29 diciembre, 2015

"Una sociedad dominada por criterios empresariales" - Noam Chomsky

[A propósito del "consenso"]

Párrafos extraídos de El poder de los medios de comunicación, de Noam Chomsky (2004). Texto completo en pdf aquí.



[En 1937] hubo una importante huelga del sector del acero en Johnstown, al oeste de Pensilvania. Los empresarios pusieron a prueba una nueva técnica de destrucción de las organizaciones obreras, que resultó ser muy eficaz. Y sin matones a sueldo que sembraran el terror entre los trabajadores, algo que ya no resultaba muy práctico, sino por medio de instrumentos más sutiles y eficientes de propaganda. La cuestión estribaba en la idea de que había que enfrentar a la gente contra los huelguistas, por los medios que fuera. Se presentó a estos como destructivos y perjudiciales para el conjunto de la sociedad, y contrarios a los intereses comunes, que eran los nuestros, los del empresario, el trabajador o el ama de casa, es decir, todos nosotros. Queremos estar unidos y tener cosas como la armonía y el orgullo de ser americanos, y trabajar juntos. Pero resulta que estos huelguistas malvados de ahí afuera son subversivos, arman jaleo, rompen la armonía y atentan contra el orgullo de América, y hemos de pararles los pies. El ejecutivo de una empresa y el chico que limpia los suelos tienen los mismos intereses. Hemos de trabajar todos juntos y hacerlo por el país y en armonía, con simpatía y cariño los unos por los otros. Este era, en esencia, el mensaje. Y se hizo un gran esfuerzo para hacerlo público; después de todo, estamos hablando del poder financiero y empresarial, es decir, el que controla los medios de información y dispone de recursos a gran escala, por lo cual funcionó, y de manera muy eficaz. Más adelante este método se conoció como la fórmula Mohawk VaIley, aunque se le denominaba también "métodos científicos para impedir huelgas". Se aplicó una y otra vez para romper huelgas, y daba muy buenos resultados cuando se trataba de movilizar a la opinión pública a favor de conceptos vacíos de contenido, como "el orgullo de ser americano". ¿Quién puede estar en contra de esto? O la armonía. ¿Quién puede estar en contra? O, como en la guerra del golfo Pérsico, apoyad a nuestras tropas. ¿Quién podía estar en contra? O los lacitos amarillos. ¿Hay alguien que esté en contra? Sólo alguien completamente necio.

De hecho, ¿qué pasa si alguien le pregunta si da usted su apoyo a la gente de Iowa? Se puede contestar diciendo Sí, le doy mi apoyo, o No, no la apoyo. Pero ni siquiera es una pregunta: no significa nada. Esta es la cuestión. La clave de los eslóganes de las relaciones públicas como “Apoyad a nuestras tropas” es que no significan nada, o, como mucho, lo mismo que apoyar a los habitantes de Iowa. Pero, por supuesto, había una cuestión importante que se podía haber resuelto haciendo la pregunta: ¿Apoya usted nuestra política? Pero, claro, no se trata de que la gente se plantee cosas como esta. Esto es lo único que importa en la buena propaganda, crear un eslogan que no pueda recibir ninguna oposición, bien al contrario, que todo el mundo esté a favor. Nadie sabe lo que significa porque no significa nada, y su importancia decisiva estriba en que distrae la atención de la gente respecto de preguntas que sí significan algo: ¿Apoya usted nuestra política? Pero sobre esto no se puede hablar. Así que tenemos a todo el mundo discutiendo sobre el apoyo a las tropas: Desde luego, no dejaré de apoyarles. Por tanto, ellos han ganado. Es como lo del orgullo americano y la armonía. Estamos todos juntos, en torno a eslóganes vacíos, tomemos parte en ellos y asegurémonos de que no habrá gente mala en nuestro alrededor que destruya nuestra paz social con sus discursos acerca de la lucha de clases, los derechos civiles y todo este tipo de cosas.


Todo eso es muy eficaz y hasta hoy ha funcionado perfectamente. Desde luego, consiste en algo concebido y elaborado con sumo cuidado: la gente que se dedica a las relaciones públicas no está ahí para divertirse; está haciendo su trabajo, es decir, intentando inculcar "los valores correctos". De hecho, tienen una idea de lo que debería ser la democracia: un sistema en el que la clase especializada está entrenada para trabajar al servicio de los amos, de los dueños de la sociedad, mientras que al resto de la población se le priva de toda forma de organización para evitar así los problemas que pudiera causar. La mayoría de los individuos tendrían que sentarse frente al televisor y masticar religiosamente el mensaje, que no es otro que el que dice que lo único que tiene valor en la vida es poder consumir cada vez más y mejor y vivir igual que esta familia de clase media que aparece en la pantalla y exhibir valores como la armonía y el orgullo americano. La vida consiste en esto. Puede que usted piense que ha de haber algo más, pero en el momento en que se da cuenta que está solo, viendo la televisión, da por sentado que esto es todo lo que existe ahí afuera, y que es una locura pensar en que haya otra cosa. Y desde el momento en que está prohibido organizarse, lo que es totalmente decisivo, nunca se está en condiciones de averiguar si realmente está uno loco o simplemente se da todo por bueno, que es lo más lógico que se puede hacer.

Así pues, este es el ideal, para alcanzar el cual se han desplegado grandes esfuerzos. Y es evidente que detrás de él hay una cierta concepción: la de democracia, tal como ya se ha dicho. El rebaño desconcertado es un problema. Hay que evitar que brame y pisotee, y para ello habrá que distraerlo. Será cuestión de conseguir que los sujetos que lo forman se queden en casa viendo partidos de fútbol, culebrones o películas violentas, aunque de vez en cuando se les saque del sopor y se les convoque a corear eslóganes sin sentido, como "Apoyad a nuestras tropas". Hay que hacer que conserven un miedo permanente, porque a menos que estén debidamente atemorizados por todos los posibles males que pueden destruirles, desde dentro o desde fuera, podrían empezar a pensar por sí mismos, lo cual es muy peligroso ya que no tienen la capacidad de hacerlo. Por ello es importante distraerles y marginarles.


Esta es una idea de democracia. De hecho, si nos remontamos al pasado, la última victoria legal de los trabajadores fue realmente en 1935, con la Ley Wagner. Después tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, los sindicatos entraron en un declive, al igual que lo hizo una rica y fértil cultura obrera vinculada directamente con aquellos. Todo quedó destruido y nos vimos trasladados a una sociedad dominada de manera singular por los criterios empresariales. Era esta la única sociedad industrial, dentro de un sistema capitalista de Estado, en la que ni siquiera se producía el pacto social habitual que se podía dar en latitudes comparables. Era la única sociedad industrial -aparte de Sudáfrica, supongo- que no tenía un servicio nacional de asistencia sanitaria. No existía ningún compromiso para elevar los estándares mínimos de supervivencia de los segmentos de la población que no podían seguir las normas y directrices imperantes ni conseguir nada por sí mismos en el plano individual. Por otra parte, los sindicatos prácticamente no existían, al igual que ocurría con otras formas de asociación en la esfera popular. No había organizaciones políticas ni partidos: muy lejos se estaba, por tanto, del ideal, al menos en el plano estructural. Los medios de información constituían un monopolio corporativizado; todos expresaban los mismos puntos de vista. Los dos partidos eran dos facciones del partido del poder financiero y empresarial. Y así la mayor parte de la población ni tan solo se molestaba en ir a votar ya que ello carecía totalmente de sentido, quedando, por ello, debidamente marginada. Al menos este era el objetivo. La verdad es que el personaje más destacado de la industria de las relaciones públicas, Edward Bernays, procedía de la ComisiónCreel. Formó parte de ella, aprendió bien la lección y se puso manos a la obra a desarrollar lo que él mismo llamó la ingeniería del consenso, que describió como la esencia de la democracia.

Los individuos capaces de fabricar consenso son los que tienen los recursos y el poder de hacerlo: la comunidad financiera y empresarial, y para ellos trabajamos.

27 diciembre, 2015

Colombia. La planificación del Terror Estatal y la estrategia de confundir

Azalea Robles en  LQSomos. 11 mayo, 2015


Las contradicciones entre acumulación de capital y supervivencia de la humanidad y del planeta alcanzan niveles ostensiblemente críticos, el complejo militaro-industrial implementa cada vez más guerras para seguir su crecimiento perverso. En este contexto aparece como un imperativo ético y político el análisis medular de las guerras: no podemos ya contentarnos con las explicaciones postizas y seudo antropológicas de “guerras tribales” o de “no hay cultura de paz en esos pueblos”: pronunciamientos cuya naturaleza distila colonialismo y constituye la argucia para evitar ir al centro del problema. Evidentemente hay plétora de seudo estudios e instituciones que difunden, algunos más sutilmente que otros, esas premisas cosméticas. Aquellos que tienen un altísimo interés en impedir la comprensión de la realidad, y por consiguiente la posibilidad concreta de transformación de la misma, financian estos tanques de pensamiento.

1. ‘Cultura de Aceptación del Saqueo’ disfrazada de ‘Cultura de Paz’

Sería digna de aguaceros de risas en una representación de teatro grotesco, la existencia de “Estudios de Preservación del Medio Ambiente”, financiados por la industria farmacéutica o petrolera, o bien la existencia de “Cátedras de Cultura de Paz” cuya línea se dedica a esquivar el análisis de la raíz de la guerra. Cátedras impartidas en Europa o EEUU, en países en los que radican las principales empresas fabricantes de armas, y las depredadoras energéticas: unas cátedras que se centran en “enseñarles” a becados provenientes de países como el Congo, Afganistán, Colombia, etc, la manera de ser más “pacíficos”, de “resolver los conflictos desde la civilidad” y de “desarrollar una cultura de paz”, obviando olímpicamente que la guerra y la paz tienen raíces económicas y se desarrollan en contextos de desigualdad social, y no son meros asuntos de Cultura. Así los países que dedican millonarios presupuestos en guerras imperialistas y cuya supremacía mundial radica en una historia de prácticas colonialistas y genocidas, muy lejanas de la Cultura de Paz que pregonan de fachada, imparten cátedras de asimilación mental a la cultura de la aceptación del saqueo más desmedido, a la vez que bombardean "humanitariamente" en su relance colonial. Así los becarios de países que sufren la voracidad capitalista de las guerras por el saqueo de los recursos, son adiestrados en la retórica que sirve para perder de vista el núcleo del problema; es el zorro enseñándoles a las gallinas con qué salsa deben ser comidas.

Los apelativos “guerras tribales” y demás expresiones consagradas en el campo semántico destinado a prolongar el estatus quo, encubren guerras por la acumulación de recursos, guerras fomentadas con fines geopolíticos y económicos claramente definidos por los verdaderos ‘Señores de la guerra’ que son los fabricantes de armas, los mercaderes de la energía, de la alimentación industrial, y las multinacionales de químicos, todos motores de la maquinaria depredadora del planeta.

