30 enero, 2018

Por primera vez una gran ciudad del mundo, Ciudad del Cabo, podría quedarse sin agua



BBC – 19/1/2018

Años de sequía y el aumento de consumo de agua provocaron que los embalses de Ciudad del Cabo estén a menos del 30% de su capacidad. Las autoridades pusieron en marcha medidas restrictivas para evitar tener que llegar al corte de suministro en los hogares.

21 de abril de 2018. Es el 'día cero' para Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. O lo que es lo mismo, el día en que los grifos podrían dejar de suministrar agua a sus ciudadanos.

Años de escasas lluvias y la peor sequía del siglo en la región junto con el aumento de población y de su consumo de agua, son los responsables de esta situación que la alcaldesa de la ciudad sudafricana, Patricia de Lille, calificó este jueves de "punto sin retorno".

El escenario actual es tan crítico que las previsiones apuntan a que el nivel de los embalses de agua podría disminuir hasta el 13,5% de su capacidad en menos de tres meses (actualmente está en el 28,1%).

En ese momento, las autoridades de la ciudad dijeron que se verán obligadas a cortar el suministro no esencial de agua, que quedaría limitado a hospitales y otras infraestructuras fundamentales.

Los más de cuatro millones de habitantes de la región tendrían que acudir entonces a puntos colectivos de abastecimiento de agua para recoger un límite de 25 litros por persona.



Muchos habitantes de Ciudad del Cabo ya recogen estos días agua de manantial en puntos autorizados.

Así, si el consumo no se reduce drásticamente y las lluvias continúan sin llegar, Ciudad del Cabo –considerada uno de los principales destinos turísticos de África– se convertirá en la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua.

Medidas sin éxito

Antes de llegar a este punto, las autoridades municipales pusieron en marcha medidas dirigidas a ahorrar el consumo en los hogares de la ciudad.

Desde el pasado 1 de enero, se limitó el uso de agua a 87 litros por persona y día. También se prohibió lavar los carros, regar jardines o llenar piscinas; se recomendó tomar duchas en lugar de baños y se aconsejó limitar el uso del lavavajillas.

Pero, aunque el 70% del agua de Ciudad del Cabo es consumida en los hogares, buena parte de la población no parece estar concienciada de la gravedad de la situación y de la importancia de sus acciones cotidianas para cooperar.

Las medidas para fomentar el ahorro en el consumo de agua comenzaron hace meses en Ciudad del Cabo, aunque no tuvieron los resultados esperados.

"Pese a nuestros llamamientos durante meses, el 60% de los habitantes de Ciudad del Cabo usa insensiblemente más de 87 litros por día", dijo la alcaldesa de la ciudad. "Ya no podemos pedirle a la gente que deje de desperdiciar agua. Debemos obligarlos".

Por ello, a partir del próximo 1 de febrero, el límite de consumo de agua diario se reducirá a 50 litros por habitante. Quienes no lo cumplan, podrían enfrentarse a multas. La alcaldesa especificó que el nuevo umbral se mantendrá durante 150 días, tras los cuales se reevaluará la situación.

Población dividida

Según los responsables de WaterWise, una campaña sudafricana sobre concienciación del uso de agua, una persona utiliza para ducharse unos 15 litros de agua por minuto. "Se nos pide que limitemos nuestras duchas a minuto y medio. Así que, por mi parte, tuve que cortarme el pelo porque ese tiempo no era suficiente para lavármelo", dijo Christine Colvin, miembro de la organización WWF en Sudáfrica. Entrevistada por el programa The World de PRI y la BBC, Colvin aseguró que las medidas de ahorro mantienen a la población dividida.  "Casi la mitad de nuestra población parece negar lo que ocurre y la potencial realidad de que llegue el 'día cero' ", dijo.

Además de la concienciación, el gobierno municipal trabaja en otras medidas para tratar de revertir esta situación y dar respuesta a la creciente demanda de agua por parte de una población que aumentó en más del 50% en las últimas dos décadas.

Según la corresponsal de tecnología y negocios de la BBC, Gabriela Mulligan, las autoridades de Ciudad del Cabo están impulsando "plantas de desalinización para hacer que el agua de mar sea potable, proyectos de extracción de agua subterránea y programas de reciclaje de agua".

El lavado de coches está prohibido en Ciudad del Cabo.

Sin embargo, parece poco probable que muchos de estos sistemas estén listos antes del 'día cero' o de la temporada de lluvias que comienza en mayo, y que no se prevé que vayan a ser tan abundantes como para mejorar notablemente el escenario actual.


"Las proyecciones sobre el cambio climático predicen desde hace años que el área de Ciudad del Cabo será mucho más seca y caliente a medida que pase el tiempo", recordó Colvin. "Necesitamos hacer aún más planes de previsión de almacenamiento de agua y de uso de diferentes fuentes de abastecimiento", concluyó.

27 enero, 2018

Comunicado de los miembros de la acampada de las vías “Murcia sin muros”



