29 junio, 2024

“EEUU juega una terrible baza de muerte” — Andrés Piqueras

 



¿HASTA DÓNDE ESTÁ DISPUESTO A LLEGAR EL IMPERIO OCCIDENTAL PARA INTENTAR PALIAR SU DECADENCIA ECONÓMICA MEDIANTE LA SALIDA MILITAR?


EL BLOG DE ANDRÉS PIQUERAS – 26/06/2024


La crisis del capital se expresa crecientemente en la sobredimensión de su forma monetaria: cada vez más dinero circulando fuera de la inversión productiva, preferentemente en su forma ficticia.


Cuanto mayor es la crisis, más grande y cruenta es la pugna global entre sectores del capital, donde el capital a interés especulativo parasitario (CIEP) parece haber tomado la delantera, con redes globales de control que persiguen la definitiva abolición de la soberanía de los Estados, así como el desleimiento de las sociedades para su conversión en dirigidas masas amorfas (recordemos que a diferencia del CIEP, el capital productivo sí necesita de ciertas formas de sociedad, a las que contribuye a su manera a sostener).


Así por ejemplo, en el caso de la principal potencia que comanda el capitalismo global, tenemos tres tendencias pronunciadas, con claras extensiones a escala global. La globalista, la continentalista unipolar imperial, y la continentalista de repliegue.


1 El globalismo financiero busca, posiblemente, un Estado global sin barreras al flujo financiero; plataformas de servicios financieros conectadas con empresas transnacionales (ETNs); control de los Bancos Centrales independientes de gobiernos estatales; pérdida de entidad de lo estatal-nacional; posibilidad de una fuerza armada global, como la OTAN; una moneda independiente de cualquier país; adueñarse del complejo financiero-militar-industrial USA y de su Reserva Federal. En esa Red financiera global tenemos a Wall StreetCity LondonBolsa de HongKongS & Poors – los RotschildCargillMonsantoCitigroupBarclaysHSBCLloyd’sING BaringsSantanderCH… y la mayor parte del Partido Demócrata.


2 El continentalismo financiero imperial, por su parte, persigue fortalecer el poderío de USA y de su dólar, potenciando el complejo industrial-militar-petrolero-farmacéutico (aquí se asientan los “halcones”). Es la base del unipolarismo estadounidense continuador de la Trilateral para “un nuevo siglo americano” y se expresa a través del desarrollo de lo multinacional bajo el dominio de Estados-continentes liderados por EEUU. Aquí se encuentran actores como Moody’sRockefellerGoldman SachsWarren BuffetEssoJ.P. MorganThe Washington PostHalliburton (Dick Cheney) – Bank of AmericaKraft Food, más el capital estadounidense de Clarín, El País y otros periódicos globales… Está opción está sostenida por una parte del Partido Republicano y también, más minoritaria, del Demócrata.


3 El continentalismo nacional productivo (“America First”), la opción más minoritaria pero la más exitosa de cara al particular proceso electoral estadounidense, busca la reindustrualización de EEUU y un mayor centramiento del país en sí mismo para poder salir de su aguda crisis, y especialmente la conectada a su mundo financiero-especulativo de capital ficticio y dinero inventado sin valor, lo que se traduce en una reubicación de las ETNs, un repliegue militar a cambio de la venta de tecnología armamentística. También en la contención migratoria. Su continentalismo pretende un repliegue que abarca como propio todo el continente americano, por lo que es profundamente hostil a cualquier proceso de autonomía en Nuestra América. Bajo este epígrafe se encuentran parte del Partido Republicano – Tea Party – Trump – la gran industria, en clara minoría frente a los otros dos.


Como quiera que esta última fracción no está interesada en la guerra directa contra Rusia ni en el mantenimiento de una muy cara OTAN, ni en la exacerbación ficticia-financiera ni en la expansión militar de USA, las otras dos facciones han conseguido hasta ahora desplazar del gobierno a su candidato Trump mediante un “golpe blando”, hostigándole mediática y políticamente sin cesar. Proceso en el que los demócratas especialmente se han servido de algunas de las claves ideológicas destacadas de la Agenda 2030 (exhibiendo el “feminismo postmoderno”, el “verdismo”, el “antirracismo postural”, la supuesta preocupación por la inmigración, etc.).