Los países concebidos en la lógica global capitalista como ‘bodegas de recursos’, cada día sufrirán de manera más cruenta la violencia del saqueo y su correlativo empobrecimiento, que a la vez causa éxodos masivos. Hay una carrera del gran capital por hacerse cada día con más recursos planetarios.

El estudio del caso colombiano arroja luces indeclinables sobre la realidad mundial: es una muestra en quintaesencia del capitalismo. Por esta razón hay un constante esfuerzo mediático en tergiversar la realidad colombiana, en invisibilizarla e impedir la comprensión de una realidad que es una radiografía de las mestástasis más atroces del sistema capitalista. La resistencia del pueblo colombiano es asimismo tergiversada e invisibilizada en ese esfuerzo constante de los monopolios de difusión de implementar la guerra mediática contra la comprensión de la realidad, haciendo ver a las resistencias populares como “terrorismo”. El estudio a las fuentes de los sujetos históricos y sociales deviene una verdadera hazaña en medio del amedrentamiento contra la investigación social y el pensamiento crítico: no obstante su peligrosidad, ese estudio es indispensable.

2. Acumulación capitalista y Terrorismo de Estado en Colombia

En la realidad colombiana se plasma el despojo y reacomodo territorial destinado a escala planetaria a todas las zonas que presenten un interés económico; una lógica capitalista que no admite escrúpulos y constituye un ecocidio doblado de un genocidio. En Colombia son acicateadas las estrategias del Terror correlativas al saqueo capitalista. Estas son también exportadas como método de control social, sabotaje, exterminio de la reivindicación y contrainsurgencia a países de la región (México, Honduras, Venezuela, etc).

Las cifras del Terrorismo de Estado en Colombia son elocuentes: según un reciente informe, un total de 19 defensores de derechos humanos fueron asesinados en Colombia durante el primer trimestre de 2015, y otros 276 fueron agredidos [1]. Otro informe documenta que Colombia es el segundo país líder en el asesinato de ambientalistas en el mundo, con 25 asesinados en el 2014 [2] . El 80% de las violaciones a los derechos humanos y el 87% de los desplazamientos poblacionales han ocurrido en regiones donde las multinacionales operan la explotación minera. El 78% de los atentados contra sindicalistas fueron contra aquellos que trabajan en el área minero-energética [3].

La planificación de la acumulación de tierras mediante el despojo violento se expresa en la existencia de 6,3 millones de personas despojadas y desplazadas de sus tierras para beneficio del gran capital, millones de personas malviviendo en cinturones de miseria [4]. El despojo se acelera: el 40% del territorio colombiano está pedido en concesión por multinacionales [5].

El Terrorismo de Estado se expresa también en: 9.500 presos políticos [6]; la eliminación física de un partido político: La Unión Patriótica (5.000 personas asesinadas por las herramientas paramilitares y oficiales del Estado)[7]. El exterminio contra la oposición política es tal que: ”En Colombia se cometen el 60% de los asesinatos de sindicalistas que se presentan en todo el mundo, por una violencia histórica, estructural, sistemática y selectiva que se convirtió en pauta de comportamiento del Estado colombiano”, según denuncia la CUT [8]. El Tribunal Sindical Mundial condenó al Estado colombiano: “por ser responsable de los hechos sistemáticos de violación del principio de libertad sindical, en calidad de autor directo, coautor, cómplice o encubridor de homicidios, lesiones, torturas, privaciones ilegítimas de la libertad, atentados(…)”[9].

El genocidio se plasma en los niveles de desaparición forzada: la ONU estima que más de 57.200 personas han sido desaparecidas en Colombia [10]. Un informe de la Fiscalía documenta: 173.183 asesinatos y 34.467 desapariciones forzadas, cometidos por la herramienta paramilitar, en un lapso de solo 5 años [11] . Una estimación de Piedad Córdoba, basada en el cotejo de informes y el conocimiento de la sistemática subvaloración de los registros oficiales, cifró en unos 250.000 los desaparecidos en 20 años [12].

La Coordinación Colombia-Europa-EEUU expresó que hay un: “continuo aumento de los casos(…) Las desapariciones forzadas han sido usadas históricamente como un instrumento de persecución política y de control social basado en el terror, perpetrado por agentes del Estado y por grupos paramilitares que actúan con su tolerancia, omisión y aquiescencia y que se benefician de la impunidad(…) Las desapariciones forzadas forman parte de una práctica sistemática de ataques contra la población civil, que han sido funcionales al sostenimiento de las élites sociales, políticas y económicas del país”[13]. Hay mecanismos para la impunidad: “El subregistro de casos de desaparición forzada, la impunidad que se consolida con diversos mecanismos legales y sociales y la presencia de los perpetradores en las comunidades (…) Muchos casos no se denuncian por la mala administración de justicia, la ineficacia de los mecanismos de denuncia, el ambiente generalizado de temor e intimidación que viven los familiares de las víctimas, sus abogados, los testigos(…)[Ibíd.]. Se suman las leyes que excluyen a gran parte de las víctimas de desaparición forzada de los registros, las leyes que amplían el accionar represivo de la policía, y las leyes que intentan cobijar de impunidad a los responsables: “el Gobierno del presidente Santos está promoviendo un nuevo marco normativo con preocupantes limitaciones a los derechos de las víctimas de desapariciones forzadas.” [14]

La mayor fosa común de Latinoamérica fue hallada detrás del batallón militar en la Macarena, con 2000 cadáveres de desaparecidos por la Fuerza Omega del Plan Colombia, fuerza que tiene estrecha ‘asesoría’ estadounidense [15].

3. Planificación de los Crímenes de Estado en el marco de la lógica de “disuadir la reivindicación mediante el terror”

Hay una lógica en el Terrorismo de Estado: y es que a mayor tortura y degradación de las víctimas, mayor alcance del “mensaje disuasivo” en las comunidades. La estrategia de la disuasión mediante el terror está teorizada en los manuales del ejército: se concibe a la población como “el enemigo interno”, y se preconiza claramente el empleo de una herramienta paramilitar para realizar las masacres y torturas. El paramilitarismo fue preconizado para Colombia desde la misión estadounidense Yarborough [16], y reiteradamente apuntalado hasta nuestros días. La herramienta paramilitar es adiestrada para torturar, y entrenada por (de)formadores de EEUU e Israel, como el mercenario Yair Klein [17]. Se trata de perpetrar Crímenes de Estado como el crimen contra la niña Alida Teresa Arzuaga, de 9 años, violada y asesinada para torturar a su padre (preso político), a la par que inyectar miedo en la oposición política[18]; o como la masacre de la familia del militante comunista y de la UP Julián Vélez, cuyo hijo fue torturado y castrado [19].

Se trata, en el marco de esta planificación del Terror Estatal, de perpetrar masacres como la masacre de Mapiripán. Los paramilitares fueron trasladados en aviones del ejército del norte al sur de Colombia, y llevados por el ejército al sitio de la masacre [20]. Estuvieron amputando y violando durante 10 días, mientras el ejército impedía que entrara o saliera nadie: debido al cerco del ejército nadie pudo darle auxilio a la población. Unas 60 personas fueron asesinadas: sometidas a toda clase de torturas. Hasta hoy hay dificultad para identificar a las víctimas dada la barbarie con que la herramienta paramilitar procedió a descuartizarlas y lanzarlas al río. Según lo confesó el General Uzcátegui en una grabación: “¿sabe qué hizo la Brigada militar Móvil 2? Colocó un colchón de seguridad para que salieran los paramilitares. El ejército no sólo tiene vínculos con los paramilitares, no sólo no los combatió, sino que combatió a las FARC para que las FARC no golpearan a los paramilitares” [Ibíd.]. Mientras los paramilitares torturaban, el ejército garantizaba las atrocidades combatiendo a las FARC que intentaron romper el cerco militar para auxiliar a la población. El ejército garantizó que la masacre comprendiera las torturas más aberrantes: no era “una bala perdida”, era una operación de Terrorismo de Estado dentro de la estrategia de tierra arrasada en los Llanos Orientales, en la que estuvo envuelta la asesoría estadounidense. El Obispo del Guaviare testimonió: “Pasaron camiones con alrededor de 120 hombres de civil sin armas, después de pasar por el batallón salieron con uniformes y armados (…) otro grupo de paramilitares también se desplazó pero por el río Guaviare, pasando por el punto de control militar sobre el río” [Ibíd.].

Otro crimen de Estado que evidencia de manera flagrante esta planificación del terror, es aquel cometido por militares y paramilitares contra la comunidad del Cacarica, cuando “jugaron fútbol con la cabeza” del líder campesino afrodescendiente Marino López. La Operación Militar ‘Génesis’ consistió en aterrorizar a la comunidad para forzarla a un masivo desplazamiento poblacional: “Los paramiltares y también militares rodearon todo el caserío. Nos juntaron a todos (…) Dos de los doce militares tomaron a Marino(…) Lo insultan, lo golpean. Uno de los criminales coge un machete y lo corta en el cuerpo, Marino intenta huir, se arroja al río, pero los paramilitares lo amenazan, ‘si huye, le va peor’. Marino regresa, extiende su brazo izquierdo para salir del agua. Uno de los paramilitares le mocha la cabeza con la macheta. Luego le cortan los brazos en dos, las dos piernas… Y empiezan a jugar fútbol con su cabeza. Todas y todos lo vimos. Todo fue terror.”[21]. Los habitantes denunciaron el accionar de la Brigada XVII. Varios paramilitares del bloque Elmer Cárdenas, al mando de Freddy Rendón, alias “El Alemán”, señalan al General Rito Alejo del Río como uno de los máximos responsables: “Se trató de una operación conjunta” relataron ante el Fiscal de Justicia y Paz [22].

La lista de crímenes de Lesa Humanidad perpetrados de manera sistemática por el Estado colombiano contra la población, en el marco de una planificada estrategia del terror y desposesión, sería interminable. El Estado colombiano y su mentor estadounidense pretenden continuar viabilizando el saqueo de los recursos aterrorizando a la población cuya reivindicación entra en conflicto con la depredación capitalista. Se pretende eliminar toda oposición, sea esta armada o no.