Imagen relacionada


24/1/2018 
Comunicado realizado por la asamblea de la acampada “Murcia sin muros” en respuesta a las recientes detenciones que se han producido en la ciudad en relación con el conflicto vecinal de las vías del AVE.
La campaña de desinformación y manipulación que están haciendo los medios en manos del Estado es vergonzosa, tratar de convertir a un vecino normal y corriente en una especie de terrorista peligroso por haber encontrado en su casa un tirachinas es el único consuelo que le queda al señor Bernabé [delegado del gobierno] tras el absoluto ridículo que hizo en su intervención junto a los “hombres de Paco”: la puesta en escena de ellos frente a una mesa con petardos caseros deformados (que no desintegrados en forma de metralla como ellos dicen) dándose una importancia como si acabasen de desarticular un comando de ETA
Resultaría hasta gracioso de no ser porque detrás de todo esto existe la intención de inyectar el miedo al barrio destruyendo la vida de un vecino honrado.
La jueza no encontró motivo alguno para mandarlo a prisión, pese a que esta era la petición del fiscal. La resolución sólo lo condena a no acercarse a menos de 100 metros de las vías.
Desde la asamblea ‘Murcia sin muros’ mostramos nuestro apoyo incondicional a Carlos y denunciamos esta lamentable actuación tanto de los medios como de las fuerzas del orden público, que a falta de pruebas han tenido que detener a dos menores (nos consta que de manera irregular a uno de ellos) para asustarlos y que declarasen contra Carlos.
Sabemos que todo esto responde a una estrategia de potenciar la represión, sobre todo en el entorno de nuestra acampada para así reanudar la construcción del muro y cerrar el paso a nivel.
Si el enemigo ataca es porque algo estamos haciendo bien, que sigan con sus montajes policiales y sus medios tratando de desprestigiar y criminalizar. Nosotros continuaremos con la misma lucha pacífica que hemos ido llevando estos meses pues tenemos el arma más peligrosa y que ellos jamás tendrán: LA RAZÓN.

Imagen relacionada

23 enero, 2018

EXPLOTACIÓN – JRMora

JRMora - 22/1/2018

Explotación





Durante 2017 se hizo la primera huelga de trabajadores de Deliveroo y creció el número de denuncias sindicales y críticas contra las mal llamadas empresas de la “economía colaborativa” como Deliveroo, Stuart, UberEats o Glovo.
En realidad no son más que vericuetos para rebautizar la explotación y poder mostrarla como una evolución del empleo dentro de eso que llaman la "gig economy", neopalabro chuli que define la contratación puntual para trabajos eventuales para los que el currante tendrá que poner de su bolsillo todos los recursos para poder desarrollarlo.
Yo prefiero llamarlo trabajo de mierda, sin subterfugios, porque va mucho más allá del trabajo basura.
Estas empresas ni contratan ni está entre sus planes jugar con la legislación laboral que jugamos todos. Además, quieren regulación a medida para seguir normalizando la explotación y la precariedad.
Los nuevos esclavistas siguen predicando “lo nuevo”, que es tan viejo como nuestra propia existencia, con su diccionario de eufemismos bajo el brazo.
Deliveroo hasta se permite el lujo de amenazar a la UE con la pérdida de “empleos” si se da derechos a lo que ellos llaman ‘riders’, el repartidor (en bici) de toda la vida.  Estos cínicos ahora hablan de empleo cuando se han empleado a fondo para negar que los repartidores fueran sus empleados.
Explotación o barbarie
Si en octubre de 2017, Deliveroo retorcía su cinismo diciendo que dar derechos a los trabajadores aumentaría el precio de las entregas más de un euro, su nuevo argumento es aún más bajuno.
Deliveroo advierte ahora a la Comisión Europea que se perderán 54.000  supuestos nuevos puestos de “trabajo” en dos años si se les obliga a dar derechos a los repartidores. Toda una declaración de intenciones sin doble interpretación, si no se les permite seguir atropellando al trabajador se van a cabrear y van buscar nuevas ubicaciones que favorezcan la impantación de sus plantaciones de Apps.
En una respuesta a una consulta de la Comisión Europea sobre el acceso a la protección social, Deliveroo llamaba a la Unión Europea a evitar acciones que frenaran el crecimiento de su empresa, alegando que ellos han contribuido a crear  13.000 empleos en restaurantes y en sus cadenas de suministro en Europa durante el último año, 520 de esos empleos en España.
En diciembre de 2017 el Tribunal de la UE sentenció  que Uber es un servicio de transporte y no una plataforma digital colaborativa impidiendo que sea operado por conductores particulares lo que envió un serio aviso a empresas como Deliveroo  o Airbnb.
En julio de 2017, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, abrió una investigación para determinar si Deliveroo estaba empleando a falsos autónomos para evitar el pago de impuestos y la cotización a la Seguridad Social y una resolución de la Inspección de Trabajo de Valencia, al contrario que otras, consideró que los repartidores de Deliveroo: “No son autónomos, ni trabajadores por cuenta ajena”, son “asalariados”.
Pero a estos nuevos terratenientes, que implantan una App en vena a los porteadores para teledirigirlos a sus entregas, todo eso les da igual y defienden que la forma de trabajar debe ser así:
El trabajador se paga su cuota de autónomo, su uniforme, su vehículo, mantenimiento y reparaciones. Nada de vacaciones, gastos en bajas por enfermedad, accidente ni chorradas de esas. Y hay que estar disponible cuando a la empresa le salga de los genitales.
La empresa, además de ahorrarse cotizaciones e indemnizaciones por despido, porque no contrata, puede establecer horarios, precios y tiempos de entrega para apretar al máximo “premiando” con más trabajo al que más se juega la vida para llegar antes y penalizando al que se retrasa o no acepta todas y cada una de sus urgencias.
A todo eso lo llaman “flexibilidad”
Así que, amigos posmodernos de empresas chanchullo que os encondéis tras una falsa economía colaborativa, eso no es el mercado ni es colaborativo. Eso es ser explotado como falso autónomo. Métanse esto en la cabeza: el autónomo no tiene jefes, tiene clientes.
El autónomo no tiene un horario fijado por nadie, tiene un producto o servicio, si usted lo quiere lo compra o contrata y si no le interesan las tarifas y condiciones que marca el profesional autónomo en cuestión, le pide usted el producto a otro que lo venda a un precio que se ajuste a su presupuesto. Sin más historias, como comprar en una tienda u otra.
Así que, en lugar de seguir con ese discurso idiotizante de la emprendeduría y la nueva economía, hagan gala de su tan cacareada creatividad empresarial y su pasión por crear  negocios e intenten crear empleo de verdad y no esas porquerías más propias de señor feudal.








