre Irak, nos mintieron sobre las armas de destrucción masiva, nos mintieron sobre Yugoslavia, nos mintieron sobre Afganistán, nos mintieron sobre Libia, nos mintieron sobre Siria, los mentirosos divulgadores de mentiras, están mintiendo de nuevo, y, sin embargo, aún hay tontos entre nosotros que, cual reflejo de la rodilla, pueden ser arrastrados en la misma dirección con las mismas viejas preguntas: Bien, ¿qué vamos a hacer con Putin y con Rusia? Siempre me contengo a la hora de decir nosotros... ¿quién es nosotros? ¿Quién eres ?, qué te imaginas, con unas fuerzas armadas que cabrían en su totalidad en el Villa Park, campo de fútbol de Aston Villa. Toda la armada, toda la fuerza aérea, todo el ejército al completo cabrían cómodamente en Villa Park. Hay más personas haciendo cola ante las taquillas para ver al Manchester United, que en todas tus fuerzas armadas. Por otra parte, Rusia es una superpotencia termonuclear e hipersónica. ¡Y la frontera rusa está en Rusia, y tú estás en Gran Bretaña! ¿Quién te inculcó la idea de que podrías tener algo que hacer en eventos que tienen lugar a miles de kilómetros de distancia entre Rusia y uno de sus vecinos?


Pero es muy difícil sacudirse la mentalidad imperial. Todavía hay gente así en este país, los veo incluso en mi cuenta de twitter, de la que, pensé, había eliminado a los más estúpidos, pero no, sigo viendo tontos que asumen esta propaganda respaldada por el estado, de que, de algún modo, Rusia ha hecho algo mal y debe ser castigada por... ¡nosotros! Imagínate.


Pues déjame decirte algo. Rusia no es una amenaza para nosotros, Rusia no nos está amenazando, pero nosotros sí somos una amenaza para Rusia, nosotros sí estamos amenazando a Rusia. Nuestras fuerzas armadas están en las fronteras de Rusia, las fuerzas armadas de Rusia no están ni han estado nunca en las nuestras. De hecho, si no fuera por la alianza de Rusia con nosotros en la Segunda Guerra Mundial, yo les estaría hablando ahora en alemán, aunque tampoco, porque no existiría un programa como este y ninguna persona como yo quedaría con vida. Pero no, lejos de atesorar y compartir, incluso en la distancia, ese fraternal recuerdo de aquella alianza en tiempos de guerra, hemos sido adoctrinados desde 1945 mediante una constante dieta de odio contra Rusia. De hecho, hemos llegado a tal punto que ahora se nos dice que debemos amar a Alemania y Japón y odiar a Rusia. Así de orwelliano se ha vuelto todo esto.


Esta misma mañana, Rusia fue acusada en la prensa británica de intentar situar ministros prorrusos en el gobierno de Ucrania. Todo lo contrario de lo que realmente sucedió en 2014, cuando se produjo un golpe de Estado en Ucrania para derrocar al presidente electo, incendiar el parlamento y hacer firmar a los parlamentarios, retenidos a punta de pistola, nuevas leyes prohibiendo el idioma ruso en Ucrania, a pesar de que una cuarta parte de los ciudadanos de Ucrania son rusos, muchos de ellos, ahora, ciudadanos rusos. Nacionalidad aparte, su origen étnico es ruso, su lengua y cultura son rusas. Pero fueron súbitamente ilegalizados por un régimen instalado mediante un golpe sufragado, organizado, inspirado y armado por Occidente, que ahora acusa a Rusia de conspirar para poner ministros prorrusos en el gobierno de Kiev.


¿Qué pasó con ese 25 por ciento de la población ucraniana? Bueno, decidieron que no aceptarían este golpe, la mayoría de ellos estaban muy contentos con el presidente electo que ya tenían, así que se declararon independientes de las autoridades golpistas de Kiev, sobre todo porque el poder de dichas autoridades descansa sobre verdaderas milicias de combatientes nazis que usan esvásticas y reverencian a Bandera, líder nacionalista ucraniano que en tiempos de guerra masacró a los judíos. No me estoy inventando nada de todo esto, querido espectador, querido oyente. Las personas de habla rusa en el este de Ucrania no quieren vivir bajo un gobierno cuyo poder depende de la lucha callejera de milicias que portan la esvástica, calzan botas altas para patear y son seguidores de el líder nazi ucraniano.