El testimonio de Marinelly Hernández, presa política, es ilustrativo de las aberrantes torturas que el Estado colombiano comete contra los familiares de los opositores políticos, máxime si estos son insurgentes, una realidad silenciada: “A nuestro padre el Ejército colombiano, en unión con los paramilitares lo colgó vivo de sus manos introduciendo ganchos en sus extremidades como si fuera carne de carnicería, luego le chuzaron el estómago y todo su cuerpo con una navaja, después arrollaron sus labios como se les taja a los pescados, por último, le dieron un tiro de gracia; según medicina legal a nuestro padre lo torturaron vivo. Tenía 70 años, ¿Cómo es posible que hagan eso con un anciano, tildándolo de guerrillero? Acaso por yo ser revolucionaria ¿Tenían que cobrarlo con la vida de mi padre?”[23]. Aquí la tortura aberrante claramente tiene por objetivo enviar un mensaje de terror a los que piensen ingresar en la insurgencia. Estas prácticas genocidas son recurrentes.

Marinelly expresa la correlación entre el saqueo de los recursos y las masacres perpetradas por el ejército y la herramienta paramilitar contra la población de las zonas codiciadas por el gran capital. Aquí se refiere a la masacre del Río Nare: “El Capitán Martínez con sus tropas ingresaron a unas minas de oro donde se encontraban los campesinos sacando el mineral: un día antes, lanzaron panfletos diciéndoles que desalojaran, y al otro día entraron con motosierras y hachas: amarraron a los trabajadores en cadena… los iban soltando de uno en uno, sin asesinarlos, les quitaban los brazos, las piernas y luego de cada persona recogían un solo brazo, una sola pierna, hacían un montón y lo tiraban al río y otros a los huecos de las minas y otros los dejaban para que las aves se los comieran” [ Ibíd. ]. Marinelly, de una familia campesina, vivió en carne propia las agresiones del ejército colombiano contra el campesinado; fue testigo de múltiples asesinatos de amigos y familiares, cuyos cuerpos fueron abandonados torturados y desmembrados: “parte de la guerra sucia y psicológica que implementan para asustar a los luchadores populares”. La presa política explica que las violaciones del Estado colombiano la empujaron a la insurgencia, como su: “única forma de preservar la vida, luchar por ella y reclamar nuestros derechos”, y evitar “terminar masacrada, torturada o discapacitada por ser ejemplarizada como quedan muchos campesinos, o terminar siendo desplazada y viviendo de las limosnas en las ciudades”[Ibíd. ].

La combinación del saqueo de los recursos y el Terror de Estado ejercido contra quiénes se oponen al saqueo, explica la existencia de las insurgencias colombianas, como única salida que encuentra una población sometida al despojo y a la represión más descarnada frente a sus reivindicaciones. Esta es una comprensión indispensable para quiénes deseamos la paz en Colombia. La paz significa justicia social, cese de la entrega del país en concesiones a multinacionales, reforma agraria, soberanía alimentaria, y cese del Terror de Estado que hoy facilita la acumulación capitalista en desmedro de las mayorías empobrecidas. Los problemas deben ser resueltos desde sus causas, no desde sus consecuencias.

4. ¿Denunciaremos los crímenes resultado de una planificación Estatal, o vamos a seguir promoviendo la confusión?

Estos crímenes de Estado envían un mensaje del terror contra la población: ‘Esto les puede pasar, a ustedes o a sus familiares, si persisten en su reivindicación’. Hay un claro intento de paralizar la acción reivindicativa de las comunidades, y ese terror se ejerce desde el mismo Estado, en un accionar que obedece a unos intereses económicos claros: es inaceptable por lo tanto que se intente endilgar los crímenes a “la violencia” en abstracto, como reiteradamente lo hacen los mass-media con los crímenes del Terrorismo de Estado. El mensaje es enviado por los verdugos a través de sus ejecutantes paramilitares, y no es aceptable que los maquilladores mediáticos vengan a garantizar la impunidad total a quienes son los verdaderos comanditarios de estos crímenes: los que se sirven del terror para sojuzgar a un pueblo y para garantizar la acumulación de capital en pocas manos, en desmedro del medio ambiente y de las mayorías. El intentar, mediante el aparato mediático, transformar los reiterados asesinatos políticos en “víctimas de los violentos” (así, “los violentos”, en abstracto), busca diluir responsabilidades, busca ocultar la planificación de un Terror que de manera sistemática es ejercido desde el propio Estado contra la oposición política. Esa impostura mediática no cala en los sectores más conscientes del campo popular, sin embargo en parte de la opinión pública sí hace mella.

5. Ofensiva contra la comprensión de la realidad: Estrategia de la Confusión

La Estrategia de la Confusión es implementada hasta la saciedad por el aparato mediático: por ejemplo el redactar notas sobre crímenes en los que se conoce perfectamente que la autoría es paramilitar, pero poner “asesinado por grupos armados”: esto con la clara intención de exculpar a la herramienta paramilitar que le sirve al poder económico, y de buscar endilgarle a la resistencia popular parte de los crímenes perpetrados por la estrategia paramilitar.

El léxico “grupos armados” o “actores armados” es un léxico de la confusión, dado que grupos armados son tanto los paramilitares, como el ejército, como las insurgencias; por lo tanto no hay nada más aberrante que conocer que los victimarios son parte de una Estrategia represiva Estatal y paraestatal, articulada al poder multinacional, y optar por tejer el discurso de la confusión. Esta mediatización es indignante, y constituye una doble victimización de las comunidades que denuncian a los responsables, y que sin embargo ven ignoradas sus voces en las notas mediáticas, de manera a que la herramienta paramilitar-militar del terror no solamente haya cometido las atrocidades, sino que los medios no señalen su responsabilidad, amparándola así de la impunidad que la perpetúa.

Parte de la Estrategia de la Confusión es el empleo de la falsa dicotomía “grupos armados legales” versus “grupos armados ilegales”: siendo legales las fuerzas represivas del Estado, mientras que en la ilegalidad se hallan tanto las fuerzas represivas paramilitares –que sin embargo se articulan al mismo Estado, recibiendo logística, armamento e impunidad–, y las guerrillas –éstas últimas de naturaleza opuesta al paramilitarismo–. Esta perfidia mediática busca instaurar un campo conceptual que ignora la realidad del paramilitarismo como estrategia preconizada en manuales militares. También busca instalar un campo conceptual que excluye el carácter político y social del conflicto colombiano, al intentar presentar a las insurgencias en un mismo paquete con el paramilitarismo; intentando quitarle a la guerrilla su carácter político, inherente a su misma génesis y composición, de ser una expresión del campo popular colombiano que se alza en protesta política contra el saqueo, protesta política que deviene armada debido a la imposibilidad democrática instaurada desde el Estado mediante la sistemática represión al opositor político.

El paramilitarismo es una herramienta al servicio del Gran capital que actúa con la plena coordinación del ejército colombiano; pero los medios trabajan para ocultar la vinculación de esta herramienta con los que la crean y emplean. Lamentablemente este trabajo sistemático de los medios logra colonizar a parte importante de la población, dejando incluso huellas residuales que sorprende encontrar en las mentes de las mismas víctimas. El bombardeo mediático es una ofensiva sin tregua contra la capacidad de comprensión de la realidad, y por lo tanto, contra la posibilidad de acción efectiva sobre la misma.

Por ello es importante desenmascarar esa planificada manipulación semántica diseñada por los tanques de pensamiento. Esta manipulación es también inyectada en el discurso de las ONG a través del condicionamiento que imponen los financistas, logrando paulatinamente que en el campo popular se introduzca un entramado semántico que obstaculiza la capacidad de comprensión de la realidad. Hay una planificación del terror para facilitar la acumulación capitalista en manos de multinacionales y latifundio; frente al genocidio no cabe más caer en el borroneo de las causas del drama colombiano, ni jugar a la confusión, ni adoptar el léxico impuesto por los tanques de pensamiento de la USAID.