21 enero, 2018

Una propuesta para el debate sobre la transformación social y el anarquismo planteado por Alasbarricadas


       J.L. Carretero Miramar

Alasbarricadas 8/1/2018
“Un revolucionario, para merecer tal título, debe dominar la economía, la dialéctica, la política y la estrategia; cargarse de paciencia; defenderse con la ironía y emplear la acción a su debido tiempo” (Abraham Guillén. Desafío al Pentágono)
Una estrategia revolucionaria es una estrategia que apuesta por el cambio acelerado, por una transformación social que vaya más allá de las tendencias evolutivas, por la apertura de un proceso que encauce las mutaciones que vive nuestra economía y nuestra política en la dirección deseada por los revolucionarios.
La izquierda española no tiene un proyecto de ese tipo. Y el anarquismo ibérico, ahora mismo, tampoco. Las distintas sectas y grupúsculos del mundillo alternativo vegetan en la adoración acrítica de unas tradiciones idealizadas y, con ello, arrancadas de todo lo que les daba vida y pegada. Si el marxismo se ha convertido en un marasmo indistinguible de la socialdemocracia y el podemismo ha llevado a la oleada de luchas del 15M a su naufragio, el municipalismo no sabe muy bien adónde dirigirse ante la agresividad demostrada por los nuevos mandarines institucionales de la izquierda y el movimiento libertario se difumina en una miríada de propuestas autorreferenciales que basculan entre la pura repetición burocrática de lo mismo de siempre y la adoración de lo estrafalario, el vértigo de la imposible involución que se pretende hacer pasar por ecologismo o el sectarismo más estrecho y asfixiante.
¿Caben alternativas? ¿Hay propuestas revolucionarias para el día de hoy, en pleno siglo XXI, en un mundo cada vez más multipolar y más acosado por la aceleración de las transformaciones productivas, tecnológicas y culturales? ¿Es el pensamiento libertario un antídoto posible al transhumanismo, al ultraliberalismo, al ecofascismo y al nuevo feudalismo ultraderechista que ganan adeptos cada día que pasa?
Trencemos propuestas. Debatamos como salir de este impasse. Aunque para ello tengamos que salir de la crisálida de nuestra propia comodidad. Hay un gran enemigo del pensamiento revolucionario: esa sensación de sentirse “muy como en casa”. En la casa del ghetto alternativo y en la casa del tradicionalismo sindical. Sin someterse a la corriente de la vida, a la suciedad y la humedad de la tierra, a las contradicciones, al calor del sol y a la brusca inmediatez de la helada.
Hagamos una propuesta, pues. Y veamos hasta donde nos lleva. Una propuesta para ser debatida. Una propuesta que no necesariamente respeta las fronteras de eso que llamamos anarquismo (o quizás sí, si concebimos de verdad la pluralidad que nos trajo la historia). Una propuesta que no es La Verdad ni la Línea Correcta, pero sí un intento de que lo libertario se plantee las necesidades estratégicas del momento. Estrategia, esa “mala palabra”. O esa necesidad irrenunciable. Veamos la propuesta:
La clase trabajadora es la palanca del cambio. Ya sé que suena extraño tras tanto posmodernismo. Pero precisamente ahora empezamos a barruntar colectivamente (algunos lo tenían claro desde el inicio) que precarios y parados son también trabajadores. Que hay una cuestión de clase en los recortes sociales. Que la sociedad de “clase media” no era más que un espejismo. Que la proletarización acelerada de quienes se creían al margen de todo eso es un hecho incontrovertible. Como afirma Beverly Silver (http://kaosenlared.net/la-re-formacion-la-clase-obrera-global/) la clase trabajadora se redefine y reconstruye en el seno del proceso de acumulación capitalista:
“Aquellos que durante las pasadas décadas han estado anunciando la muerte de la clase obrera y de los movimientos obreros tienden a fijarse únicamente en aquella parte del proceso de formación de la clase que implica descomposición. Pero si trabajamos desde la premisa de que las clases obreras mundiales y los movimientos obreros están constantemente formándose, descomponiéndose y reformándose, entonces tendremos un poderoso antídoto contra esa tendencia a pronunciarnos prematuramente sobre la muerte de la clase obrera cada vez que una clase obrera específica se descompone. La muerte del movimiento obrero ya se pronunció prematuramente a comienzos del siglo XX, conforme el ascenso de la producción en masa minaba la fuerza de los obreros-artesanos; y de nuevo se enunció prematuramente a finales del siglo XX.”
La clase obrera ha mutado, se ha precarizado, ha sido arrastrada por el capital fuera de la camisa de fuerza del Derecho del Trabajo, ha proliferado en nuevas formas de trabajo colaborativo, en zonas grises y ambiguas como el trabajo-formación o los falsos autónomos. Pero está ahí, alimentando nuevas luchas.
Una buena noticia: el movimiento libertario ibérico, pese al vértigo posmoderno, nunca se ha desligado del todo de la clase trabajadora y sus necesidades. El sindicalismo libertario sigue siendo fuerte en nuestros países. Hay que reforzarlo más. La clase trabajadora es el pivote del cambio. La fuerza social capaz de hacer moverse al edificio del capital por su masividad, por su creciente ausencia de ataduras en un mercado cada vez más precarizado, por su necesidad real y material de un cambio, por su siempre incompleta domesticación y su tradición de lucha. La hegemonía del movimiento revolucionario, pues, debe estar en manos de la clase que nos aúna a todos, a la que pertenecemos la mayoría pese a nuestras cambiantes y quebradas identidades de grupo. La política de clase, el sindicalismo revolucionario, es el único antídoto global al capital.
–Dentro de la clase trabajadora hay una nueva pobreza. Hay un 20 % de la población que se mueve entre la miseria y la precariedad más extrema. Working poors [trabajadorxs pobres] que, pese a tener un empleo no salen de la pobreza, trabajo feminizado y precarizado, subcontratación y ETTs, contratación temporal y trabajo a tiempo parcial no deseado, desempleo de larga duración y jóvenes expulsados del mercado de trabajo, trabajo sumergido… Los auténticos perdedores de la crisis que pueblan barrios degradados y sin apenas servicios públicos, que están permanentemente amenazados por los desahucios, la no renovación de los contratos, la violencia creciente de ciudades que no están hechas para los pobres.
Un movimiento revolucionario debe hacer especial hincapié en la autoorganización y autodefensa de esos sectores. En el empoderamiento de sus barriadas, en la articulación y coordinación de sus experiencias de lucha. En convertirles en los principales agentes del cambio que nadie necesita más que ellos y ellas.