Pero Trump vuelve a la escena política con una agenda ultrarreaccionaria, salvaje en lo social (aún más que la de Biden), aunque con prédicas de reindustrialización y empleo que atraen al trabajador medio estadounidense (e incluso a cada vez más parte de las golpeadas “clases medias”), empobrecido y desalentado de la para él inservible pantomima electoral que se repite cada cuatro años. La prioridad del trumpismo, por ello, es enfrentar a China como principal rival económico, aunque para eso tenga que convertirla en enemigo militar. En ese proyecto resulta importante para esta fracción de la élite gringa desactivar la agresión a Rusia e intentar deshacer el nudo de mutuo apoyo y solidaridad que se ha establecido entre ella y China.


Es por esto que Trump ha propuesto un plan de paz que ve como posible finalizador de la guerra por intermediarios que sobre todo el sector globalista del Eje Anglosajón y sus subordinados de la OTAN llevan a cabo en Ucrania contra Rusia. Estas son sus principales propuestas:


● POSPOSICIÓN INDEFINIDA DE LA ENTRADA DE UCRANIA A LA OTAN

● CESE AL FUEGO CON BASE EN LAS LÍNEAS DEL FRENTE

● PRESIONAR A KIEV PARA NEGOCIAR BAJO LA AMENAZA DE CESAR LA AYUDA MILITAR


Propuestas que difieren sutilmente de la que hace muy poco presentó Putin:


● RETIRADA DE LAS TROPAS UCRANIANAS DE LOS NUEVOS TERRITORIOS RUSOS

● ESTATUS NEUTRO DE UCRANIA, NO NUCLEAR, NO ALINEADO A BLOQUES

● ALTO AL FUEGO INMEDIATO Y NEGOCIACIONES


Mas está claro que aquí podría haber un entendimiento. Por eso, precisamente, las otras facciones del capital estadounidense, y especialmente la globalista-demócrata, están incrementando y acelerando la escalada de agresión contra Rusia, para que no haya posible retorno aun cuando asuma Trump de nuevo la presidencia.


EEUU juega así una terrible baza de muerte, una vez más a costa de toda Europa, pues atacar a Rusia en su propio territorio mediante una escalada de agresiones terroristas de distintas banderas, a costa de población civil indefensa, no hace sino provocar a la que es quizás primera potencia en calidad (que no en cantidad) de armas nucleares, capaces de barrer Europa en horas y de golpear a EEUU en su propio corazón.


Sólo la exquisita paciencia estratégica de Rusia, que se sabe ganadora en el terreno militar, económico e incluso político-diplomático frente al Imperio Occidental, ha permitido que la desesperación de éste no haya llevado ya a un conflicto nuclear (¿nos podemos imaginar qué hubiera hecho EEUU si un misil ruso hubiera explotado sobre una playa de Florida llena de bañistas, por ejemplo?)


La pregunta, no obstante, sigue estando en el aire: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el Imperio Occidental para intentar paliar su decadencia económica mediante la salida militar?


No deja de sorprender la enorme preocupación mundial que suscitó la “crisis de los misiles” en los años 60, entre USA y la URSS. Y hoy que el riesgo es mucho mayor, nuestras sociedades parecen flotar en un limbo abúlico, ajenas al peligro que corren. No cabe duda de que esto forma parte del proceso de analfabetismo político y despolitización estupidizante que el Sistema ha llevado a cabo contra las sociedades desde su ofensiva neoliberal allá por los años 80 del siglo pasado.


Es por eso imprescindible y urgente levantar un Gran Movimiento por la PAZ en toda Europa. Llamar la atención en cualquier lugar de trabajo y en cualquier ámbito social sobre la necesidad de la PAZ, “que no nos arrastren a la guerra”, como el inefable rey de España ha ido a exhibir a los países bálticos hace poco, y como los Borrell, Von der Leyen, Michel y demás agentes del capital guerrerista llevan incitando desde hace años.


Tan imprescindible y urgente como que nos jugamos la vida en ello.



Dejo aquí unos enlaces que creo pueden aportar más reflexión e indicadores al extraordinario momento crítico, bélico, que vivimos:


LA PREGUNTA NO ES SI HABRÁ GUERRA, SINO QUÉ GUERRA HABRÁ


De nuestra página del Observatorio Internacional de la Crisis:

RUSIA LE DICE A LA EMBAJADORA DE EEUU: “YA NO ESTAMOS EN PAZ”


ESTADOS UNIDOS CRUZA LA LÍNEA ROJA Y RUSIA AHORA ESTÁ LISTA PARA RESPONDER CON FUERZA


LA “GUERRA” DE PUTIN PARA REMODELAR EL ZEITGEIST ESTADOUNIDENSE


Una llamada a la juventud que, a pesar de mis diferencias con el texto, ojalá se leyera por esa juventud:

Carta abierta a los jóvenes sobre la Tercera Guerra Mundial (diario16plus.com)


Para terminar, entrevista a José Antonio Zorrilla, diplomático español retirado y antiguo embajador en Moscú:

«Macron y Europa son los culpables de seguir a EEUU en una guerra que nos está matando». Zorrilla (youtube.com)





The Empire will not recover — Shahid Bolsen

 


Middle Nation – 28/06/2024


In this scathing analysis, we dissect the recent debate between Joe Biden and Donald Trump, exposing the rot and decay of the American empire. The debate was a spectacle of decline, with both candidates revealing their contempt for the population and their willingness to perpetuate war crimes and human rights abuses.


We explore how the power structure holds the population in utter disdain, using them as pawns in their game of global domination. The debate was a stark reminder that the US empire is in terminal decline, and that its downfall will be a blessing for the rest of the world.


From the occupation of Palestine to the war in Ukraine, we examine the criminal policies of both candidates and the devastating impact they have on innocent lives. We also delve into the factions behind each candidate, exposing the neocons and the private sector elite who are driving the US towards isolation and withdrawal from the world stage.


This video is a wake-up call to the American people, urging them to recognize the reality of their country's decline and the need for radical change. It's also a message of hope to the rest of the world, that the end of the US empire will bring about a new era of freedom and liberation.




27 junio, 2024

EL COMPLOT FRANCO-BRITÁNICO PARA DESMEMBRAR RUSIA — Kit Klarenberg

 



OBSERVADORES CRÍTICOS – 27/06/2024


Tras la revolución bolchevique, Gran Bretaña y Francia habían acordado repartirse los vastos recursos de la Unión Soviética, neutralizando al mismo tiempo cualquier perspectiva de que Moscú emergiera como un importante agitador anticapitalista internacional.


En junio se cumplen varios aniversarios, casi completamente desconocidos hoy en Occidente, de acontecimientos significativos en la invasión aliada contra la Unión Soviética. A saber, cuando todo el desdichado proyecto empezó a desmoronarse espectacularmente. La pérdida del aliado zarista de las potencias aliadas a manos de la revolución de noviembre de 1917, y la posterior concesión por parte de los asediados bolcheviques a Alemania de la hegemonía política y económica sobre Europa Central y Oriental mediante el Tratado de Brest-Litovsk, condujeron a una amplia intervención imperial en la guerra civil rusa, a partir de mayo de 1918.


El esfuerzo fue dirigido por Gran Bretaña y Francia. Soldados procedentes de los respectivos imperios de ambos países, así como de Checoslovaquia, Estonia, Grecia, Italia, Japón, Letonia, Polonia, Rumania, Serbia y EEUU, fueron desplegados en gran número, luchando junto a las fuerzas anticomunistas "blancas" locales. En un principio se desarrolló en gran parte en secreto, pero en junio de 1919 las cosas iban tan mal para los invasores que Londres envió formalmente a la Unión Soviética una "Fuerza de Socorro de Rusia del Norte" de 3.500 soldados. Su supuesta misión era defender las posiciones británicas amenazadas en el país.


Sin embargo, casi inmediatamente, la unidad "defensiva" fue desplegada en misiones ofensivas, para apoderarse de territorio soviético clave, repeler al Ejército Rojo y enlazar con las fuerzas de la Rusia Blanca. Sin embargo, esta ofensiva fue ampliamente rechazada. A partir de ese momento, la suerte de los Aliados empeoró rápidamente. Los soldados rusos blancos se amotinaron violentamente contra sus "aliados" y desertaron a favor de los bolcheviques, mientras que las tropas extranjeras invasoras simplemente se negaron a luchar debido a las horrendas condiciones del campo de batalla. La retirada total de occidente comenzó antes de que acabara el mes.


Al fracasar en su intento de aplastar la revolución rusa, Gran Bretaña y Francia perdieron una oportunidad histórica de "estrangular al bolchevismo en su cuna", según la pestilente frase de Winston Churchill.


Habían acordado repartirse los vastos recursos de la Unión Soviética, neutralizando al mismo tiempo cualquier perspectiva de que Moscú emergiera como un importante agitador anticapitalista internacional. El fracaso de las potencias invasoras a la hora de aprender las lecciones de la debacle, y los recuerdos viscerales de Rusia de la invasión masiva, explican en gran medida dónde nos encontramos hoy.