Notas:
3.- Boletín Informativo No.18 de PBI Colombia, Noviembre de 2011
4.-  Colombia junto con Siria, el país con más personas desplazadas forzadamente. CODHES: 6,3 millones de desplazados en Colombia http://www.codhes.org/ codhes/image… 6,8 millones de víctimas: http://www.telesurtv.net/news/El-co… Peor que Sudán, Iraq o Afganistán (VIDEO): Colombia es el país con más desplazados y refugiados internos. http://www.rebelion.org/noticia.php… http://www.rebelion.org/docs/130767.pdf Informe Global 2014 sobre desplazados internos ACNUR: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/D…
7.- Exterminio físico de la Unión Patriótica: más de 5.000 personas asesinadas por las herramientas paramilitares y oficiales del Estado, el genocidio consta ante la CIDH. Plan “Baile Rojo”. Documental, click aquí
8.-  CUT: “En Colombia se cometen el 60% de los asesinatos de sindicalistas que se presentan en todo el mundo, por una violencia histórica, estructural, sistemática y selectiva que se convirtió en pauta de comportamiento del Estado colombiano: un genocidio contra el movimiento sindical colombiano.” http://www.rebelion.org/noticia.php… 2014 informe de la CUT ante la OIT: “Desde 1977 han sido asesinados 3052 sindicalistas, durante el actual gobierno 115 sindicalistas han sido asesinados. La violencia contra sindicalistas continuó siendo una característica de la actividad sindical en Colombia, sin que existan avances significativos en las investigaciones, condenas y capturas de los responsables. Frente al delito de homicidio existe un porcentaje de impunidad del 86,8%; el delito de amenaza, que constituye la violación más sufrida por los sindicalistas[7], tiene a su vez el más alto índice de impunidad con el 99,9%. Los delitos de desaparición forzada, desplazamiento forzado y secuestro, arrojan un porcentaje de impunidad del 99,6%, 99,5% y 90,6% respectivamente. En general, frente a delitos relacionados con graves violaciones a los derechos humanos tenemos que la impunidad en casos de sindicalistas es altísima, promediando el 96,7%.” http://cut.org.co/informe-de-cut-co… 2015 Colombia: Continúa el exterminio de dirigentes populares. “En Colombia hay 20 millones de personas pobres, el 70% de los trabajadores activos están en la tercerización a través de contratos a término fijo, y un 60% de la población ocupada en la economía informal o del rebusque. Estas cifras contradicen las informaciones oficiales. Desde 1986, año de fundación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), hasta el 2014, fueron asesinados más de 3.500 sindicalistas.” http://www.telesurtv.net/opinion/Co…
La “contrainsurgencia laboral” en Colombia, Renán Vega Cantor, abril 2015 http://www.rebelion.org/noticia.php… ¡La violencia antisindical de Colombia persiste! Radiografía de la crisis humanitaria del sindicalismo. http://cut.org.co/la-violencia-anti… “La Escuela Nacional Sindical (ENS) denunció en Washington el asesinato de 105 sindicalistas durante cuatro años, que coinciden con la aplicación del plan de acción laboral que Colombia suscribió en 2011 como complemento al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos”. https://anncol.eu/index.php/colombi… La estrategia dual del presidente Santos: http://www.rebelion.org/noticia.php…
Sindicalistas y defensores de DDHH sin protección: “Desde la fundación de la CUT, han sido asesinados en Colombia, más de 4000 sindicalistas y la impunidad alcanza cerca del 95%, sin contar con las amenazas, las torturas, los desplazados, los desterrados del movimiento sindical.”http://colectivodeabogados.org/noti…
Renan Vega Cantor, ¡Sindicalicidio! Un cuento de Terrorismo Laboral http://www.rebelion.org/docs/147552.pdf Hoja de ruta de asesinatos, gobierno Santos: “1 activista asesinado cada 3 días, los hechos pesan más que las palabras” lista por Justice For Colombia: http://www.justiceforcolombia.org/d… Workers Uniting rechaza asesinatos a sindicalistas colombianos http://www.cut.org.co/index.php?opt…
9.-  Mayo 2012: Por homicidios, torturas y otros atentados graves contra la libertad sindical, El Tribunal Mundial de Libertad Sindical condena al Estado colombiano http://www.parentesiscali.blogspot…. “El TSM resuelve: Condenar al Estado de la República de Colombia por ser responsable de los hechos sistemáticos de violación del principio de Libertad Sindical, en calidad de autor directo, coautor, cómplice o encubridor de homicidios, lesiones, torturas, privaciones ilegítimas de la libertad, atentados, amenazas, despidos y represalias con motivo del ejercicio de la actividad sindical.” http://www.rebelion.org/noticia.php… Demanda contra el Estado colombiano: http://www.marchapatriotica.org/ind… TSM condena al Estado colombiano: La libertad sindical en Colombia, una farsa http://parentesiscali.blogspot.com….
10.- El 23 de mayo 2011 el representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Christian Salazar, informó que la ONU estima que más de 57.200 personas han sido desaparecidas en Colombia. Conferencia sobre desapariciones forzadas, en Bogotá. http://www.senadoragloriainesramire… http://www.prensa-latina.cu/index.p… http://www.argenpress.info/2011/05/…
11.- Informe Fiscalía, enero 2011: 173.183 asesinatos; 1.597 masacres; 34.467 desapariciones forzadas, y al menos 74.990 desplazamientos forzados, cometidos entre junio 2005 y el 31 de diciembre 2010 por el paramilitarismo: http://www.fiscalia.gov.co/justicia… http://www.rebelion.org/noticia.php…
12.-  Estimación: en 20 años 250.000 personas desaparecidas; Piedad Córdoba, Madrid, mayo 2010 “Hay 250.000 desaparecidos en Colombia en los últimos años”: http://www.rebelion.org/noticia.php… http://www.rebelion.org/noticia.php… Más sobre DESAPARICIÓN FORZADA en Colombia: Desaparición, crimen del Terrorismo de Estado en Colombia: http://justiciaypazcolombia.com/50-… http://centromemoria.gov.co/semana-… “Las organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos exigen que el Estado responda por la vida y la libertad de los desaparecidos, o que se entreguen sus restos a la familia y opere la justicia. (…) El delegado en Colombia de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos ha repetido que “La desaparición forzada es una de las violaciones de los derechos humanos más graves que existen, y Colombia, lamentablemente, sufre un récord alarmante en la comisión de este crimen”. Confirmando la alerta de Naciones Unidas, el Registro Único de Victimas presenta en su informe del 1 de abril de 2014 la escalofriante cifra de 122.155 victimas de desaparición forzada.”
Informe 2014 Desaparición Forzada: http://www.centrodememoriahistorica… El crimen de Estado de desaparición forzada de la “democracia” en Colombia ha rebasado las dramáticas cifras de la dictadura argentina: sólo en 3 años el Terrorismo de Estado ha desaparecido a 38.255 personas, informe Medicina Legal: http://www.telesurtv.net/noticias/s… Tribunal Internacional de Opinión; “La DESAPARICION FORZADA UN CRIMEN DE ESTADO” Veredicto. Senado del Congreso de la República. Bogotá 24, 25 y 26 de Abril de 2008: http://www.dhcolombia.info/spip.php… “Al mes de noviembre de 2010, las estadísticas oficiales del gobierno de Colombia registran más de 51.000 Desapariciones”, señala un reporte de 2011 de la US Office on Colombia: http://lawg.org/storage/documents/C… A noviembre de 2011, el Registro Nacional de Desaparecidos -órgano gubernamental- , reportaba un total de 50.891 casos (24% mujeres y 17% niñas y niños). Los medios han manipulado la información haciendo aparecer que sólo 16.907 casos son desapariciones forzadas, cuando esa cifra revela los casos para los cuáles ha habido información concerniente a los perpetradores, los demás casos permaneciendo en la insuficiencia investigativa. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), noviembre 2011. El total del Registro Nacional de Desaparecidos, reporta 64.564 víctimas, de las cuales se restaron 11.215 personas aparecidas con vida y 2.458 personas aparecidas muertas. La Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación reportó a mayo de 2011, un total de 32.000 casos de desapariciones forzadas cometidas por grupos paramilitares. Fundación Nidia Erika Bautista (FNEB), Situación de las Desapariciones Forzadas en Colombia: La desaparición forzada no es un crimen del pasado, Bogotá, mimeo, diciembre, 2011. En Mayo 2012: Yaneth Bautista, de la Fundación Nidia Erika Bautista, ‘señaló que “en lo que va corrido del Gobierno Santos se han registrado oficialmente 500 desapariciones forzadas en Colombia, especialmente en Bogotá, Antioquia, Putumayo, Nariño y Valle del Cauca”’, según reporta Caracol. http://www.caracol.com.co/noticias/… 2014- Desaparecidos: el Estado el gran responsable http://www.semana.com/nacion/articu…
13.- Mayo 2012, informe ‘Desapariciones forzadas en Colombia’, Coordinación Colombia- Europa- Estados Unidos: “Presenta la situación actual de la desaparición forzada en Colombia, mostrando el continuo aumento de los casos en el país, así como la persistencia de los patrones de persecución política y control social que han motivado históricamente las desapariciones forzadas en el país. (…) En Colombia las desapariciones forzadas han sido usadas históricamente como un instrumento de persecución política y de control social basado en el terror, perpetrado por agentes del Estado y por grupos paramilitares que actúan con su tolerancia, omisión y aquiescencia y que se benefician de la impunidad en la que permanecen los crímenes. Las desapariciones se cometen con el doble objetivo de acallar una voz disidente y, al mismo tiempo, enviar un mensaje claro y aleccionador al resto de la población para que se abstenga de mantener cualquier tipo de actividad de oposición o de cuestionar el orden político existente.” Informe Observatorio de DDHH: http://www.rebelion.org/docs/150986.pdf Subregistro de la cantidad de personas desaparecidas en Colombia.Hay un esfuerzo para subvalorar y configurar impunidad para el crimen de Estado de la desaparición forzada: “El subregistro de casos de desaparición forzada, la impunidad que se consolida con diversos mecanismos legales y sociales y la presencia de los perpetradores en las comunidades donde viven los familiares de personas desaparecidas, consolidan un marco que mantiene el trauma psicosocial (…) muchos casos no se denuncian por múltiples razones, entre ellas, la mala administración de justicia, la ineficacia de los canales y mecanismos de denuncia, el ambiente generalizado de temor e intimidación que viven los familiares de las víctimas, sus abogados, los testigos de las desapariciones(…)” El impedimento para conocer la amplitud del drama de la desaparición forzada en Colombia, tiene obvias causas. Además del temor de los familiares de denunciar a las fuerzas paramilitares o a la misma Fuerza Pública ante entidades estatales comprometidas con la estrategia del terror e impunidad, hay una inoperancia sistemática de la ‘justicia’ en estos casos, obstaculizando investigaciones y procesos, hay fallas repetidas en la recolección de datos, pruebas forenses, inhumaciones, testimonios. Se llenan de escombros las fosas comunes. Hay temor, desidia, negligencia y obstaculización. “Esas fallas se hicieron aún más evidentes en mayo de 2011, cuando el Ministro del Interior dio a conocer los resultados de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Medicina Legal, la Registraduría Nacional del Estado Civil y ese Ministerio, con el fin de cruzar las huellas dactilares tomadas a cadáveres de personas no identificadas, con las huellas de los documentos de identidad del registro nacional del estado civil. Los resultados son tan impresionantes como tristes. En total, se procesaron 22.689 necrodactilias (huellas de cadáveres) y se lograron identificar 9.968 personas, que estarían actualmente inhumadas como personas sin nombre en cementerios de distintas regiones. De ese total, tan sólo 440 personas figuran en el Registro Nacional de Desaparecidos. Los resultados fueron remitidos al Instituto de Medicina Legal, que se encargó de hacer cotejos dactiloscópicos, depurar los listados y oficiar a las autoridades judiciales con el fin de ubicar expedientes y los lugares de inhumación de las personas identificadas (…) en los registros de Medicina Legal sólo pudieron encontrarse 3.779 personas pues, en un número muy importante de casos, la información es confusa o inexistente, y hay fallas estructurales en la organización de los cementerios que impiden ubicar los restos de las personas enterradas sin nombre. En total, de las 9.968 personas identificadas mediante el cruce de huellas, sólo fue posible ubicar y entregar los restos de 49 personas enterradas en distintos cementerios del país.”
14.-  Impunidad y Fuero militar impulsado por Santos: http://www.rebelion.org/docs/150986.pdf “La ley 1448 de 10 de junio de 2011, conocida como ley de víctimas, excluyó expresamente de la definición de víctima a los “miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley”. Eso significa que, por ejemplo, los miembros de las guerrillas (reales o supuestos) que hayan sido víctimas de desaparición forzada, no serían considerados como tales y sus familias estarían privadas de los derechos a la reparación y la verdad. (…) La ley 1453 de 2011, conocida como Ley de Seguridad Ciudadana, establece una serie de previsiones que debilitan los controles sobre la acción de la Fuerza Pública y que, en la práctica, podrían facilitar la comisión de desapariciones forzadas.(…) El Gobierno colombiano se rehúsa a reconocer su responsabilidad en las graves violaciones de derechos humanos que se cometen diariamente en el país. Al contrario, mantiene una posición de injerencia indebida en las decisiones judiciales, particularmente cuando afectan la responsabilidad de altos mandos militares o de altos funcionarios gubernamentales.(…) Preocupan las iniciativas legislativas del Gobierno que pretenden sustraer de la justicia a los más altos responsables de las violaciones de derechos humanos en el país, de un lado, mediante la persistente propuesta gubernamental de reforma a la justicia penal militar y, de otro lado, mediante el llamado Marco Jurídico para la Paz. (…). Los fuertes cuestionamientos realizados desde distintas instancias internacionales en relación con la propuesta[de Fuero Militar] , motivaron que el Gobierno decidiera retirarla a cambio de una nueva. La actual es aún peor pues, ya no sólo reforma el fuero militar sino todo el sistema de justicia penal militar: crea una defensoría técnica militar adscrita al Ministerio de Defensa, incluyendo un fuero carcelario y la ampliación del fuero militar para instalar un fuero policial”.
15.-  La mayor fosa común de Latinoamérica, ubicada detrás del batallón militar de la fuerza estrella del Plan Colombia , la Fuerza Omega, en la Macarena, departamento del Meta. http://www.publico.es/internacional… http://www.rebelion.org/noticia.php… Los Medios ocultan la mayor fosa común de América, mientras el Estado colombiano busca alterarla: http://www.rebelion.org/noticia.php… “Denuncian el hallazgo de al menos 1.505 cuerpos más en fosas comunes en Colombia, en el Meta, en la misma región que la mayor fosa común del continente, con 2.000 cadáveres hallada en diciembre 2009, y cuyos cadáveres son cuerpos de desaparecidos y asesinados por el ejército, como quedó evidenciado en las Audiencias públicas a testigos y familiares de desaparecidos” http://www.rebelion.org/noticia.php…
16.-  A raíz de la visita de la Misión Yarbourough del ejército estadounidense (febrero/62) y de las directrices que dejó consignadas, el Estado colombiano adoptó una estrategia contrainsurgente paramilitar, ya desde antes de que surgieran las guerrillas (1964-65).Tal doctrina estratégica puede estudiarse en los Manuales de Contrainsurgencia que forman parte de la Biblioteca del Ejército y por tanto de los textos de estudio y entrenamiento militar desde 1962. Tomando como fuente 6 manuales (1962, 1963, 1969, 1979, 1982, 1987) se puede rastrear la concepción que hay allí de la población civil y su papel en la guerra, se la define por dos miradas: 1) debe ser vinculada a la guerra (paramilitarismo); 2) debe ser el blanco principal de la guerra contrainsurgente (guerra contra los movimientos sociales o posiciones inconformes con el statu quo). Cronología, hechos reveladores del Paramilitarismo como política de Estado, J. Giraldo: http://www.javiergiraldo.org/spip.p… Los Gobiernos de EEUU y el paramilitarismo: http://www.nocheyniebla.org/files/u… El verdadero origen del paramilitarismo en Colombia: http://www.dhcolombia.info/spip.php… http://www.statecraft.org/chapter9.html Brig. Gen. William P. Yarborough, “U.S. Special Warfare Center,” in U.S. Department of the Army, Office of the Chief of Information, Special Warfare U.S. Army: An Army Specialty (Washington, D.C., 1963), p. 61. A Psychological Operations Course covering all aspects of psychological warfare was also offered at Fort Bragg, in consonance with the center’s Psychological Warfare origins. .Headquarters, U.S. Army Special Warfare School, Subject: Visit to Colombia by a Team from Special Warfare Center, Fort Bragg, North Carolina, 26 February 1962. Kennedy Library, Box 319, National Security Files, Special Group; Fort Bragg Team; Visit to Colombia; 3/62. Also Carroilton Press, Declassified Documents Reference Series (1976:154D), and McClintock, The American Connection, vol. 1, State Terror and Popular Resistance in El Salvador, pp. 23-24. 26. “Secret Supplement, Colombian Survey Report.” Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de estado: La dimensión internacional del conflicto social y armado en Colombia. Renán Vega Cantor, 02-2015. http://www.rebelion.org/docs/195465.pdf http://www.corteidh.or.cr/tablas/r3…
17.- Mercenario israelí que entrenó a paramilitares confirma la participación del Ejército. Yahir Klein: “El hacendado que se convirtió en presidente pagó por mis servicios” http://www.rebelion.org/noticia.php… Yair Klein: el instructor de la muerte http://elturbion.com/?p=1690
18.-  La niña Alida Teresa, hija de preso político, violada y asesinada por paramilitares, crimen en impunidad, 2012. http://www.rebelion.org/noticias/20… Marzo 2012, Ordenan Libertad a Jefe Paramilitar señalado de desaparición forzada, tortura y homicidio de la niña Alida Teresa http://derechodelpueblo.blogspot.co…
19.-  Asesinado por ser “hijo de comunista”. Asesinato de Carlos Julián Vélez Rodríguez, Diputado UP; su esposa, su hijo, y su hermano, en el Meta. http://www.cidh.org/countryrep/colo… Asesinato del niño Luis Carlos Vélez Garzón http://sandinovive.info/?page=ver_a… Extractos históricos de la UP: http://es.scribd.com/doc/68373112/E… Plan de exterminio de la UP “Baile Rojo”. Documental: http://www.youtube.com/watch?v=QVL5…
20.-  Masacre de Mapiripán: los paramilitares fueron trasladados en aviones Antonov y DC3 del ejército. Confesó el General Uzcátegui: “¿sabe qué hizo la Brigada militar Móvil2? Colocó un colchón de aire o de seguridad para que salieran los paramilitares. (…) El ejército no sólo tiene vínculos con los paramilitares, no sólo no los combatió , sino que combatió a las FARC para que no golpearan a los paramilitares” http://vimeo.com/5114407 http://www.rebelion.org/noticia.php… Negacionismo del estado y criminalización contra el CAJAR http://www.rebelion.org/noticia.php… http://www.dhcolombia.info/spip.php… y http://www.justin.tv/3ercanal#r=-ri… http://www.contagioradio.com/otra-m… VIDEO: Juez, testigo de la masacre militar y paramilitar de Mapiripán, dice que el Estado oculta la verdad. El día de la masacre sobrevoló: “Un avión espía no de la Fuerza Aérea Colombiana, era de Estados Unidos” http://www.youtube.com/watch?featur… http://www.dhcolombia.com/spip.php?…