–Y desde la clase trabajadora y los precarios, levantar una gran alianza del 80%. Una alianza interclasista que implique a la clase trabajadora, los precarios, la juventud insurrecta, la clase media en proceso de proletarización, los intelectuales descontentos e incluso, sectores de la pequeña burguesía profesional, los trabajadores autónomos o la explotación agraria y comercial familiar y de pequeña dimensión. Una alianza del 80% de la población, bajo la hegemonía discursiva y organizativa de la clase trabajadora, y con un programa básico de enfrentamiento al neoliberalismo, de defensa de la soberanía popular, monetaria y alimentaria, de transición ecosocial, de confrontación con el racismo y el patriarcado, de profundización hacia la democracia directa y de ensayo de formas de socialismo de autogestión, mediante la cooperativización creciente de la economía, la cogestión mediante nuevas formas de Derecho del común y de participación vecinal de los servicios públicos y la construcción de una Banca de la Participación que financie el desarrollo de un nuevo modelo productivo sustentable ecológicamente y capaz de solventar las necesidades reales de toda la población.
Una alianza porque el enemigo es muy fuerte y no somos bastantes en una economía dependiente como la de los pueblos ibéricos. Porque el capitalismo y el neoliberalismo son enemigos de toda la humanidad. Pero no cualquier alianza. Sólo la alianza que ponga como prioridad inmediata la construcción de las bases materiales, culturales y ecológicas para el avance hacia una sociedad postcapitalista.
–No se hacen dos revoluciones con la misma política. Lo decía Abraham Guillén. Y lo repito porque sé que todo esto le sonará muy extraño a muchos. El anarquismo y el anarcosindicalismo, bien entendidos, tienen una gran ventaja: la idea de apertura, de antidogmatismo. Pero para hacerla efectiva hay que pasar de la palabra a la acción (también en esto). El sectarismo no nos conduce a ninguna parte.  En las filas revolucionarias caben los anarquistas, por supuesto, pero también los marxistas revolucionarios, los populistas consecuentes, los cristianos de base, los ecologistas, las feministas…Si el pensamiento libertario es consecuente y ha sido construido mediante el debate colectivo no le ha de temer a la libre discusión. Sólo unos puntos básicos deben de ser las barreras de entrada: socialismo de autogestión en lo económico, democracia directa en lo político, libertades civiles para el individuo y nuevas garantías para las minorías, igualdad efectiva a todos los niveles para el 50 % de la población tradicionalmente discriminado (las mujeres).
–El activismo es una cosa buena. La tendencia revolucionaria es el Partido de la Acción. Toda idea que fomente la pasividad e impotencia en el pueblo es contrarrevolucionaria. El activismo puede volverse ciego si no viene acompañado de la reflexión. Así ha sido en las últimas décadas. Pero una idea sin dientes es una idea que no puede morder, que no tiene efectividad material, real. No basta con tener la razón: hay que construir las condiciones sociales efectivas para su triunfo material. Y hay que hacerlo colectivamente empezando desde hoy, aprendiendo en la práctica. Dialéctica entre praxis y pensamiento (el pensamiento alimenta la acción, la acción permite pensar sobre la práctica). Lo decía Proudhon:
“Una fuerza de justicia, y no solamente una noción de justicia. Fuerza que, al incrementar la dignidad, la seguridad y la felicidad del individuo, asegure asimismo al orden social contra las malversaciones del egoísmo. Eso busca la filosofía social. Sin esto no hay sociedad.”
–Construir alternativas. Iluminar el futuro. La generación de experimentos autogestionarios, de proyectos reales de transición ecosocial, de laboratorios de la nueva sociedad es, también, de una importancia estratégica. Fábricas recuperadas, cooperativismo consecuente, cooperativas integrales, vivienda colectiva bajo cesión de uso, monedas sociales, etc., permiten iluminar aspectos de la vida social que el sistema capitalista trata de mantener en la penumbra: que el futuro ya está aquí, que es una tendencia real, no una maquinación abstracta de alguna mente calenturienta, que hay otra forma de vivir. Su importancia es innegable y deben de ser potenciados por el nuevo movimiento. Generar nuestra propia economía “en los poros del sistema” como hizo la burguesía bajo el Antiguo Régimen. Sabiendo también que la lucha en el frente (los movimientos sociales) necesita una retaguardia que le inspire y le de valor, así como esta (las experiencias autogestionarias) necesita que las luchas le abran nuevos espacios y quiebren las costras y los cuellos de botella que impiden su desarrollo.
–Inventar una filosofía y una estética de la acción revolucionaria. Frente al anunciado fin de las grandes narraciones, frente al gran bostezo posmoderno y el academicismo estéril, el relativismo deshonesto, hay que aplicarle Foucault a Foucault. El discurso postmoderno también ha sido un discurso con voluntad de poder, una agencia de enunciación desde un lugar social específico: el de las clases medias primermundistas enamoradas de su propia pasividad y de su propia verborrea, que buscan el poder en todas partes para no oponérsele en la acción en ningún lugar. Las contradicciones no se resuelven cambiándoles el nombre, inventando conceptos siempre nuevos y en inglés, sino por la vía de la acción. Algunos ya hemos vivido toda nuestra vida política bajo la hegemonía de lo postmoderno y hemos visto sus efectos: tendencias disolventes, anti-organizativas, fomento de la pasividad y de la impotencia… la flexibilidad laboral, la precariedad, la miseria, tienen mucho que ver con la indefensión inducida en la juventud trabajadora por este nuevo pirronismo de la élite universitaria.
Sólo nos queda, pues, saludar la emergencia de un nuevo debate, el planteado por los compañeros de Alasbarricadas, de una confrontación de ideas que demuestra que algo sigue vivo en el movimiento libertario. Después de haberos presentado esta propuesta permitidme que os haga una confesión: no quiero ser seguido, sino escuchado. Esta es una propuesta individual y el pensamiento fuerte es siempre colectivo. Es la hora de que debatamos en serio, pero sin sentirnos heridos. Desde los cuidados mutuos y con la sonrisa franca del que sabe que también puede no tener razón, porque, como decía Joseph Dejacque en “El Humanisferio”:

“El hombre es un ser revolucionario. No sabe inmovilizarse en un lugar. No vive la vida de los límites, sino la vida de los astros”.

18 enero, 2018

LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA (1975-1981) [dossier]


cartel de Santiago Sierra

La Transición española ha sido un ejemplo de cómo una dictadura puede perpetuarse en el tiempo sin que los responsables de la misma reciban castigo alguno. De cómo los verdugos, con la colaboración de la mayoría de los partidos de izquierda (PCE, PSUC y PSOE, entre otros) y los sindicatos CCOO y UGT, constituyeron las bases de una democracia secuestrada en la que sus privilegios se mantuvieron y las reglas del juego se acordaron para perpetuarse en el tiempo. Ahora hay una incorporación de caras nuevas a esa continuación de la Transición, en una operación ―potenciada por los poderes fácticos― de lavado de imagen de la podrida mascarada que se inició en 1975.
La introducción a este dossier la vamos a hacer con un buen texto publicado en el número 25 de la revista Etcétera en el año 1995 bajo el título: La leyenda de la Transición. El resto del dossier lo componen «Los muertos de la Transición», de momento 171 historias que hemos recogido, y que están fechadas entre 1975 y 1981 (http://www.lacomunapresxsdelfranquismo.org), seguramente habrá más que se nos han escapado y de las que deseamos dejar testimonio. El dossier está abierto.

Resultado de imagen de puño revolucionario png


14 enero, 2018

Una nación de muertos vivientes – Chris Hedges




A Nation of the Walking Dead – Chris Hedges
Traducción: Arrezafe
Fuente: truthdig

Opioides y prácticas que emulan los efectos sedantes de los narcóticos, mecanismos para mantenernos sumisos y despolitizados. Los desesperados ciudadanos de la novela de Aldous Huxley "Un mundo feliz" (1932) ingerían el soma, droga placentera destinada a eludir la realidad. Hoy, nuestras propias versiones del soma permiten a decenas de millones de estadounidenses aislarse diariamente en sus ratoneras, adictivas trampas que generan un autismo autoinducido.
Estados Unidos consume el 80% de los opioides que se usan en todo el mundo, y más de 33.000 estadounidenses murieron en este país en 2015 por sobredosis de opiáceos. 300 millones de recetas suministradas y 24 mil millones de dólares gastados anualmente en los EE.UU. en analgésicos. Los estadounidenses complementan esta adicción, mayoritariamente legal, con más de 100 mil millones de dólares al año en consumo de marihuana, cocaína, metanfetamina y heroína ilícitas. Y casi 14 millones de adultos de EE.UU., uno de cada 13, abusan regularmente del alcohol.
Pero todo este dinero es mucho menos del que gastamos en juegos de azar. En 2013, los estadounidenses perdieron 119 mil millones en apuestas y 70 mil millones adicionales –300 dólares por adulto– en boletos de lotería.
Los gobiernos federal y estatal, que dependen de los ingresos fiscales provenientes del juego legal y de la venta de boletos de lotería, no hacen nada para detener la expansión de la industria del juego, con el costo económico y psicológico que representa para las personas con dificultades financieras. Según la Asociación Norteamericana de Loterías Estatales y Provinciales, los juegos de lotería administrados por el estado tuvieron unas ventas de 73.9 mil millones de dólares en 2015. Este ingreso es vital para los presupuestos afectados por la disminución de los ingresos, la desindustrialización y la austeridad. "Las loterías estatales proporcionaron más ingresos que los impuestos estatales a las ganancias corporativas en 11 de los 43 estados donde eran legales, incluidos Delaware, Rhode Island y Dakota del Sur", según Derek Thompson en The Atlantic. "El tercio más pobre de los hogares compra la mitad de todos los boletos de lotería", señaló. El juego es un impuesto sigilosamente aplicado a los pobres que esperan superar probabilidades casi imposibles. Los ingresos gubernamentales de los juegos de azar son un intento de compensar los impuestos que los ricos y las empresas ya no pagan.
Las máquinas tragamonedas y otros dispositivos electrónicos de juego están diseñados para atraernos a la madriguera del conejo de Alicia en el país de las maravillas. Ellos, al igual que nuestras computadoras personales y dispositivos portátiles, atienden al anhelo de huir del mundo opresivo de empleos sin futuro, deudas paralizantes, estancamiento social y un sistema político disfuncional. Finalmente, en trance por nuestra compulsión de lograr recompensas fugaces, intermitentes y dirigidas por la adrenalina, nos convertimos en ratas en la caja de Skinner, tirando frenéticamente de palancas hasta la adicción. Sucede a las personas lo mismo que a las palomas o las ratas en los experimentos de Skinner, no sabiendo cuándo obtendrán una recompensa, o cuánto ganarán, se vuelven adictas al manejo de las palancas o los pedales. De hecho, Skinner usó máquinas tragamonedas como una metáfora de sus experimentos.
Los ingenieros de la industria del juego en Estados Unidos son tan hábiles en generar adicciones como los cinco principales productores de opiáceos del país: Purdue Pharma, Johnson & Johnson, Insys Therapeutics, Mylan y Depomed. Hay 460 casinos comerciales, 486 casinos tribales (1), 350 salas de bingo, 55 hipódromos y cientos de miles de dispositivos de juego, muchos convenientemente ubicados en tiendas, estaciones de servicio, bares, aeropuertos e incluso supermercados.
La avalancha inducida de espectativas, disponible en ráfagas de 20 segundos, durante horas, días, semanas y meses crea una "zona" psicológica adictiva que la industria llama "productividad de juego continuo". Aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial. El tiempo, el espacio, el valor del dinero y las relaciones humanas se disuelven hipnóticamente. Se produce un estado de extremo aislamiento social.