Esclavitud prolongada


En marzo de 1931, el académico Leonid I. Strakhovsky, nacido en Rusia y residente en Occidente, publicó un notable artículo, El complot franco-británico para desmembrar Rusia. Como señaló el autor, "ni Gran Bretaña ni Francia han publicado todavía ningún documento importante" relacionado con la invasión aliada de entonces. Esto sigue siendo así, más de un siglo después. Sin embargo, Strajovski pudo reconstruir "los sorprendentes designios" de la conspiración de París y Londres "para lograr el desmembramiento completo del reino ruso en su propio beneficio político y comercial".


Este acuerdo se cimentó en L’Accord Franco-Anglais du 23 Décembre 1917, définissant les zones d’action Française et Anglaise (El Acuerdo Anglo-Francés del 23 de diciembre de 1917 que define las zonas francesas y británicas de control directo y de influencia ampliada). El documento establecía "zonas de influencia" para Gran Bretaña y Francia en la Unión Soviética. A Londres se le concedieron "los territorios cosacos, el territorio del Cáucaso, Armenia, Georgia y Kurdistán". París recibió "Besarabia, Ucrania y Crimea". El jefe militar ruso blanco, el general Anton Denikin, fue citado diciendo que "la línea que dividía las zonas" se extendía desde el Bósforo hasta la desembocadura del río Don:


"Esta extraña línea no tenía razón alguna desde el punto de vista estratégico, sin tener en cuenta las direcciones de las operaciones del Sur hacia Moscú ni la idea de unidad de mando. Además, dividir en mitades la tierra de los cosacos del Don, no correspondía a las posibilidades de un abastecimiento racional de los ejércitos del Sur, y satisfacía más bien los intereses de ocupación y explotación que los de una cobertura y ayuda estratégicas".


Strajovski observa que "un estudio de los recursos económicos en las dos zonas de influencia" da crédito al análisis de Denikin. Los territorios marcados para la dominación francesa eran y siguen siendo "grandes graneros"; y "la famosa región carbonífera" de Donetsk, rica en carbón y "sin valor" para Gran Bretaña, era "de gran importancia para Francia". A su vez, Londres "obtuvo todos los yacimientos petrolíferos rusos del Cáucaso", y regiones productoras de "una enorme cantidad de madera". Gran Bretaña necesitaba urgentemente toda la madera extranjera a la que pudiera echar mano en aquella época.


Strakhovsky comenta que el acuerdo de diciembre de 1917 equivalía a "un cuadro de penetración económica organizada al amparo de una intervención militar". En otro lugar, cita al periodista disidente estadounidense Louis Fischer, "un acuerdo paralelo dispuso de forma similar de otras partes de Rusia". A pesar de ello, Francia "no estaba satisfecha" con su ganancia inesperada de recursos. Los funcionarios de París intentaron obligar al general Denikin a firmar un tratado que, de haber prevalecido las fuerzas antibolcheviques, equivaldría a una "esclavitud económica" absoluta, poniendo a "Rusia a su merced".


Denikin no fue persuadido. Su sucesor, Pyotr Wrangel, sí. Aceptó condiciones extraordinarias, que incluían conceder a Francia el "derecho de explotación de todos los ferrocarriles de la Rusia europea durante un cierto período", el monopolio parisino sobre los excedentes de grano y la producción de petróleo de Moscú durante un tramo indeterminado, y una cuarta parte de toda la producción de carbón de Donetsk "durante un cierto período de años". Como observó un escritor soviético citado en el periódico de Strakhovsky:


"Francia se esforzaba por obtener una dominación prolongada y, a ser posible, total sobre Rusia… un medio de esclavización perpetua de Rusia".


"Medidas a medias"


La motivación de Gran Bretaña para invadir la Unión Soviética iba más allá de la aversión visceral al bolchevismo y del deseo de hacerse con las tierras ricas en recursos del caído imperio ruso: A saber, el "temor de Londres al creciente poder de Rusia" a lo largo del siglo XIX, que había producido el "Gran Juego".


Este enfrentamiento en Asia Central tenía por objeto impedir que la India –"la joya de la corona" del imperio británico cayera en la esfera de influencia económica y política de Moscú.


En una amarga ironía, esta antigua ansiedad significaba que la estrategia británica en la invasión soviética estaba igualmente preocupada por aplastar al bolchevismo, al tiempo que impedía "la resurrección de la antigua gran Rusia unificada". Este enfoque contribuyó significativamente al fracaso de toda la intervención.