24 diciembre, 2015

Cómo la No-Violencia protege al Estado - Peter Gelderloos

Párrafos extraídos del libro  de Peter Gelderloos Cómo la No-Violencia protege al Estado, descargar en pdf aquí.


Lo que han conseguido las ONG’s, junto con la cultura oficial del castigo y su “Guerra Contra el Crimen” es pacificar la rebelión social. Además, se ha manipulado la potente historia de resistencia de este país para sembrar la mentira en la mente de cada rebelde, basada en que todas las victorias conseguidas por los movimientos sociales se deben a la no violencia. Es un Estado que no permite ninguna autonomía dentro de sus fronteras (ni afuera, considerando la experiencia de America Latina), y la no violencia funciona como el Estado dentro de la resistencia.

A causa de la hegemonía que lxs partidarios de la no violencia ejercen, las críticas a la no violencia están excluidas de la mayoría de los periódicos, medios alternativos y demás foros a los que suelen acceder los movimientos antiautoritarios. La no violencia se mantiene como un artículo de fe, y como una clave para la inclusión total del movimiento. La gente antiautoritaria y anticapitalista que sugiere o practica la militancia se encuentra de repente abandonada por lxs mismxs pacifistas con lxs que ha participado en la última protesta. Una vez aisladxs, lxs militantes pierden el acceso a los recursos y a la protección y pasan a ser chivos expiatorios de los medios o a ser criminalizadxs por el gobierno.

Existe un patrón para la manipulación y la tergiversación de la historia que es evidente en cada una de las victorias que lxs activistas no violentxs reivindican. La posición pacifista requiere que el éxito sea atribuible a las tácticas pacifistas y sólo a éstas; mientras que el resto de nosotrxs cree que el cambio proviene de todo el espectro de tácticas presente en cualquier situación revolucionaria, siempre que se desplieguen de forma efectiva. Porque ningún conflicto social relevante exhibe una uniformidad de tácticas e ideologías; lo cual nos permite afirmar que todos estos conflictos muestran tácticas pacifistas e indudablemente no pacifistas. Pero lxs pacifistas deben borrar aquellas narraciones de la historia que discrepan con ellxs o, alternativamente, acusar de sus fracasos a la presencia, en el mismo contexto, de la lucha violenta.


El aspecto más lamentable de la reivindicación de lxs pacifistas de que la independencia de la India sea una victoria de la no violencia, es que esta reivindicación juega un papel en la elaboración de una Historia que sirva a los intereses de la supremacía blanca de los estados imperialistas que colonizaron el Sur. El movimiento de liberación en la Índia fracasó. Los británicos no fueron forzados a abandonar la Índia. Más bien, escogieron transferir el territorio del dominio colonial directo al dominio neocolonial. ¿Qué tipo de victoria permite al bando perdedor dictar cuándo y cómo ascenderá el gobierno que ha ganado?

El movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos es uno de los episodios más importantes de la Historia pacifista. En todo el mundo, la gente lo ve como un ejemplo de victoria no violenta. Pero, como otros ejemplos discutidos aquí, ni fue una victoria, ni fue no violenta. El movimiento tuvo éxito al acabar con la segregación de derecho y con la expansión de la minúscula pequeña burguesía negra, pero ésa no fue la única demanda de la mayoría de lxs participantes del movimiento. Querían la igualdad política y económica completa, y muchxs también querían la liberación negra en forma de nacionalismo negro, intercomunalismo negro u otras formas de independencia del imperialismo blanco. No se logró ninguna de estas demandas: ni la de igualdad ni, desde luego, la de la liberación.


La no violencia, en el contexto moderno, es una posición que implica privilegio. Partiendo del hecho de que el típico pacifista es, evidentemente blanco y de clase media, se hace evidente que el pacifismo, como ideología, proviene de un contexto privilegiado. Ignora que la violencia ya está aquí; que la violencia es una parte inevitable y estructuralmente integral de las jerarquías sociales corrientes; y que es la gente de color quien se ve más afectada por esta violencia. El pacifismo asume que la gente blanca que crece en los suburbios, con todas sus necesidades básicas cubiertas, puede aconsejar a las personas oprimidas -muchas de las cuales son personas de color- que sufran esta violencia con paciencia, esperando que ellxs logren convencer al Gran Padre Blanco a través de las demandas de su movimiento o a que dicho movimiento consiga conectar con la legendaria “masa crítica” de la siempre hablan.