Al igual que otras personas adictas, las que lo son al juego a menudo desembocan en la ruina, el crimen y la prisión. Muchas pierden todo: pareja, familia, trabajo, salud emocional y, a veces, la vida. Las personas adictas al juego tienen la tasa más alta de intentos de suicidio entre las adictas de cualquier otro tipo de adicción: 1 de cada 5, un 20 por ciento según el Consejo Nacional de Problemas de Juego.
Donald Trump es, en gran parte, fruto de la cultura del juego. Su carrera no ha consistido en fabricar productos, sino en vender experiencias intangibles y fugaces. Él aborda a los desesperados ofreciéndoles fantasías escapistas. Un mundo de purpurina, ruido y exageración: Trump llamó al Trump Taj Mahal –su casino ahora cerrado– "la octava maravilla del mundo". Cuanto más dinero gastabas, mayor era tu "valor", más te agasajaban, ofreciéndote habitaciones de hotel gratis, regalos y entradas a "clubes" especiales con lujosos buffets. Azafatas ligeras de ropa pululaban a tu alrededor y te servían bebidas gratuitas. Si gastabas grandes sumas eras invitado a fiestas exclusivas a las que asistían supermodelos y atletas famosos. Las fichas –algunas decoradas con la imagen de Donald Trump–, convertían el dinero en efectivo en una especie de dinero de Monopoly. Pero al final, cuando estabas en la ruina, cuando ya no había más dinero en tu cuenta bancaria y tus tarjetas de crédito estaban vacías, eras arrojado de vuelta a una angustia financiera aún mayor, al lúgubre universo que trataste esquivar.
Roger Caillois, el sociólogo francés, escribió que las patologías propias de una cultura determinada se ponen de manifiesto en los juegos que dicha cultura ensalza. Las viejas formas de juego, como el blackjack y el póker, permitían al jugador tomar riesgos y decisiones, e incluso, en su opinión, lograr una especie de personalidad heroica en la mesa de juego. Proporcionaban, por un breve espacio de tiempo, un camino para, por así decir, afirmar una identidad alternativa. Pero la forma más nueva, el juego mecánico, supone la eliminación de la voluntad, del yo. Las máquinas tragaperras, que producen el 85 por ciento de las ganancias en los casinos son, como escribió el sociólogo Henry Lesieur, un "dispositivo de engendrar adicciones". Son "la morfina electrónica", "la cocaína-crack del juego". No se trata de riesgo lúdico o de toma de decisiones, sino de producir sonambulismo, de situar al jugador en un trance que puede durar horas. Es un camino, como señala la socióloga Natasha Dow Schüll, para convertirse en un muerto viviente. Este anhelo por alcanzar un estado de no-ser es lo que Sigmund Freud llamó "la pulsión de muerte". Es el impulso abrumador de una persona deprimida y traumatizada que busca placer en una actividad autodestructiva que finalmente mata al organismo.
"No es la posibilidad de ganar la que les vuelve adictos –escribe Schüll en Addiction by Design: Machine Gambling en Las Vegas–, lo que les convierte en adictos es más bien un estado de suspensión de la conciencia, de disipación del mundo y de una ausencia propiciada por el juego con la máquina".



Los jugadores son observados y analizados de cerca por la industria del juego, pues el tiempo que éstos invierten en las máquinas aumenta las ganancias del casino. La ciencia destinada a mantener a las personas frente a las máquinas tragaperras, llamado por la industria "tiempo en dispositivo", ha llevado a la sofisticada creación de consolas ergonómicas, pantallas atractivas y cálidas, gráficos de video seductores y acústica de sonido envolvente.
La industria también invierte mucho en vigilancia y seguimiento. Los jugadores portan tarjetas que acreditan su constancia, tarjetas que insertan en las máquinas cuando juegan. Vinculadas a una base central de datos, estas tarjetas son utilizadas por la industria para crear perfiles de jugadores. El valor y la frecuencia de las apuestas son capturadas junto a las ganancias y las pérdidas. La industria sabe cuándo los jugadores toman descansos, dónde y qué comen en los casinos, qué beben y qué habitaciones de hotel seleccionan. Lentamente, los rasgos y los hábitos del jugador, triangulados con datos demográficos, se unen para permitir que la industria construya un perfil personal. Con dicho perfil, el casino determina en qué momento un jugador acumulará demasiadas pérdidas y fatiga como para alejarse de la máquina. Momentos antes de que alcance ese nivel de cansancio, una anfitriona aparecerá mágicamente con una bebida gratis, un cupón para una comida o unas entradas para un espectáculo. Los casinos también pueden utilizar los perfiles para calcular cuánto gastará un jugador en apuestas durante toda su vida.