Strakhovsky señala:


"Gran Bretaña llevó a cabo su parte de la intervención en Rusia con medias tintas, lo que ciertamente no ayudó a las fuerzas antibolcheviques en su lucha por un gobierno nacional".


Cita a un escritor soviético:


"Tanto en el Norte como en el Sur y en Siberia, la táctica de los ingleses denotaba claramente su deseo de apoyar la contrarrevolución rusa, sólo en la medida en que fuera necesario para impedir la unificación de Rusia, por un lado, bajo los bolcheviques y, por otro, bajo los partidarios [blancos] de la gran Rusia indivisible".


Había otro boomerang irónico en la beligerancia y traición simultáneas de Gran Bretaña en la Unión Soviética. El documento concluye señalando que un contemporáneo "informe especial del comité parlamentario para obtener información sobre Rusia", elaborado por orden expresa del rey Jorge V, valoraba que "el abundante y casi unánime testimonio de nuestros testigos demuestra que la intervención militar de los Aliados en Rusia contribuyó a dar fuerza y cohesión al gobierno soviético":


"Hasta el momento de la intervención militar la mayoría de los intelectuales rusos estaban bien dispuestos hacia los Aliados, y más especialmente hacia Gran Bretaña, pero que más tarde la actitud del pueblo ruso hacia los Aliados se caracterizó por la indiferencia, la desconfianza y la antipatía".


Según Strajovski, ésta "fue la recompensa que Gran Bretaña y Francia recibieron" por intentar desmembrar Rusia. Una dinámica similar está en marcha hoy, a medida que avanza la guerra por poderes de Ucrania.


Cuanta más retórica genocida y rusófoba emiten los funcionarios de la UE y de EEUU, y cuantos más ataques contra Moscú alentados por Occidente se producen, más unidos están los rusos en oposición a sus adversarios, y entre sí.


Occidente no ha ocultado su deseo de "balcanizar" a Rusia desde que comenzó la guerra por poderes. En julio de 2022, un órgano del Congreso organizó un acto dedicado al "imperativo moral y estratégico" de dividir el país en trozos fácilmente explotables.


Propuso patrocinar movimientos separatistas locales con este fin. Un año más tarde, el periodista italiano Marzio G. Mian recorrió Rusia y quedó abrumado por cómo la población estaba unificada como nunca antes. Un conocido suyo, un académico normalmente apacible, se había "convertido en un guerrero". Decía:


"[Stalingrado] es nuestro punto de referencia ahora más que nunca, un símbolo de resistencia sin parangón, la peor pesadilla de nuestros enemigos. Quien lo intente encontrará el fin de todos los demás: suecos, Napoleón, los alemanes y sus aliados. Los rusos son como los escitas: esperan, sufren, mueren y luego matan".




Traducción: OBSERVADORES CRÍTICOS


Fuente original: Al Mayadeen English



26 junio, 2024

Palestinians have every legal right to resist occupation

 


Middle Nation - 25 jun 2024


Topic 1: Hamas and the Occupation


Israel claims Hamas cannot be eliminated, but this is not true; Hamas can be eliminated by ending the occupation.

The occupation is the root cause of resistance, and ending it would end Hamas.

Israel has no legal right to occupy, and Palestinians have every legal right to resist occupation.


Topic 2: Misinformation and Deception


Those who make simple issues seem complicated are trying to mislead and hide the truth.

Those who make complicated issues seem simple are also trying to mislead and hide the complexity.

It's essential to participate in processing information and not just passively receive it.


Topic 3: The West and Information Control


The West tries to dictate what people think, rather than encouraging independent thought.

Western information is often misleading and tries to confuse, obfuscate, and misdirect.

It's necessary to use one's own intelligence to decipher the true meaning behind the information.


Topic 4: Framing and Labeling


Non-violent student protesters are labeled as Hamas supporters because they resist occupation.

In the Western framing, resistance and opposition to occupation make one a Hamas supporter.

This framing makes crimes moral and morality criminal, lawlessness legal, and lawfulness illegal.


Topic 5: Society and Mental Health


The Western society is toxic and traumatizing its own people.

People are misled to misidentify the source of their trauma as mundane issues rather than the toxic society.

The society is gaslighting, lying, and miseducating its people, leading to intellectual subjugation and moral confusion.


Topic 6: Conformity and Revolution


Therapists are often used to keep people from questioning the system and instead focus on individual problems.

The source of the problem is not individual but societal, and revolution is necessary for change.

Being pro-Palestinian is a prerequisite for mental health and psychological healing.