Para lxs pacifistas, la gente de color de los guettos de Estados Unidos no se “puede” defender de la brutalidad policial o expropiar los recursos para sobrevivir para liberarse de la servidumbre económica. Deben esperar a que halla el suficiente número de gente de color con mayores privilegios económicos (los “esclavos de casa” del análisis de Malcolm X1) y que se halla concienciado a la gente blanca a unirse con la gente negra para cogerse de las manos y cantar canciones. Después de lo cual, creen, el cambio vendrá de manera segura. La gente que habita en Latinoamérica debe sufrir pacientemente, como verdaderos mártires, mientras lxs activistas blancxs en los Estados Unidos “dan testimonio” de sus vivencias en el Sur y escriben al Congreso. La gente de Irak tampoco debe defenderse. Sólo si mueren como civiles sus muertes serán contabilizadas y lloradas por lxs activistas pacifistas blancxs que, el día menos pensado, lograrán llevar adelante una protesta lo suficientemente grande como para detener la guerra. Lxs indígenas deben también esperar, sólo un poquito más (es decir, otros 500 años) bajo la sombra del genocidio, muriendo lentamente en sus tierras, marginadxs, hasta que... Bueno, no son una prioridad ahora mismo, así que quizás sea hora de organizar una manifestación o dos para ganarse la atención y la empatía de los poderosos. ¿O quizás podrían hacer una huelga, comprometidos con la no cooperación gandhiana? Pero espera, la mayoría de ellos ya están desempleados, ¡no están cooperando, están totalmente excluidos del funcionamiento del sistema!

Lxs pacifistas deben saber, imagino que inconscientemente, que la no violencia es una posición privilegiada, así que hacen frecuente uso del tema de la raza sacando a lxs activistas de color fuera de su contexto y usándolos de manera selectiva como portavoces de la no violencia. De modo que Gandhi y Martin Luther King Jr. se han vuelto representativos de toda la gente de color.

Nelson Mandela lo fue también, hasta que los pacifistas blancos cayeron en la cuenta de que Mandela usó la no violencia selectivamente, y que de hecho estuvo implicado en actividades de liberación de carácter violento, como atentados y preparación de un levantamiento armado. Incluso Gandhi y King estuvieron de acuerdo en que era necesario apoyar a los movimientos de liberación armada (citando como ejemplos Palestina y Vietnam, respectivamente) allí donde no hubo una alternativa no violenta, priorizando claramente los objetivos sobre las tácticas. Pero la mayoría de lxs pacifistas blancxs de hoy borran esta parte de la historia y se recrean en la no violencia para proteger su comodidad, aún mientras se reivindiquen como los sucesores de Martin Luther King Jr. y Gandhi. Uno tiene la impresión que si Martin Luther King Jr. hubiera venido difrazado a una de estas vigilias pacifistas, no se le habria permitido hablar. Como él apuntó:
A parte de los intolerantes y reaccionarios, [el racismo] parece ser una enfermedad que se extiende incluso entre aquellos blancos a quienes les gusta mirarse a sí mismos como “iluminados”. Me referiría especialmente a aquellos que aconsejan “¡Esperad!” y aquellos que dicen que empatizan con nuestros objetivos, pero que no aprueban nuestros métodos de acción directa en busca de estos mismos objetivos. Me dirijo a los hombres que se atreven a sentir que tienen algún derecho -paternalista- de fijar cuál es la hora de la liberación de otros hombres.En los últimos años, debo decir, me he he sentido gravemente decepcionado con estos blancos “moderados”. A menudo me siento inclinado a pensar que constituyen un mayor impedimento para el progreso negro que un Consejo de Ciudadanos Blancos o que el Ku Kux Klan.
La revisión pacifista de la Historia que elimina los ejemplos militantes de lucha contra la supremacía blanca no puede ser desvinculada de un racismo que es inherente a la posición no violenta. Es imposible reivindicar apoyo para la gente negra, y mucho menos solidarizarse con sus luchas cuando grupos tan significativos como el Black Panther Party, el American Indian Movement, el Brown Berets o el Vietcong son activamente ignorados en favor de un dibujo homogéneo de la lucha anti-racista que admite en su cuadro sólo a aquellos elementos que no contradicen su autocomplaciente visión de la revolución, que ha sido siempre favorecida, principalmente, por activistas blancos. Las pretensiones de brindar su apoyo y solidaridad se vuelven aún más pretenciosas cuando los pacifistas blancos hacen un borrador de las reglas de tácticas aceptables y las imponen a través del movimiento, negando la importancia de la raza, la proveniencia de clase y otros factores contextuales.


La gente a quien más afecta un determinado sistema de opresión debería estar al frente de la lucha contra él aunque el pacifismo produzca, una y otra vez, organizaciones y movimientos de gente blanca que va iluminando el camino y liderando la manera de salvar a los demás. Y es que el imperativo de la no violencia anula el respeto básico de confiar en la gente para que se libere a sí misma. Siempre que lxs pacifistas blancxs se involucren con una causa que afecte a la gente de color, y la gente de color afectada no se limite a su definición de la no violencia, lxs activistas blancxs se situarán a sí mismxs en el rol de profesores y guías, creando una dinámica que es, claramente, colonial. Por supuesto, ésta es, sin duda, una función propia del privilegio blanco (una visión del mundo socialmente construida enseñada y difundida entre toda la gente identificada por la sociedad como “blanca”). Lxs militantes activistas blancxs pueden incurrir e incurren en errores similares cuando su falta de respeto se alía con el color, dictando cuál es el más apropiado y ortodoxo método de lucha.


Lxs pacifistas blancxs (incluso pacifistas negrxs burguesxs) tienen miedo de la total abolición del sistema capitalista supremacista blanco. Predican la no violencia para la gente en la base de la jerarquía racial y económica, precisamente porque la no violencia es inefectiva, y cualquier revolución lanzada por “esa gente”, siempre que siga siendo no violenta será incapaz de eliminar las posiciones de privilegio de la gente blanca y de lxs ricxs. Aunque los tipos de no violencia que buscan abolir los propósitos del Estado para, de esta manera, transformarlo, hacen que la no violencia requiera que lxs activistas traten de tener influencia sobre las estructuras de poder, y por lo tanto que se aproximen a éste. Todo lo cual significa que la gente privilegiada, que tiene mayor acceso al poder, mantendrá el control del movimiento y se erigirán como los guardianes e intermediarios que permiten a las masas dirigir sus voces hacia el poder.

Una generación después del fracaso del movimiento por los derechos civiles, la resistencia negra dio nacimiento al hip-hop, que las fuerzas de la cultura dominante -como la industria discográfica, las fábricas de ropa y las empresas (esto es, lxs negocios blancos)- capitalizaron y compraron. Esas fuerzas capitalistas culturales, que han sido protegidas mediante el desarme de la gente negra y enriquecidas por el desarrollo de la esclavitud, hace que se “suavicen” las letras. Lxs artistas del hip-hop afianzados en los mayores sellos discográficos, han abandonado la glorificación de la violencia antisistema y la han sustituido por un incremento de la violencia contra las mujeres -más de moda-. La aparición de la no-violencia en el caso de la gente negra, no les dota de armas o aboga por la lucha contra la policía. Es, de hecho, el reflejo del triunfo de una violencia previa.

La masiva violencia interpersonal del Ku Klux Klan fue sustituida por la violencia sistematizada y menos visible de la policía. Al mismo tiempo, el poder cultural de las élites blancas, en sí mismo aumentó y se mantuvo a través de todo tipo de violencias económicas y gubernamentales, usadas para convencer a la cultura negra de fomentar la celebración de algunas de las mismas construcciones ideológicas que justificaron el secuestro, la esclavización y el linchamiento de sus gentes, mientras la rabia producida por generaciones de abuso se canaliza en ciclos de violencia dentro de las comunidades negras, lejos de canalizarla en contra todas aquellas autoridades que se lo merecen. En la dinámica de poder descrita en este breve esbozo histórico, y en tantas otras historias de opresión racial, la gente que insiste en la no violencia como método para el y la oprimidx, si tuviera que tener algún rol, terminaría haciendo el trabajo de la estructura de poder supremacista blanca, lo quiera o no.

Lxs únicxs partidarixs de la no violencia a los que les he escuchado negar incluso la legitimidad de la autodefensa, siempre han sido blancxs y aunque hayan tenido a sus “Oscar Romero”, ellxs y sus familias no han tenido que sobrevivir personalmente bajo una amenaza constante como resultado de su activismo. Llevo mucho tiempo creyendo que su aversión hacia la violencia tiene tanto que ver con una cuestión de principios, como con una cuestión de privilegios e ignorancia. Y más allá de la mera autodefensa, el hecho de que ciertos individuos se hayan enfrentado a la posibilidad de tener que contratacar para sobrevivir o para mejorar sus vidas, depende en buena parte del color de su piel y de su posición dentro de las múltiples jerarquías de opresión, nacionales y globales. Son estas experiencias las que ignora la no violencia, al considerar la violencia como un tema meramente ético o como una libre elección.

En última instancia, lxs activistas no violentxs dependen de la violencia del Estado para proteger sus “logros”, y no oponen resistencia a la violencia del Estado cuando es usada contra lxs militantes (de hecho, a menudo la animan). Negocian y cooperan con la policía armada en sus manifestaciones. Y, aunque lxs pacifistas honoran a sus “presxs de conciencia”, sé por experiencia, que tienden a ignorar la violencia del sistema carcelario en los casos en los que quien está presx ha cometido un acto de resistencia violenta o de vandalismo (por no mencionar un delito apolítico). Cuando estaba cumpliendo una sentencia de prisión de seis meses por un acto de desobediencia civil, me llovió el apoyo de lxs pacifistas de todo el país. Pero, en conjunto, mostraron una falta de preocupación increíble hacia la violencia institucionalizada, encajando los 2.2 millones de bajas del War on Crime del gobierno. Parece que la única forma de violencia a la que se oponen de una manera consistente es a la rebelión contra el Estado.


El mismísimo signo de la paz es una perfecta metáfora de su función. En lugar de alzar un puño, lxs pacifistas alzan sus dedos índice y anular para formar una uve. Esta uve significa victoria y es el símbolo de lxs patriotas que se regocijan en la paz que sigue al triunfo de una guerra. En conclusión, la paz que lxs pacifistas defienden es la de lxs militares vencedorxs, la de un Estado sin oposición que ha conquistado toda resistencia y monopolizado la violencia hasta tal punto que la violencia ya no necesita ser visible. Ésta es la Pax Americana.


El patriarcado es una forma de organización social que produce lo que reconocemos comúnmente como sexismo. Pero va más allá del prejuicio individual o sistémico contra las mujeres. Consiste, en primer lugar, en la falsa división de las personas en dos categorías rígidas (hombre y mujer) que se afirman como naturales y morales. (Mucha gente perfectamente sana no encaja en ninguna de estas categorías fisiológicas, y muchas culturas no occidentales reconocen -y todavía lo hacen, si no han sido ya destruidas- más de dos sexos y géneros.) El patriarcado intenta destruir, social e incluso físicamente, a cualquiera que no encaje en una de estas dos categorías o que rechace este “binarismo de género”. El patriarcado continúa definiendo roles claros (económicos, sociales, emocionales, políticos) para los hombres y las mujeres y afirma (falsamente), que estos roles son naturales y morales. Bajo el patriarcado, la gente que no encaja o que rechaza estos roles de género es neutralizada mediante la violencia y el ostracismo. Se les hace parecer y sentir fexs, sucixs, temibles, despreciables, inútiles. El patriarcado es dañino para todxs, y es reproducido por cualquiera que viva en él. Haciendo honor a su nombre, pone a los hombres en una posición dominante y a las mujeres en una posición sumisa. Las actividades y características que están tradicionalmente asociadas al “poder”, o al menos al privilegio, pertenecen mayoritariamente a los hombres. El patriarcado otorga casi exclusivamente a los hombres la habilidad y el derecho al uso de la violencia.