La industria del juego ha sido un laboratorio humano de refinados controles, ahora incorporados a los órganos de seguridad y vigilancia del estado. "Muchas innovaciones de vigilancia y mercadotecnia usadas por primera vez en casinos fueron luego adaptadas a otros dominios –según Schüll–, incluyendo aeropuertos, oficinas de comercio financiero, centros comerciales de consumidores, agencias de seguros, bancos y programas gubernamentales como el Homeland Security". "Tienen un algoritmo que detecta tus puntos débiles, tanto de dolor como de placer". "La zona es un término que escuché a menudo cuando asistía a las reuniones de jugadores anónimos y hablaba con adictos a los juegos de azar. Estos describen un ritmo donde el tiempo, el espacio, el valor monetario y las otras personas se desvanecen. Se puede decir que ritmo o zona, son cosas muy diferentes de la emoción y el suspense del juego. Lo que los casinos han logrado realmente es ganar más dinero diseñando ellos mismos el espacio y ritmo de estas máquinas. La gente ni siquiera sabe que está perdiendo, simplemente se sientan allí nuevamente: es la hora de las máquinas".



Continúa Schüll: "Las máquinas tragaperras contemporáneas no contemplan las pérdidas". "Un matemático, diseñador de algoritmos propios de estos juegos, dijo trabajar en un algoritmo que te haga sentir como si estuvieras recostado en un sofá. Las curvas, el diseño y las luces suavemente pixeladas, pretenden que te sientes y te dejes arrastrar por el ritmo. Durante mucho tiempo en mi investigación no podía comprender el sentido de lo que muchos jugadores manifestaban. Ellos decían: "Es muy raro, pero a veces, cuando gano un gran premio, me siento enojado y frustrado". Comprendí que para lo que están jugando no es para ganar, sino para permanecer en el juego. Ganar interrumpe porque, de repente, la máquina se detiene y no le permite seguir. De todos modos ¿qué otra cosa vas a hacer con la ganancia sino volver a alimentar la máquina? Esto nos lleva a la modulación del estado de ánimo, a intervenir en el mismo utilizando tecnologías destinadas a sofocar ansiedades y a escapar del mundo. Es el auge de todas estas tecnologías basadas en pantallas y miniaturizados juegos en los que nos quedamos absortos. Es algo que no sólo lo vemos en Las Vegas, lo vemos en el metro todos los días. Lo que los jugadores persiguen realmente es escapar de sí mismos y de sus agobiantes problemas. Pierden tiempo, espacio, dinero y la sensación de estar en el mundo. ¿De qué se trata? ¿Qué significa eso? ¿Cómo diagnosticar eso?" 

"Es la otra cara de una increíble presión, experimentada como una pesada carga, para autogestionar, para tomar decisiones, para maximizar siempre la manera de vivir esta vida en modo emprendedor". "Hablamos de esto situándolo en el aspecto propio de la agenda neoliberal, que presiona al individuo para que sea él mismo el que se administre. En este caso, se administra, sí, pero lo está haciendo en sentido contrario a sus verdaderos intereses, pues realmente esto no es más que un modo ficticio de escapismo. No es una apuesta, es simple escapismo. Puedes verlo en sus caras. Las consecuencias éticas son terribles. Es depravación, una depravación en que las personas se ven constreñidas a ausentarse del mundo. En realidad, los jugadores no están tratando de ganar, son los casinos los que no cesan de generar ingresos. Hay una especie de asociación del casino con los jugadores, pero es una asociación completamente asimétrica. Los jugadores no quieren ganar, huyen hacia delante. Algunas personas han comparado a los jugadores con los trabajadores de las fábricas, alienados por la máquina. No lo veo de esa manera. Se trata más bien de una maquinaria diseñada para intervenir y sincronizar el deseo, en este caso de escapar, y beneficiarse de ello".
Trump captó este anhelo de escape y propició una versión actualizada de P.T. "Grand Traveling Museum, Menagerie, Caravan & Hippodrome" de Barnum. Trump utilizó sus habilidades como estafador para enriquecerse y para, posteriormente, alcanzar la presidencia.



"La gente ha denominado este fenómeno como ludocapitalismo, –continúa Schüll– fenómeno que, de alguna manera, se puede relacionar con la ludo-política que estamos viendo. El placer de obtener lo que quieras, y lo que quieres es escapar de la atroz corriente, desaparecer. Esto lo vemos con frecuencia en el ámbito político, en los mítines, en el sentimentalismo utilizado como distracción para evitar los auténticos problemas. Si observas la forma en que está diseñado un casino, y recuerdas que Trump ha diseñado de muchos, verás que incluso sus propiedades ajenas al casino siguen la misma lógica de desorientación, de intentar alejar a las personas de sí mismas y de su racionalidad, de alejarlas de cualquier línea clara de visión, y de poder actuar como sujetos responsables en la toma de decisiones. Eso lo ves tanto en los casinos, como en la retórica política de hoy”.
El estado corporativo propicia nuestro acceso a una extensa variedad de opiáceos destinados a un anonadamiento que alivia temporal y engañosamente nuestra pobreza, nuestro estrés, nuestra depresión y ansiedad. Ayudado por los gobiernos estatales y locales, construye nuevos palacios de placer. Atrae a millones de personas a sus brillantes y seductoras Venus atrapamoscas. Se asegura de que tengamos retiros tentadores al alcance de la mano para lograr una experiencia de muerte en la vida. Gran parte de la sociedad está siendo inducida a dormir. Aquellos que se niegan a convertirse en zombis, que se levantan para resistir, son silenciados con la herramienta más burda de la que el estado corporativo dispone para la sumisión: la fuerza.

(1) https://polivalencia.com/los-casinos-indios-en-estados-unidos-2/

12 enero, 2018

Conviene recordarlo de vez en cuando... y tenerlo siempre presente.