NAZI-OTAN BOMBARDEA PLAYAS SEBASTOPOL


 

RT – 25/06/2024


Momento del bombardeo perpetrado el pasado domingo por el régimen de Kiev contra la población civil en las playas de la ciudad rusa de Sebastopol, república de Crimea.


En las imágenes captadas se ve cómo fragmentos de la ojiva de racimo de un misil ATACMS de fabricación estadounidense caen en las playas, en las que había numerosos veraneantes en ese momento.


Cuatros civiles, incluidos dos niños, perdieron la vida y 153 resultaron heridos en el ataque ucraniano, calificado por Moscú de "nuevo crimen sangriento" perpetrado con el apoyo de EEUU.


Por su parte, Mijaíl Podoliak, asesor del líder del régimen ucraniano, Vladímir Zelenski, justificó el ataque, declarando que Kiev considera a toda la península de Crimea un objetivo militar. "En Crimea no hay ni puede haber 'playas', 'zonas turísticas' y otros signos ficticios de 'vida pacífica'", escribió en su cuenta de Telegram, afirmando que la península pertenece a Ucrania, a pesar de que su población decidió unirse a Rusia en un referéndum celebrado en el 2014.


En el ataque ucraniano, perpetrado con misiles ATACMS contra la ciudad rusa de Sebastopol, murieron 4 personas, entre ellas 2 niños, y más de 150 resultaron heridas.



25 junio, 2024

EL HUNDIMIENTO DEL SIONISMO — Ilan Pappé

 



ELSUDAMERICANO – 24/06/2024


El asalto de Hamás del 7 de octubre puede compararse a un terremoto que sacude un viejo edificio. Las grietas ya empezaban a aparecer, pero ahora son visibles en sus mismos cimientos.


Más de 120 años después de su creación, ¿podría el proyecto sionista en Palestina –la idea de imponer un Estado judío en un país árabe, musulmán y de Oriente Medio– enfrentarse a la perspectiva del colapso? Históricamente, una plétora de factores puede hacer zozobrar a un Estado. Puede ser el resultado de constantes ataques de países vecinos o de una guerra civil crónica. Puede seguir al desmoronamiento de las instituciones públicas, que se vuelven incapaces de prestar servicios a los ciudadanos. A menudo comienza como un lento proceso de desintegración que cobra impulso y luego, en poco tiempo, derrumba estructuras que antes parecían sólidas y firmes.


La dificultad reside en detectar los primeros indicadores. Aquí argumentaré que éstos son más claros que nunca en el caso de Israel. Estamos asistiendo a un proceso histórico –o, para ser más exactos, al comienzo de uno– que probablemente culminará con la caída del sionismo. Y, si mi diagnóstico es correcto, también estamos entrando en una coyuntura especialmente peligrosa. Porque una vez que Israel se dé cuenta de la magnitud de la crisis, desatará una fuerza feroz y desinhibida para intentar contenerla, como hizo el régimen del apartheid sudafricano durante sus últimos días.


1. Un primer indicador es la fractura de la sociedad judía israelí. En la actualidad se compone de dos campos rivales incapaces de encontrar un terreno común. La fractura tiene su origen en las anomalías de la definición del judaísmo como nacionalismo. Mientras que la identidad judía en Israel ha parecido a veces poco más que un tema de debate teórico entre facciones religiosas y laicas, ahora se ha convertido en una lucha por el carácter de la esfera pública y del propio Estado. Esta lucha no sólo se libra en los medios de comunicación, sino también en las calles.


Un bando puede denominarse el «Estado de Israel». Está formado por judíos europeos y sus descendientes, más laicos, liberales y, en su mayoría, aunque no exclusivamente, de clase media, que contribuyeron decisivamente a la creación del Estado en 1948 y siguieron siendo hegemónicos en él hasta finales del siglo pasado. No se equivoquen, su defensa de los «valores democráticos liberales» no afecta a su compromiso con el sistema de apartheid que se impone, de diversas formas, a todos los palestinos que viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Su deseo básico es que los ciudadanos judíos vivan en una sociedad democrática y pluralista de la que estén excluidos los árabes.


El otro bando es el «Estado de Judea», que se desarrolló entre los colonos de la Cisjordania ocupada. Goza de crecientes niveles de apoyo dentro del país y constituye la base electoral que aseguró la victoria de Netanyahu en las elecciones de noviembre de 2022. Su influencia en las altas esferas del ejército y los servicios de seguridad israelíes crece exponencialmente. El Estado de Judea quiere que Israel se convierta en una teocracia que se extienda por toda la Palestina histórica. Para lograrlo, está decidido a reducir el número de palestinos al mínimo y contempla la construcción de un Tercer Templo en lugar de al-Aqsa. Sus miembros creen que esto les permitirá renovar la era dorada de los Reinos Bíblicos. Para ellos, los judíos laicos son tan herejes como los palestinos si se niegan a unirse a este empeño.