Con el género, como con la raza, la no violencia es una posición inherentemente privilegiada. La no violencia asume que en lugar de defendernos a nosotrxs mismxs de la violencia, podemos sufrir la violencia pacientemente hasta que una parte suficiente de la sociedad pueda ser movilizada a oponerse a ello pacíficamente (o que podamos esperar a “transformar” cualquier agresión que nos amenace individualmente.) Muchas de lxs que proponen la no violencia no la presentarán meramente como una práctica política acotada, sino como una filosofía que merece penetrar en el mismísimo tejido social y arrancar la violencia de raíz en todas sus manifestaciones. Pero el pacifismo parece no haberle dado a la violencia del patriarcado su consideración justa. Después de todo, en las guerras, en las revoluciones sociales y en la vida diaria, las mujeres y las personas transgénero son, dentro de la sociedad patriarcal, las receptoras primarias de la violencia.

Si sacamos esta filosofía fuera de la impersonal arena política y la ponemos en un contexto más real, la no violencia implica que es inmoral que una mujer se defienda de un atacante o que estudie autodefensa. La no violencia implica que para una mujer maltratada es mejor marcharse que movilizar a un grupo de mujeres para darle una paliza y echar al marido maltratador de casa. La no violencia implica que es mejor ser violada que sacar un bolígrafo del bolsillo y hundirlo en la yugular del agresor (porque hacerlo supondría alimentar un supuesto ciclo de violencia y animar futuras violaciones). El pacifismo simplemente no resuena en las realidades diarias de la gente, a menos que esta gente viva en una extravagante burbuja de tranquilidad en la que toda forma de reactiva y pandémica violencia civil haya sido expulsada por la violencia sistémica y menos visible de la policía y de las fuerzas militares.

En el caso de la violación y otras formas de violencia contra las mujeres, la no violencia implica las mismas lecciones que el patriarcado nos ha enseñado durante milenios: glorificar la pasividad -“poner la otra mejilla” y “dignificar el sufrimiento”- frente a la opresión. Todas las historias, mandamientos, parábolas y leyes contenidas en el Antiguo Testamento, uno de los textos más lúcidos que define cómo conservar y poner en práctica el patriarcado, aconsejan a las mujeres sufrir pacientemente la injusticia y rezar para que la divina Autoridad intervenga. (Esta prescripción es parecida a la fe que tiene el pacifismo en que los medios de comunicación diseminen imágenes del sufrimiento dignificado para motivar a las autoridades a que ejecuten la justicia). Dado que el patriarcado prescribe claramente una violencia masculina unilateral, las mujeres estarían interrumpiendo esta dinámica de poder, no reforzándola, sino reapropiándose de su capacidad de ejercer violencia. En este sentido, el hecho de que las mujeres reclamen la habilidad y el derecho al uso de la fuerza no pone fin por sí mismo al patriarcado, pero es una condición necesaria para la liberación de género, así como una forma útil de empoderamiento y de protección a corto plazo.


La gente partidaria de la no violencia que hace una limitada excepción con la autodefensa porque reconoce hasta qué punto es erróneo decir que las personas oprimidas no pueden o deben protegerse a sí mismas, no tiene estrategias viables para tratar con la violencia sistémica. ¿Sirve la autodefensa para defenderse de un marido maltratador, pero no para hacer saltar por los aires una fábrica emisora del dióxido que intoxica tu leche materna? ¿Qué hay acerca de una campaña más coordinada para destruir la empresa a la que pertenece la fábrica y es responsable de liberar los contaminantes? ¿Es autodefensa matar al general que envía a los soldados que violan a las mujeres en una zona de guerra? ¿O deben las pacifistas permanecer a la defensiva, solo respondiendo a ataques individuales y sometiéndose a sí mismas a la inevitabilidad de tales ataques hasta que la táctica no violenta haga cambiar de alguna forma al general o provoque el cierre de la fábrica, en un futuro incierto?

Lxs activistas no violentxs, tratando de presentarse a sí mismxs como estratégicxs, a menudo impiden que se haga realidad toda estrategia, con sus intrépidas simplificaciones del tipo de “la violencia es la carta más fuerte que juega el Estado. Tenemos que seguir el camino de la mínima resistencia y golpearles allí donde son más débiles” . Ya es hora de hacer la distinción entre llevar a cabo estrategias y hacer eslóganes, y volvernos un poco más sofisticadxs.

En primer lugar, empecemos con algunas definiciones. (Las definiciones que voy a dar para los siguientes términos no son universales, pero cuanto más las utilicemos de forma regular, más adecuadas serán para nuestros propósitos). Una estrategia no es ni un objetivo, ni un eslogan, ni una acción. La violencia no es una estrategia, y tampoco lo es la no violencia. Estos dos términos (violencia y no violencia) son fronteras situadas alrededor de una diversidad de tácticas. Una diversidad limitada de tácticas constreñirá las opciones disponibles para generar estrategias, cuando en realidad las tácticas deben fluir siempre desde la estrategia, y la estrategia, a su vez, desde el objetivo. Desafortunadamente, a día de hoy, a menudo la gente parece hacerlo a la inversa, llevando a cabo tácticas que quedan fuera de las respuestas habituales o de la organización de las tácticas dentro de una estrategia, sin tener más que una vaga conciencia del objetivo.

El objetivo es el destino. Es la condición que denota la victoria. Por supuesto, hay objetivos próximos y objetivos últimos. Podría ser más realista evitar una aproximación lineal y visualizar los objetivos últimos como un horizonte, como el destino más lejano que podemos imaginar, el cual cambiará cuando los pasos que, otrora nos parecían lejanos, se vuelvan claros, emerjan nuevos objetivos y veamos que jamás alcanzaremos un Estado utópico y que se mantenga estático. Para lxs anarquistas, que desean un mundo sin jerarquías coercitivas, los objetivos últimos de hoy en día parecen ser la abolición de una serie de interconexiones de sistemas que incluyen al Estado, al capitalismo, al patriarcado, la supremacía blanca y las formas de civilización ecocidas. Este objetivo último está muy lejos, tan lejos que a muchxs de nosotrxs esta distancia nos impide pensar en él, porque si lo hiciéramos, descubriríamos que creer en él no es posible. Concentrarse en las realidades inmediatas es vital, pero ignorar el destino asegura que nunca lleguemos allí.


La estrategia es el camino, el plan de juego para alcanzar el objetivo. Es la sinfonía coordinada de movimientos que guía hacia el jaque mate. Lxs revolucionarixs en potencia de los Estados Unidos, y probablemente de cualquier sitio, suelen ser lxs más negligentes en materia de estrategias. Tienen una idea tosca del objetivo, y están intensamente involucradxs en las tácticas, pero a menudo renuncian completamente a la creación e implementación de una estrategia que sea viable. En cierto modo, lxs activistas no violentxs tienen, normalmente, cierta ventaja sobre lxs activistas revolucionarixs, así como a menudo tienen estrategias bien desarrolladas para la búsqueda de objetivos a corto plazo. El sacrificio de una cosa por otra tiende a resultar en una total evasión de los objetivos de medio y largo plazo, probablemente porque los objetivos a corto plazo y las estrategias pacifistas los encaminan hacia callejones sin salida, y les resultaría demasiado desmoralizador si se dieran cuenta de ello.

Finalmente, tenemos las tácticas, que son las acciones o los tipos de acciones que producen determinados resultados. Idealmente, estos resultados tienen un efecto compuesto: construyen el momento o concentran la fuerza a lo largo de las líneas trazadas por la estrategia. Escribir cartas es una táctica. Lanzar un ladrillo contra una ventana es una táctica. Es frustrante que toda la controversia entre “violencia y no violencia” se desarrolle, simplemente, discutiendo sobre tácticas, cuando la mayoría de la gente no se ha siquiera cuestionado si nuestros objetivos son compatibles y si nuestras estrategias son compatibles o contraproducentes. Frente al genocidio, la extinción, la prisión y un legado de milenios de dominación y degradación, ¿traicionamos a nuestrxs aliadxs o renegamos de la participación en la lucha por aspectos triviales como romper ventanas o usar las armas? ¡Le hierve a uno la sangre!


La educación no hará, necesariamente, que la gente apoye la revolución, e incluso si lo hace, no construirá poder. Contrariamente a la máxima de la era de la información, la información no es poder. Recordemos que Scientia est potentia (conocimiento es poder) es la consigna de aquellxs que ya están al timón del Estado. La información, por sí misma es inerte, pero guía el uso efectivo del poder; tiene lo que los estrategas militares llamarían un “efecto multiplicador de la fuerza”. Si para empezar tenemos un movimiento social con fuerza cero, podemos multiplicar esa fuerza tantas veces como deseemos y aun así seguiremos teniendo un cero bien grande y gordo. Unos buenos conocimientos pueden guiar los esfuerzos de un movimiento social empoderado, justamente, tal y como una información útil guía las estrategias de los gobiernos, pero la información por sí misma no cambiará nada. Hacer circular ociosamente información subversiva en el contexto actual sólo sirve para dar al gobierno más oportunidades para afinar su propaganda y sus estrategias dirigentes. La gente que trata de instruir así a lxs demás en su manera de hacer la revolución está arrojando gasolina en una pradera en llamas mientras espera que el tipo correcto de combustible detendrá el fuego antes de que les queme a ellxs.