No creo ni por un instante que Rusia vaya a invadir Ucrania. He aquí un motivo. No creo que Rusia quiera hacerse cargo del caso perdido que es Ucrania, "el enfermo de Europa" que, según los diarios financieros y los propios periodistas ucranianos, está a punto de incumplir el pago de su deuda. ¿Quién querría apoderarse de Ucrania? La Unión Europea ciertamente no y tampoco Rusia. Pero lo que muy bien puede suceder, tal vez esta semana, a menos que las conversaciones del lunes entre Blinken y Lavrov sean capaces de evitarlo, lo que muy bien puede suceder es que Ucrania invada el Donbass, al este del país, cuyos habitantes no reconocen la autoridad de Kiev y a quienes, en un acuerdo firmado por el gobierno de Kiev en Minsk, se les garantizó que tendrían su autonomía.


Las fuerzas armadas ucranianas, ahora colmadas de armamento occidental, bien podrían intentar aprovechar este momento para atacar al 25 por ciento de la población que no quiere tener nada que ver con ellos. Y si eso sucede, todas las apuestas estarán cerradas, porque está claro que Rusia no se quedará de brazos cruzados mientras sus compatriotas son masacrados por las fuerzas ucranianas y sus batallones nazis de Azov, pertrechados con armas occidentales para llevar a cabo el trabajo sucio.


Así pues, la guerra podría estar cerca. Sin embargo, ¿qué hará la OTAN al respecto? Nada. La OTAN no peleará para defender a Ucrania, no irá a la guerra con Rusia porque sería una guerra muy corta, una guerra que terminaría en una derrota más ignominiosa incluso que la derrota de las fuerzas de la OTAN que recientemente se escabulleron en medio de la noche de Afganistán, perseguidos por hombres en bicicletas que calzan sandalias y portan carabinas.


Rusia no es Afganistán. Rusia no es Siria. Rusia no es Irak. El ejército ruso puede realmente combatir. No lo pongan a prueba.




24 enero, 2022

I M P L O S I Ó N

 


Los trenes de carga que transportan paquetes de Amazon y otras empresas son constantemente asaltados y saqueados en Los Ángeles. Los salteadores abordan los trenes lentos o parados, revientan los candados de los contenedores y se apoderan de la mercancía, dejando esparcido un reguero de cajas, embalajes y objetos desechados. 






A los asaltos a los trenes hay que añadir los asaltos a las tiendas de lujo, cada vez más frecuentes (cumpliendo a raja tabla las directrices publicitarias del mercado capitalista y sus deslumbrantes y multimillonarias estrellas. Es posible que alguno haya pillado un Rolls Royce y lo haya vendido). Equipos de televisión han podido filmar cómo se realizan los saqueos y cómo la policía intenta evitarlos... sin éxito. 




Durante el último trimestre de 2021, un promedio de más de 90 contenedores fueron desvalijados diariamente en Los Ángeles. La compañía (Union Pacific), tiene su propio departamento de policía con jurisdicción sobre las 32.000 millas de vía que posee (todo privado y privatizado, como manda Dios Mercado ). Pero los asaltos continúan y los embalajes siguen inundando las vías, cubiertas ya casi por completo en algunas zonas. 




La delincuencia en Los Ángeles ha experimentado un aumento del 12 % de homicidios en 2021, con casi 400 asesinatos. Los delitos violentos aumentaron un 3,9 % y los delitos contra la propiedad un 4,2 % durante el mismo período. (Bueno, los delitos de violencia y los asesinatos pueden pasar, al fin y al cabo llevan siglos promocionándolos y exportándolos. Pero ¿los delitos contra la propiedad privada?... ¡Qué escándalo!)