Los dos bandos habían empezado a enfrentarse violentamente antes del 7 de octubre. Durante las primeras semanas tras el asalto, parecieron dejar de lado sus diferencias frente a un enemigo común. Pero esto era una ilusión. Los enfrentamientos callejeros se han reavivado, y es difícil ver qué podría propiciar la reconciliación. El resultado más probable ya se está produciendo ante nuestros ojos. Más de medio millón de israelíes, adscritos al «Estado de Israel», han abandonado el país desde octubre, lo que indica que el país está siendo engullido por el Estado de Judea. Se trata de un proyecto político que el mundo árabe, y tal vez incluso el mundo en general, no tolerarán a largo plazo.


2. El segundo indicador es la crisis económica de Israel. La clase política no parece tener ningún plan para equilibrar las finanzas públicas en medio de perpetuos conflictos armados, más allá de depender cada vez más de la ayuda financiera estadounidense. En el último trimestre del año pasado, la economía se desplomó casi un 20%; desde entonces, la recuperación ha sido frágil. Es poco probable que la promesa de Washington de 14.000 millones de dólares revierta esta situación. Por el contrario, la carga económica no hará sino empeorar si Israel sigue adelante con su intención de entrar en guerra con Hezbolá, al tiempo que incrementa la actividad militar en Cisjordania, en un momento en que algunos países –entre ellos Turquía y Colombia– han empezado a aplicar sanciones económicas.


La crisis se agrava aún más por la incompetencia del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que canaliza constantemente dinero hacia los asentamientos judíos de Cisjordania, pero que por lo demás parece incapaz de dirigir su departamento. El conflicto entre el Estado de Israel y el Estado de Judea, junto con los acontecimientos del 7 de octubre, está provocando entretanto que parte de la élite económica y financiera traslade su capital fuera del Estado. Los que se plantean trasladar sus inversiones constituyen un parte significativa del 20% de israelíes que pagan el 80% de los impuestos.


3. El tercer indicador es el creciente aislamiento internacional de Israel, a medida que se convierte gradualmente en un Estado paria. Este proceso comenzó antes del 7 de octubre, pero se ha intensificado desde el inicio del genocidio. Se refleja en las posiciones sin precedentes adoptadas por la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal Penal Internacional. Anteriormente, el movimiento mundial de solidaridad con Palestina fue capaz de galvanizar a la gente para que participara en iniciativas de boicot, pero no consiguió avanzar en la perspectiva de sanciones internacionales. En la mayoría de los países, el apoyo a Israel seguía siendo inquebrantable entre la clase dirigente política y económica.


En este contexto, las recientes decisiones de la CIJ y la CPI –que Israel puede estar cometiendo genocidio, que debe detener su ofensiva en Rafah, que sus dirigentes deben ser detenidos por crímenes de guerra– deben verse como un intento de tener en cuenta las opiniones de la sociedad civil mundial, en lugar de un mero reflejo de la opinión de las élites. Los tribunales no han aliviado los brutales ataques contra la población de Gaza y Cisjordania. Pero han contribuido al creciente coro de críticas al Estado israelí, que cada vez proceden más de arriba y de abajo.


4. El cuarto indicador, interconectado, es el cambio radical que se ha producido entre los jóvenes judíos de todo el mundo. Tras los acontecimientos de los últimos nueve meses, muchos parecen ahora dispuestos a deshacerse de su conexión con Israel y el sionismo y participar activamente en el movimiento de solidaridad con Palestina. Las comunidades judías, especialmente en Estados Unidos, proporcionaron en su día a Israel una inmunidad efectiva frente a las críticas. La pérdida, o al menos la pérdida parcial, de este apoyo tiene importantes implicaciones para la posición mundial del país. El AIPAC puede seguir contando con la ayuda de los sionistas cristianos y con el apoyo de sus miembros, pero no será la misma organización formidable sin un importante electorado judío. El poder del lobby se está erosionando.