Lxs activistas no violentxs que usan la estrategia del lobby, intentan urdir una política real pasiva para ejercer influencia, pero el único camino para utilizar su influencia contra el Estado, si es en busca de unos intereses diametralmente opuestos a los del Estado, sería el de amenazar la misma existencia del Estado. Solamente tal amenaza puede hacer reconsiderar al Estado otros intereses, porque el interés principal del Estado es su perpetuación. En su interpretación histórica de la revolución Mexicana y de la redestribución de tierras, John Tutino señala: “Solamente lxs rebeldes más persistentes y a menudo violentxs, como lxs Zapatistas, reciben tierras de los nuevos líderes de México. La lección estaba clara: ‘Solo aquellxs que amenazaron al régimen tuvieron tierras; así, aquellxs que solicitan la tierra deben amenazar al régimen’”. Esto se dió desde un gobierno supuestamente aliado con lxs revolucionarixs agrarixs mexicanxs; ¿qué pretenden obtener lxs pacifistas de los gobiernos cuyo agradecido electorado está comprometido con las empresas oligarcas? Frantz Fannon expresó el mismo sentimiento de un modo similar en relación con Argelia:
Cuando en 1956... El Frente de Liberación Nacional, en un famoso panfleto, estableció que el colonialismo sólo pierde su dominio cuando siente el cuchillo en su garganta, ningúnx argelinx encontró estos términos demasiado violentos. El panfleto sólo expresaba lo que todo argelinx sentía en su corazón: que el colonialismo no es una máquina pensante, ni tampoco un cuerpo dotado de facultades racionales. Es violencia en su estado natural y sólo se rinde cuando se enfrenta con una violencia aún mayor.
Las lecciones de Argelia y la revolución Mexicana se aplican a lo largo de la historia. La lucha contra la autoridad será violenta porque la autoridad es, en sí misma, violenta y la inevitable represión no es más que una escalada de esa violencia. Incluso un “buen gobierno” no distribuirá el poder hacia abajo a menos que sea amenazado con la pérdida de todo su poder. Funcionar como un lobby en vistas al cambio social significa una pérdida de los escasos recursos que tenemos en los movimientos radicales. ¿Te imaginas qué pasaria si todos los millones de dólares y los cientos de miles de horas de voluntarixs progresistas e incluso radicales que se conformaron como lobby para luchar por una legislación determinada o para evitar la reelección de algún político se hubieran dedicado a fundar centros sociales activistas, clínicas libres, grupos de apoyo a presxs, centros de resolución de conflictos para movimientos sociales y escuelas libres? Deberíamos, en realidad, tender hacia la fundación de un movimiento revolucionario serio. En lugar de esto se desperdician una enorme cantidad de esfuerzos.

Mientras que una estrategia de desobediencia generalizada puede ser útil para lxs trabajadorxs, resulta que no tiene ninguna relevancia para aquellas poblaciones todavía marginalizadas y “sobrantes” que hay en el mundo, como es el caso de muchas naciones indígenas arrasadas por la expulsión o el exterminio; porque su participación no es vital para el funcionamiento del Estado agresor. Los Aché, en el Amazonas, no pagan ningún impuesto al gobierno, y no trabajan en ningún empleo que puedan abandonar. La campaña genocida no depende de su cooperación o no cooperación. A quienes las autoridades querrían ver tan sólo totalmente abandonadas a su suerte o muertas, no les vale de nada la desobediencia.

La no violencia también conduce a malas estrategias mediáticas. Los códigos de conducta no violentos para las acciones de protesta contradicen la regla número uno de las relaciones mediáticas, que es: “Mantente siempre en el mensaje”. Lxs activistas no violentxs no necesitan emplear los códigos de la no violencia para seguir comportándose de modo pacíficx. Lo hacen para reforzar la conformidad ideológica y para asegurar su liderazgo sobre la multitud. También lo hacen como una manera de cubrirse las espaldas, ya que si ningún “elemento incontrolable” actúa violentamente durante una protesta, pueden proteger a su organización de ser demonizada en los medios de comunicación. A la mínima de cambio, hacen hondear rápidamente el código de la no violencia como una prueba de que no fueron responsables de esa violencia, y se postran ante el orden reinante. Llegados a este punto, ya han perdido la guerra con los medios de comunicación.

Darse cuenta de que esto es una guerra puede ayudarnos a decidir qué estrategias debemos elaborar para este largo recorrido. Esto va dirigido, sobre todo, a aquellxs de nosotrxs que vivimos en Norteamérica, Europa, y en cualquier otra parte del mundo en la que vivamos bajo la ilusión de la democracia. El gobierno finge que no nos mataría nunca si no desafiamos su autoridad, pero esto es tan sólo una débil apariencia. En su discurso anual dirigido al Congreso, el 3 de Diciembre de 1901, el presidente Theodore Roosevelt, hablando del enemigo del día, declaró: “Deberíamos hacer la guerra con implacable eficiencia no sólo contra lxs anarquistas, sino contra todxs aquellxs simpatizantes activxs y pasivxs de la anarquía”. Cien años después, en septiembre del 2001, el presidente George W. Bush anunció: “O estás con nosotrxs, o estás con lxs terroristas”. A parte de mostrar qué poco han cambiado nuestros gobiernos en cien años, esta cita propone una interesante cuestión. Por supuesto podemos negar la exigencia de Bush de que si no nos alineamos con Osama Bin Laden entonces deberíamos declarar lealtad a la Casa Blanca. Pero si insistimos en la deslealtad, entonces, a pesar de nuestras afiliaciones personales, es evidente que Bush nos ha juzgado como terroristas, y el Departamento de Justicia ha manifestado que nos perseguirá como tales (en su campaña contra el entorno radical activista etiquetado como “ecoterrorista”; en el espionaje de la disidencia por parte de la Joint Terrorism Task Force; y en el hostigamiento, represión y deportación de lxs inmigrantes y musulmanxs, que ha sido la principal actividad nacional de “seguridad” del gobierno desde el 11 de Septiembre). Podríamos reconocer con orgullo que “terrorista” ha sido durante décadas la etiqueta que el gobierno ha escogido para lxs luchadorxs por la libertad, y hay que decir, además, que este honor nos es otorgado prematuramente, dado el estado de nuestro movimiento. Pero la resistencia, tan pacificada en los Estados Unidos, no se siente a gusto en el rol de luchadora por la libertad. En lugar de aceptar la guerra que ya existe, nos hemos dejado arrastrar bajo el lado más “seguro” de la dicotomía de Bush, tanto si lo admitimos como si no, y la no-violencia ha sido nuestra excusa.

Lxs pacifistas se engañan a sí mismxs relacionando el activismo revolucionario con una actuación impulsiva e irracional y como una única responsable de la “cólera”. De hecho, el activismo revolucionario, en algunas de sus manifestaciones, tiene una pronunciada vena intelectual. Tras los disturbios de Detroit en 1967, una comisión del gobierno encontró que la/el típicx participante de los disturbios (además de estar orgullosx de su raza y ser hostil hacia lxs blancxs y lxs negros de clase media) “está sustancialmente mejor informadx sobre la política que lxs Negros que no se mezclaron en los disturbios”. George Jackson se educó a sí mismo dentro de la prisión, y en sus escritos enfatizó la necesidad de lxs militantes negrxs de estudiar las relaciones históricas con sus opresorxs y a aprender los “principios científicos” de la guerra de guerrillas urbana. Lxs Panteras leen a Mao, Kwame Nkrumah y Frantz Fanon, e insisten a sus miembrxs para que se eduquen en las teorías políticas que hay detrás de su revolución. Cuando finalmente fue capturado y llevado a juicio, el anarquista New Afrikan, Kumasi Balagoon, rechazó la legitimidad de la corte y proclamó en una declaración el derecho de lxs negrxs a liberarse -lxs pacifistas pueden acceder a este texto con facilidad-:
Los rituales legales no tienen ningún efecto en el proceso histórico de la lucha armada de las naciones oprimidas. La guerra continuará y se intensificará, así que prefiero estar en la cárcel o en la tumba que hacer cualquier otra cosa que no sea luchar contra lxs opresorxs de mi gente. La New Afrikan Nation, así como la Native Americans Nation están colonizadas en los presentes límites de los Estados Unidos. Tenemos el derecho a resistir, a expropiar el dinero y las armas, a matar a lxs enemigxs de nuestro pueblo, a atentar contra ellxs y a hacer cualquier otra cosa que nos ayude a ganar; y ganaremos.
No cabe duda de que lxs palestinxs causan molestias al Estado israelí, y que el Estado de Israel no se preocupa por el bienestar de lxs palestinxs. Si lxs palestinxs no hubieran convertido la ocupación israelí y cada agresión sucesiva en algo tan costoso, toda la tierra palestina estaría ocupada, excepto por unas pocas reservas de trabajadorxs sobrantes necesarixs para complementar la economía israelí, y lxs palestinxs serían ya un recuerdo lejano en la larga sucesión de pueblos extinguidos. La resistencia palestina, incluidas las inmolaciones, ha ayudado a asegurar la supervivencia de Palestina frente a un enemigo mucho más poderoso.


La verdadera pregunta es ¿quién está alienadx por la violencia, y por qué tipo de violencia? Un anarquista escribió al respecto:
Incluso si lo estuvieran, ¿a quién le importa si las clases medias y altas están alienadas por la violencia? Ya tuvieron su revolución violenta y están viviendo en ella justo ahora. Más allá de esto, la idea de que las clases medias y altas están alienadas por la violencia es completamente falsa… Apoyan la violencia siempre que se trate de romper huelgas, de brutalidad policial, de cárceles, de guerra, de condenas o penas de muerte. A lo que realmente se oponen es a la violencia que va dirigida a expulsarles a ellxs [del poder] y a [eliminar] sus privilegios.
A causa de la naturaleza del Estado, toda lucha por la liberación en cualquier momento puede convertirse, probablemente, en una lucha armada. De hecho, un buen número de gente está implicada en la lucha armada para liberarse justo ahora, -esto incluye a lxs iraquíes, a lxs palestinxs, a lxs Ijaw en Nigeria, algunas naciones indígenas en el Sur de América y a lxs Papúa, en Nueva Guinea, y, en menor grado, a grupos antiautoritarios en Grecia, Italia y en otras partes-. Mientras escribo esta frase, activistas indígenas, anarquistas, y sindicalistas armados sólo con ladrillos y palos, están manteniendo barricadas en Oaxaca contra un inminente asalto militar. Muchxs de ellxs han sido asesinadxs ya y, como el ejército golpea una vez tras otra, deben decidir si aumentan o no la miltancia de sus tácticas para mejorar su capacidad de autodefensa, a riesgo de consecuencias más graves. No diré que la lucha armada es una necesidad ideológica, pero para mucha gente, en muchos lugares, se ha convertido en una necesidad para derrocar, o simplemente defenderse contra el Estado.


Debemos aceptar, siendo realistas, que la revolución es una guerra social, no porque nos guste la guerra, si no porque reconocemos que el status quo es una guerra de baja intensidad y desafiar al Estado tiene como resultado una intensificación de esta guerra. Debemos aceptar también que la revolución precisa del conflicto interpersonal, porque ciertas clases de personas están empeñadas en defender las instituciones centralizadoras que debemos destruir. La gente que sigue deshumanizándose a sí misma actuando como agentes de la ley y del orden deben ser derrotadxs por cualquier medio que sea necesario, hasta que ya no puedan impedir la realización autónoma de las necesidades de la gente.