“La voz de la rebelión”, por Agustín García Calvo

Stanislav Plutenko

Reproducimos [BABAB] un texto de Agustín García Calvo que ha compartido el Grupo de Estudios José Domingo Gómez RojasOriginalmente se publicó en mayo de 2012, en la edición n°20 de BICEL, boletín interno de la Fundación Anselmo Lorenzo.

A ver si se puede oír esto:
Por la razón y el sentido común podemos decirle a este régimen que padecemos, a todos esos planes de economía futurista que nos invaden desde lo alto, desde donde Estado y Capital (que son lo mismo en todas partes) mandan y nos mandan encima que estemos informados y preocupados, como si nos fuera la vida en lo mismo que les va a Ellos: en el futuro de su dinero, de su euro o de su dólar o de su yen o como se llame, en el futuro de las ventas demenciales de sus averiados productos, de esos que están llenando de basura los sitios donde se podría –quién sabe– vivir.
Podemos porque se puede decirle que no, simplemente que no, sin necesidad de proponer nada a cambio (ya la gente sabe por lo bajo cómo apañarse sin Ellos o puede irlo sabiendo a medida que tenga que hacerlo): sólo hay que perder un poco el miedo personal y dejarse decirlo, porque ya está bien de que nos traten como a idiotas acojonados, que tiemblan por su futuro, que no piensan más que en la seguridad (¡ja!) que puede darles una cuenta corriente, en tener para pagar y seguir comprando chismes inútiles a costa de venderse y matarse por un puesto de trabajo de los que Ellos promocionaron y crean y nos obligan a tener o no tener, como a idiotas que están llenos de eso que tanto nos animan a tener: sueños e ilusiones personales (¡ejem!), y que por tanto, no se enteran de nada de lo que están haciendo. Todos los días por todos los medios, tratan de demostrarnos que eso es lo que somos: unos auténticos individuos (Ellos dicen “personas”, que es una cosa muy santa), y que no hay más en la gente que eso.
La penuria de cada día, la miseria que vemos dentro y fuera, hay que verla –nos dicen– como si fueran el bienestar y la riqueza mismos por el miedo a perderlas, a quedarse sin ello. No hay más que ver esos lamentos que se promocionan por ahí, que hacen a tantos salir indignamente a reclamar más empleo, más educación, más sanidad pública a las calles, olvidados de que tal vez no hace mucho, antes de que les informaran sobre recortes y demás amenazas futuras, ellos mismos podían haber estado echando pestes de todo eso que llaman empleo, educación o sanidad, lo mismo públicos que privados. Es lo que está mandado pensar: que hay que dar gracias al señor y seguir así, progresando en lo mismo, porque, si no, podríamos volver a las cavernas. Pero qué pasa si en vez de engañarnos sin lo que ellos nos venden, que bien mirado, no puede ser nada de verdad bueno ni deseable para nadie. Todo el mundo sabe que son sustitutos. Sirven para llenar unas vidas contabilizadas previamente, que consisten en un tiempo vacío en que temer o esperar un futuro y otro futuro, que eso no merece llamarse ni vida, que es una existencia abstracta y sosa a más no poder. El dinero acaba con las cosas.
Para perder ese miedo, no hace falta más que dejarse pensar y decirlo, el alivio y el ahorro que sería para todo el mundo no tener que seguir contribuyendo a sostener tanta insensatez, que no haya papeles que hacer a todas horas, que no haya que ir a ningún sitio por obligación, ni trabajo ni vacaciones ni semana laboral que engorden los bancos, que no haya oficinas ni bancos ni ministerios ni más ventas de pisitos, automóviles y demás inutilidades. ¡Eso sí que sería economía de la buena, sin estados ni fronteras, la de la gente viviendo en la tierra, libre de todos esos estorbos de Estado, Trabajo, Dinero, Familia, libres del Hombre y su Historia! ¿No sentís cómo tiemblan los padres de la patria eterna, los ejecutivos creyentes en el Futuro? Quien diga que no se puede será que tiene algún interés en mentir, porque poderse, claro que se puede, que nada de verdad lo impide.
Sólo que a la gente le han dicho que algún gobierno de lo alto, algún orden tiene que haber, hecho de leyes y policías, porque si no, el caos, la ley de la selva y el comerse los unos a los otros. Pero no puede ser tan tonta la gente para creerse eso ni dejar que nadie se lo crea ¿no?, porque eso nunca se ha visto más que en fantasías o películas: el único caos y la única jungla que conocemos son éstos que han producido la administración de los estados al servicio del Dinero con toda violencia impuesta, los tenemos delante cada día sus horrores, sólo con fijarnos en el tráfico mismo. El miedo a los fantasmas de lo que podría pasar si no nos defendieran las leyes y sus fuerzas armadas de esos fantasmas que ellos mismos fabrican para asustarnos, sólo ese miedo vano, esa fe en que estamos seguros contra los fantasmas de las guerras y hambrunas que salen por televisión, parece ser más que nada lo que permite que la pesadilla real continúe.
Pero no puede hacerse creer por siempre a la gente que el terror en que “vivimos” es normal. Como decíamos al principio, aparte del miedo personal que nos han metido, vive entre la gente la razón y el sentido común que pueden decirle que no a toda esa organización del Dinero sin miedo ninguno, porque es horrible y mentirosa, y caiga quien caiga. Algún día habrá que despertar y decirlo ¿no?: pues que sea ahora. ¡Abajo la mentira!
¿O es que no se piensa que a lo mejor las mujeres y sus hombres, libres del dinero, podrían vivir y dejar vivir? Porque lo que es con Él…
Otro día seguiremos razonando, que ya se sabe que no se derriba el régimen de un soplo, pero mientras tanto cabe acá abajo corroer la fe en las mentiras que lo sostienen y dejarlo que se hunda.

¡Salud y a ello!