5. El quinto indicador es la debilidad del ejército israelí. No cabe duda de que las IDF siguen siendo una fuerza poderosa con armamento de vanguardia a su disposición. Sin embargo, sus limitaciones quedaron al descubierto el 7 de octubre. Muchos israelíes consideran que el ejército tuvo mucha suerte, ya que la situación podría haber sido mucho peor si Hezbolá se hubiera unido en un asalto coordinado. Desde entonces, Israel ha demostrado que depende desesperadamente de una coalición regional, liderada por Estados Unidos, para defenderse de Irán, cuyo ataque de advertencia en abril supuso el despliegue de unos 170 aviones no tripulados, además de misiles balísticos y guiados. Más que nunca, el proyecto sionista depende de la rápida entrega de enormes cantidades de suministros por parte de los estadounidenses, sin los cuales ni siquiera podría luchar contra un pequeño ejército guerrillero en el sur.


La población judía del país percibe ahora de forma generalizada la falta de preparación y la incapacidad de Israel para defenderse. Esto ha provocado una gran presión para que se elimine la exención militar de los judíos ultraortodoxos, en vigor desde 1948, y se empiece a reclutar a miles de ellos. Esto apenas cambiará las cosas en el campo de batalla, pero refleja la magnitud del pesimismo sobre el ejército, que, a su vez, ha profundizado las divisiones políticas dentro de Israel.


6. El último indicador es la renovación de la energía entre la generación más joven de palestinos. Está mucho más unida, orgánicamente conectada y tiene más claras sus perspectivas que la élite política palestina. Dado que la población de Gaza y Cisjordania es una de las más jóvenes del mundo, esta nueva cohorte tendrá una inmensa influencia en el curso de la lucha de liberación. Los debates que están teniendo lugar entre los grupos de jóvenes palestinos muestran que están preocupados por establecer una organización genuinamente democrática –ya sea una OLP renovada o una nueva– que persiga una visión de la emancipación que sea antitética a la campaña de la Autoridad Palestina por el reconocimiento como Estado. Parecen preferir la solución de un Estado al desacreditado modelo de dos Estados.


¿Serán capaces de dar una respuesta eficaz al declive del sionismo? Es una pregunta difícil de responder. El colapso de un proyecto de Estado no siempre va seguido de una alternativa más brillante. En otros lugares de Oriente Próximo –en Siria, Yemen y Libia– hemos visto lo sangrientos y prolongados que pueden ser los resultados. En este caso, se trataría de una descolonización, y el siglo pasado ha demostrado que las realidades poscoloniales no siempre mejoran la condición colonial. Sólo la solidez y entidad de los palestinos puede hacernos avanzar en la dirección correcta. Creo que, tarde o temprano, una fusión explosiva de estos indicadores tendrá como resultado la destrucción del proyecto sionista en Palestina. Cuando esto ocurra, debemos esperar que un robusto movimiento de liberación llene el vacío.


Durante más de 56 años, lo que se denominó «proceso de paz» –un proceso que no llevaba a ninguna parte– fue en realidad una serie de iniciativas estadounidense-israelíes a las que se pedía a los palestinos que reaccionaran. Hoy, «paz» debe sustituirse por descolonización, y los palestinos deben poder articular su visión de la región, y a los israelíes se les debe pedir que reaccionen. Sería la primera vez, al menos en muchas décadas, que el movimiento palestino tomara la iniciativa de exponer sus propuestas para una Palestina poscolonial y no sionista (o como quiera que se llame la nueva entidad). Al hacerlo, probablemente mirará a Europa (quizás a los cantones suizos y al modelo belga) o, más acertadamente, a las antiguas estructuras del Mediterráneo oriental, donde los grupos religiosos secularizados se transformaron gradualmente en grupos etnoculturales que convivían en el mismo territorio.


Tanto si a la gente le agrada la idea como si le aterra, el colapso de Israel se ha convertido en algo previsible. Esta posibilidad debería influir en el debate a largo plazo sobre el futuro de la región. Se impondrá en la agenda a medida que la gente se dé cuenta de que el intento de un siglo, liderado por Gran Bretaña y luego por Estados Unidos, de imponer un Estado judío en un país árabe está llegando lentamente a su fin. Tuvo el éxito suficiente para crear una sociedad de millones de colonos, muchos de ellos ahora de segunda y tercera generación. Pero su presencia sigue dependiendo, como cuando llegaron, de su capacidad para imponer violentamente su voluntad a millones de indígenas, que nunca han renunciado a su lucha por la autodeterminación y la libertad en su tierra natal. En las próximas décadas, los colonos tendrán que abandonar este planteamiento y mostrar su voluntad de vivir como ciudadanos iguales en una Palestina liberada y descolonizada.